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el escéptico
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LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN ANTE
EL
DISEÑO INTELIGENTE
El creacionismo es una pseudociencia porque se fundamenta en un sistema de creencias dogmático, cerrado
y basado en la fe.
El lector podrá encontrar el original en: http://suplementos.laopinion.es/ciencia/material/pdf/2007/09/29092007.pdf.
Carolina Martínez Pulido
Artículo
P
retender que una de las teorías
más contrastadas de la historia de
la ciencia y el diseño inteligente
están al mismo nivel provoca una peligrosa
confusión entre los jóvenes estudiantes y el
público en general.
En esta era de la Biología molecular, en la
que técnicas como la manipulación genética
de animales y plantas o la clonación se
han convertido en objeto de acaloradas
discusiones, no sólo entre la comunidad
científi ca sino en la sociedad en general,
difícilmente podríamos estar más alejados
de una interpretación literal de la Biblia,
ni siquiera de su lectura entre líneas, para
interpretar el mundo vivo. Sin embargo,
sectores poderosos de los Estados Unidos
están propiciando el renacer de ideologías
como el diseño inteligente o la ciencia de
la creación
, que no son otra cosa que un
disfraz más o menos disimulado de un
antiguo fundamentalismo religioso llamado
creacionismo.
Creacionismo signifi ca, pese a sus múltiples
matices, asumir que los primeros capítulos
del Génesis son una verdad literal que
permite interpretar la historia del universoy
la historia de la vida, incluyendo por
supuesto a los seres humanos, como actos
independientes de creación divina. Según el
diseño inteligente, la versión más moderna
de esta doctrina, la vida en la Tierra es
demasiado compleja como para haberse
desarrollado sin la intervención de una
inteligencia superior.
Su principal enemigo, blanco destacado
de todos sus ataques, es la teoría de la
evolución postulada por Charles Darwin en
su obra El origen de las especies, publicada
por primera vez en 1859. Básicamente,
la conocida teoría sostiene que todos los
organismos, vivos o extintos, son producto
de un proceso natural de desarrollo a
partir de unas pocas formas iniciales y,
fi nalmente, de la materia inorgánica. Dada
la decidida vocación de la teoría darwiniana
por interpretar racionalmente la enorme
diversidad del mundo vivo, sin recurrir
a ninguna fuerza mágica o sobrenatural,
desde el primer momento los creacionistas
se opusieron a ella con gran vehemencia.
La evolución, sin embargo, no es solamente
una teoría, sino un hecho sufi cientemente
demostrado en la naturaleza y en el
laboratorio. En realidad, la gran mayoría
de expertos e instituciones rechazan hoy el
creacionismo o el diseño inteligente por su
falta de rigor y califi can todas sus versiones
de pseudociencia.
El creacionismo es una pseudociencia porque
se fundamentaen un sistema de creencias
dogmático, cerrado y basado en la fe, siendo
su recurso defi nitivo la Biblia. Mientras que
la cienciaes un sistema abierto respaldado
por la observación y la investigación, y
tiene como recurso defi nitivo la evidencia
experimental. Ahora bien, aunque los datos
científi cos disponibles en la actualidad han
probado con creces el hecho evolutivo, ello
no impide que se sigan discutiendo algunos
detalles de su mecanismo. Ciertamente,
todavía queda mucho por explicar acerca
de la evolución biológica, pero así es la
ciencia. Ninguna disciplina científi ca tiene
todas las respuestas.
No obstante, aunque científi camente el
creacionismo carece de valor, no hay que
infravalorar su poder social y político.
Conviene recordar que religión y política
son fi eles aliados a la hora de estimular el
fundamentalismo religioso; así, a medida
que nos adentramos en el nuevo milenio
vemos crecer las presiones para introducir
ideas no evolutivas en los programas
educativos de los Estados Unidos. Y lo más
alarmante es que se trata de una práctica que
ya se ha exportado con algún éxito a otros
países, especialmente a Latinoamérica, a
África y también a Europa.
Resulta por tanto muy alentador comprobar
que, en el mismo año en que George Bush y
el Papa Benedicto XVI mostraron su encono
contra la ciencia en generaly la teoría de
la evolución en particular, la acreditada
revista Science decidió que el adelanto
científi co más destacado de 2005 había sido
la confi rmación de la teoría elaborada por
Charles Darwin. Esta decisión se apoya en
gran medida en un trabajo de investigación
clave para los estudios evolutivos: el
genoma del chimpancé. Los resultados han
mostrado que tal genoma se diferencia sólo
en el 1% del nuestro, con lo que las técnicas
más recientes de la Biología Molecular no
han hecho sino confi rmarla vieja idea de
Darwin: esos grandes simios son nuestros
parientes más próximos. Y además, el
equipo editor de Science ha constatado
que «la evolución en acción» es el área
investigadora que mayor impacto ha tenido
durante 2005, pues su inmenso volumen
de descubrimientos evidencia, una vez
más, que la evolución subyace a toda la
Biología.