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dzard Ernst es un médico alemán que ejerció
como profesor de Medicina Física y Rehabi-
litación en Hannover y Viena. Se trasladó en
1993 a la Universidad de Exeter (Reino Unido) para
hacerse cargo de la primera Cátedra de Medicina
Complementaria, de la cual es profesor emérito desde
2012.
¿Cómo, otro médico que se pasó al «lado oscuro»?
Ni mucho menos. El profesor Ernst se crió en una fa-
milia en la que la homeopatía y el curanderismo eran
el pan de cada día. Incluso su primera formación de
posgrado la realizó en un «hospital» homeopático;
aunque, por esos azares de la vida, resultó dotado de
una innata curiosidad basada en el pensamiento críti-
co, y ello lo llevó a dedicar buena parte de su vida a
poner a prueba, mediante el método científico, mu
-
chas propuestas alternativas a la medicina. De todo
ello, de las consecuencias que tuvo en sus relaciones
personales y académicas en sus choques con médicos
y curanderos, e incluso con la familia real británica,
hablamos con él durante el evento
Naukas Bilbao
de
2018.
Agradecemos a
Naukas
y a Núria Manchado y Lau-
ra Morrón, de la Editorial Next Door, las facilidades
que nos han dado para realizar esta entrevista.
Dado el nombre y los objetivos de nuestra aso-
ciación, podríamos empezar hablando de pen-
samiento crítico. Es un aspecto que reivindicas
constantemente en tu blog y en tu actividad diaria.
¿Crees que se enseña o se debería enseñar pensa-
miento crítico en la escuela o en la universidad?
Sí, claro, por supuesto que se debería enseñar, algo
que no se hace en las facultades de Medicina. Cuando
yo estudié, hace cuarenta años, en Múnich, no reci-
bí ningún tipo de formación en pensamiento crítico;
ni siquiera en el método científico. Nos limitábamos
a aprendernos datos, datos y más datos; y con tanto
dato, no había tiempo para pensar.
Hace unos pocos años, cuando aún enseñaba Medi-
cina en el Reino Unido, por lo que recuerdo, no había
tampoco ninguna asignatura específica al respecto.
En mi época de director de departamento en la Fa-
cultad de Medicina de Viena, organicé una asignatura
de pensamiento crítico, algo bastante sencillo y que
puede resultar incluso muy divertido. Pero cuando me
marché de allí dejaron de hacerlo. Así que, por lo que
he podido ver, se da muy poco pensamiento crítico
en las facultades de Medicina. En otros campos no
sé cómo estarán. Supongo que si estudias Filosofía o
Filosofía de la Ciencia, sí que lo harás sobre esa base
de pensamiento crítico, pero tampoco estoy seguro.
En tu país, por lo que dices, os limitabais a es-
tudiar datos y más datos, sin ninguna evaluación
crítica. ¿Por qué Alemania se ve desde el exterior
como la meca de la racionalidad y la filosofía, y por
otro lado es el paraíso de las pseudoterapias?
Es curioso. Siendo alemán de nacimiento, nunca
he considerado a los alemanes como gente particular-
mente racional; de hecho, somos muy emocionales y
Edzard Ernst,
un científico en camisa
de once varas
Inma León y Juan A. Rodríguez
Entrevista con el primer catedrático de medicina alternativa del mundo
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sentimentales. Creo que los anglosajones o los escan-
dinavos son mucho más racionales; pero es solo una
opinión personal, no tengo datos sobre ello. Aunque
tienes razón: la medicina alternativa tiene un gran po-
der en Alemania, y alrededor del 70% de la población
la usa por lo menos una vez al año. Es una barbaridad,
porque hablo de la población general; si miras entre
los enfermos, por ejemplo entre los enfermos de cán-
cer, puede que llegue al 100%.
Así que tenemos una paradoja: por un lado, tú ves
a los alemanes como pensadores racionales; lo dudo,
pero quizá sea así; y por otro lado, el país es un gran
baluarte de la medicina alternativa. Quizá, si estás en
lo cierto, es que incluso una base sólida de racionali-
dad permite la apertura a cierta irracionalidad, porque
somos seres humanos, y debemos de tener muy graba-
da en nuestro interior esa necesidad de algo más allá
de lo puramente racional.
Los títulos de tus libros incluyen palabras rela-
cionadas con lo fantástico, lo mágico:
País de las
Maravillas
,
Truco
... ¿Por qué lo de
En el País de las
Maravillas
, por ejemplo?
Pues por la novela de
Alicia en el país de las mara-
villas
. Estuve buscando títulos durante mucho tiempo,
y no recuerdo quién vino con la propuesta. En rea-
lidad, me gustaba
La ciencia
, no
Un científico en el
país de las maravillas.
Pero como es un libro que trata
sobre mí, lo puso así el editor. Creo que es un buen
título, porque describe en cierto modo lo que está pa-
sando por ahí. Barajé mi buena docena de nombres.
Me comí bastante la cabeza buscando un buen título.
¿Crees que estamos viviendo un período en el
que la gente está en el país de las maravillas, con
todos esos movimientos de la Nueva Era y gentes
que tienen la idea de que existió una edad dorada
en la que todo era mejor, más natural, en la que no
estábamos en manos de las grandes farmacéuticas,
de todo lo artificial...?
Sí, claro, cuando respirábamos aire puro, comía-
mos todo natural, llevábamos un estilo de vida salu-
dable, y teníamos una esperanza de vida de 35 años.
Decías en una entrevista con el C
sicop
hace unos
años que con las medicinas alternativas hay que
llegar al ciudadano de a pie, pues es el que toma las
decisiones finales sobre su salud, con frecuencia sin
el asesoramiento de profesionales sanitarios, y por
ello tratas de involucrar a los medios de comunica-
ción. También tienes un blog. ¿Crees que llegas al
ciudadano de a pie con tu blog y entrevistas como
esta, o la gente que cree en pseudociencias y pseu-
doterapias es absolutamente inaccesible?
Recuerdo haber dicho eso; sí, creo que de partida
es lo correcto. Cuando llevaba publicados unos mil
artículos científicos en revistas médicas me di cuenta
de que eso está bien para determinados fines; pero así
no alcanzamos el objetivo, porque el ciudadano de a
pie, o más probablemente la ciudadana, sigue eligien-
do la medicina alternativa. ¿Lo logro? Lo intento, en
la medida de lo posible. Mucho mejor que escribir en
The Lancet
o en el
British Medical Journal
es escri-
Edzard Ernst
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bir libros como el que hemos comentado, publicar un
blog, dar conferencias…
Hago lo posible para llegar al ciudadano, pero si
te refieres al ciudadano absolutamente convencido de
las bondades de la medicina alternativa, a ese no trato
de acercarme; son inaccesibles, fanáticos que me con-
sideran el diablo en persona. No pierdo el tiempo con
ellos. Con frecuencia, en mi blog, si echas una ojeada,
verás que aparecen comentarios de gente así, aunque
procuro que sean otros los que los rebatan, porque a
mí me cansa. Es inútil.
Continuando con la divulgación del escepticis-
mo entre el público en general, personalmente
tratas con seriedad la medicina alternativa. ¿Qué
piensas de las campañas sarcásticas, como las de
los suicidios colectivos con sobredosis de somnífe
-
ros homeopáticos?
La verdad es que los que empezaron con ello son
amigos y me llamaron para preguntarme si me pare-
cía una buena idea. Les dije que sí, que para captar la
atención de la gente no estaba nada mal, así se daría
cuenta de la inutilidad de la homeopatía; pero que los
homeópatas sonreirían desdeñosos y dirían que lo que
pasa es que no entendemos lo que es y cómo funciona
la homeopatía. Y así ocurrió.
Pero estuvo bien, la idea se difundió a muchos paí-
ses, de Japón a EE.UU., y por todas partes se le mos-
tró al ciudadano de a pie que en esas pastillas no hay
nada, y que se lo debería pensar dos veces antes de
gastarse el dinero en ellas.
Leí en tu blog que la crítica a la medicina al-
ternativa viene casi en exclusiva desde fuera de la
misma, que no se hace crítica desde dentro. En este
sentido, tu trayectoria resulta excepcional, porque
conociste las pseudoterapias desde dentro y des-
pués fuiste capaz de evaluarlas científicamente.
¿Conoces algún caso más como el tuyo?
No, creo que soy rara avis. Conozco a casi todos los
que investigan en medicina alternativa, porque duran-
te catorce años fui el organizador de su mayor congre-
so internacional, al que venían todos a presentar sus
trabajos. Así trabé unas cuantas amistades bastante
extrañas; amistades que se truncaron en cierta medida
cuando empecé a mostrarme demasiado franco res-
pecto a la charlatanería. Estoy bastante decepciona-
do con todos aquellos investigadores, pues no puedo
nombrar a nadie que haya mostrado la más mínima
capacidad o deseo de crítica hacia la medicina alter-
nativa. Ni siquiera los que investigan en acupuntura
se muestran críticos con la sanación espiritual o la ho-
meopatía, por ejemplo. Parece que sienten como si es-
tuvieran en el mismo barco y tuvieran que remar en la
misma dirección. Si hay algún rechazo mutuo, y estoy
seguro de que la mayoría de los acupuntores rechazan
la homeopatía, por ejemplo, no abren la boca ni alzan
la voz para criticarla.
Nos podemos imaginar lo que los terapeutas al-
ternativos piensan de ti. Pero, ¿y el mundo acadé-
mico y científico? Cuando dijiste que ibas a estu
-
diar las terapias alternativas con una metodología
científica, ¿qué te dijeron? ¿Que era una pérdida
de tiempo y que no iba con ellos, que los pondrías
en un compromiso?
Algunos veían claro que iba a desperdiciar como
poco mi talento y mi dinero en algo que no merecía
la pena. Por supuesto, estoy en absoluto desacuerdo
con ellos. Pero otros muchos decían: «sí, también es
importante abordar esto de manera crítica, porque nos
está saliendo mucha porquería». Si buscas en
Medline
lo que se publica sobre medicina alternativa, es una
auténtica plaga, por lo que es importante poder echar
mano de investigaciones rigurosas que nos digan qué
hay de verdad en esa clase de tratamientos. Así que
tenemos división de opiniones; hay todo un espectro,
pero creo que la mayor parte del mundo académico
está de mi lado, por más que alguno dijera: «¿Qué
diablos está haciendo este hombre?».
En España, la postura académica tradicional ha
sido la de no prestar atención a las terapias alter-
nativas, la de dejarlas estar; pero desde hace uno
o dos años se han dado cuenta de la magnitud del
problema y estamos viviendo un cambio de men-
talidad.
Lo que supone unos veinte años de retraso respecto
al resto del mundo (risas). Tenéis mucho por delan-
te. Creo que el interés académico comenzó cuando el
New England Journal of Medicine
, probablemente la
mejor revista médica, publicó un estudio de alguien
Me sorprende que España lleve tanto retraso en esto, y que
tan solo se esté empezando, casi treinta años después.
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con el que posteriormente entablé cierta amistad que
quizá ya no exista, David Eisenberg, quien mostraba
que el 33% de los norteamericanos utilizaba algún tipo
de terapia alternativa al menos una vez al año. Esto
supuso cierta conmoción en el país, con su correspon-
diente efecto dominó en otras partes del mundo, y lle-
vó a destinar financiación para la investigación públi
-
ca de la medicina alternativa. Cantidades importantes,
casi veinte millones al año, lo que llevó a la toma de
conciencia también en otros países. Me sorprende que
España lleve tanto retraso en esto, y que tan solo se
esté empezando, casi treinta años después.
¿Y en Gran Bretaña? Dado que has dicho que
la mayor parte del mundo académico estaba de tu
lado, ¿cómo resultó eso de que todo un heredero de
la Corona, el príncipe Carlos, se alzara contra ti y
que presionara a la gente, incluso a colegas tuyos,
para que te atacaran?
No fue una historia agradable
1
. No necesitaba en
absoluto meterme en problemas, ni los busqué, pero
tampoco podía esquivarlos. Me vi metido en ello, y
sentí que por dignidad y honradez tenía que plantar
cara. Me topé de repente con un expediente contra mí,
de mi propia universidad, y así me tuvieron durante
trece meses. Fue horrible, de verdad. Estoy mucho
más decepcionado por la reacción de mi propia uni-
versidad, que debería haberme defendido en lugar de
atacarme, que por la reacción del príncipe Carlos. El
príncipe Carlos es quien es y en fin… le diría unas
cuantas cosas, todas bonitas, naturalmente (risas).
Pero mi propia universidad… mal, muy mal.
Curiosamente, has dicho que algunas terapias
alternativas podrían funcionar para enfermeda
-
des o dolores muy específicos. Resulta muy difícil
de creer, para escépticos como nosotros, que por
ejemplo la acupuntura tenga algún tipo de efica
-
cia. Si así fuera, ¿deberíamos asumir con ello todo
el trasfondo filosófico o mágico que la envuelve, o
existen procesos fisiológicos que lo pudieran expli
-
car?
Desde luego que no funciona por todo el tema del
yin
, el
yang
, los meridianos de energía y demás. Eso
no es más que la expresión de unas creencias que sur-
gieron ante la falta de comprensión de cómo funciona
nuestro cuerpo. Hablamos de la China de hace 2000
años; los chinos no diseccionaban cadáveres, desco-
nocían absolutamente la fisiología, así que fantasea
-
ban. Y los acupuntores más tradicionales aún conti-
núan con esas fantasías.
Pero hay otra escuela de acupuntura, la que se hace
llamar de acupuntura occidental, que investiga los
mecanismos neurofisiológicos. Y tienen unas teorías
bastante curiosas acerca de cómo podría funcionar la
acupuntura. Una se basa en las endorfinas, el control
del dolor y el correspondiente alivio. Hay otras, la
más sencilla, que es la de la revulsión: tengo un dolor
de muelas, me das un martillazo en el dedo gordo, y
se me pasa el dolor de muelas. Pero el estímulo en el
caso de la acupuntura no es tan doloroso como para
explicar completamente un proceso así. Más que teo-
Edzard Ernst, posando con nosotros tras la entrevista (Foto: Núria Manchado)
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rías son posibles hipótesis de cómo se podría explicar
el asunto, no explicaciones en sí. Así que en primer
lugar debemos asegurarnos de que la acupuntura fun-
ciona mejor que el placebo, lo cual no es fácil, porque,
¿qué placebo usamos en acupuntura? Elaboramos
unas agujas placebo, pero los acupuntores no estaban
conformes con ellas, así que la discusión sigue; habrá
unos 3000 estudios sobre acupuntura, y muchos de
ellos son tan malos que no valen ni el papel en el que
están escritos.
Si miras los trabajos más fiables, encontrarás algu
-
nos indicios de efectividad, por ejemplo para el dolor
crónico. Y dado que acepto la medicina basada en la
ciencia, no puedo rechazarlo por completo. Pero sigo
manteniendo que para la acupuntura tenemos unas ex-
plicaciones meramente tentativas, a pesar de que haya
algún que otro indicio que nos diga que funciona. Así
que para mí el asunto sigue abierto. No puedo dar un
veredicto final respecto a su eficacia o ineficacia. Eso
es todo.
Eso me recuerda a la frase de «se necesita más
investigación». Has invertido muchos años investi-
gando la medicina alternativa. ¿No crees que, lle-
gados a este punto, seguir gastando dinero en re-
batir la medicina alternativa es malgastarlo, y en
cierto modo, inmoral?
Bueno, ante todo, nadie debería investigar para re-
batir nada, sino para poner a prueba nuestras ideas.
Es verdad, tienes razón.
Por supuesto que no es ético, tras cierto recorrido,
seguir investigando cuando hemos llegado a la certe-
za de que algo no funciona. Pero, ¿cuándo se llega a
dicha certeza? Para mí, se ha llegado con la homeopa-
tía, por ejemplo. Se ha llegado ahora, no cuando em-
pecé con ensayos clínicos al respecto; porque de ha-
ber sido así, además, estaría admitiendo haber hecho
investigaciones poco éticas. Sin embargo, ahora tene-
mos datos muy sólidos, disponemos de unos 500 en-
sayos sobre homeopatía; algunos son positivos, pero
la totalidad de los más fiables da resultados negativos.
Ello, combinado con el hecho de que los postulados
de la homeopatía son completamente inverosímiles,
nos hace concluir que se ha llegado a la certeza de su
ineficacia y debemos decir que seguir investigando en
ello es un desperdicio de dinero y una falta de ética.
Si le preguntas a un homeópata, se mostrará en
completo desacuerdo conmigo y te dirá: «Bien, de
acuerdo, quizá no todas las pruebas sean convincen-
tes, pero hay indicios de que podría funcionar; existe
la hipótesis de que no sé qué nanopartículas o no sé
cuál estructura secundaria o terciaria de las moléculas
que indica que si la memoria del agua, etcétera», así
que nunca zanjamos el asunto y se queda en una cues-
tión de opiniones. Y así es muy difícil.
Pero los fondos para investigación, por lo general,
los asignan científicos de los duros, de los que tie
-
nen opiniones tajantes sobre la homeopatía, sobre las
probabilidades de partida en una investigación y un
determinado enfoque del problema, por lo que creo
que la investigación en homeopatía se acabará. Y debe
acabarse de una vez por todas.
¿Y las terapias emocionales? Hablo por ejem-
plo de la Nueva Medicina Germánica y similares.
¿Has investigado en ello, o se trata simplemente de
sectas peligrosas que se deberían perseguir judi-
cialmente?
Bueno, hay algunas sectas peligrosas. La Nueva
Medicina Germánica es un movimiento de verdad te-
rrible. No sabría decir si es una secta, pero sí que es
peligrosa, sus postulados son racistas, incendiarios y
absolutamente horribles. Así que hay campos en los
que me negaría a investigar, simplemente porque se
trata de movimientos sectarios, tienes razón, y no
creo que nadie necesite intentar investigarlos científi
-
camente. Sería algo inverosímil, estúpido, denigrante.
El
Washington Post
ha estado verificando todas
las afirmaciones que ha ido haciendo Trump desde
que juró el cargo, y han visto que lleva ya 5000
afirmaciones falsas; 5000 mentiras, decían ellos.
Eso me llevó a pensar que los periodistas estamos
siempre dispuestos a verificar las afirmaciones so
-
bre política, pero, ¿deberíamos hacerlo también
para afirmaciones científicas?
Sí, es lo que intento hacer en mi blog, en el que
prácticamente a diario escribo sobre cosas así. Mi en-
trada favorita es: aparece un nuevo estudio, de hecho
hoy [14 de septiembre de 2018] ando comentando un
nuevo metaanálisis de ensayos en homeopatía, reali-
Nadie debería investigar para rebatir nada, sino para poner
a prueba nuestras ideas.
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zado y publicado por homeópatas famosos en la mejor
revista de homeopatía, llamada precisamente
Homeo-
pathy
, y la conclusión general es negativa, así que ahí
no hace falta verificar nada, porque estoy de acuerdo
con esa conclusión.
Pero con mucha frecuencia, llega un nuevo ensayo
clínico que resulta positivo, y cuando analizas la me-
todología encuentras toda clase de sesgos, por lo que
tengo que rechazar esa conclusión. Así que mi labor
diaria es básicamente la de verificar afirmaciones, y
entiendo que es lo que hay que hacer. También creo
que queda mucho por hacer, porque mis días solo tie-
nen 24 horas y no doy abasto. Hay unos norteamerica-
nos haciendo algo similar, como seguramente sabréis;
su trabajo es excelente. Y animaría a los españoles a
que hicieran mucho más a este respecto.
Si quieren, pueden traducir mis entradas al español.
Sería un buen comienzo para, a partir de ahí, seguir
avanzando.
Ya sabrás que en estos días se acaban de publi-
car en español dos de tus libros,
Un científico en
el país de las maravillas
y
Truco o trato
, con dos
editoriales distintas.
Sí, pero me refería a mis entradas del blog, de don-
de se sacan textos cortos, como una nueva declaración
de Gwyneth Paltrow metiéndose otro huevo en otro
agujero
2
... (risas)
El original de
Un científico en el país de las ma
-
ravillas
salió hace ya tres años. ¿A cuántos idiomas
se ha traducido hasta ahora?
Lo escribí directamente en inglés. Ya no me gus-
ta escribir en alemán; prefiero el inglés para escribir,
para las conferencias, etc. Pero salió simultáneamente
en alemán, traducido por un profesional. Así que hay
una traducción al español y otra en coreano, lo que me
resulta de verdad muy curioso. Y creo que olvido una
cuarta lengua. Me sorprende, digo, porque trata de mi
historia personal, lo que interesaría en Alemania, por
supuesto, en Inglaterra... pero me extraña el interés
de los españoles: España no se ha cruzado en mi vida
más que para unos pocos días de vacaciones.
Seguimos hablando a micrófono cerrado, nos pre-
gunta sobre el porcentaje de población que utiliza
pseudoterapias en España, su vinculación con las dis-
tintas corrientes políticas… y finalmente aparece el
Edzard Ernst más próximo, que nos descubre además
anécdotas muy desagradables con pseudomédicos y
alternativos; tanto, que seguramente no le gustaría
verlas publicadas, así que aquí terminamos esta en-
trevista.
Notas:
1 https://www.telegraph.co.uk/science/2018/01/17/
professor-reignites-war-prince-charles-homeopathy-
support/
2 https://edzardernst.com/2017/01/what-is-it-with-
gwyneth-paltrow-and-the-vagina/
Edzard Ernst, firmando libros durante el evento Naukas Bilbao de 2018 (Foto: Núria Manchado)