| Clonación humana: oportunidades 
                          y riesgos
 Dr. Néstor V. Torres Darias
 Profesor Titular de Universidad de Bioquímica 
                          y Biología Molecular. Universidad de La Laguna.
 
 
  El 25 de noviembre de 2001, la compañía 
                          Advanced Cell Technology radicadaen Worcester, Massachusset 
                          (U.S.A.), anunció a través de la revista 
                          (publicada en Internet) The Journal of Regenerative 
                          Medicine, la obtención del primer embrión 
                          humano obtenido por transferencia nuclear. En otras 
                          palabras, el primer embrión clónico humano. 
                          El anuncio desató inmediatamente una tormenta 
                          en los medios de comunicación, reflejo del interés 
                          y la polémica que despierta este asunto. Despliegue 
                          mediático que se sumó a la serie que se 
                          viene produciendo desde 1997, año en que se hizo 
                          público el nacimiento del primer mamífero 
                          superior clonado, la ya mundialmente famosa oveja Dolly. 
                          En esta ocasión, lo mismo que en ocasiones anteriores, 
                          nos hemos visto expuestos a numerosos debates en los 
                          que se pronuncian expertos, políticos, periodistas 
                          y representantes de la Iglesia Católica.
 No sorprende el interés y la fascinación 
                          que suscita la clonación humana. Se trata de 
                          una cuestión que no deja indiferente a casi nadie 
                          al aludir a algunas de las nuestras más íntimas 
                          inquietudes y preocupaciones, y que abre expectativas 
                          inusitadas en aspectos tales como la identidad del ser 
                          humano, la procreación, el deseo de inmortalidad, 
                          la salud, la calidad de vida, la ética o las 
                          convicciones religiosas. Lo cierto es que más 
                          allá del sensacionalismo que pueda darse en algunos 
                          medios de comunicación, la posibilidad de clonar 
                          seres humanos ha pasado de ser ciencia-ficción 
                          a constituir un hecho técnicamente posible y, 
                          sin duda, inminente. La sociedad de nuestro tiempo se 
                          ve, una vez más, forzada a dar respuesta urgente 
                          a cuestiones que aluden al centro mismo de nuestra cultura, 
                          e impelida a autorregularse a un ritmo superior a su 
                          capacidad de asimilación. El debate, la reflexión 
                          y la toma de decisiones en un tema como este, en el 
                          que subyacen conceptos científicos, tecnológicos 
                          y biomédicos requiere en primer lugar, conocer 
                          aquello de lo que estamos hablando. Sólo a partir 
                          de la información y del conocimiento es posible 
                          la reflexión y la opinión informada que 
                          debe preceder a la toma de decisiones. En este sentido 
                          la comunidad científica y la universidad, por 
                          la responsabilidad divulgadora que les corresponde, 
                          tienen una misión que cumplir. Y es desde la 
                          asunción de esta responsabilidad divulgadora 
                          que se plantea esta exposición. Se trata de informar, 
                          en términos inteligibles para el profano, sobre 
                          los conceptos y la ciencia básica subyacente 
                          en el tema de la clonación humana y propiciar 
                          la reflexión sobre algunas des sus implicaciones 
                          éticas y sociales. ¿En qué consiste la 
                          clonación? El término clon procede del griego 
                          klon que significa esqueje. De hecho, cuando 
                          a partir de un fragmento de planta, como por ejemplo 
                          un geranio, obtenemos una planta nueva estamos fabricando 
                          un clon. Clones son por tanto aquellos de organismos 
                          de idéntica constitución genética 
                          procedentes de un único individuo mediante multiplicación 
                          asexual, siendo a su vez iguales a él. La clonación 
                          es entonces el proceso de producción de clones, 
                          por el cual sin la unión de dos células 
                          sexuales se obtienen seres idénticos genéticamente.  
  En la naturaleza se producen de forma natural y esporádica 
                          clones de animales superiores. Es el caso de los gemelos 
                          monocigóticos que se producen sin intervención 
                          humana directa como consecuencia de una división 
                          espontánea del zigoto. Los gemelos monocigóticos 
                          tienen la misma dotación genética y son 
                          por tanto iguales entre sí (clones) aunque distintos 
                          a sus progenitores.
 Dicho esto es importante hacer algunas 
                          precisiones necesarias para entender desde un principio 
                          las implicaciones y dimensión real de la clonación. 
                          El hecho de que dos clones sean genéticamente 
                          idénticos, no significa que sean idénticos 
                          en todas sus manifestaciones. El medio ambiente natural 
                          y cultural es determinante para generar diferencias 
                          entre ellos. A la pregunta de si un clon de Einstein 
                          tendría el mismo coeficiente intelectual, personalidad 
                          y carácter, que el Einstein original, la respuesta 
                          es no. La inteligencia, el carácter y la personalidad 
                          de un ser humano son consecuencia no sólo de 
                          sus genes sino también, y en una proporción 
                          nada desdeñable, del medio ambiente en el que 
                          este desarrolla. Aunque los genes sean los mismos se 
                          necesitan muchos años de influencias ambientales 
                          específicas para obtener la versión final 
                          de la persona. Si un clon de Einstein se desarrollara 
                          en el ambiente adecuado podríamos encontrarnos 
                          con un Einstein 2 con un coeficiente de 
                          inteligencia superior, mejor memoria y un carácter 
                          distinto. O por el contrario, podríamos a partir 
                          de los mismos genes pero desarrollados en otras condiciones 
                          obtener un Einstein 3 sin las geniales cualidades 
                          del original. No sabemos qué genes o factores 
                          ambientales determinan los comportamientos complejos 
                          de definen el carácter o la inteligencia, aunque 
                          hay acuerdo en que es una combinación de ambos. 
                          Para que los clones sean efectivamente idénticos 
                          desde todos los puntos de vista deberíamos ser 
                          capaces de reproducir exactamente no sólo el 
                          genoma, sino todos y cada uno de los factores ambientales 
                          en los que se desarrollarán, desde la composición 
                          de nutrientes y hormonas en el útero materno 
                          hasta el medio cultural, la sociedad, el lenguaje, la 
                          educación, etc. En definitiva su historia completa. 
                          Y puesto que social y culturalmente la flecha del tiempo 
                          se mueve en una única dirección (el tiempo 
                          es irreversible) y la historia no se puede repetir, 
                          dos clones nunca serán completamente idénticos. Tipos y técnicas de clonación Existen dos modalidades de clonación 
                          que se relacionan directamente con el debate que se 
                          ha suscitado: la clonación reproductiva y la 
                          terapéutica o celular. La clonación reproductiva 
                          está dirigida al nacimiento de individuos completos 
                          genéticamente idénticos. Implica la implantación 
                          del embrión clonado en el útero de una 
                          madre, el desarrollo del mismo y el nacimiento de un 
                          individuo. La clonación terapéutica no 
                          llega tan lejos. Está limitada a la fase celular 
                          y tiene como principal finalidad la obtención 
                          de las denominadas células madres. Las células 
                          madre son células capaces de reproducirse indefinidamente 
                          y que, estimuladas adecuadamente, pueden evolucionar 
                          y diferenciarse hacia cualquier tipo de tejido, ya sea 
                          piel, tejido nervioso o muscular. Estos tejidos se podrían 
                          utilizar para tratar a pacientes con una gran variedad 
                          de enfermedades sin problemas de rechazo. La clonación 
                          terapéutica es pues desde el primer momento instrumental, 
                          como un medio para generar células madre, mientras 
                          que la clonación reproductiva tiene como finalidad 
                          la reproducción humana por medios asexuales. La técnica de clonación 
                          más relevante y prometedora es la de transferencia 
                          nuclear (TN). La TN consiste en la sustitución 
                          del núcleo celular de un óvulo por el 
                          núcleo de una célula con una dotación 
                          cromosómica completa. La célula donante 
                          del núcleo puede ser una célula ya diferenciada, 
                          madura, de cualquier otro tejido (intestinal, 
                          de tejido mamario, piel) aunque también pueden 
                          utilizarse para este fin células procedentes 
                          de un embrión.
 Fue con esta técnica con la que Iam Wilmut, del 
                          Instituto Roslin de
  Edimburgo, 
                          consiguió la clonación, en 1997, del primer 
                          mamífero superior: la oveja Dolly. Poco después 
                          un grupo de la Universidad de Hawai, codirigidos por 
                          Teruhiko Wakayama y Riuzo Yanagimachi, empleando el 
                          mismo procedimiento obtuvo clones de ratones y clones 
                          de los clones. Hasta ese momento el único antecedente 
                          de clonación conocido fue la clonación 
                          de ranas hasta la fase de renacuajos que publicó 
                          en 1975 el embriólogo John Gurdon, del Medical 
                          Research Council de Cambridge. Sin embargo, cuando este 
                          y otros investigadores intentaron lo mismo con mamíferos, 
                          no se obtuvieron resultados, lo que llevó pensar 
                          que, en este aspecto, los embriones de rana se distinguían 
                          de los de otras especies y que no era posible obtener 
                          clones de otros animales por este método. El 
                          nacimiento de Dolly vino a demostrar que esto no era 
                          cierto, abriendo un campo inmenso de nuevas posibilidades. La clonación por TN es conceptualmente 
                          simple. Consiste en sustituir el núcleo de un 
                          óvulo, por el núcleo de una célula, 
                          provocar el desarrollo del embrión e implantarlo 
                          en un útero, de manera que después del 
                          proceso de gestación nazca un individuo que es 
                          genéticamente idéntico al individuo que 
                          donó el nucleo. En el caso de la oveja Dolly 
                          el procedimiento seguido fue el siguiente. En primer 
                          lugar se extrajeron células de glándula 
                          mamaria de un ejemplar de oveja Finn Dorset, raza de 
                          pelo completamente blanco. Estas células como 
                          cualquier otra del mismo individuo, contienen todos 
                          los genes del organismo, pero al estar especializadas 
                          en glándula mamaria sólo están 
                          activos aquellos que son necesarios para la función 
                          de la mama. Las células una vez extraídas 
                          fueron trasladadas a un medio de cultivo en donde se 
                          les permitió crecer y dividirse, de manera que 
                          se obtuvo una población en la que todas ellas 
                          eran copias de las células originales. A continuación 
                          una de estas células se trasladó a otro 
                          medio de cultivo, en el que la célula entró 
                          en una fase llamada durmiente o quiesciente 
                          en el que cesa la división celular. La generación 
                          de embriones viables requiere de un tiempo para que 
                          el genoma del núcleo se reprograme, 
                          y pase de la función celular que originalmente 
                          tenía (glándula mamaria) a su nueva función 
                          de núcleo de embrión. La reprogramación 
                          es posible si se parte de células en fase durmiente 
                          que en fase de división. El siguiente paso consistió 
                          en extraer un óvulo sin fertilizar de otra oveja, 
                          en este caso de una Scotish Blackface, que se distingue 
                          de la Finn Dorset en que la cabeza es de color negro. 
                          A este óvulo se le extrajo el núcleo de 
                          manera que quedó el óvulo desprovisto 
                          de su genoma (los cromosomas del núcleo) pero 
                          con la maquinaria metabólica necesaria para producir 
                          un embrión intacta.   Es en este momento en el que se produce la transferencia 
                          nuclear, insertando el núcleo de la célula 
                          donadora al óvulo anucleado. Esto se hizo situando 
                          a la célula donadora junto al óvulo anucleado 
                          y sometiendo al conjunto a un débil pulso eléctrico. 
                          La descarga provocó que se fundieran las dos 
                          células en una sola, de la misma forma que dos 
                          pompas de jabón se funden en una. La transferencia 
                          nuclear se puede conseguir también por otros 
                          procedimientos, como por ejemplo empleando una fina 
                          aguja que sirve para inyectar el núcleo en el 
                          óvulo. Al primer pulso eléctrico, que 
                          provocó la fusión en una única 
                          célula del óvulo y de la célula 
                          mamaria, siguió una segunda descarga eléctrica. 
                          Esta sirvió para simular la fertilización 
                          natural y desencadenar los mecanismos que inician la 
                          reprogramación del núcleo, que entra entonces 
                          en una fase de división celular y formación 
                          del embrión. La reprogramación celular 
                          es un mecanismo complejo y prácticamente desconocido 
                          en sus fundamentos moleculares. Lo que sí se 
                          sabe es que la composición macromolecular del 
                          citoplasma del óvulo es crítica en el 
                          proceso de reprogramación. Hasta aquí 
                          los pasos seguidos son comunes a los dos tipos de clonación, 
                          la reproductiva y la terapéutica. Es a partir 
                          de este momento que una y otra toman caminos diferentes.
   En 
                          la clonación reproductiva el siguiente paso es 
                          la implantación en el útero de una madre 
                          receptiva del embrión que ha comenzado a desarrollarse. 
                          En el caso de Dolly, el embrión se implantó 
                          en el útero de una Scotish Blackface y al cabo 
                          de 148 días de gestación esta parió 
                          un cordero (Dolly) de raza Finn Dorset (totalmente blanca) 
                          e idéntico a animal donador de núcleo. En el caso de la clonación terapéutica, 
                          el paso siguiente consiste en dejar desarrollar al embrión 
                          durante cuatro o cinco días, de manera que el 
                          óvulo inicial se transforme en una bola de células 
                          100-200 denominada blastocito, que contiene en su interior 
                          células madre utilizables. Este fue el procedimiento 
                          empleado por Advanced Cell Technology aunque no llegaron 
                          a separar y diferenciar las células madre del 
                          embrión humano clonado. Si al blastocito se le 
                          permitiera seguir desarrollándose y se implantara 
                          en un útero humano se podría obtener, 
                          tras el parto consiguiente, un clon humano. Esta técnica 
                          se halla por tanto en el umbral mismo de la clonación 
                          humana reproductiva. El éxito de la clonación 
                          reproductiva depende de muchos factores muchos de los 
                          cuales no se controlan bien. Esta es la razón 
                          por la que el porcentaje de intentos fallidos en la 
                          generación de clones viables es muy alto. A las 
                          dificultades de la transferencia nuclear propiamente 
                          dicha hay que añadir los problemas asociados 
                          con la implantación del embrión al útero, 
                          que pueden también llegar malograse. De hecho 
                          Dolly es el único resultado satisfactorio de 
                          277 intentos, lo que arroja un porcentaje de éxito 
                          (0.4%) muy por debajo del observado en el proceso natural. 
                          Muchos originaron fetos no viables. Otros que llegaron 
                          a nacer lo hicieron con graves problemas (e.g. malformaciones 
                          de riñón) y murieron a las pocas horas. 
                          Más recientemente se han clonado por la misma 
                          técnica de TN vacas, ratones, pollos, cerdos 
                          y monos, pero siempre con porcentajes de éxitos 
                          del 1-2% como máximo. Clonación humana: estado de 
                          la cuestión En el instante que se hizo público 
                          el nacimiento de Dolly se reanimó la carrera 
                          por obtener el primer clon humano. Sólo un año 
                          después Michael West, presidente de Advanced 
                          Cell Technology, anunció que su empresa obtuvo 
                          un embrión humano clonado por transferencia del 
                          núcleo de células de piel humana al óvulo 
                          de una vaca. En este caso el embrión se desarrolló 
                          durante doce días antes de detener el experimento.En el año 2000 un consorcio científico 
                          privado liderado por los doctores Panaiotis Zavos (Centro 
                          Kentucky para la Medicina Reproductiva y la Fertilización 
                          in vitro) y Severino Antinori, experto en fertilidad 
                          humana, a los que posteriormente se unió la Dra. 
                          Cristine Boisselier, directora de la firma Clonaid, 
                          anunció planes para clonar seres humanos de parejas 
                          estériles sin posibilidad de procrear.
 El último hito en esta secuencia de acontecimientos 
                          se ha producido este mismo año, cuando Advanced 
                          Cell Technology comunicó la obtención 
                          del primer embrión humano clonado con objeto 
                          de obtener del mismo células madres. Esta empresa, 
                          después de asesorarse sobre los aspectos éticos 
                          del procedimiento recolectó óvulos de 
                          mujeres anónimas sanas de edades comprendidas 
                          entre los 24 y 32 años que habían sido 
                          madres al menos una vez. Simultáneamente tomaron 
                          muestras de piel de otros donantes anónimos que 
                          posteriormente servirían para aportar los núcleos. 
                          Los donantes de núcleos fueron individuos de 
                          distintas edades, sanos unos y pero con diabetes o lesiones 
                          de médula espinal otros, ya que estos serían 
                          los primeros candidatos a beneficiarse de la clonación 
                          terapéutica. El único embrión conseguido 
                          exigió la formación de 71 zigotos.
 Paralelamente al anuncio de estos resultados 
                          se ha reanimado un debate sobre los aspectos éticos 
                          de la clonación humana en sus dos variantes, 
                          la reproductiva y la terapéutica, y sus implicaciones 
                          económicas, sociales y políticas. En este 
                          debate se han esgrimido razones a favor y en contra 
                          de cada una de ellas y desde distintos puntos de vista.  
  La 
                          clonación terapéutica es la que cuenta 
                          con más partidarios, entre ellos lamayor parte 
                          de la comunidad científica. El argumento principal 
                          a su favor es que servirá para avanzar en el 
                          tratamiento de numerosas dolencias y enfermedades, así 
                          como en los procedimientos de fertilización in 
                          vitro. Los tejidos embrionarios clonados pueden ser 
                          usados para la sustitución de tejidos enfermos; 
                          para la producción de proteínas de uso 
                          terapéutico, el diagnóstico de enfermedades, 
                          el diseño de tratamientos de prevención 
                          de enfermedades genéticas, ensayos de medicinas 
                          y procedimientos médicos, etc. La clonación 
                          reproductiva tiene sin embargo muchos menos defensores. 
                          Entre estos se sitúan aquellos que esgrimen razones 
                          de índole personal: la clonación de adultos 
                          representa una salida para aquellos que por diversas 
                          razones deseen niños o adultos genéticamente 
                          idénticos a ellos mismos o a alguien a quien 
                          quieren o admiran. En este caso la clonación 
                          se justifica como una expresión de la libertad 
                          reproductiva individual que no debe estar limitada por 
                          la legislación. Así como hay consenso generalizado 
                          en la comunidad científica y en la sociedad sobre 
                          la conveniencia y utilidad de la clonación terapéutica, 
                          casi la misma unanimidad se da sobre la inutilidad e 
                          inconveniencia de la clonación reproductiva. 
                          La primera razón de peso que la desaconseja desde 
                          muchos puntos de vista se refiere al carácter 
                          experimental de las técnicas empleadas y al elevado 
                          riesgo de fracasos y de seres humanos defectuosos. Además 
                          esta baja tasa de éxito precisaría emplear 
                          un elevado número de embriones, lo que agudizaría 
                          el problema del almacenamiento y uso de los embriones 
                          sobrantes. La clonación reproductiva pasaría 
                          a convertirse en un acto más de consumo: algo 
                          que se compra para adquirir un bien material; en este 
                          caso un ser humano idéntico a otro. En este escenario 
                          es posible imaginar un mercado de genoma, en el que 
                          se valore a los donantes dispuestos a permitir su clonación 
                          a cambio de dinero: estrellas de cine, atletas, premios 
                          Nobel, etc. Se produce también un conflicto de 
                          derechos individuales. Al derecho individual de reproducción 
                          esgrimido por los defensores de la clonación 
                          reproductiva se contraponen otros derechos de los que 
                          es titular el recién nacido. Así la clonación 
                          por transferencia génica a un óvulo previamente 
                          anucleado atenta contra el derecho del futuro hijo a 
                          tener un padre y una madre biológicos-genéticos. 
                          Por último no es descartable que los clones lleguen 
                          a ser considerados ciudadanos de segunda clase; en algunos 
                          casos engendrados con una única finalidad, la 
                          de servir de proveedor de órganos de repuesto. Desde una perspectiva religiosa la posición 
                          común es de rechazo. Para la Iglesia Católica 
                          y también para la mayoría de las confesiones 
                          religiosas la vida humana es única y especial 
                          y sólo puede ser creada, determinada o controlada 
                          por sus deidades correspondientes. Esto les lleva a 
                          oponerse a la clonación humana en cualquiera 
                          de sus variantes, incluida la clonación terapéutica. 
                          Muchas religiones creen en la existencia e individualidad 
                          de un alma humana, por lo que de ser llevada a cabo 
                          la clonación reproductiva plantearía debates 
                          inusitados hasta ahora. Por ejemplo, ¿tendría 
                          alma un ser humano clonado? ; o dicho de otra manera, 
                          ¿sería posible clonar a la persona pero 
                          no al alma? En este aspecto la posición más 
                          extrema y heterodoxa es la que presenta el culto religioso 
                          de los raelianos. Para este grupo la vida en la tierra 
                          fue creada en laboratorios por seres extraterrestres. 
                          Los grandes profetas y fundadores de credos religiosos 
                          como Buda, Mahoma o Jesús son clones de seres 
                          superiores traídos a la tierra. En su concepción 
                          la resurrección de Jesús es interpretada 
                          como una clonación. Para los seguidores de esta 
                          doctrina la clonación permitirá a la humanidad 
                          en un futuro próximo alcanzar la vida eterna 
                          por la vía de la clonación. El próximo 
                          paso, una vez conseguida la clonación reproductiva, 
                          sería clonar a una persona adulta de forma directa 
                          y sin tener que pasar por el proceso de crecimiento. 
                          Se transferiría la memoria y la personalidad 
                          del individuo al clon; de manera que, en esta suerte 
                          de reencarnación, despertaríamos después 
                          de la muerte en un nuevo cuerpo tal y como si nos acabáramos 
                          de despertar de un sueño. En línea con los argumentos a 
                          favor y en contra arriba expuestos, la legislación 
                          de la mayor parte de los países de nuestro entorno 
                          cultural ha desarrollado legislaciones que prohiben 
                          la clonación reproductiva pero que dejan abierta 
                          vías para la clonación terapéutica. 
                          Así en España la clonación de seres 
                          humanos está expresamente prohibida desde 1995 
                          en el Código Penal (Art. 16: se castigarán 
                          la creación de seres humanos por clonación 
                          u otros procedimientos dirigidos a la selección 
                          de la raza). Anteriormente se consideraba motivo 
                          de infracción administrativa en la Ley sobre 
                          Técnicas de Reproducción Asistida de 1988. 
                          Una situación similar se da en Italia, Alemania, 
                          Francia, Bélgica o Japón. Por su parte 
                          el Consejo de Europa ha recomendado la prohibición 
                          en varias ocasiones. En Europa la excepción se 
                          ha dado hasta ahora en el Reino Unido. En este país 
                          la denominada Ley de Fecundación Humana y Embriología 
                          autoriza la clonación y el cultivo de células 
                          madre humanas con finalidades terapéuticas tales 
                          como obtención de cultivos celulares personalizados 
                          para transplantes. Sin embargo el 17 de noviembre de 
                          2001 una sentencia del Alto Tribunal de Londres propiciada 
                          por grupos antiaborto, estableció que la clonación 
                          humana reproductiva no está incluida en dicha 
                          ley, lo que en la práctica supone que la clonación 
                          reproductiva no está sujeta a la legislación 
                          y en consecuencia no está penalizada. Inmediatamente 
                          después de conocerse la sentencia, Alan Milburn, 
                          Ministro de Salud, anunció la presentación 
                          de una nueva ley que establecerá que la clonación 
                          humana es un delito. En los Estados Unidos de América 
                          el Presidente Bill Clinton impuso en su momento una 
                          moratoria sobre investigaciones encaminadas a la clonación 
                          humana y la Comisión Nacional Asesora de Bioética 
                          recomendó que se impusieran restricciones legales 
                          al respecto. Más recientemente el Presidente 
                          George W. Bush, a pesar de su rechazo inicial, ha permitido 
                          la investigación con fondos públicos en 
                          células madres clonadas extraídas de embriones 
                          de ciertas líneas ya existentes (clonación 
                          terapéutica), aunque el Congreso aún no 
                          ha prohibido con una legislación específica 
                          la experimentación en clonación con embriones 
                          humanos. Este vacío legal es el que ha permitido 
                          a la empresa Advanced Cell Technology llevar a cabo 
                          sus experimentos y lo que sin duda propiciará 
                          que otras empresas lo hagan. Existe no obstante una 
                          iniciativa legal, actualmente en el Senado, la ley Weldon-Stupal 
                          que se espera sea considerada a principios del próximo 
                          año en la que se penaliza con hasta 10 años 
                          de prisión y 1 millón de dólares 
                          a cualquiera que genere clones humanos.  Es 
                          indiscutible que la utilización de embriones 
                          clonados como fuente de células madre tiene una 
                          utilidad cierta en el desarrollo de terapias regenerativas 
                          que permitirán tratar una amplia gama de enfermedades 
                          humanas tales como la diabetes, el cáncer, el 
                          SIDA, el Parkinson o el Alzheimer. Igualmente es cierto 
                          que la clonación humana reproductiva es prácticamente 
                          posible. De hecho el más importante argumento 
                          en contra de la clonación reproductiva viene 
                          de las limitaciones de la técnica de cara a su 
                          viabilidad. Pero que estas limitaciones se superen es 
                          cuestión de tiempo y llegado ese momento nada 
                          podrá impedir que se practique. Presumiblemente 
                          se abrirá un nuevo mercado (legal o ilegal) en 
                          el que aquellos que puedan permitírselo podrán 
                          generar clones de sí mismos. Se abre por tanto 
                          un debate que afecta no sólo a la definición 
                          de lo que es un ser humano y a la imagen que este puede 
                          tener de sí mismo sino que también tiene 
                          dimensiones políticas y económicas.
 Ante este panorama compuesto a partes 
                          iguales de riesgos y posibilidades, ¿debe la 
                          comunidad renunciar a los beneficios potenciales por 
                          el rechazo ético que generan las cuestiones asociadas 
                          con la clonación humana en cualquiera de sus 
                          modalidades?; ¿condenaremos al nuevo Frankenstein 
                          como hizo la sociedad de la novela de Mary Shelley?; 
                          ¿adoptaremos la solución de imponer a 
                          todos un juicio inspirado por principios espirituales 
                          o la de permitir a los ciudadanos juzgar por sí 
                          mismos sobre cuestiones que, como las que surgen con 
                          relación a la clonación humana, son definitorias 
                          y nos afectan íntimamente? Este es el debate que se ha abierto, 
                          en el que todos tenemos derecho a intervenir. Pero la 
                          participación exige conocimiento, información. 
                          Es condición necesaria, pero no suficiente contar 
                          con información rigurosa y accesible sobre los 
                          principios en los que se sustentan esta nueva revolución 
                          tecnológica. Sólo así estaremos 
                          a salvo de las manipulaciones a las que, por motivos 
                          religiosos, ideológicos, económicos o 
                          por prejuicios basados en ignorancia, vamos a estar 
                          expuestos. En cualquier investigación científica 
                          y en sus posibles aplicaciones siempre hay riesgos, 
                          riesgos cada día más sutiles y difíciles 
                          de comprender. Nuestra sociedad y nuestra cultura basada 
                          en los principios de democracia y respeto a la libertad 
                          individual, han resuelto este antiguo dilema a través 
                          del debate democrático y del análisis 
                          ético. Y en ningún caso la solución 
                          ha sido quemar el laboratorio, matar a Frankenstein 
                          y condenar a su criatura. Por el contrario la respuesta 
                          ha sido conocer las consecuencias de lo que se investiga 
                          en él y aceptar y limitar sus riesgos. Lo que 
                          nos lleva a que la actividad científica debe 
                          estar regulada por la sociedad a través sus instituciones 
                          y de la representación política. Instituciones 
                          y representación en los que las únicas 
                          fuerzas y argumentos no deben ser las puras del mercado 
                          y del beneficio económico. La universidad y las sociedades científicas 
                          tienen en este sentido un papel, una función 
                          que cumplir: promover la apertura de la sociedad hacia 
                          los cambios tecnológicos que ya estamos experimentando, 
                          informando de sus beneficios y peligros potenciales 
                          pero sobre todo estimulando el pensamiento crítico, 
                          científico y humanista. El miedo no debe limitar 
                          la libertad y el progreso. Víctor Frankenstein 
                          no debe morir, ni su laboratorio destruido por el miedo. |