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L

a evolución biológica, esa gran idea que normal-

mente asociamos al nombre de Charles Darwin, 

no es una teoría científica más. El avance que 

experimentó como consecuencia de la propuesta del 

principal mecanismo mediante el cual se desarrolla, 

la selección natural, supuso una verdadera revolución, 

no solo en la biología, sino en la ciencia en general y 

en la concepción del ser humano sobre sí mismo. El 

hecho de que se diera una explicación para el origen 

de nuestra especie, prescindiendo de factores sobre-

naturales y pasando a ser considerada como una más 

entre millones, condujo a un cambio en la forma de 

concebir la vida y nuestro lugar en el Universo, com-

parable al que impulsó el tránsito entre la concepción 

geocentrista y la heliocentrista que se produjo más de 

trescientos años antes. Ese desplazamiento que sufri-

mos encontró una oposición entre quienes seguían de-

fendiendo nuestro papel como centro de la Creación 

frente a las evidencias científicas que la nueva teoría 

aportaba.

Considerando que la evolución biológica y su prin-

cipal mecanismo impulsor, la selección natural, cons-

tituyen el eje vertebrador de la biología actual, cabría 

esperar que esta idea de cambio impregnara los proce-

sos de enseñanza-aprendizaje de cualquier nivel aca-

démico y, por supuesto, los currículos de asignaturas, 

tanto científicas como no científicas, dada su marcada 

influencia sobre el pensamiento humano. En cuanto 

a la percepción por parte de la ciudadanía de dicho 

principio vertebrador, todos tenemos ciertamente una 

opinión formada, si bien basada más en percepciones 

personales y tópicos que en estudios científicos. En 

general, cuando se habla de evolución biológica, te-

nemos la idea de que se conoce la figura de Charles 

Darwin como uno de los científicos cuyo nombre es 

más recordado, junto con Albert Einstein; pero sobre 

todo, su nombre se asocia indefectiblemente al del 

mono. Es muy común escuchar la afirmación: «ah sí, 

Darwin,  ese  que  dijo  que  descendemos  del  mono». 

Son impresiones que parten, como hemos afirmado, 

de percepciones personales basadas en tópicos. 

Pero,  ¿cuál  es  la  situación  real  de  la  teoría  de  la 

evolución en nuestras aulas? ¿Hemos avanzado y se 

está formando a los ciudadanos en evolución bioló-

gica de una manera acorde con lo que cabría esperar? 

Para saberlo, debemos estudiar tres aspectos, que se 

corresponden con los tres principales elementos que 

intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje: 

los currículos, que constituyen el marco en el cual se 

desarrolla el proceso e indican a los profesionales las 

pautas que deben seguir los contenidos que impartan; 

los libros de texto, basados en dichos currículos y que 

constituyen las herramientas más utilizadas en el aula 

y el profesorado, responsable de interpretar el currícu-

lo y que actúa como agente de la transposición didác-

tica entre el conocimiento y el alumnado. 

Comenzando por los currículos, ciertamente la 

presencia de la evolución biológica ha brillado por 

su ausencia durante la mayoría del siglo pasado, ya 

que, a diferencia de otros países en los que se produjo 

A vueltas

con la

 

evolución biológica

José María Sanchis

CEFIRE Específic d’Àmbit Científic, Tecnològic i Matemàtic

¿Cuál es la situación real de la teoría de la evolución

 en nuestras aulas?

D

ossier

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una transformación del planteamiento de la biología 

en las aulas, en España se mantuvo el planteamiento 

decimonónico centrado en la historia natural y la di-

visión clásica entre botánica y zoología, hasta que en 

los años sesenta se incorporaron otros aspectos, como 

la bioquímica o la genética. Resulta curioso este re-

traso en la introducción de la nueva perspectiva en el 

estudio de la biología, cuando 

El origen de las espe-

cies

 de Darwin llegó relativamente pronto a España 

(la primera edición española apareció en 1877), y se 

realizó un sonado homenaje al autor inglés en el cen-

tenario de su nacimiento organizado por la Univer-

sidad de Valencia, en el que el catedrático Peregrín 

Casanova era uno de los valedores de sus ideas y al 

que asistieron personajes tan notables como Miguel 

de Unamuno o Peset Aleixandre. También es cierto 

que años más tarde, durante la dictadura de Primo de 

Rivera, como consecuencia de medidas contra «

doc-

trinas de tendencias contrarias a la unidad de la Pa-

tria, o contra las bases que constituyen el fundamento 

del régimen social

», hubo separaciones de cátedras de 

parte de este profesorado junto con otros «elementos 

subversivos». Este es un factor que ha estado presente 

en nuestra historia, de una manera más o menos pa-

tente, y que ha marcado significativamente el avance 

o retroceso del pensamiento en nuestro Estado, pro-

bablemente impulsado por determinados grupos de 

poder que temían perder sus privilegios si la cultura, 

incluida  la  científica,  pasaba  a  ser  patrimonio  de  la 

ciudadanía. Pero esto requiere un análisis más profun-

do y detallado que no podemos desarrollar aquí.

Con la reforma introducida por la Ley General de 

Educación (Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de 

Educación y Financiamiento de la Reforma Educa-

tiva) no aparece la evolución, pero sí términos que 

se podrían relacionar con ella, aunque aplicando un 

planteamiento teleológico (finalista) en el que existen 

seres vivos superiores e inferiores, lo que nos conduce 

a una concepción aristotélica de la vida centrada en 

la cadena del ser que sitúa a la especie humana en 

la cumbre, asimilada por la concepción religiosa del 

mundo, que también considera al ser humano como 

el ser vivo más próximo a Dios, solo superado por 

los habitantes del cielo: los ángeles, arcángeles y el 

propio Dios, tal como muestra la imagen del libro de 

Ramon Llull 

 Liber de ascensu et descensu intellectus

 

(Fig. 1): «seres superiores», «plantas más diferencia

-

das», «vertebrados superiores»

1

.

Pero esto se refiere a la época de la dictadura que, 

como sabemos, estaba dominada por una moral nacio-

nalcatólica en la que predominaba la literalidad de los 

textos bíblicos y la superioridad del ser humano, en la 

Fig. 1. Los estados de perfección medievales. Ilustración de Ramón Llull. En: 

Ciencias para el mundo contemporáneo (1º bachillerato), ECIR, 2009, p. 58

Fig. 2. Ciencias para el mundo contemporáneo (1º bachiller), Teide, 2008, p. 

40. Imágenes del museo del creacionismo de Kentucky.

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cumbre de la creación y hecho a imagen y semejanza 

divina.

 ¿Qué ocurre, como consecuencia de la transición 

a la democracia, con las nuevas leyes educativas que 

han venido sucediéndose desde la desaparición del 

dictador? Ciertamente, la evolución aparece en algu-

nos de los currículos correspondientes a los cursos de 

Biología y Geología. Ahora bien, ¿A qué nivel apare

-

ce? ¿Se da al alumnado una idea real sobre esta teo

-

ría, recordemos, esencial para la comprensión de la 

biología?

En primer lugar, cabe destacar que la evolución 

aparece, en los currículos de todas las leyes educati-

vas, únicamente en cursos avanzados, como el 4º cur-

so de ESO y en la asignatura 

Biología y Geología

, que 

solo cursará alumnado que haya optado por las cien-

cias y la tecnología y no por las humanidades, sustra-

yendo así a una parte importante de aquellas personas 

que cursen estudios de bachillerato. Es cierto que la 

asignatura 

Ciencias para el mundo contemporáneo

común en el 1º de Bachillerato LOE pero actualmente 

desaparecida, o 

Cultura científica

, asignatura LOM-

CE de 4º curso de ESO y 1º de Bachillerato de carác-

ter opcional (en la mayoría de centros compite con 

la religión y la anatomía aplicada) la incluyen en su 

currículum pero, en este caso y atendiendo a las indi-

caciones contempladas en la normativa, se ha elegido 

el tema por su carácter polémico y como ejemplo de 

ciencia en continua revisión, generando de nuevo la 

duda sobre la autenticidad de la evolución como ley 

científica. Dejamos así fuera de dicho conocimiento 

a todo aquel alumnado que no curse 

Cultura cientí-

fica

 en bachillerato o 

Biología y Geología

 en 4º cur-

so de ESO, que es la primera ocasión en que se trata 

el tema. Considerando que esta última asignatura es 

usualmente escogida por alumnado que tiene inten-

ción de seguir con sus estudios de bachillerato dentro 

de la rama de ciencias, es evidente que un elevado 

porcentaje (al menos un 30% del alumnado que ter-

mina los estudios de ESO, no cursará el bachillerato 

y, del alumnado de bachillerato, solo un 34% cursa 

asignaturas de ciencias experimentales)

2

 nunca tendrá 

la posibilidad de conocer, a nivel académico, la teoría 

que da explicación a la existencia de su especie y to-

das las demás en nuestro planeta.

Bueno; pero al menos ese alumnado que estudiará 

Biología y Geología

 en 4º de ESO, 

Cultura científica

 

en 1º de Bachillerato o 

Biología

 en 2º de Bachillerato 

tendrá acceso a un tratamiento adecuado del tema que 

le permitirá adquirir una idea más adecuada del proce-

so responsable de la actual estructura de la vida sobre 

la Tierra. Vamos a citar algunos ejemplos de cómo los 

currículos aprobados en las diversas leyes educativas 

abordan la evolución:

Superpuesta a esta visión se sugiere un enfoque 

evolucionista, puesto que el estudio del origen y evo-

lución de los seres vivos puede ser el modelo expli-

cativo que dé sentido a muchas de las estructuras y 

funciones que serán analizadas

.

3

….

no se pretende desarrollar toda la teoría evolu-

tiva sino analizar aquellos hechos que fundamentan y 

explican la diversidad biológica

.

4

 

Exponer razonadamente algunos datos sobre los 

que se apoya la teoría de la evolución, así como las 

controversias científicas y religiosas que suscitó esta 

teoría

5

Analizar los fundamentos de las teorías evolucio-

nistas formuladas a lo largo de la historia y argumen-

tar los principios de la teoría darwinista y neodarwi-

nista  para  justificar  el  origen  de  la  biodiversidad 

actual, teniendo en cuenta la continua revisión de la 

iencia

.

6

Es decir: 

● 

Se 

sugiere

 un enfoque evolucionista (¿hay otro 

posible desde el punto de vista científico?).

● 

Se utiliza la evolución biológica 

exclusivamen-

Fig. 3. Ejercicio con mapa conceptual incompleto de la evolución biológica. 

Biología y Geología (4º ESO), Vicens Vives, 2008, p. 92.

Fig. 4. Mapa conceptual de las teorías que explican la diversidad de los seres 

vivos. Ciencias para el mundo contemporáneo (1º bachiller), Teide, 2008, p. 50)

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te

 para explicar la biodiversidad.

● 

La teoría de la evolución suscita controversias; 

es, por lo tanto, generadora de conflictos.

● 

Hay que considerar que la ciencia está en conti-

nua revisión y, por lo tanto, quizá esta teoría acabe en 

la papelera.

Esto no es más que una muestra. Encontraremos 

también otros aspectos criticables en relación con este 

tratamiento:

● 

Predominancia de aspectos microevolutivos 

frente a macroevolutivos.

● 

Ausencia de elementos explicativos de la propia 

teoría, suponiendo un conocimiento previo.

● 

Exceso de elementos históricos que se utilizan 

como muestra una vez más de la debilidad de la teoría 

(Lamarck frente a Darwin, etc.).

Con estos contenidos estipulados por la norma, los 

libros de texto que se inspiran en ella es de esperar 

que sigan el mismo camino. Y así es. El tratamiento 

repite los tópicos, e incluso en algunos casos va más 

allá. Así, lo más común es que se aplique un análi-

sis histórico, remontándose en ocasiones hasta los 

griegos, en torno a las distintas concepciones que se 

han mantenido sobre los seres vivos, incluyendo refe-

rencias a puntos de vista pseudocientíficos, como el 

creacionismo o el pseudocreacionismo que supone el 

diseño inteligente

. Se plantean además algunas teorías 

que constituyen contribuciones a la evolución como 

alternativas a la misma, como es el caso de la endo-

simbiosis, el neutralismo o el equilibrio puntuado 

pero sin haber ofrecido un conocimiento ordenado y 

claro de los principios que fundamentan la teoría prin-

cipal, abundando además en la presencia de numero-

sos personajes científicos defensores de esas teorías, 

convertidos así en una amalgama de personajes que 

pugnan por dar la explicación verdadera a los hechos, 

incluyendo, en ocasiones,  las explicaciones de tipo 

creacionista como una alternativa más.

Y en cuanto a las imágenes, nuevamente hay profu-

sión de fotografías e ilustraciones de científicos, pero 

además es muy común la presencia de imaginería de 

tipo religioso, siendo incluso, en algunos casos, ma-

yor el número de estas imágenes que el de aquellas 

que aportan datos significativos para la comprensión 

de los conceptos relacionados con la teoría. El caso 

extremo es el de un libro que dedica dos páginas a 

hablar de un museo creacionista que se inauguró en el 

estado norteamericano de Kentucky (Fig. 2), si bien 

en el texto se vierten críticas contra él (¿realmente es 

necesaria esta profusión de referencias a semejante 

despropósito?) y que, en el resto del tema, hace con-

tinuas alusiones al creacionismo, con numerosas imá-

genes de tipo religioso y pies de imagen que hacen 

referencia al mismo.

También se detectan concepciones alternativas so-

bre la propia ciencia, como es el caso de considerar 

como 

teoría

 aquello que no lo es, tal como aparece 

en un par textos que, entre sus actividades, incluyen 

esquemas que consideran el fijismo o el creacionismo 

como 

teorías

 que explican la evolución (Figs. 3 y 4) o 

mantienen que algunas teorías, como el neutralismo o 

el equilibrio puntuado, matizan o enriquecen la expli-

En España se mantuvo el planteamiento decimonónico de 

la historia natural y la división clásica entre botánica y zoo-

logía, hasta que en los años sesenta se incorporaron aspec-

tos como la bioquímica y la genética.

Fig. 5. Mapa conceptual del tema 7: El origen y la evolución de la vida. 

Biología y Geología (1º bachiller), SM, 2008.

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cación principal, o cuestionan la teoría sintética o neo-

darwinismo, la que integró en su día todos los descu-

brimientos que se realizaron posteriormente a Darwin, 

como la genética o la datación absoluta (Fig. 5).

Otros elementos que se pueden encontrar reiterada-

mente en las imágenes de los libros de texto son las 

líneas evolutivas, que conducen a concluir que el pro-

ceso de la evolución es lineal y previsible. Esta ima-

gen es la más repetida en las referencias a la evolución 

y la encontramos en todos los ámbitos, lo que viene a 

reforzar esta idea de sustitución de unos organismos 

por otros, en lugar de la ramificación que mostraría 

una estructura de diversificación en la que hay líneas 

que se extinguen y otras vuelven a ramificarse, condu

-

ciendo de nuevo a una visión que recuerda a la cadena 

aristotélica, con seres más y menos evolucionados y, 

por tanto, más y menos perfectos. También se utiliza 

esta imagen referida a nuestro origen, lo que ha con-

ducido a que aparezca en todos los ámbitos y relacio-

nada con todo tipo de situaciones esta línea evolutiva 

humana (chistes, propagandas de todo tipo de produc-

tos, artículos de merchandising, etc. Figs. 6 y 7).

Sería mejor que se nos ofreciera una imagen que no 

condujera a una interpretación jerárquica de la natu-

raleza. Un ejemplo de ello lo constituye la 

rueda de 

la vida

 (Hills & Zwickl 2003), un esquema de tipo 

cladograma que muestra las relaciones filogenéticas 

basado en el ARN. Este parte, desde el centro de un 

círculo, del primer organismo vivo (LUCA o 

Last Ul-

timate Common Ancestor

), del que salen ramas que, 

a su vez, se van multiplicando hasta llegar a la biodi-

versidad actual (solo una selección de varias especies 

por grupo). Todas las especies son, por tanto, igual de 

antiguas desde el punto de vista evolutivo, no existen 

jerarquías y el ser humano es uno más, rodeado por 

representantes de otros grupos (figura 8).

No obstante, seguro que un profesorado bien for-

mado e informado detectará estas carencias y las 

cubrirá antes de que lleguen al alumnado y generen 

errores conceptuales. Para confirmar este supuesto, se 

desarrolló un amplio estudio financiado por la Unión 

Europea, llamado 

Biohead Citizen

, sobre concepcio-

nes del profesorado en temas como igualdad de géne-

ro, educación para la salud, ecología o evolución bio-

lógica, incluyendo asimismo preguntas de tipo perso-

nal relacionadas con creencias religiosas e ideología. 

Fig. 6. Serie filogenética del caballo y reconstrucción de Archaeopteryx. Biología y Geología (4º ESO), Everest, 2008, p. 80.

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Pretendía pulsar la opinión de los docentes en activo 

y en formación de primaria y secundaria. En cuanto a 

las preguntas relacionadas con la evolución biológica 

y su posible correlación con determinadas creencias e 

ideologías, los resultados del estudio mostraron que 

nuestro país se encontraba entre los que más apoyo 

daban sus docentes a la misma, si bien el conocimien-

to de sus postulados que se extraía del estudio no re-

sultaba tan positivo. Esto se traduce en que el apoyo 

a la evolución parece ser de tipo ideológico, más que 

como consecuencia de un proceso de elección por 

comprensión de los principios que lo sustentan. Una 

vez más se da por supuesto el conocimiento de la teo-

ría y se acepta porque sí. Y si no hay comprensión de 

la ciencia y nos limitamos a repetir aquello que nos di-

cen, ¿de qué manera podemos formar a nuestro alum

-

nado en el pensamiento crítico? ¿No deja de resultar, 

a pesar de todo, una elección de tipo dogmático?

Esta situación, que resulta preocupante para la 

comprensión de la biología, constituye asimismo un 

peligro para la comprensión del funcionamiento de la 

ciencia y, a su vez, para la batalla contra las pseudo-

ciencias. Si desconocemos cómo funciona la ciencia, 

¿cómo podremos distinguirla de aquello que no lo es? 

¿Serán capaces los alumnos o alumnas que terminen 

su bachillerato de explicar por qué razón podemos 

afirmar que el diseño inteligente no es ciencia? Si no 

es así, habremos fracasado en su formación en el co-

nocimiento de la naturaleza de la ciencia. Por contra, 

una buena comprensión de la evolución facilitaría di-

cho conocimiento.

¿Dónde  se  encuentran  entonces  las  explicaciones 

a lo que realmente importa, que es la forma en que la 

naturaleza funciona para originar la actual estructura 

del mundo vivo? Las vidas de Darwin, Lamarck y los 

demás personajes, así como la forma en que evolucio-

Un elevado porcentaje del alumnado nunca tendrá la posi-

bilidad de conocer, a nivel académico, la teoría que da ex-

plicación a la existencia de su especie y todas las demás en 

nuestro planeta.

Fig. 7. Línea evolutiva del ser humano. Biología y geología (4º ESO), Oxford (proyecto Ánfora), 2009, p. 183.

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naron sus pensamientos para originar los postulados 

que construyeron sus teorías son, sin duda, apasio-

nantes. La lucha, encarnizada en algunos casos, entre 

las concepciones creacionistas y evolucionistas puede 

resultar de interés desde un punto de vista histórico o 

sociológico, pero solo favorece la comprensión de la 

naturaleza de la ciencia y de sus postulados si existe 

un conocimiento previo de los principios propuestos 

por la teoría. Planteados de esta forma, se limitan a 

generar una idea engañosa de cómo se construye 

ese conocimiento. No hay duda de que el estudio de 

la historia de la ciencia puede ser de utilidad en la 

comprensión de la misma. No obstante, para que ese 

efecto positivo se dé, es importante que se conozcan 

los postulados sobre los que se asienta la teoría cuya 

historia deseamos estudiar, y esto no se da en el caso 

de la evolución biológica. Así, en nuestro caso, todo 

queda en una serie de anécdotas centradas sobre todo 

en la figura de Darwin y su viaje a las islas Galápagos, 

en las que vio la luz que le condujo a proponer su teo-

ría de la selección natural, es decir, una simplificación 

extrema de un desarrollo complejo que no se produjo 

de esta forma, sino que requirió un trabajo ingente, 

tanto por parte del propio Darwin como de una serie 

de personajes a los que recurrió para que estudiaran 

sus muestras y le aportaran información complemen-

taria que le permitió extraer sus conclusiones (tardó 

casi treinta años en publicar su libro). Sin olvidar la 

figura de Wallace, que propuso conjuntamente con él 

el mecanismo de selección natural que permitía com-

prender la forma en que se producía la generación 

de nuevas especies y la diversidad actual de la vida. 

O el trato que se le viene a dar a Lamarck, como el 

científico que erró en su explicación del origen de la 

variación de los organismos. Así, se convierte todo en 

una especie de competición entre quien se equivocó 

y quien acertó al dar explicación a la evolución bio-

lógica  y  se  genera  una  imagen  del  científico  genial 

cuya imaginación le impulsa a descubrir, sin ayuda, 

los principios que rigen nuestro mundo, y del perde-

dor que se equivoca en sus postulados.  

Muy bien, todo está fatal. Pero no basta con que-

jarse. Hay que buscar soluciones. En el caso que nos 

ocupa, sería sin duda más interesante comenzar por 

ofrecer al alumnado la posibilidad de conocer los he-

chos e inferencias en los que se basa la teoría de la 

evolución por selección natural, tal como los muestra 

Mayr (1975), de una forma concreta y fácil de com-

prender, para ir profundizando en la teoría y mos-

trando las evidencias que la sustentan, permitir que 

Hay un par textos que, entre sus actividades, incluyen es-

quemas que consideran el fijismo o el creacionismo como 

teorías que explican la evolución.

Fig. 8. La rueda de la vida. Hills & Zwickl. Science, 2003, 300:1692-1697

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despierte la curiosidad en el alumnado en torno al per-

sonaje o a los personajes que aportaron algo al proce-

so y, solo entonces, avanzar en el conocimiento de la 

historia; pero sin anacronismos, situando a cada cual 

en su momento y su sociedad, sin buenos y malos, 

o ignorantes y listos. Estos hechos observables y las 

inferencias que se extraen, se presentan en la Figura 9:

Así, es un hecho que las poblaciones, en el caso 

de no sufrir limitaciones, experimentarían un creci-

miento exponencial. También lo es que las poblacio-

nes mantienen una estabilidad con ligeras variaciones, 

pero sin cambios bruscos, salvo que se produzcan he-

chos excepcionales que lo motiven. Un tercer hecho 

es que los recursos a disposición de los seres vivos 

son limitados. De estos tres hechos se infiere que se 

producirá una lucha por los recursos entre los indivi-

duos. Un cuarto hecho es la unicidad del individuo, 

que determina su individualidad; y un quinto hecho lo 

constituye la heredabilidad de una gran parte de la va-

riación individual, que ahora sabemos que se produce 

gracias a la transmisión de los genes de generación en 

generación. De la primera inferencia y los hechos 4 y 

5 se infiere a su vez que existirá una supervivencia di

-

ferencial o un mayor o menor éxito evolutivo de unos 

individuos respecto de los otros, lo que llamamos se-

lección natural que, repetida generación tras genera-

ción, producirá la especiación y, con el tiempo, la evo-

lución biológica, originando la actual biodiversidad.

Aquí, un concepto esencial en la evolución bioló-

gica es la magnitud del tiempo geológico, concepto 

poco intuitivo y que requiere una comprensión sin 

la cual no es posible asumir que un proceso tan len-

to como el descrito pueda producir la biodiversidad 

existente en la actualidad y la ingente cantidad de es-

pecies ya desaparecidas.

Extendiendo más este esquema básico, podemos 

Sería mejor que se nos ofreciera una imagen que no con-

dujera a una interpretación jerárquica de la naturaleza. Un 

ejemplo de ello lo constituye la rueda de la vida (Hills & 

Zwickl 2003).

Fig. 9. Hechos e inferencias de la selección natural.

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llegar al mapa conceptual de la Figura 10, que inclu-

ye, de una forma más detallada, todos los elementos 

presentes y su relación.

Partiendo de la parte izquierda de la imagen, la va-

riación aleatoria, que es fuente y alimentación de la 

evolución, implica que los organismos de una pobla-

ción son diferentes, con ventajas relacionadas con la 

reproducción y la supervivencia, y es consecuencia de 

las mutaciones y la recombinación de genes. Por otro 

lado, la reproducción sexual permite transmitir las ca-

racterísticas de los individuos (información genética) 

a la generación siguiente, que incluye necesariamente 

las variaciones hereditarias que proporcionan diferen-

cias de supervivencia y calidad reproductiva, y puede 

considerarse un bucle de ciclos infinitos que propor

-

cionan inmortalidad a las poblaciones y la calidad 

reproductiva, que es cribada por la selección natural. 

Esta implica que hay diferencias detectables y cuanti-

ficables entre los individuos de una población, lo que, 

por  un  lado,  fija  en  las  poblaciones  las  variaciones 

favorables que conceden mayor capacidad de engen-

drar descendientes y, por otro, desecha las variacio-

nes desfavorables que conceden menor capacidad de 

engendrar descendientes. Dicha capacidad, también 

llamada 

aptitud biológica

 o 

fitness

, es la responsable 

de que, de forma no aleatoria, sean seleccionados los 

individuos que producirán mayor descendencia.

Si somos capaces de comprender estos conceptos 

básicos, tendremos una idea más próxima a lo que 

significa la evolución biológica por selección natural. 

Entonces podremos ir enriqueciendo progresivamen-

te con más conceptos e incorporando matices a ese 

núcleo básico y, una vez alcanzado ese objetivo, esta-

remos en mejores condiciones de discernir cuándo lo 

que se nos cuenta sobre la evolución se ajusta a una 

interpretación científica y cuándo no es más que una 

concepción alternativa o un mito.

Y si, como parece que indican las encuestas, la 

¿Serán capaces los alumnos o alumnas que terminen su 

bachillerato de explicar por qué razón podemos afirmar que 

el diseño inteligente no es ciencia? Si no es así, habremos 

fracasado en su formación.

Fig. 10. Mapa conceptual explicativo de la evolución biológica por selección natural.

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oposición a la evolución no es, hoy por hoy, un pro-

blema, esa mayor y mejor comprensión mejoraría la 

comprensión de la naturaleza de la ciencia y, por lo 

tanto, contribuiría a la prevención frente a las influen

-

cias de los cantos de sirenas de las pseudociencias.

En cuanto a la estrategia frente a los negacionistas 

de la evolución biológica, algunos estudios desarro-

llados en países con un profundo arraigo de las creen-

cias religiosas antievolucionistas han mostrado que la 

oposición directa no mejora la aceptación y funciona 

mejor, entre las personas de creencias más moderadas, 

el intentar alcanzar consensos basados en posiciones 

intermedias entre el rechazo a la evolución y el ateís-

mo militante. Aunque este no es el caso de nuestro 

país, ya se ha detectado en países tan evolucionistas 

como el nuestro o más un incremento de la influencia 

de algunos movimientos antievolucionistas, ligados 

a determinadas ideologías o corrientes religiosas de 

carácter fanático que no dejan de constituir un peli-

gro en el desarrollo del pensamiento crítico en nues-

tra población. Dichas corrientes ofrecen, vía 

on line

materiales gratuitos a los centros educativos para que 

se difunda su mensaje en lugares tan «desarrollados» 

como Gran Bretaña o Francia.

Si la posverdad, término elegido como palabra del 

año en 2016, continúa manteniendo su influencia en 

nuestro mundo, y parece que ha venido para quedarse, 

tendríamos que estar vigilantes para compensar la in-

fluencia de esos mensajes, comenzando por formar de 

una manera adecuada a los jóvenes que se enfrentarán 

a ella tarde o temprano.

Notas:

1

 

Orden de 22 de marzo de 1975 por la que se desarrolla 

el Decreto 160/1975, de 23 de enero, que aprueba el 

Plan de Estudios del Bachillerato, y se regula el Curso de 

Orientación Universitaria. 

BOE-A-1975-8175

2 Anuario Estadístico de España 2018. INE. 

3 Introducción al currículo de 1994 de la asignatura 

Biología y geología del primer curso de Bachillerato de la 

LOGSE – PSOE.DECRETO 174/1994, de 19 de agosto, del 

Gobierno Valenciano, por el que se establece el currículo 

del Bachillerato en la Comunidad Valenciana. [94/5976].

4 Currículo 2002 de la asignatura Biología y geología 

de 1er curso de bachillerato– LOGSE - Partido Popular. 

DECRETO 50/2002, de 26 de marzo, del Gobierno 

Valenciano,  por  el  que  se  modifica  el  Decreto  174/1994, 

de 19 de agosto, del Gobierno Valenciano, por el que se 

establece el currículo del Bachillerato en la Comunidad 

Valenciana. [2002/X3174]).

5 Currículo de cuarto curso de ESO - LOCE 2007 – 

Partido Popular. DECRETO 112/2007, de 20 de julio, del 

Consell, por el que se establece el currículo de la Educación 

Secundaria Obligatoria en la Comunitat Valenciana. 

[2007/9717] – DOCV 5562 del 24 de julio de 2007.

6 Currículo de Biología de segundo curso de Bachillerato 

según los postulados de la LOMCE -2015 – Partido Popular. 

DECRETO 87/2015, de 5 de junio, del Consell, por el que 

establece el currículo y desarrolla la ordenación general de 

la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato en la 

Comunitat Valenciana. [2015/5410].