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La infiltración de las pseudociencias en la
Universidad de Zaragoza
Eustoquio Molina
Departamento de Ciencias de la Tierra. Universidad de Zaragoza.
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as disciplinas científicas están parasitadas por “al-
ternativas” que no cumplen ni siquiera los aspectos
más básicos del método científico, pero se disfrazan
y tratan de infiltrarse en los medios académicos para que
sean consideradas científicas, y es por esto que son denomi-
nadas pseudociencias. Algunas en realidad son religiones,
como ocurre con el creacionismo “científico”, pero las que
no lo son también se basan en creencias, en concreto en el
principio de autoridad de una serie de charlatanes, siendo
fe y creencias lo opuesto al método científico. Los pseu-
docientíficos son conscientes de los grandes avances que
los científicos han conseguido con la investigación expe-
rimental y desean dotarse del mismo prestigio, infiltrándo-
se allí donde se enseñan y se otorgan títulos académicos.
El número de pseudociencias es casi tan grande como el
de disciplinas científicas; unas son antiguas, como la as-
trología y la acupuntura; otras no tan antiguas, como son
la homeopatía y el creacionismo “científico”; y otras son
de reciente aparición, como el negacionismo del cambio
climático o el diseño inteligente, las cuales hemos analiza-
do en anteriores números de El Escéptico (véanse Molina
2000, 2006 y 2011).
Hace varios años descubrimos por casualidad, que en el
servicio de publicaciones de la Universidad de Zaragoza
se fotocopiaban y vendían unos apuntes de astrología. Esta
pseudociencia se enseñaba en una asignatura del Departa-
mento de Filosofía, con otro nombre por lo que era difícil
sospechar que se estuviera enseñando una pseudociencia.
Este hecho lo pusimos en conocimiento de algunos profe-
sores de ese departamento, quienes consiguieron tratarlo en
una junta de departamento, se votó y se decidió no permitir
al “profesor” que siguiera impartiendo astrología. Esto nos
hace pensar que es probable que se impartan otras pseudo-
ciencias disfrazadas dentro de disciplinas científicas, pero
cuando constituyen solo una parte de un programa son muy
difíciles de detectar. Sin embargo, en la Universidad de Za-
ragoza se han dado casos más evidentes, los cuales han sido
catalogados en La lista de la vergüenza
1
, tales como la cáte-
dra de homeopatía de los laboratorios Boiron, un congreso
de ayuno terapéutico, un curso de grafología (lo científico
se llama análisis caligráfico), conferencias del astrólogo
Carlos Bogdanich y la asignatura de la licenciatura de me-
dicina titulada Anatomía bioscópica y artística (eufemismo
de acupuntura).
Este artículo de divulgación pretende poner de manifiesto
las causas, las estrategias y las complicidades de la infiltra-
ción de las pseudociencias en la Universidad de Zaragoza.
Además, se analizan las principales razones de que estas
pseudociencias no tengan fundamento científico ni eficacia,
sean peligrosas y no deban impartirse en la universidad.
Asimismo, se analizará qué están haciendo las autoridades
universitarias y cómo actúa la asociación cultural ARP-
SAPC (Alternativa Racional a las Pseudociencias-Socie-
dad para el Avance del Pensamiento Crítico) para evitar
semejante despropósito.
La homeopatía en la Facultad de Medicina
En febrero de 2009, tres profesores de la Universidad de
Zaragoza presentamos alegaciones diferentes contra unos
estudios propios de postgrado, concretamente contra el Di-
ploma de Especialización en Homeopatía, que proponía
el profesor titular Francisco Javier Lanuza Giménez del
Departamento de Farmacología y Fisiología, con la par-
ticipación de Olivia Gironés Puñet del Departamento de
Patología animal y de varios homeópatas de Zaragoza. La
primera de las alegaciones fue presentada por el profesor
titular José Aramayona Alonso del mismo Departamen-
to de Farmacología y Fisiología, que argumentaba que la
homeopatía no ha conseguido demostrar, de forma sólida
y coherente provocar un éxito terapéutico por encima del
conseguido con el uso de un placebo convencional. La se-
gunda fue presentada por Pedro Merino Filella, catedrático
del Departamento de Química Orgánica, que acompañaba
varias publicaciones que negaban el fundamento químico
de la homeopatía. La tercera fue presentada por el autor de
este artículo, argumentando que la homeopatía no cumple
ni siquiera los aspectos más básicos del método científico.
Los tres concluíamos que la homeopatía es una pseudo-
ciencia. Al parecer la comisión de estudios de postgrado no
le dio el visto bueno a la propuesta y al curso siguiente no
se pudo impartir.
En mayo de 2013 volvemos a darnos cuenta de que se
proponen estudios propios de homeopatía, en este caso no
es un título sino dos: Diploma de Especialización en Tera-
péutica Homeopática y Experto Universitario en Homeo-
patía Clínica. Estas dos propuestas llevaban el visto bueno
del decano de la Facultad de Medicina, Francisco Javier
Castillo García y del director del estudio propuesto, Fran-
cisco Javier Lanuza Giménez. Para evitar la impartición
de esta pseudociencia en la universidad presentamos dos
alegaciones. La primera liderada por Pedro Merino File-
lla y la segunda por el autor de este artículo, en las cuales
detallamos los mismos argumentos de nuestras respectivas
alegaciones de 2009, pero en esta ocasión decidimos llevar
a cabo otras acciones complementarias. Así ambas alega-
ciones fueron firmadas por otros profesores y alumnos de
la Universidad de Zaragoza, enviamos una carta abierta al
rector y la dimos a conocer por medio de una rueda de pren-
sa. Esta ofensiva académica y mediática tuvo como conse-
cuencia que los dos títulos propios de homeopatía fueran
retirados por el homeópata que los proponía. No hemos re-
El número de pseudociencias
es casi tan grande como el de
disciplinas científicas; unas
son antiguas, como la astro-
logía, y otras son de reciente
aparición, como el negacionis-
mo del cambio climático.
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cibido ninguna respuesta del vicerrectorado de política aca-
démica, pero al parecer aunque no se hubieran retirado no
habrían sido aprobadas, ya que en la comisión de estudios
de postgrado la homeopatía tiene bastantes detractores.
Nuestras alegaciones contra los títulos propios de ho-
meopatía eran muy detalladas y documentadas para incluir
aquí toda la argumentación. Sin embargo, en la carta abierta
al rector, firmada en nombre de ARP-SAPC por el médico
Víctor Sanz, los catedráticos Pedro Merino, Eustoquio Mo-
lina y el periodista científico Miguel Bayón, las resumía-
mos en el siguiente párrafo. Samuel Hahnemann, el creador
de la homeopatía con su “biblia” el Órganon del arte de cu-
rar, lo decía bien claro: «Tiempo era ya de que la sabiduría
del Divino creador y conservador de los hombres pusiese
fin a estas abominaciones [alopáticas] e hiciera aparecer
una medicina inversa [la homeopatía]». Y si aplicamos la
ley del similia similibus curantur -la más importante de sus
creaciones- a los tiempos actuales llegamos a la conclusión
de que altas dosis de penicilina son capaces de producir
gonorrea y amigdalitis en la persona sana. Otra famosa ley,
la de las dosis infinitesimales, es aún más inverosímil, pues
con ella se pone en solfa toda la teoría atómico-molecular
de la materia. Recordemos que, según esta ley, a partir de
la dilución 12 CH (dilución centesimal hahnemanniana) no
queda en el preparado ni una sola molécula de la «tintura
madre» original. Sin embargo, afirman que gracias a que
la dilución es agitada durante el proceso de elaboración,
resulta mucho más efectiva que si tuviera la sustancia pri-
mitiva. De hecho, cuanta menos sustancia original hay en
la dilución y más se agita esta última, más potente es el
supuesto efecto. Que por estas incongruencias se otorguen
títulos universitarios y se premie al profesor titular que las
imparte, Javier Lanuza, con una cátedra de empresa, es
realmente preocupante.
El convenio para la creación de la cátedra de homeopatía
fue firmado el día 27 de octubre de 2010 por Pilar Zaragoza
Fernández, vicerrectora de Relaciones Institucionales y Co-
municación de la Universidad de Zaragoza y por el director
de Laboratorios Boiron. Esta es la primera y única cátedra
universidad-empresa de esta pseudomedicina en España y
sus principales objetivos son la investigación, docencia y
divulgación de la homeopatía. En este sentido, pretende
centrarse en el desarrollo de proyectos de investigación,
tesis doctorales y proyectos de fin de carrera relacionados
con la homeopatía; así como en la elaboración de un Libro
Blanco de la Homeopatía, para hacer publicidad de la ho-
meopatía desde la universidad. El libro ha sido publicado,
al no tener que pasar una evaluación por pares como ocurre
con los artículos científicos, pero no creemos que logren
realizar ninguna tesis doctoral de homeopatía, ya que no es
posible hacer investigación científica en algo basado en el
absurdo de su fundamento.
La libertad de cátedra debe te-
ner límites: los profesores no
podemos enseñar cualquier
cosa que sea pseudocientífica
y contraria a la disciplina en
que nos hemos promocionado.
Página web de la cátedra de homeopatía de la Universidad de Zaragoza, donde se anuncian las actividades y las publicaciones pagadas por los laboratorios Boiron.
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Estas pretensiones de los homeópatas plantean el proble-
ma de hasta dónde llega la libertad de cátedra. Es evidente
que la libertad de cátedra debe tener límites, los profesores
no podemos enseñar cualquier cosa que sea pseudocientí-
fica y contraria a la disciplina en que nos hemos promo-
cionado. En este sentido, estas enseñanzas nada tienen que
ver con el tipo de investigación científica con la que Javier
Lanuza publicaba en revistas de prestigio del SCI (7 ar-
tículos y 9 resúmenes entre 1991 y 1999, aunque solo en
un resumen es primer autor), que le permitieron realizar la
tesis doctoral y ser profesor titular. Después prácticamente
abandonó la investigación científica, ya que no se le co-
nocen más publicaciones en el SCI, y se dedicó a difundir
la pseudociencia homeopática en nuestra universidad. La
universidad no debería permitir que algunos de sus profe-
sores abandonen la investigación científica, se dediquen a
difundir la pseudociencia y tengan una página publicitaria
de la homeopatía en nombre de la Universidad de Zaragoza
(www.prescribohomeopatia.com).
Además de conseguir esta cátedra de empresa, los ho-
meópatas han conseguido infiltrar una asignatura optativa
en el nuevo plan del grado de medicina de la Universidad
de Zaragoza, titulada Terapéutica homeopática, código
26754, que está dedicada a la enseñanza de la más típica
pseudomedicina. Enseñar esta asignatura sería equivalente,
por ejemplo, a impartir una asignatura en el grado de geo-
logía que se llamara Radiestesia, enseñando a los alumnos
a buscar agua y petróleo con una varita o un péndulo, como
hacen los zahoríes desde tiempo inmemorial. Tampoco en
los otros grados de las demás ciencias se imparten asigna-
turas de física, química, matemática o biología alternativas.
La acupuntura en la Facultad de Medicina
La infiltración de las pseudociencias generalmente se
produce de forma disfrazada y son difíciles de detectar,
esto ocurría en el plan de la licenciatura de medicina que
está en extinción. En este plan existe una asignatura que se
titula Anatomía bioscópica y artística, código 22937, que
en realidad es un eufemismo bajo el que se enseña acupun-
tura. Como explica la ficha de la asignatura, sus objetivos y
programa están dedicados explicar las teorías básicas de la
medicina tradicional china y las bases anatomofisiológicas
de la acupuntura, con un programa práctico de localización
de los puntos de acupuntura y manipulación de agujas. Esta
asignatura la imparte el doctor Juan Antonio Vecino Ferrer,
que recomienda su libro titulado: Acupuntura tradicional
china, publicado en 2001 por Mira editores. En cualquier
caso, este tipo de comportamiento muestra claramente que
se quiere engañar. En ciencias morfológicas, la Anatomía
bioscópica tiene un sentido preciso (la tradicional anatomía
de superficie del cuerpo vivo) que nada tiene que ver con la
acupuntura. Sería como llamar al creacionismo “Geología
descriptiva y artística”, o a la homeopatía “Farmacología
humana y animal en medio acuoso”.
En el nuevo plan de estudios del grado de medicina,
existe una asignatura optativa titulada Bases anatomo-
fisiológicas de la acupuntura, código 26733, cuyo título
ya no oculta la realidad de la enseñanza de la acupuntura.
Figura 2.- Página web del acupuntor de la Universidad de Zaragoza, donde se hace alarde de la creación de la primera asignatura de acupuntura en una universidad española.
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Esta asignatura evidentemente es la misma anteriormente
denominada Anatomía bioscópica y artística. Tal y como
informa en su página web Acupuntura médica
2
, la nueva
asignatura promovida por el Dr. Vecino, es la primera asig-
natura de acupuntura en una universidad española, incluida
dentro de los estudios de la Facultad de Medicina de la Uni-
versidad de Zaragoza.
Los estudios propios de posgrado de las universidades
no tienen que pasar la evaluación del Ministerio de Educa-
ción, sino que se ponen a información pública por si algún
miembro de la Universidad de Zaragoza quiere alegar en
contra. Desde hace 13 años se viene impartiendo un Mas-
ter en acupuntura, contra el que nadie había alegado hasta
este año. El director de este master es el profesor asociado
doctor Juan Antonio Vecino Ferrer, que pertenece al Depar-
tamento de Anatomía e Histología Humanas, cuyo director
Arturo Vera Gil firma avalando la propuesta. En las base de
datos de Scopus no se encuentra ningún artículo científico
del doctor Vecino y en el SCI solo se encuentra un procee-
ding titulado Osteoporosis and acupuncture, que presentó
en un congreso en Brasil en 2005. Se trata de una “notita”
pseudocientífica que ha logrado infiltrar en un congreso
donde normalmente no existe un control de revisión por
pares. Por tanto no comprendemos cómo este acupuntor
consiguió ser doctor y profesor asociado sin artículos en
revistas de prestigio.
El día 7 de mayo de 2013 presentamos una alegación
contra el Máster de acupuntura, elaborada por el médico
Víctor Javier Sanz Larrínaga, exvicepresidente de ARP-
SAPC y firmada por 28 miembros de la Universidad de
Zaragoza. Estas pocas firmas fueron recogidas a última
hora para que se viera que el profesor que la presentaba no
estaba solo. Sin embargo, la comisión de estudios de post-
grado le dio el visto bueno y el Consejo de Gobierno de la
Universidad de Zaragoza aprobó el Máster en acupuntura
el día 23 de mayo. El vicerrector de Política Académica,
Fernando Ángel Beltrán Vázquez, al que debían dirigirse
las alegaciones, ni siquiera se ha molestado en informarnos
de las razones de la aprobación. Lo único que hemos recibi-
do ha sido un mensaje electrónico del acupuntor, Juan An-
tonio Vecino, con ataques ad hominem al primer firmante
de la alegación, calificándolo entre otras cosas de ignorante
y malicioso, a lo que por educación no hemos contestado
como se merecería.
La alegación constaba de 9 páginas en que se detallaba
y documentaba que la acupuntura es una pseudociencia sin
ningún fundamento científico. Además, el día 17 de mayo
enviábamos una carta abierta al rector en las que se resu-
mían nuestros principales argumentos en el siguiente párra-
fo. En el Nei Jing, la “biblia” de la acupuntura, se afirma
que «la energía [Qi] no es visible, pero un maestro la perci-
be; sabe el camino para remontarla. Él puede así tonificarla
y dispersarla a su agrado». Por si fuera poco, gracias a la
palpación de los pulsos, los acupuntores (antes de aplicar
las agujas) son capaces de diagnosticar no solo el desequi-
librio de Qi (inexistente), sino también el sexo del feto en
la mujer embarazada e incluso si un enfermo tiene piedras
en la vesícula biliar. Pero aún hay más. En la base de la
acupuntura está la teoría según la cual, por ejemplo, el bazo
es un órgano Zang que forma parte del aparato digestivo y
es la sede del pensamiento. Y lo mismo se dice del resto de
los órganos Zang Fu, tal y como lo explica con todo lujo
de detalles la Medicina Tradicional China. En el colmo del
delirio, para los acupuntores modernos estas cosas (órganos
inexistentes, funciones mágicas, etc.) no son errores, sino
¡formas diferentes de pensar! Quien crea que todo esto es
la exageración de unos escépticos exaltados, no tiene nada
más que echar una ojeada a cualquier libro de acupuntura.
Los peligros y el nulo fundamento
Las pseudociencias suelen ser populares y proliferan por
diversas causas de tipo social, las más generales se deben
a la búsqueda de esperanza ante la muerte. Las pseudo-
ciencias de tipo religioso como el creacionismo “científi-
co” ofrecen esperanza para después de la muerte, pero las
demás pseudociencias tratan de explotar el mercado de la
esperanza en vida. En esto tienen bastante éxito porque la
credulidad es más frecuente que el pensamiento crítico. En
el caso concreto de las pseudomedicinas, ofrecen una espe-
ranza alternativa a la medicina científica, la cual obviamen-
te tiene sus limitaciones y sus problemas. Se autodenomi-
nan medicinas alternativas o complementarias, pero lo más
apropiado sería llamarlas pseudomedicinas parasitarias, ya
que se benefician de la ciencia sin aportarle nada. Se apro-
vechan de que el sistema de salud suele estar masificado y
los médicos muchas veces no tienen tiempo suficiente de
atender al paciente como es debido. Además, se aprove-
chan del hecho de que la medicina científica no lo puede
curar todo, llegando un momento en que se acumulan los
problemas y todos acabamos falleciendo. Por esto surge la
búsqueda de alternativas ante el sufrimiento y la muerte.
Sin embargo, la medicina científica ha progresado tanto,
que ha conseguido duplicar la esperanza de vida de la gente
y tiene cura para casi todas las enfermedades. Actualmente
la ciencia hace cosas tan maravillosas, que parecen mági-
cas y milagrosas, pero tiene su fundamento en el método
científico.
Los aspectos más elementales del método científico los
ignora mucha gente. Así, bastantes establecen la relación
de causa-efecto al coincidir que se han sometido a algu-
na pseudomedicina y se han curado de alguna enfermedad
leve, pero no se dan cuenta de que han sido las defensas
Se autodenominan medicinas
alternativas o complementa-
rias, pero lo más apropiado se-
ría llamarlas pseudomedicinas
parasitarias, ya que se benefi-
cian de la ciencia sin aportarle
nada.
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de su propio organismo las que los han curado, ya que las
pseudomedicinas son placebos. Mucha gente admite que
son placebos, pero afirman que este puede ser un método
de curación al creer que te vas a curar y que por esto serían
eficaces. Si así fuera bastaría con prescribir preparados de
cualquier excipiente inocuo, sin que los pacientes lo supie-
ran, y se curarían las enfermedades. Por tanto, mucha gente
ignora lo que es el efecto placebo. Además, ignoran que
el método científico tiene una serie de procesos y contro-
les que no cumplen las pseudociencias, ya que no realizan
investigación experimental, que sea publicada en revistas
científicas con revisores, para que los hallazgos se puedan
reproducir por otros investigadores, etcétera. La ciencia no
es dogmática, constantemente cuestiona las teorías para
probarlas y mejorarlas, siendo algunas refutadas. Esto lleva
a los charlatanes anti y pseudocientíficos a infravalorar las
teorías, pero no se dan cuenta que la mayoría de las teorías
científicas están muy sólidamente documentadas y basadas
en hechos que no cambian aunque la teoría en que se sus-
tenta se pueda modificar.
La culpa de la infravaloración que a veces sufre la ciencia
la tienen algunos filósofos, concretamente los relativistas,
cuya máxima es el todo vale y todo es igual, sea ciencia
o pseudociencia. El ejemplo paradigmático fue el filósofo
Paul Feyerabend, que sufrió dolores lumbares y según él
se los quitó una curandera londinense. Inexplicablemente
cayó en el error de establecer la relación de causa-efecto
sin considerar otras explicaciones lógicas, más que la sim-
ple coincidencia, lo cual le llevó a renegar de la ciencia.
Otros que tienen un fuerte rechazo contra la ciencia, son los
constructivistas y posmodernos que proliferan en las facul-
tades de humanidades. Algunos de estos, Daniel H. Cabera
y Chaime Marcuello Servós, han salido en defensa de la
homeopatía en la prensa zaragozana. En general, estos anti-
científicos han dado lugar a movimientos contraculturales,
que publican revistas y libros sensacionalistas que despre-
cian la racionalidad y la contrastación experimental. El mo-
tivo principal es el mal uso de algunos adelantos técnicos,
sobre todo por los militares, pero no se dan cuenta de que
la ciencia es neutra y cualquier avance se puede utilizar,
por ejemplo, para la guerra o para erradicar enfermedades.
Además, un farmacéutico, un veterinario y dos médicos ho-
meópatas han escrito cartas a los diarios de Zaragoza, en
las cuales parecen temer que disminuyan sus negocios de la
práctica de las pseudomedicinas. Afortunadamente existen
muchos filósofos como Mario Bunge, defensores del realis-
mo científico y sistémico, que combaten las pseudociencias
y propugnan su exclusión de los medios académicos. Bun-
ge es seguramente el filósofo internacional más prestigioso,
ya que ha publicado cientos de artículos y libros de gran
rigor y a sus 93 años acaba de publicar un libro para médi-
cos (Bunge, 2012).
Cuando la ciencia estaba poco desarrollada, convivía con
prácticas de tipo protocientífico y en su progreso ha ido in-
corporando algunos aspectos, tales como los principios ac-
tivos de muchas plantas. Estas sustancias han sido aisladas
y suministradas en medicamentos con la cantidad adecuada
para el tratamiento de las enfermedades. La pseudomedici-
Algunos miembros de ARP-SAPC y Círculo Escéptico junto a la estatua del fundador de la homeopatía el día del “suicidio” homeopático en Zaragoza.
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na naturista utiliza plantas medicinales, sobre todo en infu-
siones, que contienen una serie de sustancias que pueden
ser peligrosas. Sin embargo, se aprovechan de la falacia
naturista, que induce a creer que todo lo natural es mejor
que lo artificial, generando así una quimiofobia infundada
contra todos los medicamentos, conservantes, etcétera. En
la naturaleza hay muchos venenos y en cambio los conser-
vantes y medicamentos han conseguido erradicar muchas
enfermedades y alargar enormemente la esperanza de vida.
Ninguno de estos avances ha sido logrado por las pseudo-
medicinas a pesar de que algunas tengan un origen inme-
morial y tradicional. Lo que sí han logrado ha sido hacer
perder la salud, el tiempo y el dinero, a los incautos que han
confiado en ellos. Además, el argumento del prestigio de la
medicina tradicional china es una falacia, ya que esta es la
que por ejemplo está provocando la extinción de rinoceron-
tes, tigres y otros organismos, cuyas partes son utilizadas
en pócimas sin eficacia por los curanderos chinos.
Los peligros de las pseudomedicinas son de dos tipos,
por acción o por omisión. Lo común a todas ellas es el pe-
ligro de omisión, que consiste en que el enfermo confíe
en la eficacia de las terapias sin fundamento científico ni
eficacia probada, que no recurra a un médico o abandone
el tratamiento científico, lo cual supone un riesgo evidente
para su vida. El ejemplo más famoso y reciente ha sido el
del fundador de Apple, Steve Jobs, que confió en las “me-
dicinas” alternativas y falleció de forma prematura al ser
demasiado tarde para intervenir el cáncer que padecía. Los
peligros por acción directa son muy variados y dependen
del tipo de tratamiento a que son sometidos. Así, se han
descrito numerosos casos relativos a la acupuntura, tales
como transmisión de infecciones (hepatitis, sida, etcétera),
neumotórax traumático, hemorragias, lesiones, etcétera.
Por el contrario, la homeopatía en este sentido es menos
peligrosa, ya que solo se han producido algunas reacciones
alérgicas al excipiente, pues es lo único que contienen sus
“medicamentos”. Los homeópatas hacen alarde de que sus
preparados no tienen efectos secundarios, lo cual es verdad
ya que son un simple placebo, pues las diluciones que di-
cen haber realizado implican que no queda nada de lo que
ellos llaman tintura madre (principio activo) en sus “me-
dicamentos”. Por esto no existe peligro cuando se organi-
zan manifestaciones contra la homeopatía, consistentes en
“suicidios” colectivos en que los participantes toman una
sobredosis de un somnífero de los laboratorios Boiron y no
sienten ningún síntoma más que el dulzor del excipiente.
Un ejemplo, entre los muchos organizados a escala mun-
dial, fue el organizado frente a la Facultad de Medicina de
Zaragoza por las asociaciones culturales Círculo Escéptico
y ARP-SAPC, cuyo video se puede ver en Youtube
3
. El día
de la protesta también se realizó una foto junto a la estatua
del fundador de la homeopatía, Samuel Hahnemann, que
se encuentra junto a la valla de la Universidad de Zarago-
za, regalo de los homeópatas al Ayuntamiento de Zaragoza,
que al parecer acepta cualquier cosa que le regalen y la eri-
gió en el sitio más inapropiado junto a la universidad, que
no es el lugar para pseudocientíficos.
En conclusión, las pseudomedicinas no tienen ningún
fundamento científico, contra ellas se han escrito bastantes
artículos en revistas de prestigio catalogadas en el Science
Citation Index, criticando sus fundamentos y su eficacia,
que sería largo detallar aquí. Por el contrario, en las revistas
científicas no existen artículos a favor de ellas, que hayan
demostrado su carácter científico y su eficacia más allá del
efecto placebo. Excepcionalmente, suelen infiltrar algunos
artículos en revistas y congresos, pero lo suelen hacer con
un título que no refleja su contenido y propósito. Por tanto,
aún no han demostrado sus sensacionales afirmaciones, y
no hay que olvidar el principio básico de la metodología
científica y filosófica de que la carga de la prueba recae
sobre quien hace la afirmación extraordinaria, y que afir-
maciones extraordinarias requieren pruebas extraordina-
rias. En este sentido, las sensacionales afirmaciones de las
“medicinas” alternativas no han sido avaladas por ningún
tipo de experiencia ni pruebas científicas. Sin embargo, lo
más contradictorio es que nos acusen de inquisidores e in-
tolerantes a aquellos que propugnamos el rigor y la ética
en las actividades científicas. Además, tienen la osadía de
compararse con científicos que fueron perseguidos como
Miguel Servet y Galileo Galilei, cuando fueron sus equi-
valentes religiosos los que ejecutaron el castigo. Hay que
estar abierto a nuevas ideas, pero precisamente las suyas
dicen ser tradicionales y milenarias. Cuando invocan la an-
tigüedad y la tradición están tratando de que volvamos a
las cavernas. La tolerancia tiene sus límites y no se pueden
permitir engaños y fraudes.
En un artículo de divulgación en una revista como El Es-
céptico se suelen incluir pocas referencias bibliográficas,
por lo que a continuación solo indicamos algunos libros que
documentan el nulo fundamento y eficacia de las “medici-
nas” alternativas y otras pseudociencias. Rouzé M. (1989).
Mieux connaître l’homeopathie. Ed. La Decouverte, que
se trata de un clásico contra la homeopatía, probablemente
el mejor libro crítico, del cual no existe traducción espa-
ñola. Broch, H. 1991. Au coeur de l’extraordinaire. Ed.
L’Horizon Chimérique, en que este profesor universitario
francés, argumenta magistralmente contra las pseudocien-
cias y detalla los trucos empleados por los acupuntores.
Skrabanek, P. y McCormick (1992). Sofismas y desatinos
en medicina. Ed. Doyma, que se trata de un libro sobre to-
dos los problemas de la medicina, dedicando un buen capí-
Los peligros de las pseudome-
dicinas son de dos tipos, por ac-
ción o por omisión, como ocu-
rrió con el fundador de Apple,
Steve Jobs, que confió en las
“medicinas” alternativas para
curar el cáncer que padecía.
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tulo a las “medicinas” alternativas. Slepetis, A.M. (1995).
La pseudomedicina. Ed. Fundación CAIRP, que es uno de
los pocos libros en español sobre las pseudomedicinas y
fue publicado en Argentina. Brissonnet, J. (2003). Les
pseudo-medicines. Ed. Book-e-book.com, que es un exce-
lente libro sobre las pseudomedicinas, con capítulos dedi-
cados a la acupuntura y homeopatía. Ahora bien, los libros
más cercanos y recomendables son los del médico español:
Sanz, V.J. (2010). La homeopatía ¡vaya timo! Ed. Laetoli
y Sanz, V.J. (2012). La acupuntura ¡vaya timo! Ed. Lae-
toli, que demuestran los nulos fundamentos científicos de
estas dos pseudomedicinas. Además, el libro de Bunge, M.
(2012). Filosofía para médicos. Editorial Gedisa, que todos
los médicos, e incluso pacientes, deberían leer.
Conclusiones
La Universidad de Zaragoza es la única universidad es-
pañola que tiene una cátedra de empresa de homeopatía y
asignaturas de homeopatía y acupuntura en la licenciatura y
grado. Lamentablemente, estudios propios de postgrado de
pseudomedicinas también se han infiltrado en algunas otras
universidades. Esto ocurre por la pasividad de la mayoría
de los universitarios y por la complicidad de algunos profe-
sores. Las propuestas de los estudios propios de postgrado
parten de uno o dos profesores con el visto bueno del direc-
tor del departamento o del decano. Si ningún miembro ale-
ga contra ellas el consejo de gobierno de la universidad las
aprueba de forma rutinaria, como ha ocurrido tantos años.
Al parecer, cuando se ha alegado en contra, el principal ar-
gumento para aprobarlas es que tienen el visto bueno de
alguna autoridad académica. La concesión de cátedras de
empresa, como la de homeopatía de los laboratorios Boi-
ron, tienen un proceso de aprobación aún más simplificado,
consistente en la firma de un acuerdo entre la empresa y el
rectorado. El rector Manuel López Pérez, que es un presti-
gioso bioquímico, debería conocer el absurdo fundamento
químico de la homeopatía y no debería haber permitido que
su vicerrectora, Pilar Zaragoza Fernández, firmase la cáte-
dra de homeopatía.
La complicidad de algunas autoridades académicas es la
principal responsable de esta infiltración. Las asignaturas
optativas de licenciatura y grado de medicina denominadas
Anatomía Bioscópica y Artística (eufemismo de acupun-
tura), Terapéutica Homeopática y Bases Anatomo-Fisioló-
gicas de la Acupuntura, están sujetas a las modificaciones
de la junta de Facultad de Medicina y de las directrices de
la Universidad de Zaragoza. Por tanto, bastaría que una u
otra decidiera eliminar estas pseudomedicinas. Sin embar-
go, los dos últimos decanos de medicina, Arturo Vera Gil y
Francisco Javier Castillo García, han apoyado las pseudo-
medicinas con su visto bueno en numerosas ocasiones. El
actual decano dice a los alumnos que está en contra de las
pseudociencias, pero avala con su firma los estudios pro-
pios de homeopatía y nombra al homeópata como secreta-
rio de la facultad. Cuesta creer que alguien elija a un profe-
sor de homeopatía para un cargo de tanta confianza y diga
que está en contra de las pseudomedicinas. Por otra par-
te, el equipo rectoral durante la última campaña electoral,
ante las preguntas críticas de varios estudiantes, justificó la
homeopatía, aunque anunció que no renovaría la cátedra
4
,
pero el rector aún no ha cumplido su promesa.
Una de las principales causas de la proliferación de las
pseudociencias es la económica. En este sentido, la uni-
versidad obtiene ciertos ingresos por las matrículas de
postgrado y de los proyectos de la cátedra de homeopatía
subvencionados por los laboratorios Boiron. La acupun-
tura también mueve bastante dinero con las matrículas
del máster propio. Sin embargo, parte de los ingresos se
utilizan para pagar a homeópatas y acupuntores, pseudo-
científicos de dudosa reputación, para que participen en las
enseñanzas universitarias. Las mayores ganancias son para
los laboratorios de homeopatía y para los profesionales de
las pseudomedicinas, ya que el prestigio universitario les
permite vender sus productos en farmacias e infiltrarse en
otras instituciones como si fueran científicos. Los ingresos
para la Universidad de Zaragoza suponen una mínima parte
de su presupuesto y no debería ser razón para permitir el
desarrollo de estas pseudociencias. Una universidad seria
y de prestigio no debe permitir que una empresa haga pu-
blicidad de sus productos, dando lugar a que se publique
que los laboratorios Boiron han comprado una cátedra en
Zaragoza
5
.
Pero sobre todo, una universidad que pretenda tener unas
enseñanzas de excelencia no puede permitir que en ella se
impartan pseudociencias que parasitan a la medicina cien-
tífica. Esto supone retroceder a los inicios de la ciencia,
cuando aún no existía una clara demarcación, pero las ma-
terias sin fundamento fueron dejando de enseñarse en casi
todas las universidades, como ocurrió con la astrología y
la teología. En la Universidad de Zaragoza, las pseudome-
dicinas han conseguido infiltrarse, pero ahora los alumnos
de medicina también se han pronunciado y han votado en
contra
6
, esperamos que las autoridades académicas pronto
actúen en consecuencia y eliminen las enseñanzas pseudo-
científicas, las cuales no deben ser toleradas en los medios
académicos, como tampoco lo son el engaño y el fraude.
Agradecimientos
Este artículo ha sido revisado por varios profesionales
que conocen muy bien la problemática de las pseudome-
dicinas, lo cual nos ha permitido mejorarlo y estamos muy
agradecidos a los siguientes: Mario Bunge, profesor eméri-
to de Universidad McGill (Canadá), gran filósofo, premio
Príncipe de Asturias y doctor honoris causa por una veinte-
na de universidades. Víctor Javier Sanz Larrínaga, médico
cardiólogo, exvicepresidente de ARP-SAPC y gran crítico
de las pseudomedicinas. Luis J. Boya, presidente de la Aca-
demia de Ciencias de Zaragoza. Manuel Molina Muñoz,
inspector médico y director general de Seguimiento y Con-
trol de los Centros Sanitarios de la Comunidad de Madrid.
Finalmente, Ana y Rosa Molina Ruiz, dermatóloga y psi-
quiatra respectivamente, que estudiaron en la Universidad
de Zaragoza y son hijas del autor de este artículo.
1- http://goo.gl/bnTp1y
2- http://goo.gl/5w4IGg
3- http://youtu.be/1dezKaiwLJk
4- http://goo.gl/RfJ6Sx
5- http://goo.gl/TxNLtk
6- http://goo.gl/b6V6TY