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M
ichel de Nostredame
nombre que
después latinizó a Nostradamus
nació en Saint-Remy, en la Proven-
za francesa, el 14 de diciembre de 1503 y
murió en Salon el 2 de julio de 1566. Per-
teneciente a una familia judeo-conversa
acomodada, a imitación de su abuelo
materno, decidió dedicarse a la medicina.
Así que, en 1521, se matriculó en la Fa-
cultad de Montpellier, aunque, cinco años
después, abandonó temporalmente sus
estudios para dedicarse al cuidado de en-
fermos afectados por una gran epidemia de
peste, no regresando a la universidad hasta
1529, cuando coincidió con el futuro escri-
tor Rabelais. En 1531, se casó y, dos años
más tarde, obtuvo el doctorado.
La vida de Nostredame parecía discurrir
por cauces tranquilos, pero, en 1534, su-
frió una gran tragedia: su mujer y sus dos
hijos fallecieron víctimas de la peste. El
médico inició entonces una serie de frenéti-
cas investigaciones sobre esta enfermedad:
estudió las obras de Galeno y Paracelso, re-
corrió toda Francia en busca de informa-
ción y desarrolló un remedio contra la peste
a base de hierbas que experimentó en
1.546 en Aix durante una nueva epidemia.
A partir de ese momento, su fama como
médico creció hasta el punto de que le lla-
maban desde cualquier rincón del país.
Volvió a casarse en 1547, esta vez con
Anne Ponsard, con la que tuvo tres hijos.
Publicó un recetario médico, Traité des con-
fitures et fardements, en 1552 y, tres años
después, las famosas Centurias.
Las ‘Centurias’
La primera edición de las Centurias
así
denominadas por estar formadas por cien
cuartetas
incluía un prólogo en forma de
carta dirigida a su hijo menor, César, las
tres primeras centurias y 53 cuartetas de la
cuarta. En la edición de 1557, completó la
cuarta centuria e incluyó la quinta, la
sexta y 42 cuartetas de la séptima. Fi-
nalmente, en 1568, se añadieron póstuma-
mente algunas cuartetas a la séptima cen-
turia y la octava, novena y décima, así
como una carta a Enrique II.
El éxito del libro fue arrollador. Co-
nocemos ediciones de 1556, 1557, 1558,
1560... Hasta finales del siglo XVII, se
cuentan, al menos, dieciséis reimpresiones.
Este entusiasmo inicial cesó en el siglo
XVIII para resurgir con más fuerza en el
XIX, cuando tienen gran éxito las ediciones
comentadas
se consideran clásicas las de
Laisné de 1816, Barestre de 1840 y Anatole
Le Pelletier de 1867
y las populares entre
las que se ha hecho tristemente célebre la
de 1802 por los errores y falsificaciones que
contiene. Por ejemplo:
“Los habitantes de las dos orillas del
Sena
En la estación que madura la uva
Serán muertos a centenares y yugula-
dos
Y el vecino temerá por su vecino.”
“Dentro de un siglo o dos se verá cosa
extraña
Disputas intestinas y trono derrocado
Rey muerto, más digno de alabanza
Que de expirar bajo el ancho machete.”
“De Arcole y Lodi en país itálico
En épocas futuras los gallos al águila
rechazarán
Tudescos húngaros lombardos ejército
germánico
Ante los galos vencedores bagajes
doblarán.”
Impresionantes predicciones de la Re-
volución Francesa, la ejecución de Luis XVI
y el comienzo de las guerras napoleónicas...
que buscaríamos en vano en las ediciones
anteriores a 1802. Este anónimo émulo de
Nostradamus, además de profetizar el pa-
sado también quiso probar suerte como fu-
turólogo:
“El negro que tendrá de todos los san-
tos el nombre
Conquistará la isla de Santo Domingo
El blanco que acude al ruido de su
fama
Lo someterá a la gran República.”
Una clara referencia a la historia de
Toussaints
literalmente, Todos los San-
tos
Louverture, héroe de la independencia
de Haití. Para derrotarlo, se envió al gene-
34
(Verano 1999)
el escéptico
Michel de Notredame,
realidad y leyenda
El 4 de mayo de 1555, se puso a la venta ‘Centurias’, de Michel
Nostradamus, en la librería de Macé Bonhomme de Lyon.
Desde entonces, esta obra profética es famosa, aunque,
paradójicamente, su autor es un gran desconocido
JOSÉ LUIS CALVO BUEY
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ral Leclerc con un ejército expedicionario.
El autor de las cuartetas apostó por la
derrota de los insurrectos... y perdió. En
1803, lo que quedaba de las tropas galas
tuvo que regresar a Francia y los colonos
fueron pasados a cuchillo. Extraña manera
de estar sometidos a la gran República.
Estas falsificaciones no eran nada nue-
vo. Ya en la época de Mazarino se habían
introducido dos cuartetas laudatorias para
el cardenal. Se ignora quién fue el pelota de
turno.
Pero estos añadidos espurios, si bien en
su época cimentaron la fama de Nostra-
damus, no explican la popularidad de que
goza hoy en día su obra. Mientras otros
libros proféticos no sobrevivieron a su
época y sólo son patrimonio de bibliófilos e
historiadores
dudo que muchas personas
hayan oído hablar de Las profecías de M.
De Saint-Cesaire, obispo de Arles" o de La
profecía de Orval
−,
las ediciones de las
Centurias se multiplican, así como sus co-
mentaristas, empeñados en dilucidar quién
hace coincidir más cuartetas con cualquier
hecho histórico
siempre a posteriori, claro
está
−,
aunque para ello haya que tergiver-
sar la Historia o la predicción.
La palma en esta particular competición
se la lleva Las maravillosas cuartetas de
Nostradamus interpretadas por Colin de
Larmor, abogado, doctor en ciencias hermé-
ticas, obra publicada en 1925. Más que
interpretadas, las cuartetas son ejecutadas
por Larmor, para quien si Nostradamus
escribió Rapis, hay que entender que se
refiere a París, le noir
el negro
se trans-
forma por arte de birlibirloque en le roy
el
rey
, Norlaris en Lorrains... Por este proce-
dimiento, las páginas amarillas pueden
metamorfosearse en un hermoso poema
bucólico.
Evidentemente, no podemos responsabili-
zar a Nostradamus de los excesos cometidos
por editores sin escrúpulos y comentaristas
con más entusiasmo que conocimiento. Así
pues, una vez eliminada la morralla acumu-
lada en torno a las Centurias ya podemos
plantearnos la pregunta fundamental: ¿Nos-
tradamus predijo el futuro o no?
La polémica
Desde un primer momento, se planteó la
cuestión de si Nostradamus fue un profeta
o un estafador. En 1558, se publicó De-
claración de los errores, ignorancias y sedi-
ciones de Michel Nostradamus; en 1.560,
Desmentidos a las falsas y abusivas profe-
cías de Nostradamus, y, en esa misma épo-
ca, circularon cientos de panfletos ridiculi-
zándole. Incluso alguno de sus antiguos co-
nocidos le volvió la espalda, como fue el ca-
so de Julio César Scalígero, quien le tachó
de inmundo tunante y charlatán malévolo.
¿Cuáles fueron las causas para esta crí-
tica? Pues, curiosamente, las mismas que
manejamos hoy. Se le reprochó la oscuridad
del lenguaje
las cuartetas están redactadas
en una confusa jerigonza mezcla de proven-
zal, francés, latín y griego, salpicada de
palabras inventadas como pempotam
−,
el
desorden interno de la obra
las cuartetas
no guardan ningún orden pre-establecido,
nadie sabe qué cuarteta va después y antes
de otra
, y, en especial se le acusó de que
las supuestas profecías no profetizaban
nada en concreto. Además, uno de los
aspectos que más nos sorprenden hoy en
día, el que estén redactadas en verso, no
suponía ninguna novedad en su época. Ya
Rabelais
que, como ya hemos dicho, com-
partió facultad con Nostradamus
se burló
en su Gargantúa de las predicciones rima-
das, incluyendo en la obra una de ellas que
es interpretada de manera diferente por dos
de los personajes. Veamos un ejemplo:
“Antes del conflicto el grande caerá,
El grande ha muerto, muerto, demasia-
do súbita y lamentablemente,
Nave imperfecta la mayor parte nadará
Detrás del río de sangre la tierra tinta.”
(Cuarteta 42, Centuria 2)
1
Esta cuarteta se ha interpretado como
presagio de la toma de La Rochelle en 1628,
de la toma de la bolsa alemana de Nantes
en 1944, de la caída de Dunkerke en 1940,
del asedio de Tolón por Bonaparte... La fal-
ta de referencias geográficas y temporales
concretas
especialmente, de las segun-
das
es una constante en la obra de Nos-
tradamus. No llegan a la decena las cuarte-
tas fechadas; pero estas pocas permiten
asegurar que el futurólogo se equivoca.
Los errores
“...que desde el presente en que esto
escribo [la carta está fechada el 1 de
marzo de 1.555] antes de ciento
setenta y siete años, tres meses y
once días, por pestilencia, larga ham-
bruna y guerras y más aún por las
inundaciones, el mundo entre este
momento y el término prefijado, antes
y ahora, por numerosas veces, será
disminuido y quedará tan poca
población que no se encontrará quien
quiera cultivar los campos.”
(Carta a su hijo César Nostradamus.)
2
¿Se registró entre 1555 y 1732 el des-
censo en la población mundial que Nostra-
damus profetizó? La respuesta es un no ro-
tundo. La población aumentó hasta el pun-
el escéptico (Verano 1999) 35
1
“Avant conflict la grand tumbera,/ Le grand à
mort, mort, trop subite et plainte,/ Nay mipar-
faict la plus part nagera, Aupres du fleuue de
sang la terre teinte.”
2
“...que de present que cecy i´escrits cuât cent
septante sept ans trois mois unze iour par pes-
tilence, longue famine, et guerres et plus par les
inondations le monde entre cy et ce terme pre-
fix, auant et apres par plusieurs fois, sera dimi-
nué, et si peu de monde sera, que l´on ne trou-
vera qui vueille prendre les champs.”
(Ad Caesarem Nostradamus filium.)
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to de que algunos años después de la con-
clusión de ese plazo
en 1798, concreta-
mente
, Malthus expresó el temor de que la
humanidad se viera abocada a no poder ali-
mentar a todos sus miembros.
“Mucho antes tales intrigas
Los de Oriente por la virtud lunar:
El año mil setecientos harán grandes
cambios,
Subyugando casi el rincón Aquilinario.”
(Cuarteta 49, Centuria 1)
3
El Aquilón es el viento que sopla del
Norte. Por lo tanto, podemos pensar que es-
ta predicción se refiere a esa zona. ¿Su-
cedió allí algún acontecimiento histórico
que implicara también a pueblos orienta-
les? Sí. En la batalla de Narva, se enfrenta-
ron los ejércitos sueco y ruso. ¿Estos últi-
mos subyugaron el rincón Aquilonario?
Pues, más bien, no... Fueron completamen-
te derrotados por los suecos, que, evidente-
mente, no habían leído a Nostradamus
para saber que debían perder la batalla.
“El tercer clima bajo Aries comprendido
El año mil setecientos veintisiete en
Octubre
El rey de Persia por los de Egipto cap-
turado
Conflicto muerte, pérdida: a la cruz
gran oprobio.”
(Cuarteta 77, Centuria 3)
4
Vale, en octubre de 1727, el rey de
Persia fue capturado por el de Egipto y
nadie se enteró. ¡Estos historiadores...!
Podríamos seguir analizando las demás
cuartetas fechadas (Cuarteta 2, Centuria,
6; Cuarteta 54, Centuria, 6; Cuarteta 71,
Centuria 8, Cuarteta 91, Centuria, 10),
pero el resultado sería siempre el mismo:
no existe correspondencia entre la profecía
y los hechos históricos.
Los supuestos aciertos
¿Nostradamus nunca acertó en sus predic-
ciones? ¿Por qué entonces hay listas de
profecías cumplidas? Dentro de éstas pode-
mos establecer dos categorías, las cuarte-
tas que son lo bastante vagas como para
poder relacionarlas con algún aconteci-
miento histórico y las que se hacen cuadrar
a martillazos
Dentro del primer grupo, ya hemos visto
la cuarteta que comienza: “Antes del con-
flicto un gran muro caerá...”. Hemos dicho
que podía atribuirse a varios hechos histó-
ricos; pero no es la profecía la que precede
al acontecimiento, son los lectores de Nos-
tradamus los que asignan los versos a un
hecho pasado
para ellos
y, por consi-
guiente, ya conocido. Dado que el augurio
no contiene ninguna referencia espacio-
temporal, ¿cómo sabemos que Nostrada-
mus no quiso predecir la (inexistente) con-
quista por los árabes de Granada en 1889?
Otro tanto puede decirse de la famosa
cuarteta napoleónica:
“Un Emperador nacerá cerca de Italia,
Que el Imperio será vendido muy caro:
Dirán con que gentes se reúne,
Que se le encontrará menos príncipe
que carnicero.”
(Cuarteta 60, Centuria 1)
5
¿Cómo podemos saber que estos versos
no predicen, en realidad, el nacimiento en
Niza del emperador Canuto I de Suiza?
Parece que esto es un disparate, pero sólo
porque sabemos, a posteriori, que Napoleón
I existió mientras que Canuto I de Suiza es
una invención. Son profecías de lo sé cuan-
do lo he visto. Ésa es la trampa que ocultan
las profecías de este grupo.
Las razones aducidas por los comenta-
ristas de Nostradamus para las profecías
de la segunda categoría van de lo trágico a
lo cómico. Veamos un ejemplo que nos
atañe, la predicción de la Guerra Civil
española:
“De castillo Franco saldrá la asamblea,
El embajador no grato hará cisma:
Los de Ribiere estarán en la lucha,
Y en el gran abismo han denegado la
entrada.”
(Cuarteta 16, Centuria 9)
6
Franco y de Ribiere juntos en una cuar-
teta, ¿puede haber otra explicación? La
hay. La traducción
hemos empleado la
que utilizan los defensores de esta
profecía
es incorrecta. La traducción
correcta sería: “De castel Franco saldrá la
asamblea...”. Porque la palabra castel no es
francesa
cuando Nostradamus habla de
castillo utiliza la palabra francesa chateau,
como en la Cuarteta 93, Centuria 2
−,
sino
italiana. ¿Por qué ese italianismo? Sencilla-
mente, porque castel Franco es un lugar del
norte de Italia, una fortaleza de gran impor-
tancia estratégica que, en 1861, se convir-
tió en municipio con el nombre de Castel
Franco dell´Emilia y que, desde 1929, pasó
a denominarse Castelfranco Emilia, nom-
bre que aún hoy en día conserva. Como
36
(Verano 1999)
el escéptico
3
“Baucoup avant telles menees/Ceux d´Orient
par la vertu lunaire:/L´an mil sept cens feront
grands emmenees,/Subiungant presques le
coing Aquilonaire.”
4
“Le tiers climat sous Aries comprins/L´an mil
sept cens vingt et sept en Octobre,/Le roy de
Perse par d´Egypte prins/Conflict mort, peste: à
la croux grand opprobre.”
5
“Vn Empereur naistra pres d´Italie/Qui à
l´Empire sera vendu bien cher:/Diront auec
quels gens il se rabie,/Qu´on trouuera moins
prince que boucher.”
6
“De castel Franco sortira l´assemblee,/
L´ambassadeur non plaisant fera scisme:/ Ceux
de Ribiere seront en la meslee,/ Et au grand
goulfre desnie ont l´entree.”
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podemos ver, esta predicción nada tiene
que ver con España, y sí con Italia.
Nostradamus y el fin del mundo
Con mucha irresponsabilidad y un profun-
do desconocimiento de la obra de Nostra-
damus
“En cuanto a las profecías las he
oscurecido voluntariamente un poco por la
manera en que las he ordenado: constitu-
yen un perpetuo vaticinio de aquí al año
3797”, declara el propio autor en la carta a
su hijo César
−,
algunos agoreros de vía es-
trecha se lanzaron a pronosticar el fin del
mundo para el pasado 11 de agosto. Lle-
garon a esta conclusión por la combinación
de dos cuartetas:
“Cuando la falta del sol sea
sobre el pleno día el monstruo será visto:
De otra manera se le interpretará,
La carestía no importa, nadie lo habrá
previsto.”
(Cuarteta 34, Centura 3)
7
“En el mes siete del año mil novecientos
noventa y nueve,
Del cielo vendrá un gran rey de terror:
Resucitar el gran Rey de Angolmois,
Antes después Marte reinar por dicha.”
(Cuarteta 72, Centuria 10)
8
Obviamente, el eclipse del 11 de agosto
ya ha pasado y el fin del mundo debe haber
quedado aparcado para mejor ocasión. O
eso o el Apocalipsis ya ha sucedido y nin-
guno nos hemos enterado.
Vigencia actual de
las ‘Centurias’
¿Son, pues, las famosas Centurias de
Michel de Notredame una obra estéril con-
denada al olvido? Espero que no. Si bien
son inútiles como profecía, poseen otros
valores por los que es recomendable su lec-
tura.
Los escritos augurales son un magnífi-
co documento sobre el tiempo en que fue-
ron redactados. Nada nos dicen sobre el
futuro pero sí y mucho
para quien sepa
leerlos
sobre la sociedad en la que sur-
gieron. Nos revelan los anhelos y los terro-
res de aquellas gentes. Las continúas alu-
siones de Nostradamus a la peste nos
dicen bien a las claras lo que representa-
ba esta enfermedad en aquellos años, la
figura del gran rey que unirá y pacificará
el mundo es un reflejo de la esperanza de
una Europa desgarrada por las guerras
intestinas.
Junto al valor histórico, las Centurias
poseen un gran valor literario. La influencia
de Rabelais planea sobre la obra de Nostra-
damus. El lenguaje voluntariamente oscu-
recido, las palabras inventadas, la búsque-
da de sonoridades insospechadas, la des-
mesura, el conflicto entre orden y desor-
den... nos recuerdan el Gargantúa o el Pan-
tagruel. Como dice Bechtel: “Por esto es
preciso también leerlo sin preocuparse de-
masiado de lo que es verdadero o falso,
para placer del oído y por la belleza de la
poesía”.
el escéptico (Verano 1999) 37
7
“Quand le deffaut du Soleil lors sera/ Sur le
plein iour le monstre sera veu:/ Tout autrement
on l´interpretera,/ Cherté n´a garde nul n´y
aura pourueu.”
8
“L´an mil neuf cens nonante neuf sept mois,/
Du ciel viendra vn grand Roy d´effrayeur:/
Resusciter le grand Roy d´Angolmois/ Auant
apres Mars regner par bon-heur.”
NASA