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ARP
La Alternativa Racional

Número 38

 

LA ALTERNATIVA RACIONAL

N0 38 - 1/1996

SUMARIO
-Editorial 3
-Me pareció ver un lindo monstruito 5
José María Roc

-Microbiología homeopáticas 15
Víctor .J. Sanz Larrínaga

-La enseñanza y los escépticos 21
Rafael Díaz Novillo

-Adiós a un viejo cazador solitario 24

-Concurso fotográfico 28

-Un ovni sobrevoló Pamplona 29
(II Congreso nacional sobre pseudociencias)

-Hace 25 años 33
Eduardo Giménez González

-Guillermo de Occam 35
Jesús Puertas

-Desde el sillón escéptico 37

-Un cierto gesto de racionalidad 44
Ivan Ilyich

-Unas faltas de ortografía 45
Felix Ares

-Historias eXotéricas 47

Copyright © 1996 La alternativa Racional

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Editorial

Ya estamos otra vez en la calle, algo más tarde de lo previsto, pero con unos cuantos cambios que esperamos compensen el retraso. Hay veces, especialmente en una publicación independiente como ésta —independiente en el sentido económico, me refiero—, en los que las cosas se complican un poco. Hay artículos que resulta casi imprescindible publicar pero de los que no siempre se puede disponer con rapidez. Por eso hemos preferido retrasar la edición de este número y poder así ofrecerlo completo.
Desde que salió a la luz el último número de LAR, dedicado al célebre marcia­nito de Roswell, son varios los acontecimientos ocurridos en ARP. De algunos damos noticia aquí. De otros iremos informando en sucesivos números.
Uno de los más reseñables ha sido, sin duda, el II Congreso Nacional sobre Pseudociencias celebrado en Pamplona el pasado mes de noviembre. Al igual que su primera edición, fue una gran experiencia. Un encuentro de medio centenar de personas que sintonizan en mucho más que en su defensa de la ciencia y en su crí­tica a las pseudociencias.
Allí se habló de los medios de comunicación y de su forma de tratar las noticias referentes a temas científicos y a sucesos “extraños “. Se habló de pseudomedicinas, del problema que suponen para la sociedad, más allá de sus posibles éxitos clínicos. Se habló de ecología, de grupos ecologistas, de su conexión con el mundo cientí­fico... De allí salieron conclusiones e iniciativas muy interesantes, que iremos comentando desde estas páginas.
Uno de los factores comunes de los distintos debates fue cómo el auge de las pseudociencias supone, ante todo, un serio freno al avance de la ciencia y la téc­nica. Seguimos viviendo en una civilización altamente tecnificada —de una manera casi inadvertida—, pero nos seguimos manteniendo inmersos en una sociedad de carácter mágico. El principio causa-efecto no tiene importancia, y si la tiene, no importa conocer la causa. Se inventa, y asunto resuelto.
La inmensa mayoría de las afirmaciones pseudocientíficas conducen a una misma conclusión: el método científico no tiene validez como medio para adquirir conocimiento, ya que tales afirmaciones niegan los más básicos principios en que se basa la ciencia moderna. Quienes viven en —o de— las paraciencias —por emplear el nombre que ellos mismos les dan— olvidan a menudo que usan el teléfono, y no la telepatía; o que le echan gasolina al coche, y no lo mueven por psicocinesis ni visi­tan a sus amistades haciendo viajes astrales.
Inmediatamente saldrá alguno arguyendo que pretendo endiosar a la ciencia.
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Ahora resulta que somos una secta que adoramos a la diosa razón, como en los tiempos del iluminismo. Dentro de poco nos reuniremos en catacumbas y haremos sacrificios humanos.
¿ Tan difícil resulta hacer entender a la gente que la ciencia es, queramos o no, un elemento más dentro de la cultura? A juzgar por las últimas investigaciones, es, seguramente, junto con el arte, una de las pocas cosas que nos distinguen del resto de los animales. Tenemos capacidad para conocer nuestro entorno y el mundo en que vivimos. Y tenemos, al menos algunos, una insaciable curiosidad por conocerlo. El avance de la ciencia es algo absolutamente inevitable, y forma parte de nuestra esencia como seres humanos. Y no olvidemos que la investigación, por sí misma, es totalmente aséptica. Hacer que un determinado fenómeno sea positivo o negativo no forma parte del conocimiento de dicho fenómeno, y no está en manos de su descu­bridor Es absurdo acusar a la ciencia de haber inventado la bomba atómica. La fuerza nuclear está ahí desde el principio de los tiempos. La ciencia la encontró y aprendió a controlarla. El resto fue decisión de otros. Como dice García Velarde, no se puede acusar al inventor del cuchillo de todas las muertes por degollamiento. Me gustaría aconsejar al lector el maravilloso ensayo de Isaac Asimov “El dedo de Dios” (incluído entre otras recopilaciones en “el sol brilla luminoso “, Biblioteca Científica Salvat, Barcelona, 1994). Es francamente ilustrativo.
Pudiera parecer que estoy a la defensiva, intentando justificar a la ciencia de algo de lo que no necesita justificarse de existir La próxima vez intentare ser más positivo. ¡Ah!, por si alguien aún lo duda, me fascinan la música y la literatura, con todo lo “irracionales” que sean.
No quisiera terminar sin hacer desde aquí una mención, más comentada en el interior a Mario Bohoslavsky, coordinador de ARP en Cataluña, periodista cientí­fico, maestro, y, por encima de todo, amigo. A primeros de diciembre nos dejó a todos un poco más huérfanos. Allá donde esté sabe que le recordamos, y que segui­remos trabajando por ese ideal al que dedicó toda su vida. Hacer que la gente dis­frute un poco más con la naturaleza -que eso es la ciencia-, y conseguir que su conocimiento nos ayude a construir poco a poco un mundo más justo y habitable.
Hasta siempre, Mario.

ASAMBLEA GENERAL de SOCIOS
La asamblea general ordinaria de socios de ARP, correspondiente al presente año 1996 tendrá lugar en el hotel Bel-Air de Castelldefels (Barcelona) el día 20 de abril, sábado, a las 18,00. El hotel se encuentra en el Paseo Marítimo, 169. A dicha asamblea pue­den acudir tanto los socios de pleno derecho, como los suscriptores de LAR, con dere­cho a voz en la misma. Para más información, ponerse en contacto con la secretaría de ARP, en el apartado 1516 de Zaragoza, o a través del teléfono 908 93 26 81.
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ME PARECIÓ VER UN LINDO MONSTRUITO
(Sobre el tímido inquilino del lago Ness)
JOSÉ MARÍA ROC GARGALLO
La geografía de nuestro pequeño y humilde planeta está plagada de las más diversas especies de monstruos: brokers, polí­ticos, artistas de cine, estrellas del pop... La mayor parte de ellos tienen algún pequeño o gran hueco reservado en publicaciones más o menos serias, y a la mayor parte de ellos les encanta aparecer en ellas. Pero existe una variedad de monstruo que, en contra de lo habitual, se muestra terriblemente tímido, y me atrevería a apostar lo que no cobraré por este artículo a que no lee los periódicos mien­tras desayuna para ver cómo le ha puesto el redactor o columnista de turno. Tan extraño espécimen se ha dado en denominar por algu­nos de sus más fervientes admiradores como “Nessiteras Rhombopteryx”. Yo, a pesar de no tener el placer de conocerlo en persona (o en lo que sea), prefiero el nombre más fami­liar y cariñoso de NESSIE.
Nessie nació a la vida pública en mayo de 1933, gracias a una noticia aparecida en un pequeño periódico escocés, el “Inverness Courier”. En ella, un anónimo corresponsal -identificado más tarde como ALEX CAMPBELL, alguacil del lago Ness- relataba cómo el matrimonio MACKAY vio desde su coche algo en la superficie del lago que sólo podía ser causado por un monstruo de gran tamaño. A partir de entonces las apariciones en público del monstruo fueron frecuentes. El propio Alex Campbel afirmó, bastantes años después, haberlo visto en diecisiete ocasiones, en las que Nessie se permitía incluso cambiar de aspecto.
1933 y 1934 fueron años especialmente fructíferos. A finales de este último, nuestro monstruo se tomó un pequeño descanso hasta 1951, año en que parece que se dejó fotogra­fiar (al menos en parte) por LACHLAN STUART. Aunque existían imágenes anteriores. La pri­mera fotografía conocida, que pretende ser del monstruo, fue tomada en 1933 por HUGH GRAY. Y una de las más famosas fue obtenida por un ginecólogo londinense en 1934. En ella se pueden ver un cuello y una cabeza sobre la superficie del agua. Pero esto no fueron más que modestos devaneos. En 1960 Nessie fue el supuesto protagonista de un cortometraje (unos 100 m de película de 16 mm en blanco y negro) filmado por TIM DINSDALE.
Fue por estas fechas —1962 para ser exac­tos— cuando los fans de Nessie se organizaron y formaron su propio club, el Loch Ness Phenomena Investigation Bureau (L.N.I.). A partir de ese momento, la mayor parte de los esfuerzos por localizar al monstruo partie­ron de o fueron canalizados por el L.N.I. Como, por ejemplo, la intensiva vigilancia a que fue sometido el lago entre los años 1962 y 1971. Varias cámaras fotográficas con tele­objetivos, así como cámaras de cine, fueron dispuestas en las orillas para mantener una constante observación del domicilio de Nessie y poder captar cualquier escarceo suyo por la superficie o en tierra firme. Nuestro monstruo volvió a dar muestras de su famosa timidez y no concedió a sus admiradores el placer de ninguna aparición en todo este tiempo. Se comenzó a barajar la posibilidad de algún ori­gen sobrenatural de lo que hasta ahora había sido una evolución extraña o un dinosaurio despistado que no se enteró de la extinción (más adelante comentaremos los diversos aspectos con que se le describe y las diversas hipótesis acerca de su origen). Tim Dinsdale y F.W. HOLIDAY, entre otros, atribuyen en ese momento la falta de resultados a “algo” oculto y demoníaco (1). Incluso el reverendo D. OMAND exorcizó el lago Ness en 1973, repi­tiendo posteriormente la ceremonia para la
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televisión. No sé si por mala suerte o por falta de habilidad, pero el exorcismo tampoco fun­cionó. Parece ser que a Nessie no le impre­sionó demasiado el ritual y se negó a desapa­recer o a mudarse. Al menos hay testigos que afirman haberlo visto en fechas posteriores.
Pero siguió sin dejarse fotografiar para los chicos de la prensa. Ante semejante desplante, sus admiradores optaron por tácticas más agresivas: cámaras submarinas y equipos de sonar, helicópteros, barcos, y hasta algún pequeño sumergible fueron utilizados en la busca y captura del monstruo. De nuevo fuga­ces apariciones. Dos fotografías subacuáticas tomadas por ROBERT RINES. De la primera, hecha en 1972, su autor afirma que corres­ponde a las aletas de Nessie. La segunda es de 1975, y en ella parece que se pueden ver su cara y cuernos (del monstruo, claro está). A estas fotos hay que añadir algunos ecos de sonar, registrados tanto desde tierra como desde embarcaciones. Algunos espectaculares proyectos merecen ser destacados haciendo referencia a este último punto.
En 1987, ADRIAN SHINE dirigió la opera­ción Deepscan (Búsqueda profunda), en la que 24 embarcaciones equipadas con sonar barrieron el fondo del lago Ness de un extremo a otro (traducido a cifras supone aproximadamente un millón de libras de pre­supuesto) (2). De nuevo sin pruebas conclu­yentes. TONY HARMSWORTH, director del Museo del Monstruo del Lago Ness (Loch Ness Monster Exhibition, en Drumnadrochit), encontró una explicación contundente: el fracaso de la búsqueda no sig­nifica nada, “lo que significa es que está dur­miendo”(3). Eso sí, en esta expedición se localizó en el fondo del lago un tronco de árbol terriblemente parecido a la “cabeza con cuernos” fotografiada por Rines en 1975. Probablemente alguna talla de madera de cul­turas primitivas que adoraban al monstruo como terrible divinidad. (Esta hipótesis es mía, por si acaso). Y en 1992 más expedicio­nes, aunque más aburridas. Esta vez se trataba del proyecto Urquhart (la zona más pro­funda del lago es la bahía Urquhart, y en la orilla se elevan las ruinas del castillo del mismo nombre), dirigido por ANTHONY PRESTON. El buque científico “Simrad” rea­lizó un estudio del Mnematod, un gusano microscópico extraordinariamente abundante en las aguas del lago. La expedición sirvió además para obtener un mapa del relieve del fondo. Se comprobó así que la máxima pro­fundidad es 240 m, no los 228 m que midió en 1903 sir JOHN MURRAY con un plomo y una cuerda de piano desde un bote de remos —y que hasta ahora se habían dado por buenos— en la única expedición científica llevada a cabo en el lago antes del proyecto Urquhart.

¿De dónde sale todo esto?
Estamos más que acostumbrados a que nos vendan el lago Ness y sus alrededores como un recóndito paraje alejado del mundanal ruido, y apenas visitado salvo por los estudio­sos del fenómeno “Nessie”. Nada más lejos de la realidad. Desde el siglo pasado, la alta sociedad británica (hablamos, por ejemplo, de la reina VICTORIA, el príncipe ALBERTO, JAMES WATT —el inventor de la máquina de vapor—, DANIEL DEFOE —el novelista—, etc.) utilizaba este lugar para sus vacaciones veraniegas. Así mismo, se viene repitiendo el argumento de que la carretera que discurre alrededor del lago fue construida en 1933, año en que comienzan las primeras noticias de Nessie (al menos las primeras publicadas). Hasta enton­ces los viajeros no podían ver la superficie del lago a no ser que se acercaran a él ex profeso, pues no había carretera. Por eso el aluvión de testimonios comienza en 1933. De nuevo un argumento falaz. Es cierto que en ese año se llevaron a cabo obras en la carretera. Pero esa carretera, al menos el tramo que bordea la ori­lla norte, existía desde finales del siglo XVIII (ha leído bien, pone dieciocho) y, por supuesto, se utilizaba.
Otro de los tópicos obligados al hablar del monstruo del lago Ness son las supuestas referencias que a él se hacen en el folklore y la tradición local. Así, se hace imposible evi­-
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tar la narración del milagro de SAN COLUMBA, que constituye el primer registro escrito de una aparición del monstruo. Esta narración aparece en el libro “Vita Sancti Columbae”, escrito allá por el 565 D.C. por un monje lla­mado ADAMNAN. En ella se relata cómo San Columba, el misionero irlandés que cristia­nizó Escocia, hizo huir con su potente voz a un monstruo que surgió de entre las aguas dis­puesto a devorar a las gentes que por allí andaban. Aquí es donde la mayor parte de los que usan esta referencia para apoyar la exis­tencia del monstruo cometen otro error mas. Adamnan no sitúa la acción en el lago Ness, sino en el río Ness, una corriente de agua más bien estrecha donde a un monstruo del tamaño de un plesiosaurio le resultaría bastante incó­modo desplazarse (y por supuesto vivir). Además, esta narración hay que entenderla en su contexto histórico. Estamos hablando del relato que hace un monje del siglo VI sobre la vida de un santo. No podemos esperar, por lo tanto, que sea crítico ni objetivo. Es más, el propósito del autor sería afianzar la fe reli­giosa del posible lector y ensalzar la vida del santo adornando los supuestos milagros que, por supuesto, no se ponen en duda en ningún momento. En resumidas cuentas, esta historia
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constituye un punto de partida muy poco fia­ble para algo que pretenda ser una investiga­ción medianamente seria.
Y, lamentablemente, la supuesta relación del monstruo con la tradición y el folklore se acaba aquí. Algunos autores, como Tim Dinsdale (4), F. W. Holiday (5), ROY MACKAL (6), entre otros, citan unas cuantas referencias más. Lástima que, o bien olviden mencionar las fuentes de que provienen estas referencias, o bien estas fuentes sean falsas o incorrectas.
De momento nos hemos quedado sin para­jes aislados y apenas visitados donde sea esperable la proliferación de monstruos y otros entes extraños, y nos hemos quedado también sin tradiciones milenarias y antiguas supersticiones que nos hablen de los anteceso­res de Nessie (o del propio Nessie que tiene muchos años pero se conserva muy bien). ¿Qué tenemos entonces? Además de un mon­tón de libros y artículos y un fuerte reclamo para el turismo, contamos con numerosos tes­tigos oculares, unas cuantas fotografías no muy buenas, un pequeño fragmento de pelí­cula y algún eco extraño registrado por los aparatos de sonar. Prosigamos el análisis.
La mayor parte de las supuestas fotografías del monstruo que existen se limitan a difusas manchas sobre una superficie líquida, que en muchos casos ni siquiera se puede identificar con la del lago. Proliferan las “jorobas”, “cue­llos”, y “estelas”, y muchas veces sin elemen­tos de referencia que permitan hacerse idea de su tamaño e incluso de su localización (el lago Ness o un estanque de un parque, por ejemplo). Por otra parte, lo que se supone que son partes de la anatomía del monstruo, con un poco de imaginación pueden ser cualquier cosa, dada la falta de nitidez y la ausencia de detalles que encontramos en las fotografías. No vamos a estudiar una por una todas las fotografías que pretenden ser de Nessie que han sido publica­das. Nos limitaremos únicamente a alguna de las más famosas. De todas formas, se puede encontrar un estudio sistemático y riguroso de todas las supuestas pruebas de la existencia del monstruo en el libro de RONALD BINNS “The Loch Ness Mystery Solved”.
Un caso curioso lo constituye la llamada “fotografía del cirujano”. Esta foto, tomada por un ginecólogo londinense, el Dr. ROBERT WILSON, el 1 de abril de 1934, es una de las más conocidas. En ella se pueden apreciar el cuello y la cabeza del monstruo sobre la superficie del lago. Para empezar, hay que comentar dos detalles. El primero es que el 1 de abril en Gran Bretaña es el “All Fools Day”, el equivalente al Día de los Inocentes en España. El segundo se refiere a quiénes participaron en la elaboración de la foto. Además de Wilson, colaboraron en la filma­ción MARMADUKE WETHERELL, su hijo JAN, su hijastro CHRISTIAN SPURLING, y MAURICE CHAMBERS. Wetherell comenzó a ser conocido por el público británico en 1933 cuando afirmó haber encontrado huellas del monstruo en una de las playas del lago. Un examen pos­terior de las huellas llevado a cabo por perso­nal del Museo de Historia Natural de Londres reveló que habían sido hechas con la pata de un hipopótamo disecado. Hasta aquí se puede albergar una sospecha razonable sobre la autenticidad de la fotografía, alimentada tam­bién por el hecho de que en la imagen no hay ninguna referencia para estimar el tamaño del monstruo, y tampoco aparecen señales de movimiento en el agua. Pero esa sospecha desapareció en marzo de 1994, cuando el dominical londinense “The Sunday Telegraph” (7), publicó unas declaraciones hechas por Christian Spurling poco antes de morir en las que afirmaba haber construido el monstruo” a partir de la idea de una serpiente de mar sobre una base de madera, que fue fotografiada flotando en la superficie del lago y vendida por Wetherell al “Daily Mail” como una exclusiva mundial.
Ya hemos comentado algo sobre las foto­grafías submarinas de Robert Rines en las que se puede imaginar la cabeza con cuernos del monstruo (o un tronco de árbol como el que encontraron en la operación “Deepscan”) y una de sus aletas bastante desenfocada (¿o la de alguno de los submarinistas que participa­ban en la búsqueda?). Por ser la primera, merece una mención la tomada por Hugh Gray en noviembre de 1933, en la que a duras penas se adivinan unas manchas oscuras y algunas perturbaciones sobre la superficie del agua. En mejores condiciones está la imagen obtenida por Lachlan Stuart en 1951. En ella se ve “un monstruo con tres jorobas”, y al fondo la orilla del lago. Curiosamente sólo se aprecian las tres jorobas, no aparece ninguna otra parte del monstruo (cabeza, cola, aletas,
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etc.), y además esas tres jorobas tienen un aspecto terriblemente parecido al de una roca que sobresale del agua a una cierta distancia de la costa.
En julio de 1955 PETER MACNAB consi­guió una fotografía de Nessie de mayor cali­dad artística que las anteriores. En ella un bonito paisaje con la orilla del lago al fondo y la torre del castillo de Urquhart a la derecha, sirve de marco a dos extrañas formas que parecen moverse en e] agua. Comparando su tamaño con el del castillo, este “monstruo” debe medir unos 20 ó 25 metros (algo así como un edificio de ocho plantas). Realmente impresionante. Y lo más impresionante es que nadie más viera ese día a semejante bicho. Roy Mackal (8) apunta otra curiosidad, y es que existen dos versiones de esta fotografía. La versión conocida es una fotografía de la imagen original. De esta manera, las formas que se detectan sobre la superficie aparecen más densas y oscurecidas y ya no se parecen tanto a la interferencia de las ondas produci­das en la superficie por dos embarcaciones que naveguen próximas una de la otra.
Por supuesto hay más fotografías. En algu­nas el monstruo tiene el aspecto de objetos inanimados, como troncos, barriles (que fue­ron arrojados al lago durante las obras que se llevaron a cabo en la carretera en 1933) o rocas. En otras se parece extraordinariamente a alguno de los animales que pueblan la zona: nutrias, ciervos, diversas especies de peces, etc., todos ellos interesantes pero ninguno monstruoso. Muchas de las descripciones de testigos se podrían incluir también en estos dos apartados. Y nos quedaría un tercero que habría que dedicar a apariciones de Nessie en forma de efectos ópticos. Nos ocuparemos de eso más adelante. Ya que estamos hablando del cambiante aspecto de nuestro monstruo, convendrá hacer un repaso de las distintas for­mas y tamaños que se le han atribuido.
Nessie ha sufrido diversas operaciones de cirugía estética desde 1933. Según a quién hagamos caso puede tener al menos ocho apa­riencias diferentes. El comandante RUPERT GOULD, devoto de las serpientes marinas y convencido de su relación con los plesiosau­nos (9), defendía la teoría de que el monstruo era una especie de tritón gigante que llegó al lago, a principios de la década de los 30, a tra­vés del río Ness y quedó allí atrapado. Es decir, era una especie no autóctona y ermitaño a la fuerza, existía sólo un ejemplar. De la misma época, al poco de producirse los pri­meros contactos visuales, data la hipótesis que clasifica a Nessie como un plesiosaurio que ha sobrevivido a la extinción. Lo que ya no está tan claro es si ha sobrevivido porque posee el secreto de la eterna juventud, o bien el lago Ness ha sido escenario de la vida de generaciones de pulcros y hacendosos plesio­saurios que se han encargado de limpiar y hacer desaparecer cualquier rastro de su pre­sencia, incluidos los restos mortales de sus ancestros. Y no hemos hecho más que empe­zar.
En 1961 Tim Dinsdale (al que ya hemos presentado como productor, director y reali­zador de la única película protagonizada por el monstruo), hace su propia descripción de un animal similar al plesiosaurio pero con dos jorobas y la cabeza y las aletas algo más pequeñas. Y de los plesiosaurios, los tritones, y algo que no se sabe muy bien qué es nos vamos a un “usano” (gusano, sin “g”). En 1968 Holiday afirma que se trata de un gusano marino gigante. El vocablo inglés que corres­ponde a gusano es “worm”, pero Holiday pre­fiere hablar de “the great orm” (10). El aspecto de este gusano hiperdesarrollado tiene bastante poco que ver con las tres jorobas (parecidas a rocas) fotografiadas por L. Stuart y con el monstruo descrito y filmado por Dinsdale. Tampoco tiene mucho en común con la foca de cuello largo propuesta por PETER COSTELLO en 1974 (11) resucitando las teorías de OUDEMANS (12).
En 1976 Roy Mackal añade dos disfraces más a la colección de Nessie, que pasa así a ser un serio competidor de MORTADELO. Propone la posibilidad de que se trate de una anguila gigante o de un anfibio gigante con una voluminosa joroba y cabeza pequeña. Y por fin, en 1980 Scorr y Rines nos ofrecen su “Nessiteras Rhombopteryx”, una especie de plesiosaurio con la cabeza y las aletas más pequeñas, la joroba más angulosa (se podría hablar incluso de tres jorobas), y que muestra en su cabeza dos pequeños cuernos similares a los de una especie de ciervo que habita en los alrededores del lago.
Así mismo, la familia del monstruo varía en número de miembros con sorprendente
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facilidad. Desde el Nessie de Gould, solitario y ermitaño por una mala jugada del destino, hasta las dos docenas de Nessies que han pro­puesto algunos zoólogos si hubiera seguido un proceso lógico de reproducción una vez asentado en el lago. Imagino que debe ser un espectáculo impresionante ver a veinticuatro monstruitos, independientemente de qué aspecto tengan, paseando y jugando en la superficie del lago.
Hablando de espectáculos, hay que dedicar al menos un pequeño apartado a la película de Dinsdale. Como ya hemos comentado, se trata de un breve cortometraje en blanco y negro. En él se ve un globo oscuro de difícil identifi­cación que se mueve sobre el lago aproxima­damente a un kilómetro y medio de la orilla. Las imágenes de las orillas no ofrecen duda de que se trata del lago Ness, y parece ser que también es cierto que hay algo moviéndose. Al menos así lo afirma Ronald Binns (13), que descarta la posibilidad de un fraude como explicación.
Las imágenes fueron filmadas en 1960, y fue tal el impacto que causaron, que seis años más tarde expertos de la RAF (concretamente el JARIC, Joint Air Reconnaissance Intelligence Centre) las analizaron. Una de las conclusiones del JARIC fue que, efectiva­mente, sobre la superficie del lago había un objeto en movimiento. Esto fue acogido con gran alborozo por todos los devotos de Nessie que lo consideraron como prueba irrefutable de su existencia. Sin embargo, el informe era más extenso, y contradecía en numerosos pun­tos las declaraciones del propio Dinsdale sobre su descubrimiento.
Dinsdale filmó la película en un intensivo fin de semana en el que apenas tuvo tiempo para descansar. De hecho existen dos filma­ciones, una hecha el primer día y otra el último, cuando ya tenía que regresar a su casa. La “auténtica” es la última, ya que —según su autor— la primera corresponde al remolino que formaban las olas alrededor de un banco oculto de rocas, la confusión —también según el autor— se debió a la situación de observa­ción y a la excitación del momento. Hay que decir que la posición desde la que filmó la segunda película era muy similar, y que el estado de nerviosismo, impaciencia y cansan­cio debía ser igual o mayor que el del primer día. Por otra parte, en la película resulta impo­sible distinguir la forma del objeto que se mueve (¿quizás otro remolino?). Dinsdale afirma que el vio perfectamente el dorso del animal emergiendo del agua gracias a “unos potentes binoculares alemanes usados en espionaje”. Volviendo al informe del JARIC, la potencia de los binoculares no es tanta. Independientemente de su posible uso por parte de los espías alemanes, el aumento de estos prismáticos era de X7, y con ese aumento y a la distancia a la que estaba obser­vando es imposible distinguir el objeto con el tamaño relativo que describe Dinsdale y, por supuesto, apreciar detalles de la anatomía del supuesto animal. Por otra parte, y esto no es más que un detalle, según Dinsdale la imagen del “monstruo” que él vio quedaba enmarcada por la típica sombra. en forma de ocho que aparece en las películas malas cuando alguno de los personajes mira a través de unos pris­máticos. Cualquier lector que haya usado correctamente unos, sabrá que si están bien enfocados, la viñeta que se observa es perfec­tamente circular.
Más datos sobre el informe del JARIC. Dinsdale describió el monstruo como de color marrón rojizo (color en el que no coincide con ningún otro testigo), añadiendo que se sumer­gía y volvía a emerger. El color no se puede apreciar en la película, ya que es en blanco y negro, pero el marrón rojizo no resultaría extraño en una embarcación. Por otra parte,
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en el informe se afirma que, bajo ciertas con­diciones de luz y desde determinados puntos de observación, las refracciones y reflexiones que sufren los rayos de luz hacen que un objeto en la superficie no sea visible, sin tener para ello que sumergirse. En resumidas cuen­tas, el informe deja claro que, si bien se detecta un objeto en movimiento, podría tra­tarse perfectamente por su comportamiento y su velocidad de una embarcación, aunque a partir de la película resulta imposible afir­marlo con certeza. Es decir, ninguna prueba concluyente y únicamente el testimonio de Dinsdale con numerosas incorrecciones y lagunas en la descripción de su observación.
Para terminar ya de hablar de la película, me gustaría comentar un pequeño detalle. En ella se aprecia como, por la carretera de la ori­lla opuesta pasa un camión mientras el “mons­truo” avanza por el lago. Dada su situación, el objeto flotante no identificado está más cerca del camión que de Dinsdale, y no parece inmutarse por el ruido del vehículo que, a buen seguro, tiene que oír, comportamiento extraño si lo comparamos con el descrito por testigos anteriores. Además, ninguna otra per­sona (incluyo en esto también a cualquiera que fuese conduciendo un camión por la orilla del lago) vio al monstruo aquel día.
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La luz, en según que condiciones, se mues­tra terriblemente juguetona como hemos visto. En el lago Ness, además, suelen coinci­dir los factores para que se produzca otro curioso fenómeno: los espejismos. En un día soleado, con la superficie del lago en calma, tiene lugar una inversión térmica en las capas de aire que se encuentran sobre el agua. La capa en contacto con el agua fría está a menor temperatura que las capas superiores calenta­das por el sol. De esta forma, aparecen zonas de distinta densidad en estas capas de aire que provocan fenómenos de refracción, lo que hace que veamos los objetos distorsionados y a un tamaño que no es el real. Si la separación entre las capas de aire a distinta temperatura (y por tanto, de distinta densidad) es muy brusca, pueden producirse reflexiones en la zona de discontinuidad (en la separación entre aire frío y aire caliente), lo que complica y deforma todavía más la imagen resultante.
Más aún. Al tener un medio de mayor den­sidad (aire frío) abajo y otro menos denso (aire caliente) encima, se puede producir en la superficie de discontinuidad un fenómeno de reflexión total. A partir de un determinado ángulo (es decir, desde un determinado punto de vista exterior), los rayos de luz siempre se reflejan en la superficie de separación y no pueden salir del medio menos denso (en este fenómeno se basan las fibras ópticas). Esto supone, como apuntaba el informe del JARIC, que en esas condiciones habrá obje­tos sobre la superficie del lago que, cuando sean observados desde ciertos lugares de la orilla, es decir, bajo el ángulo apropiado, se volverán repentinamente invisibles. Así, a pesar de lo sorprendente y espectacular del fenómeno, no tiene nada de mágico ni sobre­natural que una barca, un tronco de árbol, etc. que se mueva sobre las aguas del lago apa­rezca bajo un aspecto grotesco y desaparezca repentinamente de la visión sin dejar rastro.
Este fenómeno no es inusual, ni su descu­brimiento reciente. En los años 1903 y 1904, antes de que se inventara el monstruo, la Royal Geographical Society llevó a cabo dentro de un estudio más general un análisis de los espejismos en el lago Ness (“Mirages on Loch Ness”, apéndice a “Bathymetrical Survey of Loch Ness”). Más recientemente (1979), en la revista Science, apareció publi­cado un artículo del profesor W. II. LEHN, de la Universidad de Manitoba, titulado “Atmospheric Refraction and Lake Monsters”. En él se insistía sobre lo frecuente de este tipo de espejismos en lagos de aguas frías, y cómo un objeto o animal perfecta­mente conocido podía adquirir un aspecto grotesco y enorme a causa de la refracción de los rayos de luz que nos transmiten su imagen. Curiosamente, la mayor parte de las visiones de Nessie se han producido en condiciones idóneas para observar este fenómeno: con la superficie del lago en calma, en un día sole­ado, y a distancias lejanas, desde alguna pequeña elevación o desde la orilla del lago. Curiosamente también, 1933, que es el año en que mayor número de testigos oculares afir­man haber visto al monstruo, fue uno de los más calurosos que se recuerdan, con lo que es fácil suponer que serían frecuentes las situa­ciones de inversión térmica en las capas atmosféricas sobre la superficie del lago. Además, algunas pautas de comportamiento del monstruo, en las que coinciden varios tes­tigos, resultan sumamente aclaradoras. Nessie tiene una extraordinaria facilidad para apare­cer y desaparecer instantáneamente, sin hacer ruido y sin dejar ningún tipo de rastro en el agua. Como un espejismo.
Hablando de espejismos, nos quedan por comentar los ecos de sonar de supuestas cosas que se mueven . La verdad es que poco hay que decir con certeza de algo que es “cosa” y además “supuesta”. Un sonar detecta ondas sonoras, que él mismo ha enviado, tras rebotar en un objeto. Analizando las caracte­rísticas del sonido que llega rebotado (tiempo que tarda en volver, intensidad, frecuencia, etc.) se puede determinar la forma del objeto y si está en movimiento. Pero a la hora de definir el objeto, de decir si es un banco de peces, burbujas de gas, una corriente de agua a distinta temperatura, o un animal parecido a un plesiosaurio, interviene de una manera decisiva la interpretación que el operador hace de la señal que recibe. Y de un eco de algo que se mueve no podemos decir sino que es un eco de algo que se mueve. De todas for­mas, suelen ser más comunes los bancos de peces y las burbujas que los monstruos.
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Y ya, para terminar...
En resumidas cuentas, ¿hay monstruo o no hay monstruo? Por supuesto, no podemos negar categóricamente su existencia. Pero, a la vista de las pruebas que se han obtenido hasta ahora, afirmar que en el lago Ness habita una criatura de una especie descono­cida y que responde a alguna de las caracte­rísticas con las que se ha descrito a Nessie, tiene la misma validez y el mismo rigor cien­tífico que afirmar que Blancanieves y los Siete Enanitos se reúnen los jueves por la noche en un local de Harlem para jugar unas manos de poker descubierto.
A pesar de que nos duela reconocerlo, el proceso de percepción en el hombre es impre­ciso y tiende a equivocarse con mucha facili­dad. Con lo que sabemos hoy en día sobre cómo funcionan nuestros sentidos y nuestra mente resulta de una candidez extrema aque­llo de “ver para creer”. Como mucho nos podríamos quedar con un “medir para dudar”. Está claro que nuestros sentidos pueden ser perfectamente engañados por fenómenos tan sencillos y tan estudiados como la refracción de la luz o la interferencia de varias ondas. Aparte de todo esto, somos tremendamente influenciables por nuestro estado de ánimo. La mayor parte de las personas que han visto al monstruo querían ver al monstruo, y muchas de estas visiones (creo que es el tér­mino más apropiado) se han producido en estados de excitación nerviosa por parte de los testigos. Por si fuera poco, además de ver mal y no siempre lo mismo, sólo vemos lo que conocemos. Es decir, inmediatamente tende­mos a identificar algo que percibimos con alguna imagen o alguna idea almacenada en nuestra mente. Si hemos oído hablar de mons­truos de cuello largo y con una joroba que habitan en un lago y nunca hemos visto una nutria ni sabemos como nadan, cuando vea­mos a lo lejos un animal que nada asomando la cabeza y mostrando una especie de joroba, pensaremos que se parece al monstruo del lago Ness, porque no sabemos cómo es una nutria. La mayor parte de los testigos que afir­man ver al monstruo no son precisamente bió­logos, naturalistas o gente que conozca el aspecto y las costumbres de la fauna de la región. Tampoco suelen tener conocimientos muy amplios de óptica ni están familiarizados con los curiosos espectáculos que nos brinda la atmósfera en determinadas condiciones.
Por supuesto, no se trata de poner en duda la sinceridad de todos los testigos, cosa que por otra parte sería una estupidez. Pero sí se puede poner en duda, y de hecho es lo que estoy haciendo, su calidad como observadores y la validez de sus interpretaciones. Porque afirmar que una sombra o un bulto extraño es un monstruo es interpretar un fenómeno observado, y para interpretar un fenómeno hay que tener bastante cuidado, más cuando se trata de un fenómeno desconocido para el observador. Recurrir a hipótesis extraordina­rias (monstruos, fuerzas malignas, seres de otros planetas, etc.) para explicar cosas que no nos resultan familiares es una solución muy pobre y sin ninguna utilidad, que nos devuelve a la irracionalidad y al oscuran­tismo, y unos pocos ilusos seguimos empeña­dos en demostrar que el hombre es un ser racional.
Por cierto, si algún lector conoce el número de teléfono de Blancanieves le agra­decería que me lo comunicase de alguna forma para intentar unirme algún día a su timba de poker.

NOTAS:
(1) DINSDALE, TIM. Project Water llorse: The True Story of the Monster Quest at Loch Ness. London: Routledge & Kegan Paul, 1975. Según Dinsdale, en algunas zonas del lago se percibían vibraciones demoníacas.
HOLIDAY, F. W. The Great Orm of Loch Ness. London: Faber, 1968. El autor afirma haber esta­blecido contacto psíquico con el monstruo en 1962.
(2) M. DE RITuERT0, RICARDO. “La Inextinguible sombra de Nessie”. El País, 12 de octubre de 1987.
(3) Id.
(4) DINSDALE, TIM. Loch Ness Monster. London: Routledge & Kegan Paul, 1961.
(5) HOLIDAY, F. W.Op. cit.
(6) MACKAL, Roy P. The Monsters of Loch Ness. London: Macdonald and Janes, 1976.
(7) En España la noticia fue difundida por la afen­cia EFE el 13 de marzo de 1994.
(8) MACKAL, Roy P. Op. cit.
(9) GOULD, R. T. The Case for the Sea-Serpent. Citado en BINN5, RONALD. The Loch Ness Mystery
Solved. Buffalo: Prometheus Books, 1984.
(10) HOLIDAY, F. W. Op. cit.
(11) COSTELLO, PETER. In Search of Lake Monsters. London: Garnstone Press, 1974.
(12) OUDEMANS, A. C. The Loch Ness Animal.
Leyden: E. J. Brill, 1934.
(13) BINN5, RONALD. Op. cit.
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MICROBIOLOGIA HOMEOPÁTICA

EL EXTRAÑO CASO DEL “OSCILOCOCO” FANTASMA

VICTOR J . SANZ LARRÍNAGA
Introducción:
Hay cosas que deben decirse de golpe, sin previo aviso: El Oscillococcinum es una diso­lución infinitesimal constituida por autolisado filtrado de corazón e hígado de Anas Barbariae (pato de Barbaria, para los amigos) con excipiente de sacarosa y lactosa.
Tras esta fórmula casi cabalística, que ire­mos desbrozando, se esconde un preparado homeopático (cercano al foie gras, a juzgar por su composición) que está indicado, según el laboratorio que lo elabora (el inevitable Boiron), para combatir la gripe y los “estados gripales”, ya sea como preventivo o como curativo, variando la posología según el caso. Estas aplicaciones terapéuticas vienen avala­das, desde hace tiempo, por un estudio a doble ciego realizado durante la epidemia de gripe en el invierno de 1986-87 por dos médicos grenobleses. El análisis global de los resultados, tras 48 horas, dio un 10,3% de curaciones en el grupo placebo, contra un 17,1% en el grupo tratado con oscilococcinum. De ese estudio hablaremos más detenidamente en párrafos posteriores.
La revista Mundo Científico (La Recher­che), nº 131, enero de 1993, publicó la noticia como si se tratara de un hecho importante en el ámbito médico-científico. Este tipo de publicaciones que mezclan artículos de divul­gación científica con otros de marcado carác­ter pseudocientífico son las auténticamente peligrosas: nos dan gato (pseudocientífico) por liebre (científica), confundiendo, además, espíritu libre o sin prejuicios, propio de todo científico racional, con estupidez recalci­trante. Mundo Científico, recordemos, es un firme defensor de la Homeopatía y otras pseu­domedicinas. Veamos qué defiende esta vez, y si muestra algún argumento sólido. Para ello, me baso, casi al pie de la letra, en un artí­culo de AFIS: Oscillococcinum. Le joli grand canard, n0 202, marzo-abril 1993, en donde se da debida cuenta de esta nueva patraña home­opática.

Origen del oscillococcinum: el oscilococo fantasma.

El descubridor de esta maravillosa pócima fue JOSEPH ROY (1891-1878). Ejerció como médico militar durante la Primera Guerra Mundial. Asiste, entonces, a la terrible epide­mia de gripe de 1917 y cree descubrir en la sangre de las víctimas un microbio consti­tuido por dos granos (cocos) desiguales y ani­mado de un rápido movimiento vibratorio, de ahí el nombre que le da: oscilococo (osciloco­que). Además, el microbio de marras es poli­morfo, ya que se puede encoger hasta llegar a ser un virus en los límites de la visibilidad (con los instrumentos de la época). Pero cuando envejece se agranda, llegando a apare­cer un tercer e incluso un cuarto grano (coco). Características todas ellas muy interesantes
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para un microbio que...¡no existe! Se trata de la versión microbiológica de los canales y oasis marcianos de PERC VAL LOWELL.
Pero esto último es un pequeño detalle que no arredra a un homeópata que se precie. Y así, el oscilococo no es sólo el microbio de la gripe, pues Roy lo detecta también —agárrense donde puedan— en la sangre y en los tumores cancerosos, en los chancros sifilíticos, en el pus de los blenorrágicos, en los pulmones de los tuberculosos, en los enfermos que padecen eccema, herpes, reumatismo crónico, e incluso sujetos aquejados de infecciones agu­das, tales como paperas, varicela y rubéola. ¡Otro buen récord para un germen que brilla por su ausencia! Pero estas divagaciones gra­tuitas de Roy les vinieron de perlas a aquellos que por entonces rechazaban las teorías de PASTEUR, según las cuales las enfermedades infecciosas son debidas a gérmenes específi­cos. A este animado coro de extravagantes personajes se unen los homeópatas, para quie­nes las enfermedades no se caracterizan y dis­tribuyen según sus causas, sino sólo según sus síntomas. Las causas, aclaremos, tienen poco interés para los homeópatas, puesto que ellas no intervienen en la elección de una terapéu­tica.
Ya sólo le queda a Roy poner en práctica las técnicas homeopáticas, es decir, poner a punto un tratamiento “eficaz” en las enferme­dades en las que el propio descubridor cree detectar la presencia masiva de oscilococos, principalmente del cáncer. Y siguiendo el dogma hahnemanniano, este tratamiento deberá partir del oscilococo mismo. Ahora bien, dado que el oscilococo se encuentra en casi todas las partes del organismo (o sea, en ninguna), ¿cuál de ellas elegir para fabricar el remedio homeopático anticanceroso?
Aquí se plantea un misterio aún no resuelto. En efecto, Roy decide obtener su bien amado oscilococo en el hígado y el cora­zón de los patos de Barbaria. Mas en ninguno de sus escritos da razón de esta decisión. ¿Se trataría de una nueva revelación divina tan fre­cuente en Homeopatía? Para algunos (según NICOLE CURE, historiador de los trabajos de Roy), se debe a que el pato es uno de las reservas naturales del virus gripal (pero hay que tener en cuenta que los trabajos que corroboran esto datan de 1974, o sea, medio siglo después de los de Roy, por lo que esta suposición es inaceptable). Para otros, los oscilococos del pato habrían sido elegidos por su analogía con los bacilos tuberculosos de otras especies de aves, que no son peligrosas para la especie humana. Sin embargo, las verdaderas explicaciones para esta elección son de carácter netamente mágico, como veremos a continuación

Preparación del Oscillococcinum
Tenemos ya el origen del nuevo remedio bautizado como oscillococcinum, que sería oscilococo latinizado, pues es de sobra conocido que los productos homeopáticos son más eficaces con sus nombres en latín Consignemos ahora el modo de preparación siguiendo las sabias directrices dadas por propio Joseph Roy en 1925.
En un recipiente de un litro se pone, “en condiciones rigurosas de asepsia” una mezcla de jugo pancreático y de suero glucosado A continuación se decapita un pato de Barbaria (lo que no deja de ser una “barbaridad” que yo me limito a constatar) del cual se extrae el hígado y el corazón. Pregunta (que ya nos hacíamos anteriormente): ¿por qué en otros órganos? Respuesta:
-Respecto al corazón, podemos suponer que él es en la tradición cultural occidental el centro de la vida, y, además, él es el que hace circular la sangre en la cual se encuentra profusamente los oscilococos.
-Respecto al hígado, el propio Roy nos ha dejado un comentario muy revelador sobre su arcaica forma de pensar: “... los antiguos veían en el hígado un lugar de sufrimiento más importante que el corazón; sentimiento profundamente justo; es a nivel del hígado en donde se realiza la modificación patológica de la sangre, es allí donde la cualidad de a1 energía de nuestro músculo sanguíneo se transforma de una manera duradera, una veces leve, otras grave”.
Dichas estas doctas palabras, sigamos con la formulación del potingue. Para lo cual añadimos a la mezcla ya preparada, entre 35 y 37 gramos de hígado y 15 gramos de corazón de los susodichos patos. A continuación ponemos todo ello en “incubación” durante 40 días, pasados los cuales, las vísceras del pato son “autolisadas”, es decir, los tejidos se descomponen ellos mismos sin contaminación de origen externo. El autolisado filtrado consti-
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tuye el origen a partir del cual se prepara el remedio, a saber: la 200 dilución korsako­viana, que equivale, aproximadamente, a la séptima dilución centesimal (7 CH). He ahí el oscillococcinum expendido en nuestras far­macias. Es ahora cuando comprendemos el alcance y valor del insigne descubrimiento anunciado con escueto rigor por Mundo Científico, así como otros compañeros de viaje (homeopático) que después nombraremos.

Indicaciones y justificaciones del oscillococcinum
En el oscillococcinum, Roy había visto un remedio contra el cáncer y contra la gripe, e incluso —como vimos— para muchos otros pro­cesos patológicos que forman parte del con­junto que Hahnemann había dado el nombre de psora (sarna). Sin embargo, el oscillococ­cinum expendido en las farmacias ha abando­nado todas estas indicaciones (las que no inte­resan por su clara exageración fraudulenta) reteniendo sólo las de la “gripe” y los “esta­dos gripales”; en ambos casos el éxito está asegurado por cualquiera de estos mecanis­mos:

1.- Efecto placebo.
2.- Curación espontánea, que es lo propio —la mayoría de las veces— en estos procesos.
3.- Evitando tratamientos intempestivos y perjudiciales con antibióticos (que nada hacen contra los virus) y anti-inflamato­rios.

Debemos hacer aquí un inciso importante. El oscillococcinum es un remedio homeopá­tico curioso, ya que no ha sido sometido a la experimentación patogenética”, fundada, como sabemos, en la ley de similitud o analo­gía, que es la base de la Homeopatía. Dicho en otras palabras, el oscillococcinum no se ha administrado a sujetos sanos para verificar que él provocaba en estos últimos los mismos síntomas de la gripe. La creencia en su efica­cia reposa únicamente sobre la tradición. Ahora bien, este proceder tradicional no es raro en Homeopatía, puesto que los “experi­mentos patogenéticos” (según la jerga habi­tual de los homeópatas) causarían risa en cualquier revista medianamente seria, al mar­gen de las implicaciones éticas que ello con­llevaría (pues en el fondo se trata de producir “enfermedades” en el hombre sano, tal y como mandan los cánones homeopáticos). ¿Se
imagina alguien un ensayo clínico consistente en administrar penicilina a un sujeto sano, en dosis progresivamente crecientes, ¡hasta pro­ducirle una neumonía o una gonococia!? Para evitar ridículos de esta clase es por lo que los resultados obtenidos con las sustancias home­opáticas se toman tradicionalmente de la lla­mada Materia Médica Homeopática, que es el tratado que recoge los remedios utilizados en Homeopatía, indicando su origen, modo de obtención y síntomas originados durante la experimentación patogenética (son los sínto­mas patogenéticos) a los cuales se añaden los observados en Toxicología (síntomas tóxicos) y en la práctica clínica (síntomas que se han observado, en repetidas ocasiones, que se curan con un remedio dado durante la práctica clínica habitual).
El truco actual consiste, entonces, en hacer un ensayo clínico (éste, ya sí, siguiendo la metodología científica estándar) con los resultados anteriores procedentes, como acabo de decir, de la tradición, es decir, de las locuras como la de Roy, cuyo compendio es la mencionada Materia Médica Homeopática (o Guinness de locuras homeopáticas). Si el ensayo resulta dudoso o ligeramente positivo (debido a algún defecto, pues no olvidemos que un ensayo clínico no es sino un estudio de correlación estadística fácilmente amañable), el éxito está casi asegurado (gracias a la pro­paganda, revistas sensacionalistas, etc.), el círculo se cierra y el engaño es perfecto (fal­samente avalado por la mismísima Ciencia).
Un buen ejemplo de estudio defectuoso que sirve de coartada o tapadera científica a las pretensiones homeopáticas es el que comentábamos al principio del artículo. Vamos, pues, a analizarlo más detenidamente y ver así cómo se fabrica un éxito homeopá­tico. El ensayo se realizó con 487 pacientes tratados a domicilio por 149 médicos de cabe­cera durante la epidermis de gripe acaecida en el invierno de 1986-87 en la región de Rhóne­Alpes. El protocolo es aparentemente rigu­roso; enfermos repartidos en dos grupos de forma aleatoria, uno de los cuales recibe el oscillococcinum y el otro un placebo (sustan­cia falsa imitando al medicamento), todo ello utilizando el procedimiento de doble ciego (ni
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el médico ni el paciente saben si el envase contiene el preparado homeopático o el pla­cebo). Después de 48 horas de tratamiento se evaluaron los datos y el resultado fue de un 10,3% de curaciones en el grupo placebo, frente a un 17% en el grupo tratado con osci­llococcinum, tal y como adelantábamos al principio del artículo. Para los autores del ensayo el resultado es estadísticamente signi­ficativo a favor del tratamiento homeopático. Ahora bien, como nos recuerda J.J. AULAS, para que la diferencia observada se pueda aso­ciar rigurosamente a la acción del producto medicamentoso y no al azar en una distribu­ción de los pacientes entre los dos grupos, habría que tener la certeza de que los dos gru­pos eran de partida estrictamente compara­bles, sobre todo en lo que se refiere al germen causante, puesto que de él van a depender la intensidad, la duración del cuadro clínico y la curación del mismo.
Todo el mundo sabe —nos dice MICHEL R0UZÉ a propósito de este caso— que habitual­mente las fronteras de la gripe están muy mal definidas. “Tengo gripe”, afirma mucha gente cuando sólo tiene un catarro y dolor de cabeza. Es por eso que los propios médicos prefieren hablar de “estado gripal” (o “pro­ceso gripal”, o “síndrome gripal”, etc.), tér­mino que compromete poco el diagnóstico, y que es, precisamente, el que aparece en los anuncios publicitarios del oscillococcinum que adornan los escaparates de las farmacias. En el ensayo realizado en la región de Rhöne­-Alpes, los griposos se definían por tener una temperatura rectal igual o superior a 38º C, y por lo menos dos de los siguientes síntomas: dolores de cabeza, rigidez, dolores lumbares y articulares y escalofríos. Sin embargo, esto no es suficiente para postular que los pacientes estaban afectados por la misma enfermedad (por el mismo virus productor, pues de él depende, repetimos, la intensidad y curación de los síntomas) y, por tanto, que los dos gru­pos formados por distribución aleatoria fueran estrictamente comparables. En efecto, prosi­gue J.J. Aulas, durante una epidemia califi­cada “de gripe”, tal como se definía en el ensayo, pueden ser varios los virus responsa­bles, cada uno con un poder patógeno dife­rente y con la capacidad de provocar estados febriles más o menos largos (variables). Ahora bien, durante esta experiencia no se realizó ninguna investigación sobre los virus (estudios virológicos) causantes de los sínto­mas gripales observados en los diferentes pacientes. En consecuencia, no es riguroso afirmar que la diferencia constatada entre ambos grupos (17,1% para uno y 10,3% para otro) deba ser atribuida a los diferentes trata­mientos (oscillococcinum y placebo, respecti­vamente) dado que puede provenir de una dis­tribución diferente de los virus patógenos en el seno de los dos grupos.

Reflexión
Al llegar a este punto, quizás alguna mente inquisitiva se pregunte lo evidente: ¿Por qué utilizar tanto oscilococo. hígado y corazón de pato, y no bacterias y virus (de la gripe, del SIDA, etc.) que son los responsables de las enfermedades aludidas, y que, además, sabe­mos con certeza que administrados de deter­minada forma (vacunas) son capaces de esti­mular el sistema inmunológico (defensas específicas)? La razón es, precisamente, el fundamento mismo de las Pseudomedicinas. El tema es muy interesante pero desgraciada­mente tendremos que ser muy breves y por vía ejemplo.
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Para la Homeopatía y demás Pseudome­dicinas, las causas de las enfermedades no son las mismas que las que investiga y descubre la Medicina Científica, a lo más, sólo participan como coadyudantes, sólo son comparsas en la producción de las enfermedades. Incluso, en el colmo de la desfachatez, llegan a afirmar que ellas son las únicas que tratan causalmente las enfermedades, mientras que la Medicina Científica sólo trata los síntomas (además de ser agresiva, antinatural, etc.). Pero esto es como si en Física, en vez de explicar los movimientos planetarios por la fuerza gravitatoria (y sus correspondientes leyes), los explicáramos por causas diferentes que nadie ha podido mostrar, por ejemplo, por “fuerzas angélicas”, y en torno a ellas, inven­tásemos una “física alternativa”, de la cual la Física (científica) sería una especie de apén­dice (Nadie piense que esta tontería que acabo de decir está muy lejos del pensamiento de algunas personas, ya que la Astrología se aproxima mucho a la “física angélica”, y los creyentes en ella son multitud).
Pues bien, si las Pseudomedicinas utiliza­ran preparados a base de virus de la gripe o de la polio, estaríamos nuevamente ante la mal llamada “medicina oficial”, es decir, ante la Microbiología y la Farmacología (por citar dos especialidades relacionadas con el caso) y, en consecuencia, los homeópatas y demás fraudulentos no aportarían ni ofrecerían nada original respecto a la Medicina Científica. Las Pseudomedicinas necesitan entonces desmar­carse, diferenciarse en algo, y, para ello, sacan a colación los supuestos métodos y conocimientos “nuevos”, “alternativos” o “complementarios” (“angélicos”, como en el ejemplo de la Física), para así, respectiva­mente, crear una medicina “nueva”, “alterna­tiva” o “complementaria” (“angélica”, siguiendo con el ejemplo físico) con sus correspondientes médicos (pseudoespecialis­tas) “nuevos”, “alternativos” o “complemen­tarios” (“angélicos”). Pero, —y aquí está otra de las claves del asunto—, a la vez que se des­marcan, no lo hacen totalmente, para lo cual guardan analogías y utilizan datos de la medicina oficial” que les sirve de coartada y escudo a sus elucubraciones, o sea, para hacerla creíble y entendible. El ejemplo más claro, en el caso de la Homeopatía, lo tenemos en las vacunas: los homeópatas siempre dicen que su modo de curar es como el de las vacu­nas (a esto se llama en Lógica sofisma por falsa analogía) y así hablan de “inmunización homeopática” o disparates por el estilo. Con ello logran engañar a los incautos, médicos incluidos. Pero esta es otra guerra de la que ya tendré ocasión de tratar. Sigamos, pues, con la cuestión que ahora nos ocupa.

Nuevos adeptos a la causa
Posteriormente a la noticia de Mundo Científico que estamos criticando, otras revis­tas (Tu salud, nº 34, septiembre de 1995, y Quo nº 3, diciembre de 1995) se han hecho eco de las bondades del oscillococcinum, pero incluso con menos rigor y más descaro.
A este respecto, el lector debe saber que la bibliografía que habitualmente maneja el médico científico sobre la gripe (a diferencia de las revistas mencionadas) no da noticia de sustancia antivírica alguna que sea capaz de curarla (al menos por ahora). Lo más que actualmente se ha logrado es aliviarla o pre­venirla, y siempre con resultados muy limita­dos. Tal es el caso de sustancias como la amantadina y sus derivados, o la vacunación específica estacional. Esta última con resulta­dos muy desiguales, debido al hecho de que el virus gripal se caracteriza por su rápida y per­tinaz mutación, lo que le hace sumamente escurridizo a la acción de las vacunas. Pero estos “detalles” de la “medicina oficial” no son impedimento para el oscillococcinum, que tras “equilibrar la fuerza vital del orga­nismo produce una inmunización homeopá­tica que acaba con el pernicioso virus sin importar mutación que sufra o cepa a la que pertenezca’. Lo curioso de la sandez que acabo de decir (en el entrecomillado) es que hay médicos formados científicamente que se la creen, lo que pone en duda el sistema edu­cativo universitario y la integridad neocortical de algunas personas.
Si, por otra parte, fuera cierta la efectivi­dad antivírica que se le atribuye al oscillococ­cinum, no sólo los laboratorios homeopáti­cos, sino el resto de la industria farmacéutica
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se hubiera hecho cargo de esa maravillosa sustancia para comercializarla y, así, ganar suculentos dividendos (el capital no hace ascos ni a la Homeopatía ni a cualquiera otra de las Pseudomedicinas si ellas reportan los suficientes beneficios). Y no digamos nada del Ministerio de Sanidad, de la Seguridad Social y de las empresas que anualmente tie­nen que soportar ingentes gastos (en horas de trabajo perdidas, vacunas administradas y medicación sintomática utilizada) por culpa del virus gripal. A buen seguro que harían campañas para la utilización del oscillococci­num. Nos encontraríamos, en suma, ante un “boom” sin precedentes en la Medicina de nuestro tiempo. ¿No parece extraño que algo tan importante pase desapercibido a las enti­dades señaladas anteriormente y, lo que es peor, que al pobre y griposo autor de estas líneas no le produzca efecto cuando lo utiliza?

Conclusión
En estas últimas líneas quiero que el lec­tor, si ha tenido el valor de llegar hasta aquí, observe cómo a lo largo del artículo he inten­tado hacer ver que, lo que en un principio era la causa de multitud de enfermedades y fundamento de su tratamiento homeopático, el oscilococo, termina por desaparecer (recor­dar lo subrayado en el apartado 2), quedando sólo, y por elección puramente mágica, el hígado y el corazón del desdichado pato como base del tratamiento homeopático, pero con­servando el nombre del germen inexistente. Posteriormente, la ciega tradición se encarga de que esa idea descabellada se torne en un hecho bien establecido o, como poco, en una hipótesis con buen fundamento racional y empírico. Mayor falta de rigor e incongruen­cia no se puede cometer, pero, paradójica­mente, los pseudomédicos engañan y viven de esa y otras muchas incongruencias. No con­tentos con todo esto pasan a la segunda parte del método fraudulento: aducir, como justifi­cación del falso hecho o de la pseudohipóte­sis, un ensayo clínico defectuoso, que, por no cumplir, no cumple siquiera las propias leyes de la Homeopatía. ¿Hay quien dé más?
Es evidente que los que divulgan este tipo de cosas, como si de un importante hallazgo científico se tratara, merecen el nombre de delincuentes culturales. Máxime si utilizan a la Ciencia como tapadera para propagar sus embustes. Pero claro, si no fuera así ¿quién les creería?

SKEPTICS SOCIETY
El papel del escepticismo en la cultura actual; las
diferencias entre ciencia y pseudociencia; el uso y
abuso de la teoría y la estadística en las
pseudociencias; las limitaciones de la ciencia
y la tec­nología; fraudes científicos;
la vida después de la muerte y la búsqueda
de la inmortalidad...

SKEPTIC
2761 N. Marengo Ave.
Altadena, CA 91001
USA

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La Alternativa Racional
LA ENSEÑANZA Y LOS ESCÉPTICOS
Rafael Díaz Novillo
Una de las etapas en las que los seres humanos parecen más proclives a aceptar planteamientos irracionales y acientíficos es durante el periodo que la psicología conoce como adolescencia1, sin que con ello se pre­tenda sostener aquí que el hecho de ser un adolescente determina al individuo a la hora de su actitud ante lo paranormal. Hay que tener en cuenta tanto los escasos conocimien­tos científicos, como la profusión de publica­ciones paranormales a ellos destinadas y la lógica rebeldía de los adolescentes que les lleva a buscar como señales de autoafirmación lo que pueda parecer distinto e incluso sub­versivo2. La creencia en lo irracional suele formar parte, a veces incluso en individuos inteligentes, de una forma de diferenciación con respecto a otros compañeros, la familia y también sus profesores, en la ilusión de poseer unos conocimientos al margen de lo oficial, estamento en que se ha movido el individuo hasta este momento y del que intenta salir. Todo esto se combina con una frecuente actitud vanidosa que dificulta a menudo el debate de las ideas o de los con­ceptos creídos, ya que esto supone rebajarse y, en su estado de desarrollo mental y social, esto es inconcebible, máxime cuando el debate se produce en el seno de un aula, ante la mirada interesada del resto de compañeros. Del resultado de la confrontación dialéctica entre alumna o alumnas3 y profesorado depende en mucho el prestigio o el status social en el entorno del grupo de amigos del alumno en cuestión.
A la hora de explicar en la medida de lo posible la situación ante la que profesores escépticos nos encontramos podríamos argu­mentar de modo ordenado en aras de la mayor comprensión lo que sigue.

1. De la actitud del alumnado
El alumnado carece del más mínimo o ele­mental conocimiento sobre la ciencia. No es que desconozca leyes, teorías y demás, sino que incluso ignora lo que es la ciencia y qué diferencia a lo científico de lo acientífico.
Por ello no es de extrañar que sean muy populares entre los alumnos pseudociencias tales como la astrología, ufología, parapsico­logía... Si les preguntas sobre sus conocimien­tos acerca de esas mismas materias manifies­tan un general desconocimiento, siendo qui­zás lo más grave la circunstancia de que no sólo lo admiten sino de que se ufanan de ello. Si les comentas que la mayoría de sus creen­cias carecen de un fundamento científico mínimo suelen responder con aquello tan socorrido de que la ciencia no lo sabe todo4.
No saben diferenciar entre fuentes serias y las que no lo son. Por lo general, toda noticia aparecida en las televisiones, revistas, y radios es creída sin apenas efectuar un análi­sis crítico de la misma.
Otro ejemplo muy extendido es el de los alumnos que presentan como demostración de la realidad de los fenómenos paranormales a la policía, ya que ¿por qué la policía utiliza a menudo los servicios de los videntes para esclarecer determinados casos? Sin comenta­rios.
La familia constituye también un buen difusor de las creencias en lo paranormal. Aunque suene a cuento infantil, no es insólito el caso de adolescentes que relatan determina­das historias familiares, a menudo no vividas por ellos mismos, sino narradas por otros parientes, que les hacen defender la existencia.
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de fantasmas, espíritus, etc. La influencia que la familia ejerce en el individuo como factor decisivo de la socialización primaria a la hora de inculcar una serie de valores y creencias es innegable y casi se podría apuntar que deci­siva.
Otro hecho muy frecuente es el de las prácticas espiritistas en torno a la popular ouija. Se puede afirmar que una buena parte del alumnado de enseñanza secundaria prac­tica o ha practicado esta modalidad de lo para-normal. Una característica que suelen presen­tar estos individuos es que por lo general sue­len ser católicos, y a menudo muy fervientes5. Muchos de ellos afirman haber establecido contacto con espíritus e incluso haber visto fenómenos extraños6 durante la realización de las sesiones de espiritismo.

2. De la actitud del profesorado

Desde el punto de vista escéptico no se puede sino criticar la postura que muchos de mis compañeros adoptan ante la evidencia del desconocimiento sobre la ciencia del alum­nado. Quizás lo peor no es que ellos también crean en determinadas pseudociencias, sino que no se preocupan lo más mínimo de que sus alumnos conozcan realmente lo que dife­rencia el conocimiento científico del no cien­tífico. Esta disposición resulta aún más cho­cante si tenemos en cuenta que incluso profe­sores que debían estar más preocupados por el tema como los físicos, biólogos, etc. también suelen unirse al coro de los crédulos o de los indiferentes7.
Que un profesor de Geografía e Historia, literatura, inglés, y demás humanidades pre­sente esta actitud es, cuanto menos, normal, porque en principio el mismo carácter de ciencia de estas disciplinas es cuestionable; pero que los físicos caigan en lo mismo es de chiste, cuya gracia se incrementa cuando resulta que suele ser el autor del presente artí­culo, profesor de historia, el que tiene que batirse e) cobre ante e) alumnado en las clases defendiendo lo científico y el que hace hinca­pié ante los físicos para que hablen aunque sólo sea alguna vez a sus alumnos de estos temas.
En los planteamientos de la actual reforma educativa (LOGSE) existen como unos de los objetivos generales, tanto de la ESO (Enseñanza Secundaría Obligatoria) como del nuevo Bachillerato, el conocimiento de los elementos fundamentales de la investigación y el método científico8, así como el análisis crítico de las fuentes de información con el objeto de pasar de una interpretación parcial o excesivamente subjetiva de la realidad a otra mucho más global, rica y holística9. Hay que hacer hincapié en que se da más importancia al aspecto del conocimiento de la metodología científica y el análisis de las fuentes de infor­mación que al propio conocimiento de los principios del conocimiento científico.
A priori al autor de estas líneas le parece positivo, como en general el espíritu (con per­dón) que anima a la Reforma educativa. El problema se inicia cuando se pretende aplicar la misma a la realidad. La LOGSE es una Ley ideada por pedagogos generalmente alejados de la realidad de las aulas, y su aplicación es bastante compleja.
Ante ello, una preocupación del que esto suscribe estriba en dudar si se van a aplicar realmente los principios de la Reforma expuestos más arriba o por contra todo va a quedar en una mera declaración de intencio­nes meramente formal

3. De lo que se puede hacer

Lo cierto es que para el que esto escribe la situación es de todo menos aburrida. A priori se plantean, al menos, dos opciones: manifes­tarte ortodoxo en cuanto la defensa de la cien­cia o sumarte a la indiferencia generalizada.
La primera de las alternativas, si bien puede parecer la más normal para un escép­tico, no es demasiado aconsejable pues pue­des granjearte la animadversión del alumnado y la antipatía del profesorado con el cual, a fin y al cabo, tienes que convivir durante todo el curso académico, siendo además de compañeros, amigos.
La segunda alternativa, a su vez, tampoco es aceptable, máxime cuando uno es socio de ARP, lo cual imprime carácter y proporciona un cierto pedigrí.
Ante ello se puede optar por una postura intermedia con el objeto de congeniar ambas alternativas sin buscarte excesivos problemas
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y sin faltar a una serie de principios persona­les.
Por mi parte sólo puedo mostrar la actitud, desconozco si certera o no, que voy adop­tando:
En primer lugar el humor. No hay menos atractivo para un adolescente que alguien frío, rígido, que les hable en un lenguaje que ellos no comprenden, y, sobre todo, que les aburra. Ante ello hay que intentar reírse de los supuestos fenómenos paranormales que aduz­can, haciéndoles ver las contradicciones y la credulidad y falta de formación de los autores de las noticias, siempre de modo educado pero no exento de dureza para con determina­das fuentes.
En segundo lugar no intentar convencer­les a toda costa de las posturas escépticas10. Se trata más bien de presentar un discurso ordenado y coherente que parezca plausible al individuo y que le proporcione bibliografía adecuada sobre los temas ante los que mani­fieste interés.
En tercer lugar resignarse a no pasar inadvertido entre el alumnado. Para unos serás muy bueno o muy malo pero nunca uno más entre tantos. He de advertir que califica­tivos tales como materialista, ateo, egoísta etc., son de lo más frecuente, aunque también existe un reducido grupo de alumnos que se manifiesta en desacuerdo con ellos.
El resultado es, en general, positivo, pues si bien no faltan los sofocones11 tampoco es raro que determinadas personas, tanto alum­nos como profesores, te soliciten información añadida sobre estos temas.

4. Y una propuesta

Es en esta parte donde quizás sería posi­tivo que toda la comunidad conformada alre­dedor de ARP, y especialmente aquéllos que cumplan funciones docentes, intercambiase experiencias, puntos de vista, opiniones y material con el fin de lograr en la medida de nuestras posibilidades presentar las opciones escépticas ante el alumnado, para que al menos escuche una opinión razonable y dis­tinta ante la multitud de informaciones que recogen asuntos supuestamente fuera del con­trol y del conocimiento de la ciencia. Un buen momento para hacer uso de este material o de las diferentes informaciones o colaboraciones es durante las ya habituales semanas cultura­les que casi todos los centros suelen organizar una vez durante el curso académico.

NOTAS
1.-Sobre estos temas véanse, entre otras, las obras de Coleman, J.C.: Psicología de la adoles­cencia; y Piaget, J., Inhelder, B.: Psicología del niño, publicadas en Madrid por Ediciones Morata en 1985
2.-Las famosas teorías de las conspiraciones tan frecuentemente expuestas por esos curiosos elementos pseudocientíficos como J.J. Benítez, suelen tener entre los adolescentes un público muy fácil.
3.-Hablo de alumnas y no de alumnos no por un criterio cualitativo, sino por uno cuantitativo. La proporción de mujeres en las aulas es, a veces, de 7 a 1. Al parecer hay que ir acostumbrándose a hablar en femenino. La polémica entre si hay que utilizar el masculino o el femenino, que incluso aquí ha provocado algún artículo, me parece esté­ril.
4.-Lo cual es una verdad a medias, ya que si bien la ciencia no lo sabe todo tampoco es menos cierto que sí sabe más que todos nosotros, o al menos sí más que unos alumnos e incluso sus pro­fesores. Es un ejemplo más de lo que ya denominé en otro artículo la paranoia subjetivista (LAR número 33).
5.-A pesar de la condena eclesiástica hacia la práctica por parte de católicos de estas actividades, es muy conocido el caso omiso que los mismos hacen de esta condena.
6.-Lo que ellos denominan poltergeist. ¿A que no adivinan quién es uno de sus directores de cine preferidos?.
7.-Generalmente basándose en la tan traída y llevada mecánica cuántica.
8.-En concreto, la Ley Orgánica 1/1990 lo esta­blece en su artículo 26 en relación al Bachillerato
9.-Bloque de contenidos procedimentales, en lo que se refiere al tratamiento de la información y la explicación multicausal (Real Decreto 1345/1991, por el que se establece el currículo de la ESO).
10.-Como suele decirse no pretendo que me creáis, sólo que me escuchéis.
11.-Por lo común con integristas religiosos de signo católico, defensores a ultranza de los cultos marianos o de los videntes en contacto con la divi­nidad.
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ADIOS A UN VIEJO CAZADOR SOLITARIO

Mario Bohoslavsky, periodista científico y miembro de ARP, falleció en Cataluña
el 1 de diciembre de 1995
«Soy un viejo ‘cazador solitario’ en la noble cruzada de combatir la estupidez y la supers­tición, y no tengo otro mérito que no haber aflojado nunca —quizá sea más humilde decir ‘casi nunca’— a las presiones, y muy fuertes, que se ejercen en mi profesión de periodista para vender más ejemplares halagando las creencias lamentablemente mayoritarias en materia de ovnis, parapsicología y otras minas inagotables de charlatanería». Así se definía hace nueve años MARIO BOHOSLAVSKY, en aquella época redactor-jefe de la revista Algo, en una carta en la que mostraba su entu­siasmo por la existencia de ARP y de esta revista. Después de 25 años «al servicio de la razón y la ciencia», el ya periodista había topado por fin con un grupo de gente dispuesto a organizarse frente a las fuerzas de choque de la irracionalidad. Y no se lo pensó dos veces. Abrió su corazón y su casa a los escépticos organizados —como a él le gustaba decir— y se lanzó a combatir en las trincheras contra los paladines de la sinrazón.
Quienes tuvimos la dicha de conocer a Mario Bohoslavsky, el ser humano, recibimos un terrible mazazo el pasado 2 de diciembre, al enterarnos de que el corazón de nuestro amigo se había parado para siempre. Cuando JUAN SOLER telefoneó aquel día a los amigos con los que había compartido conversación y diversión en Pamplona una semana antes, su tono de voz reveló desde el principio el triste motivo de la llamada. Y dijo: «Mario ha muerto». Una vez que colgamos el auricular, los que recibimos la llamada de Soler nos encargamos de poner al corriente al resto de los escépticos organizados. La primera sensa­ción fue de incredulidad. Todos sabíamos que nuestro amigo no tenía precisamente una salud de hierro; pero nada hacía sospechar tal desen­lace.
Mario Bohoslavsky llegó a España en 1978, acompañado de su esposa ANA R0MÁN. En el viaje de Buenos Aires al aeropuerto, «en el último control, nos metieron los ‘caños’ de las ametralladoras por las ventanillas del coche», recuerda Ana. El matrimonio huyó de la bestialización de su país y se encontró con una España que se abría a la democracia. «Si hubiera seguido Franco —reconoce—, no habríamos venido». Lo cierto es que se inte­graron plenamente en la vida catalana y tuvie­ron oportunidad de vivir en su plenitud esa transición de la que ahora tanto hablan los medios de comunicación.

Periodismo por las venas

Cuando llegó a España, Mario era ya un vete­rano periodista. Nacido en Bahía Blanca (Argentina) el 3 de mayo de 1939, había cur­sado estudios de Ingeniería Eléctrica y Física,
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y en 1964 se había licenciado en Realización Cinematográfica. Políglota -era capaz de comunicarse en cuatro idiomas y de leer en un total de seis-, inició su carrera periodística en la radio en 1960, con un espacio dedicado al séptimo arte, y dos años después comenzó a trabajar en La Gaceta de la Tarde. Redactor de la revista Primera Plana entre 1965 y 1968, en años posteriores realizó tareas de redactor-jefe en Siete Días, La Opinión, Week-End y Para tí. Además, como no podía esquivar su pasión por la escritura, colaboraba al mismo tiempo en otros medios impresos.
Profesionalmente, la trayectoria española de Mario Bohoslavsky está ineludiblemente ligada a la de Algo, publicación en la que se volcó desde 1983 hasta su desaparición. Fue en las oficinas de esa revista donde un buen día de 1985 recibió una carta del inquieto JESÚS MARTÍNEZ VILLARO, felicitándole por el reportaje titulado «Ovnis, el fin de un espe­jismo». Jesús fue, en palabras de Mario, uno de los pocos lectores que escribió para apoyar la línea escéptica seguida por la revista res­pecto a los platillos volantes. Aquel mismo año, nació ARP, aunque el redactor-jefe de Algo no se enteró de su existencia hasta 1987, cuando un lector solicitó públicamente infor­mación bibliográfica acerca de algunos fenó­menos paranormales. Entonces, Luis ALFONSO GÁMEZ escribió a la revista, respondiendo al interesado y aprovechando la ocasión para felicitar al equipo de la redacción «por el enfo­que escéptico de los artículos» que dedicaban a la parapsicología, los ovnis y demás. La carta se publicó; pero eso no fue lo más impor­tante. Nada más llegar la misiva a sus manos, Mario, entusiasmado, decidió unirse al recién nacido grupo de cazafantasmas.
Corría el año 1987 y LAR era una revista mucho más humilde que en la actualidad, a pesar de lo cual comenzaba a contar ya con prestigiosos colaboradores. No eran buenos tiempos para Mario, que en su trabajo hacía frente como podía al amarillismo comercial que reinaba en el sector de las revistas de divulgación más populares. «Ya no queman en la hoguera a racionales y escépticos —adver­tía—, pero a veces igual lo han de pagar caro por negarse a ganar dinero promoviendo artí­culos sobre las ‘indudables’ facultades para-normales de algunas gentes o las ‘irrefuta­bles’ pruebas sobre platillos volantes». Su presencia en Algo era lo único que impedía que la revista se convirtiera en un púlpito más de lo esotérico.

‘Dinosaurios’ y ‘niñatos de parvulario’
Madrid acogió en diciembre de 1987 la pre­sentación oficial de los escépticos españoles, al que no faltó, como es obvio, Mario. «Tal como yo suponía, ARP no sólo es un club de propósitos comunes, sino la ocasión de encuentro de gente con muchas más afinida­des mentales —muy ‘sintonizada’, diría yo— que el puro y noble propósito de cazar fantas­mas y reventar charlatanes. José Martorell, Carlo Frabetti y yo, comiendo el domingo 6, comentábamos también nuestra grata sor­presa al ver que, además de ‘dinosaurios’ como nosotros tres —61, 42 y 48 años, respecti­vamente— abundan los ‘niñatos de parvulario’ y toda una franja de ‘beautiful people’, que diría Alfonso Guerra, en edades medias». Si ALVARO FERNÁNDEZ había organizado la pre­sentación de ARP en Madrid, Mario, ni corto ni perezoso, hizo lo propio en su querida Cataluña.
El marco elegido fue el Club Europa 2000 de Castelldefels, donde FÉLIX ARES se enfrentó al parapsicólogo ÁNGEL GORDON, a los postres de una cena a la que asistieron tam­bién Gámez y GABRIEL NARANJO. R0MÁN BOHOSLAVSKY, en aquel entonces un niño que ya apuntaba manera de escéptico militante, recuerda cómo la gata de la familia —que aco­gió a los tres viajeros en su casa— demostró su especial predilección por la cabeza de Félix Ares, a la que se subía a la menor oportunidad. Ana, por su parte, nunca olvidará que aquel fugaz viaje —Ares, Gámez y Naranjo llegaron a la hora de la cena y emprendieron el regreso a Euskadi tras el desayuno— sirvió para que Ares y Mario conectaran de una manera especial.
A pesar de su delicada salud, el periodista argentino-catalán sacó tiempo, fuerzas y dinero para ir a la mayoría de las reuniones arpías, y en un par de ocasiones no dudó en trasladarse desde Cataluña hasta el País Vasco para aportar su punto de vista, siempre sereno y reflexivo, en sendos debates televisivos. Escribió poco para LAR —cuando uno vive de escribir es muy difícil encontrar tiempo para hacerlo por afición—, pero, cuando lo hizo, dejó bien patente su vasta cultura y claridad de ideas. Así, en el editorial del número 10 de esta revista —texto programático de ARP—, pedía a aquellos próximos a la asociación que se afiliaran y lo hacía a su modo. «Si hoy deci­des unirte a nosotros, quizá mañana podamos, juntos, desenmascarar una mentira. Pero, sea hoy o mañana, piénsatelo. No podemos tirar dos millones de años a la basura». Combatir
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la charlatanería pseudocientífica era para él una cuestión de supervivencia, nos iba en ello echar a perder la larga evolución de aquel mono africano que un buen día se puso en pie.
Autor de una obra sobre Tecnologías alter­nativas, traductor y director de enciclopedias y diccionarios juveniles e infantiles, Mario per­maneció en primera línea de fuego hasta el final. Aunque no pudo asistir a la última asam­blea de Madrid ni al congreso de Pamplona, Román, en la primera, y Juan Soler, en el segundo, hicieron el papel de embajadores suyos. Amigo de su esposa y su hijo y familiar de sus amigos, Mario rejuvenecía rodeado por los niñatos que llevan el timón de ARP desde su fundación y atienden las sugerencias de veteranos como él. Su adiós deja un vacío en algo que es, ante todo, un grupo de buenos amigos. Porque pocas cosas cuestan tanto como escribir una necrológica de alguien cer­cano, sólo el tiempo podrá hacer justicia al amigo que se ha ido. Entretanto, le tendremos presente en el recuerdo y también en la reali­dad, a través de Román y de Ana.

MANIFIESTO: ¿POR QUÉ SOMOS ESCÉPTICOS?

El juego de la razón
Una de las reglas del hermoso juego de la Ciencia dice que la Razón no ha de acep­tar algo como cierto sólo porque lo diga mucha gente, o porque lo diga gente muy impor­tante, y que siempre ha de detenerse ante una afirmación cualquiera y dudar sobre si es o no cierta. Naturalmente, eso obliga a ir mucho más despacio, sopesando cada apa­rente verdad.
En griego, observador se dice scepticós, por lo cual a la persona partidaria del análisis y observación se le llama también “escéptica”

Los enemigos de la Razón
Lo contrario del escepticismo es la credulidad, y consiste en aceptar como ciertas, con ligereza, las afirmaciones más extraordinarias sin analizar antes su consistencia, sólo por pereza intelectual, falta de preparación, respeto a la autoridad de ciertas personas u otras razones. En la etapa actual de la Humanidad la gran mayoría de las personas son bastante crédulas, sobre todo debido a su ignorancia y falta de entrenamiento en el método científico y en las prácticas racionales en general; casi todas esas personas actúan de buena fe, es decir, por convicción y no por intereses espurios.
Los verdaderos enemigos de la Razón no son, necesariamente, las personas crédulas, sino aquellas personas que se benefician personalmente de que los demás sean crédulos. Incluso algunos de estos embaucadores son, en su fuero interno, incrédulos, escépticos; pero promueven la credulidad ajena para obtener más dinero con sus libros, tener sus consultas llenas de personas con problemas, vender sus curas mágicas o cobrar por su participación en radio, televisión y prensa.
Los escépticos, que han luchado tenazmente a lo largo de los siglos para sostener el reinado de la Razón —algunos al precio de sus vidas, los más a costa de la burla ajena, el perjuicio económico, la soledad— ven con desesperación cómo, una y otra vez, gente poco escrupulosa negocia con la credulidad ajena. Bien es verdad que la Ciencia ha avanzado, y que la gente ya no cree en algunas viejas patrañas que otrora fueron acep­tadas por casi todos, pero cada día nacen nuevas mentiras, tonterías que son aceptadas sin pensárselo dos veces. Y lo que es peor: los modernos charlatanes, sabedores de que la Razón es más fuerte que ninguna otra cosa en el Universo, se disfrazan a veces de científicos, visten sus patrañas de un lenguaje exterior que remeda los modales, el len­guaje científico. Pero eso no es Ciencia: es pseudociencia.

Una Alternativa Racional
Hay dos clases de escépticos: los pasivo y los activos. Los escépticos pasivos se limi­tan a sonreír socarronamente cuando ven como los crédulos tragan el anzuelo que les ofrecen los charlatanes. Con desdén por esas masas ignorantes, a veces poco instruidas y otras veces aquejadas de “ignorancia relativa» de todo lo que es ajeno a su especiali­
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dad o profesión, los escépticos pasivos se encogen de hombros y en todo caso se duelen de que ‘la gente sea tan tonta”, pero consideran inútil enfrentarse con los charlatanes y embaucadores.
Otros escépticos, en cambio, se sienten horrorizados por la supervivencia de tantas tonterías de la Edad de Piedra en plena Era Atómica, y piensan que si no actúan en la medida de sus fuerzas, estarán colaborando con los ejércitos del oscurantismo. Creen, también, que la gente no es tonta, sino que está desinformada, y que alguien ha de desa­fiar a los profesionales de la mentira para que las personas crédulas tengan al menos la oportunidad de confrontar dos puntos de vista distintos, uno de ellos racional y el otro pseudocientífico. Estos son los escépticos activos, reunidos en las asociaciones escépticas de todo el mundo, y entre ellos se encuentran celebridades mundiales como los divulga­dores Martin Gardner o Carl Sagan, científicos famosos (incluso varios Premios Nobel) y filósofos de reconocido prestigio intencional, como Mario Bunge (Premio Príncipe de Asturias) o Stephen Toulmin.
En España los escépticos activos nos reunimos alrededor de una asociación: ALTER­NATIVA RACIONAL A LAS PSEUDOCIENCIAS (ARP), que edita trimestralmente una revista llamada La Alternativa Racional. La Asociación no cuenta con el dinero ni las personas suficientes para llevar a cabo una investigación sistemática, objetiva y cientifica de todos los supuestos hechos “sorprendentes o carentes de toda explicación posible”, como suele decirse, ni puede salir al paso de todas las afirmaciones temerarias que se oyen cada día por radio o televisión, o que se publican en diarios, revistas y libros. Pero tam­poco se limita a la labor documental y bibliográfico. En los puntos de España donde los socios de ARP son más numerosos y activos, se están poniendo en marcha nuevas inves­tigaciones, a veces con resultados sorprendentemente exitosos. En el País Vasco, por poner sólo un ejemplo, ARP logró demostrar que el sonido proveniente de un supuesto platillo volante extraterrestre era en realidad el canto de un sapo, presentó una graba­ción en vivo del batracio, y hasta identificó la especie zoológica que hablo protagoni­zado el suceso. Como es natural y comprensible, los charlatanes y embaucadores profe­sionales tienen una pésima opinión de ARP y sus asociados...

¿Eres uno de los nuestros?
Algunos pocos miembros de ARP fueron escépticos toda su vida, pero la mayoría empezaron siendo bastante crédulos hasta que alguna coso les hizo tener las primeras dudas. No creas que para acercarte a nosotros debes estar de acuerdo en todo: basta con que estés de acuerdo en que lo mejor, ante una afirmación extraordinaria, es sopesarla con cuidado antes de darla por cierta. Si piensas de este modo, quizás te convenga empezar por leer nuestra revista, La Alternativa Racional donde encontrarás artículos de autores locales y otros traducidos de todas las revistos escépticas del mundo con las que mantenemos un fraternal intercambio. Si ya te sientes escéptico, y quieres acercarte de un modo mas activo, puedes contactar con los delegados locales de ARP en tu comuni­dad autónoma. Ellos tendrán mucho gusto en conversar contigo personalmente y acla­rarte cualquier duda.
España, como todo el mundo occidental, está viviendo en esta época un cierto, retro­ceso de la Razón, un avance de posiciones y creencias que no son acientíficas e irracio­nales, sino anticientíficas y antirracionales. Un avance del oscurantismo puede llegar a afectar el futuro de todos de un modo muy negativo: hace poco se reveló que el entonces presidente del país más poderoso de la Tierra tomaba sus decisiones previa consulta astrolóqica, como en la Babilonia de hace cincuenta siglos. Y también hoy, como en tiem­pos de la creencia generalizada en brujas y demonios, nos llegan aún noticias de críme­nes cometidos por personas plenamente convencidas de que solucionan problemas a familiares “poseídos”. No es esa la imagen que nosotros tenemos, de un futuro deseable.
Muchos de nuestros centros locales son aún tan pequeños que no pueden afrontar tareas hacia afuera, y están dedicados solamente a crecer. Si hoy decides unirte a noso­tros, quizás mañana podamos, juntos, desenmascarar una mentira. Pero sea hoy o mañana, piénsatelo. No podemos tirar dos millones de años a la basura.
MARIO BOKOSLAVSKY

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Concurso fotográfico
He aquí algunas de las fotografías que hemos ido recibiendo para el concurso fotográfico convocado hace ya bastante tiempo. No son demasiadas las imágenes recibidas, así que habrá que concluir premiando a todos los participantes por su interés, y por las curiosas imá­genes enviadas. Mientras haya fotografías, estableceremos esta sección fija en LAR, así que invitamos a participar en lo mismo a cuantos lo deseen.

Ducados Fantasmal. Se trata sin duda de la primera imagen obtenida a un fantasma autorreplicante (obsérvese que el mismo está en tres sitios a la vez) y que además fuma ducados. Fotografía obtenida bloqueando el obturador de la cámara, mientras se disparaba sucesivamente el flash. Autor: Victor Vicuña (Bilbao)
Pentadigitosaurus Cayensis. Huella fósil de un dinosaurio de CINCO DEDOS. Procedente del yacimiento de Los Cayos (Soria). Según los científicos, se trata de una imposibilidad biológica. Según los ufólogos, una prueba evidente de que los extraterrestres vinieron a la tierra hace millones de años y experimentaron gené­ticamente con los dinosaurios. Según se mire, una auténtica estupidez. Lo cierto es que la fotografía no está trucada. En un próximo número de LAR explicare­mos dónde está el truco.
Autor: Félix Ares (San Sebastián)

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UN OVNI SOBREVOLÓ PAMPLONA
EN LA APERTURA DEL II CONGRESO SOBRE PSEUDOCIENCIAS
REDACCIÓN

Un ‘platillo volante’ puso a prueba la capacidad de reacción de los escépticos que se reunieron en la capital navarra a finales de noviembre.

«1Se está viendo un ovni sobre Pamplona! Lo acaban de decir por la radio». El reloj mar­caba las 17.20 horas el pasado 23 de noviem­bre cuando CARLOS TELLERÍA irrumpió en el despacho donde JAVIER ARMENTIA atendía a las emisoras de radio, mientras VICTORIA TORO y Luis ALFONSO GÁMEZ preparaban el comunicado de prensa sobre la inauguración del II Congreso Nacional sobre Pseudocien­cias. Los tres levantaron la cabeza y miraron por la ventana. Allí estaba el ovni, una bola brillante en el cielo de la capi­tal navarra, que iba a dar a ARP la oportunidad de demostrar que se puede traba­jar con rigor y rapidez en el esclarecimiento de presuntas apariciones de naves extrate­rrestres.
El personal del Planetario de Pamplona sacó cámaras fotográficas y telescopios a la calle, al tiempo que Armentia, Toro y Gámez comenzaron a diseñar la estrategia de actua­ción. Sus sospechas se dirigie­ron desde un primer momento a la posibilidad de que el ovni fuera un globo experimental similar al que alarmó a miles de vascos a finales de 1994 y, por eso, lo primero que hicie­ron fue intentar contactar con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Los teléfonos, entre tanto, no dejaban de sonar: emisoras de radio, periódicos y cadenas de televisión bombardeaban el planetario con sus consultas sobre el platillo volante. Era urgente dar con alguien en el INTA que confirmara las sospechas de los escépticos; pero, a media tarde, ningún funcionario estaba ya en su puesto de trabajo. Al final, Armentia consi­guió dar con un alto responsable del orga­nismo, que le explicó qué había sobrevolado Pamplona.
El presunto ovni había sido un globo estra­tosférico de grandes dimensiones, lanzado horas antes desde la base leonesa de Virgen del Camino, dentro de un programa de investi­gación en el que colaboraba el Centro Nacional de Estudios Espaciales francés. El ingenio, de 40.000 metros cúbicos de volu­men, tenía un diámetro superior a los 150 metros, estaba fabricado en polietileno de 3 micras de espesor y, a pesar de sobrevolar Pamplona a 40 kilómetros de altura, era visible a simple vista, ya que reflejaba la luz del sol. El INTA tenía previsto que el globo del 23 de noviembre cayera en la zona de Las Bardenas, pero las fuertes corrientes de aire llevaron el artefacto hasta Huesca.
Mientras Tellería facilitaba las acreditaciones a los asisten­tes al congreso y el personal del planetario revelaba las diaposi­tivas, Armentia atendía a los medios de comunicación y Toro y Gámez redactaban un comunicado, que empezó a enviarse a la prensa poco antes de las 19.30 horas. Todo eran prisas. Se puso una copia del comunicado a la entrada de la sala de conferencias y el presi­dente de ARP corrió por los pasillos con las diapositivas del ovni. A la hora prevista, Armentia inauguró el congreso, se apagaron las luces de la sala
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y el público tuvo oportunidad de comprobar con sus propios ojos cómo lo que había sobre­volado Pamplona era, en realidad, un globo. Horas antes, en la rueda de prensa de presen­tación de las jornadas, una joven periodista había preguntado qué podían hacer los medios ante un suceso aparentemente paranormal. ARP demostré que, cuando existe interés por aclarar un fenómeno, puede llegar a explicarse en un tiempo récord. Al día siguiente, los periódicos se hicieron eco del comienzo del congreso y de que un globo estratosférico había sido visto sobre Euskadi y Navarra.

Un apretado programa

Tan ajetreado inicio de congreso tuvo su continuación en tres intensas jornadas de tra­bajo y, por qué no decirlo, de diversión. Medio centenar de escépticos tomó durante el largo fin de semana la capital navarra, y discutió noche y día sobre cómo combatir la irraciona­lidad. Algunos hicieron más que breves altos en el camino para disfrutar de la noche pam­plonesa. Pero lo más positivo fue que se trató de una reunión de amigos de lugares tan dis­tantes como Galicia, País Vasco, Navarra, Aragón, Castilla-León, Madrid y Cataluña.
El II Congreso Nacional sobre Pseudocien­cias, organizado en colaboración con el Planetario de Pamplona y la Asociación Española de Periodismo Científico, demostró, además, la capacidad de ARP a la hora de afrontar nuevos temas, como el integrismo eco­logista, situados en el límite de la ciencia y de sentar a una mesa a prestigiosos estudiosos y divulgadores. Así, entre otros, intervinieron en las jornadas PEDRO CABA, ex vicepresidente de la Organización Mundial de la Salud; MANUEL CALVO HERNANDO, presidente de la Asociación Española de Periodismo Científico; RAFAEL LÓPEZ, jefe de la Unidad de Oncología del hospital Txagorritxu de Vitoria; RAMÓN NÚÑEZ, director de la Casa de las Ciencias de La Coruña, y ALBERTO VIRTO, vicepresidente del Ilustre Colegio Oficial de Físicos.
La apertura del congreso corrió a cargo de FÉLIX ARES, fundador de ARP y asesor cientí­fico del Comité para la Investigación Científica de los Supuestos Hechos Paranormales (CSICOP), que dedicó su inter­vención a recordar los principios del movi­miento escéptico español y reivindicar la figura del Luis HERNÁNDEZ FRANCH, un autén­tico pionero del pensamiento crítico. Como es habitual en todas sus charlas, para amenizar su disertación, Ares recurrió a disfraces, chistes y diapositivas hilarantes. Esta fue una de las tres actuaciones mas divertidas del congreso, junto con las de Javier Armentia y CHEMA Roc, que lograron que el público llorara de risa. El primero, presidente de ARP, asumió el papel de ufólogo conspiranoico para presentar su apartado en la sesión dedicada al caso de Roswell. Demostró, una vez más, que tiene madera de actor y fue capaz de unir en un sólo discurso todas las locuras que han inundado el mundillo ufológico en los últimos años. Roc, físico y subdirector de esta publicación, ofre­ció su sesión doble también en la tarde del sábado, cuando presentó su estudio sobre el monstruo del lago Ness y una lección «Sobre cómo fabricar viajes iniciáticos» que impartió en medio de estruendosas carcajadas.
Dos periodistas científicos, Victoria Toro y OSCAR MENÉNDEZ, moderaron sendas mesas redondas dedicadas, respectivamente, a la eco­logía y al tratamiento de las pseudociencias en los medios de comunicación. La buena aco­gida del primero de los coloquios ha animado a la dirección de ARP a potenciar la investi­gación crítica del ecologismo barato e irrefle­xivo tan en boga en algunos sectores de nues­tra sociedad. El encuentro dedicado al perio­dismo contó con la presencia de conocidos divulgadores, como IGNACIO BAYO, Manuel Calvo Hernando y Ramón Núñez, y tuvo su eco en la prensa local, al igual que el protago­nizado por las medicinas alternativas, que moderó Carlos Tellería. El director ejecutivo de ARP consiguió sentar alrededor de la mesa a tres auténticos profesionales de la medicina, que cambiaron impresiones en público y res­pondieron a las preguntas que les plantearon los curiosos sobre las prácticas pseudocientífi­cas en el campo de la salud.
Los medios de comunicación locales se hicieron eco de las jornadas, que llegaron al resto de España a través del programa de La aventura del saber. TVE envió un equipo hasta Pamplona para hacer un reportaje acerca del II Congreso Nacional sobre Pseudocien­cias, en el que intervinieron, entre otros, Félix Ares, VÍCTOR JAVIER SANZ y Victoria Toro. Tan importante como eso fueron las nuevas iniciativas que impulsó la dirección de la aso­ciación, sobre las que se está trabajando ya y de las que el lector de LAR tendrá noticias en próximos números. El público, además, pudo comprobar in situ lo bien informados que están los escépticos. En Pamplona, se distri­buyó el nº 37 de esta revista, dedicado en gran parte al montaje de la autopsia del marciano,
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fraude sobre el que hasta principios de febrero no se pronunció gran parte de la comunidad ufológica ibérica. LA ALTERNATIVA RACIONAL fue, una vez más, la primera publicación españolaa que denunció el engaño, diseccionó el caso de Roswell y puso las cosas en su sitio.

Premios ‘Lupa Escéptíca’

El hotel Iruña Park de Pamplona acogió sobre la medianoche del 25 de noviembre la ceremo­nia de entrega de los premios Lupa Escéptica 1995, galardón instituido por ARP, con motivo de su décimo aniversario, para reconocer la labor de quienes trabajan con rigor en el estudio crítico de los llamados fenómenos paranormales. Los premiados en Pamplona fueron:
• El programa de TVE2 La aventura del saber, por su continuado esfuerzo para divulgar la ciencia con rigor, responsa­bilidad y amenidad, y, en particular, por el reportaje titulado «Cuando se apa­gan las luces de la razón».
• La revista de divulgación científica Muy Interesante, por su monográfico «Las falsas ciencias», por tratar desde un punto de vista responsable el mundo de lo paranormal, la ufología y las pseu­domedicinas, donde es muy fácil caer en el sensacionalismo más escandaloso.
• El doctor Félix Ares, ex presidente de ARP, por su dilatada carrera en el campo de la investigación científica de los supuestos fenómenos paranormales. Fue el primer estudioso español, y uno de los pioneros en el mundo, en expli­car el fenómeno ovni desde bases psico­lógicas y sociológicas, proponiendo la hipótesis -ya confirmada- de los ovnis como mito moderno.
Carlos Tellería, director de LAR, y MIGUEL ÁNGEL SABADELL y Víctor Javier Sanz, Vicepresidentes de ARP, entregaron los premios, respectivamente, a MIGUEL ANGEL ALMODÓVAR (La aventura del saber), JORGE ALCALDE (Muy Interesante) y Félix Ares.

UN PROGRAMA ANTE EL TERCER MILENIO
Jueves, 23 de noviembre
19.30: Mesa redonda.
«Ante el tercer milenio».
Ponentes: Félix Ares, Javier E. Armentia y Miguel Ángel Sabadell.

Viernes, 24 de noviembre
9.00: Conferencia inaugural.
«Diez años de investigación de lo para-normal en España».
Félix Ares.

11.00: Mesa redonda.
«Ecología y pseudociencias».
Moderadora: Victoria Toro.
Ponentes: Andrés Parada, Miguel Ángel
Sabadell y Andrés Sanjuán.

17.00: Mesa redonda. «Medios de comunicación y pseudocien­cias».
Moderador: Óscar Menéndez.
Ponentes: Ignacio Bayo, Manuel Calvo Hernando, Luis Alfonso Gámez y Ramón Núñez.

19.00: Proyección de «Zodiaco», espectá­culo producido por el Planetario de Pamplona.

Sábado, 25 de noviembre
9.00: Comunicaciones.
Moderador: Álvaro Fernández.
-«Mil millones de moscas no se equivo­
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can: la televisión y lo paranormal». Miguel Ángel Almodóvar.
-«Risas y lágrimas, una versión ‘pufoló­gica’”. Javier Esteban y Antonio Pascau.
-«Reconstruyendo una curación mila­grosa: el ‘cojo de Calanda’». Eduardo Giménez.
-«El CESHE <Círculo Científico e Histórico): el creacionismo en la comuni­dad europea». Eustoquio Molina.
-«La conquista (espiritual) de los con­quistadores: el esoterismo pseudoameri­cano». Antonio Pérez.
-«No creo en milagros, pero haberlos haylos». Jesús A . Puerta.
11.15: Mesa redonda.
«Medicina y pseudociencias».
Moderador: Carlos Tellería.
Ponentes: Pedro Caba, Rafael López yVíctor Javier Sanz.

17.00: Dossier especial:
«Roswell, 1947».
Ponentes: Félix Ares, Javier Armentia, Luís Alfonso Gámez, Miguel Ángel Sabadell y Carlos Tellería.

19.15: Comunicaciones.
Moderador: Luis Alfonso Gámez.
-«Me pareció ver un lindo monstruito.,. (Sobre el tímido inquilino del Lago Ness)». Chema Roc.
-«Sobre cómo fabricar viajes iniciáticos (lección extraída de ‘El manual del per­fecto engañabobos’)». Chema Roc.
-«Memorias de un vidente sarnoso». Miguel Angel Sabadell.
-«Internet: el mestas electrónico». César Usán.

21.30: Cena y entrega de los premios Lupa escéptica.

Domingo, 26 de noviembre
10.00: Comunicaciones.
Moderador: Javier Armentia.
-«El nuevo mercado del cerebro: los inductores alfa». Miguel Angel Sabadell.
-«La radiactividad: nueva caja de Pandora». Alberto Virto.

12.00: Acto de clausura.

 

PRIMER CONGRESO ESCEPTICO MUNDIAL
20 aniversario del CSICOP

CIENCIA EN LA ERA DE LA (DES) INFORMACION
Con Stephen Jay Gould, John Maddox, Philip J. Klass, James Randi y otros

20-23 de Junio de 1996
Center for Inquiri (Amherst, NY)
Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo

Más información en ARP, apdo. 1516 - ZARAGOZA

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Hace 25 años...
Eduardo Giménez

Un vistazo a varias noticias de 1971

A continuación, un resumen de algunas noti­cias que fueron de interés durante el primer trimestre de aquel año y que aparecieron en el diario Heraldo de Aragón.

LA “INOCUA” MEDITACIÓN TRASCENDENTAL. El joven norteamericano Jean Carl Fay, de 27 años, junto con veinte compatriotas suyos, vino a España, más concretamente a Mallorca, para asistir a unos cursos de Meditación Trascendental impartidos por Maharashi Manesh Yogi. Sufrió una crisis nerviosa por lo que se le recomendó regresar a su pais. Pasaron varias semanas y justo cuando iba a seguir el consejo, fue víctima de un ataque similar en pleno aeropuerto. Se arrodilló en diversos lugares con los brazos en cruz ofre­ciendo a voces su bendición a todo el mundo. Fue ingresado en el centro psiquiátrico Clínica de Jesús.

POLIOMIELITIS Y RELIGIÓN. Durante marzo de este año se produjo en Holanda una epidemia de polio que causó la muerte a no menos de 26 niños. Curiosamente la mayoría de los niños muertos se dan en una sola localidad: Staphorst. El motivo es que, si bien en el resto del país se vacuna a los niños anualmente, en la citada localidad son calvinistas acérrimos y renuncian a vacunar a sus hijos por considerar que va contra sus creencias religiosas.

CURAR EL CÁNCER NO ES TAN FÁCIL.
Revisando noticias del pasado puede verse cómo algunos temas se repiten. Hoy se habla del doctor Hamer; entonces, del doctor Issels. El doctor JOSEF ISSELS, tenía en 1971 una clí­nica a orillas del lago Tegern, cerca de Munich. Allá por 1960 ya había tenido com­plicaciones con la justicia por la sospechosa muerte de varios pacientes, aunque el asunto terminó con un sobreseimiento.
En noviembre de 1970 la emisora BBC emitió un documental de una hora sobre él y su método, con la conclusión de que el 16% de cancerosos incurables se habían curado. Un diputado preguntó al Gobierno por qué los métodos de Issels no se aplicaban en el Reino Unido. Lógicamente una multitud de enfermos quisieron acudir a la clínica.
El caso más notorio fue el de la campeona olímpica de natación Lillian Board. Su novio, periodista, organizó una suscripción pública para recaudar los fondos necesarios: 10.000 marcos (de 1971) que cos­taba el tratamiento. Acogida en la clínica murió pocas semanas más tarde, cuando si hubiera permanecido en Inglaterra hubiera podido vivir unos meses más.
Tras la muerte de Board una comisión de ciento veintiún oncólogos británicos partió hacia Baviera para evaluar el tra­tamiento. No encontró casos de curación ni de remisión en los que la influencia del método de Issels pudiera demostrarse de manera irrefutable. No llegaron a afirmar que fuera un charlatán, pues él creía en su método. La noticia termina añadiendo
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que aún siguen acudiendo pacientes a la clí­nica del doctor Issels.

LA MALDICIÓN FARAÓNICA ATACA DE NUEVO.
Fallece el arqueólogo WALTER EMERY: el domingo 7 de marzo sufrió un colapso en el mismo lugar donde dirigía investigaciones en la tumba de Imhotep por cuenta de la Sociedad de Egiptología, muriendo cinco días más tarde en un hospital de El Cairo. Hace tres años (1968), el DR. MADHI IHRAHIM, director de los Servicios Arqueológicos y amigo íntimo de Emery murió en accidente automovilístico después de haber logrado valiosos descubri­mientos en Saqqara. Circulaba la noticia de que Emery, poco antes, había encontrado la estatua de Osiris, dios de la muerte. Esto pro­vocó las típicas noticias sensacionalistas sobre maldiciones antiguas. Así el diario cairota “Al Ahram” publicó que “el extraño suceso nos lleva a creer que la maldición de los faraones está operando de nuevo

JOHN TUNSTALL, colaborador y amigo del fallecido, relató que Emery (quien, por cierto, tenía 78 años) había encontrado varias estatuas de Osiris durante los tres últimos años y que, por tanto, la relación era inadmisible. A pesar de la muerte de Emery, muy querido por los trabajadores egipcios, las excavaciones conti­nuaron normalmente.

VON DANIKEN, CONDENADO. Viena, 4 de enero de 1971: El famoso escritor Erick Von Daniken ha sido condenado según sentencia del tribunal cantonal suizo de los Grisones. Los largos viajes que realizó para escribir sus libros, hicieron que contrajera grandes deudas. Aunque gracias al éxito de sus obras ha pagado hasta el último céntimo, el tribunal helvético ha considerado que sus deudas cons­tituyeron en su día malversación, estafa y falsificación de documentos, y por lo tanto lo condena a tres años y medio de prisión.

CRUCES MAGNÉTICAS. Terminamos con unos avisos publicitarios. ¿Tiene problemas físicos o de relación? ¡No se preocupe! ¡Compre las maravillosas Cruces Magnéticas VITAFOR (la joya que ayuda a artistas y toreros) o CRUZMAGN (la cruz del capitán) y todos se solucionarán! Muchos testimonios lo avalan. Caray, ¿de qué me sonará todo esto?

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GUILLERMO DE OCCAM
PIONERO EN EL ARTE DE AFEITAR METAFÍSICOS
JESUS PUERTAS

Guillermo de Occam (1298-1349) fue un fraile franciscano que no puede faltar ni en la historia de los conflictos eclesiásticos, ni en la historia de la lógica y la teoría del conocimiento.
El ambiente religioso y social en el que se movió ha sido reconstruido con belleza y con intriga en la novela de Umberto Eco “El Nombre de la Rosa”, cuyo protagonista Fray Guillermo de Baskerville refleja de la figura de Occam mucho más que el nombre. Guillermo de Occam fue llamado a Aviñón por Juan XXII con ocasión de los conflictos doc­trinales entre los que obedecían a la autoridad de Roma y los eclesiásticos heterodoxos. Allí defendió sus tesis, varias de las cuales fueron condenadas, y posteriormente hubo de aco­gerse a la protección de Luis de Baviera. No es descaminado suponer que su defensa de la independencia del poder político frente al reli­gioso, así como su separación de la filosofía respecto de la teología y la negación del esta­tuto científico para ésta última, nazcan de sus propias vivencias. Podemos considerarlo como un precursor involuntario del laicismo, sin olvidar que para muchos estudiosos lo que Occam pretendió no era la emancipación del conocimiento racional frente a los dogmas de fe, sino salvaguardar éstos del creciente poder crítico de la filosofía y exaltar la fe como un conocimiento tan excelso que está mucho mas allá del alcance de la razón (postura fideísta). Esta separación supone —quizá paradójica­mente— una defensa de la espiritualidad y del misticismo.
Como escépticos nos interesa conocer sus propuestas metodológicas en teoría del cono­cimiento, es decir, qué es el nominalismo pro­pugnado por Occam, y cuáles son —de acuerdo con la mayoría de los tratadistas— las razones que le llevaron a formularlo.
Bebiendo en el espíritu de San Francisco de Asís, de cuya orden formaba parte, Guillermo de Occam concebía como primer atributo de la divinidad la omnipotencia. Y pensaba que sólo un dios capaz de actuar caprichosamente, sin ningún tipo de cortapisa, podía ser realmente omnipotente. Aquel que considera que los dioses no pueden hacer cosas imposibles está limitando sus poderes, pues son ellos los que deciden lo que es posi­ble e imposible. De la misma manera, el dios de Occam está por encima del absurdo, y por encima de cualquier plan sobre la creación. Es decir, cuando el gran arquitecto hizo el mundo no estaba haciendo copias de ningún diseño previo, sino que cada ser de la creación es una obra divina totalmente original e individual. Admitir que el creador seguía un diseño previo sería para el franciscano tanto como aceptar que dios estaba constreñido a crear de deter­minada manera y que no era por tanto omnipo­tente y libérrimo. Una vez rechazado el mundo platónico de las ideas, no queda sino conside­rar al demiurgo como alógico, totalmente inac­cesible a la razón y objeto exclusivo de la fe.
De esa concepción infundada e irracional, extrae Occam algunas conclusiones realmente interesantes.
- que nada de lo que existe es necesario, sino que todo es contingente, todo es como es de facto, pero podría ser de otra manera. Lo cual se acerca a nuestra concepción de las leyes de la naturaleza como meras regularida­des estadísticas, o herramientas conceptuales que no reflejan una esencia metafísica de la realidad ni un comportamiento intencional ins­crito en la naturaleza.
- que las relaciones entre objetos no son propiedades de las cosas, sino propiedades de nuestra mente al comparar las cosas (intencio­nes). Lo cual puede ser una buena base para formular la diferencia que hay entre el pensamiento desiderativo y el pensamiento des­criptivo: los deseos y las cualidades morales y estéticas no dependen sino de nuestra forma de
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percibir la realidad.
- el rechazo de las ideas platónicas, del que se sigue que los conceptos universales no son abstracciones ni son reales, sino que significan seres individuales. Cuando conocemos una cosa, no hay ninguna entidad inmaterial que haga de intermediario entre la cosa y nosotros. Dicho de otra manera, no basta con poner nombre a las cosas para que estas queden explicadas. Decir, por ejemplo, que las tera­pias de la medicina china nos comunican energía vital (Chi) y por tanto son eficaces, no es decir nada. O decir que “somos progresistas porque somos de izquierdas” es todavía decir menos.
- la defensa de que sólo es demostrable lo evidente o lo que se deduce de lo evidente. Sólo el conocimiento experimental puede informarme de la existencia de entidades o de la ocurrencia de hechos, y hay que evitar afir­mar que existen cosas de las que no tenemos evidencia empírica
Esta última es sin duda la tesis más popular del franciscano británico: su “principio de economía conceptual”. Es decir, la afirma­ción de que es vano explicar con muchos con­ceptos lo que puede explicarse con pocos, más tarde popularizada en latín como “entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem”. Este principio es conocido como la navaja de Occam (Occam‘s razor), instrumento con el que se cortan las barbas de todo platonismo farragoso, innecesario y estéril. Podemos con­siderar el conceptismo de Quevedo como el correlato en el barroco español de esta postura epistemológica.
La enseñanza más clara que podemos sacar del pensamiento de Occam es que los concep­tos científicos no empíricos como gravedad, inteligencia o enfermedad deben usarse solo cuando su poder explicativo lo haga aconseja­ble, y nunca cuando introducirlos crea mas interrogantes de los que resuelve. Así por ejemplo, explicar los aciertos ocasionales de los presuntos adivinos como resultado de unos poderes extraordinarios plantea una serie de problemas nuevos: por qué se tienen esos poderes, si se heredan, si existe una mente o espíritu inmaterial, si puede haber causación hacia atrás en el tiempo, si hay alguna fuente de energía que actúa a distancia y que es inex­plicable para la física actual, por qué tales poderes de adivinación no los utilizan para hacer el bien, evitar catástrofes, enriquecerse, prevenir fracasos matrimoniales o vocaciona­les antes de que se tomen las respectivas deci­siones...
Quizás el manifiesto desprecio de la evidencia empírica que muestran los creyentes en las pseudociencias fue ya intuido por Antonio Machado en el poema numero XXXIX de los proverbios y cantares incluidos en el libro Campos de Castilla. En ese poema se explica la esencia del pensamiento kantiano, pero puede emplearse perfectamente para ejempli­ficar la mentalidad empirista presente en la barbería epistemológica de Guillermo de Occam. Estoy seguro de que el “venerabilis inceptor” no suscribiría los dos últimos ver­sos, es muy posible que el mismo Machado los use más por su valor estético que su por su real significado, sobre todo teniendo en cuenta el destino que a los poetas se les destina en la totalitaria república platónica. Y aconsejo a todos los escépticos que al leerlos recuerden la opinión de Bertrand Russell, de que Platón es uno de los pensadores más influyentes que han existido y quizás el más insensato.

Dicen que el ave divina
trocada en pobre gallina
por obra de las tijeras
de aquel sabio profesor,
. . .
dicen que quiere saltar
las tapias del corazón
y volar
otra vez hacia Platón.
¡Hurra! ¡Sea!
¡Feliz será quien lo vea!

 

Está científicamente demostrado que todos nos comportamos como perfectos estúpidos al menos diez minutos al día.
La sabiduría consiste en no rebasar ese límite

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Desde el sillón escéptico...

LIBROS

Félix Ares

El Mandril de Madame Blavatsky. Historia
de la Teosofía y del Gurú Occidental
Washington, Peter
Ediciones Destino. (Col. «Oráculo Manual»)
Barcelona, 1995. 450 páginas
Traducción de José Luis Fernández- Villanueva

Cuando hace muchos años —algo más de treinta— empecé a interesarme por la teosofía, me vi atraído por las historias que contaba el más conocido de los teósofos españoles: MARIO ROSO DE LUNA. Los argumentos de sus cuentos me gustaban. Veía que su escritura final no era excesivamente brillante, pero me seducían sus argumentos: los extraños juegos con el tiempo que casi lo engarzaban en la tra­dición árabe y las curiosas coincidencias para las que él siempre decía que los teosofistas nunca las consideraban tales. Tras las coinci­dencias —decía— siempre hay alguna razón, aunque no la sepamos. Las coincidencias son manifestaciones de una sabiduría superior y secreta.
Mario Roso de Luna me llevó a intere­sarme por MADAME BLAVATSKY y ANNIE BESANT y éstas me condujeron a los “amos del mundo”, a los mitos de Shambalá, de la Atlántida (vista por los teósofos), del conti­nente perdido de Mû y a un interés por la cul­tura tibetana. Todavía recuerdo, con cierto rubor, que conseguí una gramática y un dic­cionario francés/tibetano y que me puse a estudiarlos. Poco después cayeron en mis manos las primeras ediciones de LOBSANG RAMPA, al que leí con interés.
Cuando maduré un poco intelectualmente y adquirí un poco de sentido crítico, me di cuenta de la falta de rigor de todas aquellas creencias. Es más, me di cuenta del sin sen­tido que implica el esoterismo y toda verdad que debe ser revelada por alguien y para la que no hay ninguna confirmación ni histórica ni experimental. Las sabidurías secretas me parecieron una tomadura de pelo. No obs­tante, pensaba que aquellas gentes: Blavatsky, Besant, KRISHNAMURTI, aunque equivocados, actuaban de buena fe. A pesar de mi positi­vismo, creía que aquellas buenas gentes defendían muchos ideales con los que yo estaba de acuerdo: una solidaridad entre todos los humanos, antiracismo, antisexismo, etc. No en vano Annie Besant fue uno de los líde­res del feminismo y de la independencia de la India.
La verdad es que después mis curiosidades intelectuales derivaron por otros rumbos y casi me olvidé de todos estos temas.
Recientemente ha caído en mis manos, casi por casualidad, el libro de PETER WASHINGTON que ahora nos ocupa. Para mí ha sido brutal y esclarecedor. Resulta que aquellas buenas gentes no eran tan buenas y muchas veces estaban motivados por los ins­tintos más bajos y rastreros. ¡Demoledor!
Se trata de una historia de la teosofía y del guruismo1 occidental. En sus páginas desfilan personajes como: Madame Blavatsky, Annie Besant, RUDOLF STEINER, LEADBEATER, GURDJIEFF, OUSPENSKY, BENNET, los obispos WEDWOOD y ARUNDALE de la Iglesia Liberal Católica, ALDOUS HUXLEY (que formó parte del círculo de Krishnamurti), etc.
Peter Washington remonta los orígenes de estas creencias hasta el filósofo sueco SWEDENBORG2.
Si tenemos en cuenta que la teosofía está en el origen de la mayoría de las creencias irracionales actuales, desde la New Age hasta
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los ovnis, se puede concluir que este libro es BÁSICO para entenderlos. A lo largo del libro se va desgranando una historia demoledora. No sólo quedan de manifiesto las irracionalidades de todas esas creencias sino que aparecen con claridad meridiana motivaciones mucho más mundanas y menos idealistas de lo que yo creía. Sus páginas están plagadas de estafas, pederastia, homosexualidad, necesi­dades sexuales mal resueltas e incluso racismo.

Notas:
1 Ya sé que esta palabra no existe, pero os ruego que me dejéis usarla, con ella quiero denotar a todos los movimientos basados en gurús o grandes maestros.
2 En Swedenborg hay dos épocas claramente dife­renciadas; inicialmente su obra es relativamente racionalista; pero en la mitad de su vida da un giro brutal y se convierte en absolutamente mística. Es en esa segunda época en la que se basa la teosofía.

 

Javier Armentia

Diccionario de la evolución
Richard Milner
VOX, Bibliograf, S.A.
Barcelona, 1995. 684 páginas
Traducción de José Luis Gil Aristu

Por obra y gracia de un arzobispo primado de Irlanda, JAMES USSHER, este año celebra­mos un aniversario ineludible: hace 6.000 años que Dios creó el mundo. La cronología de este clérigo, calculada en 1650 y mejorada poco después por un catedrático de Cambridge, que afinó hasta el punto de asegu­rar que la creación del mundo la había perge­ñado el mismo Dios la mañana del día 23 de octubre del año 4.004 a.C. (coincidiendo casualmente con la fecha del comienzo del curso académico en esa universidad británica) sirve como un posible punto de partida en la navegación a través de un singular diccionario científico, compilado por el antropólogo y biólogo RICHARD MILNER, que puede permitir al lector recorrer temas tan apasionantes como la controversia entre darwinianos y antievolu­cionistas en la victoriana sociedad de finales del siglo pasado, sentarnos a las mesas de los espiritistas, descubrir a la primera humana yaciendo en Laetoli (Tanzania) o aprender la biología presente en películas como El pla­neta de los simios, King Kong, Tarzán o Fantasía.
Deberíamos aclarar antes que nada que este Diccionario de la Evolución, un diccio­nario Vox que aparentemente nos podría hacer pensar en aquellos tochos de latín o griego que nos acompañaban durante el Bachillerato (una experiencia entre lo físico -tipo harrijasotzaile- y lo espiritual, que los estudiantes de las nuevas generaciones se per­derán por decreto de la Reforma), nada tiene que ver con lo que uno suele esperar de un diccionario al uso. Desde luego, su ordena­miento es estrictamente alfabético, con nume­rosas referencias bibliográficas, amenos artí­culos sobre los principales temas que abarca la teoría de la evolución de las especies, y con una amplia posibilidad de navegación entre referencias cruzadas, sin olvidar una ade­cuada dosis de santos para aliviar la vista. Pero este libro se engarza en una tradición de textos de divulgación que bajo la apariencia enciclopédica constituyen un compendio de agudos y amenos ensayos, apenas conocida en nuestro país, pero muy amplia en la literatura anglosajona. Constituye, por lo tanto, una obra de referencia muy importante para los interesados en la biología científica, pero también (y sobre todo) en un libro donde la vulgarización de los contenidos no los rebaja de calidad, sino que los hace accesibles y atra­yentes para el lego en estos temas.
He de confesar que llevo varias semanas con este Diccionario de un lado a otro. En el primer momento libre, lo abro al azar y des­cubro una joya. Por ejemplo, la voz Ussher me ha recordado la celebración del 6º milenio del universo; pero a la vez me ha permitido saltar a cronometría, y de ahí a datación por radiocarbono. Claro, que buscando este último término, he descubierto que se hablaba de la raza aria, lo que ha dirigido mi bús­queda hacia las teorías de supremacía racial o los movimientos racistas en la ciencia evolu­cionista, un tema apasionante que me he dejado para otro día, porque entretanto me he encontrado con la historia de la novela de Conan Doyle El Mundo perdido, (¿cómo que no conocen esta maravilla?), y con ese autor he viajado por el caso del hombre de Piltdown, uno de los principales fraudes cien­tíficos de nuestra época. Y así durante un buen rato...
Ahora que están tan de moda las redes informáticas, Internet y todo eso, conviene no
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olvidar que hay algunos libros, como éste de Richard Milner, que permiten una navegación todo lo anárquica o programada que uno desee, sin necesidad de ordenador, apren­diendo poco a poco cómo el mundo de la evo­lución ha supuesto un cambio en la manera de pensar de los científicos a lo largo del siglo. Lástima que el texto provenga de un autor norteamericano, con el consiguiente sesgo hacia lo anglosajón que hace que apenas apa­rezcan referencias hacia la labor de los cientí­ficos hispanos en este campo. Como consuelo, nos queda la cuidadosa traducción de José Luis Gil, que consigue ser respetuosa con las terminologías científicas, a la vez que con la ironía que a veces destilan los artículos de Milner.
Como dice en el prólogo el conocido STEPHEN JAY GOULD, “los detalles son la esencia de la comprensión. Milner nos ha suministrado detalles en ese sentido magní­fico y organizado”. Como todo diccionario, está repleto de anécdotas, datos y detalles, que permiten al lector construir un enorme puzzle: el que conforma la investigación en torno a la idea de la evolución, posiblemente una de las más fructíferas que ha parido la ciencia.
Para el escéptico, este libro es una apasio­nante recopilación de tantas pseudo-historias en torno a la biología. Como ya se ha mencio­nado, desde el espiritismo, los mediums y demás al creacionismo “científico”, los frau­des de Piltdown, las huellas de hombres-con-dinosaurios. Lo dicho: un tomo imprescindi­ble para la biblioteca.

Luis A. Gámez

Ovnis: peligros de una evidencia
Canto, Pedro
Ediciones Contrastes (Col. «Nueva Biblioteca de los temas ocultos»)
Madrid, 1995.128 páginas
Prologo de Manuel Carballal

Los más jóvenes ufólogos españoles han optado por disfrazarse de escépticos, y este libro es una buena prueba de ello. Obra, según reza en la contraportada, de un ufólogo que manifiesta “un tremendo escepticismo ante algunos de los casos ovni más conocidos”, Ovnis: peligros de una evidencia es, en rea­lidad, el trabajo de un creyente que intenta hacer su discurso más creíble, salpicándolo con granos de un escepticismo primario. MANUEL CARBALLAL advierte en el prólogo acerca de la actitud de crédulos y pseudoescépticos, que «subliman su afán de protagonismo gracias a los no identificados. Y algunos incluso obtienen buenos ingresos extra». Sobra decir que él y PEDRO CANTO no se consideran ni crédulos —¿quiénes lo son si no?— ni pseudoescépticos. (Este último tér­mino lo reservan a arpíos y otros escépticos.) Ellos están por encima del bien y del mal, y se presentan ante la opinión pública como perso­nas que no creen en el origen extraterrestre de los ovnis. Intentan, de este modo, hacerse con una credibilidad inmerecida, que se viene abajo en cuanto se leen sus obras. Así, Canto se esfuerza por convencernos de que no cree en la procedencia marciana de los platillos volantes, aunque a la hora de la verdad, el lobo se quita la piel de cordero y dice: «Ahí fuera, a muchos metros de altura sobre nues­tras cabezas, existen unas aeronaves que no están siendo amortizadas con los impuestos de ningún gobierno conocido».
El peligro de esta y otras obras de la nue­va ufología estriba en que, con su aparente moderación y seriedad, venden al lector gato por liebre. Son autores serios —al estilo de FERNANDO JIMÉNEZ DEL OSO, director de la colección en la que ha aparecido el libro de Canto— que el lego nunca calificaría de char­latanes, ya que en su forma de hablar se dife­rencian ligeramente de los RAPPEL, SALVADOR FREIXEDO o LUIS JOSÉ GRÍFOL. En el fondo, sin embargo, el discurso de ambos colectivos es igual de irracional; aunque personalmente considero más peligrosos a los JAVIER SIERRA, Manuel Carballal, JOSEP GUIJARRO o Pedro Canto. Ovnis: peligros de una evidencia es, por si fuera poco, un libro con menos profun­didad que un charco. La superficialidad hace posible que se lea sin dificultades mientras se ve la televisión, por ejemplo. Así, no se tiene la sensación de que, además de haber tirado el dinero, se ha perdido el tiempo.

 

Roswell: Secreto de Estado
Sierra, Javier
Editorial EDAF (Col. «Nuevos Temas» N0 106)
Madrid, 1995. 200 páginas

Una muestra del negocio de los platillos estrellados en su estado más puro. Javier

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Sierra anuncia ya en la introducción las con­clusiones a las que ha llegado tras su investigación, conclusiones que a él se le «antojan importantes» y a mí me parecen una muestra más de la paranoia en la que está sumida la joven ufología. Roswell. Secreto de Estado es un libro en el que el autor confunde asumir una postura objetiva ante el asunto de la pelí­cula de las autopsias a extraterrestres con cre­erse todo aquello que convenga a su tesis y desechar las inconsistencias de las distintas versiones del incidente Roswell. Para el platillólogo alicantino, las cintas de Santilli no tie­nen nada que ver con el caso Roswell —donde cayó en 1947 una nave extraterrestre—, sino que forman parte de una oscura maniobra del Gobierno de Estados Unidos.
Evidentemente, para llegar a estas conclu­siones, Sierra podía haberse ahorrado el libro. Roswell. Secreto de Estado no aporta nada sustancial a la leyenda del platillo volante estrellado en 1947. Se trata, simple y llana­mente, de un intento del autor por hacer nego­cio —quiero pensar que Sierra no es tan igno­rante como para creerse el cuento de Roswell— a partir de los testimonios más que dudosos propalados por colegas que, como él, pública­mente no saben diferenciar a un teleñeco de un ser humano. El ufólogo oficial de Año Cero no tiene ningún tipo de vergüenza y basa su trabajo en el de autores como CHARLES BERLITZ, WILLIAM MOORE, STANTON FRIEDMAN, DON BERLINER O KEVIN RANDLE. El líder espiritual de la más disparatada cua­drilla de estudiosos que ha dado a luz la ufo­logía española ignora, eso sí, todas las críticas escépticas y no, precisamente, por desconoci­miento. Su intención es, obviamente, ocultar al lector la realidad del asunto, como hizo la revista en la que trabaja hasta que todo el montaje de la película del marciano se fue abajo.
Roswell. Secreto de Estado no es un tra­bajo honrado, sino uno de esos libros que siguen la tradición de los más repugnantes reality shows, género que Sierra ya cultivó en la pequeña pantalla de la mano de FÉLIX GRACIA. La verdad no esta en este libro; más bien, todo lo contrario. Pero, ¿qué nos cuenta Sierra? Nada nuevo. Repite todo lo dicho en Año Cero y se nos presenta como un intré­pido periodista, al estilo JUAN JOSÉ BENÍTEZ, que recorre el mundo cuaderno de bitácora en mano y hace agudas preguntas a los testigos que se cruzan en su camino. La obra, un ima­ginativo y conspiranoico reportaje, se lee con facilidad —justo es decirlo—; pero adolece de un par de defectos fácilmente subsanables: chirridos ortográficos que demuestran preci­pitación a la hora de la edición —su cumbre es un preveyesen en la página 101— y la inexis­tencia de un índice onomástico. Es una pena que el primer libro publicado por un autor español sobre el asunto de los platillos estre­llados sea una muestra más del sinsentido que reina en el mundo de lo paranormal. Es una lástima que el aficionado ibérico sólo tenga acceso a los Nieves Herrero de la ufología, a los manipuladores a quienes la realidad importa un bledo.
Todavía hay quien considera a Sierra como uno de los más prometedores valores de la ufología española, lo que demuestra que la platillología ibérica ha tocado fondo. Al mar­gen de su más recientes fechorías intelectua­les, dignas del más criticable amarillismo, el periodista alicantino cree que el transistor es un invento basado en tecnología extraterres­tre, que la emisión de series como Expediente X podría ser un «ejercicio de intoxicación o desinformación», que Juana de Arco y Adolf Hitler fueron manipulados «por inteligencias no terrestres» y que el origen alienígena de los platillos volantes «es una explicación a muchos casos». Esto, naturalmente, no lo dice cuando quiere pasar por serio, sino cuando se destapa como lo que realmente es: un embau­cador de tomo y lomo.

 

Astronautas de la antigüedad. Colisiones cósmicas y otras teorías populares sobre el pasado del hombre
Stiebing, William H
Tikal Ediciones (Col. «Eleusis»)
Gerona, 1994, 198 páginas
Traducción de Alberto Coscarelli

No hay muchos libros dedicados a desmi­tificar las pretensiones astroarqueológicas de ERICH VON DÁNIKEN y compañía. En cas­tellano, que ahora mismo recuerde, sólo se ha publicado Nazca, la solución a un enigma arqueológico (1983), de HENRI STIERLIN; sin embargo, en inglés, hay por lo menos media docena. La obra de WILLIAM H. STIEBING es interesante, aunque desigual. Junto a capítulos ágiles y cautivantes, hay uno que, por decirlo de una manera suave, es un auténtico latazo hasta para el aficionado a la historia. Se trata del dedicado a las sandeces de VELIKOVSKY —charlatán cuya figura ha reivindicado recien­temente la revista Año Cero—, donde la discu­
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sión sobre la cronología es demasiado confusa.
Por lo demás, siempre se agradece leer en cas­tellano ensayos sobre la Atlántida, Nazca, los mapas de Piri Reis, el astronauta de Palenque y otros enigmas astroarqueológicos.
El precio del libro —1.500 pesetas—y el he­cho de que no existe en España bibliografía sobre la materia hacen de Astronautas de la antigüedad un volumen recomendable, aun­que quizás el lector Tenga que esforzarse más de lo habitual en algún capítulo. Obviamente, es una obra incompleta, ya que el discurso de los astroarqueólogos siempre encuentra nue­vas viejas ruinas sobre las que apoyarse. Sin embargo, sirve como introducción a los miste­riosos vestigios tan hábilmente explotados en los últimos años por Erich von Dániken, LOUIS PAUWELS, JACQUES BERGIER, ANDREW TOMAS, PETER KOLOSIMO o ANDREAS FABER-KAISER.

 

Revistas

¡Ha estallado la guerra en el mercado de las revistas sobre lo paranormal! La rivalidad que mantenían desde hace años Más Allá y Año Cero ha desembocado en abierta hostilidad. Si J.C. Ediciones sacó al mercado en el verano Nueva Dimensión. Karma 7, América Ibérica ha resucitado a Fernando Jiménez del Oso para que ponga el rostro en la portada de su nueva revista, Enigmas del Hombre y el Universo. Así pues, cada una de las empresas editoras dispone en la actualidad de dos publicaciones mensuales, a cada cual más disparatada. Jiménez del Oso, por ejem­plo, ha encargado el asunto ovni a la conspi­ranóica MAGDALENA DEL AMO-FREIXEDO, autora de Ovnis, alto secreto, libro en cuya portada también aparece el rostro del psiquia­tra y que está repleto de conspiraciones dentro de conspiraciones dentro de conspiraciones... Lo más divertido, de todos modos, es ver cómo, debido a la feroz lucha por la audien­cia, han comenzado ya las descalificaciones mutuas, basadas en el diferente tratamiento de la película del caso Roswell por parte de Más Allá y Año Cero. Sin querer sacar la cara a nadie, en esta ocasión me ha parecido que la primera revista ha sido menos tergiversadora que la segunda. ENRIQUE DE VICENTE, director de Año Cero, y Javier Sierra, su fiel escu­dero, han demostrado en todo este asunto una preocupante falta de honradez intelectual. Ahora es cuando el primero ha reconocido que desde el principio no creía en la autentici­dad de la película de Santilli. ¿Cómo explica los titulares dignos de Noticias del Mundo con que fomentó el misterio durante el pasado verano? Respecto a Sierra, lo que piensa de la película es un todo un enigma, por mucho que haya escrito un libro sobre el asunto.

 

Artículos

ALCALDE, JORGE: «Abducción? Un rapto de locura». Muy Interesante (Madrid), N0 169 (Junio 1995), 40-46. Sintetizar la realidad sobre el controvertido fenómeno de los pretendidos secuestros alienígenas no es fácil, ya que lo úni­co que está claro es que culpar de los hechos a delincuentes cósmicos es como achacar al Ratoncito Pérez el depósito de monedas bajo las almohadas de los niños. JORGE ALCALDE vuelve a demostrar en este reportaje su serio interés por las afirmaciones de lo paranormal; un interés que encuentra, según se ve, debida respuesta en publicaciones como LAR o los libros de PHILIP KLASS, ROBERT SHEAFFER y JAMES RANDI. El trabajo incluye un clarificador gráfico, basado en un informe de VICENTE-JUAN BALLESTER OLMOS, que demuestra que el auge de las abduc-
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ciones está vinculado a la publicación de libros o noticias sensacionalistas y a la emisión de pro­gramas de televisión. El autor se hace eco, ade­más, de la historia de una periodista que quiso poner a prueba a JOHN MACK, el psiquiatra de Harvard obsesionado por los platillos volantes. Mack la sometió a sesiones de terapia y se tragó toda la imaginaria historia del secuestro de la mujer. Por cierto, ¿cuándo se publicará el caso en alguna revista esotérica española?

ARMENTIA, JAVIER. «El fraude do lo paranor­mal». Heraldo de Aragón (Zaragoza), 14 de noviembre 1995. «Todavía queda mucho por hacer», dice JAVIER ARMENTIA diez años des­pués del nacimiento de ARP. Una anécdota —el hecho de que los chalados de turno crean ver el rostro de Jesucristo en una nebulosa— sirve al director del Planetario de Pamplona para enhe­brar un, por cuestiones de espacio, breve discurso sobre el «lodazal de lo paranormal». El presidente de ARP lo hace recorriendo todo ese mundo de locos y sinvergüenzas «que arrastran tras de sí a millones de ingenuos, analfabetos científicos, que desconocen que la ciencia tiene una opinión y hace un dictamen también sobre estos temas». Armentia no aho­rra adjetivos a la hora de describir algunas de las estupideces más populares en el «mundo desarrollado», que suponen «un fraude a menudo de tipo económico, pero en cualquier caso, siempre un fraude a la razón y a la cien­cia». Seguro de que también los científicos tie­nen parte de culpa en la ola de irracionalidad —por no haber conseguido transmitir sus cono­cimientos a la mayoría—, Armentia no duda en afirmar que, hoy en día, con horóscopos y rap­peles por todas las esquinas, los «verdaderos heterodoxos» son quienes combaten el sinsen­tido de lo paranormal «en una era en la que la ortodoxia es la credulidad».

ARMENTIA, JAVIER: «Sudarios en las facultades de ciencia». Diario de Noticias (Pamplona), 2 de Diciembre de 1995. El II Congreso Nacional sobre Pseudociencias coincidió, tem­poralmente, con una reafirmación de la fe de los sindonólogos en la facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra, centro dependiente del Opus Dei. Javier Armentia muestra en este artículo su temor ante el hecho de que sábanas santas, homeopatías, creacionismos y demás comiencen «a invadir los espacios dedicados a la ciencia». «¿Será demasiado tremendista imaginar que dentro de poco veremos los departamentos de biología convertidos en escuelas doctrinales del antiguo testamento, a los astrónomos haciendo cartas astrales, a los físicos dedicados a las maquinitas de ondas alfa, a los psicólogos con la telepatía o hablando con los muertos y a los médicos man­dando los pacientes a Lourdes, cuando no recetando agua imantada, aromaterapia o agua bendecida por los homeópatas?», se pre­gunta el presidente de ARP. El artículo pro­vocó la inmediata respuesta de un tal I. MORIYÓN, microbiólogo y firme defensor del trapo de Turín. El replicante apoyaba la tesis de Armentia en cuanto a la falsedad de la homeopatía, pero afirmaba que el de la síndone «es un caso más complejo». En fin, la historia de siempre, la del creyente que considera que el resto de los credos son falsos, pero el suyo es el bueno. A fin de cuentas, hay que creer en algo, ¿o no?

BROOKESMITH, PETER; «Do aliens dream of Jacobs’ sheep?» Fortean Times (Somerset), 22-30. Documentado reportaje que demuestra que los trabajos sobre el fenómeno de las abducciones de BUDD HOPKINS, DAVID JACOBS y John Mack carecen del mínimo rigor cientí­fico. Algo que ya sabíamos, pero que es inte­resante se devele en una revista como Fortean Times. Para muestra de lo que Brookesmith dice en su artículo —cuyo título es un homenaje a la novela de PHILIP K. DICK ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, llevada al cine como Blade runner—, basta recordar cómo un individuo le dice a Mack que presen­ció hace años la recuperación de los cadáveres de los tripulantes de un platillo volante estre­llado en el desierto y el psiquiatra identifica el suceso con el caso Roswell, a pesar de que éste se data en 1947 y el paciente no nació hasta 1966. Pero todo es posible en el mundo de los ovnis. Y Mack no se apea del burro, sino que, para justificar el desaguisado temporal, habla de la «conciencia como un tipo de ‘estructura continua’ que le permite a uno ‘ir donde quiera en ciertas condiciones’». El especia­lista de Harvard ha aprendido rápidamente la lógica ufológica, aunque para ello ha tenido que dejar aparcado el sentido común.

CARBAJO, PRIMITIVO: «Fátima en Galicia». El País (Madrid), 11 de Enero de 1996. Una con­ferencia de PITITA RIDRUEJO —¿cómo nadie ha aprovechado las inmensas posibilidades de esta mujer como muñegote televisivo?— en la Casa de Galicia de Madrid provocó la indignación de los socialistas. La iluminada habló el 14 de diciembre sobre las apariciones de Fátima y su conexión gallega, y el diputado del PSOE XÜSÉ
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GIRÁLDEZ preguntó a MANUEL FRAGA por vía parlamentaria si actuaciones como las de Ridruejo prestigian a Galicia o sólo sirven para abundar en la cultura milagrera con el beneplá­cito de la Xunta. La conferenciante, por su parte, aseguró el 10 de enero a El Faro de Vigo su «asombro» porque el Parlamento gallego se ocupe de sus charlas. Ciertamente, es asom­broso que, por fin, un político se cuestione en este país sobre la contaminación cultural que conllevan actuaciones como las de la Ridruejo. ¿Cuándo va a exigir alguien a las televisiones públicas de que no cedan ni un metro de terreno ante el avance de la memez?

HORNILLOS, CARMEN: «Las ‘calenturas’ de los famosos». Diario 16 (Madrid), 29 de Noviembre de 1995. AGATHA RUÍZ DE LA PRADA vuelve a aparecer en la prensa junto a OCTAVIO ACEVES. El presunto vidente y pro­bado mercachifle sabe rodearse de famosillos de medio pelo a la hora de presentar sus libros, el último de los cuales se titula La pasión de María Malibrán. Una anécdota graciosa, que demuestra que es infinita la incultura de insig­nes como CUQUI FIERRO, JAVIER ESCRIVÁ, MARÍA KOSTY o ANALIA GADÉ. En fin, para llo­rar. Por cierto, se me olvidaba, Ruiz de la Prada, estrafalaria diseñadora a la que los modelnos califican de original, no sólo com­parte presentaciones de libros con su vidente favorito. No. La esposa de PEDRO J. RAMÍREZ y el brujo pirujo se presentaron en una candida­tura verde en las pasadas elecciones generales. Da miedo pensar en un país con ambos dos, que diría JESÚS HERMIDA, en el Gobierno.

NEILA, ANGEL: «¿Vuelven los ovnis? Diario 16 (Madrid), 30 de Noviembre de 1995. Reportaje concebido a mayor gloria de la charlatanería ufológica patria, que no hubiera incluido en esta relación si no fuera por su insultante referencia a ARP El autor habla, en un momento determi­nado, de topos y cita, sin ningún reparo, al «investigador Enrique Ballester Olmos al que la ufología española supone próximo al Cesid desde la que constituye su ‘tapadera’, la aso­ciación Alternativa Racional». Es imposible decir mayor número de memeces en menos espacio. Aunque resulta obvio, el periodista no consultó para la confección del reportaje ni con Vicente-Juan Ballester Olmos —a quien rebau­tiza— ni con ARP. Sus fuentes fueron los jóve­nes ufólogos de turno —sus nombres aparecen en este mismo número en esta sección—, entre los que es habitual intentar desacreditar el trabajo de los estudiosos críticos recurriendo a vincula­ciones con servicios de inteligencia. Como en su pretensión de que nos visitan seres extraterres­tres, aquí tampoco tienen los platillólogos de la tercera generación ninguna prueba de lo que dicen. Una vez más, mienten, y lo saben.

RUIZ DE ELVIRA, MALEN: «Científicos y fi­lósofos abogan por la razón frente a lo religioso y lo paranormal». El País (Madrid), 23 de Abril de 1995. Recuperar la tradición librepensadora no es uno de los objetivos de ARP, pero si uste­des arañan en el ideario de la asociación, se darán cuenta de que ahoga, ante todo, por la razón. Esta información no se hace eco, sin embargo, de ningún acto de ARP, sino del naci­miento de una nueva sociedad, la Asociación Española de Humanismo Racional. Los humanistas españoles se han unido bajo unas siglas (AEHR) por iniciativa de los filósofos JESÚS PUERTAS y ALBERTO HIDALGO y el forense CÉSAR NAVARRO. «El humanismo ra­cional —explica Puertas— es un movimiento cul­tural que busca unas orientaciones de la vida fuera de las religiones». Los humanistas creen posible organizar la sociedad al margen de toda creencia irracional, ya sea religiosa o pseudo­científica. Personalmente, equiparo religión y pseudociencia. Para mí, son el mismo perro con diferente bozal. ¿Y para usted? Si coincide con­migo, únase a la internacional humanista; apueste por la razón, la tolerancia y la ciencia; apueste, en definitiva, por el hombre.

SAVATER, FERNANDO: «La ciencia y los científi­cos». El País Semanal (Madrid), N0 230 (16 de Junio de 1995). El filósofo donostiarra saca a la luz en este artículo la «curiosa relación» que la mayoría de los ciudadanos mantiene con la ciencia. Por un lado, espera de ella que resuelva sus problemas; por otro, la acusa de ser la cul­pable de «buena parte de los males actuales de la humanidad». En el origen de todo está la incultura científica, que convive en nuestra sociedad con «una supersticiosa fascinación por cualquier tipo de milagrerías oscurantistas como la astrología, la parapsicología y otros delirios que imitan la pompa verbal de la cien­cia como los loros el habla humana». FERNANDO SAVATER, atípico y lúcido filósofo, dedica este breve artículo a reflexionar sobre la necesidad de material que satisfaga la curiosi­dad científica de los legos. Y no digo más por­que, además de que no dispongo de sitio, lo mejor es que ustedes se lean éste y otros reco­mendables escritos en su versión original, en vez de conformarse con pobres, tendenciosos y mezquinos resúmenes.
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UN CIERTO GESTO DE RACIONALIDAD

En e] mes de abril de 1995, la prensa nos sorprendió con la noticia de que un grupo de sudafricanos habían abierto una embajada para extraterrestres. Con ello, decían, estrecharían las relaciones con los visitantes del espacio, e incluso aumentaría el turismo en Sudáfrica.
Paseaba por una calle céntrica, cuando vi que se me acercaba una persona, muy introdu­cida en todos los círculos “ufológicos” y parapsicológicos de nuestro país. Se trata de una persona bienintencionada, pero, como os podéis imaginar, tremendamente crédula.
Al verme, me saludó, me paró y tuvimos un diálogo más o monos así:

- Hola Iván, ¡qué serio se te ve!
- Pues sí, es que estoy dándole vueltas a un tema. Ahora mismo me dirijo a la Biblioteca para tratar de resolverlo.
- A propósito, ¿has leído lo de Sudáfrica?
- ¿A qué te refieres? ¿A lo de lo del grupo de amigos de los ovnis que han creado una emba­jada?
- Sí, a eso. ¿Verdad que es demasiado? ¿Cómo pueden haber creado una embajada para extra­terrestres?
- La verdad —le dije— es que ya me creo cual­quier cosa. El tema ovni ha llegado a un nivel de degradación tal que no me extraña nada.
- Hombre; tú ya sabes que yo no pienso como tú; que yo creo en la posible existencia de los extraterrestres; pero esto me parece dema­siado.

Caramba, me dije, una luz entre las tinieblas. A esta persona dentro de su credulidad, toda­vía le queda un cierto sentido del ridículo. Quizá pueda hablar con él y hacerle ver otros aspectos donde él y su grupo están haciendo barbaridades similares a los sudafricanos. Estaba a punto de hacerle un comentario sobre su último ciclo de conferencias, para hacerle notar que estaba viendo la paja en el ojo ajeno y que tal vez fuera conveniente que vie­sen el poste que tenían en el propio, cuando continuó.

- Es que eso no lo puede hacer un solo país. ¡Vaya ridiculez! ¿No te parece que eso lo ten­dría que haber hecho la ONU? Estamos pen­sando en enviar una carta a la ONU en ese sen­tido. La embajada tiene que ser de toda la Humanidad ¿Tu firmarías una carta en ese sen­tido?
....

Creo que sobra todo comentario. La cabra tira irresistiblemente al monte.
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UNAS FALTAS DE ORTOGRAFÍA DE UN ASTRÓLOGO
FELIX ARES

Durante unos meses he estado colaborando en un programa en Onda Cero. Hace unos días, al irme, vi en el mostrador de anuncios éste, del que presento fotocopia de unos párrafos.

DEMOSTRACION ASTROLOGIA. AUL4 MAGNA 8.30/10.30

Goio Lozano, astrólogo, telef .: 943/ 47 38 88

ASI SON LOS DOCE SIGNOS DEL ZODIACO SIDERAL:

GEMINIS, 15 de Julio a 17 de Julio: Móviles, comunicadoras, indecisas, cambiantes, mentales / PROFESIONES, psicólogas, intermediarias, oficinistas, traductoras, periodistas de destrezza o artesania, ejecución instrumental / AMOR: Cambiantes, necesidad de hablar con la pareja, perfección de las caricias./ Miguel Indurain, directora agencia matrimonial, Diana de Gales, Okupa de casas, tenista, transfuga político.

El ser Aries, Tauro etc. , corresponde al signo solar que es una parte de nuestra carta astral, el planeta mas angular, el ascendente, el regente del Sol y la Luna, son muy importantes también, no te extrañes por lo tanto de no verte en-cajada en tu signo solar.

LIBRA, 18 de Octubre 17 de Noviembre: Sociables, bellas, coquetas, con deseo de seducir y de disponer a los demás a tu favor, fuerte sentido de la justicia / PROFESIONES: relaciones públicas comerciales, artistas de cine o teatro. / AMOR: seductoras, bellas, esplendorosas. / Jorge Oteiza, Josean Tolosa, Padre Arrupe, Ugarte navegante solitario.

La verdad es que, al leer lo de Libra, me quedé un poco anonadado; no sé dónde poner al PADRE ARRUPE, ¿entre las seductoras?, ¿entre las bellas?, o, tal vez, ¿entra las esplen­dorosas? ¿Y qué me dicen de su profesión?: ¿relaciones públicas?, ¿comercial?, o ¿artista de cine o teatro?
Para tratar de aclararme he ido a otro signo, al de Géminis. Y me vuelvo a armar un lío. De verdad que no sé si MIGUEL INDURAIN es perio­dista de destrezza o artesania, psicóloga, inter­mediaria, oficinista, traductora o ejecución instrumental. A propósito: ¿qué es eso de periodista de destrezza7
Le he seguido dando vueltas al párrafo. Teniendo en cuenta las tachaduras y horrible redacción, he pensado que, a lo mejor, es que no estaba bien puntuado, y he vuelto a leer el último párrafo: “Miguel lndurain, directora de agencia matrimonial, Diana de Gales, Okupa de casas, tenista, transfuga político. He empezado a reflexionar para ver si enten­día qué quería decir eso. En principio, se podría pensar que eran ejemplos de personas que eran Géminis. Leo el primer nombre:
Miguel Indurain. Y me digo: no sé si habrá nacido en esas fechas o no, pero pudiera ser. Sigue sin encajarme la profesión que le atribu-
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yen, pero, ¿quién lo sabe? Paso a lo que está detrás de la siguiente coma: directora de agen­cia matrimonial. No llegó a entender lo que quiere decir: ¿que una directora de agencia matrimonial ha nacido en las fechas que él considera Géminis? Bien, es posible y eso ¿qué significa? ¿Tal vez han querido decir que las directoras de agencias matrimoniales son Géminis? La verdad es que no creo; las habrá de todas las fechas. No me aclaro. Paso a la siguiente coma: Diana de Gales. Bien. Es posible que haya nacido en esas fechas y hasta es posible que sea periodista de destrezza. Paso al siguiente: Okupa de casas. Curioso: ¿los okupas de casas son psicólogas o intermedia­rias u oficinistas o traductoras o periodistas de destrezza o artesania o ejecución instrumen­tal? Y además: ¿todos han nacido en esas fechas? ¡Qué curioso! La próxima vez que vea a una okupa o a un okupo les preguntaré. Pero la verdad es que no me encaja. Lo mismo me pasa con tenista. ¿En qué quedamos, es tenista o es alguna de esas profesiones que ya he men­cionado? En el amor está claro que forman parte de los que tienen perfección en las cari­cias, pues qué duda cabe, que a las “pelotas” a veces las acarician. Claro que no sé si se refie­ren a tenistas o a tenistos. Si fuera a tenistos lo de las pelotas ya no me queda tan claro, a no ser que fueran m... Lo mismo me ocurre con el último ítem: transfuga político. Supongo que querrá decir tránsfuga, pero ¿todos los tránsfu­gos/as políticos/as han nacido en Géminis? La hipótesis me parece tan absurda que no me queda más remedio que pensar que algo está mal, que no he entendido bien.
Ya se ve que GOIO LOZANO, astrólogo, pone los puntos y las comas un poco al azar. Cambiando simplemente una coma por un punto y coma, y la última coma por una “y” (es final de párrafo) ya todo cobra coherencia.
Miguel Indurain, directora de agencia matrimonial; Diana de Gales, okupa de casas, tenista y transfuga político.
Ahora casi todo me encaja. No sabía que Miguel Indurain era directora de agencia matrimonial, pero ya se sabe: no te acostarás sin saber una cosa más. En cuanto a lo Diana de Gales, está clarísimo. Que es okupa no cabe duda, creo que la casa que okupó se llamaba palacio de Buckingham o algo así. Creo que juega al tenis. Su condición de tránsfuga polí­tico tampoco cabe duda, pues de futura reina ha pasado a ser no-se-qué de la Corona... la verdad es que yo de las monarquías no entiendo mucho. Para ser totalmente sincero, nunca he entendido que se llame monarquía democrática a un sistema en el que el monarca no se elige por votación de todos los ciudada­nos, pero reconozco mi desconocimiento del tema. Lo que sí es obvio es que ahora entiendo algo más lo que quería decir don Goio.
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Historias eXotéricas
Caio Lapsus

Nociones de incultura general

(Lección extraída del “Manual de el perfecto engañabobos”; reproducida con permiso del autor)

Cualquiera que haya leído y asimilado conve­nientemente los contenidos del maravilloso libro “Manual de el perfecto engañabobos”, habrá adquirido las dotes adivinatorias elemen­tales necesarias para saber que la redacción de LAR va a verse inundada en breve por las car­tas de lectores y simpatizantes que desean saber cómo impresionar a público y amistades con­versando sobre asuntos trascendentales y esoté­ricos (con “s”). Nosotros ya lo sabemos —por supuesto—, y para evitar la catástrofe ecológica que supondría semejante despilfarro de. papel nos adelantamos a las consultas publicando estas breves nociones de (in)cultura general.
Como todo el mundo sabe, la ciencia no es cultura. Es más, aquellos que se autodenominan científicos, siempre respaldados por los poderes fácticos, son los principales responsables de la pobreza espiritual de nuestra sociedad. Toda la ciencia que usted necesita saber, la auténtica y verdadera ciencia, le será revelada por alguno de sus maestros espirituales. Desconfíe de todas esas burdas patrañas que nos intentan vender como “teorías contrastadas” y “comprobadas experimentalmente” y no se deje engañar por esa estupidez de “el método científico”. Tan sólo intentan apartarle del camino hacia la sabi­duría.
Insisto, la ciencia no es cultura, así que lo mejor será que olvidemos el tema y nos dedi­quemos a cuestiones más próximas a la espiri­tualidad, a la esencia del ser humano: el arte, la música, la literatura. Acerca de estas materias deberemos ser capaces de plantear distintos enfoques según el público al que nos enfrente­mos y según el grupo o la tendencia con que nos identifiquemos (aunque también nos podemos apuntar a todas a la vez o ir de flor en flor dependiendo del tiempo atmosférico, o más concretamente de las energías telúricas que flu­yen en nuestras coordenadas espacio-tempora­les). Así, podemos distinguir algunos arqueti­pos:
- Nueva Era. Los negativistas e inquisido­res hablarán de “semianalfabetismo, con el pre­fijo semi puesto por cortesía”, pero no debemos hacer caso de esa sarta de patrañas que forman parte de una inmensa campaña de desinforma­ción. Para nosotros, que consultamos las fuen­tes adecuadas, hay ciertas relaciones que son obvias y evidentes:
a) Los extraterrestres siempre han estado presentes en la Historia de la Humanidad. Cualquier acontecimiento histórico de difícil explicación es mucho más entendible recu­rriendo a la intervención de algún que otro alie­nígena. Además, podemos encontrar vestigios de esas visitas en numerosos lugares, por ejem­plo, en las tiendas de souvenirs para turistas, en la prensa sensacionalista, y en cerebros con patologías diversas (patologías inducidas de forma criminal por los poderes fácticos para evitar que estos cerebros comuniquen las extra­ordinarias noticias de que son portadores al resto del mundo).
b)Hombres y dinosaurios convivieron. Basta echar un vistazo a la filmografía de serie B para comprobar sin lugar a dudas que eso es cierto. Los “presuntos fósiles” están colocados en estratos más antiguos para despistar (pero nosotros somos demasiado inteligentes).
c) La desaparición de la Orden del Temple y la caída del Muro de Berlín son dos hechos claramente relacionados. Y la relación es tan obvia que no voy a perder tiempo y papel en comentarla.
d)Existe también una relación evidente entre las Cruzadas y la Guerra de Secesión Americana. Cualquiera que se haya molestado en investigar de forma correcta y consultando las fuentes adecuadas habrá llegado a la evi­dente conclusión de que a Lincoln lo asesinaron porque sabía dónde estaba el Santo Grial.
e) Existieron civilizaciones prehistóricas que conocían la energía nuclear (por supuesto, gracias a civilizaciones extraterrestres más avanzadas). Expertos de prestigio internacional han analizado, con la ayuda de potentes ordena­dores, las pinturas de las cuevas de Altamira —entre otras— y han descubierto que, contraria­mente a lo que la ciencia “oficial” y los poderes fácticos nos han hecho creer, no se trata de representaciones de animales, sino de los pla­nos para la construcción de un reactor nuclear. Además, un tipo de reactor desconocido para la arcaica tecnología que nos domina, un reactor que reproduciría a pequeña escala los procesos de fusión que tienen lugar en el interior de las estrellas.
(Continuará algún día, en algún lugar..)