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La infiltración de las pseudociencias en la 

Universidad de Zaragoza

Eustoquio Molina

Departamento de Ciencias de la Tierra. Universidad de Zaragoza.

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as disciplinas científicas están parasitadas por “al-

ternativas” que no cumplen ni siquiera los aspectos 

más básicos del método científico, pero se disfrazan 

y tratan de infiltrarse en los medios académicos para que 

sean consideradas científicas, y es por esto que son denomi-

nadas pseudociencias. Algunas en realidad son religiones, 

como ocurre con el creacionismo “científico”, pero las que 

no lo son también se basan en creencias, en concreto en el 

principio de autoridad de una serie de charlatanes, siendo 

fe y creencias lo opuesto al método científico.  Los pseu-

docientíficos son conscientes de los grandes avances que 

los científicos han conseguido con la investigación expe-

rimental y desean dotarse del mismo prestigio, infiltrándo-

se allí donde se enseñan y se otorgan títulos académicos. 

El número de pseudociencias es casi tan grande como el 

de disciplinas científicas; unas son antiguas, como la as-

trología y la acupuntura; otras no tan antiguas, como son 

la homeopatía y el creacionismo “científico”; y otras son 

de reciente aparición, como el negacionismo del cambio 

climático o el diseño inteligente, las cuales hemos analiza-

do en anteriores números de El Escéptico (véanse Molina 

2000, 2006 y 2011).

Hace varios años descubrimos por casualidad, que en el 

servicio de publicaciones de la Universidad de Zaragoza 

se fotocopiaban y vendían unos apuntes de astrología. Esta 

pseudociencia se enseñaba en una asignatura del Departa-

mento de Filosofía, con otro nombre por lo que era difícil 

sospechar que se estuviera enseñando una pseudociencia. 

Este hecho lo pusimos en conocimiento de algunos profe-

sores de ese departamento, quienes consiguieron tratarlo en 

una junta de departamento, se votó y se decidió no permitir 

al “profesor” que siguiera impartiendo astrología. Esto nos 

hace pensar que es probable que se impartan otras pseudo-

ciencias disfrazadas dentro de disciplinas científicas, pero 

cuando constituyen solo una parte de un programa son muy 

difíciles de detectar. Sin embargo, en la Universidad de Za-

ragoza se han dado casos más evidentes, los cuales han sido 

catalogados en La lista de la vergüenza

1

, tales como la cáte-

dra de homeopatía de los laboratorios Boiron, un congreso 

de ayuno terapéutico, un curso de grafología (lo científico 

se  llama  análisis  caligráfico),  conferencias  del  astrólogo 

Carlos Bogdanich y la asignatura de la licenciatura de me-

dicina titulada Anatomía bioscópica y artística (eufemismo 

de acupuntura).

Este artículo de divulgación pretende poner de manifiesto 

las causas, las estrategias y las complicidades de la infiltra-

ción de las pseudociencias en la Universidad de Zaragoza. 

Además, se analizan las principales razones de que estas 

pseudociencias no tengan fundamento científico ni eficacia, 

sean peligrosas y no deban impartirse en la universidad. 

Asimismo, se analizará qué están haciendo las autoridades 

universitarias y cómo actúa la asociación cultural ARP-

SAPC (Alternativa Racional a las Pseudociencias-Socie-

dad para el Avance del Pensamiento Crítico) para evitar 

semejante despropósito. 

La homeopatía en la Facultad de Medicina

En febrero de 2009, tres profesores de la Universidad de 

Zaragoza presentamos alegaciones diferentes contra unos 

estudios propios de postgrado, concretamente contra el Di-

ploma  de  Especialización  en  Homeopatía, que proponía 

el profesor titular Francisco Javier Lanuza Giménez del 

Departamento de Farmacología y Fisiología, con la par-

ticipación de Olivia Gironés Puñet del Departamento de 

Patología animal y de varios homeópatas de Zaragoza. La 

primera de las alegaciones fue presentada por el profesor 

titular José Aramayona Alonso del mismo Departamen-

to de Farmacología y Fisiología, que argumentaba que la 

homeopatía no ha conseguido demostrar, de forma sólida 

y coherente provocar un éxito terapéutico por encima del 

conseguido con el uso de un placebo convencional. La se-

gunda fue presentada por Pedro Merino Filella, catedrático 

del Departamento de Química Orgánica, que acompañaba 

varias publicaciones que negaban el fundamento químico 

de la homeopatía. La tercera fue presentada por el autor de 

este artículo, argumentando que la homeopatía no cumple 

ni siquiera los aspectos más básicos del método científico. 

Los tres concluíamos que la homeopatía es una pseudo-

ciencia. Al parecer la comisión de estudios de postgrado no 

le dio el visto bueno a la propuesta y al curso siguiente no 

se pudo impartir.

En mayo de 2013 volvemos a darnos cuenta de que se 

proponen estudios propios de homeopatía, en este caso no 

es un título sino dos: Diploma de Especialización en Tera-

péutica Homeopática y Experto Universitario en Homeo-

patía Clínica. Estas dos propuestas llevaban el visto bueno 

del decano de la Facultad de Medicina, Francisco Javier 

Castillo García y del director del estudio propuesto, Fran-

cisco Javier Lanuza Giménez. Para evitar la impartición 

de esta pseudociencia en la universidad presentamos dos 

alegaciones. La primera liderada por Pedro Merino File-

lla y la segunda por el autor de este artículo, en las cuales 

detallamos los mismos argumentos de nuestras respectivas 

alegaciones de 2009, pero en esta ocasión decidimos llevar 

a cabo otras acciones complementarias. Así ambas alega-

ciones fueron firmadas por otros profesores y alumnos de 

la Universidad de Zaragoza, enviamos una carta abierta al 

rector y la dimos a conocer por medio de una rueda de pren-

sa. Esta ofensiva académica y mediática tuvo como conse-

cuencia que los dos títulos propios de homeopatía fueran 

retirados por el homeópata que los proponía. No hemos re-

El número de pseudociencias 

es casi tan grande como el de 

disciplinas  científicas;  unas 

son antiguas, como la astro-

logía, y otras son de reciente 

aparición, como el negacionis-

mo del cambio climático.

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cibido ninguna respuesta del vicerrectorado de política aca-

démica, pero al parecer aunque no se hubieran retirado no 

habrían sido aprobadas, ya que en la comisión de estudios 

de postgrado la homeopatía tiene bastantes detractores.

Nuestras alegaciones contra los títulos propios de ho-

meopatía eran muy detalladas y documentadas para incluir 

aquí toda la argumentación. Sin embargo, en la carta abierta 

al rector, firmada en nombre de ARP-SAPC por el médico 

Víctor Sanz, los catedráticos Pedro Merino, Eustoquio Mo-

lina y el periodista científico Miguel Bayón, las resumía-

mos en el siguiente párrafo. Samuel Hahnemann, el creador 

de la homeopatía con su “biblia” el Órganon del arte de cu-

rar, lo decía bien claro: «Tiempo era ya de que la sabiduría 

del Divino creador y conservador de los hombres pusiese 

fin  a  estas  abominaciones  [alopáticas]  e  hiciera  aparecer 

una medicina inversa [la homeopatía]». Y si aplicamos la 

ley del similia similibus curantur -la más importante de sus 

creaciones- a los tiempos actuales llegamos a la conclusión 

de que altas dosis de penicilina son capaces de producir 

gonorrea y amigdalitis en la persona sana. Otra famosa ley, 

la de las dosis infinitesimales, es aún más inverosímil, pues 

con ella se pone en solfa toda la teoría atómico-molecular 

de la materia. Recordemos que, según esta ley, a partir de 

la dilución 12 CH  (dilución centesimal hahnemanniana) no 

queda en el preparado ni una sola molécula de la «tintura 

madre» original. Sin embargo, afirman que gracias a que 

la dilución es agitada durante el proceso de elaboración, 

resulta mucho más efectiva que si tuviera la sustancia pri-

mitiva. De hecho, cuanta menos sustancia original hay en 

la dilución y más se agita esta última, más potente es el 

supuesto efecto. Que por estas incongruencias se otorguen 

títulos universitarios y se premie al profesor titular que las 

imparte, Javier Lanuza, con una cátedra de empresa, es 

realmente preocupante.

El convenio para la creación de la cátedra de homeopatía 

fue firmado el día 27 de octubre de 2010 por Pilar Zaragoza 

Fernández, vicerrectora de Relaciones Institucionales y Co-

municación de la Universidad de Zaragoza y por el director 

de Laboratorios Boiron. Esta es la primera y única cátedra 

universidad-empresa de esta pseudomedicina en España y 

sus principales objetivos son la investigación, docencia y 

divulgación de la homeopatía. En este sentido, pretende 

centrarse en el desarrollo de proyectos de investigación, 

tesis doctorales y proyectos de fin de carrera relacionados 

con la homeopatía; así como en la elaboración de un Libro 

Blanco de la Homeopatía, para hacer publicidad de la ho-

meopatía desde la universidad. El libro ha sido publicado, 

al no tener que pasar una evaluación por pares como ocurre 

con los artículos científicos, pero no creemos que logren 

realizar ninguna tesis doctoral de homeopatía, ya que no es 

posible hacer investigación científica en algo basado en el 

absurdo de su fundamento. 

La libertad de cátedra debe te-

ner límites: los profesores no 

podemos enseñar cualquier 

cosa  que  sea  pseudocientífica 

y contraria a la disciplina en 

que nos hemos promocionado.

Página web de la cátedra de homeopatía de la Universidad de Zaragoza, donde se anuncian las actividades y las publicaciones pagadas por los laboratorios Boiron.

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Estas pretensiones de los homeópatas plantean el proble-

ma de hasta dónde llega la libertad de cátedra. Es evidente 

que la libertad de cátedra debe tener límites, los profesores 

no podemos enseñar cualquier cosa que sea pseudocientí-

fica y contraria a la disciplina en que nos hemos promo-

cionado. En este sentido, estas enseñanzas nada tienen que 

ver con el tipo de investigación científica con la que Javier 

Lanuza  publicaba  en  revistas  de  prestigio  del  SCI  (7  ar-

tículos y 9 resúmenes entre 1991 y 1999, aunque solo en 

un resumen es primer autor), que le permitieron realizar la 

tesis doctoral y ser profesor titular. Después prácticamente 

abandonó la investigación científica, ya que no se le co-

nocen más publicaciones en el SCI, y se dedicó a difundir 

la pseudociencia homeopática en nuestra universidad. La 

universidad no debería permitir que algunos de sus profe-

sores abandonen la investigación científica, se dediquen a 

difundir la pseudociencia y tengan una página publicitaria 

de la homeopatía en nombre de la Universidad de Zaragoza 

(www.prescribohomeopatia.com).

Además de conseguir esta cátedra de empresa, los ho-

meópatas han conseguido infiltrar una asignatura optativa 

en el nuevo plan del grado de medicina de la Universidad 

de Zaragoza, titulada Terapéutica  homeopática, código 

26754, que está dedicada a la enseñanza de la más típica 

pseudomedicina. Enseñar esta asignatura sería equivalente, 

por ejemplo, a impartir una asignatura en el grado de geo-

logía que se llamara Radiestesia, enseñando a los alumnos 

a buscar agua y petróleo con una varita o un péndulo, como 

hacen los zahoríes desde tiempo inmemorial. Tampoco en 

los otros grados de las demás ciencias se imparten asigna-

turas de física, química, matemática o biología alternativas.

La acupuntura en la Facultad de Medicina

La  infiltración  de  las  pseudociencias  generalmente  se 

produce de forma disfrazada y son difíciles de detectar, 

esto ocurría en el plan de la licenciatura de medicina que 

está en extinción. En este plan existe una asignatura que se 

titula Anatomía bioscópica y artística, código 22937, que 

en realidad es un eufemismo bajo el que se enseña acupun-

tura. Como explica la ficha de la asignatura, sus objetivos y 

programa están dedicados explicar las teorías básicas de la 

medicina tradicional china y las bases anatomofisiológicas 

de la acupuntura, con un programa práctico de localización 

de los puntos de acupuntura y manipulación de agujas. Esta 

asignatura la imparte el doctor Juan Antonio Vecino Ferrer, 

que recomienda su libro titulado: Acupuntura tradicional 

china, publicado en 2001 por Mira editores. En cualquier 

caso, este tipo de comportamiento muestra claramente que 

se quiere engañar. En ciencias morfológicas, la Anatomía 

bioscópica tiene un sentido preciso (la tradicional anatomía 

de superficie del cuerpo vivo) que nada tiene que ver con la 

acupuntura. Sería como llamar al creacionismo “Geología 

descriptiva y artística”, o a la homeopatía “Farmacología 

humana y animal en medio acuoso”.

En el nuevo plan de estudios del grado de medicina, 

existe una asignatura optativa titulada Bases anatomo-

fisiológicas  de  la  acupuntura,  código  26733,  cuyo  título 

ya no oculta la realidad de la enseñanza de la acupuntura. 

Figura 2.- Página web del acupuntor de la Universidad de Zaragoza, donde se hace alarde de la creación de la primera asignatura de acupuntura en una universidad española.

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Esta asignatura evidentemente es la misma anteriormente 

denominada Anatomía bioscópica y artística. Tal y como 

informa en su página web Acupuntura médica

2

, la nueva 

asignatura promovida por el Dr. Vecino, es la primera asig-

natura de acupuntura en una universidad española, incluida 

dentro de los estudios de la Facultad de Medicina de la Uni-

versidad de Zaragoza.

Los estudios propios de posgrado de las universidades 

no tienen que pasar la evaluación del Ministerio de Educa-

ción, sino que se ponen a información pública por si algún 

miembro de la Universidad de Zaragoza quiere alegar en 

contra. Desde hace 13 años se viene impartiendo un Mas-

ter en acupuntura, contra el que nadie había alegado hasta 

este año. El director de este master es el profesor asociado 

doctor Juan Antonio Vecino Ferrer, que pertenece al Depar-

tamento de Anatomía e Histología Humanas, cuyo director 

Arturo Vera Gil firma avalando la propuesta. En las base de 

datos de Scopus no se encuentra ningún artículo científico 

del doctor Vecino y en el SCI solo se encuentra un procee-

ding titulado Osteoporosis and acupuncture, que presentó 

en un congreso en Brasil en 2005. Se trata de una “notita” 

pseudocientífica  que  ha  logrado  infiltrar  en  un  congreso 

donde normalmente no existe un control de revisión por 

pares. Por tanto no comprendemos cómo este acupuntor 

consiguió ser doctor y profesor asociado sin artículos en 

revistas de prestigio. 

El  día  7  de  mayo  de  2013  presentamos  una  alegación 

contra el Máster de acupuntura, elaborada por el médico 

Víctor Javier Sanz Larrínaga, exvicepresidente de ARP-

SAPC  y  firmada  por  28  miembros  de  la  Universidad  de 

Zaragoza.  Estas  pocas  firmas  fueron  recogidas  a  última 

hora para que se viera que el profesor que la presentaba no 

estaba solo. Sin embargo, la comisión de estudios de post-

grado le dio el visto bueno y el Consejo de Gobierno de la 

Universidad de Zaragoza aprobó el Máster en acupuntura 

el día 23 de mayo. El vicerrector de Política Académica, 

Fernando Ángel Beltrán Vázquez, al que debían dirigirse 

las alegaciones, ni siquiera se ha molestado en informarnos 

de las razones de la aprobación. Lo único que hemos recibi-

do ha sido un mensaje electrónico del acupuntor, Juan An-

tonio Vecino, con ataques ad hominem al primer firmante 

de la alegación, calificándolo entre otras cosas de ignorante 

y malicioso, a lo que por educación no hemos contestado 

como se merecería.

La alegación constaba de 9 páginas en que se detallaba 

y documentaba que la acupuntura es una pseudociencia sin 

ningún fundamento científico. Además, el día 17 de mayo 

enviábamos una carta abierta al rector en las que se resu-

mían nuestros principales argumentos en el siguiente párra-

fo. En el Nei Jing, la “biblia” de la acupuntura, se afirma 

que «la energía [Qi] no es visible, pero un maestro la perci-

be; sabe el camino para remontarla. Él puede así tonificarla 

y dispersarla a su agrado». Por si fuera poco, gracias a la 

palpación de los pulsos, los acupuntores (antes de aplicar 

las agujas) son capaces de diagnosticar no solo el desequi-

librio de Qi (inexistente), sino también el sexo del feto en 

la mujer embarazada e incluso si un enfermo tiene piedras 

en la vesícula biliar. Pero aún hay más. En la base de la 

acupuntura está la teoría según la cual, por ejemplo, el bazo 

es un órgano Zang que forma parte del aparato digestivo y 

es la sede del pensamiento. Y lo mismo se dice del resto de 

los órganos Zang Fu, tal y como lo explica con todo lujo 

de detalles la Medicina Tradicional China. En el colmo del 

delirio, para los acupuntores modernos estas cosas (órganos 

inexistentes, funciones mágicas, etc.) no son errores, sino 

¡formas diferentes de pensar! Quien crea que todo esto es 

la exageración de unos escépticos exaltados, no tiene nada 

más que echar una ojeada a cualquier libro de acupuntura.

Los peligros y el nulo fundamento

Las pseudociencias suelen ser populares y proliferan por 

diversas causas de tipo social, las más generales se deben 

a la búsqueda de esperanza ante la muerte. Las pseudo-

ciencias de tipo religioso como el creacionismo “científi-

co” ofrecen esperanza para después de la muerte, pero las 

demás pseudociencias tratan de explotar el mercado de la 

esperanza en vida. En esto tienen bastante éxito porque la 

credulidad es más frecuente que el pensamiento crítico. En 

el caso concreto de las pseudomedicinas, ofrecen una espe-

ranza alternativa a la medicina científica, la cual obviamen-

te tiene sus limitaciones y sus problemas. Se autodenomi-

nan medicinas alternativas o complementarias, pero lo más 

apropiado sería llamarlas pseudomedicinas parasitarias, ya 

que se benefician de la ciencia sin aportarle nada. Se apro-

vechan de que el sistema de salud suele estar masificado y 

los médicos muchas veces no tienen tiempo suficiente de 

atender al paciente como es debido. Además, se aprove-

chan del hecho de que la medicina científica no lo puede 

curar todo, llegando un momento en que se acumulan los 

problemas y todos acabamos falleciendo. Por esto surge la 

búsqueda de alternativas ante el sufrimiento y la muerte. 

Sin  embargo,  la  medicina  científica  ha  progresado  tanto, 

que ha conseguido duplicar la esperanza de vida de la gente 

y tiene cura para casi todas las enfermedades. Actualmente 

la ciencia hace cosas tan maravillosas, que parecen mági-

cas y milagrosas, pero tiene su fundamento en el método 

científico.

Los aspectos más elementales del método científico los 

ignora mucha gente. Así, bastantes establecen la relación 

de causa-efecto al coincidir que se han sometido a algu-

na pseudomedicina y se han curado de alguna enfermedad 

leve, pero no se dan cuenta de que han sido las defensas 

Se autodenominan medicinas 

alternativas o complementa-

rias, pero lo más apropiado se-

ría llamarlas pseudomedicinas 

parasitarias,  ya  que  se  benefi-

cian de la ciencia sin aportarle 

nada.

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de su propio organismo las que los han curado, ya que las 

pseudomedicinas son placebos. Mucha gente admite que 

son placebos, pero afirman que este puede ser un método 

de curación al creer que te vas a curar y que por esto serían 

eficaces. Si así fuera bastaría con prescribir preparados de 

cualquier excipiente inocuo, sin que los pacientes lo supie-

ran, y se curarían las enfermedades. Por tanto, mucha gente 

ignora lo que es el efecto placebo. Además, ignoran que 

el método científico tiene una serie de procesos y contro-

les que no cumplen las pseudociencias, ya que no realizan 

investigación experimental, que sea publicada en revistas 

científicas con revisores, para que los hallazgos se puedan 

reproducir por otros investigadores, etcétera. La ciencia no 

es dogmática, constantemente cuestiona las teorías para 

probarlas y mejorarlas, siendo algunas refutadas. Esto lleva 

a los charlatanes anti y pseudocientíficos a infravalorar las 

teorías, pero no se dan cuenta que la mayoría de las teorías 

científicas están muy sólidamente documentadas y basadas 

en hechos que no cambian aunque la teoría en que se sus-

tenta se pueda modificar.

La culpa de la infravaloración que a veces sufre la ciencia 

la tienen algunos filósofos, concretamente los relativistas, 

cuya máxima es el todo vale y todo es igual, sea ciencia 

o pseudociencia. El ejemplo paradigmático fue el filósofo 

Paul Feyerabend, que sufrió dolores lumbares y según él 

se los quitó una curandera londinense. Inexplicablemente 

cayó en el error de establecer la relación de causa-efecto 

sin considerar otras explicaciones lógicas, más que la sim-

ple coincidencia, lo cual le llevó a renegar de la ciencia. 

Otros que tienen un fuerte rechazo contra la ciencia, son los 

constructivistas y posmodernos que proliferan en las facul-

tades de humanidades. Algunos de estos, Daniel H. Cabera 

y Chaime Marcuello Servós, han salido en defensa de la 

homeopatía en la prensa zaragozana. En general, estos anti-

científicos han dado lugar a movimientos contraculturales, 

que publican revistas y libros sensacionalistas que despre-

cian la racionalidad y la contrastación experimental. El mo-

tivo principal es el mal uso de algunos adelantos técnicos, 

sobre todo por los militares, pero no se dan cuenta de que 

la ciencia es neutra y cualquier avance se puede utilizar, 

por ejemplo, para la guerra o para erradicar enfermedades. 

Además, un farmacéutico, un veterinario y dos médicos ho-

meópatas han escrito cartas a los diarios de Zaragoza, en 

las cuales parecen temer que disminuyan sus negocios de la 

práctica de las pseudomedicinas. Afortunadamente existen 

muchos filósofos como Mario Bunge, defensores del realis-

mo científico y sistémico, que combaten las pseudociencias 

y propugnan su exclusión de los medios académicos. Bun-

ge es seguramente el filósofo internacional más prestigioso, 

ya que ha publicado cientos de artículos y libros de gran 

rigor y a sus 93 años acaba de publicar un libro para médi-

cos (Bunge, 2012). 

Cuando la ciencia estaba poco desarrollada, convivía con 

prácticas de tipo protocientífico y en su progreso ha ido in-

corporando algunos aspectos, tales como los principios ac-

tivos de muchas plantas. Estas sustancias han sido aisladas 

y suministradas en medicamentos con la cantidad adecuada 

para el tratamiento de las enfermedades. La pseudomedici-

Algunos miembros de ARP-SAPC y Círculo Escéptico junto a la estatua del fundador de la homeopatía el día del “suicidio” homeopático en Zaragoza.

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na naturista utiliza plantas medicinales, sobre todo en infu-

siones, que contienen una serie de sustancias que pueden 

ser peligrosas. Sin embargo, se aprovechan de la falacia 

naturista, que induce a creer que todo lo natural es mejor 

que lo artificial, generando así una quimiofobia infundada 

contra todos los medicamentos, conservantes, etcétera. En 

la naturaleza hay muchos venenos y en cambio los conser-

vantes y medicamentos han conseguido erradicar muchas 

enfermedades y alargar enormemente la esperanza de vida. 

Ninguno de estos avances ha sido logrado por las pseudo-

medicinas a pesar de que algunas tengan un origen inme-

morial y tradicional. Lo que sí han logrado ha sido hacer 

perder la salud, el tiempo y el dinero, a los incautos que han 

confiado en ellos. Además, el argumento del prestigio de la 

medicina tradicional china es una falacia, ya que esta es la 

que por ejemplo está provocando la extinción de rinoceron-

tes, tigres y otros organismos, cuyas partes son utilizadas 

en pócimas sin eficacia por los curanderos chinos.

Los peligros de las pseudomedicinas son de dos tipos, 

por acción o por omisión. Lo común a todas ellas es el pe-

ligro de omisión, que consiste en que el enfermo confíe 

en la eficacia de las terapias sin fundamento científico ni 

eficacia probada, que no recurra a un médico o abandone 

el tratamiento científico, lo cual supone un riesgo evidente 

para su vida. El ejemplo más famoso y reciente ha sido el 

del fundador de Apple, Steve Jobs, que confió en las “me-

dicinas” alternativas y falleció de forma prematura al ser 

demasiado tarde para intervenir el cáncer que padecía. Los 

peligros por acción directa son muy variados y dependen 

del tipo de tratamiento a que son sometidos. Así, se han 

descrito numerosos casos relativos a la acupuntura, tales 

como transmisión de infecciones (hepatitis, sida, etcétera), 

neumotórax traumático, hemorragias, lesiones, etcétera. 

Por el contrario, la homeopatía en este sentido es menos 

peligrosa, ya que solo se han producido algunas reacciones 

alérgicas al excipiente, pues es lo único que contienen sus 

“medicamentos”. Los homeópatas hacen alarde de que sus 

preparados no tienen efectos secundarios, lo cual es verdad 

ya que son un simple placebo, pues las diluciones que di-

cen haber realizado implican que no queda nada de lo que 

ellos llaman tintura madre (principio activo) en sus “me-

dicamentos”. Por esto no existe peligro cuando se organi-

zan manifestaciones contra la homeopatía, consistentes en 

“suicidios” colectivos en que los participantes toman una 

sobredosis de un somnífero de los laboratorios Boiron y no 

sienten ningún síntoma más que el dulzor del excipiente. 

Un ejemplo, entre los muchos organizados a escala mun-

dial, fue el organizado frente a la Facultad de Medicina de 

Zaragoza por las asociaciones culturales Círculo Escéptico 

y ARP-SAPC, cuyo video se puede ver en Youtube

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. El día 

de la protesta también se realizó una foto junto a la estatua 

del fundador de la homeopatía, Samuel Hahnemann, que 

se encuentra junto a la valla de la Universidad de Zarago-

za, regalo de los homeópatas al Ayuntamiento de Zaragoza, 

que al parecer acepta cualquier cosa que le regalen y la eri-

gió en el sitio más inapropiado junto a la universidad, que 

no es el lugar para pseudocientíficos.

En conclusión, las pseudomedicinas no tienen ningún 

fundamento científico, contra ellas se han escrito bastantes 

artículos en revistas de prestigio catalogadas en el Science 

Citation Index, criticando sus fundamentos y su eficacia, 

que sería largo detallar aquí. Por el contrario, en las revistas 

científicas no existen artículos a favor de ellas, que hayan 

demostrado su carácter científico y su eficacia más allá del 

efecto placebo. Excepcionalmente, suelen infiltrar algunos 

artículos en revistas y congresos, pero lo suelen hacer con 

un título que no refleja su contenido y propósito. Por tanto, 

aún no han demostrado sus sensacionales afirmaciones, y 

no hay que olvidar el principio básico de la metodología 

científica  y  filosófica  de  que  la  carga  de  la  prueba  recae 

sobre quien hace la afirmación extraordinaria, y que afir-

maciones extraordinarias requieren pruebas extraordina-

rias. En este sentido, las sensacionales afirmaciones de las 

“medicinas” alternativas no han sido avaladas por ningún 

tipo de experiencia ni pruebas científicas. Sin embargo, lo 

más contradictorio es que nos acusen de inquisidores e in-

tolerantes a aquellos que propugnamos el rigor y la ética 

en las actividades científicas. Además, tienen la osadía de 

compararse  con  científicos  que  fueron  perseguidos  como 

Miguel Servet y Galileo Galilei, cuando fueron sus equi-

valentes religiosos los que ejecutaron el castigo. Hay que 

estar abierto a nuevas ideas, pero precisamente las suyas 

dicen ser tradicionales y milenarias. Cuando invocan la an-

tigüedad y la tradición están tratando de que volvamos a 

las cavernas. La tolerancia tiene sus límites y no se pueden 

permitir engaños y fraudes.

En un artículo de divulgación en una revista como El Es-

céptico se suelen incluir pocas referencias bibliográficas, 

por lo que a continuación solo indicamos algunos libros que 

documentan el nulo fundamento y eficacia de las “medici-

nas” alternativas y otras pseudociencias. Rouzé M. (1989). 

Mieux  connaître  l’homeopathie. Ed. La Decouverte, que 

se trata de un clásico contra la homeopatía, probablemente 

el mejor libro crítico, del cual no existe traducción espa-

ñola.  Broch,  H.  1991.  Au  coeur  de  l’extraordinaire. Ed. 

L’Horizon Chimérique, en que este profesor universitario 

francés, argumenta magistralmente contra las pseudocien-

cias y detalla los trucos empleados por los acupuntores. 

Skrabanek, P. y McCormick (1992). Sofismas y desatinos 

en medicina. Ed. Doyma, que se trata de un libro sobre to-

dos los problemas de la medicina, dedicando un buen capí-

Los peligros de las pseudome-

dicinas son de dos tipos, por ac-

ción o por omisión, como ocu-

rrió con el fundador de Apple, 

Steve  Jobs,  que  confió  en  las 

“medicinas” alternativas para 

curar el cáncer que padecía.

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tulo a las “medicinas” alternativas. Slepetis, A.M. (1995). 

La pseudomedicina. Ed. Fundación CAIRP, que es uno de 

los pocos libros en español sobre las pseudomedicinas y 

fue  publicado  en  Argentina.  Brissonnet,  J.  (2003).  Les 

pseudo-medicines. Ed. Book-e-book.com, que es un exce-

lente libro sobre las pseudomedicinas, con capítulos dedi-

cados a la acupuntura y homeopatía. Ahora bien, los libros 

más cercanos y recomendables son los del médico español: 

Sanz, V.J. (2010). La homeopatía ¡vaya timo! Ed. Laetoli 

y Sanz, V.J. (2012). La acupuntura ¡vaya timo! Ed. Lae-

toli, que demuestran los nulos fundamentos científicos de 

estas dos pseudomedicinas. Además, el libro de Bunge, M. 

(2012). Filosofía para médicos. Editorial Gedisa, que todos 

los médicos, e incluso pacientes, deberían leer.

Conclusiones

La Universidad de Zaragoza es la única universidad es-

pañola que tiene una cátedra de empresa de homeopatía y 

asignaturas de homeopatía y acupuntura en la licenciatura y 

grado. Lamentablemente, estudios propios de postgrado de 

pseudomedicinas también se han infiltrado en algunas otras 

universidades. Esto ocurre por la pasividad de la mayoría 

de los universitarios y por la complicidad de algunos profe-

sores. Las propuestas de los estudios propios de postgrado 

parten de uno o dos profesores con el visto bueno del direc-

tor del departamento o del decano. Si ningún miembro ale-

ga contra ellas el consejo de gobierno de la universidad las 

aprueba de forma rutinaria, como ha ocurrido tantos años. 

Al parecer, cuando se ha alegado en contra, el principal ar-

gumento para aprobarlas es que tienen el visto bueno de 

alguna autoridad académica. La concesión de cátedras de 

empresa, como la de homeopatía de los laboratorios Boi-

ron, tienen un proceso de aprobación aún más simplificado, 

consistente en la firma de un  acuerdo entre la empresa y el 

rectorado. El rector Manuel López Pérez, que es un presti-

gioso bioquímico, debería conocer el absurdo fundamento 

químico de la homeopatía y no debería haber permitido que 

su vicerrectora, Pilar Zaragoza Fernández, firmase la cáte-

dra de homeopatía. 

La complicidad de algunas autoridades académicas es la 

principal responsable de esta infiltración. Las asignaturas 

optativas de licenciatura y grado de medicina denominadas 

Anatomía  Bioscópica  y Artística (eufemismo de acupun-

tura), Terapéutica Homeopática y Bases Anatomo-Fisioló-

gicas de la Acupuntura, están sujetas a las modificaciones 

de la junta de Facultad de Medicina y de las directrices de 

la Universidad de Zaragoza. Por tanto, bastaría que una u 

otra decidiera eliminar estas pseudomedicinas. Sin embar-

go, los dos últimos decanos de medicina, Arturo Vera Gil y 

Francisco Javier Castillo García, han apoyado las pseudo-

medicinas con su visto bueno en numerosas ocasiones. El 

actual decano dice a los alumnos que está en contra de las 

pseudociencias, pero avala con su firma los estudios pro-

pios de homeopatía y nombra al homeópata como secreta-

rio de la facultad. Cuesta creer que alguien elija a un profe-

sor de homeopatía para un cargo de tanta confianza y diga 

que está en contra de las pseudomedicinas. Por otra par-

te, el equipo rectoral durante la última campaña electoral, 

ante las preguntas críticas de varios estudiantes, justificó la 

homeopatía, aunque anunció que no renovaría la cátedra

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pero el rector aún no ha cumplido su promesa.

Una de las principales causas de la proliferación de las 

pseudociencias es la económica. En este sentido, la uni-

versidad obtiene ciertos ingresos por las matrículas de 

postgrado y de los proyectos de la cátedra de homeopatía 

subvencionados  por  los  laboratorios  Boiron.  La  acupun-

tura también mueve bastante dinero con las matrículas 

del máster propio. Sin embargo, parte de los ingresos se 

utilizan para pagar a homeópatas y acupuntores, pseudo-

científicos de dudosa reputación, para que participen en las 

enseñanzas universitarias. Las mayores ganancias son para 

los laboratorios de homeopatía y para los profesionales de 

las pseudomedicinas, ya que el prestigio universitario les 

permite vender sus productos en farmacias e infiltrarse en 

otras instituciones como si fueran científicos. Los ingresos 

para la Universidad de Zaragoza suponen una mínima parte 

de su presupuesto y no debería ser razón para permitir el 

desarrollo de estas pseudociencias. Una universidad seria 

y de prestigio no debe permitir que una empresa haga pu-

blicidad de sus productos, dando lugar a que se publique 

que los laboratorios Boiron han comprado una cátedra en 

Zaragoza

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Pero sobre todo, una universidad que pretenda tener unas 

enseñanzas de excelencia no puede permitir que en ella se 

impartan pseudociencias que parasitan a la medicina cien-

tífica.  Esto  supone  retroceder  a  los  inicios  de  la  ciencia, 

cuando aún no existía una clara demarcación, pero las ma-

terias sin fundamento fueron dejando de enseñarse en casi 

todas las universidades, como ocurrió con la astrología y 

la teología. En la Universidad de Zaragoza, las pseudome-

dicinas han conseguido infiltrarse, pero ahora los alumnos 

de medicina también se han pronunciado y han votado en 

contra

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, esperamos que las autoridades académicas pronto 

actúen en consecuencia y eliminen las enseñanzas pseudo-

científicas, las cuales no deben ser toleradas en los medios 

académicos, como tampoco lo son el engaño y el fraude.

Agradecimientos

Este artículo ha sido revisado por varios profesionales 

que conocen muy bien la problemática de las pseudome-

dicinas, lo cual nos ha permitido mejorarlo y estamos muy 

agradecidos a los siguientes: Mario Bunge, profesor eméri-

to de Universidad McGill (Canadá), gran filósofo, premio 

Príncipe de Asturias y doctor honoris causa por una veinte-

na de universidades. Víctor Javier Sanz Larrínaga, médico 

cardiólogo, exvicepresidente de ARP-SAPC y gran crítico 

de las pseudomedicinas. Luis J. Boya, presidente de la Aca-

demia de Ciencias de Zaragoza. Manuel Molina Muñoz, 

inspector médico y director general de Seguimiento y Con-

trol de los Centros Sanitarios de la Comunidad de Madrid. 

Finalmente, Ana y Rosa Molina Ruiz, dermatóloga y psi-

quiatra respectivamente, que estudiaron en la Universidad 

de Zaragoza y son hijas del autor de este artículo.

1- http://goo.gl/bnTp1y

2- http://goo.gl/5w4IGg

3- http://youtu.be/1dezKaiwLJk

4- http://goo.gl/RfJ6Sx

5- http://goo.gl/TxNLtk

6- http://goo.gl/b6V6TY