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uede que ustedes hayan tenido alguna vez una experien-

cia de este tipo, o hayan oído a algún compañero cerca-

no. Vale, los periodistas a veces “perpetramos” artículos, en 

especial cuando se trata de ciencia, pero ¿no se han parado a 

pensar por qué y cómo se podría evitar, o al menos reducir?

Los periodistas somos personas…

Solo Clark Kent era Superman. Todos los demás somos 

personas  “humanas”,  y  como  tales,  parte  de  una  sociedad 

con una grave falta de cultura científica. Ya lo decía C. P. 

Snow en su obra Las dos culturas. Es la dicotomía enfrenta-

da ciencias-letras, el populista “es que yo soy de letras…”, 

luego puedo ser un inculto científico, que incluso es motivo 

de orgullo. 

Esta falta de sensibilidad hacia lo científico es general a 

nivel mundial. Diversas encuestas de instituciones como la 

Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) en EE.UU, o el 

Eurobarómetro en Europa retratan a una sociedad que no 

sabe responder correctamente a preguntas sencillas de cul-

tura científica.

En España además se ha llegado tarde a todos los cambios 

históricos promovidos desde la ciencia y la tecnología, como 

el Siglo de la Razón, la Ilustración y la Industrialización. Por 

si fuera poco, el sistema educativo es también víctima de la 

falta de medios, de cambios de modelos. Además, la “crisis” 

actual, por la que los educadores tienen que hacer frente a más 

horas de trabajo por menos dinero, una situación nada moti-

vadora para enseñar materias relacionadas con las ciencias.

… y unos “¡insensatos!”

Además, nuestra profesión es, por decirlo de alguna for-

ma, “curiosa”. Parafraseando a Gandalf en la película El Se-

ñor de los Anillos, somos unos “¡insensatos!”: mientras que 

los científicos saben todo sobre algo, los periodistas sabemos 

algo sobre todo. Incluso los especializados, somos “perio-

distas  científicos”,  “periodistas  de  ciencia”.  ¿De  ciencia? 

¿De toda? Desde luego que nuestro deber no es saber todo 

sobre todo, algo imposible por otra parte. Nuestro deber es 

informar, trasladar la noticia científica a la sociedad, ser ese 

puente mediador entre la comunidad científica y la opinión 

pública, intentar explicar con palabras entendibles para un 

gran público lo complejo. Hacer de lo sencillo una virtud, 

una tarea nada fácil. 

Además, ser periodista científico cuesta mucho esfuerzo y 

no sirve para “triunfar” como periodista, entendiendo “triun-

far” como llegar a ser director de un periódico, presentador 

de un programa de televisión de máxima audiencia o famo-

so, en cualquiera de sus múltiples variantes actuales; para 

eso hay que especializarse en política, economía, deportes, 

“corazón” o simplemente, no estudiar periodismo. Nunca en 

periodismo científico. Así es difícil despertar vocaciones.

Pero además, sufrimos “los Enigmas de Mou”

El entrenador del Real Madrid, José Mourinho, conoci-

do popularmente como “Mou”, dio una famosa conferencia 

de prensa en la que preguntaba por qué a varias cuestiones. 

Estos “enigmas de Mou” atenazan también a los periodistas 

científicos:

¿Por qué no hay ciencia en las facultades de Ciencias (su-

brayo) de la Información?  ¿Por qué no hay asignaturas úti-

les para que los futuros periodistas no cometan tantos errores 

relacionados con la ciencia?

¿Por qué no hay Comunicación en las Facultades de Cien-

cias? ¿Por qué no se les ofrece herramientas a los futuros 

científicos para que comuniquen a los periodistas su trabajo 

y entiendan cómo y por qué contactar con los medios de co-

municación?

¿Por qué los medios de comunicación regalan cantidad 

y no venden calidad? ¿Por qué se priman los contenidos de 

rápida digestión sobre los más elaborados, lo superficial so-

¿Por qué nos 

equivocamos

los 

periodistas

con la 

ciencia

?

Alex Fernández Muerza *

- Hola, Paco, fíjate lo que me ha pasado. Me acaba de llamar un periodista y me dice que, 

como trabajo en Biomedicina, le diga ¡cuál es el mejor antibiótico para el resfriado!

- Eso no es nada, Luis. A mí el otro día me llamó otro periodista, y me dijo que quería hablar 

conmigo, como experto paleontólogo, porque había leído una noticia publicada en Internet 

sobre el “descubrimiento” del ¡eslabón perdido con nuestros antepasados los monos con un 

billón de años de antigüedad!

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¿Qué podría hacerse para mejorar?

El  mensaje  general  sería:  colaboración  y  no  confronta-

ción. Empatía recíproca. Y como consejos más concretos, se 

podría hacer lo siguiente:

- Más educación y más cultura científica: la ciencia tam-

bién es cultura.

- Cursos de cultura científica en las Facultades de Perio-

dismo y de Comunicación en las de Ciencias. Tender puentes 

entre ambos mundos.

- Enfrentarse con valentía a la crisis de los medios de 

comunicación. Internet está ahí, no le tengamos como un 

enemigo sino como un apoyo. Y desde luego, mantener el 

capital más valioso del periodismo: los periodistas.

- Compromiso real de todos, periodistas y científicos, me-

dios de comunicación y universidades, instituciones públi-

cas, empresas, con la sociedad para hacerles llegar la cien-

cia. Sin ciencia no hay democracia.

- Gabinetes de comunicación específicos en ciencia y tec-

nología, unidades de cultura científica, afianzar agencias de 

información de referencia como la Agencia SINC…

- Explorar nuevos formatos, más lúdicos, más entreteni-

dos, más visuales, como la serie Escépticos de la ETB.

- Afianzar lo creado, que no se convierta en algo anecdó-

tico, sino que permanezca y dé origen a iniciativas similares. 

Es un trabajo a largo plazo, no se puede esperar que, hacien-

do una cosa puntual, por muy buena que sea, se solucionen 

unas carencias históricas.

Adaptación de la charla ofrecida en las jornadas Amazings Bilbao el 

23 de septiembre de 2011. 

*Alex Fernández Muerza es periodista especializado en Ciencia y Me-

dio Ambiente. Más datos sobre él en su web: www.e-ciencia.com/afm

bre el análisis?

¿Por qué los medios de comunicación llaman informa-

ción a lo que es publicidad o propaganda? ¿Por qué las pre-

siones políticas, empresariales, o de otra clase son cada vez 

más fuertes y los medios cada vez más débiles?

¿Por  qué  precarizar  y  becarizar  la  profesión?  ¿Por  qué 

despedir periodistas cuando son tu mayor valor? 

En definitiva, como dice David Simon, autor de la serie 

The Wire: “No se hace más con menos”. Se hace menos con 

menos.

Unas fuentes “peculiares”

Por si fuera poco, la fuente de información, el científico, 

es también “peculiar”. Hagamos una prueba. Si buscamos 

en Google Images la palabra “científico”, nos salen algunas 

imágenes de locos, frikis, empollones. No digamos nada si 

ponemos “científico loco”, un icono que se ha popularizado 

socialmente. Esta imagen cala al final en el imaginario co-

lectivo. “Qué golazo metió el jugador de fútbol x”, frente al 

“ya han vuelto a hacer una cosa rara esos cerebritos”. Y aho-

ra vete a hablar con uno de ellos. ¿Con quién contacto? ¿Qué 

me dirá? ¿Cómo me tratará? ¿Entenderé lo que me dirá? 

¿Pensará que soy un ser inferior incapaz de comprenderle?

Por su parte, si bien es cierto que los científicos son cada 

vez más proclives a la divulgación, la cultura divulgativa es 

menor que en los países anglosajones y, lo que es peor, en 

sus instituciones o centros de trabajo no es un trabajo que 

en general se valore. En algunos casos hasta se critica, se 

considera una pérdida de tiempo de su “verdadero” trabajo, 

que es la investigación. Y como decía antes, no hay puentes 

entre científicos y periodistas. Y es una pena. Periodistas y 

científicos nos necesitamos, porque la sociedad nos necesita. 

Podemos y debemos hacerlo mejor.