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el esc

é

ptico

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anuario 2020

Tenemos un plan para acercar la práctica y la 

investigación educativas

Ángela Monasor

Fundación Española para la Ciencia y la Tecnolo

-

gía (FECYT)

FECYT ha marcado tres objetivos para fomentar la 

educación basada en la evidencia:

y

y

Mejorar el conocimiento científico y pensamien

-

to crítico del personal docente, dotándolo de las habi-

lidades necesarias para tomar decisiones independien-

tes y basadas en la evidencia.

y

y

Acercar a los agentes educativos (docentes, in-

vestigadores, políticos, formadores de profesores, fa-

milias, etc.) para favorecer la colaboración mutua.

y

y

Ayudar a los docentes a tomar conciencia de sus 

propios sesgos y desterrar mitos extendidos en la co-

munidad educativa.

 

y

Para abordar estos objetivos, se ha constituido un 

grupo de expertos —especialistas en neurobiología, 

psicología, pedagogía, ciencias de la educación, res-

ponsables de formación docente y profesores— con 

quienes se propone explorar estas iniciativas:

y

y

Materiales que recopilen, en castellano, eviden-

cias claras relativas a la educación.

y

y

Curso/s de formación del profesorado.

y

y

Filtros de calidad para recursos/programas edu

-

cativos.

y

y

Comunidades de innovación/aprendizaje.

y

y

Repositorio online: materiales, organizaciones, 

formación, eventos…

y

y

Divulgación científica en el área de la educación.

Definir la innovación y la investigación en edu

-

cación

Antoni Hernández

Universitat Politècnica de Catalunya

Es  lamentable  que  en  pleno  siglo  XXI  todavía  la 

ciencia educativa no se haya desarrollado como corres-

ponde. No es de extrañar que los docentes sucumban 

ante determinadas prácticas pseudocientíficas que inun

-

dan los medios, e incluso las facultades de educación o 

los másteres del profesorado. La hipótesis de partida 

de esta comunicación es que, en parte, eso es debido 

a la confusión terminológica existente entre conceptos 

como la «innovación educativa», las «buenas prácticas 

docentes» y la «investigación educativa» [1].

Por eso, partiendo de la dificultad intrínseca de la in

-

vestigación científica en educación [2], todo un sistema 

complejo multifactorial, así como de los sesgos habi-

tuales en los seres humanos, se planteó una propuesta 

teórica de delimitación conceptual de las denominadas 

«buenas prácticas docentes» respecto a la «innovación 

educativa» y a «la investigación educativa», basada 

tanto en el diseño experimental como en la calidad 

de las evidencias que aporta cada tipología de estudio 

[1,3]. La idea es ayudar al profesorado a reflexionar y 

a reconocer las investigaciones científicas propias de la 

pedagogía, para así poder distinguirlas de estudios que 

no poseen elementos suficientes para ser considerados 

científicos aunque, en ocasiones, puedan aparentemen

-

te parecerlo o «funcionar» a algunos docentes. De he

-

cho, este habitual «a mí me funciona» fue uno de los 

temas planteados en la ponencia, en lo que se podría 

denominar el «placebo educativo». ¿Es lícito emplear-

lo en el aula, aún a sabiendas de que los placebos, en su 

mayoría, pueden no poseer base científica alguna? Fue 

uno de los debates interesantes suscitados.

Así, se definieron, en función de la calidad de la evi

-

dencia [1]:

Buenas prácticas docentes

: metodologías que los 

docentes aplican en sus clases y que, si bien implican 

una mejora cualitativa o cuantitativa de las competen-

cias de sus alumnos, son difícilmente replicables o ex-

trapolables a otras aulas o contextos pedagógicos. En 

ocasiones son la mayoría de casos de «placebo» edu-

cativo, del «a mí me funciona», y pueden tener base 

científica o no.

• 

Innovación educativa

: metodologías novedosas 

—por definición— que conllevan cambios que pueden 

ser locales (en un aula con un único docente), pero que 

deben haberse podido contrastar al menos con más de 

un grupo experimental del mismo docente, o en el mis-

mo grupo con docentes distintos, controlando al máxi-

mo las variables y factores implicados en el estudio, 

y siempre siguiendo un diseño experimental científico, 

de los usuales en educación [4].

• 

Investigación educativa

: para dar el salto de la in-

novación educativa a la investigación educativa, suce-

derá algo similar a lo que pasa en los ensayos clínicos 

[3]: la investigación educativa implica que se ha reali

-

zado un estudio sólido y bien replicado, con aleatoriza-

ción y con docentes distintos y, por tanto, en contextos 

diversos y siguiendo protocolos de investigación bien 

establecidos.

Porque, en general, pese al control y a la posibilidad 

de réplica de los estudios de innovación educativa, para 

que la calidad de la evidencia sea suficientemente bue

-

na los protocolos empíricos deberán haberse contras-

tado en numerosas ocasiones, con muestras grandes. 

El tamaño muestral se antoja entonces imprescindible 

para lograr solidez empírica, como por ejemplo han 

Pirámide de calidad de la evidencia en la educación