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el esc

é

ptico

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otoño-invierno 2013

E

char la vista atrás tres lustros es un buen ejerci-

cio de memoria. Aún no se había acabado el siglo 

XX, y difícilmente se podría pensar en una revista 

digital como las que podemos encontrar actualmente en 

la red. A nadie se le hubiera ocurrido pensar en que esta 

publicación no se hiciera de otra forma que en papel. Y 

así sigue, pese al continuo debate en ARP-SAPC sobre 

el formato  que debería tener la revista. De la misma for-

ma que los socios y suscriptores tienen su propia idea de 

cómo harían El Escéptico, los miembros de los consejos 

de redacción han plasmado la suya propia, respetando 

siempre el leitmotiv “la revista para el fomento de la ra-

zón y la ciencia”.  Este número es un homenaje a todos 

los voluntarios que han hecho posible esta publicación, y 

a nuestros lectores. A todos, muchas gracias.

La revista lleva, en última instancia, la temática que 

los autores quieren. Así, hemos tenido momentos donde 

la atención la acaparaban la ufología, la historia de los 

templarios o el periodismo científico. Eso no significa 

que hoy día no sean temas válidos, simplemente hay au-

tores más interesados en otras temáticas, y quizás eso 

también nos sirva para ver cómo va evolucionando el 

mundo del escepticismo a lo largo del tiempo. No sería 

posible la publicación de esta revista sin colaboradores. 

Aprovecho para pedir colaboraciones, tanto para El Es-

céptico como para nuestro hermano El Escéptico digital.

Quince años da para hablar mucho. Y, sin embargo, 

parece que tenemos que comenzar de nuevo. Cuántos 

artículos sobre pseudomedicinas habremos publicado, y 

cuántos tendremos que publicar para que dejen de ser 

noticia. En el enésimo capítulo de esta guerra contamos 

una batalla ganada, no sabemos hasta cuándo; concreta-

mente en la Universidad de Zaragoza, donde el dinero de 

las multinacionales de la pseudociencia (sí, también hay 

multinacionales de productos de homeopatía) intentó 

ganar el pulso al criterio de los científicos. Nos alegra-

mos de que el esfuerzo que pusieron los socios de ARP-

SAPC y simpatizantes no haya caído en saco roto. Hace 

unos días nos hemos enterado de que el Consejo Estatal 

de Estudiantes de Medicina “se opone firmemente al uso 

de prácticas diagnósticas y terapéuticas sin  eficacia de-

mostrada en pacientes, especialmente de las medicinas 

sin evidencias científicamente demostradas”. ¡Bravo por 

ellos!

Una de las motivaciones de los fundadores de la revista 

fue la de publicar artículos traducidos de publicaciones 

extranjeras, tanto por su difícil acceso en España (cosa 

que está cambiando con los medios digitales actuales), 

como por el hecho de estar escritos en lenguas que mu-

chos lectores desconocemos. A veces es más complica-

do conseguir traducir un artículo que escribirlo, sobre 

todo cuando la temática es compleja. Esperamos que os 

gusten los dos artículos de este número, de Jean-Paul 

Krivine y Serge Larivée traducidos por nuestro equipo 

de traductores que lleva Sergio López Borgoñoz.

Por último, qué sería de nuestra revista sin ese sazona-

do de nuestros amigos de Hispanoamérica. Amigos que 

muchas veces ni siquiera han podido ver su trabajo plas-

mado en papel (América es un continente que debe tener 

esparcido gran cantidad de ejemplares de El Escéptico 

extraviados por los servicios postales). 

No quiero acabar este editorial sin pediros que cele-

bréis este aniversario con nosotros, tanto en las distintas 

actividades que se van a programar a lo largo de estos 

meses, como con un acto muy simple: Visitar nuestra 

página www.escepticos.es y navegar por toda nuestra 

biblioteca de números antiguos. Será, entonces, cuando 

cobre sentido esta celebración.

E

ditorial

Jorge J. Frías

Vicepresidente de ARP-SAPC