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el escéptico (Invierno 1998-99)
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más famosa del monstruo del la-
go Ness es un montaje hecho a
partir de un molde flotante; a
mediados del año pasado, Rein-
hold Messner, considerado el
mejor alpinista de la historia y
que se encontró una noche de
1986 cara a cara con el Yeti, ase-
guró que el hombre de las nieves
es “claramente un oso tibetano
similar a un grizzly, pero con el
pelo más largo”; ahora, le ha to-
cado el turno al Bigfoot (Pies
grandes).
El Bigfoot es un antropoide de
gran tamaño que, según los crip-
tozoológos, vive en los bosques
de Norteamérica. Esquivo, como
sus colegas escocés y tibetano,
no hay otras pruebas de su exis-
tencia que los testimonios ora-
les, los moldes de presuntas
huellas, y discutidas fotografías
y películas, entre las que desta-
ca la que tomaron Roger Patter-
son y Bob Gimlin en California el
20 de octubre de 1967. En ella,
se ve a un ser peludo que, sor-
prendido por la cámara, se dirige
hacia el bosque y, antes de ocul-
tarse, vuelve la cabeza.
Los criptozoólogos han dedi-
cado tres décadas a la disección
del filme, estableciendo que el
Bigfoot captado por Patterson y
Gimlin es una hembra y lucu-
brando sobre sus posibles hábi-
tos. Pero en enero pasado se
confirmaron las sospechas que
se suscitaron ya en 1967: el
enigmático ser es, en realidad,
un hombre disfrazado. El hallaz-
go, obra de dos criptozoólogos,
Cliff Crook y Chris Murphy, ha
sacudido los cimientos de esta
pseudociencia.
“Es un fraude”, ha sentencia-
do Crook. Y es que, gracias a las
modernas técnicas de análisis
informático, los estudiosos han
detectado en cuatro fotogramas
de la película un oscilante objeto
“de manufactura humana” que
interpretan como algún tipo de
cierre de un disfraz. Pero ¿quién
confeccionó el traje?
A finales de los años 60, las
miradas apuntaban hacia Holly-
wood y, en particular, hacia John
Chambers, galardonado con un
Oscar de maquillaje por El planeta
de los simios y a quien se atribuye
también la paternidad de algunos
monstruos peludos de la serie
televisiva Perdidos en el espacio.
En 1997, el cineasta John Landis
reveló que Chambers, a quienes
en la meca del cine consideran el
único especialista que podía dotar
de tanto realismo a un disfraz a
finales de los años 60, le había
confesado el secreto: él había
hecho el traje del Bigfoot de
Patterson y Gimlin.
“Creo que quien diseñó el ves-
tuario de Perdidos en el espacio
es el mismo que hizo el disfraz
del filme del Bigfoot”, ha asegu-
rado a EL ESCÉPTICO Cliff
Crook, para quien, “aunque la
filmación de Patterson es un
fraude, eso no significa que el
Bigfoot no exista”. Vamos, que la
fe mueve montañas.
LUIS ALFONSO GÁMEZ
Cambios en los
órganos de
gobierno de ARP
La asamblea anual de socios de
ARP-Sociedad para el Avance del
Pensamiento Crítico eligió el pa-
sado 16 de enero en Pamplona la
Junta Directiva que regirá la
asociación durante el bienio
1999-2000:
Presidente: Javier E. Armentia,
director del Planetario de
Pamplona.
Vicepresidente: Félix Ares, di-
rector de Miramon Kutxaes-
pacio de la Ciencia (San Se-
bastián).
Directora ejecutiva: Adela G.
Espelta, licenciada en Filoso-
fía.
Secretario: Antonio Cantó, in-
formático.
Tesorero: Ferran Tarrasa, inge-
niero industrial.
Vocales: José María Bello, direc-
tor del Museo Arqueológico e
Histórico de A Coruña; Borja
Marcos, informático; Carlos
Tellería, físico; y Victoria To-
ro, periodista científica.
A falta de las elecciones loca-
les de delegados de zona, la
asamblea de socios eligió como
miembros del Consejo Asesor de
ARP a Antonio S. Frumento,
Luis Alfonso Gámez, Alfonso Ló-
pez Borgoñoz, Sergio López Bor-
goñoz, Andrés Sanjuán y Víctor-
Javier Sanz. Fernando L. Frías,
por su parte, ha sido confirmado
como asesor legal de la sociedad,
y Carlos Tellería ha aceptado
unirse al equipo editorial de EL
ESCÉPTICO en calidad de co-
director.
primer contacto
Fotograma 352 de la película de
Patterson, uno en los que se ha
detectado el cierre del disfraz.
Fe de erratas
Debido a un problema de com-
patibilidad informática, en el
número 2 de EL ESCÉPTICO,
desaparecieron las líneas fina-
les en varias páginas:
las dos últimas líneas de la
página 19: “...están aquí,
para quien quiera realmente
conocer el asunto”;
las cuatro últimas líneas de
la página 35: “...to: «Se han
realizado algunas investiga-
ciones...». Como se ve, todo
bien explicado, detallado y
documentado.”
la última línea de la página
42: “308”;
las dos últimas líneas de la
página 53: “...ta entonces
¿para qué esperar?”.
la última línea de la página
58: “france13.htm”; y
las cuatro últimas líneas de
la página 63: “... jar de seña-
lar las importantes contra-
dicciones entre J. Dangou-
nau, por un lado, y P. Pigna-
rre e I. Stengers, por otro”.
Asimismo, en la página 50,
se sobreimprimieron las refe-
rencias con los créditos.