El Escéptico es una revista creada por ARP Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico para el fomento de la razón, la ciencia, el laicismo y el pensamiento crítico. En este apartado podrás consultar o descargar todos los números publicados, con el lógico margen de demora con respecto al último. Si deseas recibir esta revista en casa puedes hacerlo cómodamente rellenando este formulario o a través del correo electrónico suscripciones-elesceptico@escepticos.es. El precio de la suscripción actualizado (o los detalles para hacerse socio/a) lo puedes encontrar en este enlace. Si quieres colaborar con nosotros en la revista escribe a elesceptico@escepticos.es.
El Escéptico
El Escéptico: número 53

Tenemos nueva entrega de El Escéptico, esta vez como anuario dedicado a Mario Bunge en su centenario y aderezado con análisis de asuntos importantes para el escepticismo. Puesto que se trata de un anuario, recoge el “Resumen de Actividades de la Asociación 2018-19”, el mapa-resumen de comunicaciones a las III Jornadas sobre Ciencia y Pseudociencia de Elche con el anuncio de las siguientes, y también los relatos que han ganado la III edición del Concurso de Relatos Breves de Ficción sobre Pensamiento Crítico, Félix Ares de Blas. El centenario lo celebramos con colaboraciones que resaltan aspectos diversos de la generosa obra de Mario Bunge. Sus campos de interés y trabajo muestran la imposibilidad de acotar su curiosidad y motivación por el conocimiento, entendiendo este, no solo como algo abstracto que vale para unos pocos, sino como una herramienta crucial de transformación, y potencial mejora, de la vida y del entorno. Sus análisis, entre otros, en teoría y filosofía de la ciencia, de la tecnología, en fundamentos de física, en psicología, sociología y ética, así como su contribución al despertar en español de la filosofía de la mente, hacen de Mario Bunge una figura de singular valor por su dedicación y esfuerzo por escrutar la realidad. Invitamos por tanto a la lectura de las enriquecedoras contribuciones sobre su obra que encontramos en este número. Además de las aportaciones sobre Mario Bunge, desde la arqueología se presenta una reflexión de calado sobre la oportunidad y las consecuencias que puede tener para la divulgación de la ciencia la inflación de participación de personas formadas en ciencia en programas de corte pseudocientífico. Escrutinio a la hipnosis aproxima al lector un interesante mapa de ideas sobre este campo con el fin de desmontar mitos y tratar de clarificar la evidencia de su potencial terapeútico. Fructífera experiencia de lectura será también la contribución sobre Benito Gerónimo Feijoo, monje benedictino que aportó lucidas reflexiones sobre el fundamento racional del conocimiento y los motivos de la rezagada racionalidad en España. La guinda de las aportaciones de ideas de este número la pone el análisis sobre escepticismo y relativismo y su relación con la ignorancia. Clarificar lo más posible el vínculo entre esos conceptos es crucial para favorecer la divulgación de la postura escéptica, divulgación que trate de ser coherente con la exigencia y el respeto por el principio de realidad que mueve a la actitud escéptica. El broche de oro del ingenio y la creatividad lo pone el Humor de David Revilla, Andrés Diplotti y Martin Favelis. Todo agradecimiento es poco por las pensantes sonrisas que provocan sus inteligentes viñetas. Concluimos con la fe de erratas la reseña de este nuevo Escéptico. Que lo disfruten.
El Escéptico: número 52

La época estival suele invitar a la lectura y El Escéptico puede ser un estupendo compañero: lean el editorial. El Dossier del presente número recoloca el foco sobre las “luces y sombras de la industria de los fármacos”, y lo hace desde varios frentes. El primero realiza una llamada a los Legisladores: ¡a pensar! para favorecer que las patentes cumplan una función social constructiva para los diferentes actores, entre los que se hayan empresas, grupos de investigación y, naturalmente, personas que necesitan fármacos; el segundo llama la atención sobre la utilidad de las patentes para socializar el conocimiento y evitar el secretismo que puede beneficiar a unos pocos al tiempo que otorgan a los autores reconocimiento y protección durante un tiempo; por último, el tercer frente se adentra en el interesante mundo de la psiquiatría, por una parte en su evolución como ciencia, potenciada por el descubrimiento de sustancias y la síntesis de los primeros fármacos con efectos directos sobre la salud mental, y por otra en el intento continuado de desmontar críticas infundadas que pueden provenir, tanto de corrientes ligadas a la antipsiquiatría, como -sobre todo en los últimos tiempos- de otras negacionistas y que abrazan algún grado de conspiración. En esta entrega hallamos en la sección de Artículos contribuciones sustanciosas que no dejarán indiferente al potencial lector. En forma de entrevista a Gabriel Andrade se argumenta sobre por qué escepticismo y ciencia deben caminar juntos, se analiza la iniciativa de #CienciaenelParlamento como un intento de acercar el pensamiento crítico y científico al universo del legislador y de la política con el objetivo de que la toma de decisiones llegue a estar lo más fundamentada posible de acuerdo con el conocimiento disponible, se otorga voz a la importancia de la puesta en marcha del Plan para la protección de la salud frente a las pseudoterapias, y se completa la sección con la entrega de Un escéptico en mi buzón (3.12), Alienígenas de la “caja tonta”, dedicada a las aventuras del viajero en el tiempo Doctor Who. De oca a oca argumenta sobre el posible futuro de las pseudociencias y Red escéptica internacional se ocupa del análisis de algunos pasos del movimiento escéptico venezolano. El humor de la Pulga snob, de A tontos y a locos y de Martin Favelis acompaña con su habitual lúcida mirada a todos los componentes de la revista, entre los que quedan por mencionar los análisis de las lecturas del Sillón escéptico, la sección Hace 25 años que viaja en esta ocasión a la primavera de 1993, y los variados y hasta sorprendentes apuntes de Primer contacto. Que disfruten la lectura, en verano, y después.
El Escéptico: número 51

Vuelve a visitarnos El Escéptico con renovado impulso, el editorial da buena cuenta de él como aperitivo para pensar. Junto a la perspectiva lúcida de las secciones de humor y la mirada retrospectiva de Hace 25 años al número 27 de La Alternativa Racional, señalamos también la reseña de lectura del Sillón escéptico, la mención en Red Escéptica Internacional a la celebración de los cincuenta años de existencia de la Asociación Francesa para la Información Científica, así como las menciones de Primer contacto. Destaca en este número la nueva colocación del foco en la importancia de la educación, en lo crucial que es ejercitar la mente con el objetivo de que desarrolle las capacidades de escrutinio y análisis. El Dossier sobre educación abre sus páginas con una muestra de lo decisivo que puede ser tener profesores que transmitan conocimiento con rigor, proporcionando herramientas conceptuales y prácticas para distinguir este proceso de la imposición de verdades absolutas o dogmas. Se completa este apartado con pilares temáticos como la detección de mitos en la escuela, aprender a argumentar por qué la hipótesis del diseño inteligente no es compatible con la ciencia, la incorporación del llamado currículum oculto trufado con iniciativas alternativas como el mindfulness, y también cómo las matemáticas aportan luz sobre la ausencia de fundamento del movimiento antivacunas. En la sección De oca a oca viajamos en el tiempo para recordar la dificultad de hallar y desarrollar pensamiento crítico en España durante la época franquista y, al hilo de ello, reflexionar sobre algunas variables que pueden fomentar el desarrollo de la facultad crítica. En este número hallamos también una entrevista a Edzard Ernst, médico investigador de las limitaciones de la medicina alternativa que enfatiza la importancia de que la información fundamentada llegue con claridad al ciudadano de a pie, más allá de los circuitos de expresión académica del conocimiento. Y para completar este pequeño repaso temático tenemos un escéptico en mi buzón, centrado en esta entrega en la figura de Arthur Charles Clarke y en la formulación de las leyes que llevan su nombre vinculadas a la investigación de los límites de lo posible. Un lujo de lectura, no se la pierdan.
El Escéptico: número 50

El escepticismo se ha ido abriendo camino en nuestro país siguiendo un proceso poblado de dificultades, pero también de estímulos e interesantes aportaciones. La actitud escéptica, analítica y reflexiva, no busca legitimación a través de la complacencia respecto a la evolución del conocimiento y su aplicación. Más bien, persigue de forma comprometida contribuir a elaborar una mirada respetuosa hacia esa evolución, trabajando por acercar a las personas lo que se conoce con el objetivo de que puedan ampliar su visión, razonar sobre diversos ámbitos y tomar decisiones con criterio lo más fundamentado posible. Pero no se trata de un objetivo sencillo de conseguir. La interacción social está movida por múltiples factores, entre los que destacan la proliferación de suposiciciones infundadas que con frecuencia se hibridan con intereses espurios de variada índole: económicos, políticos, religiosos, entre otros. El resultado suele ser un cóctel de ideas y presuposiciones que no es inusual que se ofrezca como “respuesta-explicación” y/o “solución” a las preguntas y problemas que las personas pueden hacerse y tener que afrontar. Y no es extraño que no haya rigor ni respeto por el saber en la elaboración de ese cóctel, de ahí que el escepticismo trabaje por extender el pensamiento crítico, en qué consiste y por qué sirve para facilitar la extensión del respeto al conocimiento, achicando así el campo de acción a las distintas formas de demagogia y manipulación. Así que sí, esta labor no es cómoda de realizar, supone a menudo salir de zonas de confort e ir contracorriente, sin renunciar a mirar de frente y explicar la realidad de lo que acontece con independencia de los presupuestos de los que pueda partir cada cual. Como se señala en el Editorial de este número 50, El Escéptico y las publicaciones que lo precedieron, Arifo y La Alternativa Racional, llevan ya unas décadas de trabajo continuado en la dirección mencionada. Por ello este número constituye también un reconocimiento a las personas que con su esfuerzo durante este tiempo han favorecido llegar hasta aquí. Invitamos a la lectura de este Anuario cargado de interesantísimos artículos, como el que ha escrito Emilio Jorge Nanclares sobre tetrafármacos, o el de Carlos Casabona sobre el método BLW de alimentación infantil. Tenemos una entrevista a Susan Gerbic, que pasó por Madrid, y Norbert Aust nos habla del reto de los 50000 euros a quien identifique un compuesto homeopático. Juan Herrera Reyné nos habla de magia, y Luis R. González sobre sellos, con un especial Star Trek. También Fernando Soto Roland nos cuenta leyendas como el chupacabras o el mapinguarí. La investigación también tiene un hueco en la revista, como son las Jornadas de Ciencia y Pseudociencia que se han celebrado recientemente en Elche, y las conclusiones del proyecto de la última Beca de Investigación <>. Y por supuesto, las contribuciones de Martin Favelis, David Revilla y Andrés Diplotti, nuestras apreciadas píldoras de humor que acompañan con una sonrisa a la razón.
El Escéptico: número 49

El número 49 de El Escéptico centra particular atención en torno a cómo la extensión de los potenciales abusos de la industria farmaceútica favorece la crítica y la desconfianza en la medicina como ciencia, es decir, la medicina que utiliza procedimientos racionales para la elaboración y contrastación de hipótesis que puedan ganar terreno a la enfermedad y, con ello, mejorar la salud. Tras las aportaciones de Primer Contacto y las secciones habituales en las que se hace mención a unos extraños antisistema y al trabajo por hacer del escepticismo en Chile, viajamos al otoño de 1992 con el nº 26 de La Alternativa Racional y visitamos el sillón escéptico con la presentación del libro: Contra la simpleza: ciencia y pseudociencia. El dossier presentado en este número es una primera entrega relacionada con las luces y sombras de la industria farmaceútica. Incluye un artículo sobre el surgimiento de la Medicina Basada en la Evidencia, el cual analiza algunas de las variables que inciden en la fiabilidad de los ensayos clínicos, así como en los criterios para fundamentar la propia noción de evidencia. Contiene también una contribución que explora lo que es un medicamento, su capacidad para curar y cuál es el proceso para su desarrollo y aprobación. Línea ésta en la que abunda la clarificadora aportación sobre la distinción entre medicamentos útiles, para evitar y falsos en el marco de desarrollo de la farmacología moderna. Completa esta parte del dossier un artículo que argumenta sobre el mito que vincula el crecimiento de la mortalidad con la ingesta de medicamentos, precisamente en el momento de la historia en el que el aumento de la esperanza de vida ha acontecido en parte debido a la utilización de aquellos. Y aquí es inspirador el artículo sobre la necesidad de que el escepticismo sea más propositivo que reactivo, frente a la extensión de la fantasía desaforada que no tiene que dar cuenta de ninguna de las realidades que inventa, las cuales ilusionan pseudocientíficamente a la mente en el vacío. Por último cerramos este número con las ingeniosas aportaciones de las secciones de humor y de un escéptico en mi buzón, en compañía esta vez de Isaac Asimov. Todo ello para disfrutar. Pensando.