¿PUEDE EL PENSAMIENTO CRITICO CONTRIBUIR A LAS POLITICAS PUBLICAS? #CIENCIAENELPARLAMENTO COMO UNA DE LAS SOLUCIONES

Enviado por admindrupal el Mié, 25/09/2019 - 08:21
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¿Puede el pensamiento crítico contribuir a las políticas públicas? #CienciaenelParlamento como una de las soluciones Lorenzo Melchor y Manuel Souto Lo que no ha sido estudiado imparcialmente no está bien estudiado. El escepticismo es el primer paso hacia la verdad. Denis Diderot (1713-1784), filósofo y científico. A ctualmente, las sociedades democráticas afrontan numerosos desafíos, desde las tensiones sociales y políticas fruto de la crisis económica a la desinformación ciudadana producto de la proliferación de las noticias falsas y bulos, conocidos como fake news. Esta desinformación también es fruto de campañas políticas engañosas, la diseminación de las pseudociencias mediante las redes sociales y de cierta desconfianza social hacia los expertos, que son a veces percibidos como una élite alejada de las necesidades de los ciudadanos de a pie. ¿Qué pueden hacer los científicos ante estos retos que afectan directamente a nuestra calidad democrática? En EE.UU., por ejemplo, la campaña 314 Action apoya a aquellos candidatos a senadores y congresistas con formación científica para aumentar la presencia científica en sus cámaras legislativas, y es que, de 215 congresistas encuestados, solo hallaron un físico y un químico; es decir, menos de un 1% de los miembros del Congreso tiene formación científica. Si bien en España la XII Legislatura ha contado con 47 de 350 diputados (13,5 %) con formación en ciencias o ingenierías, la comunidad científica se ha movilizado no para incluir más científicos como diputados, sino para poner el conocimiento científico a disposición de los diputados y convertirse en una fuente de información contrastada, neutra, independiente y estructural para el diseño y debate de las políticas públicas. Esta es la misión de #CienciaenelParlamento, una iniciativa surgida a través de Twitter a finales de 2017. El investigador del Hospital Gregorio Marañón, Andreu Climent, escuchó al astrofísico y divulgador Ángel R. López-Sánchez en el podcast CoffeeBreak el escéptico 28 hablar sobre algunos encuentros anuales entre científicos y políticos celebrados en Australia para tratar temas científico-tecnológicos de interés social. «¿Y por qué no hacemos lo mismo en España?», sugirió Andreu en un tuit que inició una conversación donde científicos de dentro y fuera del país compartieron experiencias e ideas para celebrar una hipotética reunión similar en el Congreso de los Diputados. En menos de un mes, y con la mediación de la presidenta de Cotec, Cristina Garmendia, Andreu se reunió con la presidenta del Congreso Ana Pastor y, poco después, algunos promotores de #CienciaenelParlamento presentaban el proyecto a la Mesa del Congreso, órgano de gobierno de la Cámara Baja y representante de los grupos parlamentarios. Así se formó un grupo de trabajo con los portavoces de I+D+I y los coordinadores de #CienciaenelParlamento para celebrar unas jornadas, #CienciaenelParlamento 2018, dentro del marco del 40º aniversario de la Constitución. Durante esos meses, la iniciativa recibió además el apoyo de más de 3000 personas y 200 instituciones como el propio Congreso, Cotec o la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt). Acercar el conocimiento científico a las políticas públicas es una práctica habitual en muchos países a través de las oficinas parlamentarias de asesoramiento científico y tecnológico. España es una anomalía en el mundo por no contar con semejante instrumento, como sí lo tienen el Parlamento Europeo, el Reino Unido, Francia, Alemania, Dinamarca, Suecia, Grecia, México o Chile, entre otros. De este modo, #CienciaenelParlamento propuso al Congreso simular el funcionamiento de una oficina de asesoramiento Verano 2019 Foto de familia durante las II Jornadas Preparatorias de #CienciaenelParlamento: las bases del poder legislativo y el funcionamiento del Congreso. científico para convencer de primera mano sobre la necesidad y utilidad de este instrumento en la actividad de nuestros diputados. Estas oficinas organizan reuniones regulares entre expertos y políticos, elaboran breves informes sobre el conocimiento científico existente en cualquier tema de interés social y político (como las terapias avanzadas, el impacto de los bulos y noticias falsas en la red, las nuevas tecnologías...), y lo hacen mediante la consulta bibliográfica y entrevistas a numerosos expertos de distintos ámbitos (academia, industria, ONG…). De modo que #CienciaenelParlamento adoptó este método de trabajo contrastado internacionalmente para realizar su labor. Primero se decidieron los temas de debate de las jornadas #CienciaenelParlamento 2018. El grupo de trabajo de políticos y científicos seleccionó doce temas tras una convocatoria pública que recibió más de 150 propuestas. Algunos fueron: los retos de las enfer- medades infecciosas; ciberseguridad, datos abiertos y e-democracia; cambio climático y futuro energético; y conciliación familiar y laboral. Temas de interés social y político donde el conocimiento científico podría aportar datos y ayudar a sentar las bases del debate. Después hubo que formar a unos profesionales que, como en otras oficinas de asesoramiento científico, estuvieran especializados en la búsqueda del conocimiento, en la elaboración de informes, en las entrevistas con expertos y en el trato con los políticos. De entre más de doscientas solicitudes, #CienciaenelParlamento seleccionó y formó a 24 personas para convertirse en la primera promoción de técnicos de asesoramiento científico, un perfil profesional este caracterizado por su formación científica y habilidades en comunicación, compromiso social, gestión de proyectos y liderazgo. Estos técnicos de asesoramiento científico no son expertos en las materias en las que ofrecerán asesoramiento, pero sí que se formarían El pensamiento crítico y el conocimiento científico se pondrán a disposición de los legisladores para un debate público más informado y una mejor democracia presente y futura. Verano 2019 29 el escéptico Foto de las Jornadas #CienciaenelParlamento 2018 en el Congreso de los Diputados. para hacerse expertos en el método de trabajo de las oficinas de asesoramiento y en promover el contacto entre expertos y políticos. De este modo, nuestras jornadas formativas se centraron en el asesoramiento científico, contando con expertos nacionales e internacionales en este campo y en el funcionamiento del Congreso, así como con diputados, funcionarios y otros profesionales que operan en el mismo. Así se llegó al 6 y 7 de noviembre, cuando el Congreso de los Diputados reunió a casi doscientos científicos y más de 75 diputados para debatir sobre los doce temas seleccionados. Ciencia y política se acercaron y reconocieron este necesario espacio de confluencia, donde científicos transfieren su conocimiento con un mayor impacto social y donde los diputados mejoran su actividad parlamentaria usando datos y contactos procedentes de una fuente de información contrastada e independiente. Este consenso se ha materializado a inicios de 2019 con la decisión de la Mesa del Congreso de establecer una oficina de asesoramiento científico y de destinar una partida presupuestaria a tal fin. Ahora llega el momento de asegurar la creación de un organismo dinámico, flexible y útil para la sociedad. La historia de #CienciaenelParlamento es un caso de éxito de divulgación científica a un público selecto, los 350 diputados de nuestro Congreso, y que ha contado y contará con la ciudadanía para su labor. El pensamiento crítico y el conocimiento científico, tan ensalzados por ARP-SAPC y sociedades similares, se pondrán de esta manera a disposición de los legisladores para un debate público más informado y una mejor democracia presente y futura, con la que nuestro país resistirá mejor los retos de la crisis económica y la desinformación ciudadana. el escéptico 30 La experiencia de una escéptica en #CienciaenelParlamento: Azucena Santillán Para una enfermera comprometida con las prácticas basadas en evidencias y la investigación en cuidados, la iniciativa #CienciaenelParlamento era una oportunidad de oro para participar activamente en algo que podía mejorar las decisiones de los políticos y, por extensión, las decisiones sobre políticas sanitarias. Ser seleccionada para intervenir como asesora científica supuso un hito personal y el apoyo mostrado por el resto de la profesión enfermera fue todo un impulso, pero también una gran responsabilidad. Por un lado tenía que jugar bien mi rol, ya que la iniciativa #CienciaenelParlamento es un movimiento coral que precisa del buen hacer de todos nosotros; pero además el entusiasta apoyo de mis compañeros de profesión indicaba que el hecho de que una enfermera fuera percibida como científica, y que pudiera acercar la investigación a las decisiones políticas, suponía todo un éxito para el colectivo. Nunca olvidaré las llamadas de teléfono de ánimo, los whatsapps y mensajes de todo tipo, incluso de compañeras que no conocía. Con bastante emoción, en las primeras jornadas preparatorias recibí el encargo de abordar el tema sobre conciliación familiar y social junto con Aurora Martínez Rey. ¡Todo un reto! El caso es que los nervios iniciales pronto fueron reemplazados por la concentración en el trabajo. Nuestra función como asesores pasa por elaborar un documento que resuma la mejor evidencia disponible sobre una cuestión concreta, enriqueciéndolo con las aportaciones de expertos nacionales en el tema. Es decir, a través de una búsqueda documental, hallábamos los resultados de las investigaciones que trataban de dar respuesta a las múltiples áreas de incertidumbre del tema, y luego mediante entrevistas telefónicas con los expertos completábamos ese informe. En mi caso particular, estoy acostumbrada a las búsquedas documentales y a la elaboración de informes, pero en mi ámbito, las ciencias de la salud. Una de las premisas de la metodología desarrollada en la Oficina Parlamentaria de Ciencia y Tecnología del Parlamento británico (Post) es que los asesores trabajen sobre áreas de conocimiento que no sean las suyas, con el objetivo de disminuir sesgos. En un principio, me pareció una propuesta totalmente desacertada, ya que me llevó mucho tiempo y dedicación hacerme con la metodología de las evidencias publicadas de un área que desconocía, pero tras la experiencia vivida con los expertos fui consciente de que cuando conoces un área, tienes asociados unos sesgos cognitivos inevitables que disminuyen tu imparcialidad. Finalmente, conseguimos reunir la información necesaria para exponer las evidencias en las Jornadas #CienciaenelParlamento 2018 de noviembre, y la experiencia fue fantástica. Nuevamente me vi abrumada por las muestras de apoyo de mis compañeras enfermeras, y Verano 2019 Moisés García Arencibia y Azucena Santillán. la participación en la mesa fue fluida y constructiva. Personalmente, mi participación fue muy satisfactoria tanto por el hecho de haber contribuido a conseguir una Oficina de Asesoramiento Científico para España como por haber contribuido a cimentar una imagen social de la enfermería científica, profesional y con vocación de servicio público. La experiencia de un escéptico en #CienciaenelParlamento: Moisés García Arencibia Como investigador y profesor en Ciencias de la Salud, estoy comprometido con que mis alumnos sepan distinguir ciencia de pseudociencia, y en mi actividad divulgativa en charlas o redes sociales suelo combatir las supercherías, sobre todo aquellas relacionadas con la salud. Por eso me preocupa tanto ver cómo los legisladores, sea a nivel nacional o local, toman decisiones políticas que justifican en supuestos efectos sobre la salud que van en contra de la evidencia científica: declarar zonas libres de transgénicos, eliminar el wifi de los colegios, apoyar charlas de pseudoterapias que pueden poner en peligro la salud de los ciudadanos, etc. No quiero pensar que estas decisiones se tomen porque los legisladores sean tontos, sino porque no están bien informados. Es más, es posible que ignoren que no toda la información es igual de válida, y que la opinión de un «coach cuántico» basada en el «a mí me funciona» no tiene la misma validez que un metaanálisis publicado en una revista con revisión por pares y que, por lo tanto, no se puede poner ambas al mismo nivel. Por eso, cuando me enteré de la iniciativa #CienciaenelParlamento, no dudé en que era una oportunidad para, como dice Mario Boholavsky en su Manifiesto Escéptico1, pasar al escepticismo activo. Los científicos solemos acudir a los políticos para pedir: más financiación, mejores condiciones laborales, etc. En esta ocasión, y pese a la incredulidad inicial de más de uno, iríamos a ofrecer. A ofrecer nuestro conocimiento para mejorar la toma de decisiones políticas. Esta vez, parafraseando a JFK, no nos preguntaríamos qué puede hacer la política por la ciencia, sino qué puede hacer la ciencia por la política. Es cierto que si más políticos se dan cuenta de la importancia que tiene la ciencia para la toma de sus decisiones, igual se dediquen a prestarle algo más de atención, así que poner «de moda» la ciencia entre los políticos no solo ayudaría a estos, sino que indirectamente beneficiaría a la propia ciencia. Durante las jornadas preparatorias, no solo aprendí el funcionamiento de una oficina de asesoramiento científico y el método de preparación y presentación de evidencias a los políticos, sino que pude aprender cómo funciona nuestro sistema legislativo. Gracias a la participación de representantes de distintos partidos en la Comisión de Ciencia del Congreso y de miembros de los Cuerpos de funcionarios de las Cortes Generales (Letrados, Archiveros-Bibliotecarios y Asesores Facultativos) pude ver cómo es el proceso de elaboración de las leyes en nuestro país. En resumen, Ciencia en el Parlamento ha sido una experiencia muy enriquecedora, que me ha permitido aportar mi granito de arena para difundir la importancia de tomar decisiones políticas informadas en la evidencia científica disponible. 1- http://www.escepticos.es/node/3 Preocupa ver cómo los legisladores, sea a nivel nacional o local, toman decisiones políticas que van en contra de la evidencia científica. Verano 2019 31 el escéptico

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