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pública –TVE1– que vuelve a traer a Uri Geller 26 años
después, tras haberse publicado cómo se hacen sus tru-
cos? ¿Qué pensar de un presentador –José María Iñigo–
que tras 26 años vuelve a traer al mismo mago y vuelve
a decir que no hay truco, después de haber leído el libro
de Ramos Perera? Les recuerdo que en ese libro se ven
las fotos con el truco al descubierto tal como se emitió en
el programa de Iñigo. ¿Qué Iñigo no ha leído el libro? Lo
dudo. Yo mismo le envié una copia y me conocía per-
fectamente pues había estado en sus programas. ¿Qué
pensar de los responsables de los medios de comunica-
ción públicos –subrayo públicos– a los que sólo preocu-
pa la audiencia y hacen caso omiso de la calidad de los
programas que emiten? ¿Qué pensar de un parlamento
que tolera una televisión pública con programas de este
estilo y sigue financiándola con nuestro dinero? ¿Cómo
justifican dicho dinero? ¿Si hacen los mismos programas
basura que el resto de televisiones, el tener doble finan-
ciación –pública y privada–, no es competencia desleal?
¿Qué dicen nuestros gobernantes?...
Mis reflexiones siguen y siguen pero no quiero abu-
rrirles. Además no quiero ser fraudulento, el título era
“Doblar cucharas con la mente” y todavía no les he en-
señado a hacerlo.
Para doblar cucharas con la mente usted necesita el
intermedio de un ordenador. La máquina lee su electro-
encefalograma y aprende cómo diferenciar las señales
que usted produce cuando está activo y cuando se en-
cuentra en reposo. La máquina le pide que se relaje y
cuando usted lo logra, una cuchara virtual, representada
en el monitor del computador, se dobla. Sí, así, tal cual,
usted dobla la cuchara con el poder de su mente cuando
ésta está relajada. La relajación, tal como dicen los pa-
rapsicólogos, ya ven ustedes que resulta fundamental.
–Claro, pero eso es trampa, no es una cu-
chara de verdad.
No se preocupe, de momento, el pro-
grama informático, desarrollado por el Ko-
rea Research Institute, la dobla en una
pantalla de computador. Sin embargo, no
hay ningún problema en poner una cucha-
ra real en las manos de un robot y que éste,
al verle a usted relajado, doble la cuchara.
Como usted sea una persona tranquila
¡vaya gasto en cucharas!
BIBLIOGRAFÍA
Perera, Ramos (1975). Uri Geller al descu-
bierto
. Sedmay Ediciones.
Randi, James (1982). The truth about Uri
Geller
. Prometheus. (la edición revisada es
de 1982).
(F.A.de B.)
¿QUIERE USTED
SER
MILLONARIO
?
Para conseguirlo no necesita ir a ningún concurso. Sólo
tiene que demostrar eso que predica allá donde va: sus
poderes paranormales. Si es capaz de encontrar agua en
el desierto, de comunicarse con otras personas, de adi-
vinar el pasado de los demás, o “simplemente” mover
un autocar con el poder de su mente, el laboratorio
Zetetics está dispuesto a premiarle con 200.000 euros
(33.277.200 pesetitas). Claro, que antes deberá demos-
trarlo, porque los señores H. Broch, G. Majax, y J.
Theodor, responsables del premio, no están dispuesto a
dárselo a cualquiera.
primavera- verano 2001
el esc
é
ptico
7
ARCHIVO
Jose Mª Iñigo presenta a Uri Geller en el
programa Directísimo de TVE.
Félix Ares de Blas, doblacucharas aficionado y autor
de esta nota, ha doblado cucharas –por supuesto, di-
ciendo que era un truco: el mismo que emplea Uri– en
varios programas de ETB, en Teledonosti y en Loaca-
lia Guipúzcoa. También ha arreglado relojes estropea-
dos por radio, colapsando la centralita de Radio San
Sebastián, etc.
P
ARA MÁS INFORMACIÓN
sobre el Korea Research Ins-
titute en http://ard.etri.re.kr/eng/main.htm y
http://www.time.com/time/interactive/technology/brai
n_np.html.
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La historia del “desafío Zetetics” se remonta a 1982
cuando el doctor Henri Broch ofreció un premio de
10.000 dólares a la primera persona que demostrase
tener un poder paranormal. Posteriormente, en 1987, se
unieron al reto el también doctor J. Theodor y el presti-
digitador Gérard Majax. Con la adhesión también se
incrementó la cuantía del premio hasta llegar a los
500.000 francos franceses. Esta cantidad se duplicó en
1992 para conmemorar la candidatura nº 100 al desafío.
Finalmente, aprovechando la cercana unión monetaria,
los organizadores han “redondeado” la cifra hasta los
200.000 euros. Con tal recompensa, aquella persona
que afirme tener poderes paranormales no tiene excusa
alguna para no presentarse.
Para convencer al profesor Broch y a sus colabora-
dores hay que pasar una prueba en las condiciones
mínimas para demostrar que no hay fraude ni error posi-
ble. Todo empieza con lo que se denomina un “protoco-
lo”, que es un acuerdo entre ambas partes sobre qué
poder se pretende demostrar y cómo se va a comprobar.
Este primer paso ya es una criba importante de candi-
datos, pues muchos de ellos ni siquiera saben describir
cuál es su supuesto don. Una vez concretados todos los
detalles, se acuerda una fecha para realizar el experi-
mento, preferiblemente en el laboratorio Zetetics de la
Universidad de Niza, (Francia). Si quedara demostrada
la presunta facultad, el dinero se entregaría de forma
inmediata; en caso contrario el participante tiene dere-
cho a permanecer en el anonimato, aunque los resulta-
dos sí han de exponerse en público.
Philippe Boit es uno de los participantes más testa-
rudos del desafío. Tras llegar a un acuerdo con el labo-
ratorio, decidió probar su capacidad para encontrar
agua. El experimento consistía en proporcionar al zaho-
rí cajas de cartón opacas que contenían en su interior
un vaso. Este vaso podía estar lleno de agua o vacío (el
líquido elemento procedía indistintamente del grifo o de
una envasadora). Para demostrar sus poderes adivinato-
rios, Boit debía acertar en qué cajas estaban los vasos
vacíos y en cuáles estaban los vasos llenos con un por-
centaje mayor al que se obtiene pronosticando al azar.
Como era de esperar fracasó. Pero eso no le amilanó lo
más mínimo, y poco tiempo después ha firmado un pro-
tocolo para demostrar que es capaz de cambiar el sabor
del vino. Para justificarlo, deberá probar que es capaz
de cambiar el pH del mismo a través de la “magnetiza-
ción”.
Como Boit, otros zahoríes han caído derrotados en el
intento. Pero la lista de portentos paranormales no
queda ahí: R. Gefflot fracasó en el afán de mover un lin-
gote de oro situado en Bruselas (Bélgica) desde una
localidad de Gran Bretaña mediante “telekinesia”. L.
Fiore no fue capaz de comunicarse con su familia a tra-
vés de su péndulo y una fotografía. Y la señora K. Fitos,
que con la ayuda de “extraterrestres” adivinaba el color
de cualquier carta, no fue capaz de acertar más que
cualquier otro terrícola. Como bien dicen los organiza-
dores ni siquiera ha aparecido una mínima muestra de
estos supuestos poderes que hagan pensar que existan.
¿Qué impulsa, entonces, a estas personas a presen-
tarse? Aparte del suculento premio o la fama, parecen
estar tan convencidos de sus cualidades; de hecho lle-
van mucho tiempo “demostrándolas”, con cantidad de
testimonios que lo arropan. Sin duda todo un castillo de
naipes que se desmorona en el momento en que se hace
una simple prueba. Porque Broch y sus colaboradores
procuran diseñar experimentos sencillos y claros. Si un
psíquico posee el arte de la adivinación, debería ser
capaz de acertar el color de una simple carta, y si un
zahorí es capaz de hallar agua en el desierto, no existi-
ría ninguna traba para que la encontrara dentro de una
caja de cartón. Visto los demoledores resultados, a la
cita “afirmaciones extraordinarias requieren demostra-
ciones extraordinarias” se le podría añadir la coletilla:
“con experimentos simples”.
Así que ya sabe: si no tiene duda alguna sobre sus
poderes paranormales, adelante, no tiene nada que per-
der. Si aún requiere de alguna pruebecilla, cerciórese
de que no hay ningún detalle que haya pasado por alto.
El desafío Zetetics ha arrojado la pelota a su tejado. Y
recuerde: ¡el cheque con los 200.000 euros aún no se ha
entregado!
(J.J.F.P.)
¿ES BENÍTEZ
UN
EXTRATERRESTRE
CAMUFLADO
?
Ya es hora de que los científicos dejen de perder el tiempo
buscando rastros de vida alienígena en meteoritos, en-
viando sondas exploradoras a otros mundos o intentando
captar emisiones de radio inteligentes procedentes de le-
janos sistemas estelares. Mejor que escuchen a los que ‘sa-
ben’, como el ufólogo Juan José Benítez (Pamplona,
1946), quien ha anunciado que “más de 3.000 tipos dis-
tintos de seres extraterrestres” visitan la Tierra a bordo de
platillos y que “la mayoría –alrededor del 80%– tiene for-
ma o aspecto humano”. Ahí es nada. Lo dijo en la pre-
sentación de su última obra,
Mis ovnis favoritos (Planeta,
2001), un producto cuidadamente editado en el que Be-
nítez demuestra una vez más que la vena ufológica se ha
secado. Porque el volumen no es más que una recopilación
de fotos y de breves y absurdas respuestas del autor a un
centenar de preguntas de niños.
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PRIMER CONTACTO