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el esc

é

ptico

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otoño-invierno 2012

ciencia y de creencias”.

En internet: http://www.congresodeteologia.info/?Congreso-2008

Bien es cierto que también dice: “Sin embargo, laicidad no signi-

fica que el hecho religioso debe replegarse al ámbito privado, renun-

ciando a toda presencia en la vida pública”. Este mensaje puede pa-

recer contradecir las tesis de este texto, pero a nuestro modo de ver 

esto no es así, y no lo es porque nos parece que el mensaje hace un

uso de los términos “público” y “privado” distinto al mantenido aquí.

Nosotros entendemos en ese texto que lo que quiere decir es que

la religión puede expresarse públicamente (en calles, en la forma de 

vestir, procesiones, etc.), y que no debe recluirse a la propia casa de

cada uno o a su lugar de culto, con lo cual estamos totalmente de 

acuerdo: el Estado laico debe garantizar el derecho de las personas 

a la libre expresión (también religiosa). 

Sobre la compatibilidad del laicismo y la religión, véase también 

Tamayo, 2003.

31. En realidad sí que toda religión de alguna forma cree tener

el monopolio de la verdad, lo que sucede es que las que no son

fundamentalistas también admiten que haya quienes no puedan re-

conocer esa verdad absoluta, y con quienes a pesar de todo hay

que convivir con leyes comunes y que no pueden derivarse de esa

verdad absoluta que los no-creyentes no admitirían.

32. Eso se debe a que el judaísmo se basa en la pertenencia a

un pueblo que se considera elegido por Dios, por lo que no tiene

sentido intentan obligar a quienes no son de ese pueblo a cumplir

con sus normas religiosas. De hecho, esto originó uno de los pri-

meros debates en la primitiva iglesia cristiana todavía no del todo 

desgajada del judaísmo: el problema de si el mensaje y las normas 

cristianas eran también para los gentiles (los no-judíos) que se con-

virtieran a la nueva religión, o si solo eran para los judíos (Hch, 11).

Al final prevaleció la idea de que también eran para los gentiles, lo

que justificó el proselitismo cristiano.

33. Esto es mucho más evidente en el calvinismo: dada su creen-

cia en la salvación por pura gracia y la predestinación, el calvinismo 

admite que haya no-creyentes puesto que considera que es porque

Dios  no  los  ha  predestinado  para  que  darles  la  gracia  de  creer  y

tener fe, y por lo tanto inútil es convertirles a la fuerza.

34.  En  internet:  http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/

bocca/tres.htm

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