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Verano 2021
nes fuera» en Escépticos en el Pub Madrid
2
. Allí conté
el periplo del año y pico previo en el que me dedi
-
qué intensivamente a alertar a todo tipo de entidades
(ayuntamientos, colegios profesionales, bibliotecas,
universidades, librerías…) de la intromisión de char
-
latanes en multitud de eventos organizados por dichas
entidades. El título de la charla es el resumen del tipo
de respuesta que solía recibir.
Recientemente me he tenido que acordar por dos
veces de esta charla. La primera, al reportar ante el
Colegio Oficial de Médicos de Palencia el caso del
doctor Gabriel Ruiz García, el inefable «doctor Clori
-
to», un médico autodiagnosticado de trastorno mental,
como confesó en cierta ocasión en antena, al punto de
negar las infecciones microbianas y lamer, ante algu
-
na cámara de televisión, el suelo de su consulta como
supuesta prueba (consulta, por cierto, en la que un loro
se pasea a sus anchas dejando los residuos propios de
estos animales). Adepto a las letales tesis de la Nueva
Medicina Germánica de Hamer, Ruiz recibe su mote
por su promoción abierta del dióxido de cloro como
cura de todo tipo de enfermedades. Y esto no es más
que un leve raspado de la superficie de este individuo
el cual, si la medicina fuera física de partículas, solo
podría calificarse de
antimédico
.
Con todo este percal, conocido de sobra por su Co
-
legio por una desnortada trayectoria pública de déca
-
das, la respuesta ante la queja deontológica se puede
resumir brevemente en que el Colegio considera que,
efectivamente, los hechos denunciados son gravísimos
e incumplen claramente los preceptos deontológicos a
los que los profesionales médicos están obligados. Y
que no van a tomar medida alguna, más allá de remitir
a la Consejería de Sanidad la información por si tuvie
-
ran a bien mover un dedo.
La segunda vez que he recordado la charla ha sido
tras hacer uso del derecho al recurso de alzada que pro
-
ponía la propia respuesta colegial, elevando el asunto
al Consejo de Colegios Oficiales de Médicos de Cas
-
tilla y León. La respuesta en este caso ha sido un tanto
estrambótica, concordando de nuevo en la falta total
de ética y profesionalidad del «doctor Clorito», pero
en este caso elevando la apuesta de la inmovilidad
bajo el argumento de que, dado que las actividades que
practica (como dar dióxido de cloro a sus pacientes) no
constituyen actos médicos, no tienen por qué perseguir
dichos actos.
La respuesta es, por lo absurdo, de las que lo dejan
a uno sin palabras. Y con la preocupación de que, si no
hay quien barra la casa ante un caso tan flagrante (al
punto de haber recibido noticias de una supuesta vícti
-
ma mortal por una infección tras un procedimiento en
la mencionada ausencia total de asepsia), no hay quien
proteja a los pacientes ante la charlatanería o la de
-
mencia (algo que también nos recuerdan casos como
los de Corbera en otros Colegios Profesionales).
Volveré a elevar la queja, esta vez al Consejo Ge
-
neral de Colegios de Médicos. Pero, dado que parte
de su actual directiva es miembro de las entidades ya
recurridas, no hay ningún motivo para esperar que el
desenlace sea distinto.
Emilio J. Molina
Muchísimas gracias a los homeópatas del mundo
Ha llegado el momento de admitirlo: tenemos que
decirle
muchas
gracias
a la comunidad mundial de la
homeopatía. Tenemos que estarle agradecidos por de
-
mostrar sin ningún egoísmo y de forma indiscutible
algo de vital importancia:
Los homeópatas no se creen
sus propios extravagantes y anticientíficos postulados.
Sí, aprecio de verdad el valor y el altruismo que
hacía falta para dar este paso, que hace época. Quizá
debería explicarme. El 10 de noviembre publiqué «un
desafío para los homeópatas del mundo»”
3
. Consistía
en demostrar la homeopatía (o, si prefieren, demostrar
la premisa de que los remedios homeopáticos altamen
-
te diluidos pueden producir efectos detectables), y las
condiciones eran:
1. Usted, homeópata convencido, elige los seis re
-
medios homeopáticos que le sean imposibles de con
-
fundir si los prueba usted mismo.
2. Yo los encargo en la potencia que usted desee a
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un proveedor reputado (con la única condición de que
debe ser mayor de C12).
3. Hago que envíen los frascos sin abrir a un nota
-
rio de la ciudad donde resido.
4. Un notario introduce el contenido de cada frasco
en un recipiente numerado del 1 al 6 (si prefiere, puede
usted enviar los recipientes al notario a tal efecto).
5. El notario guardará bajo llave el código con la
información de qué número de recipiente, del 1 al 6,
corresponde a cada remedio.
6. A continuación él le enviará a Vd. los seis reci
-
pientes numerados.
7. Puede usted utilizar el método que considere me
-
jor y hacer todas las comprobaciones que desee (con
los únicos límites del número de glóbulos que haya en
el recipiente y el tiempo fijado para que averigüe los
códigos, esto es, la correspondencia de los números
con los remedios).
8. Le doy cien días para que lleve a cabo las com
-
probaciones.
9. Cuando considere que lo ha logrado, envíe su
veredicto al notario (por ejemplo: 1 = rhus, tox, 2 =
sulfuro, 3 = arsénico, etc.)
10. El notario lo cotejará con su código y nos dirá el
resultado a usted y a mí.
Pagaré gustosamente todos los costes que suponga
el experimento (notario, productos homeopáticos, en
-
víos, etc.). Podemos también negociar algunos detalles
de este desafío en caso de que contradigan sus propias
concepciones de
prueba
,
ciencia rigurosa
, etc.
Para garantizar que los dos vamos en serio, una vez
estemos de acuerdo en las condiciones (los detalles que
no concreto los puede completar como quiera), ambos
transferiremos la suma de 2000 euros a una cuenta del
notario. Si quiere aumentar la cantidad, por favor, dí
-
gamelo. Como he dicho, la mayoría de los detalles de
mi desafío se pueden negociar para adaptarse a sus ne
-
cesidades. Si consigue usted adivinar los códigos del 1
al 6, el notario le transferirá la suma de 4000 euros (su
depósito y el mío) a su cuenta. Si falla, me transferirá
esa suma a mi cuenta.
En la entrada original dejé muy claro que este de
-
safío mundial se cerraba al terminar 2020. Mientras
estuvo abierto, hice lo posible por que la información
llegara a los homeópatas. Dado que la homeopatía se
originó en Alemania y sigue siendo bastante popular
allí, incluso publiqué la misma entrada sobre el desafío
en alemán
4
. Además, tanto yo como otras personas tui
-
teamos repetidas veces sobre ello (en inglés, alemán,
francés, español y posiblemente también otros idio
-
mas), incluso directamente a homeópatas de distintos
lugares del mundo.
Dado que ningún homeópata ha aceptado el desafío
en el plazo marcado y que no se ha presentado ningún
argumento sensato para convencerme de que mi de
-
safío era poco razonable, acientífico o injusto, ahora
ya es un hecho indiscutible que
los homeópatas no se
creen sus propios extravagantes y anticientíficos pos
-
tulados.
Estoy inmensamente agradecido a la comunidad
mundial de homeópatas por documentar heroicamen
-
te la verdad de una manera tan clara. No puede haber
sido fácil ser así de sinceros a costa de la reputación
de la homeopatía. Pero creo que es un paso importante
y honorable en la buena dirección. Proporciona infor
-
mación esencial para aquellos que quieran entender la
práctica y profesión de la homeopatía.
de
nuevo
,
muchas
gracias
P.D.: En interés del progreso, por favor, den toda la
publicidad posible a esta información.
Edzard Ernst (edzardernst.com)
Traducción: Inma León Cobos
El fracaso de la institucionalización del pensa-
miento crítico
Una semana después de la publicación del libro
La
osteopatía, ¡vaya timo!
, nos comunicaron la retirada
del aval que nos permitía ejercer los cargos de presi
-
dente y vocal del grupo de pensamiento crítico de la
institución de fisioterapeutas a la que pertenecíamos.
Nuestro comportamiento no se ajustaba a la deontolo
-
gía. Dicha institución nunca aclaró qué comportamien
-
tos habían sido poco éticos. Una decisión tan sorpren
-
dente como la de proponernos, en su momento, formar
parte de la misma como grupo de pensamiento crítico
y tener una representación insólita de la fisioterapia,