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Izquierda Posmoderna,

Ciencia y Pseudociencia

Andrés Carmona Campo, licenciado en Filosofía

Para las elecciones de 2004, el PSOE prometía en su Programa Electoral (pág. 84): 

“Se regularán los métodos naturales de salud, la acupuntura y la homeopatía como parte de los 

recursos complementarios de la actual medicina convencional para ofrecer garantías de calidad 

a los usuarios de la medicina natural y se definirán criterios de acreditación y homologación de 

centros y profesionales”.

E

n 2006, el Grupo parlamentario de IU-ICV registra-

ba una proposición no de ley instando al gobierno 

socialista a cumplir esa promesa y a la regulación de 

lo que denominan en esa proposición “Medicinas No Con-

vencionales” (MNC), incluyendo entre ellas, como también 

se dice, a la naturopatía, la homeopatía, la medicina tradi-

cional china (MTC), y los tratamientos manuales como la 

quiropráctica o la osteopatía

1

. En 2007, la Generalitat de 

Catalunya, gobernada por el tripartito de izquierdas (PSC, 

ERC e ICV-EUiA), aprobaba un decreto para regular estas 

MNC dentro del sistema sanitario catalán, decreto que fue 

anulado en su totalidad por el Tribunal Superior de Justicia 

de Cataluña en 2009, anulación que fue ratificada en 2011 

por el Tribunal Supremo ante un recurso presentado por la 

Federación de Asociaciones de Profesionales de Terapias 

Naturales de Cataluña

2

Los numerosos (y minúsculos) partidos verdes españo-

les, tan incapaces ellos de ponerse de acuerdo en un único 

Partido Verde, sin embargo parecen coincidir a la hora de 

posicionarse en contra de las antenas de telefonía móvil y 

los trasgénicos (también IU). Hay una parte de la izquierda 

política en la que cala el discurso contra las vacunaciones, 

el negacionismo del SIDA, e incluso cierto discurso total-

mente contrario a la ciencia moderna y la tecnología y que 

aboga por un retorno a un modo de vida más “natural”, co-

munal y artesanal, precientífico y sin ciencia ni tecnología. 

¿Cómo es posible este apoyo de la izquierda a teorías y 

posiciones tan irracionales, pseudocientíficas y anticientífi-

cas? En este texto vamos a ensayar una aproximación críti-

ca a la presencia e influencia de algunas pseudociencias en 

cierta izquierda política, buscando también algunas de las 

razones de dicha influencia en los presupuestos relativistas 

y posmodernos asumidos por esa izquierda. 

Si bien es sumamente difícil definir qué es la izquier-

da, aquí nos bastará con adoptar el punto de vista de Peter 

Singer cuando se pregunta: “¿Qué es esencial para la iz-

quierda? Permítaseme que conteste de un modo personal”. 

Después relata el caso de Henry Spira, un marinero mer-

cante que fue trotsquista (aunque luego dejó de serlo), que 

estuvo en las listas negras maccarthianas, que denunció la 

corrupción del Sindicato Nacional de la Marina, que apo-

yó al movimiento por los derechos civiles de las personas 

negras en el sur de los EE.UU., que visitó la Cuba castrista 

para conocer su reforma agraria, que enseñó a los niños de 

los guetos y que también se hizo activista de los derechos 

de los animales. 

“Cuando le pregunté por qué se había pasado más de 

medio siglo trabajando por las causas que he mencionado, 

respondió sencillamente que estaba de parte del débil, no 

del poderoso; del oprimido, no del opresor; de la montura, 

no del jinete. Y me habló de la inmensa cantidad de dolor 

y sufrimiento que hay en nuestro universo, y de su deseo 

de hacer algo por reducirla. En eso, creo yo, consiste la 

izquierda”. 

Y después añade que la izquierda aspira a una sociedad 

más igualitaria

3

. Que el igualitarismo es una característica 

fundamental de la izquierda es algo en lo que coinciden 

también otros autores como Tierno Galván

4

 o Norberto 

Bobbio

5

, e incluso autores de derechas como Aleix Vidal-

Quadras

6

D

ossier

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Tampoco hay espacio en este texto para intentar dar una 

definición no polémica de ciencia, pero aquí entenderemos 

con Carl Sagan que “La ciencia es más que un cuerpo de 

conocimiento: es una manera de pensar”

7

 y que ese modo 

de pensar consiste principalmente en el método científico

8

 

entendido muy resumidamente como plantearse un proble-

ma, recoger unos datos, elaborar una hipótesis, comprobar-

la y publicar los resultados para la revisión por pares y su 

replicación

9

.  También aceptamos que ese método es uni-

versal para cualquier ser humano que quiera conocer algo 

racionalmente. En palabras de Sokal: 

“El método científico no es sustancialmente distinto de 

la actitud racional que adoptamos en la vida cotidiana o 

en otras esferas del conocimiento. Los historiadores, los 

detectives y los fontaneros –es decir, todos los seres huma-

nos– emplean básicamente los mismos métodos de induc-

ción, deducción y evaluación de los datos que los físicos o 

los bioquímicos. La ciencia contemporánea intenta llevar 

a cabo estas operaciones de una forma más meticulosa y 

sistemática, sirviéndose de instrumentos como pruebas de 

control, estadísticas o reiteración de experimentos, entre 

otros. Además,  las  mediciones  científicas  son  a  menudo 

mucho más precisas que las observaciones cotidianas; nos 

permiten descubrir fenómenos hasta entonces desconoci-

dos, y entran frecuentemente en conflicto con el “sentido 

común”. Sin embargo, el conflicto se da en las conclusio-

nes, no en el enfoque de partida”

10

.

Utilizaremos ‘pseudociencia’ en un sentido amplio para 

referirnos no solo a falsas ciencias, es decir, a teorías que, 

sin cumplir con las exigencias del método científico, quie-

ren aparentar que sí lo hacen

11

 (como serían la parapsico-

logía

12

, el psicoanálisis

13

, el negacionismo del Holocausto

14

 

o del SIDA

15

, las llamadas “medicinas alternativas’’ o no 

convencionales

16

 y la tecnofobia hacia antenas de telefo-

nía móvil

17

, trasgénicos

18

 o vacunaciones

19

), sino también a 

teorías o ideas que o bien van directamente contra la cien-

cia (anticiencia), como sería el fundamentalismo religioso

20

 

o cualquier mitología, o bien son totalmente extravagantes 

y  sin  ningún  respaldo  científico:  por  ejemplo,  las  teorías 

conspiranoicas del Nuevo Orden Mundial de los Illumina-

ti

21

 o de los extraterrestres reptilianos

22

. De cualquier forma, 

la diferencia ciencia-pseudociencia no es nítida y aunque es 

posible catalogar ciertas teorías o ideas como científicas o 

Partimos de la idea de que la 

izquierda tiene una relación 

esencial con la razón y las 

ciencias ya desde su origen 

en la Revolución Francesa 

Pintura de Jacques-Louis David que ilustra el Juramento del Juego de la Pelota que tuvo lugar durante la Revolución Francesa (Foto: Wikimedia Commons)

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pseudocientíficas de un modo claro, también hay otras en 

el terreno fronterizo entre ambas que las hacen difícilmente 

clasificables

23

Partimos de la idea de que la izquierda tiene una relación 

esencial con la razón y las ciencias ya desde su origen en 

la Revolución Francesa.

24

 La izquierda es ilustrada no solo 

por su origen, sino porque considera a la razón como fun-

damento de la libertad y la igualdad, en contra del absolu-

tismo o los privilegios que, en vez de en la razón, pretenden 

basar el orden sociopolítico en una revelación divina, en 

una tradición o en la fuerza bruta. Si todos los seres huma-

nos somos esencialmente iguales en tanto que seres racio-

nales, todos tenemos el mismo valor o dignidad y, por lo 

tanto, debemos tener los mismos derechos civiles, políticos 

y económicos. Cualquier discriminación por razón de sexo, 

raza, religión o clase social sería ilegítima por irracional, y 

no sería natural sino producto de la injusticia social, polí-

tica o económica. De ahí que la izquierda, a lo largo de su 

historia, haya ido progresivamente reivindicando mayores 

cotas de libertad y de igualdad. Y de ahí también su lu-

cha constante contra el oscurantismo: el conocimiento de 

la realidad no es un privilegio reservado para una casta o 

un clero, sino que es accesible a todo el mundo por igual 

gracias a la razón y la ciencia

25

. Además de la lucha política 

y de la lucha económica, la izquierda ha desarrollado otra 

lucha ideológica contra el oscurantismo que pretende limi-

tar u obstaculizar el acceso al conocimiento

26

, proponiendo 

la enseñanza reglada, pública y científica como un derecho 

universal

26

 y una obligación

27

. Este racionalismo propio de 

la izquierda implica el universalismo: todos los seres hu-

manos somos esencialmente iguales gracias a la raciona-

lidad, por lo que carecen de sentido también las fronteras 

nacionales

28

El marxismo se consideraba a sí mismo un socialismo 

científico en oposición a los otros socialismos que despecti-

vamente llamaba “utópicos”

29

. Marx y Engels creían haber 

descubierto las leyes científicas de la historia de forma si-

milar a como Darwin había encontrado las de la evolución 

de las especies

30

. Para el marxismo, la ciencia es a la vez 

A partir de la segunda mi-

tad del siglo XX, cierta 

izquierda empieza a replan-

tearse su tradición ilustrada 

Estatua de Marx y Engels en la Alexanderplatz  de Berlín (Foto: www.flickr.com/photos/sterte/)

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parte de la infraestructura (en tanto que fuerza productiva) 

y de la superestructura (y por lo tanto puede ser deformada 

a favor de los intereses de las clases dominantes), pero el 

propio desarrollo de las fuerzas productivas va progresiva-

mente liberando a la ciencia de esos sesgos supraestructu-

rales hasta que, en la sociedad comunista, la ciencia esté 

totalmente al servicio del ser humano. Esta visión optimista 

y progresista de la ciencia perduró en la socialdemocracia y 

en el leninismo y en otros teóricos marxistas, y también en 

los países del socialismo real. No queremos decir aquí que 

el marxismo sea una ciencia

31

 ni que en los países comu-

nistas existiera genuina ciencia inmaculada

32

, pero sí que-

remos insistir en que, aunque fuera de forma equivocada, 

se mantenía la relación y la apuesta de la izquierda (por lo 

menos comunista

33

) por la razón y la ciencia. Resumiendo, 

podemos decir que la izquierda asumía los siguientes va-

lores: la razón y la ciencia, el universalismo y el progreso. 

Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, 

cierta izquierda empieza a replantearse su tradición ilus-

trada, e incluso comienza a posicionarse en contra de ese 

carácter ilustrado y sus valores, y a girar hacia posiciones 

cada vez más irracionalistas y pseudo o anticientíficas. Esta 

izquierda da un paso mucho más allá que el marxismo: no 

solo indica que la ciencia puede estar sesgada por la ideo-

logía capitalista

34

, sino que toda la civilización occidental, 

y la ciencia como parte de ella, es un mecanismo de opre-

sión del cual hay que liberarse totalmente. La ciencia sería 

parte del Poder y la comunidad científica una elite opresora 

aliada de las elites políticas y económicas. No se trata ya 

de reforma o revolución del sistema capitalista

35

: se trata 

de acabar con la civilización occidental como tal y retornar 

a otras formas de vida primitivas, campesinas y preindus-

triales

36

¿Cómo ha llegado esta izquierda hasta aquí? Por varias 

razones. Por un lado, por las terribles experiencias de los 

totalitarismos (nazi y soviético), las guerras mundiales y el 

monstruoso poder para generar terror, sufrimiento y muerte 

del que fue testigo el siglo XX: los campos de extermi-

nio nazi, el gulag soviético, la bomba atómica, el napalm

etc. Y por otro lado, por la experiencia del colonialismo 

y el imperialismo de occidente sobre otros pueblos y su 

impacto en sus culturas y formas de vida, así como por la 

explotación de sus recursos naturales y la miseria produ-

cida en ellos. Ambos tipos de experiencias, la del terror y 

Se acusa a la razón y a la 

ciencia de justificar ideoló-

gicamente al imperialismo 

occidental 

Feministas en Chile durante el gobierno de Pinochet (Foto: Wikimedia Commons)

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el imperialismo, afectaban por igual tanto al primer mun-

do capitalista como al segundo mundo comunista, lo que 

provocó en cierta izquierda un rechazo a ambos y a lo que 

tenían en común, su confianza en la ciencia y la tecnología, 

a la que acusaron de estar en la base de todos esos horro-

res: sin ellas, nada de eso hubiera sido posible. Y a su vez 

provocó un sentimiento de empatía y esperanza en que la 

solución podía venir precisamente de los pueblos coloniza-

dos y oprimidos, del tercer mundo. En ellos, en sus formas 

de vida preindustriales y precientíficas, agrícolas y rurales, 

comunales, artesanales y con sus propia sabiduría tradicio-

nal y milenaria, estaba la solución: el problema no era el 

capitalismo ni el comunismo, sino la propia civilización 

occidental. ¿Y cómo había llegado occidente a convertirse 

en el monstruo que es? Precisamente por su confianza en la 

razón y en la ciencia. Se acusa a la razón y a la ciencia de 

justificar ideológicamente al imperialismo occidental: bajo 

su apariencia de objetividad, universalidad y progreso se 

oculta un etnocentrismo que privilegia a occidente sobre 

las demás culturas, lo que justifica a su vez la colonización 

económica, militar y cultural de esos pueblos. Sin embar-

go, esos pueblos no necesitan la ciencia occidental, pues-

to que ya tienen su propia “ciencia” o sabiduría milenaria: 

sus propia etnocosmología, etnomedicina y etnoteorías. La 

ciencia occidental no es un saber universal sino tan solo la 

etnoteoría de occidente, y como tal no es ni mejor ni más 

valiosa que las etnoteorías de otros pueblos como fuente de 

conocimiento, y es más, puede que sea incluso más peli-

grosa por su carácter imperialista y destructor de las demás. 

A esto habría que añadir el surgimiento de los nuevos 

movimientos sociales (NMS) como el feminismo, el paci-

fismo y el ecologismo. Estos NMS se insertan en esa crí-

tica total a la civilización occidental y no solo al modo de 

producción capitalista o comunista. Niegan una de las ba-

ses del marxismo: que la contradicción principal sea entre 

capital y trabajo (la lucha de clases) y señalan a otras con-

tradicciones que sustituyen a esa como contradicción prin-

cipal y que les sirven para rechazar por igual el capitalismo 

y el socialismo: ambos son patriarcales, violentos e insos-

tenibles. Y de alguna forma estos NMS confluyen también 

en ese sentimiento favorable hacia el tercer mundo: esas 

sociedades forman comunidades igualitarias, pacíficas y en 

armonía con su medio natural.

Si a todo lo anterior le añadimos la influencia de la an-

tropología relativista

37

 y de la filosofía posmoderna (tam-

bién relativista

38

), podemos comprender el caldo de cultivo 

que ha hecho posible que en la izquierda actual prolifere 

el apoyo a las medicinas no convencionales y en contra de 

la medicina basada en evidencia empírica, la fobia a las 

antenas de telefonía móvil, los organismos trasgénicos o 

las vacunas, el negacionismo del SIDA, la defensa acrítica 

de prácticas culturales como la ablación del clítoris o el uso 

del burka, etc. 

Creo que los errores de esta izquierda están interrelacio-

nados por varios factores: una bienintencionada pero inco-

rrecta (por relativista) idea de la igualdad, un remordimien-

to por nuestro pasado colonialista, la asunción del mito del 

buen salvaje, y una incorrecta idea de ciencia. 

Decíamos que la igualdad y la defensa de los más débiles 

son esenciales a la izquierda. Pero la izquierda posmoder-

na ha interpretado esto de una forma ingenua y acrítica. 

Cuando la izquierda sensata, ilustrada, reivindica la igual-

dad, lo hace asumiendo que todos los seres humanos somos 

esencialmente iguales en tanto que racionales, capaces de 

conocer por nosotros mismos el mundo mediante la razón 

y la ciencia (sin tutelajes sacerdotales ni revelaciones di-

vinas) y de autodeterminarnos moralmente (sin tutela re-

ligiosa ni otra autoridad). Así se entiende la respuesta de 

Euclides al rey Ptolomeo: “No hay caminos reales para la 

geometría”, no hay formas privilegiadas para saber ciencia, 

quien quiera saber cómo es el mundo debe cumplir con los 

mismos requisitos del método científico que cualquier otro, 

no valen los atajos de la fe, ni la inspiración divina, ni el 

origen étnico, nacional o la clase social. Lo cual es clara-

mente antirrelativista: no todo vale, no da igual una cosa 

que otra. No da igual la geometría (la ciencia), que la fe o 

que la ouija para conocer cómo es el mundo. El camino es 

la “geometría”, pero ese camino es un camino igualitario: 

sin privilegios. Pero la izquierda posmoderna no lo entien-

de así, sino que identifica igualdad con relativismo: todas 

las culturas son iguales y todas valen igual, ninguna es más 

que otra, ninguna tiene un acceso privilegiado al saber, 

cada una tiene su propio saber exactamente igual de válido 

y valioso que el de las demás. Lo mismo da la etnoteoría 

occidental del big-bang que las etnoteorías creacionistas de 

otras culturas, lo mismo da el sacrificio de una cabra para 

curar una enfermedad que una vacuna occidental. No hay 

ningún saber universal porque cualquiera que lo pretenda 

solo es etnocentrismo encubierto. Cada cultura tiene su 

propio saber válido para ella y es ilegítima la comparación 

o la crítica de una cultura desde la perspectiva de otra: todo 

conocimiento solo puede ser emic

39

. Al no haber ningún sa-

ber universal, todos valen igual porque la elección por uno 

u otro siempre será arbitraria. Y lo mismo para las tradicio-

nes de todas las culturas: es ilegítima cualquier crítica a una 

costumbre o norma cultural desde los parámetros de otra, 

pues sería etnocéntrico e imperialista arrogarse la superio-

ridad política o moral de juzgar esas costumbres o normas 

desde fuera, aunque sean el matrimonio concertado o la 

violación iniciática

40

. Caben aquí dos contracríticas: una es 

preguntarles ¿cómo saben eso? Es decir, ¿cómo saben que 

todas las etnoteorías son iguales y que la ciencia es solo un 

etnodiscurso más entre otros sin más valor que esos otros? 

La izquierda posmoderna 

identifica igualdad con 

relativismo: todas las 

culturas son iguales y todas 

valen igual 

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A lo que solo me pueden dar dos respuestas: o bien que lo 

saben por intuición, meditación, revelación divina o extra-

terrestre o un mensaje del más allá vía ouija, con lo cual no 

tengo nada más que decir, o bien que es la conclusión a la 

que han llegado después plantearse el tema, recoger datos, 

analizarlos y compararlos, elaborar su hipótesis, compro-

barla, publicarla y dejarla para la revisión por pares. Esto 

me parece mucho más interesante, pero si es así, lo que es-

tán diciendo es que saben científicamente que la ciencia no 

vale (porque si todo vale, nada vale), pero si la conclusión 

es esa, entonces la propia conclusión en tanto que científica 

tampoco vale. En definitiva, que el postmodernismo no es 

capaz de escapar al círculo vicioso del relativismo en el que 

está enredado por su incomprensión de lo que es la ciencia

41

 

y la igualdad. La segunda es puramente práctica: ningún 

posmoderno envía a su hija a que se inicie sexualmente en 

Mozambique. 

Por otra parte, esta defensa relativista de todas las cultu-

ras trata a estas como si fueran unidades cerradas, perfectas 

y acabadas e incomunicadas con otras culturas y que deben 

permanecer así so riesgo de contaminarse y perder su esen-

cia (sobre todo si se relacionan con Occidente). Pero esto 

no solo no soporta el más mínimo análisis histórico-antro-

pológico (no hay ni ha habido nunca culturas ni sociedades 

puras) sino que es un paso peligrosamente cercano al racia-

lismo

42

. Por otra parte, esta idea mitifica las culturas y los 

pueblos como algo perfecto y acabado, que no nos deja ver 

si no será que en la realidad esos pueblos no son tan igua-

litarios, tan pacíficos, ni tan sostenibles como los presenta 

el mito. Que esos pueblos tengan sus propias ideologías, 

tradiciones y normas no quiere decir que ellas sean inmu-

nes a diferentes formas de opresión e injusticia. ¿Quién nos 

asegura que sus ideas, costumbres y leyes no benefician a 

una parte del pueblo más que a otra, o que no discrimina a 

unos con respecto a otros?

43

 

Aquí enlazamos con el mito del buen salvaje (que no es 

sino una versión del mito del pecado original): la izquier-

da posmoderna asume sin rubor estos mitos como hechos 

históricos. Para esta izquierda, hubo un tiempo pasado en 

el que los pueblos vivían en el Paraíso, en pequeñas comu-

nidades igualitarias, sin Estado y en armonía con la natura-

leza, trabajando solo dos o tres horas al día y dedicando el 

resto del tiempo a la más pura libertad y al amor libre. Pero 

en un momento dado, el hombre occidental cometió el pe-

cado original: quiso dominar a la madre naturaleza en vez 

de obedecerla, y para eso inventó la ciencia y la tecnología 

(el fruto prohibido). A partir de ahí todo fueron desgracias: 

el hombre occidental inventó el Estado y oprimió a las mu-

jeres, esclavizó a sus semejantes, sojuzgó a otros pueblos, 

rompió el equilibrio natural y extendió su reino de maldad 

a todos los rincones del planeta amenazando con destruirlo 

entero. La alternativa está en retroceder, en retornar a esas 

comunas agrícolas e igualitarias, sin Estado, sin ciencia ni 

tecnología, y volver a adorar a la diosa naturaleza. Más o 

menos, esto dice el mito

44

, pero como tal mito, tampoco tie-

ne ninguna base histórica ni antropológica. No hay ninguna 

evidencia de que ningún pueblo humano haya vivido nunca 

en tal estado de naturaleza paradisíaco, y más bien parece 

ser todo lo contrario: los buenos salvajes del pasado eran 

más bien agresivos y violentos

45

, totalmente supersticiosos 

e ignorantes, y depredadores de su medio ambiente (en la 

medida de su escasa tecnología, que no les impidió a veces 

realizar auténticos ecocidios)

46

. El mito del buen salvaje

47

 o 

de que cualquier tiempo pasado fue mejor, oculta la reali-

dad de las cosas: que el progresivo avance del conocimiento 

científico y tecnológico ha supuesto un correlativo avance 

en la calidad de vida de las sociedades que lo han experi-

mentado. La disminución progresiva del índice de mortali-

dad infantil, y el aumento de los de esperanza de vida y nu-

trición muestran esta correlación. Gracias a la ciencia y la 

tecnología, cualquier obrero del mundo desarrollado tiene 

una vivienda con agua corriente, luz eléctrica, calefacción, 

alimentos y acceso inmediato a la información vía internet, 

que sitúa su calidad de vida a miles de años-luz de la cali-

dad de vida que jamás haya podido tener el más poderoso 

de los faraones o reyes absolutos de otras épocas pasadas (y 

por supuesto que cualquier buen salvaje)

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La asunción del mito del buen salvaje tal vez se expli-

Euclides visto por el pintor Justo de Gante en 1474 (Foto: Wikimedia Commons)

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que por el remordimiento por nuestro pasado colonialista e 

imperialista. Pero si queremos compensar o reparar esa in-

justicia, el rechazo a la ciencia y la tecnología y la idealiza-

ción mitologizada de esos otros pueblos y culturas y de sus 

prácticas milenarias, pueden de hecho convertirse en obstá-

culos para conseguirlo y hacernos paradójicos compañeros 

de viaje de la derecha más conservadora y reaccionaria. El 

relativismo cultural puede conducir al racialismo y evitar la 

acción contra violaciones de los derechos humanos en otras 

latitudes, a impedir la erradicación eficaz de enfermedades, 

de la mortalidad infantil y la desnutrición, y además a favo-

recer la proliferación de mitos y pseudociencias absurdos 

en el mejor de los casos y perniciosos en los peores. La al-

ternativa de izquierdas al cambio climático, a la pobreza y a 

las injusticias sociales no está en ningún retorno a un Edén 

perdido, sino en más y mejor ciencia y tecnología. No se 

trata de que otros pueblos abandonen su etnociencia, sino 

en que se aprovechen de la ciencia (que en tanto que uni-

versal también es suya) aunque tengan que deshacerse de 

algunos mitos, igual que nuestra sociedad occidental tuvo 

que criticar los suyos propios para abrir paso a la ciencia. 

Una izquierda que no comprenda esto no merece tal nom-

bre, y difícilmente podrá luchar a favor de los más débiles 

y de una mayor igualdad. 

Nota Del Autor: Este texto se redactó originalmente en 2011 para 

su lectura en las XIV Jornadas de Filosofía de la Sociedad de Fi-

losofía de Castilla-La Mancha. Posteriormente ha habido aconte-

cimientos  que  modifican  algunos  aspectos  del  mismo,  concreta-

mente, la aprobación en la X Asamblea Federal de Izquierda Unida 

de una resolución contra las llamadas terapias alternativas y que 

supone un cambio en la orientación de esta formación política con 

respecto a lo que se escribe en este texto anterior a esa resolución.

Notas:

1-Y podemos suponer también que se incluye a la acupuntura y la 

acupresión (shiatsu)

2-http://goo.gl/bCpmn

3-Singer, 1999: pág. 15-18.

4-Tierno, 1976: pág. 17.

5-Bobbio, 1995: cap. VI.

6-Vidal-Quadras, 1997: pág. 45-62.

7-Sagan: 1997, pág. 35

8-La ciencia es, pues, un método para averiguar cosas acerca del 

mundo y no el cuerpo particular de una teoría” (Dunbar, 1995, pág. 

34).

9-Sería imposible citar toda la bibliografía pertinente sobre qué es 

ciencia, pero lo dicho puede ser un buen resumen muy esquemáti-

co de en lo que consiste la ciencia y el método científico. De todas 

formas, y por citar algún libro que expresa la misma idea, véase 

Dunbar,  1995:  cap.  2,  llamado  precisamente  “¿Qué  es  esa  cosa 

llamada ciencia?”, exactamente igual a la famosa obra de Chalmers 

(1976).

10-Sokal,  2008,  pág.  235-236,  y  también  la  misma  idea  en  pág. 

214, 301, 338 y 537.

11-Para una crítica a la pseudociencia véase Bunge, 2001: cap. 8 

y Bunge (2010).

12-Para una crítica a la parapsicología, véase Álvarez (2007) y tam-

bién Bunge, 2001: pág. 228 y ss. y también Bunge: 2010, pág. 85 

y ss.

13-Para una crítica al psicoanálisis, véase Santamaría y Fumero 

(2008) y también Bunge, 2001: pág. 232 y ss.

14-Para una crítica al negacionismo del Holocausto, véase Sher-

mer, 1997: cuarta parte.

15-http://es.wikipedia.org/wiki/Negacionismo_del_VIH/sida

16-Incluimos entre estas pseudomedicinas a la acupuntura, la ho-

meopatía, el reiki, la urinoterapia, la osteopatía, la reflexología po-

dal, etc.

17-Sobre la inocuidad de las antenas de telefonía móvil cabe de-

cir dos cosas: que no hay ningún informe serio que demuestre su 

peligrosidad y que los que hay indican que no son peligrosas, por 

ejemplo, el informe editado por la Asociación Española Contra el 

Cáncer disponible en internet: http://energiagirona.gencat.cat/mul-

timedia/aecc2.pdf. Véase también Ordiales (2007). 

18-Para una revisión crítica de la fobia antitrasgénicos, veáse Mulet 

(2011), cap. 2.

19-Para una crítica a la fobia antivacunas: “Informe: Fiebre anti-

vacunas” en El Escéptico, nº 19, mayo-agosto 2005, pág. 56-74. 

También González (2011) y Goldacre (2008), pág. 313 y siguientes.

20-Que afirma que la fe es una forma superior de conocimiento, o 

incluso que la razón y la ciencia son erróneas y satánicas per se.

21-Por ejemplo, Koch (2005) afirma que el mundo está realmente 

controlado por la conspiración de un grupo secreto llamado Illumi-

nati.

22-David Icke (1999 y 2001) afirma que las familias más poderosas 

del mundo (los Rothschild, los Bush y la familia real británica…) 

en realidad son extraterrestres reptilianos con forma humana que 

quieren esclavizar a la humanidad, que es, en realidad, el producto 

de experimentos genéticos que hicieron esos extraterrestres en el 

pasado. Conrado Salas Cano incluye al rey Juan Carlos I como un 

reptiliano  más:  http://www.lamentiraestaahifuera.com/2009/08/07/

juan-carlos-de-borbon-%C2%BFes-un-reptil/

23-Para consultar algunas propuestas de distinción entre ciencia y 

pseudociencia y sus zonas fronterizas, véase Bunge (2010), Bun-

ge, 2001: cap. 8, Shermer (2001), Shermer: 1997, 1ª parte, y Sokal, 

2008: pág. 335-346.

24-”Hay una relación del socialismo con la Ilustración o con la secu-

larización o emancipación del individuo respecto de toda forma de 

autoridad, con la fe optimista en la razón” (López, 1997: 25). 

25-Es conocida la respuesta de Euclides al rey Ptolomeo cuando 

éste le preguntó si no había una forma más sencilla (privilegiada) 

de aprender Geometría: “No hay caminos reales para la geometría”. 

Volveremos a esta anécdota más adelante: cf. pág. 7.

26-El acceso a la escritura estaba reservado en el antiguo Egipto, 

la Iglesia católica condenó en la edad media el libre acceso a la 

Biblia, y hasta 1966 siguió editando el Índice de libros prohibidos 

bajo pena de excomunión. Son igualmente simbólicas las quemas 

de libros efectuadas por los nazis o en Chile después del golpe de 

Estado de 1973.

27-Ya en el Manifiesto Comunista Marx y Engels introducen en el 

punto 10 de su programa: “Educación pública y gratuita de todos los 

niños” (Marx y Engels, 1848: pág. 69).

28-Pública, por cuanto que el Estado garantiza su neutralidad y 

cientificidad,  reglada  en  tanto  que  sistemática,  y  obligatoria  para 

que ningún menor pueda ser excluido de este derecho por parte 

de padres doctrinarios o sectarios. Resulta, por tanto, increíble el 

apoyo de cierta izquierda a un supuesto derecho de los padres a no 

escolarizar a sus hijos.

29-El internacionalismo o el cosmopolitismo han sido también ca-

racterísticos de la izquierda, así como intentos de lograr lenguas 

universales como el esperanto. Lo que hace difícil de entender que 

haya izquierdas que puedan autoproclamarse “nacionalistas”.

30-Véase Engels (1880) y Marx y Engels, 1848: pág. 81 y siguientes.

31-“Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza 

orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana” 

(Engels, 1883)

32-En contra de la opinión de Althusser (1965)

33-El caso Lysenko demuestra que no.

34-Y también anarquista: nótese cómo percibe Bakunin el papel li-

berador de la ciencia: Bakunin (1882).

35-Puesto que esto implica que, sin esos sesgos (es decir, en una 

sociedad socialista), la ciencia sería impoluta.

36-Para el marxismo, la negación del capitalismo era dialéctica: el 

capitalismo supuso un avance con respecto al feudalismo en tanto 

que hizo avanzar las fuerzas productivas (y la ciencia entre ellas) 

pero él mismo se ha acabado convirtiendo en un freno para ese 

desarrollo y por eso es necesario (e históricamente inevitable) su 

propia negación dialéctica, negación que implica conservar lo que 

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tiene de provecho (por ejemplo, la ciencia y la tecnología) y acabar 

con lo que no (la propiedad privada de los medios de producción).

37-John  Zerzan,  teórico  del  anarcoprimitivismo,  plantea  tal  cual 

esta idea: Zerzan (2001). En España hay algunas comunas orga-

nizadas de este modo, como esta en Málaga: http://video.publico.

es/videos/15/19729/41/views o la de “Beneficio” en Las Alpujarras 

granadinas: http://goo.gl/4YpU5

38-Para una crítica al posmodernismo y la antropología relativista, 

véase Gellner (1992) y Kuper (1999).

39-Para un análisis y una crítica demoledora al posmodernismo fi-

losófico véase Sokal (2008).

40-Resumiendo mucho: emic es la perspectiva que la propia cultura 

tiene de sí misma, y etic sería la perspectiva externa de un investi-

gador de otra cultura; veáse Harris, 1983: pág. 28-30.

41-En Mozambique se practica un rito femenino de iniciación sexual 

tradicional que consiste en coger a las niñas tras su primera mens-

truación (entre los 9 y 13 años), recluirlas apartadas de su familia 

y la escuela, y durante 2 o 3 semanas son víctimas de diferentes 

formas de abuso sexual, todo ello con la intención de que estén 

sexualmente preparadas para el matrimonio: 

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/01/internacio-

nal/1306956650.html

42-El posmodernismo no entiende lo que es la ciencia, y segura-

mente ningún posmoderno haya estado jamás en un laboratorio ni 

tocado una probeta, pues si no, no se entiende cómo pueden hablar 

de etno-ciencia occidental: ¿acaso la Tierra no es redonda o no gira 

sobre sí misma lo mismo para los occidentales que para lo yano-

mami? ¿Acaso las tres leyes de la gravitación universal de Newton 

no funcionan igual en su Inglaterra natal que en el Kalahari donde 

habitan los bosquimanos? No existe la etno-ciencia sino la ciencia, 

y como decíamos en la página 2 citando a Sagan, Dunbar y Sokal, 

la ciencia es un método universal y natural de conocimiento, que no 

es propio de occidente sino de toda la humanidad. No existen etno-

teorías científicas, sino teorías más correctas, menos correctas y 

totalmente incorrectas, independientemente de que las formule un 

catedrático de Oxford o un aborigen australiano.

43-El racialismo no pretende la superioridad de ninguna raza, pero 

sí que establece cierta relación entre características biológicas y 

culturales de los pueblos, y propugna la separación entre los pue-

blos y las culturas para mantener su pureza o esencia tradicional:  

http://es.wikipedia.org/wiki/Racismo_cient%C3%ADfico

44-Desde el relativismo es imposible responder: todo juicio sobre la 

justicia en una cultura solo puede ser hecho desde dentro de esa 

cultura, pues desde fuera sería etnocéntrico, luego desde occidente 

es imposible juzgar si otros pueblos tienen normas o costumbres 

injustas. Por mucho que grite, llore o patalee una niña mientras le 

extirpan el clítoris en África, ningún occidental puede condenarlo sin 

asumir su etnocentrismo por hacerlo.

45-Que viene a ser un antimito del de Prometeo, el titán benefactor 

de los humanos que les regaló el fuego (símbolo de la tecnología) 

para escapar del estado de naturaleza, y que aunque mito, expresa 

mucha más verdad que el del buen salvaje.

46-El mito del buen salvaje está totalmente falsado por la investi-

gación antropológica, que más bien nos muestra unos antepasados 

cuyas principales formas de control demográfico eran las guerras y 

el infanticidio: Harris (1983)

47-Sobre los ecocidios por parte de pueblos primitivos, véase Dia-

mond (2005).

48-Para una crítica del mito del buen salvaje, véase Shermer, 2001: 

cap. 9.

49-“Apenas puedo pensar en una falacia más común, o más necia, 

del pensamiento y el sentimiento humanos que nuestra propensión 

a construir mitos de “edades doradas” acerca de un pasado más 

sencillo de arrobamiento rústico (…) si alguien me dice que prefe-

riría haber vivido hace un siglo, le recordaré simplemente la única 

carta que es un triunfo irrefutable para elegir el ahora como el mejor 

mundo que jamás hayamos conocido: gracias a la medicina moder-

na, las personas de recursos en el mundo industrial gozarán pro-

bablemente de un privilegio que nunca antes se dispensó a ningún 

grupo humano. Nuestros hijos crecerán; no perderemos la mitad o 

más de nuestros descendientes en la infancia o la niñez” (Gould, 

1999: pág. 33-34).

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Nota: En las citas se ha usado la fecha de primera impresión de 

cada obra.