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Gardner y
‘El Quijote’
En referencia a Martin Gardner,
Cervantes y El Quijote, Enrique
Fernandez puede estar tranqui-
lo: efectivamente, es una broma.
Fíjense en el pie de la página del
libro La ciencia, lo bueno, lo malo
y lo falso en que comienza el ar-
tículo “La irrelevancia de Conan
Doyle” y leerán que se publicó
originalmente en Beyond Baker
Street (Más allá de la calle Ba-
ker). Se trata de una publicación
sherlockiana, es decir, dedicada
al más famoso detective de todos
los tiempos: Sherlock Holmes.
Los aficionados al gran detec-
tive sostienen en broma que
Sherlock Holmes y el doctor
Watson existieron realmente y
que Conan Doyle fue meramente
su agente literario. Lo de Cer-
vantes, El Quijote y Sancho Pan-
za forma parte del mismo juego;
en este caso, como introducción
para hablar sobre Doyle y el es-
piritismo a un lector en principio
sólo interesado en Sherlock Hol-
mes. Como confirmación, Gard-
ner tiene un artículo similar en
el que deduce que Holmes y el
padre Brown se conocieron.
El caso de Holmes es similar,
salvando las distancias, al de Ex-
pediente X. Muchas personas
creyeron en su día que el detec-
tive era una persona real, e in-
cluso le escribían al 221 B de
Baker Street. Doyle, harto de
que su creación fuera más famo-
sa que él, lo mató. El escándalo
fue mayúsculo. Se dice que in-
cluso hombres de negocios ma-
nifestaron su luto con un braza-
lete negro. La presión fue tal que
Doyle tuvo que resucitarlo, adu-
ciendo que no había muerto.
Tras Doyle, no sólo se han es-
crito cientos de nuevas aventu-
ras de Holmes y varias biografí-
as, sino sesudos ensayos deba-
tiendo aspectos de los relatos,
también llamados El canon de
Conan y Las sagradas escritu-
ras, como si fueran reales, pro-
bando incluso su relación con
personas auténticas. Siempre,
insisto, como un juego intelec-
tual.
Por cierto, en las aventuras
originales de Holmes
y al revés
de lo que sucede con el otro hé-
roe de Doyle, el profesor Cha-
llenger
−,
lo aparentemente so-
brenatural siempre tiene una ex-
plicación racional.
EDUARDO GIMÉNEZ
Zaragoza.
Religión y
escepticismo
He leído con toda atención el edi-
torial del primer número de su
revista. Como sucedía con el ór-
gano de ARP, ni una sola pala-
bra de la religión, Dios o los dio-
ses, la creencia en un alma hu-
mana inmaterial e inmortal, la
delirante dogmática cristiana,
etcétera. Los párrafos que co-
mienzan “Obviamente...”, “Pero
no hay que engañarse...” y “La
tarea que ARP...” son testimo-
nios patentes de su cobardía pa-
ra dar la batalla contra todo lo
irracional y falso, a comenzar
por lo que enseña diariamente a
millones de españoles la Iglesia
Católica, en cuyas manos está la
enseñanza y educación de los
españoles.
El término escéptico ha sido
objeto de interminables debates,
y en algunas de sus acepciones
es un concepto inasumible en
términos racionales. La segunda
acepción que consigna el Diccio-
nario de la Real Academia apun-
ta a la dificultad de su defini-
ción. Nadie puede ejercer el es-
cepticismo en su pretensión ab-
soluta de duda universal
que
incluye, desde los Antiguos, in-
cluso el método científico y sus
conclusiones
.
Sean ustedes más abiertos y
audaces. Menos astutos.
GONZALO PUENTE OJEA
Embajador de España. Madrid.
Responde L.A. Gámez:
¿Debe esta revista extender su
campo de acción a las creencias
religiosas en sí mismas? La cues-
tión de fondo que plantea Gon-
zalo Puente Ojea ha sido objeto
de intensos debates en el seno
del movimiento escéptico español
desde 1985. Actualmente, la pos-
tura es la misma que mantienen
entidades similares de otros paí-
ses. Abreviadamente: las creen-
cias en sí no incumben a ARP-
Sociedad para el Avance del
Pensamiento Crítico en tanto en
cuanto no intenten justificarse en
la ciencia, la manipulen a su
antojo o la afecten de alguna ma-
nera. Es decir, si alguien dice que
cree que Jesucristo resucitó, ni
EL ESCÉPTICO ni ARP se meten
en el asunto, pero si argumenta
que la sábana santa demuestra
tal hecho, sí; si alguien afirma
que cree que Dios existe, es su
problema, pero si afirma que
puede probarlo, nos atañe.
España
y ésta es una opinión
personal
precisa de un colectivo
fuerte que reivindique al hombre
como medida de todo. Existe des-
de hace años una embrionaria
Asociación Española de Huma-
nismo Racional (AEHR), con la
que ARP colaboró activamente en
la organización de la Conferencia
Internacional sobre Evolucionis-
mo y Racionalismo celebrada en
Zaragoza en septiembre de 1997.
El objetivo de la AEHR (Apartado
de correos 7.247; 50080 Zarago-
za) es “fomentar el análisis racio-
nal de los problemas éticos y hu-
manos, y divulgar la tradición de
los intelectuales librepensadores
y humanistas”, partiendo del
“valor intrínseco de la vida huma-
na” y defendiendo “la desvincu-
lación de los valores éticos de al-
truismo y cooperación de cual-
quier creencia ultraterrena”. Por
desgracia, y aunque muchos ya
respondimos hace años a la lla-
mada que nos hizo el impulsor de
la AEHR a unirnos a dicha enti-
dad, la actividad de ésta no ha
ido más allá de dos o tres folletos
y la citada conferencia.
Respecto al término escéptico,
ARP nunca ha pretendido ejercer
el escepticismo “en su pretensión
absoluta de duda universal”, si-
no que
como apunta Paul Kurtz
en su artículo “El nuevo escepti-
cismo: un movimiento mundial”,
publicado en el número 1 de esta
revista
considera que “el pro-
greso de la ciencia es el resultado
de la aplicación del método cien-
tífico y que el escepticimo es una
parte intrínseca de todo proceso
de investigación”. Por eso, aboga
por aplicar la duda escéptica
ante cualquier afirmación hasta
que haya pruebas que la respal-
den.
correo del lector
Las cartas dirigidas a esta sección deberán tener una extensión
máxima de 20 líneas. EL ESCÉPTICO se reserva el derecho
a extractar el contenido de las mismas.
el escéptico (Invierno 1998-99) 65