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el esc

é

ptico

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Magia y escepticismo

L

os que hemos tenido el privilegio de ver actuar en al-

guna reunión escéptica a nuestro socio Andrés Car-

mona Campo, no solo nos lo hemos pasado muy bien 

sino que, además, hemos intuido que esa forma de presentar 

el pensamiento crítico puede ser sumamente eficaz. Fíjen-

se que digo «hemos intuido» pues no hemos hecho ningún 

estudio sobre el tema. Andrés Carmona, además de mago, 

es filósofo y profesor de enseñanzas medias. Como profesor 

ha indagado mucho en cómo llevar el pensamiento crítico a 

sus alumnos, como filósofo ha reflexionado sobre la relación 

entre la magia y el escepticismo. En este número de la re-

vista nos encontramos con varios artículos suyos indagando 

en diversos aspectos de esa relación y con dos entrevistas 

realizadas a dos grandes magos: Woody Aragón y Manolo 

Telman. Sin duda es una suerte que hayamos podido contar 

su colaboración.

Recuerdo  que  hace  muchos  años,  en  Delhi,  cuando  un 

grupo de turistas salíamos de un antiguo fuerte, nos encon-

tramos con un faquir que nos hizo la demostración de la cama 

de clavos y de cómo era capaz de levitar y flotar sobre el 

suelo. El truco de la levitación estaba tan mal realizado que 

se veía cómo estaba hecho desde lejos. No me sorprendió en 

absoluto que el faquir tratará de vendernos su espectáculo, 

pocas dudas cabe de que pretendía sacar unas propinas para 

poder comer. Lo que me sorprendió fue la reacción de mu-

chas de las personas que venían con nosotros en el grupo. Se 

habían creído lo de la levitación y empezaron a hablar de la 

«espiritualidad de la India», de los «poderes» de los faquires 

y frases similares. A algunos de ellos les expliqué que en la 

cama de clavos no había ningún truco, que simplemente era 

que 50 kilos repartidos entre 500 clavos hace que cada clavo 

deba soportar tan solo 100 gramos, lo que no es mucho, pero 

que si los clavos están muy afilados, como en la cama de 

faquir del «Museo del Cosmos» de Tenerife, el cosquilleo 

en la espalda dura varias horas. Las puntas de la cama del 

faquir de Delhi estaban mucho más romas que las del museo 

de Tenerife. Para explicar la levitación simplemente les dije 

que se fijaran en el bastón... pero no sigo contando para que 

no se enfade Andrés Carmona por descubrir secretos. Sus 

caras me demostraron que mi explicación no les había con-

vencido, que seguían creyendo en los poderes mágicos de 

los faquires.  Al pasar al lado del faquir le dejé una pequeña 

propina, al fin y al cabo él simplemente nos había mostrado 

su sencillo espectáculo de magia sin más pretensiones. Para 

mí el gran misterio –la magia– era saber que parte de los que 

iban en el grupo de turistas podían creerse que allí había algo 

más que trucos.

Me han sorprendido algunas de las ideas que aparecen en 

el artículo de Robert Slack «La acupuntura, una evaluación 

científica». Probablemente mi sorpresa se deba a mi igno-

rancia y a que acabo de terminar de leer «Un mundo sin fin» 

de Ken Follet. Lo que me ha llamado la atención es la idea 

de  que  la  acupuntura  habría  encajado  perfectamente  en  la 

medicina occidental medieval, que a nadie le hubiera pare-

cido fuera de contexto y que la medicina científica, la que 

ha  hecho  avanzar  enormemente  la  salud,  surge  cuando  se 

abandonaron aquellas ideas. También me sorprende la refe-

rencia a que cuando en China han abandonado la medicina 

tradicional por la medicina científica occidental la esperanza 

de vida ha subido de 30 a 71 años. Supongo que para los 

amantes de la «espiritualidad de oriente» ese detalle serán 

minucias. Ni que decir tiene que para mí es un gran avance. 

¿Y qué tiene que ver esto con la obra de Ken Follet? Si no la 

han leído, háganlo; merece la pena. Y fíjense en las actitudes 

de la madre Caris.

Otro de los artículos de este número que me ha sorpren-

dido ha sido el «Nacionalismo y escepticismo» de Roberto 

Augusto. Su planteamiento en resaltar lo que nos une y no lo 

que nos separa me ha gustado.

En «El origen de las supersticiones» de Mariaana Linde-

man y Kia Aarnio, es interesante ver las conclusiones de un 

estudio experimental donde se analizan los distintos compor-

tamientos entre los creyentes y los escépticos. «Compara-

dos con los escépticos, los creyentes tienen más tendencia a 

atribuir rasgos físicos o biológicos a fenómenos mentales. Y 

viceversa: atribuyen en mayor medida características menta-

les a los objetos (no metafórica sino literalmente). En lo re-

lativo a acontecimientos aleatorios o climáticos, afirman con 

más frecuencia que los escépticos que se producen por una 

razón». «Nuestra experiencia también ha permitido mostrar 

que algunas manifestaciones de creencias, como la astrolo-

gía, el Feng Shui y los fenómenos ”psi”, suelen ir asociadas 

a una confusión entre los conocimientos fundamentales, a 

una mayor tendencia a fiarse de la intuición y –aunque más 

ligeramente– a un pensamiento menos analítico y una mayor 

inestabilidad emocional». 

Ni qué decir tiene que en este número hay más artículos 

y secciones fijas. Espero que disfruten de su lectura como lo 

he hecho yo mismo. Solamente me queda dar unas fuertes 

gracias a todos los que han colaborado para que llegue a sus 

manos. No solo a los autores, también a los correctores, al 

equipo de redacción, a los que se encargan de la maqueta-

ción, a la imprenta, a la distribución, y en general a todos los 

que se encargan de esos pequeños detalles, ocultos, que son 

imprescindibles para que todo llegue a buen fin.

E

ditorial

Félix Ares

Presidente de ARP-SAPC