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sencillas formas geométricas.
Parece que en este país no so-
mos muy dados a los arbolitos y
las casitas, o bien que Geller hizo
algunas recomendaciones.
Efectivamente, Uri consigue
adivinar el dibujo de Punset: un
triángulo equilátero. ¿Cómo lo
hace? ¿Compinches ojeadores?
¿Algún sistema de calco (Uri in-
siste en el idéntico tamaño de
ambas figuras)? ¿En qué condi-
ciones hizo el dibujo Punset?
¿Sobre qué papel ¿Junto a quié-
nes? “No sé cómo lo hago”, ase-
gura Geller inocentemente. No va
de ilusionista, sino de Homo pa-
ranormalis, el siguiente eslabón
en la cadena evolutiva, un esla-
bón agraciado por Dios, para
más inri.
Pero ¿y si hubiera fallado?
Podría deberse, explica Geller, a
tener enfrente a una persona no
predispuesta. “Contigo, vi que no
tenías prejuicios
le dice a Pun-
set
−,
que eras una persona abier-
ta, simpática”. “Gracias
dice
Punset
, acepto que no tengo un
sentimiento negativo ante estos
fenómenos”. ¡No hace falta que
lo jure, señor Punset!
ERNESTO
J
.
CARMENA
1
Randi, James: The magic of Uri Ge-
ller. Ballantine Books. Nueva
York 1975.
2
El editorial de ese número de Na-
ture (Octubre de 1974) explica
que la intención de publicar el
informe del SRI sobre la percep-
ción extrasensorial es simple-
mente la de mostrar un ejemplo
del modo de experimentación en
el campo de la parapsicología.
Según los árbitros, el artículo tie-
ne un diseño y presentación muy
débiles, siendo desconcertante-
mente vagos los detalles aporta-
dos acerca de cómo fueron rea-
lizados los experimentos.
Sobre “Ufólogos
con sotana”
A primera vista, podría pensar-
se que los sacerdotes, dado su
amplio conocimiento de todo lo
relativo a los asuntos celestiales,
deberían ser considerados au-
ténticos testigos de élite, equipa-
rables a pilotos y otros profesio-
34
(Otoño 1998)
el escéptico
nales del aire. El artículo “Ufólo-
gos con sotana”, de Iker Jimé-
nez, publicado en Enigmas
1
, nos
brinda la oportunidad de com-
probarlo.
Comienza refiriéndose al do-
minico Antonio Felices, con una
larga trayectoria de investigación
sobre el tema de los ovnis. El in-
cidente “sobre el que erigió una
fe y un anhelo que aún conti-
núan vivos”
al decir de Jimé-
nez
tuvo lugar en la tarde del
16 de septiembre de 1965, te-
niendo numerosos testigos en
Palencia y Valladolid. Aquella
gigantesca nave triangular “fue
como una gran confirmación de
las muchas sospechas que tenía
desde hacía más de veinte años”,
comenta hoy el dominico.
El siguiente en comparecer es
el párroco Enrique López Gue-
rrero que, treinta años atrás, con
la vista puesta en el asunto Um-
mo, ya proclamó que los extrate-
rrestres estaban entre nosotros.
Posteriormente, escribiría el libro
Mirando a la lejanía del Univer-
so. Al ser preguntado sobre los
cimientos de su fe en los extra-
terrestres responde: “Es que yo
mismo los he visto. Nadie tiene
que venir a decirme lo que hay y
lo que no. Llevo treinta años in-
teresado en este asunto y la con-
firmación vino aquel 15 de agos-
to de 1989...”
2
. López se refiere a
la observación en pleno día, des-
de Viso del Alcor, de una esfera
metálica perfecta, de la que sa-
lió despedido otro aparato, avis-
tamiento que fue corroborado
por otros testigos.
Y cierra el tríptico de ufólogos
con sotana el jesuita Pedro Pa-
blo Requejo, que asegura haber
estado en contacto con extrate-
rrestres de Ganímedes. Aunque
comenzó a interesarse por los
ovnis desde principios de los
años 60, sus dudas quedaron
disipadas tras su primera obser-
vación: un avistamiento multitu-
dinario que tuvo lugar el 7 de
mayo de 1970. Según el jesuita,
“un objeto alargado y resplande-
ciente” se mantuvo durante bas-
tante tiempo sobre la ría de Vigo,
suspendido a gran altura.
Si tenemos en cuenta que los
tres incidentes
3
a los que nos he-
mos referido se debieron casi con
total seguridad a la presencia de
globos bañados por los rayos so-
lares, una primera conclusión
parece clara. Es urgente que se
impartan clases de aerostática
en los seminarios. En cualquier
caso, es sorprendente lo que lle-
gan a dar de sí los globos, cuan-
do llueve sobre mojado...
MANUEL
BORRAZ
1
Jiménez, Iker: “Ufólogos con sota-
na”. Enigmas (Madrid), Año IV -
Nº 8 (Agosto 1998), 66-73.
2
A juzgar por los ejemplos, en el ca-
so de los religiosos metidos a
ufólogos parece que esta segun-
da vocación no sigue la secuen-
cia desinterés inicial por el tema/
experiencia inusitada/conver-
sión al credo ufológico, como qui-
zá pudiera pensarse, sino más
bien la de interés previo por el
tema/experiencia inusitada/
consagración de la fe ufológica.
3
Sobre el primer caso, puede con-
sultarse, por ejemplo, El gran
enigma de los platillos volantes,
de Antonio Ribera (Plaza &Janés,
1974); sobre el segundo, que en
realidad tuvo lugar el 10 de agos-
to, ver el artículo “El ovni de la
ilusión”, por José Ruesga, en
Cuadernos de Ufología, Nº 8- 2ª
Época (Mayo 1990); acerca del
tercero, hay información en Te-
rror en la Luna, de J.J. Benítez
(Planeta, 1982).
‘Perdigones’
contra el cáncer
Al parecer, ciertas desavenencias
conyugales entre dos de sus
miembros, aireadas en público y
con televisión incluida, han lle-
vado al grupo de contactados Az-
tlán a una cierta crisis que ha
desembocado en los juzgados. A
la vista de la forma tan contun-
dente y apasionada con que el
equipo de la revista Más Allá se
ha lanzado a denostar a los que,
al parecer, han acusado al gru-
po Aztlán de ser una secta o algo
similar, así, a vuelapluma, me
surge una pregunta: ¿estamos
ante una toma de postura de
Campoy y sus colaboradores, de
corte quijotesco, de defensa, a la
manera de un campeón medie-
val, de damiselas en peligro, de
la imagen pública de unas perso-
nas a las que, a lo sumo, se pue-
de tachar de raras por aquello
de codearse con extraterrestres
el circo paranormal
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y haberse buscado un guía espi-
ritual más allá de nuestro siste-
ma solar o, por el contrario, la
imbricación entre la revista y el
grupo de aficionados a la ouija
es de tal naturaleza que se pue-
da hablar de defensa de intere-
ses comunes?
Sea lo que sea lo que piensen
los implicados, lo cierto es que
las firmas de algunos miembros
del grupo Aztlán aparecen cada
vez con mayor frecuencia en la
publicación que hasta septiem-
bre dirigía Campoy
el relevo lo
ha tomdo Javier Sierra
. Así, en
el monográfico dedicado a la re-
encarnación, entre María Pinar
Merino y Luis Arribas se repar-
ten media docena de artículos.
Si añadimos que, como corres-
ponde a fieles discípulos, el gru-
po Aztlán se la ha arreglado para
que su extraterrestre Geenom se
haya hecho durante meses un
hueco en las páginas de Más Allá
donde le montaron un consul-
torio de salud y belleza espiritual
muy Nueva Era, tipo Elena Fran-
cis, solo que más cutre y cursi si
cabe
, es difícil negar una estre-
cha vinculación entre los contac-
tados y la revista. Vinculación
que son libres de establecer.
Resulta poco habitual contar
en la prensa con un colaborador
extraterrestre
¿estará dado de
alta en la Seguridad Social?
e
insólito que una publicación que
se precia de servir a la ciencia
de vanguardia se permita unos
colaboradores como María Pinar
Merino y Luis Arribas, que sis-
temáticamente adornan sus ar-
tículos con gazapos científicos
propios de un mal estudiante de
bachillerato. Pero, a excepcion de
estos pequeños detalles, la cre-
dulidad de Campoy y sus cola-
boradores más próximos en la
mascota extraterrestre del gru-
po Aztlán, al que han convertido
en oráculo particular de la revis-
ta, por un lado, y la publicidad
que reciben los contactados, por
otro, justifican más que de so-
bra la asociación establecida.
Hace unos meses, en la sec-
ción de Cartas de Más Allá, se
animaba a una paciente de cán-
cer, entre otras extravagantes te-
rapias, a rodearse de esferas, de
todo tipo, incluyendo pelotas de
ping-pong. Por supuesto que las
terapias recomendadas eran to-
das del tipo llamado alternativo,
el escéptico
(Otoño 1998)
35
esto es, basadas generalmente
en una ignorancia supina de las
disciplinas médicas conocidas
mediante procesos lo más cien-
tíficos posibles y basadas en las
evidencias. Pero lo de las esferas
sonaba al más puro esoterismo
propio de la decantación extre-
ma de la desbordante imagina-
ción de la que suelen hacer gala
los oráculos de la Nueva Era.
En el número 110 de Más Allá
de la Ciencia, Arribas tomaba re-
cado de escribir y se lanzaba a
la aventura de justificar científi-
camente por qué las esferas nos
pueden ayudar en nuestra lucha
contra el cáncer. Y si el autor se
hubiese limitado a manejar ideas
y razones de pura cepa esotéri-
ca, haciendo uso de la jerga co-
rrespondiente, tal vez no hubie-
se salido airoso, ya que es difícil
que alguien con una mínima
cultura y un mínimo de sentido
común se crea lo de las ondas
de forma, pero sí, al menos, hu-
biese pasado más o menos des-
apercibido; pero no. El autor
siente el vértigo de la palabra
técnica, del concepto científico
1
,
como apoyo a sus divagaciones
esotéricas, y, claro, sale a la luz
el latinajo científico, el gazapo
más ramplón, el lenguaje pseu-
docientífico formado por un rosa-
rio inconexo de palabras cientí-
ficas cuyo uso y significado pare-
ce desconocer ampliamente. Es-
tá claro que Arribas no se ha en-
terado entre otras cosas de que:
1. “Las ondas vibratorias de
tipo electromagnético débil-
mente cargadas” no existen;
tampoco las muy cargadas
o las cargadas a secas. A lo
mejor, el autor ha oído decir
que el movimiento vibratorio
de las cargas eléctricas pro-
duce ondas electromagnéti-
cas... y, al escribirlo, se ha
hecho un lío.
2. No se debe incurrir en fla-
grantes contradicciones ni
siquiera cuando se usan
conceptos y términos de du-
dosa significación. Así, y
cuando se emplea el concep-
to de onda de forma, por muy
vacío de contenido que esté,
conviene ser coherente, más
que nada para dar una cier-
ta apariencia de que lo que
uno está diciendo no se da
de bruces con el sentido co-
mún. No se puede decir, co-
mo hace que “las ondas de
forma emitidas por formas
geométricas simétricas son
beneficiosas y benignas” y
añadir, unas líneas después,
que “el cuadrado emite on-
das de forma’nocivas”, ya
que es una pura contradic-
ción, al ser el cuadrado una
de las formas geométricas si-
métricas más elementales y
sencillas que existen.
3. Decir que el centro de la es-
fera posee energía magnéti-
ca centrípeta es un solemne
disparate, ya que mezcla un
término propio de magnitu-
des vectoriales
tal como la
aceleración
con otro clara-
mente escalar. Además, no
se indica bajo que condicio-
nes aparece la energía mag-
nética en el centro de la es-
fera, por lo que se puede en-
tender que está presente en
todo momento, lo cual es un
disparate al cuadrado.
Según Arribas, “se han reali-
zado algunas investigaciones al-
ternativas
2
[para el tratamiento
del cáncer] que incorporan a las
formas esféricas un componen-
te biológico, como por ejemplo las
esferas creadas con migas de
pan” ¡Lástima que no supiesen
esto tantas madres que han ve-
nido regañando a sus hijos por
hacer pelotillas con la miga del
pan en la mesa! Se hubiesen
dado cuenta que, más que per-
digones para lanzárselos a los
hermanos, el crío estaba gene-
rando energía sutil antican-
cerígena para toda la familia.
FERNANDO
PEREGRÍN
1
Este vértigo lo padece también, y
en grado muy avanzado, otra
miembro del grupo, María Pinar
Merino. Tradicionalmente, la tie-
ne tomada con la física, lo que
no impide que realice temerarias
incursiones en otras ciencias, co-
mo la biología, para confundir,
sin inmutarse, las bases de los
ácidos nucléicos con las proteí-
nas. (Véase el monográfico de
Más Allá sobre la reencarnación.)
2
Lo de siempre. “Los científicos han
descubierto...”, “se ha demostra-
do en varios [o numerosos, se-
gún la imaginación del autor] la-
boratorios...” o, como dice el tex-
to: “Se han realizado algunas in-
vestigaciones...”. Como se ve, to-
do bien explicado, detallado y do-
cumentado.
el circo paranormal