background image
el escéptico (Invierno 1998-99)
63
fía adecuada para sus aspiracio-
nes de luchar contra la opresión
de lo establecido.
Se ha acusado a Bricmont y a
Sokal de ultracientificistas, de te-
ner una fe candorosamente in-
fantil en la ciencia como fuente
del saber y del conocer; de meter
en un mismo corral a churras y
merinas
Prigogine junto a La-
can, Deleuze, Latour, etcétera
;
de francófobos; de analfabetos
en filosofía, sociología y demás
asignaturas de letras; de ridicu-
lizar a intelectuales de renombre
por culpa de unas inocentes me-
teduras de pata, que no son sig-
nificativas ni mucho menos en
su producción literaria... Frente
a estas acusaciones, injustas o
exageradas la mayoría de las
veces, los autores no necesitan
de mis servicios como abogado
defensor: se han defendido ellos
solos tanto en su libro como en
los foros en los que han tenido
necesidad y ocasión de hacerlo.
¿Qué enseñanzas, qué prove-
cho cabe sacar de la parodia de
Sokal y de Impostures intellec-
tualles? Muchas y muy impor-
tantes. Pero si tuviese que desta-
car tan sólo una, señalaría la de
que nunca debemos abdicar del
pensamiento crítico y racional,
del escepticismo, que es la base
de todo método científico de ac-
ceder al conocimiento y de cues-
tionarlo cuando sea necesario, a
fin de que nuestro saber sea ca-
da día más completo y verdade-
ro. A fin de cuentas, y citando a
Einstein, lo que siempre da un
cierto tono, nuestra ciencia,
comparada con la realidad de la
naturaleza, es incompleta y un
tanto infantil; ahora bien, es, sin
duda y de lejos, el mejor, el más
preciado conocimiento que tene-
mos.
FERNANDO PEREGRÍN
1
Sokal, Alan: “Transgressing the
boundaries: toward a transfor-
mative hermeneutics of quantum
gravity”. Social Text. Nº 46-47
(primavera). El texto completo de
la parodia, así como los comenta-
rios explicativos, figuran como
apéndices en el libro.
2
Además de una impresionante bi-
bliografía de varias páginas.
3
Gilles Deleuze, Jacques Derrida,
Félix Guattari, Luce Irigaray,
Jacques Lacan, Bruno Latour,
Jean-François Lyotard, Michel
Serres y Paul Virilio, entre otros.
4
Sokal ha reconocido lo difícil que le
fue mantenerse a la altura de los
textos parodiados, por mucha
imaginación que le echó.
5
Sokal, Alan [1996]: “A physicist ex-
periments with cultural estu-
dies”. Lingua Franca. Nº 6(4) (ma-
yo-junio).
6
En Internet, el sitio más completo
es: http://www.physics.nyu.edu
/faculty/sokal/.
7
No seamos modestos ni juguetes de
las modas: la ciencia es la única
y, por lo tanto, la mejor forma de
conocer las materias que le son
propias. ¿O es que hay otra for-
ma de saber más y mejor
que no
digo todo
sobre la materia y sus
interacciones, el cosmos o los se-
res vivos? Sin embargo, a la hora
de tratar de entender el amor, la
belleza, la vida, los recuerdos,
prefiero a Borges, Proust o Mo-
zart antes que un tratado de psi-
cología científica.
8
Dawkins, Richard [1998]: “Postmo-
dernism disrobeb”. Nature. Vol.
394-Nº 6.689 (9 de julio), 141-
143.
9
En España está prevista su publi-
cación, por Ediciones Paidós, pa-
ra la primavera de este año.
desde el sillón
L
os temas más actuales en
las ciencias biológicas des-
de una doble perspectiva:
la de dar respuesta, aunque sea
parcial, a algunas de las pregun-
tas que se hacen las personas
informadas de nuestro entorno
cultural; y la de procurar funda-
mentar esas respuestas en todas
las teorías científicas pertinen-
tes. De eso trata Hijos de las es-
trellas, el último libro de Manuel
Toharia en el género de la divul-
gación científica, de cuyas pági-
nas se desprende que, por estar
hechos de materia, nos debemos
preguntar por su origen y, para
eso, es preciso saber cómo es el
universo. Y, también, por ser se-
res complejos, debemos saber el
origen de esa complejidad y en
qué consiste y, para eso, es pre-
ciso saber de lo microscópico.
Es un libro interesante, de
lectura fácil y amena, recomen-
dable para todo lector curioso.
No es necesario un gran nivel
científico, aunque sí cierta cul-
tura y buena información, ya
que, si bien no hay un exceso de
datos, el autor no los escatima y
las referencias a temas de actua-
lidad científica abundan. Por eso
es de alabar que se incluya al
final un glosario para facilitar la
lectura. En cualquier caso, To-
haria no descuida al lector con
preparación científica, ya que en
el libro se consideran los límites
que la ciencia tiene por mor de
su método y, recíprocamente, se
detallan muchos casos en los
que es la ciencia la que marca
los límites de otros saberes. Es
decir, se procura hacer una re-
flexión más que meramente téc-
nica del resultado científico con-
creto y se busca mostrar las im-
plicaciones que tiene la aventura
humana de la ciencia en otros
ámbitos más inmediatos a noso-
tros. En concreto, el autor nos
expone su pensamiento sobre al-
gún punto de conflicto que hay
entre ciencia y religión, sobre las
posturas ecológicas más radica-
les contrapuestas al necesario
compromiso de la sociedad con
el valiosísimo patrimonio que es
el ambiente natural de la biosfe-
ra, etcétera. Las secciones que
hay al final de cada capítulo es-
tán dedicadas a esta tarea de
apertura de horizontes.
Hijos de las estrellas es un
recorrido por las disciplinas fun-
damentales, primero, de arriba
abajo, de lo complejo a lo básico,
siguiendo el proceso natural de
las preguntas tal como se nos
presentan, y, luego, de abajo
arriba, en una suerte de paseo
por el tiempo y la complejidad
para así completar la infinidad
de detalles y nuevas preguntas
que nos dejamos por el camino
de descenso. Por último, presen-
ta algunas de las expectativas
Una visión ‘transversal’ de la ciencia
background image
64
(Invierno 1998-99)
el escéptico
sobre el futuro del propio conoci-
miento científico.
La idea que guía las palabras
de la obra, dar respuesta a las
preguntas más imediatas que
hoy se plantea cualquier perso-
na, es muy simple; no lo es tanto
su realización. El enfoque es
multidisciplinar por su propio
planteamiento y precisa de fir-
mes apoyos. Exige explicar la
conexión que hay entre las dife-
rentes disciplinas científicas en
estos tiempos de gran especiali-
zación. Es una tarea de síntesis.
En lo que podemos entender
como un camino de descenso
hacia lo microscópico, en el pri-
mer capítulo
“¿Quienes so-
mos?”
, Toharia se pregunta,
entre otras cosas, por la materia
de la que estamos hechos, si es
diferente al resto de la materia
del universo, qué tiene en com-
ún con la de las demás cosas...
Lo que da pie a que nos esque-
matice las partes fundamentales
de la biología, la bioquímica, la
química y la física, mostrándo-
nos cómo la materia se organiza
en las diferentes escalas de ta-
maño. En primer término, los te-
jidos, las células... constituyen-
do la materia viva. Los constitu-
yentes de la materia viva se ba-
san en ciertas especies quími-
cas, luego los átomos, comunes
en todo el universo. Los átomos
a su vez poseen estructura…
No hay espacio en este capí-
tulo, como tampoco en los de-
más, para la especulación, pero
hay algunas secciones dedicadas
a reflexionar sobre cuál es el
ámbito de las preguntas que la
ciencia se hace, cuáles excluye y
cuáles deja sin contenido. Tam-
bién se mencionan algunas de
los interrogantes que la misma
ciencia formula, pero no respon-
de. Con esto, se cuida de expo-
ner algunos de los rasgos más
relevantes del método científico,
el otro componente básico de la
ciencia, al lado de las teorías ya
establecidas
establecidas gra-
cias, precisamente, al método
científico
−.
Para lograr la com-
prensión cabal del mundo, el au-
tor destaca la importancia de
mantener una actitud crítica,
que es el motor de la iniciativa
científica y útil también para la
gente de a pie.
El esquema de la exposición
se invierte en los dos capítulos
siguientes. Toharia nos presenta
las teorías científicas en sus ras-
gos más generales y universales,
yendo poco a poco a la explica-
ción que dan esas teorías a los
temas que centran la obra. El
capítulo segundo
“Geovida”
habla de física y astronomía, pa-
ra acabar en la Tierra; el cuarto
“Biovida”
se centra en la biolo-
gía y la geología, para acabar en
el hombre y su inteligencia. Se
explican el Big Bang, la física
nuclear; los inmensos periodos
de tiempo de las eras geológicas
y el lento proceso de la selección
natural. Queda claro el porqué
del título del libro.
La obra se cierra con un rápi-
do repaso de las novedades cien-
tíficas y atisba el futuro huma-
no. Es aquí donde se repasan las
mejores y más prometedoras es-
peculaciones de los científicos,
las firmes candidatas a teorías
científicas. Están la teoría de su-
percuerdas, la del caos y la inte-
ligencia artificial. Muy breve, a
mi juicio, aunque es posible que
esta parte del libro sea en reali-
dad un adelanto de la próxima
obra de Toharia.
Se sabe desde hace mucho de
la necesidad social e intelectual
que hay de una visión transver-
sal de la ciencia, de un mapa
completo de las ciencias, a ser
posible también en conexión con
las preocupaciones y necesida-
des de las personas y en relación
con las disciplinas humanísti-
cas. Esta visión existe, aunque
dista mucho de ser satisfactoria
en todos sus puntos y exige mu-
cho esfuerzo personal para
quien aspira a ella. El propio
esfuerzo en alcanzar una com-
prensión satisfactoria es inevita-
ble, pero es justa la queja que
cada día más personas tenemos
de que nos encontramos, para-
dójicamente en este mundo su-
perpoblado, solos en esta tarea.
Hay muchas excelentes obras
de divulgación que estudian una
tesela concreta del mosaico que
es la ciencia actual y que, ade-
más, alcanzan a decir dónde
conectan en el mapa, pero no
dejan de exponer otra cosa que
aspectos parciales. También las
hay más filosóficas, que descri-
ben las reglas a seguir para leer
los aspectos parciales de ese
mapa a trozos, pero son dema-
siado abstractas. En suma, com-
prendiendo que será imposible
hallar a la vez detalle y panorá-
mica, estamos faltos de una pin-
tura del paisaje completo. Hijos
de las estrellas da una de esas
posibles visiones transversales
de la ciencia, se deja llevar por
las preguntas naturales sobre
nuestra vida, su origen, su defi-
nición, su posibilidad, etcétera,
para dar una idea clara de la
interconexión profunda entre las
diferentes disciplinas científicas.
Los temas más actuales en
muchas ramas de la ciencia inci-
den, de manera directa a menu-
do, en cualquier concepción sen-
sata del ser humano. Los tópicos
de actualidad científica, refleja-
dos pálida y espectacularmente
para mayor gloria de la parado-
ja
por los diarios de informa-
ción general, no tienen, después
de todo, nada de tópicos y
mucho de asuntos importantes
mal explicados.
RAFAEL BUDRÍA
desde el sillón
Toharia, Manuel [1997]: Hijos de las
estrellas. Ediciones Temas de
Hoy (Col. “Tanto por saber”). 214
páginas.
Toharia destaca la
importancia de mantener
una actitud crítica, que
es el motor de la
iniciativa científica, para
lograr la comprensión
cabal del mundo