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mas personas en tiempo y dinero destinado a un públi-
co absolutamente cautivo y entregado, ya que estas revis-
tas acaban siendo, en general, “consumidas” únicamente
por los propios socios o simpatizantes de las organiza-
ciones escépticas, a los que les llega por suscripción
directa, por lo que no se suele cumplir uno de los prin-
cipales objetivos que figura, seguro, en los estatutos de
las respectivas entidades, y que consiste, nada más y
nada menos, que en la difusión del espíritu crítico y la
cultura entre el público en general.
Aunque hemos avanzado mucho y podemos jugar a
prever por dónde irán los tiros, aún nos queda un largo
camino por recorrer en este trayecto, en el que quizá po-
damos alguna vez plantearnos evitar ese derroche de
tiempo, imaginación, dinero e ideas en tantas iniciati-
vas, muchas de ellas de escaso alcance, y embarcarnos
en un proyecto de cooperación global con nuestros ve-
cinos ideológicos, con el fin de optimizar nuestros re-
cursos (que dejarían probablemente de ser escasos) y
realmente poder emprender acciones que pudieran
abarcar un mayor número de personas, y así poder in-
crementar nuestro “vecindario”.
é
Sergio López Borgoñoz
verano 2002
el esc
é
ptico
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COREL