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el escéptico
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Mundo Escéptico
DUDAR DE NOSOTROS
MISMOS
Sergio López Borgoñoz
(Autor)
¿FE EN LA CIENCIA?
N
osotros, los que nos consideramos escépticos
y tomamos a la ciencia y su método como el
único camino para obtener conocimiento sobre
lo que nos rodea, descartamos de entrada todas aquellas
afi rmaciones que parezcan estar basadas en hechos
sobrenaturales o no comprobados. Por otra parte, también
solemos incorporar todas aquellas que, proviniendo de
una fuente considerada solvente, tenga una apariencia
científi ca y parezca compatible con nuestro conocimiento
anterior.
Sin embargo, pudiera ser que, ante hechos sorprendentes o
no intuitivos (que podríamos defi nir como todos aquellos
procesos inconscientes basados en la experiencia), nos
contentemos con la primera explicación que se nos antoje
científi ca, con tal de eliminar otras posibles explicaciones
sobrenaturales, quitándonos de encima, además, la
sensación de desconocimiento o duda. Siguiendo este
hilo de razonamiento, es probable que a veces estemos
asumiendo falsas explicaciones con apariencia científi ca,
para dejar así el «caso cerrado».
Probablemente, una
sensación similar
(digamos la «repug-
nancia hacia el des-
conocimiento») fue
la que produjo las
primeras explicacio-
nes sobrenaturales a
los fenómenos natu-
rales.
Me viene este pensa-
miento al comprobar
que muy frecuen-
temente escucho a
científi cos o «cien-
tifi stas» (si pudiéra-
mos llamar así a aquellos que, sin disponer de conoci-
mientos científi cos, asumen el método científi co y tratan
de aplicarlo en su vida cotidiana) quedarse satisfechos
con hipótesis científi cas falsas o no contrastadas, a he-
chos supuestamente mágicos; y no sólo eso, sino que a
¿Cuál es la naturaleza de la expansión acelerada del universo? (Nasa/WMAP)
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A veces, simplifi car en exceso una cues-
tión científi ca puede acarrear graves con-
secuencias, pues es peor un conocimiento
falso, que un desconocimiento”.
veces las explicaciones científi cas son tanto o más rebus-
cadas (y a veces absurdas) que las sobrenaturales (que,
por supuesto, quedaron descartadas de antemano)
CUESTIONARSE LAS EXPLICACIONES
CIENTÍFICAS
Viene esto a cuento porque en mi habitual ojeada de los
medios escépticos de allende los mares, y en el número
1/2009 del NMSR Newsletter of the New Mexicans for
Science and Reason,
fi gura una sección en la que una
persona contesta cuestiones científi cas de los lectores.
La pregunta en cuestión que formula uno de ellos es:
«¿La expansión cósmica separa toda la materia, incluso
nuestros órganos?
» y la respuesta, resumida, es:
«La expansión cósmica trabaja en todas las escalas,
pero su fuerza es tan minúscula, que sus efectos sólo
son mensurables en objetos ligados por fuerzas débiles.
Así, todos aquellos cuerpos ligados por fuerzas más
consistentes, no notarán sus efectos
».
Esta explicación, al parecer concluyente, pudiera ser
cierta, pero bien pudiera no serlo. Admito que suelo tomar
estas revistas como fuentes solventes, y, en general, todo
lo incluido en ellas lo incorporo sin más cuestionamiento
en mi acervo cultural Pero esta explicación despertó
mis alarmas ¿es la expansión cósmica «una fuerza»?
Yo creía que las fuerzas sólo son cuatro (la gravitatoria,
la electromagnética y la nuclear fuerte y débil). Y si la
expansión no es una fuerza… ¿qué es?, ¿tiene fi abilidad
el resto de la explicación?, ¿entiende bien el autor aquello
que trata?. A veces, simplifi car en exceso una cuestión
científi ca puede acarrear graves consecuencias, pues es
peor un conocimiento falso, que un desconocimiento.
Algo similar ocurre en el Skeptical Inquirer de
diciembre de 2008, cuando Benjamin Radford (un
escéptico de pro a quien tuve el placer de conocer en el
congreso escéptico de 2005 de Buenos Aires (Argentina)
responde a la pregunta «¿Cuál es la explicación de que
algunas personas puedan clavarse agujas sin dolor y sin
sangrar
?». En la respuesta, que muy probablemente sea
correcta, alude a que entran en juego razones psicológicas
y fi siológicas. En cualquier caso, es una explicación
que nos dejará satisfechos a los escépticos, puesto que
excluye cualquier argumento sobrenatural. Sin embargo,
indica que «algunas personas pueden adiestrarse a sí
mismas en blindarse contra el dolor y controlarlo
»; una
simple frase que aparece inmersa en una argumentación
mucho más amplia y bien fundamentada, pero que me
suscita alguna duda… ¿cómo se puede «adiestrar» uno a
sí mismo para no sentir dolor? Siendo probable que ello
sea así, y utilizando tan sólo este caso como ejemplo,
¿es razonable exigir que la divulgación científi ca seria
fundamente cada afi rmación con pruebas sólidas, para
poder distinguirla de la divulgación frívola?, ¿es posible
divulgar sin utilizar aproximaciones aunque no sean
100% rigurosas?
Llevando este tema al extremo, Jay Pasachoff, en la misma
revista Skeptical Inquirer, también denuncia el caso
de «Knol» la nueva iniciativa de Google que pretende
competir con Wikipedia (está accesible en knol.google.
com). El propio Jay, como experto en eclipses, redactó
Hospitales de Nueva Zelanda ofrecen ya el «toque terapeurico». En España, el Hospital Ramón y Cajal oferta Reiki a los enfermos
y familiares de cáncer. Telemadrid se hizo eco de la noticia (http://www.youtube.com/watch?v=vdehyV3amYQ). (Archivo)
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Esta corriente postmoderna, desde mi punto de vista, está
también impregnando movimientos relacionados con la
cultura y la ciencia... Una página de reciente creación
y de contrastado interés, dedicada a la «tercera cultura»
(
www.terceracultura.net
), incluye unos curiosos enlaces
con nombres de disciplinas heterodoxas. Términos como
biopolítica, neuroeconomía, neurofi losofía, parecen
indicar que aplicando el prefi jo «neuro» o «bio» a algunas
disciplinas, les estamos dando autenticidad científi ca.
PARA FINALIZAR, UNAS PREGUNTAS
ABIERTAS
¿A qué instituciones debemos/podemos otorgar crédito
de rigurosidad contrastada? ¿Qué requisitos debemos
exigir para conceder el «principio de autoridad»? ¿Qué
nivel de simplifi cación (o falta de rigor) es admisible en
la divulgación?
Si a nosotros nos cuesta tanto a veces poder distinguir
entre la ciencia y lo que no lo es incluso en temas que
conocemos ¿qué no sucederá a las personas con una
mentalidad menos crítica o que no posean un gran
conocimiento de un cierto campo?
Si a menudo nos conformamos con explicaciones con
barniz científi co, por no dejar cuestiones incontestadas…
¿no es eso lo que les pasa a los creyentes, siendo la única
diferencia que su ventana de explicaciones admisibles es
mucho más amplia?
Una cierta corriente postmoderna y «Nueva
era» se está implantando sólidamente
también en nuestro país”.
la entrada correspondiente a este término, pero además
decidió buscar información respecto al embarazo ya que
su hija se encuentra en ese estado. Cuál fue su sorpresa
al leer en el abstract que «La homeopatía es ideal para
las mujeres embarazadas ya que es un sistema curativo
delicado pero altamente efi caz
». Casi se desmayó cuando
comprobó que otra entrada titulada «Eclipse Solar del 1
de Agosto» estaba relacionado con la astrología.
¿Debemos someter a contraste cada afi rmación
supuestamente científi ca?, ¿podemos hacerlo?, ¿qué
criterio debemos tomar para considerar una fuente
«solvente»? ¿es la divulgación científi ca una manera
de falsear la ciencia, cuando a menudo los propios
divulgadores no dominan las áreas sobre las que
divulgan?
¿Quizá debamos confi ar en la Universidad como fuente
solvente y rigor contrastado?
LA UNIVERSIDAD, FUENTE DE CONOCI-
MIENTO CIENTÍFICO Y PENSAMIENTO
CRÍTICO
Así debería ser ¿verdad?, al menos, es la percepción
que tiene la sociedad sobre sus instituciones educativas.
Sin embargo, leemos en el número 89 del New Zealand
Skeptic
que «la Universidad de Canterbury ha ofrecido
becas y cursos sobre el
toque terapéutico a estudiantes
de medicina
», ya que utiliza los campos energéticos
propios de la persona para contribuir a sanarse. Uno
de los promotores de los cursos señala que «el toque
terapéutico no es muy conocido en Nueva Zelanda, pero
tiene un amplio camino por recorrer, y mi propósito es
incorporarlo a las prácticas sanitarias habituales
».
Aunque quizá no haga falta irse tan lejos para detectar
que una cierta corriente postmoderna y «Nueva era»
se está implantando sólidamente también en nuestro
país. Simplemente hay que seguir la lista de correo de
los socios de ARP-SAPC para encontrar denuncias de
múltiples casos similares, o incluso peores, en muchas
de nuestras Universidades.
(Jorge Pinto. Bunsecomics.com)