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ARP
La Alternativa Racional

Número 36

 

Editorial .............................. 3

-El legado de los Picapiedra
(Luis Alfonso Gámez)..................... 5

Opinión
-Sobre los editoriales de LAR
(Ricardo Campo Pérez)....................13

-Curación por la fe (y II)
(Javier Armentia)........................15

-Escepticismo y conocimiento
(William Grey)...........................25

-II Congreso Nal. sobre Pseudociencia....32

Debate
-LAR vs. CdU. El millón de abismos
(Félix Ares).............................33

-Por el escepticismo, el debate y la tolerancia
(Ignacio Cabria).........................36

-Desde el sillón escéptico...............38

-Correo del lector.......................46

-Historias eXotéricas....................47
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Editorial

De nuevo en la calle. Y, como siempre, con sangre, sudor y lágrimas. Lágrimas de sangre ante los nuevos intentos de seguir aborregando al personal. Más sangre en carnicerías y juegos de manos que nos quieren vender como “medicinas alternativas”. Y sudor del equipo editorial trabajando en la revista en pleno verano, bajo el benigno y refrescante clima del Valle del Ebro.

De nuevo en la calle y de nuevo para contar lo de siempre. Más historias de embaucadores, charlatanes y entes similares apareciendo en los medios de comunicación, publicando libros y ganando dinero. Y de nuevo la eterna pregunta: ¿cómo es posible que alguien (y menos tal cantidad de gente) se crea toda esa sarta de tonterías y estupideces? Intentamos explicarlo aludiendo al bajo nivel cultural medio de nuestro país, pero esta explicación no es del todo válida, o al menos no es suficiente. ¿Quién no conoce a personas con titulación universitaria que visiten a un homeópata, consulten a un astrólogo o se apunten a la Nueva Era?

Lo que sí es cierto es que hay en España muchos licenciados universitarios que no saben por qué los satélites artificiales no se caen o qué es un protón. Y que cuando oyen hablar de la “Navaja de Occam” no están seguros de si ese buen señor era un bandolero de Sierra Morena o un cuchillero de Albacete.

Lamentablemente, mientras siga siendo motivo de orgullo ser un completo ignorante en cuestiones de ciencia y tecnología (en muchos casos incluso de filosofía), nos saldrán curanderos, videntes y “gurús” de la Nueva Era hasta de debajo de las piedras.

Pero no sólo la ignorancia de la gente es causa de todo este tipo de creencias absurdas. Existe algo -aunque uno ya duda de su existencia- llamado sentido común, del que nos ha dotado supuestamente la Naturaleza para poder decidir por nosotros mismos lo que nos conviene y lo que no. Pero, como dice el adagio del sabio, “el sentido común es el menos común de los sentidos”. La gente tiene una enorme tendencia a suspender el propio juicio, porque resulta mucho más cómodo que otros decidan por nosotros, resulta más fácil echar la culpa a los planetas, resulta más cómodo seguir un tratamiento a base de agua destilada para curarse un cáncer en 15 días, que someterse a un agresivo tratamiento de quimioterapia. ¡Claro que el primero le soluciona a uno el problema en 15 días!...pero para toda una eternidad.
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Por eso, uno se sorprende -agradablemente, por supuesto- cuando recibe a
través de la prensa la noticia de que un juez andaluz ha resuelto un juicio contra la empresa Acar-Sud por publicidad engañosa, y lo ha resuelto en un auténtico alarde de sentido común y buen hacer, alegando que quien hace una afirmación debe ser quien demuestre tal afirmación, y que Acar-Sud no había demostrado ni una sola de las cualidades milagrosas de su producto,
ni ha dado pruebas de la existencia de un informe clínico que supuestamente ofrecieron a la OCU, y que amablemente se prestaron a enviar a esta redacción -y que por supuesto jamás llegó-.

Lástima que, dados los problemas de aglomeración en la justicia de este bendito país, y lo difícil que resulta plantear un pleito de este tipo, para cuando se publica la sentencia, las sociedades denunciadas han hecho el agosto, se han disuelto para evitar responsabilidades, y se han reconstituido con otro nombre. A continuación, se ponen a fabricar un nuevo y absurdo aparatito capaz de solucionarnos la vida, al módico precio de n-mil pesetas, y vuelta a empezar.

Por cierto. Dado que este tipo de artilugios mágicos los anuncian ininterrumpidamente en unas pocas emisoras de radio y en alguna cadena de televisión, y conocidas las costumbres de los expertos en publicidad, a uno le da por pensar que los radio-oyentes y tele-videntes de tales cadenas deben tener todos problemas de insomnio, stress, impotencia, falta de concentración y similares. Y si ustedes escuchan unos minutos cualquiera de esas emisoras, en seguida comprenderán por qué.

En fin. El verano, como todos los veranos, ha dado mucho de sí. Cuando faltan noticias, porque quienes son siempre noticia están de vacaciones, los medios de comunicación se hacen eco de cuanto salga a través del teletipo. Así, hemos sido testigos estos días de artículos explicando las aberraciones y problemas del doctor Hamer y su milagroso método contra el cáncer -que sigue ejerciendo en la Costa del Sol sin que nadie diga nada-, y hemos visto cómo todos los medios se han volcado en mostrar unas curiosas imágenes del extraterrestre al que le falló el ABS en las proximidades de Roswell. Parece mentira cómo tanta gente puede picar el anzuelo de una mala película de ficción, o cómo se aprovechan de ello para vender más y más periódicos o revistas.

Si ustedes han visto esas imágenes, supongo que se habrán hecho la misma pregunta que nosotros. ¿Cómo se reproducen los extraterrestres?

Hasta pronto.
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EL LEGADO DE LOS PICAPIEDRA

Luis Alfonso Gámez

Embaucadores recurren a falsos restos arquelógicos y paleontológicos para vender la existencia de una civilización en la época de los dinosaurios

JAVIER CABRERA es el heredero de los Picapiedra, el guardián del «más revolucionario y antiquísimo mensaje de que tenemos noticia» [Benítez, 1975, 18]. El texto está grabado en más de 15.000 piedras de diversos tamaños que el médico peruano tiene apiladas en tres habitaciones del centro-museo de Ica, como pomposamente llama a su casa. Los cantos rodados de Cabrera son el único vestigio de un pasado remoto, en el que el hombre cazaba dinosaurios, realizaba complejas operaciones quirúrgicas, surcaba los cielos a bordo de aves antediluvianas o escrutaba el firmamento a través de telescopios. Las piedras de Ica son, para algunos, el «más importante descubrimiento de esta humanidad» [Benítez, 1975; 19]. Su propietario está convencido de que demuestran que la Tierra albergó una avanzada civilización en el Mesozoico.

Todo empezó en 1966, cuando el médico recibió de un amigo «una pequeña piedra de color, en la que aparecía un extraño pájaro» [Benítez, 1975; 33]. El pisapapeles atrajo la atención de Cabrera, que llegó a la conclusión de que el ave era un pterosaurio, representante de un grupo de reptiles voladores extinguido hace 65 millones de años. Preguntó a su amigo dónde había conseguido el pedrusco y éste le dijo que los grababan los campesinos de Ocucaje, un poblado próximo a Ica. Intrigado, consiguió dar poco después con los indígenas que vendían los cantos grabados y empezó a comprar todas las piedras que ponían ante sus ojos. Descubrió que los guijarros que le proporcionaba masivamente BASILIO UCHUYA podían ordenarse en series.

Nueve años después, la biblioteca lítica estaba compuesta por cerca de 11.000 ejemplares, que constituían «la más estremecedora, rotunda y completa prueba de la existencia de otra civilización que pobló el planeta» en la época de los dinosaurios [Benítez, 1975; 17]. Entonces, apareció en escena JUAN JOSÉ BENÍTEZ, reportero del rotativo bilbaíno La Gaceta del Norte. El periodista se sintió cautivado por Cabrera y por unas piedras que demostraban unos conocimientos «que han hecho palidecer nuestra soberbia civilización» [Benítez, 1975; 18]. Así, aprendió que de los huevos de dinosaurio salían larvas, que luego sufrían una metamorfosis -cual gusano de seda- y se convertían en tiranosaurios, brontosaurios o triceratops. Así, se sintió maravillado por los conocimientos médicos de los terrestres antediluvianos, capaces de realizar trasplantes de corazón, riñón, pulmón, hígado... y hasta cerebro. Así, supo que la desaparición de los grandes lagartos había sido causada por los hombres gliptolíticos -como llama Cabrera a los productores de piedras- y el choque contra nuestro planeta de dos de sus tres satélites, que provocó a su vez el hundimiento de Atlántida. Así, se enteró de que aquella civilización no sólo conocía la aviación, sino que había abandonado la Tierra en dirección a las Pléyades poco antes del cataclismo. Y el intrépido reportero volvió a España dispuesto a difundir a los cuatro vientos lo que con el tiempo se convertiría en uno de sus misterios favoritos.

Una civilización tecnológica en el Mesozoico

Los hombres gliptolíticos eran, según los grabados, pequeños seres cabezones de largas narices, que sólo vestían taparrabos y cubrían sus cráneos con tocados de plumas. A pesar de ser capaces de realizar complicadas intervenciones quirúrgicas, los cirujanos mesozoicos ni usaban guantes ni cubrían sus rostros con mascarillas. Exploraban el cielo con telescopios, volaban a bordo de pájaros mecánicos y viajaban a otros planetas; pero, cuando declararon la guerra a los dinosaurios, lo hicieron sólo armados con primitivas lanzas y cuchillos. Su civilización fue planetaria y construyó las pirámides de Egipto «para captar la
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energía electromagnética», explica Cabrera. Los egipcios, asegura el médico, «carecían de los necesarios medios técnicos para mover y levantar una gran obra como la pirámide de Keops» [Benítez, 1975; 173-174]. Sin embargo, ni en las pirámides aparecen enanos con tocados de plumas ni se han encontrado piedras similares a las de Ica en ningún otro rincón del planeta.

Fernando Jiménez del Oso cree que «hasta lo aparentemente absurdo puede ser realidad, y las piedras de Ica son una buena prueba de ello» [Jiménez del Oso, 1989a]. El visionario psiquiatra es capaz de justificar lo injustificable, hasta el uso de hachas y puñales en la caza de dinosaurios. «Tal aparente incongruencia -dice- puede explicarse de varias formas; entre otras, la muy simple de que una cultura que evoluciona en lo técnico no ha de recorrer forzosamente el mismo camino que otra, en tanto que los descubrimientos más significativos suelen deberse a la casualidad. De igual manera, también podría estarse aludiendo a un deporte o a un rito, tan discrónico como pueda ser hoy matar toros con un estoque cuando se dispone de ametralladoras» [Jiménez del Oso, 1989b; 23]. El fabricante de misterios pasa por alto que Cabrera describe la masiva matanza de dinosaurios como una guerra a muerte entre humanos y reptiles, en la que lo lógico hubiera sido que el hombre gliptolítico hubiera utilizado potentes armas y no cuchillos, hachas o lanzas.

La Tierra mesozoica del médico peruano no tiene nada que ver con la de la geología. El mundo de Javier Cabrera incluye Atlántida y Lemuria, y la consiguiente catástrofe planetaria. En el caso de las piedras de Ica, el cataclismo se produce al chocar contra el planeta dos de sus tres lunas. Benítez ha reivindicado la figura de Cabrera como precursor de la teoría científica según la cual la caída de un meteorito provocó la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años [Benítez, 1994; 115-120]. El escritor afirma que el coleccionista de piedras se anticipó en años a Luis y Walter Álvarez, pero eso es mentira.1 El novelista mezcla churras con merinas para confundir a sus lectores y dar credibilidad a los disparates de Cabrera, que dice que la caída de dos lunas -nunca de un meteorito- «contribuyó a la anulación del mecanismo reproductor de los reptiles» [Benítez, 1975; 57]. En lo único en lo que es precursor el médico es en llevarse la leyenda de Atlántida hasta la época de los dinosaurios y en poblar la Tierra de enanos narigudos, cuya avanzada civilización tampoco lo debía de ser tanto cuando dejó su mensaje toscamente plasmado en piedras.

Curiosamente, los guijarros con grabados más realistas son los que hacen referencia a los logros médicos de la civilización mesozoica. «Tal realismo en el dibujo de órganos como el corazón -dice Javier Sierra-, no volveremos a encontrarlo en ninguna de las demás piedras, lo que ha hecho que no pocos sospechen que, puesto que Cabrera es médico, fuera él mismo quien mandara tallar esa serie desconcertante volcando en ella sus propias ideas» [Sierra, 1994; 103]. Según comprobó el ufólogo alicantino en marzo de 1994, han comenzado a aparecer cantos rodados en los que se advierte de la promiscuidad homosexual como factor de riesgo a la hora de contraer enfermedades, como el sida, que debilitan el sistema inmunológico. Es de suponer que el próximo descubrimiento médico importante se refleje en las piedras poco después de divulgarse en los medios de comunicación.

Grabados por encargo

«Entre los huaqueros de los alrededores de Lima,2 se dice que si le informas de tu profesión al médico de Ica, se excusará durante quince minutos y podrás escuchar el ruido de su torno de dentista en una habitación trasera antes de que regrese de las profundidades de su museo con una piedra tallada, que, por una extraña y en cierto modo artificial coincidencia, presenta un dibujo de alguien de un distante pasado ejerciendo tu profesión» [Randi, 1987; 129]. La ironía de James Randi, ilusionista y cazador de charlatanes, refleja lo que los arqueólogos saben desde hace años, que los indígenas del poblado de Ocucaje se sacan un dinero vendiendo a Cabrera y a los turistas piedras grabadas por ellos mismos.

Basilio Uchuya, Pedro Huamán, Aparicio Aparcana e Irma Gutiérrez, entre otros, han reconocido en repetidas ocasiones ser los fabricantes de los guijarros. Uchuya confesó en 1975 que llevaba diez años grabando piedras para Cabrera y aseguró que copiaba los motivos de revistas ilustradas. En aquel entonces, ni siquiera suscitó suspicacias en Benítez el hecho de que el
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campesino tuviera en su choza más de una veintena de pedruscos «idénticos a muchos de los que había visto pocas horas antes en el museo de Javier Cabrera» [Benítez, 1975; 39]. Lo único que le sorprendió es que no hubiera ninguna piedra de gran volumen. El reportero estaba convencido de que los habitantes de Ocucaje no podían haber hecho las piedras y, una vez más, estaba equivocado.

Varios españoles viajaron hasta el desierto peruano a finales de los años 70 para estudiar las piedras de Ica. Uno de los que regresaron de Perú con guijarros entre su equipaje fue Félix Ares, informático y asesor del Comité para la Investigación Científica de los Supuestos Hechos Paranormales (CSICOP). A cambio de unas cuantas monedas, Uchuya graba desde hace años en pedruscos los motivos -dinosaurios, incluidos- que le piden los turistas, como pudo comprobar el propio Erich von Däniken. Sin embargo, el imaginativo hostelero suizo prefirió creer a Cabrera porque «las revistas publican fotografías de cosas reales, que existen. Pero los complicados motivos que presentan las piedras auténticas de Cabrera no responden a ninguna realidad fotografiable de este mundo» [Däniken, 1977; 383]. Lo que no explica Däniken es por qué el ciclo biológico de los dinosaurios del médico peruano no tiene nada que ver con la realidad, cuál es la razón de que la ausencia de reptiles «no repertoriados por la ciencia o típicamente sudamericanos» [Pereda, 1995], y por qué los mapas del mundo son aberrantes y no se ha encontrado ningún otro vestigio de la civilización mesozoica. Ares, por su parte, conoció en Perú a uno de los principales suministradores de piedras de Cabrera, que le dijo que los motivos los copiaba de revistas y que el médico limeño lo sabía.

Los falsificadores del pasado cifran entre 25.000 y 50.000 el número de piedras grabadas, aunque las únicas que se conocen son las que forman parte de la colección de Cabrera. «Lo cierto -dice Javier Sierra- es que al visitante ocasional apenas se le muestran unos pocos cientos» de piezas y la mayoría es, «contrariamente a lo que muchos todavía creen, de pequeño tamaño, fácilmente manejable y con un labrado que apenas supone problema alguno para cualquiera de los artistas locales» [Sierra, 1994; 102]. De hecho, la industria lítica de Ocucaje proporciona a los modestos campesinos un sobresueldo desde hace 30 años. Javier Cabrera y su ilusoria civilización mesozoica son una sustanciosa fuente de ingresos.

Piedras auténticas y piedras falsas

«Sólo conozco una piedra grabada que puede ser auténtica. El resto, todos esos miles y miles, son falsas», apuntaba en 1974 Roger Ravínez, portavoz del Instituto Nacional de Cultura de Perú [Benítez, 1975; 214]. Seguro de que la historia de los cantos rodados mesozoicos era un cuento chino y de que «Cabrera deliraba», el arqueólogo basaba su veredicto en un estudio del estilo de los grabados y en «microfotografías de las incisiones». Juan José Benítez achacaba la actitud del experto al dogmatismo de la ciencia oficial, ya que Santiago Agurto, ex-rector de la Universidad de Ingeniería de Lima, había encontrado en 1962 dos guijarros grabados en sendas tumbas precolombinas de Ocucaje. El sensacionalista autor presentaba estos hallazgos como revolucionarios -«un punto clave en pro de la autenticidad de las piedras de Ica»- y censuraba la «funesta costumbre» de la arqueología de asociar los útiles encontrados en una tumba a los restos humanos de la misma [Benítez, 175; 94-95]. Y volvía a meter la pata.

Para el fabricante de misterios, los guijarros labrados de Agurto eran la prueba definitiva de la
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autenticidad de la biblioteca lítica. Nada más lejos de la verdad. Estos dos cantos rodados se encontraron en tumbas, no provienen de los campesinos de Ocucaje, y muy posiblemente son auténticos, pero eso no quiere decir nada. Los motivos reflejados en estas dos rocas se corresponden con los típicos de culturas prehispánicas. No hay dinosaurios ni intervenciones quirúrgicas ni viajes espaciales; hay una flor estilizada y un pájaro. Así pues, en Ica existen guijarros grabados auténticos, con motivos característicos de las culturas locales, y otros falsos, plagados de seres antediluvianos.

Cabrera asienta su espectacular colección sobre una primera piedra, la que le regaló Félix Llosa en 1966. El guijarro pudo haber sido obra de Basilio Uchuya o un auténtico resto arqueológico. En este último caso, la desbordante imaginación del médico se habría encargado de convertir al ave en pterosaurio. Convencido de un hallazgo histórico, Cabrera habría acudido a los campesinos de Ocucaje para dar con nuevas piedras que confirmaran sus sospechas. A cambio de dinero, Uchuya y compañía las habrían grabado y habrían hecho realidad los sueños del médico. La evidencia a favor del fraude es tal que la posibilidad de engaño ha sido apuntada hasta por los representantes de la ufología más crédula [Sierra, 1994]. Así se explica, además, que Cabrera nunca haya dicho dónde está el yacimiento en el que hay más de un millón de cantos labrados. La razón es muy simple, tal depósito no existe.

En la segunda mitad de los años 70, las piedras de Ica dieron fama a Javier Cabrera dentro del submundo de lo paranormal, pero acabaron con su credibilidad profesional y arruinaron su vida familiar. Sus disparates le hicieron objeto del desprecio de los científicos y de las chanzas de la prensa, lo que le acarreó «desprestigio, burlas y soledad. Ica -explica Fernando Jiménez del Oso- es una pequeña ciudad provinciana y no podía quedar sin castigo el que uno de sus hasta entonces más eminentes ciudadanos fuera tema de portada en los diarios nacionales por motivos tan poco dignos de encomio. [En 1978,] su esposa le había abandonado, sus pacientes buscaron otro médico menos famoso y los hijos habían iniciado su particular diáspora. Me habló de ello con los ojos húmedos de la impotencia, tan indignado por aquel trato injusto como pudiera estarlo en su día Galileo» [Jiménez del Oso, 1989b; 21]. No podía faltar la referencia al físico y astrónomo italiano, «ya que -como decía el fallecido Isaac Asimov- es el santo patrón (¡pobre hombre!) de todos los chiflados autocompasivos» [Asimov, 1979; 177].

Incisiones de hace dos días

El médico peruano repite hasta la saciedad desde hace veinte años que tiene un informe científico de la Universidad de Bonn, que ratifica la autenticidad de las piedras. Sin embargo, el único que lo ha visto es Juan José Benítez porque Cabrera «nunca lo enseña» [Sierra, 1994; 104]. Según recoge el periodista en Existió otra humanidad (1975), los expertos alemanes descubrieron una pátina de oxidación natural que cubría «la totalidad de la piedra» y que los grabados no eran recientes [Benítez, 1975; 102]. Naturalmente, no sólo se ignora si Cabrera envió a Bonn guijarros con dinosaurios o auténticos restos arqueológicos prehispánicos, sino que tampoco existe ninguna prueba de que tal análisis se haya efectuado alguna vez. Por si fuera poco, todos los exámenes científicos realizados a espaldas de Javier Cabrera han dado resultados negativos.

Cuando un equipo de la BBC visitó Ica con la intención de filmar algunas escenas para el documental The Case of the Ancient Astronauts, el médico no les permitió rodar en el centro-museo ni quiso hablar sobre los controvertidos cantos rodados. Sin embargo, les regaló lo que él calificó de genuino guijarro de millones de años de antigüedad. Poco después, la roca era analizada en el Instituto de Ciencias Geológicas de Londres, cuyos técnicos llegaron a la conclusión de que «los aguzados y relativamente limpios bordes de las incisiones son notables, una característica que no puede preservarse durante mucho tiempo de la erosión en condiciones normales». Los expertos británicos añadieron que el labrado de la imagen se había realizado «con posterioridad» al proceso de oxidación que había vuelto la roca de color marrón [Story, 1980; 93-94]. El pedrusco podía ser mesozoico; pero los grabados eran recientes. El equipo de televisión no se sorprendió ante el fiasco, ya que sabía de la actividad artística de Basilio Uchuya. En Ocucaje, el campesino había enseñado a los periodistas británicos una foto del almacén de piedras de Cabrera con una dedicatoria, en la que el médico le agradecía su condición de proveedor de piedras.
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Más recientemente, «dos exámenes realizados en España en 1993 y 1994 sobre algunas muestras importadas desde Perú han dado resultados negativos, mostrando que [las piedras] fueron elaboradas con lijas, sierras y ácidos. Pero ¿por quién y para qué?», se preguntan todavía algunos [Sierra, 1994; 104]. El propio Cabrera reconocía en 1974 que los campesinos de Ocucaje habían comenzado «a fabricar algunas de esas grabaciones. Pero puedo asegurarte -decía a Benítez- que no pasarán de 20 ó 40. Y todas ellas están en manos de personas conocidas. En todas, además, se adivina inmediatamente que el grabado es falso» [Benítez, 1975; 225]. El método del médico para detectar las piedras auténticas es tan sencillo como destructivo, tira el guijarro al aire y si se rompe en mil y un pedazos, es que es auténtico. Cómo ha llegado a esa conclusión, nadie lo sabe.

No importa que los textos de la biblioteca lítica de Ica sean inconsistentes y disparatados, que no se hayan encontrado restos similares en ningún otro lugar del planeta, que los campesinos de Ocucaje fabriquen guijarros grabados a cambio de dinero, que los análisis científicos hayan sacado a la luz falsificaciones... Para los vendedores de misterios, las piedras de Ica siguen siendo uno de sus enigmas favoritos; para los arqueólogos y paleontólogos, son «falsificaciones bastante evidentes», cuya errónea interpretación da lugar a «auténticas barbaridades», como convertir al hombre en coetáneo de los dinosaurios, «cuando los datos científicos indican muy rigurosamente que nos separan 65 millones de años» [Molina, 1995].

El misterio de Acámbaro

Treinta años antes que Cabrera, un comerciante alemán cayó en las garras de los espabilados campesinos de la localidad mexicana de Acámbaro. Waldemar Julsrud reunió entre 1945 y 1952 más de 30.000 misteriosas figuras de arcilla. Aunque algunas correspondían a culturas prehispánicas, había otras con fantásticos y grotescos animales: cuadrúpedos con cuello y cabeza de pájaro, bípedos con cráneo de lagarto y cresta dorsal, serpientes con patas y cuernos, y un largo etcétera de seres imposibles.

No se sabe a ciencia cierta cómo llegaron las primeras figuras a manos del coleccionista. En uno de los escasos reportajes escritos sobre el tema, Jiménez del Oso advierte que existen dos versiones sobre el descubrimiento de las piezas de arcilla, ocurrido en 1945. Según una de ellas, Julsrud encontró varias figuras que habían quedado al descubierto por la lluvia en el cerro del Toro; según la otra, las halló cuando excavaba en las proximidades de su casa. Entonces -y aquí concuerdan las diferentes versiones-, pidió al albañil Odilón Tinajero y a otros vecinos de Acámbaro que, a cambio de uno o dos pesos por ejemplar, le facilitasen todas las piezas arqueológicas que encontraran. Y el comerciante se hizo con más de 30.000 estatuillas de barro, «amén de otro tipo de objetos, como puntas de flecha, figuras de la cultura chupicuaro, máscaras, piedras de jade, pipas de barro y algún que otro resto fósil» [Jiménez del Oso, 1993; 14].

El arqueólogo Antonio Pompa sospecha que los campesinos «tomaron el pelo» a Julsrud, que era un ignorante en historia precolombina. Cree que las primeras figuras sí eran auténticas, pero «las demás las hicieron los alfareros». Jiménez del Oso, sin embargo, no es capaz de ver la diferencia entre los grotescos seres salidos de la imaginación de los campesinos y las obras de la cultura local; pero ¿qué rigor se le puede exigir a alguien que cree que un cuadrúpedo con cabeza de pájaro y un ser de largas patas que repta sobre su panza «parecen sacados de un libro de paleontología»? [Jiménez del Oso, 1993; 15]. Cuando se mete a historiador, el psiquiatra se hace eco de todo tipo de disparates, desde las teorías del propietario de las figuras hasta las de un supuesto experto ruso. Para Julsrud, los autores de las imágenes fueron los atlantes; para el historiador ruso, «cabe la posibilidad de que en aquella parte de América los saurios del Mesozoico hubieran pervivido hasta el punto de que el hombre llegara a reconocerlos». Sólo hay dos inconvenientes: ni la mítica Atlántida existió, ni los primeros hombres americanos compartieron hace 15.000 años su espacio vital con dinosaurios.

Aunque es evidente que en Acámbaro no hay nada que pueda turbar a los historiadores, Jiménez del Oso y sus secuaces se dedican, en revistas como Espacio y Tiempo y Más Allá, a dar crédito a «figuras de las más altas cotas de aberración paleontológica, monstruos de apariencia quimérica, construcciones irrealizables, referencias de visitas extraterrestres a nuestro planeta y hasta aparentes informes cósmicos» [Delgado, 1994; 124].
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Haciendo gala de una aparente seriedad, se presentan como honrados investigadores que no se explican quién moldeó las figuras, por qué y cuándo. El móvil del engaño perpetrado por los indígenas fue el mismo que en Ica, el dinero que también anima a los autores sin escrúpulos a dar crédito a todo tipo de disparates.

¿Paseó el hombre con los dinosaurios?

Tanto Benítez como Jiménez del Oso -los dos vendedores de ilusiones más representativos del mundillo pseudocientífico español- apuntan en sus trabajos la existencia de vestigios paleontológicos que confirman que una Raquel Welch prehistórica, vestida con biquini de piel, pudo despertar el apetito de los dinosaurios hace 65 millones de años. El psiquiatra decía en 1989 haber encontrado restos humanos en estratos mesozoicos del desierto de Ocucaje. A pesar de que él mismo advertía que habían «pasado mucho años» desde su época universitaria como para ser tajante, no dudaba en anunciar a bombo y platillo que, «hombre o prehomínido, aquella criatura, situada en ese lugar y en ese tiempo, es tan desestabilizadora para la paleontología actual que obliga a escribir de nuevo la historia del pasado remoto del planeta» [Jiménez del Oso; 1989; 28]. Tal alarde de inmodestia obliga a preguntarse cómo es que, años después, el barbudo estudioso sigue sin recibir el premio Nobel o pasar a los libros de paleontología. ¿No será que estamos ante otra mentira económicamente rentable?

Erich von Däniken afirma que la teoría de Darwin «ha cegado a generaciones enteras de paleontólogos y antropólogos» [Däniken, 1977; 301]. El hostelero suizo coincide con Benítez en que existen huellas de pies humanos junto a rastros de dinosaurios en estratos de más de 70 millones de años de antigüedad. Así, el novelista navarro calificaba en 1975 de «trascendental» el descubrimiento, en la localidad soriana de Navalsaz, de una pisada humana petrificada junto a otras de grandes lagartos, «otro testimonio de la convivencia entre el hombre y los dinosaurios» [Benítez, 1975; 73]. La ciencia, sin embargo, ha prestado poca atención a este tipo de aseveraciones. Los especialistas las consideran simples estupideces, confiesa Eustoquio Molina, paleontólogo de la Universidad de Zaragoza preocupado por el auge de la pseudociencia.
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El lecho del río Paluxy, en Texas (EE UU), es punto de referencia obligado cuando se habla de una humanidad como la plasmada en los dibujos animados de Hanna y Barbera. Allí, «hay cientos de pisadas de saurios de diversas especies. Entre ellas y junto a ellas, aparecen siempre numerosas pisadas de pies humanos de gran tamaño» [Däniken, 1977; 293]. El autor de Recuerdos del futuro (1968) asegura que para hallar la totalidad de las huellas sólo hubo que guiarse «por el sentido de la marcha del dinosaurio, así como la del hombre en seguimiento del mismo». Las pisadas humanas se corresponden, según el astroarqueólogo,3 con las huellas de seres gigantescos y echan por tierra la teoría de la evolución. Däniken añade, además, que existen vestigios similares en Kentucky, donde en monte Vernon las huellas reproducen «a la perfección unos pies humanos», y en Utah, donde la suela de un zapato aplasta un trilobites en un estrato de hace 500 millones de años.

Zapatillas de tenis precámbricas

Los hallazgos de Däniken son, sin embargo, bastante menos revolucionarios que los de la ciencia oficial. William F. Tanner, geólogo de la Universidad de Florida, anunció en un congreso de paleontología en 1984 que se habían encontrado dos huellas de zapatillas de tenis en estratos precámbricos, correspondientes a hace 2.700 millones de años, situados en la bahía del Hudson, en Canadá. El científico, lejos de proclamar a gritos el derribo de la teoría de la evolución, se molestó en estudiar las pruebas sobre el terreno. Se trata de dos huellas paralelas de apariencia humana, que distan 20 centímetros. En los alrededores, no existe ningún otro rastro y las punteras de los zapatos, curiosamente, apuntan en sentidos opuestos. Además, las imágenes son planas, están muy claramente delimitadas y sobresalen del suelo, igual que otras circulares, ovales y de diferentes formas que Tanner había encontrado en rocas del Pérmico de Nevada y Nuevo México. «Algunas son lo suficientemente grandes y tienen la forma precisa para parecer suelas de zapatos. Pero basta una inspección informal para ver que tienen que tener otro origen» [Tanner 1984; 130-131].

Estas siluetas son de un material más resistente que el circundante, lo que explica la menor erosión, que se adentra en la roca hasta una profundidad equivalente a la de su diámetro superficial. «Una explicación razonable -apunta Tanner- es que hayan sido hechas por una fuga de agua durante la compactación y cementación temprana». El experto estadounidense aboga por un origen geológico para los zapatos de tenis antediluvianos, así que no es nada extraño que pueda haber incrustado un trilobites en uno de ellos. Claro que siempre cabe la posibilidad de que el hombre de aquella época fuera descalzo por la vida y eso es lo que sostiene Däniken en el caso del lecho del Paluxy, un terreno cretácico de hace 100 millones de años.

El astroarqueólogo ve en el río seco de Texas -«estuve allí y tuve ocasión de contemplar ese extraordinario descubrimiento paleontológico» [Däniken, 1977; 293-294]- un hombre tras un dinosaurio; pero es mentira. No hay un rastro humano, sino unas supuestas pisadas que no son tales ni responden a ningún orden, cosa que sí hacen las de los dinosaurios. Tanner las califica de siluetas con forma de pie. Tienen entre 12 y 44 centímetros de largo y algunas son causa de la erosión en un terreno compuesto por materiales de diversa dureza. En el lecho del Paluxy, hay centenares de agujeros producto de la erosión, pero los buscadores de misterios sólo se quedan con los que parecen un pie humano. Aún así, explica el geólogo, entre las seleccionadas, hay huellas humanas de todos los tamaños y formas, pero no hay dedos ni empeines dibujados en la roca. Las pisadas que no se deben a procesos erosivos «fueron producidas por dinosaurios carnívoros que dejaron una gran impresión metatarsal» [Lockley; 1993; 256]. Glen Kuban, un estudiante de biología creacionista,4 demostró en 1989 que algunos de los pies del río Paluxy son en realidad parte de la planta de tres dedos de un dinosaurio. «Algunas pretendidas ‘huellas humanas’ de Glen Rose no se distinguen de huellas metatarsales de dinosaurios, cuyas impresiones digitales han desaparecido rellenadas por el barro, a causa de la erosión o debido a otros factores. Otras depresiones alargadas de Glen Rose incluyen figuras producto de la erosión y posibles marcas de colas, algunas de las cuales también han sido confundidas con huellas humanas» [Kuban, 1989; 71].

La paleontología y la arqueología han prestado escasa atención a los supuestos vestigios y pisadas humanas de hace más de 65 millones. No en vano, los primeros homínidos aparecieron en Africa oriental hace unos 3 millones de años. A pesar de eso, algunos científicos se han molestado en bucear en el proceloso mar de la charlatanería para poner las cosas en su sitio. Lamentablemente, otros predican la estupidez desde la propia universidad cuando intentan sentar cátedra en temas que no propios son de su especialidad. En 1981, el autor tuvo oportunidad de conocer a uno de estos últimos. Cuando estudiaba en la Universidad de Deusto, un profesor zanjó un debate sobre las
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piedras de Ica apelando a su amistad con Javier Cabrera. El educador, un jesuita de avanzada edad, hizo oídos sordos a los argumentos contrarios a la existencia del hombre gliptolítico y no se atrevió a desautorizar al médico peruano ante los alumnos, muchos de los cuales se dedican ahora a la enseñanza y puede que crean que el hombre convivió con los dinosaurios.

Agradecimientos

Este trabajo no habría visto la luz sin la desinteresada colaboración de Eustoquio Molina y Xabier Pereda, doctores en Paleontología que me han ilustrado sobre el misterio de las huellas humanas antediluvianas, y de Félix Ares, doctor en Informática y buen conocedor de las piedras de Ica. Los tres leyeron el texto original, aguantaron la curiosidad de un lego e hicieron importantes puntualizaciones. Algunas sugerencias las he asumido, pero otras no. Por eso, todo error es sólo de mi responsabilidad.

Bibliografía

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Benítez, Juan José [1975]: Existió otra humanidad. Editorial Plaza & Janés (Col. «Otros Mundos»). Barcelona. 250 páginas.

Benítez, Juan José [1994]: Mis enigmas favoritos. Editorial Plaza y Janés (Col. «Los Jet», Nº 238-8). Barcelona. 311 páginas.

Däniken, Erich von [1977]: La respuesta de los dioses [Beweise]. Trad. de J.A. Bravo. Ediciones Martínez Roca (Col. «Fontana Fantástica»). Barcelona 1978. 411 páginas.

Delgado, Manuel José [1994]: «Acámbaro, otra espina de la arqueología». Más Allá (Madrid), Monográfico Nº 10 (Septiembre), 122-125.

Jiménez del Oso, Fernando [1989a]: Ica. Producciones Culturales (Col. «El Imperio del Sol», Nº 1). Vídeo escrito, dirigido, producido y presentado por Fernando Jiménez del Oso. Duración: 30 minutos.

Jiménez del Oso, Fernando [1989b]: «El hombre del Mesozoico». Más Allá (Madrid), Nº 9 (Noviembre), 18-28.

Jiménez del Oso, Fernando [1993]: «El misterio de Acámbaro». Espacio y Tiempo (Madrid), Nº 33 (Noviembre), 10-20.

Kuban, Glen Jay [1989]: «Elongate Dinosaur Tracks». En Gillette, David D.; y Lockley, Martin G. (Eds.): Dinosaur Tracks and Traces. Cambridge University Press. Cambridge. xviii +454 páginas.

Lockley, Martin G. [1991]: Siguiendo las huellas de los dinosaurios [Tracking Dinosaurs]. Trad. de Joaquín Moratalla. Prologado por José Luis Sanz. Editorial McGraw-Hill (Serie «Divulgación Científica»). Madrid 1993. xv + 342 páginas.

Molina, Eustoquio [1995]: Comunicación personal a Luis Alfonso Gámez. Zaragoza. 23 de Enero.

Pereda, Xabier [1995]: Comunicación personal a Luis Alfonso Gámez. París. 13 de Marzo.

Randi, James [1987]: Flim-Flam! Psychics, ESP, Unicorns and other Delusions. Prologado por Isaac Asimov. Prometheus Books. Buffalo. xv + 342 páginas.

Sierra, Javier [1994]: «Las piedras grabadas de Ica: un enigma a debate». Más Allá (Madrid), Monográfico Nº 10 (Septiembre), 102-104.

Story, Ronald D. [1980]: Guardians of the Universe? Book Club Associates. Londres. 207 páginas.

Tanner, William F. [1984]: «Human and Not-So-Human Footprint Images on the Rocks». En Walker, Kenneth R. (Ed.): The Evolution-Creation Controversy. Perspectives on Religion, Philosophy, Science and Education. The Paleontological Society («Special Publication», Nº 1). Universidad de Tennessee. 117-133.

Notas

1 En 1956, M.W. Laubenfels propuso en el Journal of Paleontology la posibilidad de un impacto meteorítico como causa de la extinción de los dinosaurios. Como no hay extraterrestres de por medio, Benítez ignora al paleontólogo de la Universidad de Oregon y hace un encendido elogio del sacamuelas peruano.

2 En Perú y Ecuador, se llama huaquero al individuo que excava en los cementerios precolombinos para extraer el contenido de las tumbas y venderlo a turistas o coleccionistas.

3 La astroarqueología es la pseudociencia que propugna la existencia de visitas extraterrestres en la antigüedad. Las pruebas del encuentro entre alienígenas y seres humanos se hallarían diseminadas por todo el planeta en forma de libros sagrados, objetos enigmáticos y monumentos grandiosos. El más famoso de los astroarqueólogos es Erich von Däniken.

4 Los creacionistas consideran que la historia del hombre está escrita en la Biblia y rechazan la teoría de la evolución. Durante más de 40 años, las huellas impresas en el lecho del río Paluxy a su paso por Glen Rose fueron uno de los argumentos favoritos de los fundamentalistas evangélicos estadounidenses hasta que Glen Kuban, también creacionista, investigó el fenómeno sin dejar que sus creencias influyeran en el trabajo científico
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SOBRE LOS EDITORIALES DE LAR.

Ricardo Campo Pérez

Si los editoriales de las revistas especializadas deben revelar el espíritu que anima a la publicación de la que forman parte, los de LAR lo consiguen perfectamente. Y este espíritu, en mi opinión, no es otro que el del libre pensamiento, o, si lo prefieren, el de los librepensadores; y más concretamente aún puede detectarse la presencia de una corriente intelectual española muy importante y en el momento presente muy necesaria y bienvenida: el de la Institución Libre de Enseñanza.

La Institución y su principal figura, Francisco Giner de los Ríos, pretendieron renovar el panorama científico -y en general cultural- de España en las últimas décadas del pasado siglo. Nacía a semejanza de las Universidades Libres existentes en otros países propugnando un renacimiento cultural que se alejaba del pensamiento tomista oficial en la España de la época; una apertura a las corrientes europeas y opuesta a la doctrina de Marcelino Menéndez Pelayo, tradicionalista dogmático. La única forma de elevar a la patria de su secular inferioridad cultural (en los aspectos típicamente modernos de la cultura, Ilustración, tecnificación, etc., al menos) es por medio de una labor pedagógica; sólo por medio de la educación, de la instrucción, se logrará el resurgimiento moral y cultural del país. Surgió así una institución que pretendía acercar a los españoles el espíritu independiente de la ciencia y hacer de cada hombre su propio rector. Con este fin puso en práctica los principios pedagógicos de Fröbel, Krause y Pestalozzi: educación integral, activa y en libertad, para la formación del hombre armónico que desarrolla plenamente el cuerpo, la razón y el sentimiento estético y moral de la vida. El propio Menéndez Pelayo, uno de sus principales críticos, reconoció las buenas intenciones institucionistas, aunque como católico ortodoxo (“a machamartillo”, dijo de sí mismo) rechazara los principios en los que se basaba.

Si no es tan alta la pretensión de LAR, sí al menos se asemeja en lo que respecta al tipo de educación deseada. Podemos leer en un editorial citando una sugerencia de Jean Rostand: “si hay alguna esperanza de terminar algún día con todas las ilusiones que alimentan las pseudociencias, es menos por la oposición directa, que por medio de una conveniente educación, de una higiene preventiva de las opiniones” (Editorial nº 32). Es decir, es por medio de la educación como se conseguirá que la sociedad centre su atención en otras ilusiones más productivas y en los problemas críticamente abordados. De la misma forma Giner deseaba una educación no confesional, aunque previno contra la propaganda anti-católica, tan sectaria en su opinión como las posturas ultramontanas.

Hemos dicho más arriba que LAR se adhiere al espíritu librepensador porque “... cuando se aceptan los hechos sin espíritu crítico, y se dan por válidos sin ninguna razón que los justifique, no se es libre, sino que se está a merced de aquellos que sean capaces de convencernos de algo” (Íbid.). ¿Realmente se sienten libres todos los adoradores de la “nueva era”, todos los clientes de adivinos y astrólogos? ¿Qué perspectivas de futuro tiene esta gente? ¿No ha de hacer cada individuo radicalmente su propia vida, como dijo Ortega y Gasset? ¿No se fomentan actitudes vitales conformistas a través de estas actividades?

La preocupación o idea central del institucionismo español queda claramente expresada en el deseo manifestado en LAR de que el sistema educativo español debería tener como consecuencia inevitable el desarrollo del sentido crítico de sus educandos. Al parecer esto no se está
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consiguiendo y son numerosos los educadores preocupados por el avance de las denominadas pseudociencias, en sus aspectos más irracionales, entre la población joven. La “nueva era” es hábil en la introducción de su discurso entre los jóvenes. Nos sorprende enormemente cómo esta ideología -porque de tal puede hablarse- medra en este grupo de edad. Pero no es este el lugar para mostrar la contradicción que a nuestro juicio existe entre la “nueva era” y el espíritu auténticamente juvenil. Tampoco es este lugar para especular sobre el “porqué de un sistema educativo diseñado para hacer hombres no-pensantes” (Editorial nº 33); tal vez no soy capaz de hacerlo; tal vez me dé vértigo. En cierta medida parece volverse a la concepción de los niños y jóvenes como simples receptores de conocimientos, pasivos y acríticos, en la actual preponderancia de las actividades puramente técnicas, relegando a un segundo plano a las disciplinas del pensamiento.

Esta aparente indiferencia detectada en el sistema educativo hacia la formación de hombres de “pensamiento provechoso” puede estar siendo responsable del crecimiento de las pseudociencias y, en un estrato más bajo, de los simples charlatanes. El ser humano parece necesitar puntos de apoyo seguros y siempre ha deseado saber sobre su futuro; sólo que algunos se lo han fabricado a sí mismo con un pensamiento fuerte y otros lo esperan encontrar en un horóscopo, delegando su voluntad en misteriosos designios.

Ricardo Campo es Licenciado en Filosofía.

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Chiste

Aunque no dice mucho en mi favor, no me he resistido a dar a conocer este diálogo, calcado de una tira del genial Bill Waterson, originalmente entre Calvin y su tigre de peluche Hobbes (sí, sí, respectivamente John y Thomas), seguramente las mejores tiras de periódico del mundo, y no porque diariamente se publiquen en más de 600 periódicos sino por méritos propios. Gracias, Waterson.

Carlos López.

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EL OJO ESCÉPTICO

Revista del Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia (CAIRP). Suscripción anual (4 números) US$35 (más US15$ para correo aéreo).

Alejandro Jorge Borjo

Casilla de Correos 26, sucursal 25
1425 Buenos Aires
República Argentina
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Curación por la fe. ¿Milagro o Espejismo?
(Segunda parte)

Javier Armentia (traducción y recopilaciones)

3.- Raíces bíblicas de la curación por la Fe (Paul Kurtz)

La CF es tan vieja como la religión misma. Históricamente, el hombre-medicina, chamán o brujo era capaz de llegar al mundo espiritual, benéfico o malo, para alterar el orden de la naturaleza, utilizar fuerzas misteriosas, y conseguir cosas maravillosas. La CF fue usada ampliamente en las culturas primitivas antes del desarrollo de la medicina moderna. Sin duda, tenían importantes funciones psicológicas y sociológicas. Obviamente existían matasanos y charlatanes que engañaban a gente ingenua desesperada en busca de ayuda. Por otra parte, mucha gente encontraba sin duda consuelo en los SF, quienes ofrecían el bálsamo para aliviar sus dolores y sufrimientos. Los SF proporcionaban una salida a quienes no podían aguantar la adversidad y la enfermedad y no sabían adónde ir. La gente siempre se ha preocupado por la enfermedad y, si no pueden encontrar ayuda en la medicina, incluso hoy pueden volverse a los SF.

Sin duda, la firme creencia de que uno puede ser curado por un sanador carismático o con magnetismo personal puede tener para cierta gente un efecto poderoso. En muchos casos, personas enfermas se recuperarán tras un cierto período de tiempo sin tratamiento médico, aunque los chamanes a menudo se adjudicarán esa curación. Más aún, algunas de las hierbas y medicinas usadas desde antaño y desarrolladas a lo largo de mucho tiempo pueden tener poderes curativos, como saben las tribus de nativos americanos. Pero quizá más importante, y más directo, es el efecto placebo. Algunas dolencias se deben al estrés y la ansiedad, y algunas personas pueden volver a sanar si creen en un individuo o proceso, ritual de limpieza o ceremonia. El estado psicológico de un individuo puede así tener efecto positivo en la cura de algunas enfermedades.

La cuestión de fondo no es con respecto a las enfermedades psicosomáticas, sino saber hasta dónde las personas pueden ser curadas de desórdenes enteramente orgánicos y fisiológicos de manera “milagrosa”. ¿Puede una fractura en un miembro soldarse más rápidamente? ¿Puede una persona curarse de un cáncer, de diabetes o psicosis por intervención divina?

Milagros bíblicos

Sin duda la persistencia de la creencia en la CF tiene raíces en la convicción religiosa. Hay cientos de relatos de CF en el Antiguo y Nuevo Testamentos. JESUCRISTO estableció en un principio su reputación basándose en la afirmación de que era un hombre prodigioso que podía curar a la gente de afecciones intolerables o inexplicables. Nuestro conocimiento del ministerio de Jesús depende enteramente de una fuente cuestionable, como es el Nuevo Testamento. Las cartas de Pablo fueron escritas muchos años después de la muerte de Jesús. PABLO no le conoció directamente. Análogamente, los cuatro Evangelios se escribieron posiblemente entre 35 y 70 años después de la muerte de Cristo. Mucho de lo que cuenta el Nuevo Testamento se transmitió por tradición oral y su exactitud es poco fiable. Puesto que ninguno de los evangelistas conoció a Jesús directamente, sus relatos de CF están basados en testimonios de segunda y tercera mano. Cualquier dato anterior del ministerio de Jesús o de sus palabras se ha perdido.

El Evangelio según Mateo nos dice que la fama de Jesús se extendió ampliamente y que “enfermos de todo tipo de mal, con atroces dolores, poseídos por diablos, epilépticos o
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paralizados, eran todos llevados a él, y el los curaba”.2
Leemos el siguiente relato de su curación: “Después que hubiera bajado de la colina, le seguía una gran muchedumbre. Entonces se acercó un leproso a él, y se inclinó diciendo ‘Señor, si así lo quisieras, podrías limpiarme’ Jesús alargó el brazo, le tocó y dijo ‘Así lo haré. Sé limpio de nuevo’. Y su lepra fue curada inmediatamente. Entonces Jesús le dijo: ‘Estate seguro de que no se lo dices a nadie; pero ve y muéstrate a tu sacerdote, y haz la ofrenda que hizo Moisés por tu cura; esto lo certificará´”.3

Desafortunadamente, no hay forma de corroborar que (a) el hombre tenía lepra, o qué otra enfermedad podría sufrir, ni (b) que se curó inmediata y permanentemente.

De acuerdo con Mateo, cuando Jesús llegó a Cafarnaum, se le acercó un centurión pidiendo ayuda. “Señor”, dijo, “un chico mío está en casa paralizado y con dolores atroces”4. Jesús respondió que le acompañaría a casa a curar al chico, pero el centurión le dijo que no era necesario ir directamente, sino solamente decir una palabra. “Entonces Jesús dijo al centurión, ‘Ve a casa ahora; porque tu fe, déjalo estar’. Al momento el niño se curó”.5 De nuevo, ni idea de qué enfermedad sufría el niño y ningún testimonio de su cura.

Seguimos leyendo: “Jesús fue entonces a casa de Pedro y encontró a su suegra en la cama con fiebre. Así que la cogió de la mano; la fiebre desapareció, y ella se levantó y le reverenció”6 ¿Tenía gripe o sufría una fiebre intermitente u otra enfermedad más grave? Ni una sola palabra del autor del Evangelio.

En el siguiente pasaje leemos: “Cuando cayó la noche, le llevaron a él muchos que estaban poseídos por demonios; y condujo los espíritus fuera con la palabra y curó a cuantos estaban enfermos...”7

Los escritores del Nuevo Testamento atribuían la enfermedad a la posesión por demonios. Se decía que Jesús sacó a los demonios de dos de ellos y los envió a una piara de cerdos, que corrieron hacia un acantilado, precipitándose en el lago. Nos dicen aquí que los hombres eran unos locos violentos que fueron curados de su mal. Apenas un diagnóstico exacto de su desorden psicótico. ¿Puede esto tomarse en serio por un lector moderno?

Leemos más adelante que “algunas personas le llevaron ante él un hombre paralítico, postrado en una cama. Jesús le dijo que sus pecados estaban perdonados. Y se volvió al hombre y le dijo: ‘Levántate, toma tu cama y ve a casa’. Entonces el hombre se levantó y marchó a su hogar”.8 ¿Estaba ese hombre parcialmente paralítico y era capaz de andar o cojear? Y, posteriormente, ¿era la parálisis debida a histeria, una condición psicosomática?

En otros relatos, Jesús presuntamente cura a una mujer que “había sufrido de hemorragias durante 12 años”. Podemos preguntar ¿qué parte de su cuerpo sangraba? Y nos dicen que Jesús la curó “instantáneamente” cuando ella tocó el borde de su túnica.9 De igual forma pasó con dos ciegos cuya vista volvió, y un mudo que recobró su habla cuando “el diablo fue expulsado”. Más aún, el Nuevo Testamento nos cuenta que Jesús está continuamente exorcizando demonios a personas y sus enfermedades, y que “es sólo por Belcebú, el príncipe del mal, que este hombre expulsa a los demonios”10. Así, nos podemos preguntar cuáles eran las enfermedades que tenían los pacientes, o cuán fiable es el relato de sus curas.

En el Evangelio según Marcos, que probablemente precedió al texto de Mateo, tenemos historias de CF similares.
“En otra ocasión, cuando él fue a la sinagoga, había un hombre en la congregación que tenía un brazo paralítico”11. Jesús fue capaz de arreglar el
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brazo. ¿De qué mal sufría? ¿Era un defecto de nacimiento o un mal incurable?

Lucas nos cuenta que Jesús curó a un hombre que sufría de hidropesía o edema, una acumulación anormal de fluido en el cuerpo12. Como antes, no hay diagnóstico ni seguimiento de la terapia.

Hay un relato de CF de Jesús particularmente patético, pues el paciente parece sufrir epilepsia. En Marcos, leemos que un padre describe a Jesús los síntomas de la enfermedad de su hijo: “Está poseído por un espíritu que le ha dejado sin habla, lo lanza al suelo, y echa espuma por la boca, rechina los dientes, y se queda rígido”13. Aparentemente los discípulos de Jesús eran incapaces de curarlo por exorcismo. Lo llevaron ante Jesús “... y tan pronto como el espíritu le vio, lanzó al niño con convulsiones, y cayó al suelo rodando mientras echaba espuma por la boca”14. El padre dice a Jesús que el chico ha estado así desde niño. Jesús reprende al diablo inmundo: “... ‘Te ordeno, ¡sal de él, y no vuelvas nunca!’ Después de gritar muy alto y agitarle violentamente, salió; y el niño asemejaba un cadáver... Pero Jesús tomó su mano y lo puso de pie, y él se mantuvo”15. Posteriormente, Jesús dice a sus discípulos que “no hay forma de expulsar algo así mediante la plegaria”. ¿Se curó el chico permanentemente de la epilepsia, o sencillamente el ataque había pasado?. Si era realmente epilepsia, sin duda una cura no es posible, puesto que la enfermedad no es psicosomática.

Una lectura cuidadosa de los relatos de CF en el Nuevo Testamento sólo puede conducir al escepticismo. Estamos tratando con una civilización algo primitiva, nómada y agraria, que sabía muy poco acerca de las causas de las enfermedades o de las conductas psicóticas, y sólo poseía medios rudimentarios de terapia. Ninguna de las curas milagrosas está documentada correctamente. Cuando hay un efecto placebo un importante factor psicológico puede intervenir para proporcionar algún remedio, pero no hay base fiable para juzgar si los diagnósticos eran exactos y la cura permanente, o si eran debidos a factores naturales psicológicos o si realmente eran sobrenaturales. En cualquier caso, el registro bíblico es inadecuado. ¿es la única respuesta a la pregunta dependiente de un profundo acto de fe? ¿Se puede afirmar que si uno cree en Dios y en que Jesús era divino todo viene dado por cierto, incluyendo curaciones milagrosas? Pero, ¿cómo podemos aceptar estas premisas en el contexto de la ciencia médica, especialmente dado que se hacen afirmaciones empíricas, y no están sustanciadas?

4.- Curación por la fe ne la comunidad negra
Norm R. Allen Jr. 16

Cuando JAMES RANDI ayudó a probar que el presunto SF PETER POPOFF usaba radiotransmisores secretos para descubrir qué mal tenían algunos miembros de su audiencia, muchos negros estaban asistiendo a tales reuniones religiosas. Una vez, una anciana negra lanzó de sí su andador mientras Popoff proclamaba que ella había sido curada en el nombre de Jesús. Popoff fue finalmente revelado como un artista del flim-flam.

En Londres, muchos negros asisten a sesiones conducidas por el supuesto SF MORRIS CERULLO.

El pasado agosto, el exjugador de fútbol PELÉ afirmó que tenía el poder de curar niños enfermos a través de Dios. Pelé decía que los milagros, como curar niños de cáncer, suceden a menudo en Brasil y otros países.

Muchos negros informan que sus abuelas dan grandes cantidades de dinero a supuestos SF esperando ser curadas de diversas dolencias. Incluso cuando descubren que han sido engañados, muchos creyentes continúan dando soporte financiero sustancial a estos líderes religiosos. Pero mientras algunos quieren ser engañados, otros no.

La duración promedio de la vida de un negro es de 70.0 años, frente a los 76.4 de los blancos. Y esta cifra continúa descendiendo. De acuerdo con los datos compilados por el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta en 1988, la tasa de mortalidad para la principal causa de muerte en EE.UU. -enfermedad cardiaca- era 3.4 veces más alta para negros que para blancos. El estudio revelaba también que la mortalidad infantil era el doble para negros que para blancos. De las quince principales causas de mortalidad en los EE.UU., los negros adelantan a los blancos en trece de ellas. La tuberculosis, una enfermedad casi completamente erradicada hace veinte años,
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está haciendo destrozos entre los pobres norteamericanos. En 1990, la tuberculosis mató a negros en un factor 3.4 veces más grande que a blancos. El 40% de los pacientes esperando órganos para trasplante es negro. Y la lista continúa. Como indicaba el columnista TONY BROWN: “Les adelantamos en categorías que nadie quiere liderar”.

Hay muchas razones por las que los negros no viven tanto como los blancos: discriminación, pobreza, atención médica inadecuada, falta de seguros médicos, malos hábitos alimenticios, etc. Sin duda nuestro tiempo y dinero estarían mejor empleados intentando solucionar estos problemas, en vez de engordar la cartera de charlatanes religiosos dedicados a explotar a la comunidad negra.

En el número de primavera de 1986 de Free Inquiry, PAUL KURTZ discutía dos importantes estudios científicos sobre la CF en su artículo “¿Funciona la CF?”. Según Kurtz, estos estudios concluían: “aunque algunas formas de CF pueden aliviar síntomas psicosomáticos, no hay evidencia clara de que la CF pueda curar enfermedades orgánicas”. Pero aquellos que creen ciegamente no se inmutan por los hechos.

¿Por qué los medios de comunicación negros y los periodistas negros de investigación han sido tan reluctantes a la hora de informar del fraude religioso en la comunidad negra? Algunos negros se han opuesto a muchos blancos religiosos principalmente porque los últimos eran racistas que explotan a los negros y buscan su opresión. Los medios de comunicación negros no dudarían en defender los negros contra la explotación en muchas otras áreas. ¿Hay un tabú en la sociedad negra contra cuestionar los presuntos poderes de los SF? ¿O es que los medios negros dependen fuertemente de la iglesia negra y no quieren desplumar la gallina de los huevos de oro? Resulta irónico que incluso los portavoces negros más radicales no se atreven con las afirmaciones de la CF, porque ellos mismos son líderes religiosos que han hecho tales afirmaciones, o porque dependen de la retórica religiosa para hacer avanzar su causa.

Muchos negros creen que la espiritualidad ha sido siempre y siempre será esencial para el progreso de los negros. ¿Pero es la profunda espiritualidad una virtud, especialmente cuando conduce a tanta gente desesperada más al fondo de la pobreza y, en algunos casos, más cerca de la muerte?

Toda la gente sensible se da cuenta de que la asistencia sanitaria mejorada desmonta la SF cualquier día de la semana. Y no debemos temer reconocer este hecho, y trabajar por una vida mejor para todos aquí y ahora.

5. “Curación psíquica” y Medicina Alternativa

James Randi 16

Los racionalistas pueden rabiar y cabrearse -justificadamente- por los ultrajes cometidos por SF evangelistas, practicantes de la Ciencia Cristiana, y seguidores de otras modalidades “alternativas”, pero dentro del sistema médico reconocido las más escandalosas metodologías se toleran y tácitamente aprueban. Los médicos “ortodoxos” pueden mandar sus pacientes a acupuntores, artistas del qi jong o incluso a quiroprácticos que aseguran poder tratar infecciones virales y bacterianas mediante la manipulación de “subluxaciones” de las vértebras. Personalmente conocí un hombre que era tolerado por el establecimiento médico inglés y que ahora reside en España como un practicante a tiempo completo.

A principios de 1990 fui contactado por Open Media, una compañía británica que había producido varios programas de entrevistas y de investigación que habían llamado mi atención. Desarrollamos la idea de una serie de TV que se adentrara en varias afirmaciones paranormales, ocultas o sobrenaturales. El resultado fue la serie James Randi: Investigador Psíquico, producida y emitida en 1991 por Granada TV.

La búsqueda de talentos

Pusimos un anuncio para participantes. Curas de cáncer, lecciones de vuelo (quiero decir ¡sin avión!), lectura de la mente, descubrimiento de tesoros, predicción del mercado de valores, y diagnóstico y cura de enfermedades... tales son sólo unas pocas de las maravillas que nos ofrecieron. Pero encontramos que la mayoría de los casos más interesante que seguimos, desafortunadamente, ora los que hacían la afirmación eran p.18

demasiado vergonzosos, ora eran incapaces de producir cualquier demostración de sus poderes, ora estaban sujetos a vibraciones negativas, ora no se mostraban dispuestos por cualquier razón a mostrarnos sus cosas.

El “curandero” que examinamos en el programa era un hombre llamado STEPHEN TUROFF. Se trataba de un carpintero que también tenía un negocio de curación en Danbury, Essex. Turoff nos dijo que cuando comenzaba su proceso de “curación” entraba en trance y su cuerpo era poseído por el espíritu de un doctor alemán muerto hace mucho apellidado Kahn. Las curiosas condiciones bajo las que realiza su trabajo son las siguientes:

1. Admite que no tiene evidencia alguna de que ninguna persona o doctor llamado Kahn haya existido, ni en Alemania ni en otro lugar.

2. El mítico “Doctor Kahn” nunca dirá a nadie dónde o cuándo nació, para que pudiéramos determinar si ha sido meramente inventado por Turoff para añadir sabor a su actuación.

3. Turoff dice que no tiene ni idea de qué beneficio o detrimento puede acarrear su tratamiento a sus clientes, ni le importa.

4. Admite que no tiene formación médica, ni conocimientos ni habilidad alguna. Nunca ha “estudiado el tema”.

5. Admite que nunca usa procedimientos antisépticos ni esteriliza ningún instrumento cortante o intrusivo.

6. Dice muy seguro que puede usar instrumentos infectados u oxidados para invadir los cuerpos de sus clientes, sin que ocurra ninguna infección.

Una demostración palmaria

En nuestro programa, mostramos a nuestra audiencia en el estudio un llamativo vídeo. Turoff, hablando con lo que aparentemente él creía que era acento alemán, imitó el acto de poner una “inyección” a un cliente con una jeringuilla imaginaria, entonces sacó un par de fórceps quirúrgicos bien largos, que introdujo por la nariz del paciente, sin duda hasta el límite del hueco nasal, como 5 pulgadas o más. El desacomodo experimentado por el cliente era evidente. Después realizó lo que se conoce como “corte húmedo” en la espalda de una señora. Se trata de un procedimiento medieval, que antaño se creía útil para permitir expulsar sangre, en la época en que ese proceso (que ahora sabemos no sólo inútil sino muy peligroso) era popular. Consistía en hacer primero una incisión pequeña con un cuchillo, lo que hizo Turoff en la espalda de la señora, sin esterilización, anestésico ni antiséptico. Después puso un poco de algodón, cerca del corte, mojado con alcohol en un extremo, y le prendió fuego. En ese momento, Turoff puso encima un vaso pequeño invertido, e inmediatamente cubrió todo con un paño, como cuando haces un truco de magia y por lo tanto escondiendo todo el proceso que tenía lugar.

Según el oxígeno se consumía por la llama, se formaba naturalmente un vacío parcial, que bombeaba la sangre al vaso. Obviamente esto producía que la cortadura sangrara, hasta que se equilibraba el vacío parcial. Entonces quitó el paño para permitir ver que aproximadamente un quinto del volumen del vaso estaba ahora lleno de sangre. Para una persona desinformada, este proceso podría parecer como si una fuerza mágica hubiera drenado toda esa sangre fuera del cuerpo. Entonces se eliminó la sangre, y Turoff anunció con autoridad, en su jerga pseudoalemana, que había eliminado la “mala” sangre.

La mujer sobre la que se hizo esto estaba temblando violentamente durante el proceso, tanto que estuvimos a punto de abortarlo.

En el estudio de Granada, tuve que pedir perdón a mi audiencia por si este vídeo causaba asco, pero creímos conveniente que se pudiera contemplar lo que realmente estaba sucediendo en el Reino Unido -y en el resto del mundo- en nombre de la “medicina alternativa”. Un señor del público, turbado por la visión, se desmayó y tuvo que ser sacado del plató.
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Una opinión profesional

Teníamos con nosotros a la DRA. NATALIE MACDONALD, secretaria de la Comunidad de Ética Médica de la Asociación de Médicos de Gran Bretaña (BMA), que estaba muy afligida por lo que había visto pero nos dijo que ¡no hay leyes en el Reino Unido que requieran tener conocimiento o titulación médica para practicar la medicina!. Encontré esto increíble. Y aún peor, ¡nadie puede practicar la medicina veterinaria en el Reino Unido sin licencia!.

La Dra. MacDonald dijo que, dado que Stephen Turoff no es un practicante de la medicina registrado, la BMA no tiene interés oficial ni autoridad en el asunto; es una organización para abogar por los derechos de los médicos. Resulta interesante descubrir que la BMA intenta conseguir unos mínimos necesarios de condiciones sanitarias para los tatuadores profesionales ingleses, y han expresado su preocupación al respecto. ¿Es demasiado pedir que vuelvan su atención a navajeros aficionados con pretensiones médicas?

Durante las preguntas ante nuestras cámaras Turoff adoptó un aire seguro, confiado y pomposo. No era nada sorprendente pues él, anteriormente trabajador manual, se encuentra en un negocio boyante, que no precisa entrenamiento ni práctica, ni cobertura de seguros, y sin miedo de que pudiera verse perseguido por alguna acción legal.

¿Un remedio legal?

¿O sí? Se ha sugerido que un cliente podría ser capaz de acusar a Turoff de intento de asesinato. La profesora MARGOT BRAZIER, Catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad de Manchester, reconoce que es una posibilidad interesante. Pero realmente dudo que cualquiera de los clientes de Turoff, que han demostrado su ingenuidad poniéndose en sus manos, estaría inclinado a seguir tal remedio contra él. Lo cierto es que Turoff podría causar una parálisis facial cuando hace su farsa de meter los fórceps por la nariz; se han dado casos en los que así ha pasado, por especialistas ortodoxos entrenados, cuando hacían una operación rutinaria de senos nasales. Y más importante, dado que él no hace nada para esterilizar sus instrumentos, Turoff puede ser un vector potencial para el contagio y diseminación de enfermedades mortales como el SIDA, la hepatitis B o muchas enfermedades venéreas levadas en la sangre y en otros fluidos corporales. Este hombre ciertamente no podría trabajar como doctor en los EE.UU., o en muchos otros países, pero lo puede hacer en el Reino Unido. ¿Deberá morir alguien antes de que cualquiera se cabree lo bastante como pararle? ¿Le importa a alguien contestar a esta pregunta?

Respecto al papel de “poseído” que Turoff adopta parecía poco claro, tanto durante la grabación en su consulta como en el estudio, si se suponía que era Kahn o él mismo. Desde luego, Kahn sabía perfectamente los planes de viaje que la mujer de Turoff estaba haciendo para Turoff cuando ella le preguntó. Pero supongo que esto es comprensible: Kahn también tiene que acompañarle.

Los medios de comunicación raramente, si es que lo hacen, intentan siquiera comprobar la veracidad de las afirmaciones que publican. Stephen Turoff ha recibido una cobertura de prensa copiosa y muy favorable. Para los directores, parece, la historia es lo importante, sea verdadera o no. Por ello los curanderos están siendo publicitados acríticamente, y continúan floreciendo a pesar de que sus habilidades no se someten a examen. Los testimonios de gente escogida que se “sienten mejor” tras un tratamiento dado no son suficientes para excusar a los medios de comunicación del peso ético de la prueba y la investigación que muchos de ellos han evitado completamente.

La línea de fondo

Un ingeniero de sonido y el fotógrafo del estudio estaban cerca de Turoff tras su aparición ante las cámaras. Turoff se encontraba con los brazos cruzados, bastante satisfecho consigo mismo. Medio en serio, el hombre del sonido comentó que tenía la espalda mal, y le preguntó si podría obtener los servicios de Turoff. La respuesta fue algo sorprendente. Mirando bastante en serio, Turoff o Kahn preguntó al ingeniero: “¿Cuánto dinero tiene?”.

Turoff se va a climas más cálidos

JAVIER E. ARMENTIA, un científico de Alternativa Racional a las Pseudociencias en Pamplona, España, contactó conmigo y con el director ejecutivo del CSICOP cuando Stephen Turoff apareció y fue
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acríticamente promocionado por medios de comunicación. Armentia informa 18:

Turoff parece haberse trasladado a España, y planea abrir un “hospital” en Coín, Andalucía, en el sur del país. Aquí, para practicar la medicina es preciso tener titulación oficial y colegiación, por lo que Turoff está teniendo problemas con el Colegio de Médicos. Esta es posiblemente la razón por la que ha decidido aparecer en un programa de televisión. El director del programa (que es también editor de la revista pseudocientífica más vendida de España) le dio una hora para realizar sus trucos “psíquicos”. ¡Y posteriormente le permitió pedir dinero para la construcción del hospital!

La actuación fue como era de esperar: juegos de manos con cuchillos, mucho algodón, etc. Apenas sangre esta vez. El presentador comentó: “Vi al Dr. Kahn años atrás y les puedo asegurar que hoy ha provocado muy poca sangre. ¡Antes había litros! Quizá se debe a que está mejorando su técnica.”

Aparentemente, los pacientes mejoraron, especialmente una mujer de mediana edad afectada por un glaucoma y que había perdido la visión en el ojo izquierdo. Repentinamente, según dijo, podía ver. Se comentó, al final del programa, que la paciente había sido evaluada por un equipo médico (sin mayor explicación de quiénes y cómo) y que ahora tenía un 40% de visión.

El Sr. Armentia me proporcionó una traducción al inglés de un artículo de la revista Tiempo, que dedicaba su portada el 9 de agosto del 93 al programa de Turoff:

El pasado 22 de julio (de 1993), un inglés llamado Stephen Turoff curaba, en el programa de Tele 5 Otra Dimensión, a ISABEL GONZÁLEZ DURÁN. El hecho fue espectacular: el inglés, de profesión carpintero, actuaba a través del espíritu de un tal doctor Kahn y con la ayuda de sus dedos ya algún objeto punzante operó a veinte pacientes. Puesto en trance, cortaba, metía la mano en la carne o tocaba. A Isabel le puso sobre su ojo enfermo un algodón húmedo y a poco la mujer dio saltos de alegría: ¡milagro!. Para unos fue un bochorno, entre el fraude y el aprovechamiento del dolor ajeno. Para asociaciones de espectadores y colegios de médicos era intolerable: el siguiente peldaño en la carrera de la telebasura. Tras el reality-show, un festival de sangre y vísceras...”19

“JOSÉ ANTONIO OVIÉS, director de comunicación de Tele 5, no se esconde: «Un programa emitido a las doce de la noche no merece tanta atención (...) No entramos ni salimos con que se crea o no al ‘doctor Kahn’. Se ha mostrado el certificado de su visión por el médico de la clínica Barraquer.»”

Isabel González Durán explicó su historia clínica: tenía un glaucoma en el ojo izquierdo, la operaron en el Hospital Dr. Marañón de Madrid; luego la trataron en la Clínica Barraquer de Barcelona. Sólo le quitaron las dolencias. Seguía sin ver. Se enteró de lo del doctor Kahn y tras lo del algodón vio.

Comentarios profesionales

ALBERTO MADRIGAL, director de relaciones públicas de la Clínica Barraquer examinó el certificado médico mostrado por Isabel. Dijo “Me quedé desagradablemente sorprendido. Nuestra clínica jamás hace declaraciones públicas sobre pacientes, pero tras las explicaciones de esa señora en televisión tenemos derecho a puntualizar”.

Según Madrigal:
Isabel fue operada ocho años antes de una queratitis numular, y llegó a la Clínica hace seis. Desde entonces ha estado bajo control y en dos años desaparecieron las secuelas de la operación. Desde 1990 ve como ahora. Tele 5 se tendría que haber sentido defraudada en su buena fe por el sanador y esa señora. Y el presentador debería haber visto todo el informe. Un señor cura con un algodón como si nosotros fuéramos idiotas y en seis años no hubiéramos hecho nada.

El Colegio Oficial de Médicos de Madrid ha requerido el vídeo del programa para estudiarlo y
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tomar las medidas oportunas. El Dr. ADOLFO GÓMEZ EMBUENA, su secretario general, afirma: “La medicina no es nunca exhibición ni puede contribuir al espectáculo. Y en ese programa ni hubo comprobación científica ni siquiera acto médico. Es lamentable que se pueda jugar con la esperanza y la buena voluntad de las personas.”

Armentia informa:
Los productores de la televisión no han reaccionado ante este reto de la medicina oficial, sino que simplemente volvieron a emitir el programa “debido a la demanda pública”.20 El presentador del programa se quejó de la conducta vergonzante de algunos periodistas y dijo que para Tele 5 no era relevante que Turoff fuera un fraude, pues sólo querían mostrar a la gente métodos de curación alternativos, sin entrar a juzgarlos.

Parece ser que los Colegios Médicos se plantean denunciar a Turoff por práctica médica ilegal. Esto podría pararle durante un tiempo, pero lo más probable es que no funcione: como ha venido sucediendo con otros tipos de practicantes “alternativos”, lo único que los Colegios Médicos hacen es impedir que gente sin titulación practique la medicina, pero no se preocupan por los titulados que hacen las mismas cosas. Así, en Andalucía existe una sección del colegio para la homeopatía. Cualquier homeópata no licenciado es perseguido, pero ellos aceptan -oficialmente- esta pseudomedicina. Turoff no tiene titulación, por lo que posiblemente no podrá ejercer, pero podría aparecer otra persona -con titulación en medicina- haciendo cosas similares, y los colegios de médicos nada dirían.

Armentia expresa aquí la profunda frustración de quienes pueden ver a través de los juegos de manos, lamentarse en voz alta y aún así ser ignorados. Pero antes de que los lectores norteamericanos empiecen a quejarse de cómo las autoridades británicas y españolas pueden tolerar tales historias, sería conveniente que miraran antes bien en casa, y se dieran cuenta de los “cirujanos psíquicos” de Filipinas, los homeópatas que abundan en importantes círculos sociales, las clínicas de acupuntura y moxibustión y otros curanderismos que infestan nuestras costas.

Antes de que intentemos consolarnos con la idea de que todo esto es importado, recordemos que los proponentes de la curación que no cura mejor organizados, más ricos y poderosos, la iglesia de la Ciencia Cristiana, es una invención norteamericana.21

Recuadro: Puesta al día

Javier Armentia17

El artículo de Randi apareció en el número de Invierno del 93/94 de Free Inquiry. Por ello, las referencias a la penosa emisión de Tele 5 aparecen como algo reciente. Bien, han pasado ya casi dos años y ¿alguien ha oído algo acerca de acciones legales contra Turoff?. Parece ser que los colegios médicos se enojaron mucho ante la emisión de Gracia y adláteres, y que ante los medios de comunicación rasgaron sus vestiduras y prometieron de todo. Pero posteriormente, nada se ha sabido del curso de las pretendidas denuncias que se iban a interponer contra Turoff.

Por lo que se ve, Turoff optó por desaparecer “oficialmente”, aunque su clínica en la costa del Sol se puso en marcha con importantes donativos de particulares, y con un gabinete de médicos titulados y colegiados que ejercen la naturopatía.
Respecto a Otra Dimensión, tras desesperados intentos de mantener cuotas de audiencia a base de ser cada vez menos críticos y más espectaculares (si es que alguna vez fueron mínimamente críticos), el programa desapareció felizmente de la parrilla. Como los asiduos al tema ovni saben, antes de ello provocó que la mitad de los ufólogos patrios se cabrearan con Gracia y Mas Allá, y de rebote de ello, hasta JAVIER SIERRA, uno de los “asesores en la sombra” de programa, dejó de colaborar con ellos y se pasó a otra revista del ramo de la pseudociencia. Sucedió esto al hilo de un programa en el que se planteaba un debate entre J.J. BENÍTEZ y V.J. BALLESTER OLMOS,
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que fue censurado debido a que el primero no quedaba en demasiado buen lugar.

El asunto sin embargo queda abierto: en los colegios médicos de diferentes provincias, la sección de homeopatía se está convirtiendo en algo frecuente. Y, habida cuenta del buen negocio que supone el adjetivo “natural” para la consulta de un médico, los centros de curación alternativa, donde aparecen iridólogos, homeópatas, holísticos, acupuntores, sanadores reiki y demás charlatanerías se abren por doquier. Cualquier día de estos habrá quien exija que la Seguridad Social cubra los costes de estas consultas.

NOTAS.

1Artículo adaptado del libro “The New Skepticism: Inquiry and Reliable Knowledge”, Prometheus, 1992

2Mateo, 4:24-25

3Ibid., 8:1-4-

4Ibid., 8:5 ss.

5Ibid., 8:13

6Ibid.,8:14-15

7Ibid., 8:16

8Ibid., 9:6-8

9Ibid., 9:20-22

10Ibid., 12:24 ss

11Marcos, 3:1 ss

12Lucas, 14:1-4

13Marcos 9:17-18

14Ibid., 9:20

15Ibid., 9:25-29

16Norm R. Allen es director ejecutivo de la asociación Americanos Africanos por el Humanismo.

17Entre otras cosas, James Randi es autor del libro “The faith healers”, publicado en Prometheus Books.

18La información de la que habla Randi consiste en diversos mensajes de ordenador, entre los que se incluía alguna traducción de diversos comentarios aparecidos en algunos medios de comunicación. (N. del T.)

19Artículo publicado en Tiempo, escrito por Miguel Angel del Arco,. (nº 588 de 9 de agosto de 1993) (N. del T.)

20El programa se emitió por segunda vez el 20 de julio del 93. En la emisión correspondiente al 5 de agosto de 1993, Félix Gracia leyó el siguiente comunicado al comienzo del programa:
El pasado 30 de julio, el periódico EL Mundo acusó a Tele 5 de manipular las pruebas médicas relativas a Isabel González, una de las pacientes atendidas por Stephen Turoff o “doctor Kahn”, quien, según su propio testimonio, recuperó la visión en uno de sus ojos. Ante esta acusación, hemos de manifestar que en ningún momento Tele 5 ha ocultado ni manipulado ningún dato, limitándose a recoger la información que voluntariamente trajo la propia paciente, así como el testimonio espontáneo de su curación, que venía reforzado por la opinión y el testimonio de sus familiares más próximos. Otra Dimensión no pretende, en ningún caso, convertirse en notario de los sucesos, sino simplemente exponer de manera objetiva y con un cierto distanciamiento la existencia de personas y acontecimientos que trascienden lo meramente convencional. Y prueba de esta voluntad de transparencia y de objetividad es el hecho de que los medios de comunicación fueran invitados para que asistiesen a la grabación del programa. De esta circunstancia dan testimonio otros periódicos y revistas de alcance nacional”. Como comenta L.A. Gámez en El Investigador Escéptico (nº4, septiembre 1993), “Estoy de acuerdo con el guru de la pantala amiga. Tele 5 no manipuló ni ocultó ningún dato en el caso de Isabel González. Los que lo hicieron fueron los responsables de Otra Dimensión; pero eso no debe sorprendernos, cada uno tiene su trabajo”. (N. del T.)

21Según informes recientes, quizá no tan ricos. ¿Será que los hechos están dando al traste con Mary Baker Eddy? (N. del A.)

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EL INVETIGADOR ESCÉPTICO

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ESCEPTICISMO Y CONOCIMIENTO
William Grey

Este es el cuarto y último artículo de una serie en la que el Dr. William Grey del Departamento de Filosofía de la Universidad de New England, Armidale, examina las implicaciones fundamentales de lo psíquico y lo paranormal.

Hume y la evaluación de afirmaciones extraordinarias
En esta serie de artículos he examinado la naturaleza de la creencia paranormal y he sugerido que tales creencias son una expresión patológica de las mismas capacidades que nos han proporcionado algunos de nuestros más valiosos descubrimientos. Tras haber señalado algunos paralelismos entre los sistemas de creencias genuinos y falsos, examiné también algunas importantes diferencias. Al final de esta discusión, hice notar que las afirmaciones paranormales a menudo están en conflicto con leyes de la naturaleza. La violación de una ley de la naturaleza es una definición de milagro y es el hecho milagroso el objeto de nuestra siguiente discusión.

Para nuestros propósitos es relevante consultar el famoso ensayo de HUME “Sobre los Milagros” (1748), escrito hace más de dos siglos. En él Hume nos proporciona algunos principios epistemológicos estrechamente relacionados con la creencia paranormal. El ensayo fue escrito como una respuesta a lo que Hume consideraba un aumento de la credulidad, lo que ocurría por entonces de forma mucho más predominante en el contexto de las creencias cristianas que entre nuestros entusiastas contemporáneos de la Nueva Era. Pero el siglo XVIII también tuvo sus Shirley MacLaines, que hacían afirmaciones en contradicción claramente con la experiencia cotidiana, y Hume se interesó por analizar las credenciales de estas afirmaciones.

El interés de Hume se despertó probablemente mientras vivía en Francia, entre 1734 y 1737, cuando ciertos milagros, relacionados con las tumbas del cementerio de San Medard de la Abadía de París durante las persecuciones jansenistas, generaron una enorme expectación. Además de ser un tema de interés entre sus contemporáneos, los milagros jugaban un papel en la teología natural -el intento de probar la existencia de Dios, y algunas veces la inmortalidad, partiendo de premisas derivadas de la observación y la experiencia cotidiana- y esto también era un asunto que fascinaba a Hume.

Según Hume, las creencias deben estar basadas en la razón o en la experiencia. Estas dos fuentes de conocimiento son a priori y a posteriori respectivamente. La teología natural proporciona ambos tipos de argumentos, a priori y a posteriori, sobre la existencia de Dios. El argumento a priori más importante es el argumento ontológico, ideado por SAN ANSELMO. Los argumentos más importantes a posteriori (basados en la experiencia) son el argumento cosmológico y el argumento teleológico (o argumento del diseño).

Hume atacó los argumentos a priori y a posteriori sobre la existencia de Dios en sus Dialogues Concerning Natural Religion (1779) publicados tras su muerte. Algunas veces se afirma que los milagros proporcionan un tipo diferente de prueba a posteriori sobre la existencia de Dios, a través de la revelación. La discusión de Hume sobre los milagros es, pues, una parte de su crítica sistemática a los más influyentes argumentos de la teología natural. El ensayo, en efecto, completa su crítica de la teología natural. Es importante darse cuenta que la discusión sobre los milagros ha sido extraída de un contexto más amplio, y que, espero, alguien encuentre reconfortante explorar.

¿Qué es un milagro?. Comúnmente hablando nos referimos a huidas “milagrosas” y cosas p.25

parecidas, para referirnos a sucesos que son extremadamente improbables -en contradicción con el transcurso normal de la experiencia-. Un milagro en este sentido (débil) sólo significa un evento muy improbable. Hume tenía en mente un significado más fuerte, a saber, algo que viola una ley de la naturaleza. En este sentido los milagros se han reflejado habitualmente en sistemas de creencias religiosos, como el medio por el que se pensaba que Dios quería demostrar Su presencia o Su poder o Su pueblo elegido. La cuestión que Hume se plantea es: ¿Existe alguna justificación que nos obligue a creer que los milagros han ocurrido realmente?. Arguye como conclusión fuerte que nosotros nunca estamos justificados a creer que un milagro ha ocurrido alguna vez.

Quisiera aclarar un posible malentendido a este respecto. Hume no pretende demostrar que los milagros no han ocurrido nunca. Probar afirmaciones existenciales negativas es claramente problemático. La pretensión de Hume es otra bien distinta: que nosotros nunca estamos racionalmente justificados para creer que los milagros han ocurrido. Es decir, Hume está señalando el asunto epistemológico de lo que es racional creer, no la cuestión metafísica de lo que es y no es posible en nuestro tipo de mundo.

El argumento tiene dos partes. En primer lugar Hume manifiesta que normalmente la evidencia contra los milagros es demasiado fuerte. (Y de acuerdo con una de las máximas epistemológicas de Hume “el hombre sabio limita su creencia a la evidencia”.) Por tanto, tenemos que pesar la evidencia de que un evento milagroso ocurrió frente a la evidencia de que en realidad no ocurrió. Al evaluar el testimonio de que los milagros han ocurrido realmente, Hume (1748, pp. 115-6) adelanta el siguiente principio que, evocando al de Occam, ha sido llamado la Navaja de Hume. El principio es:

Ningún testimonio es suficiente para establecer la existencia de un milagro a menos que ese testimonio sea de tal clase que su falsedad sería más milagrosa aún que el hecho que trata de establecer.

El segundo paso de este argumento afirma que incluso aunque la evidencia en favor de los milagros pudiera superar la evidencia contra ellos, en la practica esto nunca ocurre. Hume mantiene que nunca hubo un suceso milagroso establecido sobre bases lo bastante fuertes como para garantizar la creencia racional en su ocurrencia. Hay cuatro factores que socavan la credibilidad de cualquier afirmación en apoyo de los milagros.

En primer lugar está el problema de la credibilidad de los testigos. Los testigos que nos hablan de la existencia de milagros rara vez están totalmente libres de sospecha de que hayan sido engañados o de que intenten engañar. Al evaluar su testimonio debemos elegir siempre entre creer a) la ocurrencia de un milagro, o b) que el testigo sea engañado o engañoso. De acuerdo con Hume (1748, p. 116) ningún milagro ha sido alguna vez “observado por un número suficiente grande de personas de incuestionable buen juicio, educación y cultura, como para convencernos contra la hipótesis de que hayan sido engañados; o de tan indudable integridad como para situarles más allá de toda sospecha de algún plan para engañar a otros...” Es decir, todas las declaraciones de milagros sufren de lo que podemos llamar el agujero de la credibilidad.

El segundo problema que Hume identifica es la credulidad humana. Hay una tendencia natural en los humanos hacia lo novedoso, lo sorprendente y lo maravilloso. Al reconocer esta propensión a la credulidad, debemos tomar nota y dejarnos guiar por las siguientes máximas a la hora de evaluar testimonios sobre milagros:

Los objetos de los que no tenemos experiencia se parecen a aquellos de los que sí tenemos experiencia;

Lo que hallamos más normal es más probable.

En caso de duda, dar preferencia a la hipótesis más favorecida por un mayor número de observaciones.

Estas máximas, aunque parezcan obvias, frecuentemente se pasan por alto en medio de la emoción y la novedad, que es a menudo la base de la credulidad humana.

El tercer aspecto señalado por Hume en relación con los milagros (1748, p. 119f.) es el origen tribal de las supersticiones. Los milagros ocurren principalmente en naciones primitivas (en palabras de Hume, “ignorantes y bárbaras”), o que descienden de antepasados ignorantes y bárbaros. Cuando la racionalidad humana avanza empezamos a rechazar los presagios, los oráculos, la astrología, los demonios, y todas esas cosas que resultan inútiles a la hora de explicar fenómenos naturales.
p.26

Finalmente, Hume (1748, p. 121f.) señala un problema que confronta los diversos milagros entre sí. Es imposible que las tradiciones religiosas de “la antigua Roma, Turquía, Tailandia o China” deriven todas de sólidos cimientos. Cada milagro que anuncia una de estas tradiciones tiene como fin establecer la verdad de esa tradición. Pero también tiene como fin desacreditar las pretensiones de verdad de las otras tradiciones, y por lo tanto sirve para desacreditar los hechos milagrosos de esas otras religiones.

Hume creía que la propensidad de la humanidad a la superstición y a lo maravilloso podría compensarse con el buen uso de la razón y el aprendizaje, pero parece que también creía que eso nunca podría ser totalmente eliminado de la naturaleza humana. Sospecho que Hume no estaría sorprendido al ver que en el siglo XX sigue habiendo aficionados a la astrología, los ovnis, el poder de los cristales, médiums, y cosas similares.

Insisto en que Hume no nos está diciendo que los milagros nunca ocurren. Su afirmación es más bien la de que no sería racional suponer que ocurren. Nos está adelantando un argumento empírico (esto es, basado en afirmaciones sobre hechos) contra la credibilidad de los milagros. Hume era un filósofo escéptico por excelencia, y sobre las ventajas del escepticismo aún tenemos que decir algo.

Las Ventajas del Escepticismo

El escepticismo puede caracterizarse como una actitud crítica que analiza las afirmaciones relativas al conocimiento (y a la experiencia), y escéptico es aquel que pone en cuestión este tipo de afirmaciones. El escepticismo puede referirse a una actitud crítica que se adopta al someter determinadas afirmaciones a un cuidadoso escrutinio, o a un estado de duda o incredulidad que puede ser el resultado de una investigación de ese tipo. Ser escéptico en el segundo sentido (desaprobando o suspendiendo el juicio sobre una afirmación determinada) no implica necesariamente creer lo opuesto. El escepticismo es un estado de duda más que de rechazo. Si suspendo el juicio sobre la afirmación de que Dios existe, ello no implica necesariamente que yo crea que no existe. Puedo creer que la evidencia no es lo bastante fuerte como para responder a esa cuestión, en cualquier sentido.

Tenemos que distinguir entre escepticismo crítico y dogmático, y entre escepticismo selectivo y global, aunque estos términos no denotan distinciones absolutas. Es decir, el escepticismo puede ser más o menos dogmático y más o menos global. El escepticismo es dogmático si el juicio se suspende a priori, sobre la base de alguna convicción previa sin considerar la evidencia. Por ejemplo, los contemporáneos de Galileo expresaron un escepticismo perfectamente comprensible sobre la existencia de las lunas de Júpiter; se volvieron dogmáticos cuando rehusaron mirar a través del telescopio. El escepticismo es global si es general y abarca todas las afirmaciones del conocimiento; selectivo si se refiere a algunas en concreto. El escepticismo global es poco común. El escéptico más global que se recuerda en los anales de la filosofía fue quizá Cratilo, un contemporáneo, algo más viejo, de Platón (aprox. 428-348 a. de C.). Se cuenta que su escepticismo era tan extremo que incluso rehusaba contestar preguntas y solamente señalaba con un dedo abatido a su interlocutor para indicar que la verdad era tan esquiva y efímera que sería inútil responder. (Por lo menos, eso es lo que sus interlocutores creían que intentaba decir.)

El escepticismo que se desprende pronto de su globalidad, como ocurre habitualmente, tiene siempre que especificar los asuntos a los que se dirige. Existen varios tipos de creencias, por ejemplo creencias sobre rocas y mesas, que son relativamente inmunes a la duda escéptica -al menos, fuera de los seminarios de filosofía-. En el otro extremo tenemos ratoncitos Pérez, Santa Claus y el elixir de la vida, que la mayoría rechazarán inmediatamente al carecer de suficientes garantías epistémicas. Entre unas y otras (dibujar las fronteras aquí suscitaría controversia) hay numerosos casos y afirmaciones, tales como Dios, el racionalismo económico, las curvas J, la repulsión nuclear y fenómenos psíquicos y paranormales. Los casos en conflicto son también el tema central de los filósofos profesionales: ¿en qué lado de la línea divisoria deberíamos colocar, por ejemplo, los pensamientos, las creencias, los deseos, los significados, las propiedades y los números?.

Cuando nos enfrentamos a una afirmación sobre alguna cosa extraña, fenómenos paranormales o anomalías similares (una premonición, una experiencia extracorpórea o próxima a la
p.27

muerte), deberíamos adoptar una postura escrupulosamente escéptica. Por esto, no entiendo que nosotros deberíamos concluir que esas experiencias no ocurrieron, ni que quien tuvo esas experiencias había sido engañado de algún modo -¡aunque tampoco decimos que ocurrieran!-. Más bien, lo que decimos es que deberíamos estar alerta sobre la posibilidad de que existan explicaciones normales y naturales para esos sucesos aparentemente sobrenaturales. Debemos ser especialmente cuidadosos al evaluar la evidencia que se presenta para apoyar este tipo de sucesos extraños. Mientras el escepticismo dogmático rehusa aceptar sucesos anómalos, el escepticismo crítico busca recoger tanta evidencia como sea posible sobre cualquier evento, afirmación o teoría supuestamente paranormal, o extraordinaria.

Escepticismo crítico significa mantener una mente abierta y no rechazar a priori (sobre la base de una convicción previa, sin considerar la evidencia) afirmaciones controvertidas. Debemos examinar la evidencia escrupulosamente. Pero esto también significa negarse a aceptar como verdaderas afirmaciones sobre las cuales la evidencia es ambigua o insuficiente. Y ello quiere decir adoptar como una máxima metodológica el principio de que a la hora de buscar explicaciones debemos preferir lo ordinario a lo extraordinario, y lo simple a lo complejo. Esta es una interpretación del principio metodológico atribuido comúnmente a GUILLERMO DE OCCAM (aprox. 1285-1349) y conocido como “la navaja de Occam”.

El escepticismo es la disposición, la habilidad, de emparejar adecuadamente creencia y evidencia. No tenemos actualmente un antónimo conveniente para la palabra “escéptico”. Por conveniencia, propongo retomar la antigua expresión de “crédulo” para cumplir este papel1. Un crédulo es alguien que acepta afirmaciones sin la suficiente evidencia, es decir, alguien cuyos criterios epistémicos son demasiado bajos.

Etimológicamente, skeptikos significa “investigador”, y el valor del escepticismo está en que nos lleva a -y normalmente cuando se acoge seriamente es el resultado de- una investigación sistemática sobre las bases del conocimiento. Los argumentos escépticos juegan un papel central en la investigación, especialmente en la investigación filosófica, donde han sido dirigidos no sólo contra sistemas de creencias excéntricos, sino también contra esas creencias que la mayoría considera autoevidentes. Así, argumentos escépticos han sido planteados sobre la existencia de otras mentes, el conocimiento del pasado, el conocimiento de los objetos materiales (el “mundo exterior”), las verdades morales, las sensaciones, e incluso sobre el conocimiento derivado de la lógica y las matemáticas.

El fin del escepticismo en estos casos no es (normalmente) llegar a dudas extravagantes (aunque esa es, algunas veces, una consecuencia indeseable), sino más bien clarificar nuestro entendimiento de los temas sujetos a investigación. Hay formas de escepticismo aparentemente más modestas que desafían, por ejemplo, el conocimiento teológico o metafísico. Y en algunos casos (por ejemplo, sugiero con respecto a la astrología o la frenología) el escepticismo parece no ser simplemente defendible, sino apropiado.

Cuando se llevan al extremo, los argumentos escépticos algunas veces se vuelven autocontradictorios, y la actitud crítica sobre el conocimiento nos lleva a rechazar que el conocimiento se pueda alcanzar. El escepticismo extremo o global ha sido a menudo la consecuencia de situar injustificadamente altos los criterios de lo que es aceptable como conocimiento: en particular, de situar la certeza absoluta (imposibilidad de error) como una necesidad para el conocimiento genuino.

Las objeciones habituales a los escépticos son, en primer lugar, la afirmación de que los escépticos demandan criterios de prueba excesivamente altos (a menudo acompañada por la acusación de que esa demanda de los escépticos es injustificada) y, en segundo lugar, la insistencia (con frecuencia dogmática) de que un tipo determinado de experiencia (una experiencia psíquica, por ejemplo) es más cierto que cualquier argumento escéptico que la ponga en cuestión.

El primer punto, la insistencia en protocolos, controles y repetibilidad, está basado en la creencia de que la naturaleza es consistente -y la naturaleza humana a menudo lo descubre-.

Nadie pide el 100 por cien de repetibilidad. Hay siempre observaciones anómalas debidas a las características de los experimentos o a su aparatosidad. (Realmente, con experimentos científicos complejos es una tarea formidable conseguir que todo funcione.) Pero para que una afirmación extraordinaria pueda ganar respeto, tiene que ser replicable por alguien más en algún otro sitio. Un caso reciente de fracaso al incumplir
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este requerimiento fue la sorprendente afirmación empírica de PONS y FLEISCHMANN sobre la famosa “fusión fría”.

El problema con los fenómenos psi no es que sea difícil para investigadores cuidadosos conseguir que funcionen ocasionalmente bajo condiciones controladas rigurosamente; es difícil para observadores cuidadosos conseguir alguna cosa que no pueda ser explicada como ruido, error, imaginación, azar y a menudo, tristemente, fraude. Es por esta razón que la necesidad de repetibilidad y de experimentos controlados no puede ser rechazada por demasiado exigente: la experiencia demuestra que la naturaleza no bromea y que la gente algunas veces sí lo hace. Hay ciertas técnicas manipulativas, tales como “lectura en frío”, que son bien conocidas por los psíquicos (y por los magos), que se utilizan para engañar a la gente, haciéndoles creer que tienen determinados poderes psíquicos. Para un detallado informe de las técnicas de este tipo ver HYMAN [1981].

Escepticismo no debería confundirse con cinismo, aunque se confunde frecuentemente. Un cínico es alguien que se inclina a creer siempre lo peor de la gente. El cinismo es una forma de escepticismo: es escepticismo en la sinceridad y la bondad de los motivos y las acciones humanas. Históricamente, los cínicos fueron una secta fundada por ANTÍSTENES, alumno de SÓCRATES, que rechazaba el bienestar y el disfrute de la vida. El representante más radical y aplaudido de este movimiento era DIÓGENES.

En la historia de la filosofía encontramos argumentos escépticos que fueron propuestos repetidamente y luego atacados y “refutados”. El escepticismo es un desafío constante a las afirmaciones dogmáticas, y ayuda a mantener el espíritu de la libre investigación. Sin escepticismo correríamos el peligro de confundir el entusiasmo, el prejuicio y la superstición con creencias serias, racionales y bien fundadas, algo que es esencial para entender el funcionamiento del mundo. Quizá el principal peligro para los escépticos es que algunas veces pueden tener dificultad a la hora de distinguir datos fuertes y débiles, al tratarlos con criterios de aceptabilidad epistémica situados en un nivel demasiado alto (en contraste con los crédulos, cuyos criterios epistémicos son demasiado bajos) y pueden inclinarse a promover su propio conservadurismo dogmático. El objeto del escepticismo es combatir las rigideces doctrinales que pueden afectar casi cualquier sistema de creencias, pero los escepticos deben permanecer alerta sobre la posibilidad de caer presa de sus propias rigideces. Es difícil y exige un desafío constante mantener la correcta proporción de escepticismo en nuestras investigaciones. Solamente entonces seremos capaces de conducirnos entre la Escila del dogmatismo y el Caribdis de la credulidad 2.

Escepticismo e Investigación filosófica

El escepticismo es (o debería ser) un componente central de cualquier investigación seria, pero tiene un papel especialmente importante en la investigación filosófica. El objeto de la filosofía, creo yo, es intentar comprender el mundo y nuestra experiencia en él. Este es también el objeto de otras actividades, tan diferentes como la física y la poesía, pero en la filosofía tiene algunas características especiales. En particular, la investigación filosófica está motivada por el deseo de proporcionar una crítica de las creencias muy generales o muy básicas, de acuerdo con nuestras categorías y explicaciones.

Normalmente, el argumento filosófico conduce al investigador a intuiciones fundamentales. Pero si la filosofía está basada finalmente en intuiciones injustificadas (y quizá injustificables), ¿por qué abordar esta tarea?. Una razón es que nuestras intuiciones algunas veces entran sorprendentemente en conflicto. Por ejemplo, es plausible suponer que no hay conexiones necesarias entre distintos sucesos -Hume mostró que esto puede ser defendido sobre la base de asunciones intuitivamente plausibles-. No parece haber ninguna objeción obvia a la suposición de que un evento o estado del mundo podría ser sólo lo que es sin tener en cuenta los estados antecedentes del mundo. Pero la hipótesis escéptica sugerida (aunque no defendida) por RUSSELL [1921](pp. 159-60) de que el mundo podría haber sido creado hace cinco minutos junto con la memoria ilusoria de un pasado no existente, parece derivarse de esa tesis humeana, y esta hipótesis ya no es tan plausible.

De nuevo, nuestra creencia intuitiva de que los sueños son experiencias ilusorias que tenemos mientras dormimos parece plausible. Pero es difícil de reconciliar esto con nuestra creencia intuitiva de que sabemos perfectamente bien que no estamos dormidos ahora. Por tanto, un resultado
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de la investigación filosófica es resolver, hasta donde sea posible, conflictos entre creencias básicas. De este modo quizá podamos adquirir una concepción del mundo mejor, más rica y más consistente.

La filosofía emplea reflexiones generales -claridad y argumentos rigurosos- para alcanzar sus conclusiones. Por supuesto, otras disciplinas también se sirven de la razón y de los argumentos. No hay nada realmente distinto en cuanto a los métodos de la investigación filosófica. Sin embargo, hay algo diferente en las preguntas filosóficas: su amplitud, su ámbito, su carácter a priori, inabordable a veces, o su naturaleza esencialmente reflexiva. La investigación es diferente porque ella misma se refleja en todas las cosas, incluyendo su propia naturaleza y métodos, aún cuando estos mismos métodos no lleguen a establecerse nunca. La disciplina de la filosofía es auto-conscientemente argumentativa. Quizá lo que la hace diferente es el alcance que tiene esa clarificación y estilo argumentativo. Se apela a los hechos, pero también se utilizan experimentos mentales imaginativos.

Platón decía que la filosofía empezaba con el asombro. Originalmente la filosofía incluía toda investigación sistemática (la búsqueda del conocimiento); sin embargo otras disciplinas se volvieron autónomas cuando desarrollaron sus propios métodos de investigación o técnicas experimentales. La física y la astronomía se establecieron pronto como disciplinas independientes, otras (como la psicología y la lingüística) se han constituido más recientemente en campos separados de investigación. Se ha dicho que cuando los campos empíricos quedan establecidos no le queda nada a los filósofos por hacer, salvo el estudio de la lógica y el lenguaje. No puedo discutir aquí esta apreciación tan pesimista.

Comentarios finales

Tras analizar la naturaleza de lo paranormal (en la primera parte de esta serie), examine el desarrollo histórico, y los procesos de exclusión, de las teorías científicas (en la segunda parte). Argumenté que aunque no hay un criterio de demarcación formal satisfactorio, que separe los sistemas de creencias “respetables” de los “excéntricos”, esto no impide el rechazo concluyente de teorías falsas (tercera parte). Finalmente, en esta última parte de la serie, he analizado los argumentos de Hume relativos a creencias y afirmaciones sobre hechos anómalos, y he señalado las virtudes y el papel del escepticismo. Entender el proceso de desarrollo teórico nos ayuda a entender la naturaleza de ese encanto por lo paranormal y de los sistemas de creencias erróneos. Como en medicina, donde aprendemos sobre el funcionamiento del cuerpo sano examinando sus patologías, también en el caso de los sistemas de creencias aprendemos mucho examinando los casos patológicos presentados por epistemologías alternativas. Nuestro entendimiento de los sistemas cognitivos sanos, como el de los sistemas orgánicos sanos, se enriquece con el estudio de los casos patológicos. Esta es la razón por la que las creencias paranormales y psíquicas tienen implicaciones para nuestro entendimiento de la investigación sistemática. Y -continuando con la analogía médica- una de las principales virtudes del escepticismo es su papel a la hora de promover la higiene epistemológica.

Sin embargo, esto no supone un cheque en blanco para rechazar las afirmaciones de lo paranormal: cada afirmación tiene que ser evaluada según sus méritos. Y las afirmaciones de lo psíquico, aún carentes de sentido, nos proporcionan una abundancia de entretenidas fantasías y pueden ser la fuente de otros divertimentos inofensivos. Para algunos la creencia en lo psi les sirve de mapa de su territorio experiencial para el cual no encuentran otro disponible. Muchos confían en encontrar en algún sitio desconocido un filón de verdades psíquicas y paranormales. Pero la perspectiva no es halagüeña. La búsqueda de evidencias incontrovertibles sobre los poderes psi ha fracasado, o es, en el mejor de los casos, inconcluyente. Pero mientras la investigación no ha revelado nada interesante sobre el mundo, sí ha revelado mucho de interés sobre la psicología humana y sobre cómo pensamos acerca del mundo. No tenemos ninguna razón para suponer que existen fuerzas desconocidas, sincronicidades, o factores determinantes no causales. Quizá el universo resulta ser menos excitante de lo que podría haber sido. Pero (como ISAIAH BERLIN ha señalado) no hay garantías de que la verdad tenga que ser interesante.

Existen todavía abundantes anomalías que hay que explicar, pero no hay ninguna razón para suponer que eso nos exigirá invocar algún sistema de creencias supersticioso. El psicólogo
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DAVID MARKS [1986](pp. 119-123) ha resumido francamente la situación en los siguientes términos:
“...después de milenios de experiencias y más de un siglo de investigaciones controladas, desde la fundación de la Society of Psychical Research en 1882, lo paranormal permanece tan controvertido como siempre. Mientras la creencia en la percepción extrasensorial (PES) y la precognición es general, la parapsicología ha fracasado en producir una simple demostración repetible. Hasta que se haga algún descubrimiento significativo, la ciencia puede ignorarla justificadamente, pero es importante decir por qué: la paraciencia es un sistema pseudocientífico de creencias infalsables empapadas de ilusión, error y fraude”.

Pero aun cuando la búsqueda de fenómenos psi sea por lo menos inconcluyente, la investigación revelará mucho sobre la credulidad humana y ese amor por lo maravilloso que Hume lamentaba. También demuestra que somos criaturas inquisitivas por excelencia; tenemos una gran capacidad para descubrir regularidades en el mundo, y cuando no las encontramos estamos dispuestos a inventarlas. Lo que nuestra investigación revela sobre todo es la necesidad de encontrar patrones regulares en la forma caótica de nuestras experiencias. Hay una poderosa necesidad de embellecer nuestras vidas con patrones -para localizarnos a nosotros mismos en una red de significados-. Hay patrones que descubrimos, y patrones que inventamos. Una importante tarea epistemológica consiste en distinguir entre esos dos tipos.

Algunos patrones fabricados, tales como el arte, son muy viejos. La religión también parece ocupar un lugar epistemológico muy firme en esa tarea de localizarnos a nosotros mismos en el mundo. La ciencia es más reciente. Se comenta que OSCAR WILDE decía que “las religiones mueren una vez que se demuestran ciertas; la ciencia es lo que queda de las religiones muertas”. Sin embargo, he evitado deliberadamente comparar las creencias sobrenaturales y paranormales, aunque muchos autores han sugerido que se levantan y caen -normalmente caen- juntas. Es un asunto distinto averiguar en qué medida las creencias religiosas implican la creencia en lo sobrenatural.

La búsqueda y -menos frecuentemente- el descubrimiento de patrones es el leitmotiv de la característica humana más definitoria: la capacidad cognitiva para desarrollar un entendimiento de nosotros mismos y de nuestro mundo. Quizá una moraleja final es que el característico amor por lo maravilloso de la humanidad, que Hume lamentaba, está entre nosotros tanto como cuando Hume escribía, para llevarnos por mal camino en esa búsqueda de la verdad.

Referencias

HUME, DAVID. 1748, “Of Miracles”. In Enquires Concerning Human Understanding, § 10, (ed.) L.A. Selby-Bigge, Oxford: Clarendon Press, 2nd ed., 1902, pp. 108-131.

HUME, DAVID. 1779, Dialogues Concerning Natural Religion.

HYMAN, RAY. 1981, “Cold Reading: How to Convince Strangers that You Know All About Them”, in Kendrick Frazier (ed.), Paranormal Borderlands of Science, pp. 79-96. Buffalo: Prometheus Books.

MARKS, DAVID. 1986, “Investigating the Paranormal”. Nature 320: 119-123.

RUSSELL, BERTRAND. 1921, The Analysis of Mind, London: Allen & Unwin.

Notas

1.- “Credulist” en el original, como arcaismo de “credulous”. En castellano no se percibe ningún matiz diferenciador, ya que ambas se traducen necesariamente por la misma palabra, “crédulo”. (N. De T.)

2.- En la mitología griega Kharybdis y Skylla eran dos monstruos que personificaban respectivamente una gruta y un saliente rocoso en la zona del Estrecho de Mesina (entre Sicilia y Calabria). Caribdis era en realidad un remolino. Al atravesar este Estrecho, los marineros tenían que manipular hábilmente sus naves para evitar ser lanzados contra la roca o acabar engullidos por el remolino. El autor establece un inteligente paralelismo equiparando el dogmatismo con la roca de Escila y la credulidad con el remolino sin fondo de Caribdis; el buen escéptico es algo así como un buen navegante. (N. de T.)

Este artículo apareció publicado originalmente en The Skeptic (vol. 12, nº 4, summer 1992), revista trimestral editada por Australian Skeptic Inc (PO BOX E 324, St. James NSW 2000, Australia). Se reproduce en LAR con su autorización.

Traducción: Mercedes Quintana
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II congreso nacional sobre pseudociencia ciencia y pseudociencia frente al tercer milenio

Pamplona, 23-26 de Noviembre de 1995

Segunda Circular

Coincidiendo con la Semana Europea de la Cultura Científica se celebrará en Pamplona el II Congreso Nacional sobre Pseudociencia en el que se reunirán todos los interesados en el estudio crítico de las pseudociencias para presentar sus investigaciones y debatir sus conocimientos.

La convocatoria de este Congreso coincide con la conmemoración del X Aniversario de Alternativa Racional a las Pseudociencias y de su publicación LAR, por lo que la temática estará enfocada en dos vertientes: análisis de la evolución histórica de las pseudociencias y discusión del futuro del debate ciencia-pseudociencia. De igual forma, se prestará una especial atención a las investigaciones y estudios realizados en las diferentes pseudociencias.

SESIONES CIENTIFICAS

El programa de las sesiones científicas se elaborará a partir de la temática y las contribuciones recibidas, que quedarán englobadas en los siguientes tópicos: Parapsicología y Ocultismo, Pseudomedicinas, Ufología, Filosofía y Pseudociencia, Pseudociencia y Medios de Comunicación.

Se realizarán tres tipos de actividades: conferencias, comunicaciones y mesas redondas. Las conferencias serán impartidas por investigadores de reconocido prestigio, invitados especialmente por el comité organizador, con una duración de una hora. Las comunicaciones serán presentadas por todo aquel desee exponer sus investigaciones sobre un tema concreto y tendrán una duración de veinte minutos. Las mesas redondas se dedicarán al análisis de cada uno de los tópicos del Congreso.

COMUNICACIONES

Para poder presentar una comunicación en el Congreso es necesario que el investigador envíe, ANTES DEL DIA 10 DE OCTUBRE, un resumen de su trabajo (entre 10 y 20 líneas). En él deberá aparecer, además del título, el nombre del autor y su dirección. Tales resúmenes se publicarán en el libro de actas que se entregará con la documentación del congreso.

LUGAR Y FECHA DE CELEBRACION

Este II Congreso se celebrará en el Planetario de Pamplona, situado en la calle Sancho Ramírez s/n, los días 23 al 26 de Noviembre de 1995.

CUOTA DE INSCRIPCION
La cuota de inscripción será de 5500 pesetas para no socios de ARP, 4000 para socios y 2500 para socios estudiantes, y dará derecho a recibir la documentación del Congreso, asistir a las sesiones científicas y participar en el acto de recepción. El pago de la cuota deberá hacerse enviando cheque (añadiendo 350 pesetas por gastos de tramitación) o giro postal a

ARP
Apto 1516
50080 Zaragoza

ALOJAMIENTO

El alojamiento para esos días puede gestionarse a través de la Dirección Ejecutiva de ARP en la dirección arriba señalada. Para ello deberá señalarse el tipo de habitación y los días de asistencia al Congreso.

COMITEORGANIZADOR
Miguel Angel Sabadell
Carlos Tellería

COMITE ORGANIZADOR LOCAL
Javier Armentia
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LAR versus CdU
EL MILLÓN DE ABISMOS QUE NOS SEPARA

Veritas nihil erusbescit,
nisi solummodo abscondi (Tertuliano)

vero

Qui parum sciunt, parum dubitant (Cita del padre jesuita Bolland)

El que siempre duda y nunca toma camino, nada sabe, está loco o es un cobarde.
(Ares rememorando a Bolland).

Por suerte o por desgracia han llegado a mis manos las cartas cruzadas entre Luis R. González Manso y Luis A. Gámez a propósito del escepticismo a machamartillo.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que este año se cumple el décimo aniversario de ARP, he pensado que quizá a alguien le interese conocer mi opinión ¡que inmodesto soy! sobre CdU y LAR.

Quizá superficialmente se puedan parecer, pero nos separa un billón de abismos.

Como no quiero hablar en nombre de nadie, ni atribuir a otros mis ideas; debo aclarar que lo que aquí digo se refiere a los números de LAR en los que yo tuve responsabilidad editorial.

Si elegimos al azar varios números de CdU nos encontramos con artículos con estos contenidos:

Número 10-11
La propiedades del fenómeno ovni
Abducciones: Un tema a debate.
El caso de Próspera Muñoz
Posible tipo I en Llanes, 1965
Rodadas bajo el mar.
Puntualizaciones sobre el “Ordenador que funcionó sólo”.
Listado de posibles avistamiento OVNI durante el año 1984.

Número 13-14
Lugares para los orígenes de vida extraterrestre

Nº 15
La abducción, clave del fenómeno ovni.
Inmenso Ovni detectado por radar en la zona de Tarrasa y Sabadell.

Nª 16
Huella de un OVNI en un viñedo de Ciudad Real.

Nº 1 segunda época.
Número especial dedicado a las abducciones.

Nº 3 segunda época
Historia del contactismo español.
Sesma, Saliano, Ummo, La Ballena Alegre

Nº 5. Segunda época
Ovnis y sistemas de radar
Peral de Arlanza: crónica de un avistamiento colectivo
El mito UMMO y las sectas hoy.
Terremotos y fenómenos luminosos
¿Seres insólitos cerca de Narbona?
Radiografía de una abducción.

Nº 6. Segunda época
Expo Ovni y jornadas de ufología en la Coruña. A partir del jueves 22 de junio se celebró en la Coruña la Expo-Ovni, una exposición de documentos, maquetas y filmaciones sobre el fenómeno ovni.

El OVNI no era Marte. La confusión de los escépticos. (Con una foto de un reguero luminoso en el cielo)
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Tal como he dicho más arriba es una selección al azar de diversos títulos de los temas que se tratan en CdU. Algunos de esos artículos son desmitificadores de lo que cuentan.

El punto fundamental es que lo mismo da que los artículos sean en contra o a favor. La cuestión clave a plantear en este momento, para seguir mi razonamiento, es: ¿qué cosmovisión hace que todo ese disparate de cosas se presente como un fenómeno único: el UFO? (Digo Ufo, puesto que la revista se llama Cuadernos de Ufología, en caso contrario diría ovni, en minúsculas: lexicalizado)

La única cola capaz de pegar todos esos temas en uno solo es la creencia en el mito ovni.

La única excepción sería el caso de que se tratase de una revista antropológica estudiando un mito urbano: el ovni. Pero entonces habría muchos artículos que no tendrían cabida; por ejemplo el de Leo Sprinkle sobre los posibles lugares habitados del universo; o artículos en los que se describe cómo es la red de radares del ejército español: los mitos urbanos no viven en el universo ni son detectados por los radares: son mitos.

El que no ponga que se trata de una revista de antropología y el contenido de ciertos artículos que no encaja con esa hipótesis, demuestran que el único pegamento que conglomera todos esos temas es que CdU está dentro del mito urbano.

Será más o menos crítico; será todo lo crítico del mundo pero está dentro del mito.

Tratémonos de poner en los zapatos de alguien que quiere investigar un fenómeno extraño y le muestran CdU. ¿A qué conclusión llegaría? ¿Qué fenómeno estudia CdU? ¿Cuál es el observable?: ¿una luz en el cielo?, ¿una foto?, ¿unos ecos de radar?, ¿unos seres humanoides extraños?, ¿los relatos de ciertas personas que dicen haber sufrido experiencias extrañas?, ¿unos caracteres en una impresora de un computador?, ¿cinco huellas en el suelo?...

¿Cuál es el observable?

Se trata de un conglomerado de infinidad de cosas. No hay un observable único; no hay definición del observable. Los observables son infinitos.

El que lo mire desde fuera del mito, ¿con qué se encuentra?: con una incoherencia.

Insisto una vez más: lo único que da coherencia a todo eso es el mito urbano de los ovnis.

El primer abismo entre CdU y LAR es que CdU está dentro del mito y LAR está fuera del mismo. Por favor, que nadie me interprete mal: estar dentro del mito es una postura perfectamente válida. Perfectamente digna. Perfectamente asumible. Simplemente quiero dejar bien claro que NO ES LA MÍA.

Cuando hace diez años Luis Alfonso Gámez, Jesús Martínez Villaro, Gascón, Luis Miguel Ortega, Gabriel Naranjo.... y otros varios decidimos crear LAR... No era por pequeñas diferencias de matiz con CdU: Era por un enorme abismo conceptual. Alejandro César Agostinelli en su artículo El Incomprensible objetivo del escepticismo español (Agostinelli-89), en su último párrafo decía: “Es de confiar que, poco a poco, las diferencias [entre CdU y LAR] se irán achicando. ¿A favor de quién? El tiempo dirá...” Le contesto: el tiempo ha hablado: las diferencias son más grandes que nunca.

LAR y CdU pueden compartir artículos y pueden coincidir en muchas opiniones. Pero siempre serán conceptualmente diferentes.

Que nadie me confunda: Félix Ares y LAR pueden investigar luces en el cielo, abducciones, fotos, ecos de radar, y seres de aspecto extraño y círculos en campos de trigo, .... pero como fenómenos dispares.

Las luces son luces.
Las fotos son fotos.
Los ecos de radar, son ecos de radar.
Los seres de aspecto extraño, son seres de aspecto extraño.
Los círculos en campos de trigo son círculos en campos de trigo.
Etc., es etc.

Si el Sr. Ares fuera a investigar luces en el cielo anómalas, lo primero que haría es una definición positiva y no ambigua de lo que entiende por tal. Y comenzaría a investigar. Publicaría sus primeras conclusiones y éstas podrían ser refutadas o validadas por otros investigadores.

Probablemente se establecería una cadena de trabajos con visiones diferentes, algunos apoyando sus ideas, otros contradiciéndolas... pero TODOS HABLANDO DE LO MISMO.

Al hablar de LO MISMO el fenómeno podría estudiarse. Sería repetible, falsable, etc.

Cuento todo esto para resaltar, una vez más, que el abismo entre CdU y LAR no radica en los temas qué trata o en que los artículos sean o no favorables a una cierta hipótesis. La diferencia abismal radica en el MÉTODO de abordar el problema.

La verdad es que hubo una época en que creía que se podría formar un grupo de personas capaces de investigar el tema ovni tal como he dicho más arriba. ¡Que inocente era!: no las hay.
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Los que están dentro del mito porque lo único que buscan es reforzar su fe.

Los que estamos fuera por qué pensamos que es un mito urbano probablemente sin contenido físico real. No negamos que pueda existir tal fenómeno físico, pero pensamos que es bastante improbable.

Nadie quiere investigar un posible fenómeno anómalo.

Hoy, 1995, en mi fuero interno pienso que:

1) El fenómeno ovni se podría investigar científicamente de acuerdo con bases metodológicas correctas, pero

2) Creo que sería una pérdida de tiempo.

Un mito es un mito.
Un buen mito nunca muere.

Notas
(Agostinelli-89) Agostinelli, Alejandro César. Desde la Argentina, una opinión: El Incomprensible objetivo del escepticismo español. Cuadernos de Ufología Nº 6. Segunda época. Septiembre de 1989. Santander.

Dedicado a Julio Arcas, José Ruesga y Pere Redón, con cuya amistad me honro, por ser coeditores de CdU; a Luis R. González, por hacernos partícipes de sus opiniones; a Alejandro César Agostinelli por que hoy es un gran paladín de la lucha contra la irracionalidad; y a Luis Alfonso Gámez, por razones que él sabe muy bien.

Agradezco a Jesús Martínez Villaro su ayuda a la hora de elaborar este trabajo.

Félix Ares

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SKEPTICS SOCIETY
El papel del escepticismo en la cultura actual; las diferencias entre ciencia y pseudociencia; el uso y abuso de la teoría y la estadística en las
pseudociencias; las limitaciones de la ciencia y la tecnología; fraudes científicos; la vida después de la muerte y la búsqueda de la inmortalidad...
Todo esto y mucho más en

SKEPTIC
2761 N. Marengo Ave.
Altadena, CA 91001
USA
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Por el escepticismo, el debate y la tolerancia

Ignacio Cabria

En el nº 34-35 de LAR se publicó el documento de trabajo que Alejandro Agostinelli y yo preparamos desde Argentina para la reunión de colaboradores de Cuadernos de Ufología de 1994. En él hacíamos una crítica de los presupuestos clásicos de la ufología y presentábamos el proyecto Liminal, cuya finalidad es el estudio de los fenómenos religiosos actuales, del pensamiento mágico y de los mitos contemporáneos (incluido el fenómeno ovni), en una colaboración entre especialistas de diversas ramas de la ciencia y del pensamiento, tanto profesionales como aficionados. Dado que Luis Alfonso Gámez ha criticado nuestras ideas y procedimientos, haré algunas aclaraciones. Ambos autores de proyecto Liminal procedemos del campo de la ufología (más o menos como los fundadores de ARP), y por tanto decidimos comenzar por pulsar el grado de interés que podría existir entre los investigadores racionalistas del fenómeno ovni por participar en esta iniciativa. El hecho de no presentarla antes a la comunidad escéptica, siendo precisamente Alejandro Agostinelli director de la revista argentina El Ojo Escéptico, se debe a que Liminal pretende un enfoque diferente en el estudio de “lo oculto”, más orientado al conocimiento desde las ciencias sociales y el pensamiento que a la refutación de las pseudociencias.

Hubiéramos preferido dar a conocer en LAR el proyecto Liminal a través de un texto ‘programático’ más general que aquél documento para una reunión ufológica, pero la polémica suscitada por Luis Alfonso Gámez por este documento ha hecho que Luis R. González saliera en nuestra defensa pidiendo su publicación íntegra, para deshacer malentendidos, lo cual le agradezco personalmente. Como se puede comprobar, nuestras ideas están muy próximas a las de ARP, aunque nuestros objetivos sean diferentes. Sin embargo, tengo que discrepar de algunas actitudes de denuncia, casi compulsiva y no siempre bien informada, que se proyecta en la sección de libros de LAR, a veces con críticas ad hominem y no a lo escrito o publicado, pues creo que esa postura no beneficia en nada a la causa del escepticismo. Y viene esto a propósito de la campaña que ha emprendido últimamente Luis Alfonso Gámez contra Alejandro Agostinelli. Voy a entrar en la polémica como persona que conoce de cerca la trayectoria de seriedad y de absoluta integridad de Alejandro, ya que he residido temporalmente en Argentina y he disfrutado de su colaboración y amistad.

Gámez ha criticado siempre la colaboración de Agostinelli con los ufólogos. En mi opinión, un investigador sin prejuicios buscaría la colaboración de ufólogos, que son quienes están al pie de la información sobre el fenómeno ovni. Por otra parte si lo que pretenden los escépticos es influir en la opinión pública con sus puntos de vista, una buena manera de hacerlo es asistiendo a los congresos de ufología y publicando en sus medios de difusión. ¿O es que tengo que descubrirle a Gámez que el escéptico Phillip Klass asiste a los congresos de la ufología norteamericana? Gámez dice que “el charlatán más peligroso es el que no lo parece” (LAR, nº 34-35), y critica a Agostinelli por actuar como escéptico en Argentina y como ufólogo en España. Para información de los lectores, Agostinelli participó como conferenciante en las Jornadas Internacionales sobre el Fenómeno OVNI que organizó Cuadernos de Ufología en Santander en 1991, que han sido las más serias realizadas hasta ahora en España sobre este tema. En Argentina intentó asistir como oyente al Congreso de Ufología de Mar del Plata en 1993 sin que le fuera permitida la entrada, y allí mismo fue rechazada su solicitud de admisión como
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nuevo miembro de la Red Argentina de Ovnilogía, “por negativista”. Por tanto, no veo como Gámez que haya una doble actitud de Agostinelli, sino un único interés de introducir su mensaje racionalista donde le dejen hacerlo.

Con respecto a Cuadernos de Ufología, que Gámez dice en una de sus boutades que está próxima a Karma-7, constituye en realidad un colectivo con una gran mayoría de titulados universitarios y con una orientación que tiende al escepticismo. Sin embargo, dado que la línea editorial se ha definido por el debate entre posicionamientos teóricos diversos, pueden verse publicados artículos con los que no todos estamos de acuerdo, pero que son el resultado del respeto a la pluralidad de enfoques (salvo algún punto negro como el que Gámez justificadamente critica, que no desmerece al resto). Es importante hacer notar que Cuadernos de Ufología se ha definido por una actitud desmitificadora del fenómeno ovni que está ya muy lejos de aquellas revistas como Stendek o Vimana de hace dos décadas, que partían de una postura favorable a la hipótesis extraterrestre. No tengo más que señalar que ha sido en Cuadernos de Ufología donde se han puesto en evidencia fraudes como Majestic-12, Gulf Breeze o UMMO, a través de amplios dossieres. Entiendo que la línea editorial que se ha definido por fomentar el debate y la crítica está consiguiendo que se ejerza una influencia positiva entre los ufólogos que empiezan, que se ven orientados así hacia una visión racionalista del tema, pues es desde el diálogo como se convence, no desde el sarcasmo o desde gestos arrogantes.

Quiero señalar con todo esto a Luis Alfonso Gámez que está perdiendo de vista el verdadero objetivo del escepticismo, que no está en buscar contendientes entre los sectores más próximos, sino en denunciar la impostura, el fraude y la pseudociencia donde de verdad existen, y que no se pueden hacer generalizaciones simplificadoras como “los ufólogos más reputados son meros embaucadores” (Gámez, L.A. “El gran engaño de los platillos volantes”, El investigador Escéptico, nº 9, dic. 94). En su obsesión por ser el enfant terrible que yo describí en un capítulo de mi libro Entre ufólogos, creyentes y contactados. Una historia social de los ovnis en España, Gámez corre el riesgo de convertir el escepticismo en una parodia.

En mi opinión, el verdadero escepticismo no tiene nada que ver con el adoctrinamiento ni con actitudes casi fanáticas de defensa de la ciencia. A quien hay que combatir no es a los estudiosos racionalistas del tema que sea, de los que me consta su buena fe, sino a los verdaderos charlatanes y timadores del tinglado de magias y de la nueva era, que esos sí tienen una verdadera responsabilidad social. Sin paranoias inquisitoriales antisectas ni persecuciones ideológicas, pero donde exista el fraude ahí sí debemos dirigirnos del estudio científico a la denuncia del engaño. Es una cuestión de claridad de ideas y de coherencia moral e intelectual.

Como he dejado claro en mi libro, no me considero ufólogo a pesar de estudiar el fenómeno ovni, ni creo que sea necesario inventar para ello una pseudodisciplina llamada ufología. Los ovnis son un fenómeno para el estudio fundamentalmente de las ciencias sociales, pero serenamente, sin descalificaciones personales ni vehemencias. Colaborar con la ufología para este fin no es vender el alma al diablo, sino que constituye un sano ejercicio para el escepticismo -sí, precisamente- y una muestra de tolerancia y de respeto a las creencias de los demás. Soy de los que opinan que hay que profundizar en los aspectos que nos unen antes que inventar discrepancias artificiales y disputas estériles.

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Desde el sillón escéptico...

DIAGORAS EL ATEO
UN ESCÉPTICO NOTABLE
Javier E. Armentia

Que las posturas escépticas no son algo nuevo, aunque sigan siendo misterio para la gran mayoría del público, no es algo que desconozcamos los lectores de LAR. Reconforta, (y en cualquier caso puede valernos para dotar con una cita histórica de cierta erudición a nuestro discurso científico-racionalista), leer de vez en cuando que aunque ahora nos parezca estar casi solos, una larga trayectoria de pensadores nos enseña que no hay que cejar en el empeño. Todo esto a cuenta de un fragmento sobre Diágoras el ateo, cuyo conocimiento debo al escritor Xabier Eder, hallado entre los ensayos de Montaigne:

«Hay quienes estudian y glosan astrológicos almanaques y atribuyen autoridad a las cosas en ellos contenidas. Cierto es que contendrán verdad y mentira, porque quis est enim qui, totum diem jaculans, non aliquando collineet (¿quien, tirando todo el día, no acertará alguna vez?, Cicerón, De Div., II, 59). Pero no los estimo más por verlos acertar en ocasiones. Más certeza habría si existiese regla y verdad en mentir siempre, ya que nadie lleva cuentas de sus yerros, y, en cambio, hace valer sus adivinaciones raras, prodigioas e increíbles. Diágoras, apodado “el Ateo”, estando en Samotracia, fue interpelado así por quien le mostraba en el templo muchos exvotos y cuadros de quienes se habían librado de naufragios: “Tú que piensas que los dioses no se ocupan en las cosas humanas, ¿qué dices de tantos hombres salvados por gracia divina?” A lo que respondió Diágoras: “No están pintados aquí los que se ahogaron, y son en número mucho mayor”».

Es claro que Diágoras había dado en el clavo. Por cierto, y aprovechando esta mención al Ateo... ¿no habrá por ahí alguien que se anime a contarnos más de su vida y milagros? En una breve ojeada por mi (escasa) biblioteca, no he encontrado más referencias a él que la transcrita.

j.a.

LIBROS

EL MUNDO DE SOFÍA.
de Jostein Gaarder.
Ediciones Siruela, 1994
Traducción del noruego de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo. 668 páginas

Javier Armentia

“Una novela sobre la historia de la filosofía”, dice el mismo libro. Y es más o menos verdad: es un cuento que bebe en la tradición de Alicia, creando un juego de espejos donde la realidad y la creación mental se entremezclan, al hilo de la historia del pensamiento humano. No es raro, pues, que a mitad del libro aproximadamente, cuando se habla del obispo Berkeley, el solipsismo de un vuelco a la historia... pero no diré más de esto, pues no es cosa de estropear la sorpresa que el lector merece.
p.38

Incluyo aquí una breve crítica del libro por dos razones, una que a mi modo de ver es positiva y otra que no. Empiezo por esta última: en la peculiar historia de la filosofía contada por Gaarder, la filosofía de la ciencia en este siglo simplemente no existe; el siglo XX es puro psicoanálisis y existencialismo... Igualmente, el autor no concede un trato demasiado ecuánime a los autores del empirismo. O introduce en el primer tercio del libro una serie de alusiones a Jesús como prohombre de la filosofía que harán las delicias de los católicos, pero que carecen bastante de base -digamos- filosófica. Hay que reconocer, al fin y al cabo, que esto es una novela, y así el autor es muy libre de contar la historia como le viene en gana. Algo que me parece completamente respetable, pues, pero que traigo a colación aquí porque dada la amplia difusión que está teniendo esta novela, para muchas personas ésta será la primera vez que leen algo sobre filosofía, pudiendo así quedarse con una imagen un tanto sesgada.

La otra razón de incluir una reseña de este libro en LAR viene del planteamiento que hace Gaarder (o sus trasuntos en la novela) acerca de las supersticiones en este fin de siglo. El planteamiento es bastante blando: “Una importante corriente filosófica del siglo XX es en consecuencia la ecofilosofía. Muchos ecofilósofos occidentales han señalado que toda la civilización de occidente va por muy mal camino, por no decir que está a punto de llegar al tope de lo que puede tolerar el Planeta.(...) Dicen que hay algo profundamente erróneo en toda la manera de pensar occidental. (...) Han recurrido a ideas y pensamientos de otras culturas, por ejemplo la India. (...) También dentro de los círculos científicos han surgido personas, durante los últimos años, que nuestra manera científica de pensar se encuentra ante un ‘cambio de paradigmas’ (...)Hemos visto muchos ejemplos de los llamados ‘movimientos alternativos’, que abogan por una filosofía global y por un nuevo estilo de vida”. Como decía, es bastante arbitrario (cuando no equivocado) destacar sólo de la filosofía actual algo tipo nueva era...

Parece que hasta Gaarder se da cuenta de ello, pues al poco afirma que “mucho de lo que se incluye en el término New Age es engaño y charlatanería. También lo que llamamos ‘neorreligiosidad’, ‘neoocultismo’ o ‘superstición moderna’ ha tenido una fuerte presencia en las últimas décadas, convirtiéndose en una verdadera industria. Como consecuencia de la pérdida de adeptos del cristianismo han proliferado, como hongos, nuevas ofertas en el mercado sobre conceptos de vida.”

En una librería, ante los estantes “esotéricos”, Alberto/Gaarder declara: “de hecho mucho de esto podría considerarse como pornografía. Aquí los jóvenes pueden comprar exactamente los libros que les ponen muy cachondos. Pero la relación entre la verdadera filosofía y los libros como éstos es más o menos como la diferencia entre verdadero amor y pornografía”.
“Lo llaman parapsicología,(...) telepatía, clarividencia y telequinesia. Lo llaman espiritismo, astrología y ufología. Así pues tiene muchas denominaciones. (...) No excluyo que esas palabras que acabo de mencionar dibujen un mapa detallado de un paisaje que no existe. Al menos hay aquí muchas de esas quimeras que Hume habría entregado a las llamas. En muchos de esos libros no hay ni una experiencia que sea auténtica. (...) Se trata del negocio más rentable del mundo. Es lo que quiere mucha gente. (...) Es sin duda la expresión de una añoranza, de un deseo de algo ‘místico’, de algo que es ‘diferente y que rompe con lo cotidiano’”.

Seguiría transcribiendo estas páginas, que recogen algunos acertados comentarios sobre lo paranormal, pero recomiendo que el lector del libro llegue por sí mismo a descubrir que -a pesar de unos cuantos peros- la historia de la filosofía novelada por Gaarder merece la pena ser leída. E, incluso aunque a muchos no les (nos) guste cierta condescendencia con lo místico e idealista que rezuma el libro, hay que reconocer que convertir a la historia de la filosofía en un éxito de ventas en nuestro país es un mérito que consuela un poco del desolador panorama que ofrece la ola ocultista que nos invade.
p.39

 

"La revisión del holocausto"
César Vidal Manzaneres
Anaya & Mario Muchnik. Madrid. 1995

LA PSEUDO-HISTORIA: EL CLAVO ARDIENDO DE LOS NAZIS

Óscar Menéndez

Bajo el pretexto de formar parte de una corriente que estudia de forma científica la historia, una serie de pseudo-investigadores abjuran de la existencia de campos de exterminio y aseguran que ni Hitler ni la mayor parte de los jerarcas nazis sabían nada de asesinatos en masa de "razas inferiores". Son los llamados revisionistas, que cubiertos de un barniz histórico-científico niegan la existencia del holocausto.

El revisionismo es tan cierto y tan creíble como lo es la posibilidad de imantar agua. Sin embargo, sus ideas están cada día más inmersas en la sociedad en que vivimos. En "La revisión del holocausto" Cesar Vidal documenta las mentiras y la ideología que se esconde detrás del revisionismo. Algo que nadie puede negar. Una verdad de perogrullo, pero una verdad necesaria.

Vidal utiliza la ciencia histórica: textos, informes, cartas, declaraciones... Especialmente aquellos documentos claramente provenientes de los propios archivos nazis. Con ellos, se demuestra la falsedad de las dos principales afirmaciones revisionistas: sí que hubo órdenes directas para perpetrar el holocausto y éste provocó el asesinato de cerca de seis millones de personas.

En cualquier caso, César Vidal deja bien claro en su libro que el principal problema del holocausto no es cuantitativo, sino cualitativo. No importa tanto el número de muertos en los asesinatos en masa como lo que el holocausto representa en si mismo. El horror del holocausto hay que buscarlo, en palabras textuales de Vidal, en "la discriminación por razón racial en cuestiones relativas al trabajo, la educación y la vida sexual y afectiva; la utilización de seres humanos como trabajadores esclavos sometidos a condiciones inhumanas (...); los maltratos físicos brutales y continuados, desde la mínima alimentación a la flagelación, pasando por la práctica ausencia de cuidados médicos; la esterilización forzosa de hombres y mujeres; el tatuaje del número del recluso en la piel; la realización de experimentos médicos con los prisioneros; la eliminación físicas directa de niños, ancianos y enfermos a través de diversos medios entre los que se encontraron los fusilamientos masivos y las cámaras de gas; y el que todo esto se ejecutara de acuerdo a planes específicos de exterminio decretados desde la misma cúspide del poder político gobernante..." No se puede trivializar el holocausto: no fue una catástrofe más, sino un hecho absolutamente único en la historia de la humanidad.

"La revisión del holocausto" es un libro imprescindible en nuestras bibliotecas. Es el arma ideal para combatir el neonazismo porque da las pautas para utilizarlo como libro de cabecera contra las tentativas pseudo-históricas. Cualquier racionalista tiene que saber utilizar el material histórico para echar por tierra todas las ideas que quieren negar una realidad tan dolorosa como la del holocausto. Para evitar que un horror como el del nazismo pueda repetirse tenemos que ser conscientes de nuestra historia.

Este libro no sólo hay que leerlo, sino que hay que comprarlo. Es imprescindible en España, un país en el que los nazis son invitados sin ningún recato en programas de radio o de televisión. En el que Sánchez Dragó organiza cursos de verano en prestigiosas universidades. En el que los asesinatos perpetrados por nazis rapados son definidos por la policía como "enfrentamientos entre tribus urbanas".

Veredicto ovni. Examen de la evidencia
(The Ufo Verdict. Examining the evidence)
Sheaffer, Robert
Prologado por James Oberg
Tikal Ediciones (Col «Eleusis»). Gerona 1994. 343 páginas

LUIS ALFONSO GÁMEZ

La traducción llega con catorce años de retraso, pero mejor es tarde que nunca. Editado por primera vez en 1981, Veredicto ovni es una obra que debe tener un hueco en toda biblioteca escéptica. Proporciona una visión de conjunto de la ufología siempre necesaria a la hora de formar una opinión crítica, seria y rigurosa. A pesar de su antigüedad, es todavía la mejor síntesis sobre la historia del fenómeno ovni existente en el mercado. En más de 300 páginas de apretada letra, tienen cabida desde la observación de
p.40

Kenneth Arnold hasta la de Jimmy Carter, pasando por el secuestro de los Hill, los hombres de negro y las pruebas fotográficas.

«Sheaffer -dice James Oberg en el prólogo- es un buscador, y muy efectivo, por cierto. Es un investigador tenaz, que persigue pistas y supera la falta de información con una intuición inspirada, como demuestran algunos de sus informes convertidos en clásicos». Veredicto ovni es una obra amena, pero, al mismo tiempo, densa. La ironía y el sentido del humor están presentes en sus páginas, a diferencia de lo que ocurre en la bibliografía ufológica. El texto de Sheaffer tiene un indudable valor como manual: encierra las claves del montaje ovni, proporciona las pistas necesarias para adentrarse en ese reino de taifas que es la ufología estadounidense y le deja a uno con el regusto amargo de que ha sido descarada e impunemente engañado por quienes se autocalifican de escritores honrados e investigadores profesionales.

Entre tanta bazofia ufológica como se publica en España, Veredicto ovni es un soplo de aire fresco, un oasis de lucidez en un desierto de estupidez, repleto de extraterrestres que sufren atropellos en solitarias carreteras de Puerto Rico, de conspiraciones alienígenas contra Kennedy, de platillos volantes estrellados y de encuentros sexuales intergalácticos. Catorce años después de editada la obra de Sheaffer, la ufología ha ido mucho más allá de lo que cabía esperar en su carrera hacia el absurdo. Aunque los tres últimos lustros de esta disparatada historia están por escribir, sí se puede decir que en España el delirio platillista norteamericano ha encontrado fiel reflejo en una generación de autores incapaz de sentarse a reflexionar antes de abrir la boca.

Fruto de esa precipitación es, por ejemplo, que Pedro Canto califique el trabajo de Sheaffer de biblia de los negativistas y diga que «trata de demostrar mediante medias razones y curiosos razonamientos que los ovnis no son sino un sucedáneo de lo que antaño fueran dragones, hadas y monstruos». Quiero suponer que el ufólogo oficial de Karma.7 no ha leído Veredicto ovni porque si no, no me explico que hable de «medias razones y curiosos razonamientos» cuando los argumentos de Sheaffer son precisos, claros y fáciles de entender para cualquiera, sepa o no sepa quién fue Kenneth Arnold, lo que es una abducción y cuál es la técnica para entrar en contacto con los marcianos. La fácil comprensión y un precio más que asequible -995 pesetas- hacen de la obra de Sheaffer el libro ideal para recomendar y hasta regalar a esos conocidos crédulos que le atormentan a uno cada dos por tres con preguntas desesperantes sobre platillos volantes.

Hace ocho años, decía en estas mismas páginas que «el peso de la evidencia que presenta Sheaffer es tal que pienso que todos los que han leído el libro y reflexionado sobre su contenido no pueden mantener honradamente una postura crédula ante el denominado fenómeno ovni». Los ufólogos españoles ya no tienen justificación. Si, después de leer Veredicto ovni en castellano, siguen defendiendo el caso de Travis Walton y otras memeces por el estilo, que encierren el poco sentido común que les quedaba en el armario y vayan a Montserrat a ver naves extraterrestres.

Mis enigmas favoritos

Benítez, Juan José

Plaza & Janés Editores (Col «Los Jet», Nº 238-8). Barcelona 1994. 311 páginas

«Con este extraordinario libro, J.J. Benítez plasma uno de los proyectos más ambiciosos de su extensa trayectoria como cronista y notario de lo oculto y lo inexplicable», dice el editor. Mis enigmas favoritos es, sin embargo, una obra fallida, un naufragio periodístico que demuestra que el novelista navarro no atraviesa su mejor momento. El libro es un despropósito en el que Benítez recupera algunos misterios clásicos del realismo fantástico y los presenta con la candidez del niño que espera al Ratoncito Pérez. Únicamente desde la ignorancia más supina puede uno proclamar a los cuatro vientos que las pistas de Nazca sólo se ven desde el aire, que las piedras de Ica son auténticas y demuestran que el hombre convivió con los dinosaurios, que la sábana santa envolvió el cuerpo de Jesucristo, que en el triángulo de las Bermudas se esfuman barcos y aviones, y un largo etcétera de sandeces. Vender gato por liebre era más fácil en los años 70, cuando Benítez hizo sus primeros kilómetros tras los ovnis. En aquella época, los científicos se limitaban a reírse de las estupideces. Ahora, no. Por eso, los contenidos de la obra de Benítez hace tiempo que no son misteriosos, en el sentido paranormal del término. Mis enigmas favoritos deja claro que el autor navarro no tiene nada nuevo que decir, lo que siempre es peligroso para alguien que necesita vender libros a toda costa. La obra, obviamente, no es recomendable, como no lo es ninguno de los textos de Benítez, un maestro en el arte de la mistificación. Sin embargo, conviene tenerla a mano cuando se escribe sobre algunos temas, ya que el novelista dice cosas que caen por su propio peso y demuestran lo disparatado de la lógica de los profetas de lo oculto.
p.41

Revistas

Suplemento “CIENCIA Y TÉCNICA” de El Nuevo Lunes, Nº5, abril 1995.
Coordinado por Manuel Calvo Hernando.

Siempre agradecemos los escépticos que en la prensa se hagan eco, de cuando en vez, de las supersticiones y demás zarandajas que aquí en LAR nos tienen comida la moral. En el Nuevo Lunes, y gracias a la dedicación de Manuel Calvo Hernando, tenemos la oportunidad de acercarnos a un contundente estudio sobre el tema de la superstición: “Menos horóscopos y más ciencia: una mezcla de superstición, charlatanismo y comercio”.

Como se comenta en el texto: “Una sociedad inculta e ingenua, deseosa de dejarse engañar por lo maravilloso, no sólo tolera estas actividades, sino que a menudo las acepta como ciertas, aunque sólo sea parcialmente”.O “Las dimensiones actuales del problema más peligrosas para el ciudadano son la práctica de la superstición y el engaño de quienes hacen creer -utilizando incluso la televisión pública- que poseen poderes paranormales para curar dolencias. El curanderismo se ha incrementado, y también el satanismo, que ha dado lugar en España a varios asesinatos en los últimos años...”

Enhorabuena, que falta hacen este tipo de artículos dentro de los mismos diarios que otras veces dan pábulo a tanta necedad.

 

The Skeptical Inquirer. The Magazine for Science and Reason

P.O. Box 703; Amherst; NY 14226-0703; Estados Unidos

Año Nuevo, vida nueva. The Skeptical Inquirer, la revista científica sobre lo paranormal por excelencia, se ha hecho un lifting después de 18 años. El órgano informativo del CSICOP llega ahora al buzón cada dos meses, y no cada tres como era lo habitual desde su nacimiento; pero no es ésa la única novedad. La revista editada por Kendrick Frazier ha cambiado de formato -ha crecido de tamaño- y ha estrenado diseño. Al margen de gustos personales, su lectura es ahora mucho más cómoda, algo que agradecerá todo fiel suscriptor. Sobre el contenido, no hay nada que decir. Basta con indicar que el primer número de la nueva etapa incluye, además de las secciones habituales, artículos de Carl Sagan, Richard Dawkins o Francis Crick. ¿Quién da más?

Artículos

Armentia, Javier: «Ovnis en las Bardenas, galileos y estadísticas». Diario de Noticias (Pamplona), 15 de Febrero de 1995. Javier Armentia ha escrito el artículo que muchos hubiéramos querido ser capaces de escribir. La excusa para esta pieza de obligada lectura fue una torpe pataleta de Ramón Oroz, miembro del Consejo Nacional de Investigación del Fenómeno Ovni, en la que el ufólogo arremetía contra los críticos con la ignorancia propia de los que toman el canto de un sapo por el sonido de los motores de una portentosa nave extraterrestre. El presidente de ARP no cayó en la tentación del ataque directo, sino que optó por sacar a la luz los puntos flacos de la ufología. Muy acertadamente, Armentia califica a los ovnis de mito urbano y a la ufología de creencia. No niega su existencia «en cuanto objetos volantes no identificados», pero cuestiona su origen extraterrestre. «Un 96% de los casos se explica de manera natural -advierte el director del Planetario de Pamplona-, así que la inferencia nos obliga a suponer que lo más probable es que el 4% restante también lo tenga». Agarrándose a las mismas estadísticas empleadas por los ufólogos, Armentia denuncia la falacia del residuo antes de responder a las acusaciones de inquisidor y
p.42

recordar a los creyentes que son ellos quienes tienen que presentar la evidencia. «El peso de la prueba -recuerda- está en quien hace la afirmación». Este ensayo ofrece al aficionado la posibilidad de comprender en poco tiempo por qué el edificio ufológico tiene los pies de barro. No se puede decir más en menos líneas, ni hacerlo con mayor claridad.

Bayo, Carlos Enrique: «Crímenes de la memoria». Diario 16 (Madrid), 22 de Enero de 1995. Ahora resulta que casi todos hemos sido objeto de abusos sexuales en nuestra infancia. Basta acudir al psicoanalista de turno para que salgan a la luz unos recuerdos que supuestamente habíamos condenado al olvido. Eso es lo que, al menos, están haciendo en Estados Unidos los terapeutas de turno. El artículo de Carlos Enrique Bayo es una interesante llamada de atención sobre un problema que puede empezar a darse aquí en cualquier momento. Al otro lado del Atlántico, los afectados por la falta de escrúpulos de los psiquiatras se han unido en torno a la Fundación del Síndrome de Falsa Memoria, que recibió el año pasado «más de 12.000 llamadas y cartas de padres que aseguran que sus hijos les acusaron falsamente de cometer abusos sexuales» tras ser sometidos a tratamiento. Estas memorias reprimidas también pueden ser las culpables de la abundancia de encuentros con seres extraterrestres, vidas pasadas y otras zarandajas. En todos los casos, el terapeuta de turno impone sus creencias al cliente y altera su vida. Si se trata de una falsa memoria con abusos sexuales, puede arruinar la vida del acusado; si las relaciones sexuales se mantienen con alienígenas, se convierte en un fenómeno del circo ufológico mundial.

Bayón, M; y Folpe, Jane M.: «Una organización de ultraderecha de EE UU lanza la campaña del libro ‘Fuerza para vivir’». El País (Madrid), 14 de Febrero de 1995. «¿Es el éxito lo más importante en sus vidas?» Esta inocente pregunta dio paso en febrero a una impresionante campaña publicitaria, cuyo costo, según estimaciones de expertos, rondó los 500 millones de pesetas. El objetivo era colocar entre los españoles el mayor número de ejemplares posible de Fuerza para vivir, un libro que se distribuía de forma gratuita. Los ganchos eran Cliff Richard, Manuel Orgaz y Donato Gama da Silva. Triunfadores y sonrientes, advertían desde vallas, prensa y televisión «que lo más importante en sus vidas es su relación con Dios». Los intentos de la Fundación Arthur S. DeMoss por ocultar su naturaleza chocaron con dos reporteros de El País, que sacaron a la luz lo que todo el mundo sospechaba. Tras la desinteresada campaña, estaba una organización ultraderechista, antiabortista y multimillonaria. Entre otras perlas, la hija del fundador, que está casada con un militar hondureño, es conocida en el Senado como «Debbie, la de los escuadrones de la muerte». El libro es una continuación de testimonios de conversos y de mensajes que animan a leer la Biblia. Se trata de un texto simple, que sólo puede cautivar al lector más ingenuo: hay postales de anocheceres, de pájaros emigrando, de familias recortadas en el horizonte... Fuerza para vivir tiene menos contenido filosófico que un culebrón venezolano, pero es un buen anzuelo para miles de españoles clientes de teletiendas y que creen que el éxito puede caerles del cielo por las buenas. Ahí radica el peligro, en comenzar atraídos por una filosofía que hace compatibles riqueza y religiosidad y acabar enganchados a un movimiento cristiano fundamentalista.

Calvo Hernando, Manuel: «Se acabó la cháchara sobre los platillos volantes». El Siglo de Europa (Madrid), Nº 160 (20 de Febrero de 1995), 43-45. El presidente de la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico es un activo crítico de lo paranormal y este reportaje es una buena muestra de ello. Aunque el título hace referencia a los ovnis, Calvo Hernando extiende sus agudos comentarios al horóscopo, los videntes, la proyección astral o la percepción extrasensorial. El veterano periodista considera «realmente perniciosas» algunas creencias pseudocientíficas y se muestra apesadumbrado por «la labor deseducadora» de una televisión que acaba un año con adivinos y empieza el siguiente con videntes. «Lo que le faltaba a la pobre sociedad española -se lamenta- era este vapuleo comunicativo de magos, adivinos del futuro, echadoras de cartas, ‘doctores’ en ciencias ocultas...». Calvo Hernando advierte que «no tenemos la menor prueba física sobre los ovnis» y que «hablar del engaño de los platillos volantes no significa negar la posibilidad de vida inteligente fuera de la Tierra». La diferencia entre la existencia de visitantes y de vida inteligente es evidente para cualquier crítico de la ufología; pero no para mucha gente. Por eso, es conveniente aclarársela a aquellos que acusan a los escépticos de solipsistas por no creer en los ovnis.

Carballal, Manuel: «Un coche de Policía atropella a un humanoide en Puerto Rico». Más Allá (Madrid), Nº 72 (Febrero 1995), 15. Manuel Carballal nunca defrauda. Siempre es capaz de añadir una línea más a la antología ibérica del disparate. Respaldado por su buen amigo Josep Guijarro,
p.43

coordinador de la sección ovni de Más Allá, convierte en suceso relevante desde el punto de vista ufológico el atropello nocturno en una carretera de Puerto Rico de una «extraña criatura, de apariencia antropomorfa», que, por cierto, consiguió escapar. Como el incidente, en el que estuvo implicado un coche de Policía, ocurrió en una zona en la que «han sido detectados varios e importantes avistamientos ovni», el ufólogo habla del atropello de un humanoide. Aunque es cierto que cualquier excusa es buena para llenar la cartera en tiempos de crisis, no sé qué narices tienen que ver los ovnis con un accidente de este tipo. La información incluye una fotografía del investigador original, un tal Wilson Soza, que posa sonriente «en la zona de los avistamientos». Y yo me pregunto si, al margen de la calenturienta imaginación de los perseguidores de hombrecillos verdes, el dirigible que aparece en el horizonte, sobre la cabeza de Soza, no será el causante de la mayoría de las observaciones. Sospecho que sí, pero me temo que nadie está por la labor de comprobarlo.

Delgado, Lola: «Los astros también apuestan por Manzano y Gallardón». Diario 16 (Madrid), 1 de Marzo de 1995. Que un periódico haya encargado el perfil astrológico de los candidatos a las elecciones municipales no es raro, lo extraño es que se hiciera cuando todavía no había amainado la tormenta Ofiuco y que el medio fuera Diario 16, desde cuyas páginas Manuel Toharia arremete sin piedad contra los estafadores de lo paranormal. La incongruencia de los medios de comunicación es tal que acogen en su páginas críticas contra las pseudociencias y, al mismo tiempo, las divulgan. Obvia decir que el artículo en cuestión es una memez impropia de un periódico de información general, basada en las predicciones del «prestigioso astrólogo» Pedro Sanmillán. Lo que no deja de ser gracioso es que la avispada reportera destaque que «las predicciones astrológicas de Pedro Sanmillán coinciden plenamente con las encuestas de los sociólogos». Luego, si el brujito acierta, posiblemente, Lola Delgado no se explique cómo lo ha hecho. Y es que vivimos en un país repleto de electroencefalogramas planos.

Díez, Julián: «Bestiario de crédulos». Diario 16 (Madrid), 18 de Marzo de 1995. John Sladek ha recogido en su libro The New Apocrypha algunas de las más extravagantes estupideces pseudocientíficas. Julián Díez se limita aquí a presentar seis anécdotas, a cual más disparatada. Un anecdotario de lo paranormal sirve para luchar contra la irracionalidad. Recoger en un volumen las más ridículas afirmaciones de Juan José Benítez, Fernando Jiménez del Oso, Antonio Ribera, José María Pilón, Antonio José Alés y otros más jóvenes es la mejor manera de acabar con su credibilidad. Mucha gente confía en los charlatanes pseudocientíficos porque ignora su vena más delirante. Además de servir para ponerlos en su sitio, un trabajo de este tipo serviría de guía para desarmarlos en debates. Los archivos de ARP disponen de algo de material, pero lo ideal sería que cada lector de LAR enviara copia de todos los datos que tiene sobre divulgadores pseudocientíficos. Cualquier recorte de prensa, por ínfimo que sea, sirve para enterarse, por ejemplo, de que Jiménez del Oso cree haber convivido con un fantasma, de que Benítez hace viajes astrales bajo los efectos de un potente alucinógeno o de que Octavio Aceves pronosticó hace años el desarrollo de la vacuna contra el sida.

Fernández Ardanaz, Santiago: «El llanto de la Virgen». El Correo (Bilbao), 5 de Marzo de 1995. Ahora resulta que la Virgen llora lágrimas de sangre, pero de sangre de hombre. Eso es, al menos, lo que han revelado los estudios de las lágrimas de la imagen de Citvitavecchia, realizados por expertos de la policlínica Gemelli y la Universidad La Sapienza de Roma. La figura en cuestión procede de Medjugorie, donde desde 1981 se registran unas apariciones marianas tan falsas como las de El Escorial. El Vaticano no se ha pronunciado públicamente sobre las sangrientas lágrimas de la Virgen. ¿A qué espera el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación Vaticana para la Doctrina de la Fe? ¿Es que no es suficiente con que la sangre proceda de una persona de sexo masculino? La Iglesia, con su actitud timorata, da la cobertura perfecta a los charlatanes de Medjugorie, al igual que apoya a los sinvergüenzas que se aprovechan de la buena fe de la gente con milagros como los de las sangres de san Pantaleón y san Genaro. La rapidez del Vaticano en reaccionar cuando se trata de cuestiones sexuales se torna lentitud si lo que hay que denunciar son abusos de la credulidad de los fieles en los que participan, en muchas ocasiones, miembros de la propia jerarquía católica.

Fernández Urresti: «Ovnis en el centro cultural Doctor Madrazo». Alerta (Santander), 19 de Marzo de 1995. No es habitual encontrar una sección semanal sobre ufología en la prensa española. Fernández Urresti tiene la suya en el diario cántabro Alerta y cumple con la máxima del género: el cúmulo de tonterías por párrafo es sólo equiparable al de las revistas del corazón. El autor bebe en las peores fuentes y se traga todas
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las paparruchas propaladas hasta la saciedad por los engañabobos ibéricos. Cree en los hombres de negro, las abducciones y la honradez de los maestros del género; pertenece a la escuela más desquiciada de la ufología ibérica. Como muestra, basta decir que considera que el colectivo que gira alrededor de Cuadernos de Ufología ha fomentado el escepticismo entre los santanderinos. Y es que él, Fernández Urresti, es de los que creen a pies juntillas en los platillos de tuercas y tornillos, y mantienen que a los escépticos les mueven oscuros intereses. No conozco a ningún arpío que se gane la vida con esto ni esté en la nómina de la CIA o cosas parecidas -desde aquí, ofrezco mis servicios a todo servicio secreto interesado-, y sí sé de muchos individuos sin escrúpulos que dan crédito a todo tipo de mentiras para, a cambio, engrosar sus cuentas corrientes. El reportaje de Fernández Urresti sirve en esta ocasión para presentar unas aberrantes charlas organizadas por el autor y sus amigos, algunos de los cuales han vivido en sus propias carnes la experiencia extraterrestre. ¿Existe vida inteligente en el tercer planeta?

Guijarro, Josep: «Nueva oleada de objetos volantes no identificados sobre España». Más Allá (Madrid), Nº 72 (Febrero 1995), 14-15. En sus ansias por ver oleadas allí donde no hay nada, Josep Guijarro ofrece en este artículo una auténtica lección magistral de ufología en estado puro. En apenas veinte líneas, convierte un avistamiento ovni de dos horas en dos observaciones diferentes y, para colmo, no da una con las fechas. Guijarro, que dice ser periodista, no se ha dado cuenta todavía de que el diario de hoy publica lo que ayer fue noticia. Sólo así se explica que hable de un «avistamiento masivo ocurrido el 2 de diciembre» cuando el suceso -yo fui uno de los miles de testigos- tuvo lugar el día anterior. La falta de información del ufólogo catalán es tal que llega a afirmar que el ovni se vio en Bilbao el día 1 y en Santander veinticuatro horas después. La realidad es que el globo estratosférico que provocó la noticia sólo fue visible el 1 de diciembre desde media tarde hasta la puesta de sol, cuando desapareció en Bilbao, San Sebastián, Vitoria y Santander. No hubo ninguna observación al día siguiente. Quien diga eso miente o está mal informado. Ahora me explico lo que hace falta para crear una oleada. Basta con un ufólogo mal informado, algo habitual en el gremio. ¿Cuántas veces habrán multiplicado los expertos un caso para convertirlo en oleada? No me gusta ser mal pensado, pero yo vi un ovni y, según Guijarro, que estaba a cientos de kilómetros y no ha investigado el caso, fueron dos.

Hernández Velasco, Irene: «Ángeles de la guarda». El Mundo (Madrid), 24 de Diciembre de 1994. Los ángeles, al margen de discusiones sobre su sexo, permanecían desde hace años en el olvido. Ahora, la mercadotecnia estadounidense los ha hecho bajar del cielo, los ha puesto de moda y los ha convertio en próspero negocio. Los primeros en apuntarse al rollo angelical han sido, por supuesto, los brujos. Leonor Alazraki, la tarotista oficial de Iñaki Gabilondo, es uno de los más demenciales ejemplos de la fiebre alada. Esta mujer es una mina. Cada vez que abre la boca dice una necedad de mayor calibre. En enero, habló sobre los ángeles en el programa Los unos y los otros, de Ángel Casas. Razones de salud mental me impidieron aguantar toda su intervención, pero vi lo suficiente. La embaucadora habló de sus contactos habituales con algunos arcángeles y, ante la seriedad forzada de Casas, informó a los españoles del sexo de los emisarios divinos, su vestuario, la música que les gusta y lo que comen. Hacia tiempo que no asistía a un ejercicio de mentecatez parecido. Un semanario de televisión se llegó a preguntar cómo nadie llamó a los loqueros para que sacaran del plató a Leonor Alazraki. Lo que no me explico es como Gabilondo mantiene a la imaginativa bruja en su programa matinal de la SER.

Toharia, Manuel: «Parapsicología municipal». Diario 16 (Madrid), 5 de Marzo de 1995. El Ayuntamiento de Badajoz destina fondos públicos a fomentar la estupidez entre sus vecinos. Lógicamente, a los políticos les conviene el aborregamiento de la población, pero que una institución local organice un curso de parapsicología pasa de castaño oscuro. Y eso hizo la Corporación badajocense en su Universidad Popular a principios de año. La idea parece propia de un concejal de Cultura de ésos que no han leído un libro en su vida y ojean los periódicos sólo para ver si salen en la foto de rigor. Manuel Toharia considera que «no es de recibo» que desde las instituciones públicas se propicien cursos de parapsicología ni bobadas similares. Coincido con él. Por eso, creo que no estaría de más que los lectores de LAR sometieran a sus ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autónomos a estrecho marcaje para frenar cualquier desatino e impedir que los engañabobos de turno asalten las arcas públicas. Yo no estoy dispuesto a que ni un duro de mi bolsillo sirva para promocionar la parapsicología, la ufología o cualquier otra pseudociencia. ¿Y ustedes?
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El correo del lector

Un Universo sin millones de años
Luis Alfonso Gámez (Bilbao)

El que mucho habla mucho yerra y para muestra, un botón. En la noticia sobre la edad del Universo publicada en el número 34-35 de LAR, escribí que «los cálculos astronómicos más recientes han situado el ‘big bang’ hace unos 8.000 u 11.000 años, aunque las estrellas mas viejas siguen teniendo unos 15.000 años». Obviamente, tenía que haber hablado de miles de millones de años en todos los casos y no de miles de años. Sin embargo, me dejé los millones en el teclado del ordenador y metí la pata hasta el fondo. Me da muchísima rabia haber cometido un error tan estúpido, que todavía no me explico. Puedo prometer y prometo -¿de qué me suena esta frase?- que revisé el original en varias ocasiones y siempre leí miles de millones de años, aunque los millones no estaban en el texto. Lo sé porque siempre guardo una copia de los originales y en la de la nota de marras los millones no aparecen. A veces, creemos ver cosas que no están ahí. Dicen que errar es humano, pero no es un consuelo. Lo siento.


Sobre ciencia y paraciencia
Josep M. Aguadé (San Quirze del Vallés)

El otro día descubrí su revista, y tras la lectura de los distintos artículos me fue grato comprobar que muchas de las ideas que allí se exponían resonaban con sentimientos y pensamientos propios. Por otra parte, desearía aportar algunos elementos particulares, que de alguna manera se hacen generales para las personas de mi generación. De joven siempre me entusiasmaron los temas esotéricos, y también me apunté a la 'caza de “OVNIs”. El mismo impulso hizo que me matriculara en la facultad de Físicas, con un claro objetivo: descubrir y entender la realidad de este mundo.

La ciencia y la paraciencia luchando para ocupar su puesto en un mismo cerebro. Creo que la cosa se arregló, y la primera ocupó mi hemisferio izquierdo, dejando el derecho para todas aquellas maravillas de lo sobrenatural y los seres de otros mundos. Y es que somos muchos los amantes de la ciencia ficción. Me acuerdo de las palabras que dijo un conocido escritor del género, que ante los papeles de un elaborado estudio científico que había realizado sobre astrofísica, dudaba si presentarlo a una revista científica o, sazonado con una trama policial, hacer un libro de ciencia ficción.

Espero mostrar, a través de estas palabras, el hecho de que ciencia y paraciencia, son dos caras de una misma moneda, la moneda que al albur nos mostrará ora unos fenómenos, ora otros. En realidad, estudiando física nos encontramos hechos mucho más asombrosos que las predicciones de la astrología, y también se adornan los resultados con elegantes cálculos y ecuaciones.

Quizás una de las artes adivinatorias que más errada está en su puesta en escena sea precisamente la Astrología. Intentar justificarse a través de pretensiones de ciencia pura y dura es su mayor error. No se puede decir que la Astrología es una ciencia exacta, cuando actualmente la ciencia se está perdiendo en los límites del 'caos' (me refiero a la teoría de los comportamientos no predictibles en sistemas aparentemente sencillos). Las cartas astrales están al mismo nivel que las cartas del Tarot, solamente son un método de inspiración, y todos sus cálculos: ascendentes, cuadraturas, oposiciones y demás, un sofisticado método de meditación.

Tengo que felicitarles especialmente por su labor contra el fraude y los timos sobrenaturales. Ya sabemos cómo es la naturaleza humana, y esta falta de moralidad en la acción y la información se encuentra en muchos de los registros de nuestro entorno social y cultural. Debemos estar alerta, y encontrar un 'antivirus' eficaz para 'scannear' todas estas propuestas místicas y esotéricas. De paso también podríamos utilizar el antivirus para pasar algún discurso político.

En mi pequeña biblioteca se mezclan libros de física y matemáticas, con libros sobre el tarot y la enciclopedia de las cosas que nunca existieron. De la misma manera, y en respeto mutuo, se deberían mezclar los partidarios de la ciencia y la paraciencia, y resumir entre todos un único espíritu, entre crítico y lúdico, para continuar disfrutando de la contemplación del cielo estrellado y de la capacidad del Hombre para sentir, pensar e imaginar.

(Josep M. Aguadé es licenciado en Físicas y profesor de Matemáticas en un instituto de Sabadell)
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Historias eXotéricas
Caio Lapsus

NOTA: Los editores de LAR advierten que la lectura de lo que sigue puede ser perjudicial para su salud, y no se hacen responsables de cualquier trastorno que usted pueda sufrir como consecuencia de ello. Si, a pesar de todo, decide continuar, consulte con su homeópata o con su médico alternativo (i.e. proporcional a sin(wt)).
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El locutor del Telediario comentaba el resumen de las últimas noticias. Solamente su voz y el zumbido del aire acondicionado se oían en el salón.
- Me voy a dormir.
- ¿Tan pronto?
- Sí. Hoy estoy muy cansada, además parece que me duele un poco la cabeza.
- Muy bien. Yo todavía me quedaré un rato viendo la tele.
- Buenas noches.
- Buenas noches.
En el dormitorio no había aire acondicionado, y por la puerta de la terraza entraba una ligera brisa. A pesar de todo el calor era casi insoportable.
Una vuelta sobre la cama. Otra. Las sábanas comenzaban a empaparse de sudor.
¿De dónde diablos viene esa luz?
Alguien está haciendo el imbécil con las luces del coche. Pero, ¿desde dónde? ¡Qué más da!
- ¡María!
- ¿Qué?
- ¡María!
- ¿Qué quieres Luis? Ya te he dicho que me dolía la cabeza.
- No soy Luis, María.
- ¿Eh?
Recortada contra la luz que atravesaba la puerta de la terraza apareció una silueta de unos dos metros, de complexión robusta, y vistiendo una especie de túnica de anchas mangas que llegaba hasta el suelo.
- ¿Quién eres?
- Soy yo, tú me has llamado.
Su voz parecía venir de ninguna parte, y llenaba todos los rincones. Pero no resultaba molesta, al contrario, era como un potente susurro que acariciaba la mente.
- ¿Yo te he llamado?
- Sí. ¿No lo recuerdas?
Avanzó y se sentó al borde de la cama. Las facciones de su rostro eran angulosas, pero agradables. Y había algo extraño, algo distinto. ¡Sus orejas! Sus orejas tenían los extremos puntiagudos. Pero hasta eso resultaba agradable.
- Es posible. No estoy segura.
- No te preocupes, todo irá bien.
- ¿Qué va a pasar?
- Ya lo verás. Algo maravilloso.
- Tengo miedo.
- Deja tu mente en blanco y dame la mano. Yo te guiaré.
La luz se hizo más intensa y lo rodeó todo. No deslumbraba. Nada deslumbraba. Todo era intenso. Todo era luz y la luz lo llenaba todo. Pero no deslumbraba.
- ¿Cómo te sientes?
- Bien.
- ¿Estás preparada?
- Sí, creo que sí.
- Lo estás. Lo sé.
Se acercó. Se acercó hasta fundirse. No había túnica. No había ropa. No había sudor. Sólo luz. Un baile de átomos que describían extrañas figuras en medio de una vorágine de luz.
Se separaban, volvían a unirse. Giraban en un torbellino y explotaban para volver a colapsar en un punto del infinito.
Tampoco había tiempo. Cada instante duraba eternamente y cada eternidad desaparecía en un instante. La fusión se hizo completa, y todo fue luz...
Poco a poco el baile fue cesando. Las moléculas volvieron a formarse. La luz y las imágenes se desvanecieron...
- ¡María!
- Sí. Estoy preparada de nuevo.
- ¿Qué dices?
- ¿Quién eres ahora?
- ¿Quién voy a ser? ¡Luis!
- ¡Ah! Eres tú.
- ¿Quién querías que fuese?
- No, nada. Olvídalo.
- ¿Seguro que no te pasa nada raro?
- Sí, sí. Seguro. Estaba medio dormida.
- Perdona si te he despertado. Es que no sé si te lo he preguntado antes. ¿Te has acordado de devolver la película de Star Trek al videoclub?