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ptico
(Invierno 2000)
desde el sillón
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a célebre parodia de la chá-
chara posmodernista que apa-
reció publicada -sin que los edito-
res se dieran cuenta de su carácter
fraudulento- en la revista Social
Text es el ejemplo más famoso de
lo que se ha dado en llamar las gue-
rras de la ciencia. Esta polémica ha
tenido relativamente poca repercu-
sión en España, pero ha sido, y es,
un tema recurrente en los círculos
académicos de Estados Unidos. De
hecho, cuando Sokal escribió su ar-
tículo, el libro Higher superstition
ya había sido publicado. Fue preci-
samente su lectura lo que impulsó a
un incrédulo Sokal a investigar un
poco más el verdadero alcance de
los ataques a la ciencia por parte de
los posmodernistas y deconstructi-
vistas.
Higher superstition es un deta-
llado estudio de las posiciones ide-
ológicas de un grupo vagamente
definido como izquierda acadé-
mica. Los autores, Paul R. Gross y
Norman Levitt, se toman muchas
molestias para acotar el ámbito de
sus ataques, sin lograrlo por com-
pleto. El término izquierda acadé-
mica es poco satisfactorio, aunque
está lo suficientemente explicado
como para evitar malentendidos al
lector atento. La idea central del li-
bro es sencilla: si se quiere criticar
el funcionamiento de la ciencia, se
es muy libre de hacerlo, siempre
que se demuestre que se com-
prende lo que se pretende criticar.
A lo largo de las trescientas y pico
páginas, los autores demuestran,
sistemática y despiadadamente,
que esto no ocurre en el discurso de
los más furibundos posmodernistas.
El libro está dividido en cuatro
secciones principales. La primera
de ellas pasa revista al desconoci-
miento que la mayoría de los pos-
modernistas muestra cuando in-
tenta usar terminología propia de
ciencias como la física o las mate-
máticas para apoyar sus propias te-
orías. En este sentido, Sokal utilizó
el mismo recurso en su libro Impos-
turas intelectuales, citando párra-
fos de famosos autores posmoder-
nistas y explicando a continuación
detalladamente por qué carecen de
sentido. Gross y Levitt hacen lo
mismo, aunque en términos algo
más farragosos. Eso no quita, sin
embargo, que sus explicaciones
sean claras y contundentes: los pá-
rrafos que citan, desde luego, no
tienen sentido alguno -aquí ya apa-
recen nombres que luego el libro de
Sokal haría más populares, como
Derrida y Lacan-.
En una segunda parte, se anali-
zan las posiciones de muchas femi-
nistas atraídas hacia el discurso
posmoderno, y los sinsentidos que
esta mezcla provoca cuando sus de-
fensoras intentan usarla como
arma contra la ciencia. Es aquí
donde los autores se dejan llevar
más por la ironía, y queda bastante
claro que es esta sección del libro
una de las que les provoca más in-
comodidad. Sin embargo, juegan
sobre seguro, acudiendo a las posi-
ciones más extremistas que acusan
a la ciencia de machista. Aunque a
estas alturas ya se empiezan a repe-
tir, diseccionan despiadadamente
los no-conceptos de las feministas
que claman contra los Principia
mathematica de Newton.
Los posmodernos-ecologistas y
el rechazo a la ciencia en favor de
extrañas ideas de ecotopías mági-
cas protagonizan la tercera parte, y
la cuarta aborda el enfoque posmo-
derno de asuntos polémicos como
el sida y el afrocentrismo. A pesar
de que los temas tratados son muy
distintos, los autores los despachan
con la misma eficiencia -y también
con similares argumentos- que las
secciones anteriores. Gross y Le-
vitt Mantienen un escrupuloso
respeto y un cuidado exquisito en
separar lo que ellos consideran iz-
quierda académica de posiciones
más moderadas en las que las ideas
feministas, deconstructivistas y
ecologistas son válidas y aportan
algo interesante al discurso cientí-
fico.
La quinta y última es una refle-
xión sobre el daño que, a juicio de
los autores, la moda del posmoder-
nismo está haciendo en el mundo
académico, especialmente en las
disciplinas de Humanidades, junto
con una llamada de atención a los
científicos para que no guarden si-
lencio ante los sinsentidos de la iz-
quierda académica. En esta parte
de Higher superstition, se trasluce
una cierta antipatía por las disci-
plinas humanísticas en general, no
sólo por sus corrientes más extre-
mas. Algunas de las afirmaciones
del texto resultan francamente
poco acordes con el resto del libro,
Gross, Paul R.; y Levitt, Nor-
man [1994]:
Higher superstition:
the academic left and its quarrels
with science.
Johns Hopkins
University Press.
Contra la ‘izquierda académica’
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(Invierno 2000)
que es muy respetuoso. Por ejem-
plo, los autores afirman, con nota-
ble autocomplaciencia, que cual-
quier científico podría con poco
esfuerzo adquirir el mismo nivel de
conocimiento y capacidades que
un profesor universitario de cual-
quier disciplina de humanidades,
mientras que a la viceversa sería
poco menos que imposible.
Uno de los puntos en contra de
este libro es el lenguaje, excesiva-
mente académico y elitista, y en
muchos casos pedante. Uno no
sabe si dejarse llevar por una leve
antipatía hacia los autores, que a
veces parecen excesivamente pa-
ternalistas y despreciativos en ex-
ceso de las materias humanísticas.
Por otra parte, es innegable que
está escrito con gran elegancia y
precisión, y que muchas veces se
puede confundir con paternalismo
lo que es una carga enorme de iro-
nía -muy sutil, eso sí-. Más de una
vez me he encontrado sonriendo
ante algunos de los retruécanos,
especialmente abundantes en la
sección dedicada al feminismo.
Por otra parte, ninguna de las pu-
llas desciende en ningún momento
al ataque ad hominem; se man-
tiene en todo momento la más es-
tricta cortesía.
¿Tiene éxito el libro al denun-
ciar las posiciones absurdas e irra-
cionales de un sector muy amplio
de la izquierda académica? En mi
opinión, sí ¿Es ésta una obra de ca-
becera para todo aquél interesado
en las guerras de la ciencia? Quizá
no. Su interés resulta indudable,
pero hay varios puntos en su con-
tra. El más importante es, proba-
blemente, que no tiene traducción
al español, al menos por el mo-
mento. Por otro lado, el estilo es
demasiado árido y enrevesado para
mantener el interés de aquéllos cu-
yos intereses no estén muy centra-
dos en los temas que se abordan.
Lo que Sokal consiguió centrán-
dose en el absurdo de las proposi-
ciones posmodernistas, Gross y Le-
vitt lo han diluido en demasía,
mezclándolo con un exceso de en-
sayo ideológico que a cualquier no
estadounidense le resultará sólo
vagamente familiar.
Higher superstition es un libro
erudito, brillante y minucioso, muy
útil para hacerse una idea de las
tendencias posmodernistas en el
mundo académico estadounidense;
pero también demasiado restrin-
gido y de lectura difícil. Es muy re-
comendable para todo el que esté
interesado en la evolución de las
guerras de la ciencia, especial-
mente si quiere profundizar en el
lado estadounidense de la cuestión,
y no tan recomendable para quien
no tenga mucho tiempo ni se
sienta especialmente fascinado por
el fenómeno del posmodernismo y
sus extraños conceptos de la cien-
cia.
ADELA TORRES
Atrapados
en Magonia
L
L
a ufología ha llegado a un calle-
jón sin salida. Ya no da más de
sí. “El conjunto de incidentes ovni
auténticos no se distingue de los
que se encuentran en los ficheros
de casos explicados, lo que indica-
ría que ambos grupos tienen una
naturaleza similar”, reconocía re-
cientemente Vicente-Juan Balles-
ter Olmos.
1
Sobra decir que, “si
ambos grupos tienen una natura-
leza similar”, la ufología se queda
sin objeto de estudio. Claro que
Ballester Olmos hacía seguida-
mente una peculiar interpretación
de la conclusión a la que han lle-
gado varios estudiosos por separado
tras comparar ovnis auténticos con
ovnis identificados: “Sin embargo,
a pesar de llevar treinta años estu-
diando esta materia, no estamos en
situación de zanjar la cuestión.
Porque si bien es cierto que casi
todo se explica, uno de cada diez
casos se resiste a ser clasificado”.
¿Qué importancia tiene que no ha-
yamos podido explicar ese caso si
no se diferencia en nada de los
otros nueve? Ninguna; pero la acti-
tud del ufólogo valenciano es un
signo evidente del estancamiento
en el que vive la ufología, del que
también es buena muestra la úl-
tima obra de Antonio Ribera, de-
cano de los divulgadores españoles
de la creencia en los platillos vo-
lantes.
Ribera demostró hace dos años
con Abducciones, un libro dedi-
cado a los secuestros de humanos
por parte de alienígenas, el agota-
miento al que ha llegado el dis-
curso ufológico: contaba, por ené-
sima vez, las mismas historias de
siempre con la habitual ausencia de
sentido crítico. Al igual que Balles-
ter pasa por alto que no haya nada
que distinga los casos auténticos de
los explicados, el veterano ufólogo
catalán olvida sistemáticamente
que casi todos los avistamientos
que sigue publicitando como reales
ya no se los cree nadie, que son más
falsos que una moneda de choco-
late. Aunque de distinta genera-
ción y tendencia, ambos estudiosos
personifican el anquilosamiento en
el que se ha sumido la ufología por
el deseo de sus cultivadores de
creer más allá de las pruebas.
A los 80 años, Ribera vuelve
ahora a la carga con unas memorias
epistolares de título pretencioso -
Cartas de tres herejes- que se ven-
den poco menos que como una
obra de consulta obligada para los
historiadores. “En un futuro no
muy lejano -afirma Javier Sierra en
el prólogo-, cuando los historiado-
res del mañana deseen acercarse al
envés de aquellos herejes que lu-
charon a brazo partido por sacar a
la luz temas de la máxima trascen-
dencia como el de los ovnis, recu-
rrirán sin duda a este libro como
fuente inagotable de inspiración”.
Una vez más, el director de la re-
vista Más Allá confunde sus deseos
con la realidad. Ni los ovnis son un
asunto de “la máxima trascenden-
cia”; ni a Ribera, Aimé Michel y
Jacques Vallée se les puede calificar
desde el sillón
1
Ballester Olmos, Vicente-Juan [2000]:
“Ovnis. El enigma que nunca existió”.
Muy Especial (Madrid), Nº 45 (enero-
febrero), 28-33.