background image
E
s obvio que aún hoy día la
astrología goza de muy
buena salud, al menos en el
mundo occidental. Son muchas las
personas que creen en una auténti-
ca influencia de los astros sobre
su futuro; muchos son los que
leen su horóscopo antes de salir
de casa, e incluso esa lectura
condiciona las actividades más
o menos cotidianas de esas per-
sonas. Y abundan las personali-
dades con tareas de decisión
realmente importantes (desde
financieros hasta jefes de esta-
do), que confían plenamente en
las predicciones realizadas por
los astrólogos.
La astrología puede llegar a ser
peligrosa en tanto en cuanto en
multitud de ocasiones puede ser
discriminatoria, como lo es el
hecho de que algunas empresas
seleccionan a su personal, entre
otros parámetros, por su signo u
horóscopo. Ello supone un atenta-
do contra un derecho fundamental,
consagrado en el artículo 7 de la
Declaración Universal de los
Derechos Humanos y en el artícu-
lo 14 de la Constitución Española:
el derecho a no sufrir ningún tipo
de discriminación por cualquier
clase de circunstancia personal o
social.
Todo ello es consecuencia de una
fortísima popularización de esta
pseudociencia (probablemente
usted no conoce a nadie que no
sepa cuál es su signo del zodíaco),
y de la normalidad, cotidianeidad
y dogmatismo con el que los
medios de comunicación abordan
este asunto (toda la prensa supues-
tamente seria, y de gran tirada,
incluye un horóscopo diario, así
como también semanarios y revis-
tas mensuales de toda suerte).
Podemos definir la astrología
como una práctica pseudocientífi-
ca que sostiene que la distribu-
ción de los planetas en el cielo,
entre las constelaciones del
zodíaco, en el momento justo del
nacimiento de una persona, defi-
nirá claramente su personalidad
e influirá profundamente en su
futuro.
La astrología popular moderna
proviene directamente de Clau-
dio Ptolomeo (siglo II a.C). Sus
postulados se han mantenido
casi invariables a lo largo de
estos más de 2.000 años, pero tan-
to la astrología en sí como la astro-
nomía son muy anteriores a Ptolo-
meo y, en efecto, ambas materias
se remontan a un pasado común.
Algunos astrólogos se regocijan
ante la falsa idea de la anterioridad
de la astrología respecto a la astro-
nomía, pero hoy día está claro que
no hay anterioridad de ninguna de
las dos, sino simultaneidad de
ambas.
ASTROLOGÍA
el escéptico
34
UNA
REVISIÓN
CRÍTICA
DE LA
ASTROLOGÍA
En el presente artículo aportaremos una serie de argumentos o razonamien-
tos que constituirán una respuesta negativa a un planteamiento o cuestión
inicial, que podría ser la siguiente: ¿Es la astrología una ciencia?
La astrología es una práctica
pseudocientífica que sostie-
ne que la distribución de los
planetas en el cielo, entre las
constelaciones del zodíaco,
en el momento justo del
nacimiento de una persona,
definirá claramente su perso-
nalidad e influirá profunda-
mente en su futuro
background image
Se encuentran referencias al estu-
dio de la influencia de los astros en
la China del año 1500 a.C. Más
adelante, encontramos referencias
astronómico-astrológicas en Meso-
potamia y Egipto y, hace más de
4.000 años, los babilonios graba-
ban sobre tablillas, en escritura
cuneiforme, los hechos más desta-
cables relacionados con los astros,
entre otras cosas. Precisiones con-
siderablemente mayores no tuvie-
ron lugar hasta mucho más adelan-
te, pocos siglos antes de Jesucristo.
Era tal la unión entre astronomía y
astrología que el mismo Ptolomeo
escribió dos obras absolutamente
fundamentales. Su Almagesto
constituyó la base de las ciencias
del Cosmos hasta el siglo XVI, y
el Tetrabiblos es un auténtico tra-
tado de astrología, hasta tal punto
que prácticamente todo su conteni-
do ha sido aceptado por los astró-
logos hasta la actualidad. Curiosa-
mente, sin embargo, Ptolomeo no
dejó de mostrar un cierto grado de
escepticismo ante la supuesta
influencia que él mismo describía,
y escribió que, a pesar de "cierta
virtud del cielo sobre todas las
cosas", el grado de certidumbre de
la astrología era menor que el de la
astronomía.
No cabe duda acerca de la fuerte
intromisión de la astrología en el
pensamiento de los grandes sabios
de la historia: eminentes figuras
como Isaac Newton y Johannes
Kepler llegaron a creer firmemen-
te en la astrología y a practicarla.
Fue a partir del Renacimiento y,
sobre todo, en estos dos últimos
siglos, que astrología y astronomía
se disgregaron, tanto en los objetos
de estudio como en los métodos de
trabajo. Una parte de los estudio-
sos se apartó de cualquier tipo de
prejuicio mítico e irracional, y se
centró en el estudio del Universo
(de los astros, si se prefiere)
mediante la aplicación de una
metodología científica muy deter-
minada y haciendo uso pleno de la
racionalidad y el escepticismo.
La astrología quedó como una
materia de estudio de la influencia
(previamente aceptada) de los
astros sobre la vida humana, con
una falta absoluta de rigor y con
grandes dosis de irracionalidad,
creencia y adivinación. Con el
tiempo se ha ido centrando en una
serie de elementos misteriosos y
antiguas creencias (signos, símbo-
los, asociaciones, conjunciones y
oposiciones, triangulaciones y cua-
draturas...).
Como iremos viendo, la astrología
ha quedado anclada en el pasado,
sigue un método de trabajo, basa-
do en "mancias" y artes adivinato-
rias, que no se ajusta en nada al
método científico. Como la mayo-
ría de astrólogos pretende elevar la
astrología a la cate-
goría de ciencia
(seguramente por-
que les interesa),
con los argumentos
que expondremos a
continuación colo-
caremos a la astro-
logía en el lugar
que le corresponde:
como una pseudo-
ciencia que juega
con elementos inexistentes y meta-
físicos, imposibles de probar y que
escapan del ámbito de actuación
de la ciencia en sí.
OBJECIONES A LA
ASTROLOGÍA
Como ya hemos explicado, la
astrología apenas ha variado en
sus postulados en los últimos vein-
te siglos. A raíz de ello, la astrolo-
gía continúa poseyendo una visión
geocéntrica del Universo (la Tie-
rra en el centro). A pesar de la
innovación que supuso la llamada
Revolución Copernicana, en que
nuestro planeta perdía su privile-
giado estado y pasaba a ser un pla-
neta más (heliocentrismo o el Sol
en el centro del Universo), el
método empleado por los astrólo-
gos en sus predicciones sigue sien-
do el mismo que el de la edad anti-
gua y premedieval. Ello es prueba
de la falta de capacidad de autocrí-
tica que posee la astrología, y de
su arbitrariedad y poco rigor en el
desarrollo de su tarea.
La ciencia, en cambio, se caracte-
riza por su continua autocorrec-
ción, por su autocrítica y autovalo-
ración permanente. Con la propia
aplicación del método científico,
la ciencia se va poniendo a prueba
a sí misma.
N
ACIMIENTO VERSUS FECUNDACIÓN
Para definir la personalidad y pre-
decir el destino
de las personas,
los astrólogos
tienen en cuen-
ta el momento
del nacimiento
o alumbramien-
to, y para nada
el momento de
la fecundación
o unión entre
espermatozoide
y óvulo. Los astrólogos se defien-
den argumentando que la supuesta
influencia de los astros no afecta al
zigoto ni, por extensión, al feto,
pues éste se halla protegido, dentro
del seno materno, de toda influen-
cia externa (hablamos de un grosor
de 2 ó 3 cm.). Este razonamiento
es fácilmente refutable, por cuanto
que las paredes del lugar del alum-
bramiento (y protecciones del tipo
que sean para conservar estéril el
lugar en cuestión) son mucho más
gruesas y efectivas, de manera
el escéptico
35
La astrología es una
pseudociencia que
juega con elementos
inexistentes y metafísi-
cos, imposibles de
probar y que escapan
del ámbito de actua-
ción de la ciencia en sí
background image
que, siguiendo esa regla, protegen
más eficazmente ante cualquier
tipo de "influencia astral".
La explicación es la siguiente:
simplemente es mucho más sen-
cillo conocer con cierta exactitud
el momento y lugar del nacimien-
to que el de la fecundación. Ello es
una muestra más de la arbitrarie-
dad con que trabaja la astrología,
pues toma los datos a su conve-
niencia.
A
RBITRARIEDAD E INCOHERENCIA
POR DEFINICIÓN
Otro tema a tener en cuenta es el
de los horóscopos. Nunca los
astrólogos que escriben horósco-
pos se ponen de acuerdo, siempre
discrepan es sus ya de por sí vagas
predicciones. Y esta discrepancia
alcanza ma-
yores cotas
en los horós-
copos men-
s u a l e s ( a
cuyas direc-
trices deberí-
an atenerse
los horósco-
pos diarios, lo cual nunca ocurre).
Por otro lado, si se construye un
horóscopo genérico para cada sig-
no zodiacal, teniendo en cuenta
que, para los astrólogos, hay doce
signos y que, actualmente, la
población mundial supera los
6.000 millones, cada una de esas
predicciones es aplicable a más de
500 millones de personas.
¿A todas les espera el mismo futu-
ro inmediato?. Bien, ante esto, la
mayoría de astrólogos de prestigio
se sitúa en contra de los horósco-
pos de carácter genérico, y mani-
fiesta que lo único realmente váli-
do son las predicciones realizadas
a partir de una carta astral o tema
natal para cada individuo, aten-
diendo al lugar, día y hora de naci-
miento. Curiosamente, sin embar-
go, muchos astrólogos españoles
que mantienen esta postura escri-
ben horóscopos genéricos en un
sinfín de diarios y revistas, con lo
cual están tirando piedras sobre su
propio tejado.
Como decimos, según los astrólo-
gos más reconocidos sólo tendrá
validez el establecimiento de un
horóscopo individualizado a partir
de una carta astral, carta natal o
tema natal. El tema natal es el
estado del cielo o disposición de
los astros en el momento del naci-
miento de una determinada perso-
na, y su base son los doce signos
del zodíaco. Los elementos que se
van estableciendo en estos mapas
crean un conjunto de signos o sím-
bolos, a partir de cuya interpreta-
ción y análisis,
se podrá defi-
nir la persona-
lidad de la per-
sona en cues-
tión y se podrá
predecir su
futuro. Según
esto, ninguna
persona será igual a otra ni tendrá
el mismo destino.
La astrología, tanto de horóscopos
generales como individualizados,
puede ponerse a prueba con el
nacimiento de unos mellizos.
Ambos nacen en el mismo lugar y
con escasos minutos de diferencia.
La distribución de los planetas por
el zodíaco es exactamente la mis-
ma para uno y para el otro (el
ascendente es el mismo, se dice),
con lo cual tendrán la misma per-
sonalidad y el mismo destino. Pero
se dan casos en que uno de los her-
manos muere en la infancia, mien-
tras que el otro alcanza una prós-
pera vejez. ¿Cómo pueden dos
mellizos tener futuros tan profun-
damente distintos? La astrología
tampoco aclara los casos de catás-
trofes en que pierden la vida un
grupo heterogéneo de personas
(terremotos, accidentes de avión...).
¿Tenían todos el mismo horóscopo
individualizado? ¿Tenían todos el
mismo destino?
Ante estas evidencias aparecen los
astrólogos y argumentan que los
astros que nos influyen (pues no
son todos, como veremos) no pre-
determinan el destino, sino que
sólo lo condicionan, a tenor del
siguiente dicho: "astra inclinant,
non necessitant
", que era lo admi-
tido por la Iglesia en el Medioevo,
a pesar de su postura claramente
contraria a la astrología. De este
modo es fácil explicar por qué per-
sonas que nacen en el mismo lugar
y hora, cosa muy frecuente en las
ciudades, aun sin tratarse de melli-
zos, tienen diferentes destinos.
Y respecto a las catástrofes comu-
nes, parece que, según explican,
repentinamente quedan anulados
todos los potenciales horóscopos
individuales vigentes hasta ese
instante, y ocupa su lugar una
especie de horóscopo común a
todas las víctimas de ese acciden-
te, guerra, epidemia o catástrofe
natural. Así que los astros que pro-
vocaron el hecho en cuestión dejan
de influir de pronto, o pasan a ejer-
cer otro tipo de influencia. Una
vez más queda patente que la
astrología usa sus propios elemen-
tos a su conveniencia, los adapta a
cada situación de forma forzada y
con total arbitrariedad.
U
N MUNDO DE APARIENCIAS E ILU
-
SIONES
Hemos dicho que la astrología tie-
ne su base en unas determinadas
constelaciones, concretamente las
denominadas del zodíaco (que
para los astrólogos son doce).
Como muchos ya sabemos, las
el escéptico
36
La astrología no aclara los
casos de catástrofes en que
pierden la vida un grupo
heterogéneo de personas.
¿Tenían todos el mismo
horóscopo individualizado?
background image
constelaciones son formas o figu-
ras ideadas por los hombres, a par-
tir de una arbitraria unión o rela-
ción entre determinadas estrellas
del firmamento. Si levantamos la
mirada en una noche clara, sin
Luna y lejos de la contaminación
lumínica, quedaremos atónitos
ante una ingente cantidad de estre-
llas. Con un poco de tiempo e ima-
ginación podremos crear decenas
de combinaciones de estrellas con
el objeto de construir figuras que
recuerden objetos o animales. Y si
usamos muchísimo la imagina-
ción, podemos tratar de ver las
figuras reflejadas en las constela-
ciones hoy aceptadas (que no sólo
representan objetos y animales,
sino también personas o persona-
jes míticos realizando activida-
des). Es realmente difícil y se
necesita una fuerte dosis de suges-
tión para ver un cazador en las
estrellas de Orión, o ver un carro o
una gran osa en Ursa Major (Osa
Mayor).
Las constelaciones no preexisten,
son una invención arbitraria del
hombre. Son las combinaciones
que son, como podrían haber sido
otras. Eran creaciones de nuestros
ancestros con base no ya en lo que
creían ver, sino en lo que querían
ver, por la conveniencia de sus
actividades prácticas y cotidianas
del momento. La arbitrariedad
queda patente en el hecho de que
los astrólogos chinos, mayas y
mesopotámicos veían formas muy
distintas en las constelaciones pri-
mitivas, formas que no se asemeja-
ban en nada.
Hoy día se conservan 88 constela-
ciones en todo el firmamento, a
causa de que son una muy buena
herramienta "cartográfica". La
división del cielo en una serie de
regiones es muy útil porque facili-
ta la orientación en el cielo y ayu-
da a clasificar los objetos celestes.
Además de considerar la existen-
cia previa de las constelaciones,
los astrólogos poseen una visión
bidimensional del firmamento, es
decir, no tienen en cuenta la reali-
dad astronómica de que las estre-
llas se encuentran a muy diferentes
distancias del Sistema Solar
(incluso las de una misma conste-
lación). La sen-
sación de que
veamos el fir-
mamento sobre
nuestras cabe-
zas como una
esfera plana
(de ahí el nom-
bre "bóveda
celeste") es un
efecto óptico.
El Universo es tridimensional, tie-
ne una dimensión de fondo o pro-
fundidad, como el resto del mundo
que nos rodea. Este hecho es
importantísimo: si nos alejásemos
de la Tierra y, por tanto, cambiáse-
mos en unas decenas de años luz
nuestro punto de observación,
veríamos que las constelaciones se
desvanecen y pierden su forma,
pues cada estrella tomaría otra
posición.
Por otra parte, el Universo de los
astrólogos es extremadamente
pequeño, pues su distancia máxi-
ma finaliza en unas pocas de las
estrellas que se ven a simple vista.
Pues bien, dichas estrellas (aunque
parezcan innumerables, no conta-
remos más de 7.000 entre los dos
hemisferios) junto con el Sol, per-
tenecen a una pequeñísima región
de la galaxia en la que habitamos,
la Vía Láctea, que posee unos
150.000 millones de estrellas.
Estas estrellas se mueven alrede-
dor del centro de la galaxia, una
vez cada 220 millones de años. Y,
más a corto plazo, cada estrella tie-
ne un movimiento propio respecto
a sus estrellas vecinas.
Como consecuencia, la distribu-
ción de las estrellas en el firma-
mento en una época determinada,
es azarosa o fortuita, de modo que
la forma de las constelaciones va
cambiando. Hubo un tiempo en
que las actuales constelaciones no
existían. Hace tan sólo 100.000
años Ursa
Major no
aparecía ni
por asomo.
Dentro de
otros 100.000
años habrá
vuelto a cam-
biar, y nunca
jamás volve-
rá a existir.
Parece que la inmutabilidad del
Cosmos no es más que una apa-
riencia...
M
ETODOLOGÍA SIMPLISTA E INCON
-
SISTENTE
Los astrólogos, además, en su tra-
bajo sólo hacen uso de un determi-
nado número y tipo de constela-
ciones, como ya es bien sabido: las
doce (según ellos) constelaciones
del zodíaco. El zodíaco constituye
aquel fondo estelar por donde pasa
el Sol en su recorrido anual, visto
desde la Tierra. ¿Por qué nos influ-
yen sólo las constelaciones del
zodíaco, y no el resto de las estre-
llas? Según los astrólogos, porque
a través del zodíaco realizan sus
trayectorias el Sol, la Luna y los
planetas. Esta afirmación es arbi-
traria y no explica el porqué de esa
influencia.
Podemos aducir varios argumen-
tos que desvirtúan el uso del zodí-
aco como base de las cartas astra-
les y como fuente de predicciones.
En primer lugar, el número de
UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LA ASTROLOGÍA
el escéptico
37
La arbitrariedad queda
patente en el hecho de que
los astrólogos chinos,
mayas y mesopotámicos
veían formas muy distintas
en las constelaciones pri-
mitivas, formas que no se
asemejaban en nada
background image
constelaciones que "toca" la Eclíp-
tica (plano del Sistema Solar) no
es de doce, sino de catorce: debe-
mos añadir Ophiucus (Ofiuco o el
Serpentario) -ver figura 1- e inclu-
so Cetus (la Ballena). Y, muy par-
cialmente, son una veintena las
constelaciones por las que delinea
la eclíptica. De modo que la divi-
sión del año debería reali-
zarse entre catorce y, sien-
do meticulosos, entre
veinte.
En segundo lugar, los
astrólogos no tienen en
cuenta el llamado movimiento de
precesión de la Tierra. Se trata de
un curioso y lento movimiento, ni
de rotación ni de traslación, sino
del centro de nuestro planeta sobre
sí mismo, a modo de peonza, una
vez cada 25.800 años, aproxima-
damente (ver figura 2). Dicho de
otro modo: el eje de rotación de la
Tierra (norte-sur) describe un cono
en 25.800 años, según un movi-
miento en sentido opuesto a la pro-
pia rotación (la precesión es un
movimiento retrógrado).
Las consecuencias de la precesión
son muy importantes: el eje del
mundo nunca se está quieto y los
polos siempre apuntan a regiones
distintas del fondo estelar. El polo
norte celeste no siempre ha sido el
que es. Actualmente casi coincide
con la Estrella Polar, perteneciente
a Ursa Minor. Hace 4.000 años,
por ejemplo, era la estrella alfa
Draconis la más cercana al polo
celeste boreal. Y dentro de 12.000
será la estrella Vega o alfa Lyrae la
que ocupe el privilegiado empla-
zamiento de "estrella polar".
Por extensión, ese movimiento
afecta al resto de las estrellas. Si
bien la precesión no se nota en
decenas de años, sí se aprecia en
dos mil años o más. En aquella
época, al comienzo de la
primavera (día del equi-
noccio), el Sol se halla-
ba en Aries; actualmente
se halla en Pisces, a cau-
sa de este movimiento
retrógrado. Esto provoca
un adelantamiento o precesión de
las estaciones o equinoccios res-
pecto a las estrellas.
En definitiva: como los astrólogos
siguen usando los parámetros de
trabajo de hace 2.000 años, están
realizando sus cálculos con un
error de un signo y algo más
(echando atrás Aries y Pisces).
Aries ya no debería ser el primer
signo, sino Pisces, y así sucesiva-
mente con el paso de los miles de
años, para recomenzar con Aries
dentro de unos 23.000 años (curio-
samente, Ptolomeo sí tenía en
cuenta la precesión de los equinoc-
cios en sus predicciones; su méto-
do de trabajo era más exacto que el
de sus sucesores).
La astrología, pues, se ha ido dis-
tanciando de sus propios elemen-
tos de trabajo, o sea, los mismísi-
mos astros que conforman el zo-
díaco. Pero para solventar este
problema surgió la escuela de la
llamada "astrología trópica", que
fija los signos en función del ciclo
solar o calendario, y no en función
de las constelaciones que en su
momento se correspondieron con
el signo en cuestión. Esta escuela
se opone a la astrología clásica o
"sidérea", que mantiene esa
correspondencia entre signo y
el escéptico
38
Como los astrólogos siguen usando
los parámetros de trabajo de hace 2000
años, están realizando sus cálculos
con un error de un signo y algo más
Figura 1.- Extensión comparativa de las constelaciones (astrología sidérea),
círculo exterior, y de los signos (astrología trópica), círculo interior.
(Cortesía de los autores)
background image
constelación. Curiosamente ningu-
na de las dos escuelas ataca a la
otra, a pesar de los diferentes
resultados en la confección de
horóscopos. El caso es que, al
hablar de astrología, siempre salen
a relucir calendarios, signos, sím-
bolos... En definitiva, misticismo y
poco rigor científico.
F
UERZAS MISTERIOSAS Y CAPRI
-
CHOSAS
Los astrólogos parten de la
influencia de los planetas. La
peculiaridad de estos astros reside,
según ellos, en que no son astros
fijos sino que se mueven rápida-
mente sobre el fondo estelar (de
hecho, "planeta" significa "estrella
errante"). De ahí esa influencia.
Pero la astrología no tiene en
cuenta las distancias (distancias,
además, que van cambiando conti-
nuamente) que separan a la Tierra
de los planetas, y las distancias
entre ellos mismos. ¿Qué fuerza es
ésta que actúa con la misma inten-
sidad a pesar de las diferentes dis-
tancias?
En caso de que se aceptara la
influencia de los planetas, ¿cuál es
el papel de la Tierra como planeta?
¿Por qué no se tiene en considera-
ción su posible influencia sobre
nosotros?
Por otro lado, los astrólogos se
enfrentan a un grave inconveniente:
antiguamente sólo
se conocían los
cinco planetas más
brillantes, visibles
a simple vista, y
eran éstos los pla-
netas usados en los
trabajos astrológi-
cos. Urano no fue descubierto por
William Herschel hasta 1781;
Neptuno fue descubierto por
Adams y Leverrier en 1846, y Plu-
tón en 1930 por Clyde Tombaugh.
Actualmente los astrólogos utili-
zan también estos planetas en sus
predicciones, de modo que la
mayoría de horóscopos anteriores
a estos descubrimientos están erra-
dos, por definición. Pero recorde-
mos, además, que recientes estu-
dios de la órbita de Plutón dan a
pensar la posibilidad, si bien es
muy remota, de la existencia de un
décimo planeta o planeta X en el
Sistema Solar (este hipotético pla-
neta ya ha recibido nombres como
Panacea o Transplutón)
1
. Hasta el
momento de su más que improba-
ble descubrimiento no se habría
tenido en cuenta su supuesta
influencia, y ello invalidaría todos
los horóscopos anteriores.
Durante toda la explicación hemos
hablado de cierta influencia de los
astros sobre las personas. Pero, ¿a
qué tipo de influencia se refieren
los astrólogos? ¿Qué tipo de fuer-
za es la fuente u origen de esa
supuesta influencia? La física
explica que sólo son cuatro las
fuerzas que rigen en todos los
lugares del Universo: las fuerzas
nucleares fuerte y débil, la grave-
dad y el electromagnetismo.
Las dos últimas comparten que
son fuerzas que se ejercen por todo
el Universo, pero que disminuyen
con la distancia: cuanto más lejos,
menos fuerza. Las fuerzas nuclea-
res, en cambio, actúan, en cierto
modo, al
revés: se
ejerce tanta
más fuerza
como más
lejanía hay.
Estas fuer-
zas actúan,
además, sólo al nivel de partícula
atómica, de modo que quedan ya
fuera de todo interés, en lo que a
nuestra explicación respecta.
La gravedad, o fuerza de atracción
entre dos cuerpos, se determina
gracias a una sencilla fórmula
matemática, mérito del científico
inglés Isaac Newton. En su aplica-
ción se tienen en cuenta una cons-
tante de gravitación universal, las
masas de los cuerpos en cuestión y
la distancia que los separa. Es
obvio que las masas de los plane-
tas son enormes, así que su
influencia gravitatoria debe de ser
enorme también. Pero hemos de
tener en cuenta su descomunal dis-
UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LA ASTROLOGÍA
el escéptico
39
¿A qué tipo de influencia
se refieren los astrólogos?
¿Qué tipo de fuerza es la
fuente u origen de esa
supuesta influencia?
Figura 2.- La precesión: el eje de rotación de la Tierra N-S describe un cono en
25.800 años, según un movimiento en sentido opuesto a la rotación.
(Cortesía de los autores)
background image
tancia: por aplicación directa de la
fórmula de Newton, resulta que
ejerce más fuerza atractiva la
camilla sobre la que nace el bebé,
o el mismo ginecólogo que atiende
el parto, que cualquiera de los pla-
netas. La masa de aquellos es infi-
nitamente menor que la de un pla-
neta, pero la distancia también es,
en comparación, muchísimo más
ínfima.
Respecto a la influencia de la
Luna, su gravedad se nota sustan-
cialmente en
grandes masas
oceánicas, no
ya en mares
más o menos
pequeños o
cerrados, ni en
lagos o lagu-
nas. A pesar de
que un 70% de
nuestra masa es de agua, ésta se
halla atrapada en el interior de las
células en gran parte, y su cantidad
es millones de veces inferior a la
de cualquier pequeño lago. La
fuerza atractiva de la Luna será
absolutamente irrisoria.
Respecto al último tipo de fuerza,
el electromagnetismo, se trata de
la más poderosa, pues es cientos
de billones de veces más intensa
que la gravedad, de modo que es
quizá la más prometedora para los
astrólogos. El electromagnetismo
se manifiesta con diferentes for-
mas e intensidades, según la longi-
tud y frecuencia de su onda (desde
las ondas de radio e infrarrojos
hasta los rayos gamma, pasando
por los rayos X, los rayos UV y la
luz visible). El estudio de la radia-
ción que emiten los astros sirve
para conocer su composición,
estructura, evolución e incluso la
distancia que los separa de nos-
otros (con mayor o menor exacti-
tud). Y dicha radiación puede ser
más o menos intensa en función de
que el astro en cuestión emita gran
cantidad de energía propia (como
el Sol y las demás estrellas) o bien
refleje parte de la luz o energía que
recibe de otro astro (como un pla-
neta o un asteroide).
Aparte de que la mayoría de radia-
ciones no pueden atravesar la
atmósfera terrestre, la luz o radia-
ción (el electromagnetismo, en
definitiva) que emite un planeta es
ridículamente inferior a la que nos
llega del Sol. Los
planetas emiten,
por supuesto,
radiación propia
(pues son cuer-
pos con tempera-
tura; no están al
cero absoluto),
pero la mayoría
de radiación que
emiten es reflejo de luz solar, y en
cantidad minúscula. En un recién
nacido influyen más las radiacio-
nes de la lámpara del quirófano y,
aún mucho más, la radiación de las
emisoras de radio y aparatos de
televisión del lugar (ondas de
radio).
Y, en fin, la astrología cae una vez
más en la absoluta arbitrariedad al
no considerar la influencia que
podrían tener otros objetos celes-
tes, como los cometas, otras estre-
llas, ya sean de nuestra o de otras
galaxias, de las que existen cientos
de miles de millones, cada una con
un promedio de 100.000 millones
de estrellas; los asteroides, tanto
los que orbitan entre Marte y Júpi-
ter como los cercanos a la Tierra,
descubiertos hace unos años (NEO
o Near Earth Objects), así como
los lejanos transneptunianos, o
KBO (Kuiper Belt Objects); tam-
poco las sondas espaciales y los
globos sonda, lanzados al espacio
recientemente; el polvo cósmico
interestelar, nebulosas y cúmulos
estelares, la Nube de Oort; u obje-
tos tan peculiares como los púlsa-
res o los cuásares, e incluso las
supernovas, con una fuerza ener-
gética tan poderosa que destruiría
el Sistema Solar entero y mucho
más... Es decir, la astrología no se
ha adaptado a los nuevos descubri-
mientos, y no hace uso de nuevos
elementos, con lo que no intenta
mejorar en su método de trabajo.
A
MBIGÜEDAD
,
VAGUEDAD
,
IMPRE
-
CISIÓN
...
El lenguaje utilizado por los astró-
logos en sus definiciones y predic-
ciones es la materialización abso-
luta de la imprecisión. Su lenguaje
es ambiguo, confuso y vago. Las
predicciones que realizan son
inexactas e imprecisas, aplicables
a cualquier momento y a cualquier
persona común. La mayoría de
veces no emiten predicciones, sino
consejos o recomendaciones, qué
hacer o no, cómo enfocar un pro-
blema siempre definido vagamen-
te, o cómo actuar ante una situa-
ción genérica, nunca concreta. En
definitiva, psicología barata desde
el punto de vista del rigor, que no
crematísticamente hablando.
Una herramienta muy usada es la
llamada "lectura fría", un seguido
de características opuestas entre sí
pero equilibradas de un modo tan
sutil que casi todo el mundo podría
sentirse identificado con ellas. Son
expresiones como: "A veces eres
extrovertido, afable, sociable,
mientras que otras veces eres
introvertido, cauto y reservado"; o
bien: "Disciplinado y controlado
por fuera, tiendes a ser aprensivo e
inseguro por dentro. Aunque tu
personalidad tiene puntos flacos,
sueles ser capaz de compensarlos"
(extraído del libro El mundo y sus
demonios
, de Carl Sagan, Planeta,
1997).
el escéptico
40
El lenguaje utilizado por
los astrólogos en sus
definiciones y prediccio-
nes es la materialización
absoluta de la impreci-
sión. Su lenguaje es
ambiguo, confuso y vago
background image
Es fácil que nos engañen los pseu-
docientíficos porque muchos de
ellos poseen una especial brillan-
tez para captar rápidamente nues-
tra forma de ser, por nuestra pos-
tura, expresiones faciales, res-
puestas a preguntas aparentemen-
te inofensivas... Muchos sonsacan
los puntos débiles de la persona,
se aprovechan de su vulnerabili-
dad en momentos difíciles y les
crean una falsa sensación de segu-
ridad. En sus predicciones suelen
emitir declaraciones que gustan de
ser escuchadas por el cliente y, a la
vez, dejan escapar alguna afir-
mación negativa para dar cierto
equilibrio y lógica a la predicción.
Por azar y, sobretodo, por autosu-
gestión del cliente, alguna de las
predicciones se cumplirá, o la mis-
ma persona creerá que se ha cum-
plido, por analogía o asociación
mental inconsciente.
UN ESTUDIO
CONCLUYENTE
Aunque se han publicado numero-
sos "tests" encaminados a poner a
prueba los postulados de la astro-
logía, aquellos
que han arrojado
resultados positi-
vos, confirmando
las tesis de los
astrólogos, han
s i d o s i e m p r e
refutados por los
científicos por su
inadecuada meto-
dología y, vice-
versa, aquellos
que han mostrado
resultados negativos hacia los pos-
tulados de la astrología, han sido
criticados por los astrólogos ale-
gando que no habían sido diseña-
dos teniendo en cuenta las bases
fundamentales de su trabajo. En
principio, ambos puntos de vista
pueden ser válidos.
En un intento de aclarar la cues-
tión, desde el Departamento de
Física de la universidad de Berke-
ley, en California (EEUU), se pre-
paró un estudio dirigido por
Shawn Carlson, que presentaba la
particularidad de su diseño experi-
mental, extremadamente escrupu-
loso. Los resultados del mismo se
publicaron en la prestigiosa revista
Nature, en su número 318, del 5 de
diciembre de 1985, del cual pre-
sentamos a continuación un
extracto detallado.
El experimento se diseñó para que
tuviera en consideración tanto las
tesis de la comunidad astrológica
como la científica, para lo cual se
contó con la participación de
astrólogos, científicos y estadísti-
cos. La tesis astrológica sobre la
cual se planteó el experimento fue
la que se basa en la astrología
natal, según la cual, como ya
hemos definido anteriormente, la
posición de los planetas, Sol,
Luna, más otros objetos definidos
por los astrólogos, en el momento
del nacimiento, se pueden utilizar
para determinar los caracteres de
la personalidad,
temperamento y
comportamiento
del sujeto. Así, la
posición de los
diversos objetos
astrológicos sobre
el fondo de cielo,
dividido en doce
espacios imagina-
rios o "casas",
definidos según
su visión desde
un lugar y tiempo concretos de la
superficie terrestre, determina el
llamado "horóscopo", que en el
caso del nacimiento de una perso-
na se denomina "carta natal". De
esta carta natal se extraerá la infor-
mación sobre la personalidad y
carácter de la persona, según la
interpretación adecuada efectuada
por los astrólogos. La hipótesis
científica postula que la posición
de los astros en el cielo en el
momento del nacimiento de una
persona no determina los rasgos de
su personalidad ni de su carácter,
por lo que cualquier intento de
interpretarlos arrojará resultados
estadísticamente similares a los
del azar.
Tanto astrólogos como científicos
participaron activamente en el
experimento, los primeros cuidan-
do en controlar cualquier variable
con tendencia a sesgar los resulta-
dos en favor de la aleatoriedad, lo
que derivaría en apoyo de la hipó-
tesis científica, y los segundos cui-
dando en no facilitar pistas ocultas
que podrían ser utilizadas incons-
cientemente por los sujetos para
escoger las respuestas correctas, lo
que sesgaría los resultados en
favor de las tesis astrológicas.
Básicamente, el experimento con-
sistió en dos partes diferenciadas:
- Parte 1. Se facilitó a los astrólo-
gos las fechas, horas y lugares de
nacimiento de un grupo de volun-
tarios participantes en el estudio. A
partir de esos datos, los astrólogos
construyeron la carta natal de cada
uno de ellos, y de ella interpreta-
ron la personalidad de cada sujeto.
Posteriormente, se mostró a cada
sujeto un total de tres cartas nata-
les con su interpretación de perso-
nalidad, una de ellas era la suya
propia y las otras dos pertenecien-
tes a otros participantes del grupo,
escogidos al azar. El sujeto desco-
nocía cual era cual. Se pidió a los
sujetos que escogieran la primera
y la segunda interpretación de car-
ta natal que mejor se ajustara a su
personalidad. También se pidió
que los sujetos valoraran de 1 a 10
el grado de exactitud según el cual
la interpretación de carta natal
UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LA ASTROLOGÍA
el escéptico
41
El experimento se
diseñó para que tuvie-
ra en consideración
tanto las tesis de la
comunidad astrológi-
ca como la científica,
para lo cual se contó
con la participación de
astrólogos, científicos
y estadísticos
background image
escogida como propia se ajustaba
a su personalidad real. Así, según
la hipótesis científica, se espera-
ría que los sujetos escogieran su
carta natal propia una de cada tres
veces, es decir, de acuerdo con el
azar. Según los astrólogos, dado
el diseño del experimento, predi-
jeron que los sujetos escogerían
su carta natal propia al menos la
mitad de las veces.
- Parte 2. A cada astrólogo partici-
pante en el estudio se le facilitó la
carta natal de un sujeto del grupo
escogido al azar, así como el resul-
tado de un test estándar de perso-
nalidad, llamado test CPI (Califor-
nia Personality Inventory
), obteni-
do del mismo sujeto, juntamente
con otros dos resultados de test
CPI
de otros sujetos del grupo,
escogidos al azar. El astrólogo des-
conocía cuál era cuál. Se pidió a
los astrólogos que, de entre los tres
resultados del test CPI, seleccio-
naran el que a su juicio mejor se
correspondía con la personalidad
derivada de la interpretación de su
carta astral, así como el segundo
mejor. También se les pidió que
calificaran de 1 a 10 el grado de
exactitud según el cual la descrip-
ción de personalidad facilitada por
el test CPI escogido se ajustaba a
la interpretada a partir de la carta
natal. Similarmente a lo descrito
en la parte 1 del experimento, la
hipótesis científica predice que los
astrólogos escogerán el test CPI
correcto del sujeto una tercera par-
te de las veces, y según la hipóte-
sis de los astrólogos, predijeron
que acertarían la mitad de las
veces o más.
El test CPI viene utilizándose en
psicología desde 1958, y su
empleo en este estudio fue aconse-
jado por los propios astrólogos, ya
que lo consideraron idóneo para el
tipo de experimento que iban a
realizar, porque refleja aspectos de
la personalidad que pueden detec-
tarse a través de una carta natal.
No vamos a entrar en este artículo
a exponer detalles concretos sobre
las características de las cartas
natales y los tests CPI, pero los
interesados pueden obtenerlos
consultando publicaciones espe-
cializadas.
D
ISEÑO DEL ESTUDIO
Para eliminar cualquier sesgo o
desviación en los resultados, se
aplicó siempre la técnica llamada
de "doble ciego" que consiste en
que, durante el desarrollo del
experimento, ni experimentador ni
experimentado conocen datos del
mismo que les puedan influir,
consciente o inconscientemente,
hacia respuestas concretas. Para
ello, a cada sujeto participante en
el estudio se le asignó, al azar, un
código numérico de 5 cifras, de
manera que ni los astrólogos ni los
científicos conocían que código
correspondía a quien, excepto una
persona responsable de la custodia
de los datos, cargo que recayó
sobre el profesor de física Richard
A. Muller, de la misma universi-
dad de Berkeley en California. La
supervisión del desarrollo de los
experimentos por parte de los
astrólogos la efectuaron astrólogos
especialmente designados por la
NCGR (National Council for Geo-
cosmic Research
), una organiza-
ción de gran experiencia en inves-
tigación astrológica y gran presti-
gio entre la comunidad de astrólo-
gos norteamericanos. Es más, la
NCGR se encargó de dar su visto
bueno a la profesionalidad de los
astrólogos participantes en el estu-
dio, que además, debían poseer
conocimientos de psicología y
estar familiarizados con el manejo
del test CPI.
Los voluntarios participantes en el
estudio fueron estudiantes y gra-
duados reclutados en la misma
universidad a través de anuncios
en tablones, periódicos de la zona
y carteles. Cada voluntario recibió
su número de código, cumplimen-
tó el test CPI y facilitó sus datos
exactos de nacimiento, fecha, hora
y lugar, debidamente documenta-
dos (partida de nacimiento, certifi-
cados del hospital, etc.). Asimis-
mo, los sujetos debían responder a
ciertas preguntas como (1) si creí-
an firmemente en la astrología, (2)
creían un poco, (3) no opinaban,
(4) mas bien no creían o (5) no
creían en absoluto, así como con-
fesar si alguna vez con anteriori-
dad les había sido confeccionada
una carta natal.
No se les dijo a los sujetos que
estas preguntas afectaban a la
selección de los participantes, por-
que a los que contestaron (5) se les
eliminó del estudio ya que podían
sesgar el resultado, consciente o
inconscientemente, no escogiendo
la interpretación de personalidad
que mejor se ajustara a la suya
propia. Similarmente, los que con-
testaron que ya se les había con-
feccionado una carta natal, tam-
bién fueron eliminados porque
podían tener experiencia que les
facilitara la elección (o rechazo)
de la interpretación correcta. Los
fuertemente creyentes no fueron
rechazados porque, en principio,
ello no les representaba ayuda de
cara a escoger la interpretación
correcta. Finalmente, tras elimina-
ciones y abandonos, quedaron 177
sujetos que finalizaron el estudio.
C
ONTROL DEL SESGO
Todo experimento realizado con
sujetos humanos está sometido a
una clase de desviación o sesgo
que normalmente no tienen en
cuenta los científicos de la física.
el escéptico
42
background image
Así pues, un experimento debe
diseñarse de manera que la psico-
logía del sujeto no altere los resul-
tados, por lo que deben prepararse
siempre los llamados "experimen-
tos control" o simplemente "con-
troles" adecuados. Para el caso que
nos ocupa, se consideraron los
siguientes controles:
- Sesgo asociado al signo solar:
Según la definición astrológica, el
signo solar viene determinado por
la constelación del zodíaco en la
que se encuentra el Sol en el
momento del nacimiento. Muchas
personas están familiarizadas con
las características de su signo solar
a través de, por ejemplo, los horós-
copos de los periódicos. En conse-
cuencia, debió tenerse muy en
cuenta la posibilidad de que los
sujetos participantes en la parte 1
del estudio estuvieran influencia-
dos por ese conocimiento de su
signo a la hora de escoger la inter-
pretación de su personalidad. Para
corregir este sesgo, cada sujeto
"test" participante se aparejó a un
sujeto "control", también del gru-
po de voluntarios, que había naci-
do bajo su mismo signo solar. Por
recomendación de los astrólogos,
se procuró que la diferencia de
edad entre sujetos test y control
fuera de, al menos, 3 años, para
que sus cartas natales fueran sufi-
cientemente distintas. Al sujeto
control se le proporcionaron exac-
tamente las mismas tres opciones
de interpretación de personalidad
que al sujeto test. Así, si la hipóte-
sis astrológica fuera falsa, ambos
grupos, test y control, identificarí-
an la interpretación del sujeto test
con igual frecuencia, pero si la
hipótesis astrológica fuera verda-
dera, entonces el grupo test debe-
ría puntuar más alto que el grupo
control.
Otra posibilidad de sesgo a tener
en cuenta vino determinada por las
posibles limitaciones de un sujeto
para evaluar su propia personali-
dad, ya que escoger la descripción
correcta de uno mismo depende
del grado de conocimiento que
uno tenga de si mismo. Podríamos
considerar que, si la gente suele
tener una imagen inexacta de si
misma, esperaríamos que en el
estudio tenderán a escoger una
interpretación errónea de su perso-
nalidad, aun en el supuesto de que
la astrología haya proporcionado
el resultado exacto. Para evaluar
este sesgo, se diseñó un control
que consistió en facilitar a los
sujetos participantes el resultado
de su propio test CPI junto con
otros dos escogidos al azar entre el
resto de miembros del grupo, sin
saber cuál era cuál, debiendo esco-
ger de entre los tres el que a su jui-
cio mejor encajaba con su perso-
nalidad.
P
ROCEDIMIENTO EXPERIMENTAL Y
RESULTADOS
Tan pronto los participantes en el
estudio completaron sus respecti-
vos cuestionarios
del test CPI para
determinar su perfil
psicológico de per-
sonalidad, se les
asignó un código de
5 cifras al azar, de
manera que desde
ese momento y du-
rante todo el des-
arrollo del estudio se mantuvo
oculta la identidad de cada sujeto,
tanto para los experimentadores
como para los mismos participan-
tes (sujetos y astrólogos), técnica
que, como hemos descrito ante-
riormente, se denomina "doble
ciego".
Para la parte 1 del estudio, los
sujetos recibieron dos sobres, el
primero contenía el material nece-
sario para la selección de la inter-
pretación de su propia carta natal,
esto es, las tres interpretaciones de
cartas natales, una hoja preimpresa
para las repuestas, el cuestionario
sobre su opinión de la astrología y
sobre si ya se habían hecho una
carta natal con anterioridad, y un
folleto de instrucciones generales.
El segundo sobre contenía el mate-
rial necesario para la selección de
su propio perfil CPI, esto es, los
tres perfiles CPI, una hoja preim-
presa para las repuestas, un libreto
descriptivo de las características
del test CPI, y un folleto de ins-
trucciones generales.
Para la parte 2 del estudio, los
astrólogos recibieron también dos
sobres, pero en dos etapas separa-
das. El primer sobre, en una pri-
mera etapa, contenía las cartas
natales que debían interpretar
(normalmente, unas cuatro por
astrólogo participante), una hoja
modelo con el formato dispuesto
para la interpretación de cada car-
ta natal, una hoja preimpresa para
las respuestas, y una hoja de indi-
caciones e instrucciones. El segun-
do sobre se
entregó en una
segunda etapa,
una vez todos los
astrólogos hubie-
ron completado
la primera etapa.
Este sobre conte-
nía las cartas
natales que habí-
an interpretado en la primera etapa
más tres perfiles de CPI por cada
carta, debiendo hacer correspon-
der la interpretación de cada carta
natal con el perfil CPI que mejor
se le ajustara de los tres respecti-
vos posibles, un libreto descriptivo
de las características del test CPI,
una hoja preimpresa para las res-
puestas, y un folleto de instruccio-
nes generales.
Para determinar la interpretación
de los resultados del estudio a
UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LA ASTROLOGÍA
el escéptico
43
En el estudio se pro-
curó que las tesis
astrológicas tuvieran
posibilidades razona-
bles de prosperar y, a
pesar de ello, la
astrología falló
background image
favor o en contra de la hipótesis
astrológica o la científica, se pos-
tuló el siguiente análisis estadísti-
co: si los resultados mostraban un
porcentaje de acierto superior en
2,5 desviaciones estándar a la pro-
babilidad del azar (33,3%), se con-
sideraría la hipótesis astrológica
como correcta. El margen de error
de 2,5 desviaciones estándar sobre
la media garantizaba una probabi-
lidad de error inferior al 0,05%.
Similarmente, se consideraría
correcta la hipótesis científica si el
porcentaje de acierto quedaba
comprendido dentro de la probabi-
lidad del azar con un margen de
variabilidad de ± 2,5 desviaciones
estándar.
Los resultados de la parte 1 del
estudio se muestran en las figuras
3 y 4. En la figura 3 puede obser-
varse que el grupo de sujetos test
escogió correctamente en primer
lugar su interpretación de carta
natal el 33,7 ±5,2% de las veces, lo
cual representa un nivel de proba-
bilidad consistente con el azar,
esto es, la 1/3 parte de las veces
dentro del margen de error de 2,5
veces la desviación estándar. La
hipótesis astrológica postulaba que
el porcentaje de acierto en primer
lugar sería como mínimo del 50%,
hecho que no sucedió. Tanto en
segundo como en tercer lugares
los porcentajes de acierto se
mantuvieron también dentro de
los márgenes consistentes con el
azar, y las diferencias entre gru-
pos test y grupos control nunca
fueron estadísticamente significa-
tivas. No obstante, de esta parte
del experimento cabe destacar el
alto porcentaje de acierto en pri-
mer lugar que mostraron los suje-
tos control, que se aproximó, aun-
que sin superarlo, al nivel del
33,3% + 2,5 desviaciones están-
dar. Dado que los sujetos control
recibieron exactamente las mismas
interpretaciones de carta natal que
los sujetos test, sin haber nacido en
el mismo instante ni lugar, este
hecho debe considerarse una fluc-
tuación estadística normal.
Más ilustrativos fueron los resulta-
dos de la prueba en que los sujetos
debían escoger su propio perfil
CPI de entre tres opciones. Tal
como muestra la figura 4, los suje-
tos test escogieron correctamente
en primer lugar el perfil CPI de si
mismos menos de la mitad de las
veces (44,6 ±6,3%), y dentro de
los márgenes que corresponderían
a una elección al azar (33,3% ± 2,5
veces la desviación estándar). Los
porcentajes de acierto en segundo
y en tercer lugar se mantuvieron
también dentro de los márgenes
consistentes con el azar, y tampo-
co esta vez se observaron diferen-
cias significativas entre los resul-
tados de los sujetos test y los suje-
tos control.
De los resultados de esta primera
parte del estudio se deduce que, a
pesar de que los sujetos del grupo
el escéptico
44
Figura 3. Datos de los sujetos seleccionando su interpretación de carta
natal (media ± D.E.). (Cortesía de los autores)
Figura 4. Datos de los sujetos seleccionando su propio perfil CPI
(media ± D.E.). (Cortesía de los autores)
background image
test acertaron en la selección de su
carta natal con una probabilidad
equivalente a la del azar, estos
resultados por sí solos no sirven
para refutar la hipótesis astrológi-
ca, ya que se pudo comprobar tam-
bién que los mismos sujetos fue-
ron incapaces de reconocer su pro-
pio perfil CPI a un nivel superior
al del azar. Es posible que real-
mente la gente no sepa reconocer
una descripción detallada de sí
misma, pero existen otras razones
igualmente válidas que pueden
explicar este efecto, como por
ejemplo que los sujetos evitan
admitir ciertos rasgos de su perso-
nalidad que el test CPI delata y por
ello tienden a escoger otros test
CPI
más "positivos", o que el pro-
pio test CPI no evalúa el tipo de
atributos que la gente pueda reco-
nocer fácilmente. En cualquier
caso, si los sujetos no pueden reco-
nocer una descripción minuciosa
de sí mismos, entonces el resulta-
do del experimento no nos propor-
cionará ningún dato
de valor, indepen-
dientemente de lo
bien que funcione la
astrología. En con-
secuencia, la infor-
mación que un suje-
to pueda facilitar
sobre sí mismo no es
un test válido para la
astrología, y este es
un problema que afecta a un 30%
de los experimentos que han mos-
trado un efecto significativo de la
astrología.
Los resultados de la parte 2 del
estudio, la correspondiente a los
astrólogos, resultaron más esclare-
cedores que los de la parte 1. En la
figura 5 se observa que los astrólo-
gos seleccionaron correctamente
en primer lugar el perfil CPI del
sujeto al cual correspondía la carta
natal en un porcentaje del 34,0 ±
4,4%, muy en acuerdo con la hipó-
tesis científica del 33,3%, equiva-
lente al azar, y en fuerte desacuer-
do con la hipótesis astrológica, que
predecía un acierto del 50% como
mínimo. Los porcentajes de acier-
to en segundo y tercer lugar tam-
bién se mantuvieron también den-
tro de los márgenes del azar.
Cuando se tuvo
en cuenta la
puntuación, de
1 a 10, otorgada
por los astrólo-
gos al nivel de
exactitud con el
que el perfil
CPI selecciona-
do se ajustaba
la interpretación de carta natal, se
observó lo siguiente: cuando se
consideraba todo el grupo de perfi-
les CPI seleccionados como en
primer lugar, que incluía tanto las
acertadas como las falladas, la
mediana de puntuación otorgada
era de 8, y cuando sólo se conside-
raban los perfiles CPI acertados, la
mediana de puntuación era tam-
bién de 8. Si la hipótesis astrológi-
ca fuera correcta, se esperaría que
la puntuación obtenida en los per-
files CPI acertados fuera más alta
que en el total del grupo que inclu-
ía los acertados y los fallados. La
misma situación se observó cuan-
do se valoraron los resultados en
los aciertos en segunda y tercera
opciones, con notas medianas de 6
y 3, respectivamente. La hipótesis
científica predice que, cualquiera
que fuera la puntuación otorgada
por los astrólogos, éstos escogerí-
an la respuesta correcta 1/3 parte
de las veces, como así sucedió.
C
ONCLUSIONES DE ESTE ESTUDIO
Los resultados de este estudio per-
miten dictaminar claramente en
contra de los postulados de la
astrología natal tal como la practi-
can astrólogos de reputación. En el
estudio se puso exquisito cuidado
en evitar cualquier sesgo en los
resultados, y se trabajó con exper-
tos profesionales astrólogos, reco-
nocidos en su ámbito, que aporta-
ron sugerencias razonables al dise-
ño del experimento y dieron su
aprobación final al mismo. En
definitiva, se procuró que las tesis
astrológicas tuvieran posibilidades
razonables de prosperar y, a pesar
de ello, la astrología falló. Usando
técnicas de doble ciego, los astrólo-
gos fueron incapaces de hacer pre-
dicciones, por lo que este estudio
UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LA ASTROLOGÍA
el escéptico
45
Los resultados de
este estudio permiten
dictaminar claramente
en contra de los pos-
tulados de la astrolo-
gía natal tal como la
practican astrólogos
de reputación
Figura 5. Datos de los astrólogos aparejando cartas natales y perfiles CPI
de los sujetos (media ± D.E.). (Cortesía de los autores)
background image
refuta de manera determinante la
hipótesis astrológica: la conexión
entre la posición de planetas y
otros objetos astronómicos en el
momento de nacimiento de un
sujeto y su personalidad, no existe.
CONCLUSIONES
GENERALES
Mediante los conocimientos que
nos proporciona la ciencia, gracias
al uso del método científico,
hemos visto que la astrología no
tiene fundamento alguno, que se
trata de una pseudociencia total-
mente irracional y sin base cientí-
fica. Una astrología supuestamen-
te científica debería participar de
las características del método cien-
tífico. Los astrólogos deben
demostrar lo que afirman, cosa que
no han hecho en toda su historia.
Por su parte, la postura de los cien-
tíficos no debe ser muy agresiva,
sino que usando de los instrumen-
tos de que disponen, deben inten-
tar colocar a la astrología en su
lugar, como una falsa ciencia, y
divulgar esta postura al resto de la
comunidad científica, para que lle-
gue finalmente, sin prisa pero sin
pausa, al resto de la sociedad.
En 1975, más de 180 eminentes
científicos, entre ellos veinte pre-
mios Nóbel, firmaron un manifies-
to en contra de la astrología. El
famoso científico Carl Sagan, así
como unos cuantos científicos
más, se negaron a firmarlo, no por
estar a favor de la astrología, sino
por otras dos razones: porque en el
manifiesto se criticaba muy autori-
tariamente el que la astrología se
había gestado históricamente en la
superstición (pues en ella se gesta-
ron también la meteorología, la
medicina, la astronomía...) y por-
que consideraba que no merecía la
pena afirmar públicamente lo que
es obvio.
En 1990, más de 250 astrónomos
españoles suscribieron el mani-
fiesto, con lo cual contribuyeron
en la divulgación de la razón fren-
te a la irracionalidad, la magia y el
misticismo, divulgación a la que
antes aludíamos.
Obviamente, no se trata de prohi-
bir la confección de horóscopos,
sino de concienciar a la sociedad
de que deben tomarlos como puro
entretenimiento, como algo ocioso
o para diversión. Lo que es acha-
cable a la astrología es su realidad
actual, su alta presencia en todos
los ámbitos, y las ganancias que
obtienen los astrólogos con sus
predicciones ficticias, a costa de la
ignorancia y la credulidad popular.
Una vez más, en un nuevo intento,
ha llegado la hora de intentar
parar, pacífica y esmeradamente,
tanta afluencia de afirmaciones
pretenciosas y de pura charla-
tanería.
Ramón Espax Royes y
Jordi Bozzo Mulet
Aster, Agrupació Astronòmica
de Barcelona
BIBLIOGRAFÍA:
- Toharia, Manuel (1993): Astrología
¿ciencia o creencia?
McGraw-Hill.
- Carlson, S. (1985): Nature vol 318, 5
- Armentia, Javier y Sabadell, Miguel
Ángel (1990): Tribuna de Astronomía
nº 56/57
- Sagan, Carl (1982): Cosmos. Plane-
ta.
- Sagan, Carl (1997): El mundo y sus
demonios
. Planeta.
NOTA DEL EDITOR
1.- La problemática de la existencia de
un décimo planeta ya ha sido plantea-
da recientemente de nuevo, con datos
más sólidos que nunca, con motivo del
descubrimiento de un nuevo cuerpo,
situado en algunos momentos a más
del doble de la distancia de Plutón, y
con quizás el doble del tamaño de éste,
que de momento sólo recibe el nombre
de 2003 UB313. Ver nota 2, pág. 33.
el escéptico
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