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Y

a han aparecido las primeras estrellas. Esos pe-

queños puntos de luz son en realidad hornos nu-

cleares inimaginablemente grandes fabricados 

por la naturaleza. En ellos es donde se forman los elemen-

tos químicos de los que todo y todos estamos hechos. Si 

las ves tan pequeñas e insignificantes es porque están lejos, 

tremendamente lejos.

¿Te gustaría ver una estrella de cerca? Puedes hacerlo: 

el Sol es una estrella, pero para mirar el Sol necesitamos 

proteger nuestros ojos, y unas gafas de sol no son suficien-

tes. Si te pica la curiosidad por ver el Sol, no tienes más 

que llamarme y ya me encargaré de prepararlo todo para 

que puedas ver sin riesgo nuestra estrella más cercana. El 

hecho de que las estrellas sean soles no quiere decir que 

todas sean exactamente iguales. Las hay más grandes y más 

pequeñas pero todas tienen algo en común: evolucionan, y 

su destino puede ser bien distinto según sea la cantidad de 

masa que tengan. ¿Te has preguntado alguna vez cuantas 

estrellas hay? En una noche despejada, desde un lugar lejos 

de la contaminación lumínica, a simple vista puedes llegar 

a ver unas 6000 estrellas, y eso es solo la punta del iceberg. 

Las estrellas se agrupan formando estructuras más grandes 

a las que llamamos galaxias: todas las estrellas que ves a 

simple vista pertenecen a la misma galaxia, y también el 

Sol pertenece a ella. A esta galaxia la llamamos Vía Láctea

y es grande, Lidia, muy muy grande. Para que te hagas una 

idea, un rayo de luz tarda 100000 años en atravesar la Vía 

Láctea de un extremo a otro.¿Te imaginas cuantas estrellas 

contiene? Porque a simple vista vemos unas 6000, pero en 

realidad nuestra galaxia contiene unos 200000 millones de 

estrellas. ¡Doscientos mil millones de estrellas! Y este es 

un cálculo conservador. En realidad, bien podría ser que 

la Vía Láctea esté formada por unos 400000 millones de 

estrellas, y recuerda que cada una de ellas es un Sol. Estas 

cifras nunca dejande admirarme.

Por si esto fuera poco, sabemos también que existen mu-

chas galaxias, con formas distintas, algunas tienen forma 

de espiral, como nuestra Vía Láctea, otras son simplemente 

irregulares y otras tienen formas elípticas. Los cálculos más 

conservadores nos dicen que en el universo hay al menos 

176000 millones de galaxias. Cuando los nuevos telesco-

pios, como el James Webb Telescope, estén en marcha po-

dremos mejorar nuestras estimaciones. Todo parece indicar 

que el número de galaxias en el universo es muy superior al 

aquí indicado. Si multiplicas el número de estrellas en una 

galaxia con el número de galaxias que estimamos que hay 

en el universo, obtenemos que en el universo hay al menos 

17600000000000000000000 de estrellas.

Pero bien puede ser que esto no sea todo. Al conjunto 

de todo lo que ha existido, existe y existirá lo llamamos 

universo. Y el universo es más grande de lo que podemos 

ver. La luz es rápida, muy rápida, su velocidad es de unos 

300000 kilómetros por segundo, pero aun así el universo es 

tan grande que la luz de zonas tremendamente alejadas de 

El diseño inteligente 

¡vaya timo!

Ismael Pérez Fernández

Querida Lidia

Sí, ya está aquí una vez más el pesado de tu tío. Es posible que te estés preguntando: ¿Qué querrá ahora? 

Verás, desde que tuviste capacidad suficiente para atrapar rotuladores y realizar garabatos no has parado 

de dibujar estrellas, soles y lunas. En más de una ocasión me has mirado y dicho con tu vocecita: “Tito, 

estrella”, a la vez que señalabas uno de tus dibujos. Quiero hablarte aquí precisamente de eso: de estre-

llas, lunas y planetas.

Todavía te queda mucho por aprender acerca de cómo es el mundo, pero estoy seguro de que acabarás 

consiguiéndolo. Al menos, tu imaginación y curiosidad parecen dar buenas pistas de que así será.

Me gustaría que miraras por la ventana si el cielo está despejado, y si es así quiero que de momento dejes 

la lectura del libro y esperes a que se haga de noche. Cuando las primeras estrellas aparezcan,corre a por 

el libro para continuar la lectura.

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nosotros no ha tenido tiempo de llegarnos: es decir, hay una 

parte, una enorme parte del universo que no vemos. ¿Cuán-

tas galaxias y estrellas habrá en esas regiones lejanas a las 

que nuestros telescopios no pueden tener acceso?

El universo es descomunal e impresionante. Y aquí esta-

mos nosotros, perdidos en un minúsculo planeta que viaja 

alrededor de una estrella como otra cualquiera en una ga-

laxia de lo más común. Sinceramente, no parece que tenga-

mos un papel muy importante. Pero por muy insignifican-

tes que seamos, no podemos negar que hemos hecho cosas 

realmente sorprendentes. Precisamente, hemos descubierto 

que existen las galaxias, hemos descubierto y entendido lo 

que son y cómo funcionan las estrellas, hemos descubierto 

que hay más estrellas aparte del Sol que tienen planetas a 

su alrededor, e incluso hemos descubierto que el universo 

es algo dinámico, no estático, es decir, que el universo no 

siempre ha estado igual sino que ha ido cambiando con el 

tiempo. Hasta donde sabemos ahora, podemos decir que el 

universo tiene unos 13800 millones de años, que se dice 

pronto. Pero ¿de dónde ha nacido todo esto? ¿Cómo surgió 

el universo? Mejor aún: ¿surgió en algún momento o el uni-

verso es eterno? Es más, ¿es nuestro universo el único que 

existe o hay más universos? Todas estas preguntas apuntan 

al final en una misma dirección: ¿por qué existimos?

Para responder a preguntas como estas de una forma fia-

ble hemos desarrollado la ciencia. Gracias a ella sabemos 

muchísimas cosas, pero desde luego no lo sabemos todo, 

y ni siquiera sabemos si algún día lo llegaremos a saber. 

El asunto es que la ciencia nos ha ido dando lecciones de 

humildad, una tras otra, sin mostrar la más mínima piedad 

hacia nuestros egos. La ciencia nos enseñó que no somos 

el centro del universo y que no somos una creación divina, 

sino el resultado de la evolución por medio de la selección 

natural. Estas lecciones de humildad no han sido fáciles de 

aceptar por muchas personas y todavía hoy hay gente que 

no acepta lo que nos enseña la ciencia.

Así pues, no resulta raro que actualmente existan defen-

sores de un diseño divino del universo, es decir, personas 

que mantienen que el universo ha sido creado por algún di-

señador inteligente al que comúnmente se llama Dios. Todo 

el mundo tiene derecho a creer lo que quiera, por supuesto, 

pero eso no implica que sus creencias sean ciertas y tam-

poco que los que no estamos de acuerdo con esas creencias 

tengamos que permanecer callados.

El caso es que algunos argumentan que se han encon-

trado pruebas científicas de que el universo ha sido dise-

ñado o creado por Dios, y esto ya son palabras mayores. 

Saber cómo es, cómo ha sido y cómo será el universo me 

parece una de las cuestiones más profundas que nos pode-

mos plantear, y por lo tanto debemos buscar las respuestas 

a dichas preguntas de la forma más seria y rigurosa po-

sible. ¿Realmente hay razones científicas para pensar que 

el universo ha sido diseñado? De esto es de lo que quiero 

hablarte: de lo que sabemos acerca del universo (y cuando 

digo sabemos me refiero a lo que nos dice el conocimiento 

científico sobre el universo). Y lo que sabemos es que no 

hay una sola prueba de que el universo haya sido creado o 

diseñado por alguna clase de dios. De esto es de lo que voy 

a tratar de convencerte: sí, has leído bien, convencerte, y 

para ello usaré argumentos y pruebas.

En los tiempos que corren, tratar de convencer a alguien 

de algo no está muy bien visto. Está de moda afirmar que 

todas las opiniones son respetables, pero esto no es más que 

una tontería como la copa de un pino. Lo que hay que res-

petar es a las personas, no a las opiniones. Si alguien opina 

que “dos más dos es igual a cinco”, esa opinión es una ton-

tería, por muy opinión de alguien que sea. Decir que todas 

las opiniones son respetables lo único que busca es proteger 

las opiniones de cualquier crítica, y de seguir esa tendencia 

tendríamos que ir despidiéndonos de la ciencia y la filosofía 

como poco, y por lo tanto del tipo de sociedad en que vi-

vimos, que no será perfecta pero, comparado con cualquier 

otro intento del pasado, no está tan mal. Para hablar de todo 

esto, viajaremos por el universo, bajaremos al mundo de 

las partículas, nos acercaremos al lado oscuro del universo 

y conoceremos las estrellas: un viaje que me parece que te 

va a sorprender más de lo que imaginas.

Así  pues,  no  me  entretengo  más.  Espero  que  afiles  tu 

pensamiento crítico para que examines con cuidado lo que 

digo; quiero que, antes de que pases al capítulo 1, pongas 

en guardia tu escepticismo para pedirme argumentos y 

pruebas cuando te parezca oportuno. Se trata de que puedas 

pensar por ti misma sobre todo lo que te digo, y que seas 

capaz de concluir si tengo razón o no.