Javier Armentia, uno de los impulsores de la versión española del Manifiesto contra la astrología, hace una completa y amena crónica de este esfuerzo común del escepticismo en España. Hasta entonces, se había escrito y hablado mucho sobre el asunto (baste recordar el admirable libro de Manuel Toharia, "Astrología, ¿ciencia o creencia?), pero el Manifiesto unió por primera vez a la práctica totalidad de los astrónomos profesionales con una sola voz para oponerse a la astrología.
El Manifiesto fue, y sigue siendo hoy, tachado de intento inquisitorial de acallar voces. En realidad fue, y sigue siendo hoy, un intento veraz de evitar que la población caiga en la inutilidad de la desinformación.
Enlazamos a la crónica de Javier Armentia en su imprescindible blog Por la boca muere el pez, y reproducimos sus dos últimos párrafos:
La verdad es que cuando se lanzó el manifiesto ya sabíamos que era muy difícil que el público se hiciera más crítico de la astrología. Al menos, como ya contenté en una columna en LAR, hemos conseguido que se oyera la voz racional. Si esto ha servido para que una sola persona se lo piense dos veces antes de caer en las garras de estos sacacuartos, creo yo que mereció la pena.
He de terminar, pero no quiero hacerlo sin dejar antes unas palabras escritas para que el posible lector se anime, que esta pequeña llama no decaiga. Con estas y otras acciones, ARP empieza a ser conocida un poco más allá de esa pequeña catacumba que formamos sus socios y suscriptores. Eso es bueno, no porque se puedan conseguir más socios, sino porque al menos desde algunos medios de comunicación se empieza a valorar la opinión racional. Aunque al conectar la telebasura cualquiera pueda pensar que estoy siendo demasiado optimista, les aseguro que algo ha ido cambiando.