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I
mmanuel Velikovsky
nació en Vitebsk
(Rusia) el 10 de
junio de 1895 en el seno
de una familia judía.
Después de realizar los
estudios primarios en
Moscú, viaja con 17
años a Palestina, enton-
ces una provincia turca.
A su vuelta inicia sus
estudios de medicina
que concluye en 1921 en
la Universidad de
Moscú. Se especializa
en psiquiatría y ejerce su
profesión durante 15
años en Palestina siguiendo la
escuela del psicoanálisis de S.
Freud. En el verano de 1939 se
desplaza a los Estados Unidos para
proseguir su trabajo. Allí iba a
cambiar su trayectoria profesional,
al interesarse por un tema que le
ocuparía el resto de su vida: las
catástrofes cósmicas, que compa-
ginaría con la investigación sobre
temas de la Biblia y la mitología.
En 1950 publicó el libro Worlds in
Collision
donde señalaba que se
habían producido catástrofes cós-
micas en tiempos históricos. El
apoyo a su teoría consistía en des-
cripciones de carácter mítico tanto
de la Biblia como de otras culturas
(egipcia, azte-
ca, hindú y
china)
1
. Hasta
su fallecimien-
to, en 1979,
siguió defen-
diendo apasio-
nadamente sus
ideas.
La idea central
se basaba en la
formación de
un gran come-
ta a partir de
una escisión del
planeta Júpiter
hace unos 4.000 años. En su cami-
no hacia el
interior del
Sistema Solar
el cometa se
habría acerca-
do a la Tierra y
Marte,
per-
diendo su cola
y concluyendo
su peripecia al transformarse en el
actual planeta Venus
2
. Como con-
secuencia de la perturbación sufri-
da durante este proceso por Marte,
éste se habría aproximado con
gran peligrosidad a la Tierra al
menos en dos ocasiones: el 26 de
febrero del 746 a.C. y poco des-
pués el 23 de marzo de 686 a.C.
Tal acontecimiento habría cambia-
do el sentido de rotación de la Tie-
rra
3
, suceso reflejado en la parada
bíblica del Sol narrada en el libro
de Josué: “El Sol se mantuvo quie-
to en medio del firmamento y no
se puso en todo el día”.
Isaac Asimov propone la existen-
cia de dos tipos de heterodoxos o
heréticos en ciencia. Los llamados
“endoheréticos” son aquellos que
surgen dentro del mundo profesio-
nal aceptando las reglas básicas
del método científico. Algunos de
los mayores científicos pueden
agruparse en esta categoría, posibi-
litando el cambio de paradigma
siguiendo la ter-
minología de
Thomas Kuhn y
convirtiéndose
en la nueva orto-
doxia. General-
mente pasan des-
apercibidos al
gran público.
Aunque resulte obvio, no todas las
ideas heterodoxas han seguido este
camino. Numerosos científicos han
perseguido “un sueño imposible”
con todo honestidad y calidad
científica.
Por otro lado nos encontramos a
los “heréticos externos”, que se
27
CIENCIA PATOLÓGICA
el escéptico
26
MUNDOS
EN
COLISIÓN
Tras desplazarse a los
EEUU, Velikovsky cambió
su trayectoria, al interesar-
se por un tema que le ocu-
paría el resto de su vida:
las catástrofes cósmicas
el escéptico
Immanuel Velikovsky
hacia 1942
autoexcluyen de las reglas del
mundo científico tratando de
atraer la atención del gran público.
No tratan de resolver misterios de
la ciencia, sino más bien crearlos
sin posibilidad de ser contradichos
por hechos o experimentos, lo cual
hace poco menos que imposible la
discusión con los científicos. Los
lectores de El Escéptico pueden
fácilmente incluir en esta categoría
a numerosos personajes que, por
desgracia, se asoman con frecuen-
cia a los medios de comunicación.
Podríamos calificar a Velikovsky
como un híbrido en esta clasifica-
ción. Dotado de una base científi-
ca, siguió en sus publicaciones
las reglas básicas de la ciencia,
no rehuyendo la discusión
abierta en congresos cientí-
ficos sobre los hechos que
apoyaban su teoría
4
. Como
un ejemplo podremos citar
que fue consciente de que la
teoría de gravitación de
Newton no permitía tales
danzas planetarias en un
tiempo tan reducido. Para
salvar el problema recurrió
a un pretendido papel domi-
nante de las interacciones
electromagnéticas en la
dinámica planetaria
5
.
Las ideas de Velikovsky
fueron ampliamente debati-
das en los medios de comu-
nicación, alcanzando un
fuerte apoyo popular. Sin
embargo, la reacción entre
los científicos fue rápida y
claramente en contra. La
versión original de Worlds
in Collision
fue publicada
por la editorial McMillan, a
la cual se le declaró un boi-
cot por parte de la Asocia-
ción para el Avance de la
Ciencia
6
. Después de haber
vendido 55.000 ejemplares
en tan sólo dos meses, McMillan
cedió sus derechos a Doubleday.
Velikovsky siguió publicando otros
libros en apoyo de su teoría que se
citan al final de este artículo.
La citada Asociación para el Avan-
ce de la Ciencia organizó un
congreso sobre el tema en
1974. Los principales
trabajos aparecieron en
un libro editado por
Donald Goldsmith y
publicado por la Uni-
versidad de Cornell.
Archivo
Cortesía autor
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que había dejado también de ser
inmutable después de la supernova
observada en 1572 por Tycho
Brahe (1546-1601).
Pocos años después de la asevera-
ción de Laplace, Henri Poincaré
(1854-1912) llamó la atención
sobre la existencia de procesos no
lineales en la naturaleza, siendo el
pionero de la teoría del caos. En lo
relativo al sistema Solar, advirtió
que las órbitas de los planetas pue-
den verse perturbadas por la
acción gravitacional de los plane-
tas mayores. Estas se manifiestan
tanto en cambios de los paráme-
tros orbitales (p. ej. excentricidad)
como en variaciones en las incli-
naciones de los ejes de rotación.
Los cálculos indican que, por
ejemplo, Marte ha sufrido grandes
variaciones, quizás de hasta 75
grados, en la inclinación de su eje
de rotación. Las oscilaciones en
los parámetros orbitales de la Tie-
rra han sido mucho menores, segu-
ramente por la presencia de un
satélite tan masivo como es nues-
tra Luna.
Precisamen-
te la Luna
n o s h a c e
c o n s i d e r a r
que los pla-
netas podrían
h a b e r s e
ganado su
significado
etimológico
de “viaje-
ros”
8
. Hace
unos 4.200
millones de años un objeto del
tamaño de Marte habría colisiona-
do con la Tierra, con la formación
de la Luna como resultado de tal
acontecimiento. Velikovsky se
habría confundido fundamental-
mente en la ubicación temporal de
su teoría.
En la última década se han descu-
bierto más de cien planetas extra-
solares. Quizás el resultado más
llamativo ha sido la situación de
planetas gigantes en la proximidad
de la estrella.
Dado que difí-
cilmente se
hubiera podido
acumular sufi-
ciente materia
para su forma-
ción en tal
zona, hemos de
admitir un pro-
ceso de emi-
gración de los
planetas gigan-
tes desde las
regiones más
exteriores del
sistema hasta
las más interio-
res. Nos vamos
a encontrar de
nuevo con pla-
netas errantes,
que posiblemente habrán destruido
en su viaje, o al menos perturbado
seriamente sus
órbitas, a los
pequeños pla-
netas de tipo
terrestre que se
h u b i e r a n
encontrado en
su camino.
Evidentemente
este no ha sido
el caso de
nuestro Siste-
ma Solar. Por
alguna razón
todavía no aclarada del todo, en
nuestro sistema se ha conservado
la perfecta agrupación de planetas
gigantes en el exterior y rocosos o
terrestres en el interior. Aspecto
que sin duda ha desempeñado un
papel esencial en que la vida se
haya originado y mantenido
durante miles de millones de años
en nuestro planeta.
Ahora bien, la estabilidad de los
planetas no se ve únicamente alte-
rada por tales
procesos. La
formación del
Sistema Solar
no sólo dio
lugar a cuerpos
relativamente
grandes, como
el Sol, los pla-
netas y los
satélites, sino
que quedaron
u n a e n o r m e
c a n t i d a d d e
pequeños cuer-
pos que cono-
cemos con el
n o m b r e d e
cometas y aste-
roides. Con-
centrados los
primeros en las
nubes de Oort y Kuiper y los
segundos en el cinturón que lleva
su nombre. En determinadas cir-
cunstancias estos cuerpos pueden
penetrar al interior del Sistema
provocando durante muchos siglos
el temor de los humanos ante algo
que perturbaba la tranquilidad de
los cielos.
EL UNIVERSO CATAS-
TRÓFICO
Visto con la perspectiva de varias
décadas el principal mérito de
Velikovsky fue llamar la atención
a la comunidad científica sobre el
hecho de que no vivimos en un
planeta aislado del exterior.
Numerosos objetos han golpeado
nuestro planeta y pueden seguir
haciéndolo en el futuro.
Pocos años después de la muerte
de Velikovsky, Luis y Walter Álva-
MUNDOS EN COLISIÓN
el escéptico
29
Un joven e impetuoso Carl Sagan
se convirtió pronto en un símbolo
de tal movimiento, que podemos
comparar con los que hoy en día
existen contra el creacionismo o
las pseudociencias en general. De
las numerosas objeciones plantea-
das podríamos destacar las
siguientes:
- Para que el cometa alcanzara la
velocidad necesaria (60 km/seg)
para liberarse de la atracción gra-
vitatoria de Júpiter, el proceso de
su eyección precisaría de un apor-
te energético varios órdenes de
magnitud mayor que los fenóme-
nos más energéticos que se obser-
van en el Sol. Una velocidad lige-
ramente mayor (63 km/seg) lo
habría lanzado fuera del Sistema
Solar.
- Si realmente la Tierra se hubiera
frenado e invertido su sentido de
rotación, y esto
hubiera ocurrido
en unas escalas
temporales de
pocos centena-
res de años, la
energía disipada
habría ocasiona-
do la evapora-
ción casi total de
los océanos.
Asimismo se
habría violado
uno de los prin-
cipios básicos de la Mecánica, la
conservación del momento
angular
7
.
- Existen dificultades insalvables
para que una órbita altamente
excéntrica, como la que tendría el
pretendido gran cometa, se hubie-
ra convertido en la prácticamente
circular del planeta Venus en unos
pocos cientos de años.
En cualquier caso las ideas del psi-
quiatra ruso no eran tampoco muy
originales. La idea del catastrofis-
mo tenía una amplia tradición.
¿ G R A D U A L I S M O O
C ATA S T R O F I S M O ?
Durante el siglo XIX se desarrolló
uno de los debates más interesan-
tes de la Historia de la Ciencia: la
edad de nuestro planeta. En el
mundo occidental se había estima-
do en unos pocos miles de años
basándose en las narraciones de la
Biblia. Fueron los geólogos los
primeros que empezaron a mostrar
evidencias sobre una edad de bas-
tantes millones de años. La discu-
sión se centró también en la forma
en que había transcurrido la evolu-
ción de las especies biológicas.
Geólogos como James Hutton
(1726-1797) y Charles Lyell
(1797-1875) defendieron la idea
de una Tierra antigua pero en la
que la evolu-
ción se había
producido de
manera gra-
dual, idea a
la que se
sumó Char-
les Darwin
(1809-1882)
con su cono-
cida frase
natura non
facit saltum
”.
La idea de
que “el presente es la clave para
entender el pasado” resumía esta
escuela de pensamiento.
Estos principios fueron cuestiona-
dos por el francés Georges Cuvier
(1769-1832) quién, basándose en
observaciones de sedimentos geo-
lógicos, apoyaba que la evolución
biológica se había llevado a cabo
por acontecimientos bruscos que
habían ocasionado la desaparición
de algunas especies y la emergen-
cia de otras. Los procesos que
podrían explicar el pasado no tení-
an necesariamente que ser los mis-
mos que los que configuraban la
realidad presente. Esta hipótesis
conducía a una Tierra muy joven
en la que encajaba perfectamente
una catástrofe global como la del
Diluvio Universal de la Biblia.
Hoy en día sabemos que las dos
ideas no resultan tan contrapuestas
en sus bases de partida como pare-
cían entonces. La historia de la
Tierra, y de otros cuerpos del Sis-
tema Solar, se puede componer
por un trasfondo gradual super-
puesto por varios acontecimientos
bruscos, cuya frecuencia e intensi-
dad han ido decreciendo con el
tiempo.
LA ESTABILIDAD DE
N U E S T R O S I S T E M A
SOLAR
Colocar el movimiento de los pla-
netas en un modelo coherente
ocupó el quehacer de los astróno-
mos durante muchos siglos. Nico-
lás Copernico (1453-1543) situó al
Sol en su centro, proporcionando
una explicación más sencilla de la
órbita aparentemente errática de
Marte. Johannes Kepler (1571-
1630) estableció la base geométri-
ca con sus famosas tres leyes.
Finalmente Isaac Newton (1643-
1727) le dio la explicación física
con su ley universal de la gravita-
ción. El desarrollo posterior de la
matemática permitió a Pierre-
Simon Laplace (1749-1827) ase-
gurar que se podrían formular las
posiciones y movimientos relati-
vos de todos los componentes del
sistema en cualquier tiempo del
pasado o del futuro. El descubri-
miento de Neptuno a partir de pre-
vios cálculos matemáticos asegu-
raba un Universo armónico y fácil-
mente predecible. Un Universo
el escéptico
28
La idea se basaba en la for-
mación de un gran cometa
a partir de una escisión de
Júpiter hace unos 4.000
años. En su camino hacia
el interior del Sistema
Solar, éste se habría acer-
cado a la Tierra y Marte,
perdiendo su cola y conclu-
yendo su peripecia al trans-
formarse en Venus
En nuestro sistema se ha
conservado la perfecta agru-
pación de planetas gigantes
en el exterior y rocosos o
terrestres en el interior.
Aspecto que sin duda ha
desempeñado un papel esen-
cial en que la vida se haya
originado y mantenido
durante miles de millones de
años en nuestro planeta
Archivo
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cia de que un huracán o un terre-
moto pueden causar efectos devas-
tadores e impresionar profunda-
mente a los narradores de tal suceso.
Sin embargo,
s u s c o n s e -
cuencias sobre
el planeta en
su conjunto
son totalmente
marginales.
Algo esencial
a un científico
es el conoci-
miento de los
ó r d e n e s d e
magnitud de los procesos que estu-
dia. Velikovsky se había confundi-
do gravemente en los órdenes de
magnitud de las colisiones cósmi-
cas. Los centenares de millones de
años los había reducido a unos
pocos cientos. Sin embargo, no iba
a constituir una excepción en la
historia de la ciencia. Años des-
pués de Worlds in Collision otro
asunto llevó la atracción gravitato-
ria a los medios de comunicación
con el llamado “efecto Júpiter”. La
alineación planetaria del año 1982
iba a ocasionar un período de
catástrofes. Una cadena de relacio-
nes entre la atracción gravitatoria
de los planetas, el nivel de activi-
dad solar
10
y el aumento del viento
solar provocaría perturbaciones en
la Tierra en forma de cambios en
el eje de rotación y en un aumento
apreciable de los terremotos. El
cálculo erróneo de los órdenes de
magnitud llevaba de nuevo una
predicción científica a los titulares
de prensa. Pasado el 1982 los auto-
res señalaron que en realidad su
predicción se había cumplido pero
con antelación, en 1979, basándo-
se en la coincidencia con el máxi-
mo del ciclo de actividad solar.
El registro de temperaturas y otros
parámetros atmosféricos del pasa-
do a partir de los sondeos de los
hielos polares constituyó la prueba
decisiva de que las catástrofes glo-
bales de Velikovsky no habían
tenido lugar.
Sin embargo,
en nuestros
días persis-
ten algunos
grupos que
c o n t i n ú a n
defendiendo
su teoría
11
.
Generalmen-
te coinciden
con funda-
mentalistas
religiosos y ya sabemos a donde
han conducido tales ideas a la
humanidad, desde los tiempos más
remotos a los de más rabiosa
actualidad.
Permitirme que termine este traba-
jo con una frase de Carol Travis,
generalizable también a lo que
conocemos como esoterismo:
“Uno de los descubrimientos más
sólidos de las ciencias sociales es
que cuando un sistema de creen-
cias se encuentra con claras evi-
dencias en contra, es decir cuando
la fe se confronta con los hechos,
estos últimos son claramente sacri-
ficados”.
Manuel Vázquez Abeledo
Instituto de Astrofísica de Canarias
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tura Económica.
NOTAS
1. En este trabajo nos limitaremos a
comentar los aspectos astronómicos
de la hipótesis. Existe en la obra de
Velikovsky un aluvión de críticas a
referencias históricas, destacando las
relativas a la cronología egipcia. Sin
embargo, el paso de los años permite
comprobar que también en este
campo la huella de su hipótesis no ha
dado lugar a ningún cambio.
2. Se adaptó literalmente a las narra-
MUNDOS EN COLISIÓN
el escéptico
31
rez empezaron a presentar pruebas
de que la extinción masiva de
especies biológicas a final del Cre-
tácico se debió al impacto de un
cometa o un
asteroide. La
identificación
de cráter del
impacto, el de
Chicxulub en
las costas de
Yu c a t á n , h a
constituido la
prueba definiti-
va, la “pistola
humeante” del
crimen. En los
ú l t i m o s 5 0 0
m i l l o n e s d e
años se señalan
o t r o s c u a t r o
p e r í o d o s d e
e x t i n c i o n e s
m a s i v a s . A l
menos en uno
de ellos, el del
Pérmico hace
250 millones de años, se han
encontrado pruebas similares al
que marcó el final del Cretácico.
Hoy en día se acepta plenamente
que cometas y asteroides se mue-
ven en las proximidades de la Tie-
rra y en cualquier momento pue-
den colisionar con ella. Sin duda la
Tierra es un sistema abierto inter-
cambiando energía y materia con
sus alrededores.
Si ampliamos nuestra escala espa-
cial y temporal veremos que todas
las concentraciones de materia en
el Universo terminan colisionando
entre ellas. La interacción gravita-
cional es la más débil de las cuatro
que se conocen pero, contando con
un período adecuado de tiempo, es
la que configura la estructura del
Universo. Nuestra galaxia ha atra-
ído a su interior a varias de las
galaxias enanas que la rodeaban y
en un futuro lejano podrá sufrir
una colisión con nuestra vecina, la
galaxia de Andrómeda. El telesco-
pio espacial Hubble nos ha propor-
cionado imágenes espectaculares
de galaxias en
colisión. Las
estrellas coli-
sionan tam-
bién entre ellas
y en algunos
casos terminan
“devorando” a
alguno de sus
planetas cir-
c u n d a n t e s .
Recientemente
se ha sugerido
que en el pasa-
do nuestro Sis-
t e m a S o l a r
p u d o h a b e r
c o l i s i o n a d o
con otro veci-
no, en cuyo
p r o c e s o s e
podrían haber
intercambiado
alguno de los cuerpos situados en
su periferia
9.
En las últimas décadas V. Clube y
B. Napier han elaborado una teoría
que si bien nos
r e c u e r d a a
Ve l i k o v s k y
r e s u l t a , a l
menos, plausi-
ble. Se basa en
un gran come-
ta que hace
unos 20.000-
30.000 años se
transformó en
uno de corto
período (3,3
años). En sus pasos por el interior
del Sistema Solar provocó dife-
rentes crisis climáticas de las que
han quedado evidencias en la
mitología y los registros históri-
cos. El complejo de meteoritos de
las Táuridas y el cometa Encke
serían los restos de su desintegra-
ción durante uno de sus pasos cer-
canos a la Tierra. La principal
diferencia con Velikovsky, además
del tamaño de los objetos, radica
en que Clube y Napier han cons-
truido un modelo físico posible y
tan sólo después han buscado
apoyo en la historia y mitología,
mientras que la base misma del de
Velikovsky se encuentra en dichas
narraciones.
A la teoría de Velikovsky le falta-
ba algo esencial para poderse veri-
ficar según las reglas del método
científico: el aporte de pruebas
consistentes. La interpretación de
una narración histórica como evi-
dencia de un proceso físico debe
de hacerse únicamente después de
estudiar cuidadosamente las con-
secuencias de tal relación. En este
sentido el conocido paleontólogo
S. J. Gould (1940-2002) señalaba
tres fallos básicos en la hipótesis
de Velikovsky:
a) Similitud en las formas refleja
simultaneidad de aparición. Los
cráteres de impacto que observa-
mos en los distintos cuerpos del
S i s t e m a
S o l a r s o n
similares en
f o r m a , y a
que obedecen
a l m i s m o
proceso físi-
co, pero no
han ocurrido
simultánea-
mente.
b) Suposi-
ción de que los acontecimientos
son repentinos debido a que sus
efectos son grandes.
c) Inferencia de acontecimientos a
escala global a partir de catástrofes
locales. Tenemos una clara eviden-
el escéptico
30
V. Clube y B. Napier han
elaborado una teoría que
recuerda de lejos algo la
de Velikovsky. La principal
diferencia, además del
tamaño de los objetos,
radica en que Clube y
Napier han construido un
modelo físico posible
Algo esencial es el conoci-
miento de los órdenes de
magnitud de los procesos
que se estudian. Velikovsky
se confundió gravemente en
los órdenes de magnitud de
las colisiones cósmicas. Los
centenares de millones de
años los había reducido a
unos pocos cientos
Archivo