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el escéptico

L
a hipnosis sigue, aún hoy en día, envuelta en una
halo esotérico y misterioso a pesar de que el uso
de la “sugestión hipnótica” está relativamente
bien aceptado en la psicología clínica (Capafons, 1998).
Esto se debe, al menos en parte, a la creencia errónea
de que la hipnosis tiene que ver con propiedades ocultas
y extraordinarias de la mente. Este misterio puede tener
su origen en Franz Antón Mesmer, médico austriaco del
siglo XVIII, quien propuso que a través de la hipnosis
(aún no se conocía por ese nombre) se podría restablecer
en sus pacientes el equilibrio del “fluido magnético” del
cual, según pensaba, todos los seres vivos estaban pro-
vistos (magnetismo animal). Otro hito en la historia, que
contribuyó a crear el misterio sobre la hipnosis, lo marca
Sigmund Freud en torno a 1880 cuando utilizó el llamado
“trance hipnótico” para el tratamiento de la histeria, aun-
que finalmente lo abandonó en favor del psicoanálisis.
Con el paso del tiempo la hipnosis fue ganando respeta-
bilidad científica: en 1948 se fundó la Sociedad Británica
de Hipnotizadores Médicos y en la década de 1950 las
sociedades médicas americana e inglesa reconocerían
oficialmente al hipnotismo. Desde el punto de vista ac-
tual de las neurociencias la hipnosis no es un misterio
sino un campo de investigación científica, un fenómeno
que, como veremos luego, se puede entender en el marco
del funcionamiento normal de nuestro cerebro.
La visión popular sobre la hipnosis está plagada de
numerosas falsas creencias o mitos. Según dicha
visión la hipnosis es una especie de “estado alterado de
consciencia” (“trance”), inducido por el hipnotizador,
durante el cual la persona hipnotizada pierde el control
voluntario de sus actos y se convierte en un zombi o
autómata completamente dominado por el hipnotizador.
Además, se cree que durante la hipnosis se pueden
Artículo
¿HAY ALGO OCULTO EN EL
“CEREBRO HIPNOTIZADO”?
Gregorio Segovia
1
, Alberto del Arco
1
, Alberto Porras
2
y Rodrigo Martínez
3
1
Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad Complutense de Madrid
2
Escuela Superior de Estudios Farmacéuticos, Madrid
3
Hospital Nacional de Parapléjicos, Unidad de Neurología Experimental, Toledo
Traslada el centro de tu consciencia a los músculos de tus párpados. Te das cuenta de tus ojos, deja que se
relajen (...). Ahora date cuenta de los músculos alrededor de tu boca. Y de tus labios. Siente cómo va salien-
do toda la tensión y relájate (...). Ahora siente cómo se relajan los músculos de tus brazos. Siente cómo se
relajan. Deja que se relajen (...). Dentro de un momento te voy a pedir que uses el poder de tu mente y tu
imaginación. Que imagines que te elevas fuera del cuerpo (...). Cuando desciendas te encontrarás en una vida
anterior, una vida que has vivido alguna vez en el pasado. Antes de nacer (...). (“Regresiones”, R. A. Moody)
recuperar recuerdos inconscientes o reprimidos o,
incluso, memorias de vidas pasadas (como en el
ejemplo que se cita al comienzo de este artículo). Esta
visión popular de la hipnosis es la que se refleja en los
numerosos espectáculos en los que la hipnosis aparece
como un número de entretenimiento y que han sido
tan popularizados por la televisión. Sin embargo, esta
descripción de la hipnosis es completamente falsa. Para
empezar, el concepto de “estado alterado de consciencia”
es bastante vago e impreciso pues en realidad cualquier
actividad del individuo (escribir, dormir, hablar...) implica
un cambio (“alteración”) del estado de consciencia de
éste. Además, tanto los individuos altamente susceptibles
pero no hipnotizados como los individuos hipnotizados
responden a las “sugestiones hipnóticas” de forma similar,
por lo que no se requiere ningún estado de consciencia
fuera de lo normal. Por otro lado, durante la hipnosis los
individuos no pierden el control de sus actos y de hecho
no se comportan de manera contraria a sus convicciones
y valores morales. En realidad, la susceptibilidad de un
individuo para ser hipnotizado depende más del esfuerzo
y de la habilidad del sujeto que de las habilidades del
hipnotizador. Finalmente, no puede comprobarse que
los posibles recuerdos reprimidos o los recuerdos de
acontecimientos ocurridos en vidas pasadas sean reales y
no simples fabulaciones de los hipnotizados. De hecho,
no hay pruebas científicas que apoyen el hecho de que la
“regresión hipnótica” pueda ayudar a recordar episodios
que el individuo no es capaz de recordar fuera de la
hipnosis. Por el contrario, lo que los estudios científicos
sí han demostrado es que las “sugestiones hipnóticas”
generan, en realidad, recuerdos falsos a la vez que
aumentan la confianza en todo aquello que la persona es
capaz de recordar (Capafons y Mazzoni, 2004).
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el escéptico

Entonces, ¿qué es la hipnosis? Se podría definir la hip-
nosis como la capacidad de (el procedimiento capaz de)
inducir o sugerir (“sugestión hipnótica”) cambios en las
sensaciones, percepciones, sentimientos, pensamientos
y/o acciones en un individuo (Lynn y Kirsch, 2004). Es-
tos cambios pueden ser inducidos por otra persona, el
hipnotizador, o autoinducidos. La hipnosis actuaría so-
bre las expectativas y motivación de las personas lo cual
puede ser utilizado como complemento de tratamientos
psicoterapéuticos (Capafons, 1998). En cuanto a las per-
cepciones y conductas modificadas por la hipnosis se
pueden citar alucinaciones visuales y auditivas o mo-
vimientos sin aparente control voluntario y parálisis de
los miembros. La alteración inducida por hipnosis más
estudiada es sin duda la reducción de la sensibilidad al
dolor (analgesia). De hecho, numerosos estudios, tanto
clínicos como experimentales, han mostrado que la hip-
nosis es la intervención comportamental más efectiva
para controlar el dolor agudo y crónico (Smith y cols.,
2006). Habría que preguntarse por tanto si la hipnosis in-
duce cambios en la actividad de diferentes circuitos y es-
tructuras cerebrales. Existen dos argumentos principales
a favor de que la hipnosis es capaz de generar respuestas
específicas en la actividad cerebral: (1) algunos pacien-
tes con “síndrome frontal” muestran un comportamiento
similar al inducido mediante la hipnosis; y (2) estudios
de neuroimagen han mostrado una actividad característi-
ca en determinados circuitos del lóbulo frontal.
(1) En los años 80 del siglo pasado se describieron
los casos de pacientes con daño en el lóbulo fron-
tal que mostraban una sugestibilidad incrementada
sorprendentemente similar a la de individuos con
gran capacidad para ser hipnotizados (revisado en
Woody y Szechtman, 2003). Por ejemplo, un pa-
ciente respondió visitando la residencia privada de
su médico como si fuera un museo (señalando y
comentando los cuadros y objetos que veía) sim-
plemente tras oír la palabra “museo” de boca de
su médico. Otro paciente, al observar a su médico
como se arrodillaba y simulaba rezar, empezó a
imitarle sin necesidad de ninguna sugestión verbal
adicional. Estos pacientes poseían una gran de-
pendencia del entorno social inmediato para guiar
su comportamiento, de manera que determinadas
situaciones inducían en el paciente un comporta-
miento estereotipado de forma muy similar a lo
que ocurre durante la inducción de la hipnosis.
Estos hallazgos clínicos sugieren por tanto que el
fenómeno de la hipnosis podría estar muy ligado a
la actividad del lóbulo frontal.
(2) En los últimos años han aparecido varios estudios
de neuroimagen (PET y fMRI) que han aportado
una valiosa información sobre la actividad de di-
versos circuitos cerebrales en relación con la hip-
nosis (revisados en Raz y Shapiro, 2002, Woody y
Szechtman, 2003 y Kupers y cols, 2005). En pri-
mer lugar, estudios relacionados con la analgesia
inducida por hipnosis han mostrado que existe un
incremento de actividad en áreas del lóbulo frontal,
en particular en la corteza cingulada anterior, muy
similar a la producida por un tratamiento placebo.
Otros estudios han mostrado que las alucinacio-
nes (auditivas y visuales) inducidas por hipnosis
se acompañan de una actividad cerebral indistin-
guible de la que se observa cuando el individuo
percibe realmente los estímulos y, lo que es más
remarcable, diferente a la que se registra cuando
el individuo imagina percibir dichos estímulos. Lo
que es muy interesante es que esta actividad tiene
lugar en áreas de procesamiento complejo de la
información, como la corteza cingulada anterior
(aunque también se ha mostrado actividad en cor-
tezas sensoriales primarias) lo que refuerza la im-
plicación del lóbulo frontal en la hipnosis. En re-
lación con la conducta motora, un estudio reciente
ha mostrado que la actividad cerebral observada
durante la simulación de la parálisis de una pierna
es diferente a la observada durante la parálisis in-
Franz Anton Mesmer (Archivo)
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el escéptico

ducida por hipnosis (Ward y cols, 2003). Y lo mis-
mo ocurre en la dirección contraria, la actividad
cerebral durante la realización de un movimiento
voluntario es diferente a la registrada durante la
realización de un movimiento durante hipnosis,
que es experimentado por el individuo como fuera
de su control voluntario (Blakemore y cols, 2003).
En conjunto todos estos estudios muestran la exis-
tencia de patrones de actividad cerebral caracte-
rísticos del comportamiento bajo hipnosis, lo que
habla en contra de una simple simulación de dicho
comportamiento.
¿Qué proceso neuropsicológico puede explicar los
cambios conductuales y de actividad cerebral que se
observan mediante la “inducción hipnótica”? La hipnosis
se considera un fenómeno que primariamente implica
una focalización de la atención sobre los elementos de
la “sugestión hipnótica”, de manera que la experiencia
subjetiva es alterada más o menos intencionadamente.
La hipnosis sería por tanto indistinguible de los procesos
mentales de concentración en actividades de la vida
diaria (Raz y Shapiro, 2002), a través de los cuales se
incrementa la percepción de los objetos sobre los que
dirigimos nuestra atención modificando así nuestra
experiencia del mundo que nos rodea. El área cerebral
encargada de controlar estos procesos es la corteza
frontal que como hemos visto anteriormente modifica
su actividad en el individuo hipnotizado. Recientemente
se ha descrito que individuos con una alta propensión a
ser hipnotizados presentaban un mayor desarrollo de una
región, el cuerpo calloso anterior, que sirve de puente de
unión entre la corteza frontal de los dos hemisferios, y
que está muy relacionada con la regulación de la atención
(Horton y cols, 2004). En conclusión, los individuos
con una elevada susceptibilidad para responder a la
“sugestión hipnótica” tendrían un mayor “capacidad
de filtrado” (más o menos voluntario) de los procesos
sensoriales, cognitivos y afectivos asociados al lóbulo
frontal, controlando así la experiencia subjetiva del
individuo.
La hipnosis está perdiendo pues el aura misteriosa
que le rodeaba (y sobre todo su mala prensa) y se está
convirtiendo en un fenómeno más de investigación
científica. Algunos autores han propuesto incluso que la
hipnosis es una herramienta (modelo experimental) muy
interesante para el estudio de la consciencia (en particular
de los sistemas cerebrales que regulan la atención) (Raz
y Shapiro, 2002). En cualquier caso parece claro que
no hay nada oculto en el “cerebro hipnotizado” y que
el fenómeno de la hipnosis se puede entender dentro del
marco del funcionamiento normal, no sobrenatural ni
extraordinario, de nuestro cerebro. Mucho nos tememos,
sin embargo, que la hipnosis tardará todavía algún tiempo
en abandonar el Olimpo de los mitos del cerebro.
Referencias
Blakemore SJ y cols. Delusions of alien control in
the normal brain. Neuropsychologia 41:1058-1067
(2003)
Capafons A. Hipnosis clínica: una visión cognitivo-
comportamental. Papeles del Psicólogo 69:71-98
(1998)
Capafons A y Mazzoni G. ¿Es lo peligroso de la hip-
nosis el hipnoterapeuta?: Hipnosis y falsos recuer-
dos. Papeles del Psicólogo 25:39-43 (2005)
Horton JE y cols. Increased anterior corpus callo-
sum size associated positively with hypnotizability
and the ability to control pain. Brain 127:1741-1747
(2004)
Kupers R y cols. The cognitive modulation of pain:
hypnosis- and placebo-induced analgesia. Progress
in Brain Research 150:251-269 (2005)
Lynn SJ, Kirsch I. Teoría de hipnosis. Papeles del
Psicólogo 89:9-15 (2004)
Raz A, Shapiro T. Hipnosis and neuroscience. A
cross talk between clinical and cognitive research.
Archives of General Psychiatry 59:85-90 (2002)
Smith y cols. Complementary and alternative thera-
pies for pain management in labour. Cochrane Data-
base Syst Rev Issue 4:CD003521 (2006)
Ward NS y cols. Differential brain activations during
intentionally simulated and subjectively experienced
paralysis. Cognitive Neuropsychiatry 8: 295-312
(2003)
Woody EZ, Szechtman H. How can brain activity
and hypnosis inform each other? The Internatio-
nal Journal of Clinical and Experimental Hypnosis
51:232-255 (2003)
NOTA: Recomendamos la lectura del artículo publicado
en la revista Mente y Cerebro (nº 21, pp. 52-59, 2006)
titulado “La neuropsicofisiología de la hipnosis”, por
Angel González de Pablo (profesor de historia de la
ciencia), en el que se aborda el mismo asunto que en
el presente artículo (“qué cambia en el cerebro duran-
te la hipnosis”), pero desde un punto de vista histórico
y metodológico.