background image
38
el esc
é
ptico
(Invierno 2000)
que los crédulos tiraron el di-
nero de su apuesta. Dicho sea
claramente, no dio ni una, lo
que, supongo, no le impidió
cobrar por su participación
en el programa televisivo ni
mermará la fe de sus seguido-
res.
Sin embargo, no es Prado
el único que arremete contra
las
letras. En el artículo titu-
lado “Hipótesis de contacto”,
José Manuel Prieto afirma lo
siguiente: “...y Giordano
Bruno, ya en el medievo, fue
llevado a la hoguera en Roma
un 17 de febrero de 1660,
porque él daba por sentado la
existencia de innumerables
soles, innumerables tierras
donde habitaban seres vi-
vos”. Prieto está errado.
Giordano Bruno no fue lle-
vado a la hoguera en 1660,
sino en 1600, y ese año no se
considera como integrante
del medievo por parte de
ningún historiador. Por otra
parte, según la sentencia
contra Bruno leída en el pa-
lacio del Cardenal Madruzzi
el 8 de febrero de 1600, las
causas para su condena son
muy numerosas e incluyen la
negación por parte del acu-
sado de que durante la comu-
nión se produjera la transubs-
tanciación o de que María
fuera virgen. Así pues, afir-
mar que Bruno fue quemado
por afirmar que existieran in-
finitos mundos habitados no
pasa de ser una simplifica-
ción histórica excesiva.
¿Tiquismiquis? Creo que
no. En los últimos tiempos se
detecta que, junto a los ya
habituales errores científicos,
los escritos paranormales es-
tán plagados de fallos rela-
cionados con las disciplinas
humanísticas. Parece que,
además de rechazar la ciencia
oficial
, algunos comienzan a
propugnar una cruzada con-
tra la
lingüística oficial o la
historia oficial. ¡Qué pena!
¿Cirujanos
plásticos tras
los rayos en
bola?
J
J
ohn Abrahamson y James Din-
nis, de la Universidad de Can-
terbury, presentaron, el pasado 3
de febrero en la revista
Nature,
una nueva teoría para explicar el
rayo en bola, un extraño fenó-
meno luminoso de forma esférica
documentado desde la Edad Me-
dia y que -esto no lo decían los au-
tores- puede estar detrás de algu-
nos avistamientos de ovnis. Los
expertos neozelandeses proponen
un modelo según el cual el rayo en
bola tendría su origen en particu-
las incandescentes de silicio lan-
zadas al aire después de que un
rayo alcanza el suelo. “El modelo
de los científicos predice -según
Nature- que el calentamiento [de
esa materia eyectada] por encima
de cierta temperatura provocaría
un final explosivo de la esfera es-
ponjosa, mientras que con una
temperatura menor la bola pare-
cería fundirse y aparagarse”.
La teoría, que todavía está
pendiente de comprobación expe-
rimental, explicaría la breve dura-
ción de este tipo de fenómenos y
por qué son capaces de atravesar
paredes, ventanas y hasta aviones.
Ejemplo evidente de esto último
podrían ser los llamados foo figh-
ters
, unas misteriosas bolas de luz
que fueron observadas por los ca-
zas aliados sobre Europa durante
la Segunda Guerra Mundial. A
juicio de Gerald K. Hubler, del
Laboratorio de Investigación Na-
val de Estados Unidos, la hipóte-
sis “unifica bajo un mismo para-
guas teórico la gran mayoría de las
propiedades del rayo en bola, así
que creo que tiene bastantes posi-
bilidades de ser la correcta”.
Pues, bien, la hipótesis de
Abrahamson y Dinnis es ya anti-
gua merced a un preclaro divulga-
dor pseudocientífico español.
Bruno Cardeñosa, que así se llama
este genio de la ufología ibérica,
dedicó al descubrimiento de los
científicos neozelandeses un
asombroso comentario en el pro-
grama La Rosa de los Vientos, de
Onda Cero, el pasado 10 de fe-
brero. Tras afirmar cosas como
que
Nature volvía a aproximarse
científicamente a los ovnis -no
hay ninguna referencia a los ovnis
ni en el texto de Abrahamson y
Dinnis ni en otro de Hubler, hizo
su particular interpretación de la
nueva teoría. Así, explicó, ante el
entusiasmo del director del pro-
grama, Juan Antonio Cebrián,
que los rayos en bola son en reali-
dad “esferas de silicona sucias”. Im-
presionante.
Me inquieta pensar que al-
guien tan riguroso como Carde-
ñosa sea de los que traducen Sili-
con Valley como Valle de la Sili-
cona. La ignorancia es osada; pero
circo paranormal
¿Tendrá algo que ver Pamela Anderson
con los rayos en bola?
background image
(Invierno 2000)
el esc
é
ptico
39
no creo que ése sea el caso de
nuestro protagonista. Sospecho
que Cardeñosa ha querido sacar
sutilmente a la luz el procedi-
miento secreto usado por los ciru-
janos plásticos para deshacerse de
los -explosivos- implantes de sili-
cona de Pamela Anderson y com-
pañía. ¿O no?
L.A.G.
Los cazafantasmas
se moderizan
J
J
osé Nicasio Tovar escribe, en
h t t p : / / w w w . a r r a k i s
.es/~layuli/biomasa.htm, un artí-
culo glosando las excelencias de
un artefacto de su invención: el
biomasa, el detector de fantasmas.
Como otros grandes descubri-
mientos de la humanidad, el bio-
masa nace por casualidad. “La
existencia del biomasa es algo ca-
sual, nunca se proyectó como tal
ni para este fin, en su principio te-
nía que formar parte de un detec-
tor que curiosamente se le asignó
el nombre de biomasa, su misión
era el contar todo organismo vi-
viente que se cruzara en sus proxi-
midades,o bien para contar perso-
nas en el paso por una puerta, pero
dicho aparato contaba de más, o
bien ignoraban a ciertas personas
activándose por otras incluso a
distancias considerables”, dice su
inventor en un peculir estilo lite-
rario que hemos optado por respe-
tar.
Lógicamente, ante tan poco
prometedores comienzos, el bio-
masa
fue arrinconado hasta que
“al pasar los años un día un parap-
sicólogo me preguntó si tenía algo
que detectara fantasmas, acordán-
dome de dicho detector al que yo
llamaba detector de biomasa le
prepare uno en una pequeña cajita
y se lo entregue”. ¡Bingo! El
bio-
masa demuestra su efectividad
para localizar lugares propicios
para realizar psicofonías. A partir
de esta afortunada intuición, To-
var comienza a perfeccionar su in-
vento: “El biomasa es tan sensible
que la antena era considerada in-
necesaria, pero por consejo de al-
gunos usuarios el biomasa incor-
poró primero un pequeña antena
enchufable y finalmente una an-
tena telescópica, el tamaño de la
antena era lo de menos”. Quizá si
algunos clientes así lo aconsejan,
el próximo modelo de
biomasa in-
corpore unas castañuelas, un bo-
tijo o un traje de lagarterana con
todos sus accesorios. Serán tan in-
necesarios como las antenas; pero
quedarán mucho más folklóricos.
Además de complacer a su
clientela, el inventor se preocupa
por encontrar utilidades a su arte-
facto que, como veremos, exceden
a todas sus expectativas. En un pá-
rrafo auténtico ejemplo de preci-
sión científica que, a no dudar,
será estudiado en años venideros
en las principales universidades
del mundo, Tovar nos dice que “se
sabe de médicos que lo utilizan ig-
noramos cómo para detectar en-
fermedades en el cuerpo, y de al-
gunos radiestesistas para detectar
no se qué líneas de fuerza, no sé el
nombre exacto pero sonaba a lí-
neas hamas...” Sin embargo, To-
var demuestra que el verdadero
científico es siempre escéptico y se
plantea dudas: “Para asegurar que
un detector de biomasa funciona
yo tenía que provocar una carga
electrostática por frotamiento, por
tanto a pesar de tantos comenta-
rios positivos, y el envío de cintas
con psicofonías yo tenía mis dudas
de que si aquel aparato detectara
realmente espíritus, presencias, et-
cétera”.
Seguro que algún malvado lec-
tor de ésos que no tienen su mente
abierta se está preguntando qué
tiene que ver la electrostática -
parte de la física que estudia los fe-
nómenos de la electricidad en re-
poso- con la detección de fantas-
mas. La respuesta es obvia como
Tovar demuestra a continuación.
Si alguien lo duda, lea la siguiente
experiencia que no dudamos en
calificar de asombrosa: “Entonces
un día observe que si tenías un
biomasa sujeto con las dos manos,
y lo activabas mediante un ligero
frontamiento en su lateral y una
vez activada la aguja si empiezas a
respirar profundo y a soltar todo el
aire, entonces la aguja se mueve, y
puedes bajar subir la aguja con la
respiración, electricidad electros-
tática que se produce al respirar”.
Portentoso, este aparato detecta la
electrostática que se produce al
respirar (?) y detecta espectros,
ergo los fantasmas respiran. No
queremos más que apuntar alguna
de las consecuencias que podrían
derivarse de este fascinante descu-
brimiento: los olores que acompa-
ñan a algunas apariciones espec-
trales podrían ser debidas a la ha-
litosis del difunto, las corrientes
gélidas que dicen sentir los testi-
gos estarían ocasionadas por la ex-
piración del fantasma, que, lógica-
mente, después de llevar muerto
unos cuantos años es sensible-
mente más fría que la de los vi-
vos...
circo paranormal
Escena de la película
Los Cazafantasmas.