Edición 2012 - Número 252
Ricardo Campo Pérez
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Mihterioh de la siensia)
Aunque lo pueda parecer, esta entrada no consiste en una crítica cinematográfica de algún clásico de la Serie B norteamericana. Es que, después de leer la amable reseña que Gabriel Andrade escribió de mi libro Los ovnis ¡vaya timo! quiero matizar un par de cosas al respecto.
La primera sobre la metáfora elegida para referirse a la evolución que experimenté en cuanto a la creencia ufológica, desde creyente a escéptico. No creo ser un "alcohólico reformado". Yo siempre he bebido alcohol, moderadamente, y sigo haciéndolo... Bueno, ahora en serio: lo que sí estaba cuando creyente es desinformado, no en un estado equivalente o análogo al del delirium tremens. Eso es lo que pienso de cualquier persona que ingiera las papillas ufológicas predigeridas al uso, como las de J. J. Benítez, Zerpa, Maussán y sus discípulos, o cualquier otro negociante del más allá.
Hasta donde sé, el alcoholismo agudo desemboca en la pérdida del dominio racional de la realidad (sea esto lo que sea), entre otros muchos síntomas. En cambio, el creyente en platillos volantes -o en cualquier otra creencia maravillosa- sí es racional: hay una racionalidad en los mitos, como ya dijo otro antes que yo; hay un cierto orden, un afán explicativo de la realidad externa, aunque ese afán esté truncado, falto de elementos informativos, cojo o haya seleccionado solo aquello que le interesa. Manejar estos elementos es la habilidad de los cuentistas del misterio, precisamente. Aprovechan la cojera de sus seguidores. El éxito de programas televisivos domingueros depende de ello, por ejemplo.
La segunda tiene que ver con la ausencia del debate sobre la existencia de vida extraterrestre en el libro, que es algo que, creo recordar, ni siquiera me planteé. El motivo es que, realmente, se puede, y en ocasiones se debe, hablar de ovnis sin citar la vida extraterrestre, aunque ésta sea el sustrato de la creencia. El libro trata de ovnis y de ufología solamente (es lo que me pidió la editorial: un libro crítico sobre los ovnis). Para la ocasión, no quise hablar de la vida extraterrestre –ni de cuestiones más concretas como la ecuación de Drake o la paradoja de Fermi- a propósito, para que tal ausencia chocara al lector. Una de las herramientas habituales de los propagandistas del misterio y de los creyentes ha sido siempre apelar a la posibilidad de vida extraterrestre ("no podemos ser los únicos", "no puede haber tanto espacio cósmico desaprovechado", etc.) para colar sus manías o especulaciones absurdas sobre la creencia en visitas alienígenas a la Tierra. Así que un libro sobre el mito de los ovnis sin referencias directas al debate científico sobre la vida alienígena es, en sí mismo, significativo por lo comentado.
URL: http://mihteriohdelasiensia.blogspot.com/2011/10/los-ovnis-contra-la-vi…