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ARP-SAPC
PREMIA
LA LABOR DE
FRANCISCO J. AYALA
EN
DEFENSA DE LA
CIENCIA
Y
EL
PENSAMIENTO CRÍTICO
El pasado 5 de octubre el biólogo español, afincado en
Estados Unidos, Francisco J. Ayala recibió el premio
Mario Bohoslavsky, otorgado por ARP-SAPC, como re-
conocimiento a su labor científica e intelectual en favor
del pensamiento crítico. Ana Román, viuda de Mario
Bohoslavsky, y Félix Ares, presidente de ARP-SAPC y
director del Kutxaespacio de la Ciencia, fueron los en-
cargados de entregar el galardón en el transcurso de
una cena homenaje celebrada en San Sebastián a la que
asistieron cuarenta miembros y simpatizantes de la aso-
ciación.
Ayala, que fue galardonado el pasado año con la más
importante de las distinciones científicas estadouni-
denses, la Medalla Nacional para la Ciencia, cuenta en
su haber con más de 750 artículos científicos publica-
dos, además de ser autor o editor de quince libros espe-
cializados. Como divulgador, ha escrito varias obras
publicadas en español como La naturaleza inacabada
(1994) y Teoría de la evolución (1994). Actualmente,
este destacado científico, nacido en Madrid en 1951, es
titular de la cátedra Donald Bren de Ciencias Biológicas
y profesor de Filosofía de la Universidad de California
(EEUU). Además, ha sido presidente de la Asociación
Americana para el Avance de las Ciencia (AAAS) y
miembro del Comité de Asesores de Ciencia y Tecnología
del Presidente de los Estados Unidos durante el man-
dato de Bill Clinton. El trabajo de Ayala se centra en la
genética de poblaciones y evolutiva, incluyendo el ori-
gen de las especies, la diversidad genética de las pobla-
ciones, el origen de la malaria, la estructura de población
de los protozoos parásitos y el reloj molecular de la evo-
lución. En sus obras ha reflexionado sobre la relación
entre ciencia y religión, así como sobre epistemología,
ética y filosofía de la biología.
Una de las facetas que distinguen al galardonado y
nuevo socio de ARP-SAPC, a la que hizo referencia
Félix Ares como “una labor de titanes”, es su lucha con-
tra el creacionismo y en defensa de la enseñanza de la
ciencia y el evolucionismo en el sistema educativo nor-
teamericano. En su breve alocución tras recibir el pre-
mio, Ayala afirmó que, “el libro del Génesis no es un
libro de texto de biología y es un sinsentido pretender
equiparar su enseñanza al de la ciencia”. El homena-
jeado subrayó que “a nivel intelectual sigue siendo un
problema la oposición de una minoría a la ciencia y al
pensamiento crítico y científico”, para concluir que “este
problema es como un dragón que resucita cada tres o
cuatro años, cuando creemos que ya está vencido”.
Francisco J. Ayala se suma a los filósofos Fernando
Savater y Victoria Camps, así como a Ramón Núñez, di-
rector de los Museos de la Ciencia de La Coruña, entre
los distinguidos con este premio, instituido en 1996
como reconocimiento al fallecido periodista científico
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Ayala con diferentes miembros de ARP-SAPC.
De izquierda a derecha (del lector), Julio Arrieta
–miembro del consejo asesor de la entidad y autor
de estas líneas–,Gustavo Vázquez, Francisco J. Ayala,
Pedro Luis Gómez Barrondo –Director Ejecutivo
de la asociación– y Leire Arrieta.
ARP-SAPC
ARP-SAPC
Francisco J. Ayala, de pie, en el momento de recibir el
premio, flanqueado a la izquierda del lector por Félix Ares,
presidente de ARP-SAPC y por Ana Román.
PRIMER CONTACTO
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Mario Bohoslavsky, pionero del escepticismo organiza-
do en España, director de la revista de divulgación
científica Algo y miembro fundador de ARP-SAPC.
é
Julio Arrieta
PREMIO
NÓBEL
AL DESCUBRIMIENTO
DE LA
IRRACIONALIDAD
HUMANA
Cada cuatro años la bolsa de Nueva York registra un
cierto descenso en espera del resultado de las eleccio-
nes presidenciales. Es razonable pensar que los inver-
sores se muestran precavidos ante la incertidumbre so-
bre el resultado de tan importantes comicios. Pero
también cada cuatro años, unos días
después, la bolsa registra un puntual as-
censo... ¡Sea cual sea el resultado! Uno
piensa que los inversores de Wall Stre-
et deberían ser personas inteligentes y
racionales, pero pierden enormes sumas
de dinero mientras esperan un resulta-
do que les es indiferente. Este tipo de
comportamientos aparentemente irra-
cionales no encontró su explicación has-
ta que los psicólogos Daniel Kahneman
y Amos Tversky publicaron a finales de los años seten-
ta una teoría sobre cómo los seres humanos tomamos de-
cisiones en situaciones de incertidumbre. La fundación
Nóbel acaba de reconocer esta aportación con el máxi-
mo galardón de la ciencia económica mundial otorgado
ex-aequo a Daniel Kahneman (Tversky murió en 1996).
Imagine el lector que las autoridades sanitarias es-
tán planificando una estrategia para hacer frente a una
extraña enfermedad que se predice que acabará con la
vida de 600 personas. Se han presentado dos programas
alternativos para luchar contra este mal, y asumiremos
que sus predicciones son exactas:
-Si se adopta el programa A, se salvarán 200 vidas.
-Si se adopta el programa B, hay un tercio de posi-
bilidades de que se salven las 600 personas, y dos
tercios de que no se salve nadie.
¿Cuál de los dos programas elegirías?
Si el lector muestra las mismas inclinaciones que la
mayoría de las personas entrevistadas por Kahneman y
Tversky elegirá el tratamiento A. Es una elección con-
servadora (quiero decir, poco arriesgada) que no podía
explicarse por la teoría dominante hasta entonces en
economía para la toma de decisiones, porque los dos
tratamientos tienen la misma utilidad esperada: en ta-
les términos, es lo mismo un tercio de salvar 600 que un
100% de salvar 200. Pero las personas no seguimos
este procedimiento y somos precisamente las personas
las que tomamos las decisiones. En el mismo experi-
mento, otro grupo de participantes recibió las alterna-
tivas siguientes:
-Si se adopta el programa A, morirán 400 personas.
-Si se adopta el programa B, hay un tercio de posi-
bilidades de que no muera nadie, y dos tercios de
que mueran las 600 personas.
El lector habrá podido apreciar que los programas A
y B equivalen exactamente a los anteriores. Se podría
decir que simplemente la información está redactada de
otro modo. Sin embargo, en este caso la gran mayoría de
las personas eligió el programa B (fueron arriesgados).
Kahneman y Tversky pudieron demostrar con éste y
otros experimentos que las personas al tomar decisiones
le damos un tratamiento distinto a las pérdidas que a las
ganancias, y que cuando se nos plantea un problema en
términos de pérdidas nos volvemos más conservadores
que cuando se hace en términos de ganancias. Preferi-
mos no perder que ganar, aunque en algunas situacio-
nes, como la mayoría de las económicas, una y otra cosa
vienen a ser lo mismo.
Ahora, con la entrada del euro, todos acumulamos mo-
nedas de cobre en nuestros bolsillos, en los monederos,
en los cajones y por todas partes. No conozco a nadie que
las tire. Sin embargo, poca gente las recoge si se las en-
cuentra por el suelo (su valor es suficiente para evitar su
pérdida pero no para forzar su ganancia). Tengo un ami-
go que, aunque podría permitírselo, no quiere contratar
a una persona para ayudarle en las tareas domésticas,
dice que no le merece la pena el gasto y prefiere hacer-
lo él mismo. No sé por qué, estoy seguro de que si le pro-
pongo que venga a mi casa a realizar la misma tarea por
el mismo precio que se ahorra en la suya, me va a decir
que no (¿no le merecería la pena?).
Kahneman y Tversky fundamentaron su teoría en
una serie de hallazgos que habían realizado sobre los
procedimientos que usamos las personas para estimar la
probabilidad de los fenómenos cotidianos. Por ejemplo,
parece que las personas nos solemos guiar por lo “re-
presentativo” que sea un cierto caso de la situación que
se nos plantea. Veamos la siguiente historia: “Linda es
una persona muy sensible. Se preocupa mucho por su
futuro y el de su familia, así que lee el horóscopo todos
los días. También acude a un echador de cartas de vez
en cuando, y lleva un cristal colgando del cuello para
que le proporcione energía positiva. Por nada del mun-
do pasaría por debajo de una escalera”.
Ahora vamos a considerar tres posibilidades:
a) Linda es una científica.
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PRIMER CONTACTO
ARCHIVO
Daniel Kahneman.