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el esc

é

ptico

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Invierno 2024

Y

a sabemos todos cómo son las redes so-

ciales y la atención que conviene prestarles 

para no dejarse arrastrar por ese ambiente 

tan hostil e incluso cainita que con tanta 

frecuencia aflora en ellas. Por ejemplo, comentas 

algún tema que consideras de interés y nunca falta-

rá quien te vapulee y te critique por perder el tiem-

po en bagatelas para, a continuación, aconsejarte 

o incluso exigir que dediques tus esfuerzos a tal o 

cual cosa, que para ellos son de importancia capi

-

tal. Al menos es lo que nos ocurre a nosotros en las 

cuentas institucionales de ARP-SAPC, por ejemplo 

con esos que se crean un escéptico de paja para 

argüir que no sabemos hablar más que de homeo-

patía y ovnis cuando «ahí afuera está ocurriendo 

[póngase aquí lo que desee]».

Perros  de  hortelano  aparte,  de  los  que  está  el 

mundo  lleno,  y  sin  olvidar  tampoco  aquello  que 

decía Horacio de que nadie se reconoce en una 

sátira, siempre es de agradecer la crítica —en todo 

caso más útil que la adulación—, pues nos permi

-

te tomar nota de cuestiones en las que quizás no 

habíamos caído. Aunque, en primer lugar, hemos 

de decir que los asuntos a los que consagramos 

nuestra modesta labor en ARP-SAPC (y que pue

-

den revisar en la memoria de actividades incluida 

en el presente número) vienen marcados por diver-

sos factores, fundamentalmente el tiempo que les 

podemos dedicar y nuestros propios conocimientos 

y recursos, siempre limitados, más aún cuando se 

trata  de  una  labor  voluntaria.  Somos  muy  cons

-

cientes de la magnitud del monstruo al que nos en-

frentamos y de que sería utópico intentar abarcarlo 

todo.

A pesar de ello, o quizás precisamente debido 

a ello, hemos preparado un número de la revista 

El Escéptico

 sin el tradicional 

dossier

 dedicado a 

un tema concreto, sino que ofrecemos un amplio 

abanico de trabajos dedicados a los asuntos más 

variopintos, marcados en buena medida por la no

-

vedad respecto a lo que solían ser nuestros más 

clásicos sujetos de análisis, y que podrían marcar 

líneas futuras de actuación. También se echará de 

menos quizás un «lo que dice la ciencia…» para 

rebatir los asuntos tratados. Porque hay poca cien

-

cia, o seudociencia —al menos en su acepción más 

dura, pues hay bastantes referencias a las ciencias 

sociales— y sí mucho pensamiento crítico, lo cual 

no quiere decir, obviamente, que pretendamos ha

-

ber llegado a conclusiones definitivas e irrebatibles.

No habíamos abordado aún asuntos de actua-

lidad  como  son  la  inteligencia  artificial  o  las  crip

-

tomonedas, algo imperdonable por nuestra parte. 

Igualmente de actualidad, más aún con las situa

-

ciones  bélicas  que  se  están  viviendo,  dedicamos 

un texto a la tan alabada negociación como modo 

de resolver los conflictos políticos y de todo tipo, 

qué es, qué no es y sus limitaciones, a cargo de 

un experto en la materia. Más extraño aún puede 

resultar encontrar aquí un artículo dedicado a los 

vientres de alquiler, en principio algo propio de la 

ética y la moral. Sin embargo, viene a colación de 

nuestra nueva sección 

Cuando la ciencia no fun-

ciona

,  donde  se  muestra  —en  una  interpretación 

no neutral, como reconoce el propio autor— cómo 

una encuesta sesgada en su diseño puede ofrecer 

unos resultados engañosos.

Retomamos  además  asuntos  que  atrajeron 

nuestra atención en el pasado reciente pero ha-

bían quedado aparcados, como son las prácticas 

esotéricas y de la Nueva Era en la educación, las 

relaciones entre la filosofía y la ciencia, las entre

-

vistas con magos de la mano de Andrés Carmona 

y la Red Escéptica Internacional, en esta ocasión 

con nuestros amigos del Cipsi-Perú.

También hay espacio para la crítica de la crítica, 

por supuesto. La verdad es que no solemos publi

-

car réplicas a artículos propios, menos aún en un 

asunto como el de la industria farmacéutica, cuyas 

luces y sombras ya fueron analizadas en dos nú-

meros anteriores (el 49 y el 52) y poco más había 

que decir, pero ante un texto fundamentado, a raíz 

de una de las ponencias de nuestro Congreso Es

-

céptico de 2021, nos hemos decidido a hacerlo.

Y sí, seguimos dando cabida a los ovnis. Los mi

-

tos nunca mueren; o, al menos, no conviene ente

-

rrarlos antes de tiempo.

Editorial

Juan A. Rodríguez