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LAR Número 12 / Año III
Mayo de 1989


EDITORIAL

¡ANIMO Y ADELANTE!

Félix Ares de Blas

Estimados amigos, esta vez me ha tocado a mí escribir esta editorial. Desde el último número de LAR han ocurrido demasiadas cosas que quisiera reflejar adecuadamente pero que me va a ser imposible. A título de ejemplo señalo dos hechos importantes: uno, que la secretaría ha sido asumida por Luis Miguel Ortega Gil, y dos: que se ha celebrado la Asamblea Anual de ARP en Bilbao. Cualquiera de las dos cosas requeriría mucho más espacio del que voy a dedicar; pero no es posible por muchos motivos. Espero que sepáis disculparme.
Debido a problemas de índole personal, nuestro antiguo Secretario General, que, además de secretario, lo era casi todo en el grupo, tuvo que dejar su puesto. El hecho nos ha causado muchísimos problemas, uno de ellos lo estáis sufriendo: El retraso en la salida del número 12 de LAR.
Como muy bien sabéis, Luis Alfonso era el alma mater del grupo; era quien mantenía la correspondencia con todos los socios, simpatizantes y organizaciones afines nacionales y del extranjero, quien organizaba las reuniones, quien hacia los dossiers para pedir subvenciones -que nunca llegaron, pero que produjeron muchísimo trabajo-, quien daba forma final a la revista, quien iba a las emisoras de radio, quien llamaba a la televisión vasca, etc.
Luis Alfonso era -y es- un magnífico amigo de todos nosotros. Trabajador incansable, idealista, Quijote, filósofo a su manera...
Me estoy poniendo tan sentimental que parece que me estoy refiriendo a una persona muerta. NO. ¡No! Luis Alfonso no ha muerto; está con nosotros, vivo y colaborando, aunque con un poco menos de intensidad de la que él querría.
Desde estas líneas quiero desearle el mayor de los éxitos en el berenjenal en que está metido. Luis Alfonso, ya me conoces, me cuestan las palabras de agradecimiento. Sólo voy a decirte tres palabras: ¡Animo y adelante!
Luis Miguel Ortega es un joven de Bilbao, estudiante de informática, que ha asumido con todo el ánimo del mundo la Secretaría General. Su contacto con Luis Alfonso era permanente por lo que sabía en qué lío se metía. Y lo hizo valientemente y con eficacia. Lo está haciendo muy bien. Sólo voy a decirle tres palabras: ¡Animo y adelante!
Respecto al segundo punto -la Asamblea Anual de ARP en Bilbao- quiero ser muy breve. El Grupo Escéptico catalán -ARP/GEC-, que estuvo representado en Bilbao por Mario Bohoslavski, ha editado un boletín que ha titulado "LA NAVAJA"; en él, con un estilo infinitamente superior al mío, se cuenta lo que fue aquella reunión. Espero que Mario no me mate si digo que los socios muy interesados e impacientes le pueden pedir copia. Prometo que el próximo número haré un extracto de lo que en él se dice. Y tiene que ser en el próximo número, no puede ser en éste porque se nos acabaron las páginas. La culpa es de un engendro sobre la Tunguska que han escrito unos desaprensivos que os suenan a todos: Luis Alfonso Gámez, Jesús Martínez Villaro y Félix Ares.
La verdad es que hemos dudado mucho a la hora de meter semejante mamotreto. Al final hemos pensado que ARP no tiene la misión de atacar a las pseudociencias o de negarlas de un modo apriorístico, sino de someterlas a un análisis crítico. Ante las barbaridades que se han dicho sobre "La explosión de la Tunguska", Luis Alfonso, Jesús y yo mismo hicimos un estudio que creo merece la pena -lo cual demuestra mi inmodestia-. La idea que nos mueve a publicar este trabajo es la reflexión de que en algún sitio tenemos que dar cabida a los estudios largos de los socios. Es obvio que, a veces, media docena de folios no es suficiente. En ese caso, ¿qué hacemos?, ¿no publicarlo?, ¿forzar a un resumen demasiado escueto que no refleja el auténtico trabajo realizado? Hemos pensado que los trabajos largos hay que publicarlos. El mensaje que hay detrás de la publicación de "La explosión de la Tunguska" es que vosotros también podéis hacerlo. Si habéis hecho un trabajo de investigación que mere!
zca la pena y que no se pueda resumir, enviárnoslo, de algún modo trataremos de meterlo en ARP. Jesús se enfadará conmigo pues él es el que tiene que tratar de meterlo. Pero no os preocupéis, es un buen chico, con mucha paciencia.
¡Animo y adelante!

La verdad es que me estoy enrollando como una persiana. Voy a resumir. En Bilbao se acordaron varias cosas:

1.- Cambiar el formato de impresión de LAR. Ya veis que este número se ha impreso en Bilbao en vez de San Sebastián y que su presentación es diferente.

2.- Se eligieron los cargos para un año más. La Junta Directiva ha quedado así:
Presidente: Félix Ares de Blas
Vicepresidentes: Alvaro Fernández y Alberto Hidalgo
Secretario: Luis Miguel Ortega Gil
Vicesecretario: Jesús Martínez Villaro
Tesorero: Gabriel Naranjo
Vocales: Víctor Sanz Larrínaga y Mario Bohoslavsky

En fin se me quedan muchos temas en el tintero. Uno importantísimo es que se han creado Subcomités. Se trata de que cuando uno tenga alguna información sobre un tema, que se la envíe al Subcomité interesado, y viceversa, que cuándo alguien necesite información sobre un tema se la pida al Subcomité adecuado. Víctor Sanz Larrínaga es el coordinador del Subcomité de medicina, Luis Alfonso Gámez es el coordinador del Subcomité OVNI. Alberto Hidalgo y Félix Ares forman el Subcomité educación y metodología de las ciencias. Este ultimo Subcomité causó una cierta polémica en la mesa. Al final quedaron claras unas cuantas cosas, el Subcomité no pretende inmiscuirse en asuntos que competen al Ministerio de la "cosa" educativa. No, no es esa la intención del Subcomité; pero -siempre los PEROS- pudiera ocurrir que en algún momento algún representante de los "mass media" pidiera la opinión de ARP sobre la enseñanza del creacionismo en la escuela, o, una cosa mucho más cercana: a mis hijos,!
en un colegio laico, -Colegio Inglés San Jorge de San Sebastián- les han contado en clase de religión, como verdad demostrada, el libro de nuestro ínclito quinto evangelista, Juan José Benítez, "El enigma de la virgen de Guadalupe". Mi respuesta ha sido sacar a mis hijos de ese colegio; pero, tal vez, pudiera ocurrir que a algún colegio se le plantease la duda de si la pintura de la virgen de Guadalupe debe contarse en clase o no, y creo que ARP debe tener una opinión. Mi admirado Alberto Hidalgo y yo mismo trataremos de responder a esas preguntas. Otro ejemplo, en la abominable revista del televisivo Fernando Jiménez del Oso, titulada algo así como "MÁS ALLA", en el último número, presenta una foto de un estrato geológico en que aparecen un hombre y un dinosaurio. Si alguien pregunta cuál es la opinión de APP sobre si en clase hay que contar que el dinosaurio y el hombre son contemporáneos creo que ARP debe tener una opinión. Por favor, vuestras sugerencias a Alberto o a mi !
mismo.
Antes de acabar quiero deciros que tanto Luis Alfonso como Jesús Martínez como yo mismo, somos ufólogos que nos hemos dado cuenta de que detrás de la ufología no hay nada. Eso explica una frase que si no os puede parecer enigmática. En el artículo titulado "Un encuentro... desfasado" Luis R. González dice: "¡Me dejasteis solo ante el peligro!" Quizá la frase resulte enigmática para quien no sepa que tanto Luis Alfonso como yo mismo prometimos ir al evento ufológico. La verdad es que pensábamos que se iba a tratar de investigar los ovnis desde un punto de vista serio, a lo que ni Luis ni yo tenemos ningún reparo. Nosotros estábamos dispuestos a "pegarnos" con todos los ufólogos del mundo que hiciera falta, para decir lo que en LAR es evidente: que las pruebas de la existencia de ovnis son circunstanciales, que los ovnis no son necesarios para la historia ovni, que nuestra conclusión, después de 25 años de investigación, es que los ovnis son una nueva religión, etc. Prometimos !
ir; pero la cita coincidió con la visita a nuestro país de James Randi. Tuvimos que decidir y la balanza se inclinó por Randi. A Luis R. González le dejamos solo. No importa, por su crónica vemos que él lo hizo bien... y que no nos perdimos nada.
En fin, nada más. Ya estamos trabajando en el número 13 de LAR. Esperamos que no salga con demasiado retraso.
Saludos a todos,
Perdón por el rollo.

LAR Número 12 / Año III
Mayo de 1989


LA GRAN EXPLOSIÓLN DE TUNGUSKA

Félix Ares de Blas
Luis Alfonso Gámez Domínguez
Jesús Martínez Villaro

"Entonces Yahvé hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego que venia de Yahvé, desde el cielo. Y destruyó aquellas ciudades, y toda la Vega, con todos los habitantes de las ciudades, hasta las plantas del suelo. Mas la mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal. Levantose Abraham muy de mañana y se fue al lugar donde había estado en pie delante de Yahvé. Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la región de la Vega, y vio que de aquella tierra subía humo, como el humo de un horno."
Génesis 11, 24-28


LA PROXIMA VEZ...

"A las 9.46 (meridiano Greenwich) de la mañana del 11 de septiembre, en el verano excepcionalmente hermoso del año 2077, la mayor parte de los habitantes de Europa vieron aparecer en el cielo oriental una deslumbrante bola ígnea. En cuestión de segundos se tornó más brillante que el sol y al desplazarse en el cielo -al principio en completo silencio- iba dejando detrás una ondulante columna de polvo y humo.
"En algún punto sobre Austria comenzó a desintegrarse produciendo una serie de explosiones, tan violentas que más de un millón de personas quedaron con los oídos dañados para siempre. Estas fueron las afortunadas.
"Desplazándose a cincuenta kilómetros por segundo, un millón de toneladas de roca y metal cayó sobre las llanuras del Norte de Italia y destruyó con una llamarada de segundos la labor de siglos. Las ciudades de Padua y Verona fueron barridas de la faz de la Tierra; y las últimas glorias de Venecia se hundieron para siempre en el mar cuando las aguas del Adriático avanzaron atronadoras hacia tierra después de aquel golpe fulminante venido del cielo.
"Seiscientas mil personas murieron, y el daño material se calculó en más de un trillón de dólares. Pero la pérdida que significó para el arte, la historia, a ciencia -para el género humano en general por el resto de los tiempos- estaba más allá de todo cálculo. Era como si una guerra hubiese estallado y se hubiese perdido en una sola mañana, y pocos pudieron sentir algún placer por el hecho de que, mientras el polvo de la destrucción se depositaba, el mundo entero presenció durante meses los más espléndidos amaneceres y ocasos que se recordaban desde el Krakatoa.
"Después del estupor inicial, la humanidad reaccionó con una determinación y una unidad que no habría podido demostrar en ninguna época anterior. Semejante desastre, de ello se tuvo plena conciencia, podía no volver a ocurrir en mil años, pero podía volver a ocurrir al día siguiente. Y la próxima vez las consecuencias podían ser aún peores.
"Pues bien, no habría una próxima vez."


Así es como narra el autor de ciencia ficción Arthur C. Clarke, en su obra "Cita con Rama" [1], las consecuencias que podría tener la colisión de un objeto celeste con la Tierra en un futuro próximo. Aunque el lector no lo crea, este fragmento del libro de Clarke muestra que muchas veces la ciencia ficción está más cerca de la realidad que de la ficción. Sólo hay que recordar lo que sucedió el 30 de junio de 1908 en Siberia Central...

CUANDO LA DESTRUCCION VINO DEL CIELO

A primeras horas de la mañana del 30 de junio de 1908, una gigantesca bola de fuego atravesó los cielos de Siberia Central. Poco después, el misterioso objeto celeste pareció estrellarse contra la superficie de la Tierra, provocando una explosión que arrasó más de 2.200 kilómetros cuadrados de bosque e incendió miles de árboles cercanos al lugar del presunto impacto. La onda de choque dio dos veces la vuelta a nuestro planeta.
Los hechos sucedieron en las cercanías del río Tunguska Pedregoso, afluente del Yenisey situado aproximadamente a unos 1.000 kilómetros al Norte de Irkutsk.
Afortunadamente, la explosión tuvo lugar en plena taiga siberiana, una de las pocas zonas de nuestro planeta en donde los asentamientos humanos son prácticamente inexistentes. Se trata de una región boscosa que impone a sus pobladores unas condiciones de vida terriblemente duras. Los bosques de estos parajes están constituidos por pinos, abetos, pinsapos y alerces, junto con ejemplares de especies de hoja caduca como el abedul y el álamo. Estamos en los dominios del clima subártico. La temperatura media es inferior a los 10º C durante más de ocho meses al año, mientras que el mes más frío cuenta con una temperatura inferior a -38º C. La estación seca se localiza en invierno y las precipitaciones anuales oscilan entre los 25 y 50 centímetros. La densidad de población de la zona es inferior a un habitante por kilómetro cuadrado. Los pobladores de la taiga siberiana viven de la caza, la pesca y la recolección, además da la explotación del bosque y de una agricultura primitiva. L!
a lengua que hablan los habitantes de las proximidades del Tunguska Pedregoso, los tunguses, es el Tungus-Manchues, que tiene las mismas raíces que las lenguas coreanas.
Por suerte, y dado lo desolado del lugar, las únicas víctimas que se cobró la explosión fueron renos. Si se hubiera hecho a propósito, habría sido muy difícil encontrar en todo el globo terráqueo una zona donde los daños hubieran sido menores. Si hubiera caldo en el mar, los maremotos resultantes habrían sido catastróficos. Recordemos lo acontecido con la erupción del Krakatoa, en la que una sola ola arrasó 165 poblaciones de Java, quitando la vida a más de 36.000 personas.
Testigos situados entre 30 y 60 kilómetros del presunto punto de impacto sintieron una repentina ráfaga de calor que atravesó sus abundantes ropajes. La sacudida provocada por la explosión fue registrada como un terremoto por varias estaciones meteorológicas siberianas. La onda expansiva rompió ventanas, hizo volar campamentos enteros, mató renos e hizo que personas cayeran al suelo.
El 30 de junio de 1908 quedo grabado durante años en la memoria de los habitantes del Norte de Europa porque el cielo no se oscureció en el transcurso de toda la noche. Durante los dos días siguientes, el polvo suspendido en la atmósfera fue tan abundante que hizo posible leer el periódico en las calles de Londres a altas horas de la madrugada.

LAS EXPEDICIONES DE KULIK

La situación política que atravesó Rusia a principios del siglo XX hizo que no se enviara ninguna misión científica a Siberia Central hasta 1927, diecinueve años después de la misteriosa explosión de Tunguska.
En 1921, la nueva Academia de Ciencias de la URSS encargó al renombrado geólogo Leonid A. Kulik recoger toda la información posible sobre caídas de meteoritos en territorio soviético. Un amigo de Kulik, le facilitó a éste un recorte de prensa en el que se hablaba de una presenciada por los viajeros del Transiberiano en junio de 1908. Esta información animó al geólogo a dedicar veinte años de su vida a la investigación del suceso de Tunguska.
Kulik comenzó su labor recogiendo gran cantidad de declaraciones de testigos presenciales y reuniendo informes meteorológicos. Además, se sirvió de las noticias que del hecho facilitaron en su día los periódicos de Irkutsk, Tomsk y Krasnoyarsk.
Vasiley Okhchen, testigo presencial de los hechos, le comunicó a Kulik lo siguiente:

"A primera hora de la mañana todo el mundo dormía en la tienda, cuando ésta voló por los aires junto con sus ocupantes. Al caer de nuevo a tierra, la familia entera sufrió ligeras magulladuras, pero Akulina e Iván quedaron realmente inconscientes. Cuando recobraron el sentido, oímos muchísimo ruido. Todo lo que nos rodeaba estaba envuelto en humo y polvo, y había muchos árboles caídos. Repentinamente el estruendo cesó, pero el bosque siguió ardiendo. Nos pusimos a buscar los renos, que habían huido precipitadamente. Muchos de ellos no volvieron."

El geólogo soviético recogió múltiples testimonios de personas que vivieron la explosión de Tunguska de una forma realmente dramática:

"Yo estaba en el campo;... acababa de enganchar un caballo a la grada y empezaba a sujetar el otro cuando de pronto oí que sonaba como un fuerte disparo por la derecha. Me volví inmediatamente y vi un objeto llameante alargado volando a través del cielo. La parte frontal era mucho más ancha que la cola y su color era como de fuego a la luz del día. Su tamaño era varias veces mayor que el sol pero su brillo mucho más débil, de modo que se podía mirar sin cubrirse los ojos. Detrás de las llamas había una estela como de polvo. Iba envuelto en pequeñas humaredas dispersas y las llamas iban dejando detrás otras llamitas azules. Cuando hubo desaparecido la llama, se oyeron estallidos más fuertes que el disparo de una escopeta, podía sentirse temblar el suelo, y saltaron los vidrios de las ventanas de la cabaña.

"... Estaba lavando ropa en el bancal del río Kan. De pronto se oyó un ruido como el aleteo de un pájaro asustado... y apareció en el río una especie de marea. Después se oyó un estallido único tan fuerte que una de las mujeres trabajadoras... cayó al agua.

"Estaba sentado tomando el desayuno al lado de mi arado, cuando oí explosiones súbitas, como disparos de escopetas. Mi caballo cayó de rodillas. Una llamarada se elevó por el lado Norte, sobre el bosque... Vi entonces que los abetos del bosque se inclinaban con el viento y pensé en un huracán. Agarre el arado con las dos manos para que no volara. El viento era tan fuerte que arrancaba la tierra del suelo, y luego el huracán levantó sobre el Angara una pared de agua. Lo vi todo con bastante claridad, porque mi campo estaba en una ladera [2]."

Un meteorólogo local llamado Voznesensky había recopilado información sobre el fenómeno y señalado el posible lugar de la explosión. El estruendo provocado por la misma se había oído a 800 kilómetros del supuesto punto de impacto, y los sismógrafos de Irkutsk habían registrado aquel día vibraciones de proporciones sísmicas.
Durante seis años de investigación, Kulik reunió gran cantidad de información procedente de periódicos, testigos y meteorólogos locales, pese a lo cual tan sólo llegó a tener una vaga idea de la situación exacta del lugar de impacto.

La primera expedición

En 1927, con el apoyo de la Academia de Ciencias, Kulik partió de Leningrado con la esperanza de encontrar el lugar exacto en el que había caído lo que él pensaba que era un gigantesco meteorito. Esta fue la primera de las cuatro expediciones de Kulik, que contaron con todo tipo de inconvenientes, dejando a un lado la propia hostilidad del medio físico.
En la década de los veinte, la taiga fue objeto de una tímida exploración. Los rusos se abrieron camino en la masa boscosa para fundar nuevas ciudades como Bratsk, Us-Kut, etc. De todos modos, aún hoy en día la taiga es una extensión boscosa prácticamente virgen.
En marzo de 1927, Kulik partió de Taishet a caballo y viajó en trineo por el nevado camino que le condujo a la villa de Duorets, próxima al río Anqara. Quince días después, abandonó Vanavara, último núcleo civilizado antes de la inexplorada taiga. Pronto advirtió que le iba a ser imposible avanzar en la nieve sólo con caballos. Así pues, adquirió algunos renos y reclutó como guía al tungús Illya Potapovich. Tuvieron que abrirse paso a través de la taiga usando el hacha.
A mediados de abril alcanzaron el río Mekirta. Allí, Kulik vio las primeras huellas de la catástrofe a cuya investigación se había dedicado desde 1921. Las colinas de la orilla Norte del Mekirta estaban peladas. Al acercarse, advirtió que podían verse grandes troncos de pinos caldos. Supo inmediatamente que estaba presenciando las consecuencias de la explosión ocurrida en el lugar diecinueve años antes. Ascendió a la mayor de las alturas próximas, el Khladni, y desde allí hasta donde alcanzaba su vista unos veinte o veinticinco kilómetros el panorama era desolador. Los gigantescos árboles de la taiga siberiana yacían en el suelo; todos alineados apuntando a la misma dirección. Era como un ejercito en formación cuyos soldados hubieran caído firmes y con la cabeza apuntando al mismo lugar. El centro de la explosión tenía que estar más allá. El desastre de Tunguska había sido mucho más importante de lo que se reflejaba en las noticias que hablan llegado hasta San Petersburgo.
Kulik deseaba encontrar el punto de explosión, pero sus dos acompañantes tunguses, Potapovich Y Okhchen, se negaron a adentrarse en la desolada extensión que se abría ante ellos. La superstición de los tunguses, que creían que la explosión había sido una muestra de la ira del dios Ogdi, hizo que Kulik no tuviera otra alternativa que regresar a Vanavara. Allí hubo de buscar nuevos compañeros, y no fue hasta junio cuando volvió de nuevo al Khladni.
Una vez hubo regresado al Khladni, siguió la dirección marcada por los árboles caídos. Viajó hacia el Noroeste, teniendo que volver a hacer uso del hacha para abrirse paso. Un día llegó a una especie de anfiteatro en las colinas y acampó en el fondo del mismo. Al inspeccionar las cimas circundantes, Kulik encontró por fin lo que buscaba: todos los árboles caídos lo estaban en direcciones radiales, apuntando a un centro común. Aquel era el punto en el que había tenido lugar la explosión de Tunguska el 30 de junio de 1908.
Kulik estaba seguro de que lo que había ocurrido en Tunguska tenía como causa originaria la caída de un gran meteorito. Por ello, esperaba encontrar en la zona fragmentos del mismo. Sin embargo, no halló ningún cráter, sino docenas de pequeños agujeros. En el epicentro, cerca de tierras pantanosas, encontró algunos árboles que habían permanecido en pie después de la tremenda explosión. Por ninguna parte de la superficie se encontraban restos del meteorito, por lo que Kulik llegó a pensar que éstos estaban a veinticinco metros de profundidad en el suelo helado. Creía que el cráter se había llenado de agua y que constituía el lago sobre el que se encontraba. Trabajos posteriores demostraron que el pantano localizado sobre el epicentro era una formación natural que nada tenía que ver con el acontecimiento de Tunguska.
Las escasas reservas con que contaba la expedición hicieron que no se pudiera prolongar la investigación in situ durante todo el tiempo que habría sido necesario. Cuando Kulik volvió a Leningrado lo hizo ya con la idea de regresar a aquel valle para buscar los restos del gigantesco meteorito. Quizá la respuesta estaba escondida en el fondo de los pequeños agujeros... Como Kulik no era originario de Siberia, desconocía que tales orificios eran comunes en toda la taiga, debido a la acción del hielo durante el invierno. Ni en ésta ni en su segunda expedición contó con alguien que le sacase de su error.

La segunda expedición

Gracias a la información que recogió durante su primer viaje, y aunque eran tiempos de confusión y austeridad en la Unión Soviética, Leonid A. Kulik no tuvo problemas a la hora de conseguir que la Academia de Ciencias financiara más expediciones a Tunguska.
En 1928, viajó con él el cámara Strukov, que filmó los momentos más impresionantes del periplo. La expedición hubo de superar numerosos problemas. Varios miembros del grupo cayeron enfermos y tuvieron que abandonar, y el propio Kulik sufrió un accidente. La inspección magnética de la zona no dio con ningún resto de meteorito férrico. Volvieron a Leningrado sin haber obtenido nada relevante. No obstante, las filmaciones de Strukov fueron lo suficientemente espectaculares como para propiciar una tercera expedición que contara con más medios que las dos anteriores.

La tercera expedición

El tercer viaje de Kulik transcurrió entre 1929 y 1930. El guía, llamado Krinov, perdió un pie por congelación durante un viaje en busca de provisiones, y otro miembro del grupo cayó enfermo de apendicitis. Tampoco este nuevo equipo encontró rastro alguno del gran meteorito que Kulik buscaba desde 1927. En otros lugares de la Tierra se habían recogido fragmentos de meteoritos; pero en Tunguska no había resto alguno del objeto que había provocado la devastadora explosión de 1908. Kulik seguía sin considerar que el desastre hubiera podido tener otra causa que la que él había defendido desde un principio. Los miembros de su equipo comenzaron ya a sospechar que la investigación de los pequeños orificios no les iba a conducir a ninguna parte. Esta vez, la permanencia de Kulik y sus colaboradores en Tunguska se prolongó durante más de dieciocho meses, aunque no avanzaron mucho en la investigación.
En esta época se iniciaron en la URSS las famosas 'purgas' en las que Stalin eliminó a sus adversarios, ya fueran reales o imaginarios, reforzando su dictadura y la disciplina del partido. Durante la era del 'Gran Terror' desaparecieron prácticamente todos los viejos bolcheviques, aquéllos que habían participado en la revolución de 1917.

La cuarta expedición

El cuarto viaje de Kulik tuvo lugar en 1937, ya que durante el 'Gran Terror' el acontecimiento de Tunguska había pasado a un plano secundario. Kulik quería que se llevase a cabo una inspección aérea de la zona, e investigar una vez más el asunto de la posible localización de los restos del meteorito.
Aunque la inspección aérea no aportó ningún dato en lo que al meteorito se refiere, sí sirvió para que los científicos tuvieran una visión más completa de lo ocurrido en el lugar.
Parecía que el objeto había penetrado en la atmósfera terrestre y se había hecho visible en un primer momento sobre el lago Baikal. Luego había cruzado el cielo siberiano con dirección Noroeste hasta explosionar. Más de 2.200 kilómetros cuadrados de bosque fueron arrasados, aproximadamente una extensión del tamaño de Guipúzcoa.
Pasados veintinueve años, no existía el menor rastro de la catástrofe. Aparentemente, el crecimiento de los árboles se había acelerado. El enigma seguía sin resolverse y permanecería así durante muchos años.
Comenzó la Segunda Guerra Mundial.
Kulik fue capturado y muerto por los nazis en abril de 1942.
La guerra se cobró 60 millones de muertos, con un alto porcentaje de civiles. Europa quedó prácticamente arrasada: se destruyeron ciudades, fabricas, aeropuertos, etc... Y, por último, el 6 de agosto de 1945, los Estados Unidos lanzaron, desde el aerobombardero 'Enola Gay' la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima, falleciendo a causa de su explosión más de 30.000 personas.


DESPUES DE KULIK

Desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, el suceso de Tunguska ha sido objeto de continuo estudio por parte de diversidad de personas: periodistas, escritores, científicos, etc.
Repasemos algunas de sus teorías.

La nave espacial

En 1945, al escritor de ciencia ficción soviético Alexander Kazantzev, le llamó poderosamente la atención la extraordinaria similitud existente entre los efectos de la explosión de Tunguska y los de la de Hiroshima.
En enero de 1946, la revista rusa "Alrededor del Mundo" publicó "La explosión", un cuento de Kazantzev en el que éste achacaba el desastre de Tunguska al estallido del sistema de propulsión nuclear de una nave procedente de Marte. En dicha narración, Kazantzev planteaba que el vehículo había explosionado en el aire, desintegrándose totalmente, por lo que sería imposible tanto encontrar un cráter de impacto como restos del ingenio extraterrestre.
Kazantzev explicó su teoría el 20 de abril de 1948 en el Planetarium de la Unión Astronómica Soviética, desencadenándose una fuerte controversia entre los científicos de aquel país. El discurso fue difundido por todo el mundo en diversas publicaciones, y provocó reacciones de lo más variadas.
Respecto a la validez científica de las ideas de Kazantzev, los escritores Ion Hobana y Julien Weverbergh llegan a preguntarse: "¿Acaso no es cierto que las conclusiones no científicas logradas por el autor de ciencia ficción se ajustan más a los datos concretamente observados que las formulaciones hechas por los eruditos?" [3].
Por su parte, James E. Oberg, ingeniero de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) estadounidense y miembro del Comité para la Investigación Científica de los Supuestos Hechos Paranormales (CSICOP), ha llegado a la conclusión de que muchos de los elementos ficticios del relato de Kazantzev han sido considerados por autores posteriores como parte de la historia real [4].
En 1959 y 1960, el profesor de física Alexei Zolotov organizó varias expediciones a Tunguska y dijo haber encontrado rastros de radiactividad en la zona. Además, concluyó que los árboles caídos demostraban un notable cambio de dirección en la trayectoria del objeto que explosionó en Tunguska. Esto era una prueba de que lo que allí se había estrellado no era un meteorito, sino una nave espacial extraterrestre, según declaró en su día Zolotov a la agencia TASS. Así, pudo precisar que en el momento de la explosión el objeto volaba a una velocidad de cuatro o cinco kilómetros por segundo
Otros expedicionarios observaron un desarrollo anormalmente rápido en los árboles de la región, que inmediatamente relacionaron con las afirmaciones de Kazantzev y Zolotov sobre la explosión nuclear.
El profesor de astronomía soviético Félix Zigel, que dedica gran parte de su tiempo a la investigación de los platillos volantes, ha dicho:

sigue...

"El fenómeno más significativo referente a estos objetos misteriosos [se refiere a los ovnis] es el que ha pasado a la Historia con el nombre de 'meteorito de la Tunguska. En la mañana del 30 de julio de 1908, todos los sismógrafos del mundo registraron una sacudida tremenda, similar a la de un terremoto cuyo epicentro se encontraba en la Siberia Oriental. 'Fue una explosión espantosa', relató un testigo. 'Parecía como si la tierra temblase, o peor aún, como si sus vísceras estallasen. Vi cono una nube inmensa se elevaba, altísima en el cielo, hasta cerca de veinte kilómetros de altura'. Durante mucho tiempo, hasta 1950, se ha creído que la explosión de la Tunguska fue causada por la caída de un enorme meteorito; pero en los últimos años los científicos soviéticos han establecido que sus características son las de una explosión nuclear aérea, negando firmemente que el cuerpo celeste caído en Siberia fuese un fragmento de meteorito o un cometa. El Instituto de Investigacion!
es Nucleares de Dubna publicó en el verano de 1967 un estudio en el que se demuestra que la catástrofe de la Tunguska dejó notables residuos radiactivos, mientras que en 1966 un científico afirmó que, antes de la explosión, el cuerpo celeste describió en la atmósfera un arco de 650 kilómetros, es decir, que llevó a cabo una maniobra. Examinadas todas estas circunstancias (sólo reveladas recientemente) se puede llegar a la conclusión de que el llamado 'meteorito de la Tunguska' podría haber sido muy bien un disco volante procedente de otro planeta [5]" [Subrayados de los autores.]

Todas estas evidencias cuentan además con el apoyo de un premio Nobel. Según Hobana y Weverbergh [3], y Andreas Faber Kaiser [6], Willard F. Libby es un ardiente defensor de la teoría de la explosión nuclear.
Visto todo esto, se entiende por qué han sido muchos los autores que han hablado, ya en nuestros días, del suceso de Tunguska como de un hecho íntimamente relacionado con un ingenio producto de una civilización extraterrestre.
Hobana y Weverbergh consideran aventurado hablar de que la explosión fue causada por el accidente de una nave extraterrestre; sin embargo, creen que "el estallido de Tunguska podría haber sido experimental, provocado deliberadamente por IET [Inteligencia Extraterrestre] para estudiar sus efectos en nuestro planeta o simplemente para llamarnos la atención sobre su existencia. ¿Absurdo?" [3]
Antes de contestar al interrogante que nos plantean estos dos escritores, miremos con lupa lo que han dicho los defensores de la teoría extraterrestre y nos daremos cuenta de que han cometido algunos -¿involuntarios?- errores.
Hay que resaltar el hecho de que la explicación alienígena se ha fundamentado en el cuento de ciencia-ficción de Kazantzev, al que algunos fabricantes de paradojas -como los califica Carl Sagan- han intentado dar el rango de hipótesis científica. Por otra parte, Kazantzev es un defensor a ultranza de la existencia de visitas extraterrestres en la antigüedad y ha dado en repetidas ocasiones muestras de poco rigor, confundiendo, por ejemplo, el lanzamiento del satélite espía 'Cosmos-955' con una nave extraterrestre en misión de exploración.
Todas las pruebas que hay de que Zolotov encontrara en 1959 y 1960 rastros de radiactividad en la región se limitan a sus propias palabras. Aunque resulte curioso, nadie ha llegado a las mismas conclusiones que él respecto a la existencia de niveles anormales de radiactividad en Tunguska, a pesar de que las expediciones han sido numerosas y algunas de ellas han prestado especial atención a ese tema. Por ejemplo, el doctor Vaisilieyev de la Universidad de Tomsk, actualmente uno de los expertos más reconocidos en el suceso de Tunguska, no ha encontrado ninguna evidencia de radiación anormal [8]. ¿No resulta sorprendente que sólo Zolotov sea capaz de medir índices anormales de radiación?
Respecto al cambio de trayectoria del objeto, este hecho sería una prueba casi irrefutable de que sobre Tunguska explosionó un ingenio artificial, siempre y cuando se basara en datos y no en lucubraciones sin fundamento. Por un lado, la evidencia física, los árboles caídos, indicaba todo lo contrario: el objeto había seguido una trayectoria balística. Por lo tanto, ningún estudio riguroso de las consecuencias de la explosión de Tunguska ha advertido nada extraño en la orientación de los árboles caldos. Y por otro, ninguno de los testigos -y hubo más de setecientos- reconoció haber visto que el objeto realizase una maniobra.
Un equipo del Ministerio de Silvicultura Soviético confirmó la existencia de un crecimiento anormalmente acelerado de los árboles de la zona, tal como defendían los charlatanes de turno. Lo cierto es que el crecimiento acelerado de la vegetación tras un incendio forestal, como el que se produjo después de la explosión de Tunguska, es un efecto conocido por los técnicos agrícolas. Esto, y no la radiactividad, fue la causa del anormal desarrollo de los árboles.
Si realmente hubiera habido una explosión nuclear, el efecto se habría dejado sentir prácticamente en todo el planeta, mediante un aumento del nivel del Carbono-14. Sin embargo, investigaciones de los anillos de crecimiento de los árboles llevadas a cabo en Noruega han mostrado la inexistencia de tal aumento con posterioridad a 1908. Igualmente, y aunque les pese a Hobana, Weverbergh y Faber Kaiser, Willard F. Libby, experto en el procedimiento isotópico de datación del carbono-14, investigó los anillos de los árboles de Arizona y observó un leve aumento en el nivel de dicho isótopo achacable a una de tantas fluctuaciones periódicas y que no tenía nada que ver con una explosión nuclear.
James E. Oberg, en su libro "Ufos & Outer Space Mysteries" [4], denuncia, al tratar este tema, la actitud de difusora de la pseudociencia de la agencia Associated Press, que divulgó en 1978 una información sobre el suceso de Tunguska demostrando muy poco interés por la veracidad de la historia.
Si todas las lucubraciones acerca de naves extraterrestres siniestradas sobre Tunguska se basan en un cuento de ciencia-ficción; si el único que encuentra rastros de radiactividad en la zona es un personaje que pretende confirmar su fe; si nadie vio maniobrar al objeto en 1908 y los únicos que lo ven en la actualidad son los amantes de lo extraterrestre; si los divulgadores ponen en boca de un premio Nobel cosas que éste no ha dicho; si, en definitiva, los defensores de las naves extraterrestres manipulan descaradamente los datos para que respalden su teoría; está claro que la historia de un ingenio alienigena explosionando en Siberia Central tiene tanta consistencia como las historias de Papá Noel, el Patoncito Pérez, etc.
Ahora podemos ya contestar con conocimiento de causa a la pregunta que nos hacían Hobana y Weverbergh. Estos autores tienen su propia teoría: los extraterrestres provocaron con fines experimentales la explosión de Tunguska. Para ellos, es aventurado hablar de la explosión de una nave extraterrestre, son demasiado perfectas para poder estrellarse, pero entra dentro de su lógica un experimento alienígena. El razonamiento de estos divulgadores no es absurdo, es simplemente caótico, demencial, enfermizo.

La antimateria

En 1948, La Paz, especialista estadounidense en meteoritos, consideró la posibilidad de que el enigmático objeto volador que se estrelló en Tunguska en 1908 fuera un pequeño fragmento de antimateria. Esta teoría supone que tal fragmento explosionó al entrar en colisión con los gases de la atmósfera terrestre, liberando una ingente cantidad de energía.
Esta explicación tiene en su contra la inexistencia en la zona de una radiactividad residual significativa y que se desenvuelve en un campo íntegramente especulativo, puesto que hoy por hoy nadie puede demostrar la existencia de 'islas de antimateria' en el universo.

El agujero negro

A.A. Jackson y Michel P. Ryan propusieron en 1973 la posibilidad de que el suceso de Tunguska hubiera sido ocasionado por un agujero negro, que penetró en la Tierra por Siberia Central y salió por el Océano Atlántico para continuar su viaje cósmico. El astrofísico Carl Sagan indica que "los datos de las ondas de choque atmosféricas no muestran indicios de que aquel día saliera proyectado un objeto por el Atlántico Norte". [2] Así pues, también hay que descartar que un agujero negro fuera el causante de la catástrofe.


LA REALIDAD

Nigel Calder, especialista en el estudio de los cometas, afirma -creemos que con razón- que debido a que las primeras expediciones a Tunguska no lograron explicar el misterioso evento "los extraños hechos de Siberia quedaron abiertos a cualquier explicación disparatada y sobrenatural'" [7].
En 1930, Francis Whipple sugirió que el acontecimiento de Tunguska pudo deberse a la colisión de un pequeño cometa con el planeta Tierra. El alza de la teoría científica que defendía la posibilidad de que los cometas fueran bolas de nieve hizo que durante la década de los sesenta los científicos soviéticos se mostraran favorables a dicha explicación. En 1976, el científico israelí Ari Ben-Menahen llegó a la conclusión de que la explosión principal se produjo a 8,5 kilómetros de altura y equivalió a la detonación de 12,5 megatones de potentes explosivos. Por su parte, David Hughes calculó que sería una bola de nieve de 40 metros de diámetro y 50.000 toneladas de peso.
Simulaciones por ordenador, hechas en el Instituto Lunar y Planetario, han demostrado que una explosión producida en las condiciones expuestas provocaría una destrucción del arbolado idéntica a la de Tunguska, que no dejaría ningún cráter [4]. Dado que su composición era agua helada, tampoco quedarían fragmentos del objeto.
El cuerpo celeste no fue detectado antes de la colisión por dos razones evidentes: era demasiado pequeño, y por lo tanto no se vio hasta pocos minutos antes de la explosión; y se había aproximado por el lado diurno.
Y, llegados a este punto, hay que preguntarse: ¿Qué cometa concreto fue el responsable de la catástrofe?
Calder señala, en "¡Qué viene el cometa!" [7], que el suceso "coincidió con una lluvia diurna de meteoritos compuesta por partículas de polvo de la órbita del cometa Encke, de manera que es probable que aquél [el objeto de Tunguska] fuera un pequeño fragmento de éste." Esta explicación en la que se señala al cometa Encke como culpable es la única que responde satisfactoriamente a lo ocurrido el 30 de junio de 1908.
El Encke fue descubierto en 1786 por P.F.A. Méchain y Ch. Messier. Debe su nombre a Johann E. Encke, que en 1818 calculó su órbita por primera vez. Esta se halla comprendida dentro de la del planeta Júpiter, a pesar de lo cual el cometa no es visible permanentemente. Ya en aquel tiempo, Encke observó que en cada una de sus órbitas el cometa rebasaba el sol con una antelación aproximada de dos horas y media sobre la calculada. Fred Whipple, experto en estos cuerpos celestes, sostiene que esta anormalidad se debe a que el sentido de rotación del Encke le hace perder energía en cada órbita, y no ganar como al Halley.
Fred Whipple, Zdenek Sekanina y Brian Marsdeen estudiaron detenidamente al cometa durante su aparición de 1980. Calder nos ofrece un breve resumen del trabajo de estos investigadores:

"El núcleo del Encke, así lo sugieren Whipple y sus colaboradores, es una bola de nieve toscamente labrada pero casi esférica, de unos dos kilómetros de diámetro y que da una vuelta alrededor del eje más corto cada seis horas y media. Una zona polar es brillante y activa, la otra muy oscura, probablemente revestida de polvo durante la temporada de hace varios siglos en que ese extremo no vio ponerse el sol. El eje de rotación del Encke va desplazándose gradualmente alrededor de la bola, como en el caso de una peonza o giróscopo que comienza a vacilar. La cambiante detención de la inclinación explica que la actividad frenadora del motor de reacción era mucho menos eficaz en nuestro siglo que en la época de Johann Encke. En 1990, el chorro se convertirá en acelerador en lugar de frenador [7]."

Lo más probable es, por consiguiente, que lo que ocasionó la explosión de Tunguska fuera un pequeño fragmento del cometa Encke.

EL PELIGRO DE LOS COMETAS

Durante 1985 y 1986, fuimos testigos del inusual interés que atrajo todo lo relacionado con los cometas. Vivimos la 'fiebre del Halley', el más celebre de los cometas, que pasa por su perihelio (punto de la órbita más cercana al sol) cada 76 años. En todo el mundo aparecieron una gran cantidad de libros, folletos, artículos, programas de radio, etc., dándonos puntual información sobre este ilustre visitante y sus hermanos menos famosos.
En esta ocasión no fue el temor, como en 1910, lo que convirtió al cometa en centro de la atención, sino la curiosidad. Tradicionalmente, los cometas han suscitado el temor de las gentes. La humanidad ha leído en ellos mensajes y designios divinos desde tiempos remotos. Los supersticiosos han temblado cuando ha aparecido un cometa en el cielo, y lo han culpado de inundaciones, sequías, terremotos, muertes de altos dignatarios, etc. Aún hoy en día, encontramos gente que cree en todo lo antes dicho. Esto infelices caen en las redes de los charlatanes que dicen que la próxima visita del cometa X va a propiciar una guerra a escala mundial, un desastre ecológico, la muerte de un gran dignatario, etc...
Como dice Clarke, "el acontecimiento de Tunguska es sobrecogedor, y de una gran importancia científica. Pero ya no es misterioso -excepto para aquellos que prefieren las explicaciones románticas a las del sentido común-" [8]. Por su parte, Calder sostiene que "estas apariciones son peligrosas porque los seres humanos las hacen peligrosas. Los cometas matan a la gente mediante su propia superstición, cuando quienes los leen como telegramas de los dioses o del diablo, presas del pánico, recurren al homicidio o al suicidio" [7].
No, los cometas no son peligrosos en el sentido que nos hablan los nuevos profetas. El verdadero peligro de los cometas es que alguna vez uno de ellos colisione con nuestro planeta y provoque una catástrofe de inenarrables dimensiones.
Ya hemos explicado que parece muy probable que a primeras horas de la mañana del 30 de junio de 1908 un pequeño fragmento del cometa Encke explosionara sobre Siberia Central. Este no ha sido un hecho aislado en la historia de nuestro planeta, que a lo largo de su largo peregrinar por el cosmos ha sufrido infinidad de choques con diversos cuerpos celestes. Pruebas palpables son los cráteres meteóriticos que existen en todo el planeta.
Hace poco tiempo el fallecido físico Luis W. Alvarez y su hijo el geólogo Walter Alvarez, de la Universidad de California en Berkeley, lanzaron una hipótesis en la que se atribuía la desaparición de los dinosaurios hace 65 millones de años a la colisión de un cometa o meteorito con la Tierra. Los Alvarez encontraron en varios lugares del mundo, en la parte superior de la capa del cretácico, una cantidad de iridio sorprendentemente alta. Algo tenía que haber ocurrido para que tal proporción de ese escaso metal se depositase sobre la superficie de nuestro planeta en un momento determinado. Los científicos de Berkeley encontraron la explicación en el hecho de que algunos meteoritos son ricos en dicho metal. Ello les llevó a pensar que la anormal concentración de iridio en los estratos correspondientes a hace 65 millones de años podría ser la huella que dejó una fuerte lluvia de meteoritos.
Según los Alvarez, la catástrofe no se limitó a la colisión de objetos celestes con la Tierra. Durante mucho tiempo, quizá meses o incluso años, nuestra atmósfera contó con una gran cantidad de polvo en suspensión. Y llegó la penumbra. La luz del sol, al reflejarse en el polvo de las altas capas de la atmósfera, no llegaba a la superficie terrestre con la intensidad acostumbrada. Las temperaturas descendieron, las plantas murieron, los animales se quedaron sin comida,... y los dinosaurios desaparecieron de la faz de la tierra. Con el paso del tiempo, el polvo fue depositándose sobre la superficie del planeta y dio lugar a una capa bastante uniforme con una anormal proporción de iridio.
Es posible que ésta no sea la auténtica historia de la desaparición repentina de los dinosaurios. Tal vez, simplemente desaparecieron poco a poco, en el transcurso de millones de años, siendo sustituidos por animales mejor adaptados al medio. Pero lo indudable es que la capa de iridio existe. Si lo que dicen los Alvarez fue lo que sucedió hace 35 millones de años, ¿no puede volver a ocurrir en cualquier momento, provocando esta vez la extinción del género humano? ¡He aquí el verdadero peligro de los cometas! Como decía Clarke al inicio de este capítulo, puede que una catástrofe de tal magnitud no ocurra en miles de años, pero puede que suceda mañana.
Puede que suceda mañana.
Dejemos a un lado naves extraterrestres, antimateria, agujeros negros... La explosión ocurrida en Tunguska en 1908 parece que fue ocasionada por un fragmento del cometa Encke y devastó una zona limitada de Siberia Central. A no ser que pongamos los medios oportunos, la próxima vez el desastre será de mayor magnitud porque, como dice Calder, "un día la Tierra colisionará con un cometa resplandeciente, o bien con su cadáver apagado, y el resultado será una catástrofe mundial" [7].

NOTAS

[1] Clarke, Arthur C.: "Cita con Rama".- Trad. de Aurora C. Merlo.- Ultramar Editores (Col. 'Ultramar Bolsillo', Nº 31).- Madrid 1982.

[2] Sagan, Carl: "Cosmos".- Trad. de Miguel Muntaner i Pascual y Mª del Mar Moya Tasis.- Editorial Planeta (Col. 'Documento' Nº 86).- Barcelona 1982 -

[3] Hobana, Ion; y Weverbergh, Julien: "Platillos volantes tras la cortina de hierro".- Trad. de Ariel Bignamí.- Javier Vergara Editor (Col. 'Lo Inexplicable').- Buenos Aires 1978.

[4] Oberg, James E.: "Ufos & Outer Space Mysteries. A sympathetic skeptic's report".- Donning Company Publishers.- Norfolk 1982.

[5] Danyans, Eugenio: "Ovnis: Enigma del espacio".- Editorial Plaza & Janés (Col. "Realismo Fantástico", Nº 79) Barcelona 1980.

[6] Faber Kaiser, Andreas: "Fuera de control. Crónica extrahumana moderna".- Editorial Planeta (Col. 'Documento', Nº 147).- Barcelona 1984.

[7] Calder, Nigel: "¡Qué viene el cometa!".- Trad. de Antonio Desmonts.- Editorial Salvat (Col. 'Biblioteca Científica Salvat' Nº 10).- Barcelona 1985.

[8] Welfare, Simon; y Fairley, John: "Arthur C. Clarke's Mysterious World".- Fontana Paperbacks.- Londres 1982.

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copyright 1985 por parte de los autores.
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LAR Número 12 / Año III
Mayo de 1989


APUNTES SOBRE ASTROLOGÍA

Alvaro Fernández.

Si excluimos los ritos religiosos y otras ceremonias animistas, a la cuales tratarlas de "pseudociencias" sería hacerles un elogio inmerecido, es, sin duda, la astrología, la más antigua y pertinaz de las creencias pseudocientíficas, que son aquellas creencias que se distancian del mundo mágico, aunque sólo aparentemente, para hacer afirmaciones sobre lo irreal como si de hechos probados se tratase.
La astrología tuvo su origen en el antiguo Egipto y Babilonia, en los albores del conocimiento humano, al iniciarse las sociedades agrícolas y sedentarias dependientes de los ciclos hídricos y muy dominadas por las religiones con numerosos e influyentes dioses.
Estos pueblos agrícolas contrastaron pronto la correspondencia entre los ciclos de las estaciones del año y los de las lluvias, las inundaciones e insolamientos máximos, así como entre los astros, nítidamente brillantes en los cielos sin nubes en esas geografías, y las estaciones. El paso a dar era corto y los astros, con su implacable precisión de movimientos, al igual que los dioses, se convirtieron para el pensamiento antiguo en los causantes del bien y del mal ocasionados a las cosechas, y ¿por qué no? también a los reyes y a los hombres.
El conocimiento del futuro, de nuestro porvenir, el poder aliviar nuestra angustia por lo desconocido que tal vez nos aceche en el devenir, ha sido siempre una de las mayores aspiraciones del ser humano. El marco psicológico para el nacimiento de la astrología estaba creado, facilitándose su supervivencia durante milenios. El inicio de las observaciones y mediciones astronómicas necesarias para predecir el tiempo constituyeron el ropaje "científico" de esa creencia.
Aunque hasta el siglo XVII los términos de astronomía y astrología se confundían, debemos diferenciarlos hoy; la astronomía es la ciencia del estudio de las propiedades, incluido el movimiento, de los astros, galaxias y cuerpos físicos que pueblan el universo, mientras que la astrología, a partir del conocimiento de la situación de los astros en el momento del nacimiento de un ser humano, pretende deducir la influencia de éstos en su carácter, inclinaciones y avatares futuros.
A partir del siglo XVII, con el advenimiento del método científico-experimental, la astrología fue perdiendo rápidamente prestigio.
Hoy día no existe un sólo astrónomo que apoye las especulaciones de la astrología. Hace pocos años, cerca de 200 científicos del mundo, incluidos varios premios Nobel, firmaron un manifiesto denunciando a la astrología como falsa y anticiencia. No tuvieron eco en la prensa, ávida de horóscopos. El público ignora esta colectiva toma de posición de quienes más han estudiado el Universo.
Los astrólogos se han quedado estancados en los limitados conocimientos de la Edad Media sobre el Universo, ignorando los desarrollos posteriores de la astrofísica hasta nuestros días. Continúan hablando de cinco grandes planetas cuando ahora se conocen nueve, además de otros dos mil astros pequeños entre Marte y Júpiter. Al igual que hace tres mil años ven al Universo proyectado en el interior de una esfera, sin la dimensión de profundidad, ignorando las enormes diferencias que en sus distancias tienen con nosotros.
La astrología, al igual que el pensamiento mágico primitivo, de la que es fruto, utiliza ampliamente el principio de la analogía. Lo que es análogo en nombre o en forma es análogo en propiedades, aunque esto, por descontado, no se demuestra. Las constelaciones recibieron un nombre de los antiguos en función de un cierto parecido en su configuración aparente, más bien muy escasos, por cierto, con animales o seres mitológicos. Los planetas también fueron bautizados arbitrariamente. El nombre (según la "lógica" de la astrología) se convierte en revelador de las propiedades que pueden proyectar en los humanos. Piscis se relaciona con lo húmedo y lo fluido; Leo, con la fuerza y el liderazgo; Marte, dios de la guerra, con lo agresivo; Venus, diosa de la belleza, con lo emotivo y el amor. Lo absurdo de estas analogías, sin ningún fundamento, queda de manifiesto si tenemos en cuenta que en otras culturas, también milenarias, como la hindú, la china y la maya, las mismas constelacione!
s y planetas tienen denominaciones completamente diferentes que, por supuesto, no pueden "sugerir" los mismos conceptos. Las predicciones astrológicas deberían ser entonces diferentes. Sabido es que hay un horóscopo chino que no tiene parecido alguno con el de origen ptolemaico.
¿Cuáles son las predicciones correctas? ¿Cuál es el horóscopo cierto? ¿No serán todos equivocados?
La precesión de los equinoccios, no conocida tampoco por los primeros astrólogos, originada por el lento movimiento oscilante de la Tierra al igual que una peonza, con un ciclo de 26.000 años, produce un deslizamiento continuo de anticipación de los puntos equinocciales. En dos mil años de astrología el zodiaco se ha desplazado aproximadamente un doceavo. Tauro se encuentra hoy, a diferencia de como estaba en el tiempo de Ptolomeo, en la constelación del carnero y el equinoccio de primavera no llega con el signo de Aries sino con el de Piscis. ¡Menuda mala jugada les hace la precesión a los astrólogos! ¡Las analogías ya no sirven! Como en toda creencia oscurantista, los sacerdotes de turno que son los astrólogos, se acantonan ignorando y callando este fenómeno astronómico. Su "modus vivendí" podría venirse abajo.
Las predicciones del horóscopo, o las tendencias sugeridas como suelen decir los astrólogos, ahora más cautos, las realizan partiendo de la carta astral que, en esencia, es la determinación de los planetas en el firmamento el día y la hora del nacimiento de la persona, para la latitud y longitud de un lugar. Este cálculo sigue rigurosamente las leyes de la astronomía, pudiendo simplificarse usando tablas astronómicas o realizarse con ayuda de programas de ordenador. El público, lego el la materia, queda a menudo maravillado por el ordenador, aumentando así su convicción de que está delante de una verdadera ciencia. Pero aquí se termina la ciencia y se desborda entonces un torrente de fantasiosas interpretaciones. Se atribuyen a los astros pasmosas facultades, sin jamás, luego de tantos siglos, haber aportado la más mínima prueba de ninguna de ellas. Simplemente lo afirman porque sí, con toda su cara.
La presencia de los planetas en la carta astral sólo es posible si estos se encuentran, en la fecha escrutada, por encima del horizonte del lugar. Esto es así en la mayor parte del globo que habitamos, pero existe la notable excepción de las latitudes superiores al circulo polar ártico o inferiores al círculo polar antártico, en las cuales durante muchos meses del año desaparecen del horizonte los astros de referencia. Por suerte, en esas vastas regiones de Siberia, Canadá y Alaska no hay mucha población, pero... ¿Debemos admitir que los infelices que han nacido en Narvick o Murmansk, por ejemplo, carecen de futuro y aptitudes? ¿Qué maleficio les ha tocado? ¿Acaso no son seres humanos? Los astrólogos una vez más, rehuyen dar respuesta a esta gran contradicción en sus dogmáticas afirmaciones.
Algún astrólogo, afiebrado por lecturas rápidas y escasas de genética, polemiza, el muy moderno, asegurando que en lugar del instante del nacimiento debería considerarse el instante de la concepción para, según la conjunción de los astros, predecir aptitudes y destinos. La concepción, en efecto, es el instante en que se fusionan los genes maternos y paternos en una sola célula y se inicia el crecimiento del embrión, pero ello no tiene nada que ver con los astros, no existe ninguna razón tan siquiera ligeramente válida para afirmar que los astros eligen ese instante en lugar del de nacimiento, el de la primera comunión o el primer diente. Cualquiera hubiese podido elegirse con el mismo grado de arbitrariedad.
En un gran hospital de maternidad nacen muchos niños de procedencias diversas, Todos ellos, al venir al mundo en el mismo sitio (latitud y longitud iguales) y a la misma hora, tendrán idéntica carta astral y, según la astrología, deberán tener un futuro con grandes similitudes. Sin embargo, en la realidad, aquellos cuyos padres son de familia rica se encontrarán, en su mayoría, un "destino" prometedor, mientras que aquellos con padres de ingresos más modestos sólo pueden esperar una difícil lucha por la vida.
La astrología no puede explicar esta contradicción con sus postulados. La sociología, sí.
De la astrología, si fuese cierta, se deduce también que todos los hermanos gemelos, que nacen en el mismo parto, deben tener aptitudes y tendencias similares. ¿Cómo puede ser así cuando en el caso de gemelos no univitelinos pueden incluso ser de sexo diferente? Los estudios medico-psicológicos que se han hecho demuestran que, estadísticamente, los gemelos no univitelinos, procedentes de dos óvulos maternos, luego con código genético no idéntico, difieren tanto entre si como dos hermanos que hayan nacido con años de diferencia en el tiempo. Por el contrario, los gemelos auténticos, procedentes del mismo óvulo materno, y por consiguiente con idéntico código genético, son siempre del mismo sexo y una asombrosa identidad en el físico y el carácter, la astrología tampoco puede explicar este mentís a sus tesis. La biología, sí.
Para explicar los extraños influjos de los astros no existe ninguna hipótesis medianamente razonable. Los seguidores de la secta recurren a "fluidos" u otras acciones misteriosas más propias de la fe, del ansia de creer, que de la ciencia. El socorrido argumento de la influencia de la Luna en las mareas que es real, pero que no tiene nada que ver con aptitudes o "destinos", se derrumba en nuestro caso cuando comprobamos mediante sencillos cálculos de física que el llamado "efecto de marea" ocasionado por la masa de la Luna en el recién nacido es 2.000.000 de veces menor que el producido por la masa de la comadrona que, está muy cerca. Que nosotros sepamos, los astrólogos nunca han considerado en sus cálculos el grado de obesidad de la comadrona.
El único argumento medianamente serio avanzado por los creyentes en la astrología es el de la concordancia estadística, que dicen haber encontrado, entre sus predicciones y la realidad.

sigue...

Cualquier persona informada en estadística sabe lo difícil que es obtener datos auténticamente representativos, sin que se introduzcan errores inconscientes en el mejor de los casos. Otras veces, como sucede abundantemente en encuestas políticas, pueden distorsionarse intencionadamente, para lo cual puede bastar solamente el utilizar una muestra de población pequeña y no representativa. Aún hay casos peores en los estudios de eminentes astrólogos. El célebre Robur se tomó la molestia de aplicar el cálculo de probabilidades al reparto de las fechas de nacimiento de 2.817 músicos, sin manipular los datos (hubiese sido fácil "olvidar" algunos músicos e introducir otros de cuarto rango). Robur concluyó que los centros de Piscis y Toro eran generadores de aptitud musical mientras que el final del Toro y comienzo de Géminis eran nefastos, el pobre, ignorante de lo que realmente es el cálculo de probabilidades, cometió errores de bulto dignos de un suspenso a un alumno de matemátic!
as. Con sus propios datos lo que realmente se demuestra es que la repetición de las fechas de nacimiento en el círculo zodiacal es aleatoria, responde a las leyes del azar. El astrónomo Paul Conderc lo demostró de forma sencilla señalando cómo Robur desconocía la Ley de Gauss y las fluctuaciones alrededor de la media.
Más recientemente Gauquelin ha llegado incluso a confundir a algunos científicos europeos con sus farragosos volúmenes de cálculos estadísticos presentando resultados falsos con apariencia de validez científica. Pero al final también fue "cazado" por los matemáticos: aplicaba impropiamente lo que se llama probabilidad estadística binomial a sus datos, cuando ésta sólo puede aplicarse acontecimientos de sólo dos probabilidades, lo que no sucedía en los casos por él estudiados.
También hacen agua las estadísticas astrológicas, incluso las serias citadas -no he mencionado las miles de tonterías que escriben muchos de ellos- y puede afirmarse que no existe ningún estudio de este tipo que no haya sido severamente criticado por los matemáticos; en forma similar, por otra parte, a lo que sucede con las estadísticas en parapsicología.
Hay que admitirlo: la astrología aunque se viste hoy con lenguaje científico no es más que un residuo irracional de primitivas religiones. Dada su gran difusión es algo por lo cual no podemos estar orgullosos de la Humanidad.


LAR Número 12 / Año III
Mayo de 1989


UN ENCUENTRO... DESFASADO

REFLEXIONES SOBRE EL SEMINARIO DE UFOLOGIA CELEBRADO EN SEGOVIA EN OCTUBRE DE 1988

Luis R. González Manso


Al principio, la idea del encuentro objeto de estas líneas se limitaba a dar una oportunidad de conocernos en persona a muchos ufólogos que nos hemos estado carteando durante años. Sin embargo, Vicente-Juan Ballester Olmos tenía que aportar su grano de arena. El resultado fue que, de una agradable reunión de amigos comentando cosas alrededor de una mesa, se pasó a una multitudinaria asamblea de personajes de las más variadas tendencias y opiniones: desde los que han visto un ovni, y consideran la ufología como la interpretación y búsqueda de una trascendencia, al único escéptico "hard", miope, medio calvo y con su permanente sonrisa sardónica, léase el autor. (¡Me dejasteis solo ante el peligro!) Y este heterogéneo grupo de personas se encontró aislado entre los montes de Segovia y atrapado en las redes de algo desconocido llamado "Metaplan".
Enseguida surgieron las suspicacias, y un grupo norteño apareció dispuesto a desactivar la operación, que ellos consideraban de autopromoción y liderazgo carismático. Por otro lado, estaba el inesperado -por su intensidad- "mar de fondo" existente contra Ballester por su labor depuradora. Resultaba alucinante constatar como casi todos los que estábamos allí admitíamos sus explicaciones excepto cuando se referían a nuestro caso, el que habíamos investigado tan profundamente un fin de semana, a riesgo de sabañones y hasta de picaduras de escorpiones, y que el testigo nos había transmitido con toda su carga emocional.
Todo ello sumado dio lugar a una mezcla explosiva que hizo peligrar seriamente la reunión incluso antes de empezar. La aparición de un autonombrado portavoz -Enrique de Vicente-, que exigió la ruptura del método preestablecido -imprescindible para lograr el objetivo- en aras de la democratización y el proceso asambleario, sirvió de catalizador y permitió lograr un compromiso. Tras el nombramiento, "para evitar manipulaciones", de un moderador neutral y completamente ignorante acerca de la metodología a seguir, se realizó un "brainstorming" que, debido al rígido orden de intervención, la gran cantidad de personas y la repetición de las respuestas, resultó mortalmente aburrido.
Mal que bien, el "Metaplan" avanzó y permitió definir los problemas de la ufología española. Seguro que un procedimiento empresarial usado en las multinacionales permitiría desvelar cosas que jamás abrían salido a la luz.. En rigurosa exclusiva para La Alternativa Racional, éstos son los resultados:

= Falta de colaboración entre los ufólogos.
= Falta de coordinación.
= Falta de dinero.
= Falta de método.

Si no fuera porque tampoco creo en la parapsicología, diría que es un claro "deja vú". Esto ya lo decíamos en los años setenta, cuando yo empecé. Y, según me confirmaron los viejos del lugar -aquéllos que incluso recuerdan la oleada de 1968-, lo mismo decían ellos en su época.
Bueno, ¡tampoco había que deprimiese! Seguro que, al menos, las soluciones serían originales. Sólo llegaron a discutirse cuatro posibles soluciones:

1ª) La creación de una organización. Como era de esperar, nadie quería renunciar a su independencia y/o cargos honoríficos para formar una nueva asociación. Se decidió instrumentar una mayor coordinación entre los distintos grupos
2ª) La creación de una revista. Al obtener mayoría la propuesta de potenciar "Cuadernos de Ufología", se discutieron formas de mejorarla, aumentando las traducciones y creando secciones fijas en las que se informe, por ejemplo, de las investigaciones en curso. El problema es que todos pensamos que, por escribir unas líneas, éstas tienen que publicarse, y si no gritarnos "¡Censura!".
3ª) La creación de una base de datos común. Se decidió unificar las que existen en la actualidad (CATARES y CATIB) y pedir a los demás grupos e investigadores que aporten sus archivos. El problema no son los casos, sino el personal necesario para mecanizarlos. Para mí, considerando la bajísima cantidad y calidad de los datos existentes, junto con la imposibilidad de codificar todas las variables que puedan ser relevantes, me parece una tarea inútil, excepto como simple archivo de referencias -para saber qué material existe sobre cada caso y quién lo tiene-.
4ª) La creación de un manual del investigador. Otra señal de lo mucho que hemos avanzado. Hace diez años que apareció el manual de Alberto Adell. Yo mismo, en mi época ingenua, preparé uno que sólo sirvió para que cada grupo le pusiera su sello como si ellos lo hubieran redactado... y lo guardara en lo hondo del archivo sin pensar en utilizarlo.

Para terminar mis comentarios sobre la reunión, quisiera destacar la propuesta al mismo tiempo más valiosa y más inquietante: la creación de una comisión para la reevaluación de los casos... negativos. Personalmente, me resulta evidente que el procedimiento seguido hasta ahora, en el que sólo una persona da la cara como "martillo de herejes", es contraproducente e introduce sesgos en función de sus propias ideas -preponderancia del rayo en bola-; pero crear otra Comisión Condon no es la solución.
Si esta fuera una disciplina científica, y todos acatasen el método científico, quizá pudiera lograrse algo a pesar del poco valor de los datos existentes, pero si se niega la premisa fundamental, entonces ya todo resulta imposible.
Desde mi posición de ufólogo de salón retirado en lo alto de mi torre de marfil, realmente me resulta penoso comprobar que todo sigue igual que siempre y, lo que es peor, que los jóvenes que ahora empiezan cometen las mismas tonterías y fallos que nosotros: aceptan a pies juntillas cualquier cosa que leen, recortan casos y preparan catálogos de formas ovni, estudian el efecto electromagnético y la tecnología necesaria para crearlo, convocan alertas ovni, etc.
Por todo esto, no puedo evitar pontificar y ofrecer mi opinión para el que pueda estar interesado:

1º) La ciencia no es democrática. Si alguna vez los seres humanos, hartos de caerse por las escaleras y de tener que usar motores para volar, se enfrentasen a la oposición de los fabricantes de ascensores para votar contra la ley de la gravedad, no por ello ésta dejaría de existir.
Es decir, debe huirse de este tipo de reuniones multitudinarias y de comités donde deben estar representadas todas las tendencias. Las personas que consideran los ovnis extraterrestres se descalifican ellas mismas automáticamente. No existe ningún terreno común posible entre los que quieren estudiar los ovnis seriamente y aquellos otros que ya tienen su respuesta.
2º) La ufología no es una ciencia, ni lo será jamás. Para mí, sólo puede llegar a ser un método o, mejor dicho, una labor de recolección seria y detallada. El objetivo debe ser el de recoger el máximo de datos de todo tipo respecto de cada informe recibido y luego ofrecerle este material a los verdaderos científicos especialistas para que ellos lo interpreten. Porque, además, su campo es multidisplinar.
Ello no quiere decir que cada uno no pueda aportar su propia argumentación o explicación, pero siempre documentándola y siendo consciente de que los que cometen los mayores errores no son los ignorantes, sino los que, habiendo profundizando en mayor o menor grado en cierta disciplina ajena, se consideran a sí mismos expertos.
3º) La ufología es miope. Debemos ser conscientes de que existen muchos otros informes sobre experiencias extrañas. La gente además de ovnis ve apariciones marianas, fantasmas, monstruos peludos o marinos, e incluso las cartas Zenner que otras personas les transmiten.
Es decir, mantengo que el campo de recolección de datos es más extenso y que, si por razones de operatividad nos centramos en un tema concreto, no debemos olvidar la interrelación entre todos ellos, que para mi consiste en las deformaciones perceptiva so interpretativas que la psicología humana introduce ante la aparición de un estimulo no habitual.

En resumen, lo importante es documentar los casos y concretamente los negativos, porque pueden ayudarnos a conocer la mente humana y fenómenos sociales, atmosféricos, geológicos... desconocidos. Si, además, queda un residuo inexplicado, pero al mismo tiempo extensa y profundamente documentado -lo que yo no creo-, tampoco seremos los ufólogos los encargados de su análisis, sino aquellos científicos cuyas especialidades mejor se adapten a ellos.


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LAR Número 12 / Año III
Mayo de 1989


EPÍSTOLA A LOS ESCÉPTICOS - "MÁS ALLÁ "... DE TODA DUDA RAZONABLE

Luis R. González

Cuando me dirigía, a las riendas de mi Honda DOMINATOR, a una conferencia donde fustigaría con la ayuda del "Skeptical Inquirer" a un grupo de crédulos creyentes en los OVNIs, de repente, una revista llevada por el viento me golpeó haciéndome caer de mi montura. Fue un mensaje divino, una revelación. En el momento en que pose la mirada en su titulo, "Más Allá", la vida cambió para mi. Ahora CREO.
CREO en la existencia de personas psíquicas que usan sus poderes para desacreditar a otros psíquicos, y en cuya presencia éstos pierden sus poderes.
CREO que el Sudario de Cristo fue sustituido en 1929 por un copia tan perfecta como para hacer creer a los escépticos (y a quienes estaban detrás del C-14) que era una pintura del siglo XIV... y a los creyentes, que contenía pólenes de la época romana. Sólo la "sobrenatural" ciencia ummita pudo hacerlo.
CREO que tenemos 60 ó 70 clases de EBEs (Entidades Biológicas Extraterrestres) aquí en la Tierra y en este momento, "Capaces de cambiar su apariencia física, ciánicos, que se alimentan con sangre bovina a través de su piel amarillo-verdosa"...
CREO que existe una "conspiración cósmica de silencio" entre Estados Unidos y Rusia, y que ambos gobiernos han "comerciado" con sus ignorantes súbditos permitiendo que sean abducidos, analizados, violados, fecundados y asesinados, a cambio de secretos tecnológicos con los que han desarrollado la "Guerra de las Galaxias" y la lanzadera espacial (a prueba de fallos).
CREO que los EBEs tienen un gran interés por las tres "G": lo generacional, lo genético y lo genital. CREO que, afortunadamente, hay otros miles de testimonios de presencias angélicas que desean ayudarnos.
CREO que "remozando" mi cerebro con trozos de hipotálamo podré vivir 300 años disfrutando del sexo hasta el último día.
CREO que el alma de un ratón pesa 3,1 miligramos y, por tanto, la mía debe rondar los 17 gramos, si no he engordado últimamente.
CREO en la coexistencia de mis 4 cuerpos: el Físico, el Vital, el Astral y el Mental, lo que me hace despertarme despistado todas las mañanas.
CREO y EXIJO a mi familia que cuando yo muera no sufra ningún tipo de embalsamamiento, autopsia o extracción de órganos, y que guarden tranquilidad y silencio absolutos a mi alrededor para no perturbar Ia atención en el momento "crucial" del transito.
CREO que el número de mi D.N.I. quiere decirme algo vital, pero no grita lo suficiente. CREO que la personalidad es tan simplista que puede resumirse en 9 números, y ahora comprendo por qué mi amiga Tania Zoquetes (nacida el 1/1/1954) es tan inteligente y armoniosa, pero incapaz de tomar decisiones, gafe, sin autoridad, conflictiva, poco lógica y nada comunicativa.
CREO que los Aucas ecuatorianos "no interrumpen el flujo informativo que les recorre", "tocan con la mirada" y "no poseen la percepción fragmentada típica del ritmo beta (que llamamos razón)".
CREO que "Jesús fue una especie de 'Rambo con túnica', un espíritu superdesarollado de otra dimensión, encarnado en un cuerpo casi gigantesco, musculoso, perfecto". "Alguien que, por haber moldeado su espíritu en misiones anteriores, había alcanzado un elevado nivel vibratorio que le capacitaba para soportar situaciones que hubiesen desintegrado a cualquier humano".
CREO que la actitud escéptica es solo "la justificación timorata de unos miedos genéticos" y que los escépticos prefieren quedarse en su oscura caverna de conformismo, barruntando y deseando a la vez que nosotros, los valientes exploradores de las tinieblas tropecemos y nos caigamos una y otra vez.
CREO que el demonio no tiene mejor cosa que hacer que armar ruido y llenar de goteras una casa porque una pintora no terminó su cuadro.
CREO que existen empresas depresivas, histriónicas, compulsivas, paranoicas, esquizoides, etc. según el ambiente creado por los jefes.
CREO que el zodiaco tiene una existencia metafísica, con cuyas esencias el Dios de nuestro sistema solar creó el mundo y nada tiene que ver con las constelaciones que los científicos les atribuyen.
CREO que 1989 será un año kármico, en que los conquistados les pasarán la factura a sus antiguos dominadores, empezando por Jomeini y Salman Rushdie.
CREO que las impresionantes relaciones armónicas de los planetas auguran una trayectoria de éxitos a la nueva revista. CREO que este mes los partidos de la oposición se pelearán entre ellos o se pondrán de acuerdo, como predice la Astrología de forma clara.
CREO que en los albores del siglo XXI comenzará "el gran ciclo de los 21 días" (en tiempo astral) durante los cuales casi toda la humanidad perecerá, después de que las naves celestiales bajen en las islas de Pascua, Bonaire y Mallorca, peso al denso tráfico aéreo que soporta. Palabra del Caballero de la Orden Caballeresca de San Eugenio de Trebisonda. Amén.
CREO que Colón era un judío de Ibiza que puso nombre a los lugares que descubrió, con toponímicos de la región pitiusa. CREO que solo era un mal marinero que descubrió América porqué tenia un mapa que le decía como llegar.
Finalmente RAZONO y concluyo que el golpe debió suspender temporalmente mis facultades intelectuales, y lo único que de verdad CREO es que el Dr. Jiménez del Oso ha logrado un nuevo récord Guiness a la revista con la mayor densidad de tonterías, incongruencias y patochadas por centímetro cuadrado.


LAR Número 12 / Año III
Mayo de 1989


¿ES LA HOMEOPATÍA UN FRAUDE PSEUDOCIENTÍFICO?

Miguel A. Lerma.

La Homeopatía nació en el siglo XVII, época en que la Medicina oficial empleaba métodos muy agresivos y elevadas dosis de sustancias tóxicas como remedios; la nueva terapéutica homeopática representaba una alternativa suave y sin efectos secundarios. Hoy, en pleno siglo XX, la medicina tradicional ha evolucionado, se ha hecho científica y han aparecido nuevas y eficaces técnicas terapéuticas. Sin embargo la Homeopatía aun sigue siendo ofrecida por algunos profesionales y establecimientos, como si todavía representara una alternativa válida Pero esto ya no es así, porque se puede demostrar que esta disciplina carece de todo fundamento científico, como muestra un análisis crítico de sus fundamentos:
1. Ley de la similitud. ("lo similar cura a lo similar"). Podría verse una confirmación de esta ley en el procedimiento ortodoxo de inmunización cuando la administración de pequeñas dosis de un antígeno estimula la producción por el organismo de grandes cantidades del anticuerpo correspondiente. Sin embargo esto es sólo un caso particular en el que interviene un mecanismo conocido. La Homeopatía, en cambio, eleva este principio a la categoría de ley de la Naturaleza y no aporta una explicación racional que justifique tal extrapolación de la ley.
2. Dosis infinitesimales. Este es el punto mas débil de la Homeopatía, porque sus preparaciones han de estar tan diluidas que en la mayoría de los casos apenas existe posibilidad de hallar ni una sola molécula de la sustancia base en el preparado final, con lo cual se convierten en meros placebos (preparados sin sustancia activa). Por ejemplo, una disolución quince veces centesimal posee un grado de dílucion de 1:1030 lo cual significa que se necesitarían toneladas del preparado final para hallar una sola molécula de la sustancia base.
3. Individualización del enfermo y el remedio. Se trata de una filosofía muy encomiable, pero al mismo tiempo representa un pretexto fácil para "explicar" los fracasos de la Homeopatía: simplemente el remedio que antes pareció eficaz en un enfermo, no se adapta a las circunstancias de otro.


¿Es eficaz la Homeopatía en la práctica?
De todos modos los partidarios de la Homeopatía afirmarán que la experiencia demuestra su validez. ¿Es esto así? Puesto que los preparados homeopáticos carecen de principio activo, es lo más razonable suponer que los aparentes éxitos de esta terapéutica se deben al "efecto placebo", es decir, una sensación de mejoría que experimenta el paciente a causa de la sugestión que le produce su fe en el remedio. También pueden darse casos de mejorías espontáneas que se atribuyan a los efectos de la medicación. Por otro lado, los partidarios de la Homeopatía tenderán a recordar perfectamente los casos que confirman su creencia y ejercerán así una selección impremeditada en la valoración de la experiencia. Una evaluación de la terapéutica homeopática requeriría experimentos rigurosos y bien controlados para ser aceptable.
Pero, ¿cómo podría tener algún efecto real un preparado que carece de principio activo? Al parecer sólo existe una teoría "razonable": la sustancia base "imprime" cierta clase de recuerdo en el disolvente, que permanece una vez que aquél ha desaparecido tras la secuencia de disoluciones. El Dr. Benveniste ha intentado confirmar esta hipótesis en un experimento publicado en la revista Nature (333:816-818, 30 junio 1988), pero fue incapaz de reproducir sus resultados cuando una comisión investigadora propuso garantías suficientes para excluir un posible fraude (Nature, 334:287-290, 28 julio 1988). Así, la Homeopatía, hoy por hoy, carece de base teórica racional y de apoyo experimental.


¿Debería prohibirse la Homeopatía?
Toda terapéutica implica una cierta filosofía de la vida, que como la religión, ni puede imponerse ni puede prohibirse. Sin embargo, para evitar fraudes y engaños, los pacientes deberían disponer de información suficiente sobre los métodos terapéuticos que se les ofrece y su base (o carencia de base) científica. Por otro lado, los médicos y farmacéuticos deberían evitar, como una cuestión de ética, cualquier colaboración con una práctica que contradice su formación y titulación científicas. Es contra toda ética usar un titulo científico para avalar una práctica claramente pseudocientífica.

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UN PACIENTE INFORMADO TIENE DERECHO A ELEGIR LA TERAPEÚTICA QUE PREFIERA, PERO LOS MEDIOS OFICIALES Y LOS PROFESIONALES DE LA MEDICINA CIENTÍFICA DEBERÍAN EVITAR TODO APOYO A LAS TERAPEUTICAS DE CARACTER PSEUDOCIENTIFICO.


LAR Número 12 / Año III
Mayo de 1989


LIBROS

EL ANIMAL DIVINO

Bueno, Gustavo. "El animal divino".- Ediciones Pentalfa, 1985 Oviedo

J. Luis Gutiérrez

Acostumbrados como estamos a los piropos que la ciencia teológica otorga al "sumo dechado de perfecciones", sonara pues, como un exabrupto provocador la proposición de que "los hombres hicieron a los dioses a imagen y semejanza de los animales". Por si fuera poco, esa aseveración se mantiene igualmente distante de aquella otra tonadilla laica de recibo que decía: "el hombre hizo a los dioses a su imagen y semejanza".
Ajeno a los lugares comunes, el filósofo español Gustavo Bueno ha librado una singular batalla contra la maleza conceptual y empírica que había tupido la senda que guardaba las huellas primigenias de la religiosidad prehistórica y civilizada. Estamos frente a una investigación que pretende desentrañar tanto la génesis como la genealogía del hecho religioso.
Para Gustavo Bueno el núcleo germinal -del cual fluyeron por sucesivas transformaciones y diferentes metamorfosis las variadas manifestaciones religiosas- queda delimitado por medio del concepto de Neumen. En latín clásico, neumen/-inis, hacía referencia a "un centro de deseo poderoso, al designio de alguna entidad dotada de proyectos, planes o decisiones, que pueden tomar a los hombres como objeto, inspirándoles temor, confianza o veneración". Tras deslindar su propia posición respecto a la de Rudolf Otto (que ya popularizara este término allá por los años veinte, si bien con resultados muy diferentes), Gustavo Bueno partiendo de categorías ya formuladas en un trabajo anterior (de 1978), que estructuraba el espacio antropológico sobre tres ejes operativos, llamados a) de las relaciones circulares (relaciones de los hombres entre ellos), b) de las relaciones radiales (las del hombre con entidades no-humanas e impersonales) y c) de las relaciones angulares (relaciones intermed!
ias con entidades que guardan semejanza con el hombre: los animales propiamente dichos), aplicará estos ejes en "El Animal Divino" a la "esencia!' o desarrollo histórico de la manifestación religiosa que se concretarán a lo largo de tres fases esenciales, definidas como:

1) El estadio de la religión primaria (o nuclear).
2) El estadio de la religión secundaria (o mitológica).
3) El estadio de la religión terciaria (o metafísica).

Se podría añadir que durante esta última fase quedarían plasmados diversos factores de disgregación que conducirían a su propia negación, fomentando la vía del ateísmo.
El primer estadio de la religiosidad primaria, abarcaría desde las últimas etapas del Musteriense hasta la fase final del paleolítico superior (Magdaleniense); es decir, unos 60.000 años (sería la época del hombre cazador).
La religiosidad secundaria (religión de los dioses), se extendería desde el final del Paleolítico hasta el Neolítico y la era de Bronce. Durante este período se presentaron los asesinatos masivos de númenes, se consolidó la domesticación de los animales y tomó la especie humana el centro del reino animal.
La religión terciaria, partiría de la época de la revolución urbana, hacia el II milenio a. C., cristalizando en torno al llamado tiempo-eje, durante el cual florecieron el Budismo, el Pitagorismo, la impronta profética de Israel y la filosofía griega, cuyos últimos desarrollos incluirían tanto al cristianismo como al Islamismo. Se llevaron a sus últimas consecuencias la eliminación de todo vestigio animal (purificación zoológica), dentro del ámbito de lo numinoso, llegándose a la máxima sublimación de toda clase de corporalidad e inaugurándose el reino de los espíritus puros.
Mención especial para los lectores de esta publicación, merecen las conjeturas que G. Bueno hace al filo de ese brote "OVNlvoro" y de ficción extraterrestre (abducciones incluidas) que padecemos desde hace varias décadas, identificándola como una refluencia de formas de religiosidad primarias o secundarias, sofocadas desde hace siglos y a las que no les serían ajenos los conatos angélicos y demonológicos que se observan actualmente, que expresarían "sintomáticamente" el decaimiento y agotamiento de la doctrina eminentemente antropocéntrica del cristianismo, confirmada por el actual acusado interés por los animales (ahora que tantas especies están desapareciendo) y el nacimiento de una nueva disciplina científica -la Etología- como estudio estricto de las formas de vida y comportamiento animales.
Personalmente, hemos encontrada en este libro una vía de acceso hasta ahora no sistemáticamente transitada, a un estudio evolutivo riguroso de las formas de religiosidad históricas, que ofrece, además, criterios de predicción y falsación que pudieran incorporarse con carácter de prueba o "test" a estudios concretos sobre aspectos parciales. Puesto que las grandes líneas están más que esbozadas, ¿seria mucho pedir a este relevante filósofo -y lo digo como lector inmerso en el tema- una continuación o segunda parte, pero esta vez centrada en el análisis pormenorizado de lo que representan las llamadas experiencias "trascendentales" o experiencias "cumbre" en el conjunto global de la experiencia humana? Habría que analizar las diversas corrientes llamadas "místicas" y su importancia en el seno de las grandes corrientes religiosas.
Por supuesto, para estar a la altura de los tiempos, este proyecto exigiría la colaboración estrecha de estudiosos procedentes del campo psicofisológico y neurobiológico que tantos materiales y hechos experimentales tienen que ofrecer en cuanto a la dilucidación de las formas operativas de consciencia en la especie humana (está por elaborar una Psicología de los estados de consciencia)
Y para terminar, quisiera mencionar el fascinante descubrimiento realizado en 1978, en la cueva El Fuyo (Santander) por González Echegaray y Leslie J. Freeman, de una máscara de piedra (que dataría de unos 14.000 años), colocada sobre una losa ritual de una tonelada de peso, conjugando ambos rasgos antropomorfos y animales (león o leopardo), en sendas mitades del rostro. Una buena conjunción de Etología y Teología, como sugiere G. Bueno.
"El Animal Divino" supone una contribución de primer orden en el empeño arduo y resbaladizo de una fundamentación filosófico-materialista de la religión.


EL PROBLEMA

La reforma de la enseñanza está lejos de alcanzar unanimidad. Un grupo de docentes de muy alto nivel se ha inclinado a indagar una cuestión que preocupa a la mayoría de los futuros profesores: la evolución de un problema matemático. Esta comparación os podrá ayudar a centrar la cuestión.

En enseñanza de 1960: un campesino vende un saco de patatas por 1.000 pesetas. Sus gastos de producción se elevan a los 415 del precio de venta. ¿Cuál es su beneficio?

Enseñanza tradicional de 1970: Un campesino cambia un conjunto P de patatas por un conjunto M de monedas. El cardinal del conjunto M es igual a 1.000 y cada elemento P M vale una peseta. Dibuja 1.000 puntos gordos que representen los elementos del conjunto M.
El conjunto F de los gastos de producción comprende 200 puntos gordos menos que el conjunto M. Representa al conjunto F como subconjunto del conjunto M y da la respuesta a la cuestión siguiente:
¿Cuál es el cardinal del conjunto E de los beneficios? Dibujar B en color rojo.

Enseñanza renovada de 1980: Un agricultor vende un saco de patatas por 1.000 pesetas. Los gastos de producción se elevan a 200 pesetas.
Actividad: subraya la palabra "patata" y discute sobre ella con tu compañero.

Enseñanza reformada de 1990 El tío ebaristo lavriego burgues latifundista intermediario es un kapitalista insolidario que sanriquecio con 200 pelas al tender espekulando un costal de patatas. Analiza el testo y vusca las faltas de sintasi dortografia de puntuacion y deseguido di lo que tu digieras de estos avusos antidemocraticos.


Un grupo de Grenoble
(Traducido de "Le Figaro Magazine" (enero de 1985)

LAR Número 12 / Año III
Mayo de 1989


DESDE EL SILLÓN ESCÉPTICO, RECOMENDAMOS:


ARTICULOS


Beutles J.J. / Attevelt J.T.M. / Schouten S.A. / et al. "Paranormal heallng and hypertension".- Department of Nephrology and Hypertension, University Hospital, 3511 GV Utrecht, NDL- BR. MED. J. 1988, 296/6635 (1491 - 1494).
Sin duda, uno de los problemas médicos más importantes y, a la vez, más "populares" entre los profanos, es el de la Hipertensión arterial esencial (es decir, la hipertensión arterial de causa desconocida).
El artículo que ahora se reseña, es un ensayo prospectivo aleatorio para comprobar si la medicina paranormal mediante imposición de manos podía reducir la presión sanguínea en la hipertensión arterial, y si tal efecto beneficioso podía ser debido a un factor paranormal, un factor psicológico o un simple efecto placebo.
Para su tratamiento, los pacientes se distribuyeron aleatoriamente en tres grupos: 1) Medicina paranormal mediante imposición de manos, 2) Medicina paranormal a distancia, y 3) Medicina no paranormal. Por su parte, los grupos 2) y 3) se investigaron con un diseño doble ciego.
El resultado obtenido en tal ensayo consistió en una significativa disminución de la presión sanguínea en los tres grupos, lo que muestra claramente que ningún tratamiento fue superior a otro y, en consecuencia, que no hay evidencia alguna de que exista un fenómeno paranormal capaz de influir sobre la presión sanguínea elevada.
Es probable, pues, que la reducción de la presión sanguínea en todos los grupos fuese originada por el enfoque psicosocial o por un efecto placebo del propio ensayo.


Frabetti, Carlo: "Explicando lo imposible".- Algo, diciembre 1988.- Interesante artículo, en el que el autor relaciona un libro de Douglas R. Hofstadter ("Gödel, Escher, Bach: Un eterno y grácil bucle"), otro de Martin Gardner ("Orden y Sorpresa") y las obras de acertijos de Raymond Smullyan. ¿Qué tienen en común estos tres personajes y sus libros? "Los tres autores -y desde luego Frabetti- comparten algo más que su amor a la ciencia y al pensamiento racional. En cierto modo su búsqueda de la sabiduría -entendida como 'aceptar la partida que nos propone el Universo', que diría Gardner- integra el último frente ante el irracionalismo en avance. Una buena síntesis de la postura racionalista ante la charlatanería que impera en gran parte de nuestra sociedad.


Gámez Domínguez, Luis Alfonso; Ares de Blas, Félix; Sanz Larrínaga, Víctor Javier; y Martínez Villaro, Jesús: "El fraude del sudario de Turín".- Interviú, 25 de octubre de 1988.- Los autores denuncian en este reportaje el carácter fraudulento de la Sábana Santa de Turín, tomando como punto de partida los resultados de los análisis de datación llevados a cabo en 1988. Se estudia el tema desde el punto de vista bíblico, histórico, iconográfico, etc. Los autores recuerdan lo que han dicho algunos de los más renombrados autores pseudocientíficos y llaman la atención sobre la tergiversación de datos en que han incurrido sistemáticamente los divulgadores de lo paranormal.


Gámez Domínguez, Luis Alfonso: "La cruzada por la sábana Santa".- "El Correo Español - El Pueblo Vasco, 20 de noviembre de 1988.- Reportaje que pretende demostrar que, antes de que se hicieran públicos los resultados del análisis del radiocarbono del sudario de Turín, ya existían suficientes pruebas como para afirmar que la pretendida reliquia era en realidad un fraude.


LIBROS


Burr William Henry. "Self-Contradictions of the Bible". Prometheus Books.- Buffalo 1987.- 96 págs.- Reimpresión de la obra publicada en 1860 por la editorial A. J. Davis & company, New York.
Burr era un seguidor de Darwin. En su época, el mayor ataque a la teoría de la evolución lo hacían los fundamentalistas, con el argumento de que la misma contradecía las palabras de la Biblia. Por supuesto, que para ellos la Biblia era literalmente la verdadera palabra de Dios y no podía tener ningún error. Burr, en esta pequeña obra, trata de demostrar que la Biblia contiene errores, pero no lo hace al modo de Emile Ferriere que mostraba las contradicciones de la Biblia respecto al conocimiento científico de la época. (Además de sus muchas ediciones en su lengua original -francés-, en español existen varias traducciones de las obras de Emile Ferriere: "Errores científicos de la Biblia" y "Los mitos de la Biblia". En la Biblioteca Nacional de Madrid, se conservan ejemplares de una edición de 1907 y nosotros disponemos de la edición de Daniel Jorro de 1927. Dado el interés de las mismas, estamos pensando seriamente en hacer una reedición de ellas.). Burr lo hace más simple, mu!
estra las contradicciones de la Biblia consigo misma, y lo hace reproduciendo sus versículos en el orden adecuado. La obra está dividida en 144 apartados, en cada uno de los cuales presenta varios versículos de la Biblia que tratan del mismo tema de un modo contradictorio. Por ejemplo, el primer apartado muestra el versículo 1:31 -según la división de la Biblia Inglesa de 1611-, donde se dice Dios está satisfecho con su trabajo; a continuación expone el versículo 6:6 del Génesis, donde se dice que Dios no está satisfecho de sus trabajos. En el apartado 8 nos muestra, por un lado, los versículos 32:27 de Jeremías y 19:26 de Mateo en los que se dice que Dios es todopoderoso y, por otro, el versículo 1:19 de Jueces donde se dice que Dios no es todopoderoso. En el apartado veintitrés expone el versículo 6:4 de Deuteronomio, donde se dice que Dios es solamente uno y, a continuación, los versículos 1:26, 3:22 y 18:1,2,3 del Génesis y 5:7 de Juan donde se habla de dioses, en plural.
El tratamiento es sumamente sencillo y no tendría demasiado interés en nuestro tiempo -salvo, tal vez, para los especialistas- de no ser por el tremendo revival que en nuestros días están teniendo las ideas fundamentalistas/creacionistas. Ante los argumentos simplistas que se están esgrimiendo actualmente contra el evolucionismo, quizás no estén de más los argumentos de Burr.
En definitivas cuentas una obrita que hace de la sencillez su mayor atractivo.


Bohoslavsky, Mario: "Las tecnologías alternativas". Questio. Colección Montena Aula (Mondadori). Barcelona 1988.
En principio la colección Questio trata de poner en contacto a los jóvenes con la cultura contemporánea. En esta ocasión le ha correspondido a nuestro buen-escéptico, Mario, el introducirlos en el mundo de las Tecnologías alternativas, en el que es tan fácil caer en tópicos y simplezas. Mario lo hace de un modo racional, en ocasiones echando mano de la calculadora para demostrar que, muchas veces, lo que nos gustaría que fuese es imposible. Por ejemplo, mucho se ha hablado de las posibilidades de la energía eólica. Mario nos dice: "...según cálculos de Hoyle basados en una tabla de eficiencias de Forbes (R.J. Forbes, "A History of Technology", Oxford University Press, 1958), para lograr un nivel per capita de 150.000 Kwh anuales -es decir unos 17 Kw constantes, un nivel probable a fines de siglo en los países más desarrollados-, sería necesario instalar en Gran Bretaña unos 20.000.000 de molinos aerogeneradores."
Ello no significa que Mario esté en contra de las Tecnologías Alternativas -que no lo está- sino que pone los pies en la Tierra y habla de realidades y no de sueños fantásticos. No obstante, no es una obra pesimista sino una obra optimista dedicada a "Eladio Lerga y Mark Howard por recordarme que hay una juventud que merece la pena."

LAR Número 12 / Año III
Mayo de 1989


CORREO DEL LECTOR


EL SÍNDROME DEL SALMÓN

Me he subscrito a la revista hace poco y, leyéndola, se me ha planteado una duda: ¿Para que sirve realmente "La Alternativa Racional"?
Pensando un poco, saco la impresión de ser parte de un cardumen de salmones. Nos vamos a agotar antes de llegar a la zona de desove. Hay demasiada corriente.
Unos ejemplos: en religión, si racionalizas es porque no tienes fe; en política mi partido es el único que no se sale de la legalidad; en espiritismo, sólo podrás ver algo si crees: ... ¡pero si hasta Rodolfo Valentino, prototipo del amante perfecto, era homosexual!
A primer golpe de vista, se me ocurre una respuesta: LAR existe para difundir verdades que, vaya usted a saber por qué irracionalidad, se tergiversan.
Pero esa irracionalidad me parece que no es más que la 'racionalidad' que nos ha guiado por la historia humana. Estos temas están tan dentro de la sociedad que la gente no te pregunta si crees en fantasmas, sino cómo es el fantasma que conoces.
Seguramente, si cambiáramos el nombre de la asociación por Comunión Escéptica, hiciéramos a Carl Sagan nuestro profeta y nos reuniéramos una vez al mes a concelebrar el acto de 'la cuadratura del círculo'...
No pretendo que estas líneas sean algo más que una reflexión hecha en voz alta -letra escrita-, quizás con la segunda intención de contrastar pareceres y poder sacudirme el incómodo 'síndrome del salmón'.

Víctor Vicuña Peñafiel
Bilbao


Los editores comentan:

Creemos que el 'síndrome el salmón' es algo que difícilmente puede sacudirse de encima todo escéptico. Sin embargo, ello no ha de desanimar a nadie.
Hay que ser realistas: los escépticos nadamos contra corriente. Pero cada año son más los que se unen al cardumen.
No estamos solos.
A nivel mundial, continuamente se están sumando nuevas organizaciones escépticas a las ya existentes. Y, en España, Alternativa Racional a las Pseudociencias (ARP) tiene un futuro prometedor.
Si a esto unimos que tenemos como compañeros de viaje gente como Isaac Asimov, Mario Bunge, Stephen Jay Gould, Carl Sagan...; quizás el 'sindrome del salmón' no nos resulte tan incómodo.

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