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el escéptico
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Sillón Escéptico
JAN EUROPA
Serie de tres tomos en tapa dura
(G)(L)(T)(C)(P) Edmondn
Ediciones Glénat
En los últimos años, y coincidiendo con la creciente
variedad de títulos, géneros y procedencias que pueblan
las estanterías del mercado del tebeo en España, la afi ción
ha podido asistir a la recuperación que ciertas editoriales
han hecho de la obra y personajes de algunos autores que,
creíamos, habían desaparecido en la debacle que supuso
para la industria española la desaparición de Bruguera.
Uno de los últimos y más gratifi cantes rescates ha sido el
de Jan Europa, el héroe creado por Edmond Fernández
Ripoll, Edmond.
Su inclusión en esta guerra de millones de años llevaría a
Jan a viajar espacial y temporalmente por todo el globo,
desbaratando los planes orquestados por Incógnito, el
líder de los Iniciados, y sus no siempre muy espabilados
secuaces. En la tarea, recibirá la ayuda de personajes tan
dispares como el Profesor Cyrus Hamilton (paradigma
del sabio despistado), el Inspector David McIntire (un
escocés con habilidad para el disfraz) o, sobre todo, la
periodista Anne Campbell (claro interés romántico del
protagonista.) Sus andanzas entroncan directamente
con la tradición de las novelas de a duro (los pulp de
los pitingloparlantes) o los seriales cinematográfi cos de
aventura que infl uirían también en la creación del héroe
cinematográfi co Indiana Jones.
Jan Europa es una serie que, en muchos aspectos, es
hija de su tiempo. España era, como recuerda el propio
Edmond en la introducción del primer tomo, un país
donde existían todavía demasiadas cosas prohibidas, pero
donde ya soplaban irreversibles vientos que anunciaban
cambios. Así las cosas, se desarrolló en la sociedad
un irrefrenable deseo de conocimiento que pasaba por
Coordinado por Juan Pablo Fuentes
Portada original del libro (Glénat)
Algunos autores que, creíamos, habían
desaparecido en la debacle que supuso
la desaparición de Bruguera han sido
rescatados”.
Cualquier persona que se acercara a las múltiples revistas
de Mortadelo entre los setenta y los ochenta recordará a
Jan Europa, un rubiales oriundo de Cadaqués al que su
creador infundió unas profundas convicciones pacifi stas
y metió de lleno en el eterno confl icto entre el bien y el
mal. Muerto para todos sus seres queridos durante la I
Guerra Mundial, Jan recibió el don —o la maldición—
de la inmortalidad de manos de los Guardianes del Poder,
un grupo de eruditos cuya meta es la protección y avance
de la humanidad. El regalo venía con la contrapartida de
ponerse en el camino de los Iniciados Negros, adversarios
de los Guardianes y valedores de las fuerzas malignas.
Fotografía del autor rodeado también de autoras de comics
famosas (Ediciones Glénat)
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intentar saber y probar todo aquello que los mandatos
del innombrable habían vetado. Como es evidente, no
era oro todo lo que relucía y el aura de malditismo ocultó
la inutilidad inherente a ciertas cosas, lo que permitió
que determinadas cosas y, sobre todo, determinados
personajes. La ofi cialidad de la religión católica situó fuera
de la moral dominante todo aquello que se saliera de su
canon, de modo que no fue extraño que la caída moderada
de la presión permitiera la entrada a una serie de historias
que, desde la perspectiva actual, son bastante risibles:
fueron los días del Papa Clemente y su iglesia del Palmar,
de las caras —o los caras— de Bélmez, de urantianos
caballos troyanos y de los inquietantes y descacharrantes
documentales del no menos inquietante Jiménez del
Oso. Civilizaciones perdidas, avances tecnológicos,
humanidades jurásicas, fenómenos parapsicológicos,
avistamientos platilleros… todo valía para tener alguna
nueva cosa que contar. Edmond supo aprovechar todo
eso y darle lo que los pseudoinvestigadores magufos no
pudieron: una cierta coherencia. Para ello aprovechó la
historia más vieja y simple de cuantas se conocen, la que
relata la batalla entre buenos y malos. Los Guardianes
del Poder son unos simpáticos vejetes, en tanto que
Incógnito y sus lugartenientes tienen el aspecto tenebroso
y patibulario que les corresponde. Las historias tienen un
aire de inocencia que recuerda un poco al Capitán Trueno
ya que, como éste, Jan Europa es arrojado y valiente,
aunque sea también mucho más próximo y humano
que el héroe medieval. El autor creó un mundo y una
historia que podría ser la envidia de cualquiera de los
vendedores de humo del maguferío patrio, como muestra
la simpática anécdota que relata en el prólogo, la cual
da buena cuenta de una incontestable realidad: siempre
habrá personas ansiosas por creer en cualquier cosa, por
mucho que el creador de la misma intente disuadirles
indicándoles que lo que ven es pura fi cción.
Pese a los años transcurridos, son muchos los detalles por
los que Jan Europa se disfruta. Para empezar, el cuidado
dibujo realizado por Edmond, pródigo en detalles y refl ejo
de un ingente trabajo de documentación. Para seguir, la
reivindicación que hace el autor del viejo continente en
general y España en particular como lugar para «dar a
luz» a un héroe aventurero y ambientar sus andanzas.
Para concluir, sus vocaciones pacifi sta y unifi cadora, más
que necesarias tanto entonces como ahora. La edición de
Glénat es un producto digno, aunque se echan en falta los
fantásticos colores que acompañaban a la versión original
y que contribuían poderosamente a la ambientación de
cada escenario.
Luis Javier Capote Pérez
FRACTALES Y FINANZAS
Benôit Mandelbrot y Richard L. Hudson
Título original: The (mis)Behavoir of Markets. A
fractal view of Risk, Ruin and Reward.
Editorial Tusquets, 2006.
321 páginas.
Es innegable el tirón popular de la Teoría del caos. La
idea de que el comportamiento aleatorio pudiera tener
una precisa formulación matemática y que sistemas
deterministas podían ser extremamente susceptibles a las
condiciones iniciales cambió nuestra forma de mirar al
mundo. Ligados a esta teoría están los fractales, objetos
matemáticos autosemejantes que presentan hermosas
confi guraciones gráfi cas.
Aunque el primer ejemplo de fractal se remonta a 1904
con el copo de nieve de Koch el nombre se lo adjudicó
Mandelbrot en 1975. Desde entonces las aplicaciones
de los fractales han ido en aumento, desde la creación
de paisajes fotorealistas al análisis de los sistemas
dinámicos. Pero ¿Tienen aplicación en el estudio de los
mercados fi nancieros?
Portada Original (Archivo)