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44 (2004) el escéptico
Ú
ltimamente se están dando grandes pasos
en la instauración del hidrógeno como
combustible para mover automóviles y
autobuses.
Uno de los últimos ejemplos es el de una
gasolinera en Reykjavik (Islandia) que además de
normal, súper y gasoil, tiene hidrógeno.
La noticia en sí —en mi opinión— es muy
buena, pues es un paso más en la dirección de
disminuir nuestra dependencia del petróleo.
El hidrógeno lo obtienen por electrólisis, es
decir, el agua se descompone en hidrógeno y ox
í-
geno a partir de electricidad que procede del
calor del suelo: energía
geotérmica. Por tanto,
estamos ante una energía limpia de verdad, de lo
cual nos felicitamos. No hay desprendimiento de
gases de efecto invernadero ni de compuestos
que producen lluvia ácida en ninguna de las fases
del proceso. Hay un pequeño problema, si se
escapa el hidrógeno sin convertirse en agua
podría dañar la capa de ozono.
Hasta aquí nada que tenga que ver con las
pseudociencias. Éstas surgen cuando leemos
algunos de los artículos publicados sobre el tema.
Por ejemplo, en la página de Internet
Iceland
Naturally (http://www.icelandnaturally.com/web-
zine/webzine_july_01.html) se dice: “A la vez que
escasean las reservas de combustibles fósiles y
nucleares, el mundo está mirando a fuentes de
energía alternat
i
vas. Ocurre que el hidrógeno es
abundante y se espera que se convierta en una de
las fuentes de energía más importantes del futuro”.
¿Le ha saltado a usted a la vista la falacia? ¿Se
ha dado cuenta de la fuerte dosis de pseudocien-
cia implícita en esta afirmación que se repite con
frecuencia en muchos medios?
El hidrógeno prácticamente no existe en esta-
do libre en la superficie de la Tierra. Para obte-
nerlo hay que emplear energía. Por tanto, no es
una
fuente de obtención de energía. Es una cosa
muy interesante: una
forma de almacenarla, pero
no es una fuente de energía.
Frases como ésta y peores se leen con fre-
cuencia. Me da la sensación de que se ha dotado
a todo lo relativo al hidrógeno de una cierta aure-
ola de mágico, cuando la verdad es que de magia
hay poco.
El hidrógeno prácticamente
no existe en estado libre en
la superficie de la Tierra.
Para obtenerlo hay que
emplear energía. Por tanto,
no es una fuente de
obtención de energía. Es una
cosa muy interesante: una
forma de almacenarla, pero
no es una fuente de energía.
Muchas veces he leído que los coches de
hidrógeno son limpios. Son verdes y ecológicos.
Así dicho, sin más matizaciones, es falso. Me
explico, supongamos que el hidrógeno lo he obte-
nido mediante energía eléctrica que se ha genera-
do quemando petróleo. Obviamente, ese coche es
limpio en la ciudad donde circula, pues el único
De oca a oca
Del petróleo al hidrógeno y tiro
porque me toca
FÉLIX ARES
Coche de hidrógeno de BMW. (BMW)
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el escéptico (2004) 45
residuo que desprende es agua destilada, pero en
el proceso global de obtención de su energía
motriz es sucio, se producen dióxido de carbono,
óxidos nitrosos y azufres que pueden dar lugar a
lluvia ácida. Eso no significa que en este caso los
coches de hidrógeno—-o los eléctricos en general—
no sea útiles. Lo son para disminuir la contami-
nación en lugares concretos y llevarla a sitios ale-
j
ados de las poblaciones.
Supongamos ahora que el hidrógeno lo he
obtenido mediante bacterias transgénicas a partir
de basuras orgánicas. La fuente última de energía
es el Sol. En este caso estaremos ante un com-
bustible absolutamente limpio. E incluso algo
más, estamos reutili-
zando basuras.
Otro tanto po-
dremos decir del
hidrógeno obtenido
por medio de ener-
gía solar, eólica,
maremotriz, de las
olas, etc. Pero nunca
debemos olvidar
que el hidrógeno
actúa únicamente
como medio para
almacenar esas energías.
Una de las cosas que dificultan enormemente
el desarrollo de las energías más amigables con el
medio ambiente es la falta de un sistema de alma-
cenamiento eficaz y barato. Os cuento un ejem-
plo real, tengo un amigo que se ha ido a vivir al
campo. A su casa, bastante alejada del núcleo del
pueblo, no llegaba la electricidad. Pensó en insta-
lar paneles solares. El precio era caro, pero estaba
dispuesto a pagarlo, hasta que llegaron al punto
de las baterías y allí se le quitaron las ganas. No
sólo es que fueran caras, es que necesitaban un
gran mantenimiento y cambiarlas cada cuatro o
cinco años. Mi amigo, al verse ya mayor y tenien-
do que hacer el mantenimiento y el cambio de
baterías, desistió. Mandó poner la línea de
Sevillana de Electricidad y se acabó su problema
personal, aunque —por desgracia— ahora su con-
sumo eléctrico depende del petróleo.
Con los almacenes de hidrógeno, baratos y
con un mantenimiento prácticamente nulo, que
se están desarrollando, las molestias de las ener-
gías limpias disminuyen drásticamente. En el
caso de mi amigo, la energía solar se emplearía
para producir hidrógeno y sería éste el que pro-
dujera electricidad mediante células de combusti-
ble. El mantenimiento de los depósitos de hidró-
geno y de las células de combustible es mínimo.
Es más, podría añadir un generador eólico o cual-
quier otra forma de producir electricidad que
contribuiría a producir hidrógeno. Incluso formas
de producción marginal que no tienen interés por
sí solas pueden ser interesantes como un ele-
mento más que contribuye al hidrógeno de la
casa. Tener varias fuentes de hidrógeno puede
permitir suavizar los
desequilibrios. Por
ejemplo, en invierno
suele hacer mucho
viento (bueno para el
eólico), pero poco
Sol (malo para el
solar), tener dos sis-
temas conectados a
un único depósito
de hidrógeno puede
ayudar a tener una
producción de elec-
tricidad más equilibrada en todo momento.
El hidrógeno actúa como el gran sistema de
almacenamiento para todo tipo de energías y, al
hacerlo, puede facilitar la instalación de centrales
ecológicamente limpias que antes no se instalarí-
an, por infinidad de causas. Una por no ser auto-
suficientes. Por ejemplo, un aerogenerador para
una casa de campo que produzca electricidad es
barato, pero si tenemos que hacerlo convivir con
la red eléctrica normal, las instalaciones eléctricas
necesarias, son complejas y caras. Otra puede ser
la ubicación. Hay lugares con mucho viento, o
con mucho Sol tan alejados de los lugares de
consumo que hacen inviable su conexión a la red
eléctrica, pero si en vez de conectarlos, los utiliza-
mos para producir hidrógeno la cosa cambia.
Algo así han visto los argentinos y están creando
parques eólicos en la Pat
agonia con la misión de
producir hidrógeno. ■
De oca a oca
Autobús de hidreno de Mercedes Benz. (Mercedes Benz)