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es la responsable en gran medida de que dicho misterio no
haya quedado relegado a las páginas pérdidas de la historia
con una explicación apresurada. Un último detalle, incluso
esa idea peregrina resulta insuficiente; desde finales de los
años 60 se sabe (al menos entre los investigadores rusos)
que los testigos describen DOS trayectorias distintas unos
noventa grados entre sí, y con sendos objetos muy distintos
en apariencia (1). Es cierto que es habitual que los testigos se
confundan a la hora de recordar los puntos cardinales, pero
tales errores se minimizan si son interrogados en el lugar
de los hechos y se realizan las mediciones oportunas, como
parece haber sido el caso.
Solo nos queda desear el suficiente éxito a esta propuesta
editorial como para que los reportajes de años posteriores
también vayan apareciendo compilados en sucesivos volú-
menes.
(1) Así se recoge en un reciente libro: Vladimir Rubtsov, T
he Tun-
guska Mystery, Springer (2009)
Luis R. González
La mirada cínica.
Ambrose Bierce.
Introducción y traducción de Miguel Catalán.
Ediciones Sequitur, 2010
Ambrose Bierce fue un escritor con una vida envuelta en
el misterio. En 1913 se unió al ejército de Pancho Villa y nun-
ca más se supo de él. Pero también tuvo una prosa cáustica y
un cinismo punzante.
Aunque es mucho lo que se ha publicado de él en este país,
hasta ahora no se había recopilado en un volumen sus aforis-
mos y cuentos más descreídos. La editorial Sequitur ha hecho
un admirable trabajo y el resultado es un libro breve pero de-
licioso con una gran cantidad de máximas para hacer pensar.
Como se dice en el prólogo, citando a Lichtenberg, “Es
casi imposible llevar la antorcha de la verdad a través de
una multitud sin chamuscarle la barba a alguien”. Visto así
el cinismo de Bierce no debe entenderse como una manera
de despotricar contra todo, sino como una forma punzante
de verdad. También se citan en el prólogo la definición de
Wilde de cinismo: “arte de ver las cosas como son” y Lillian
Hellmn “una forma desagradable de decir la verdad”.
Encontramos auténticas perlas de sabiduría dignas de fi-
gurar en cualquier enciclopedia escéptica:
Cuando se presentan a tu consideración dos enunciados
irreconciliables, la forma más segura de elegir es dar gra-
cias al Cielo de que no seamos brutos irracionales, y creer
ambos.
El ignorante no conoce la profundidad de su ignorancia,
pero los sabios si conocen la superficialidad de su conoci-
miento.
La muerte no es el final. Después todavía queda la dispu-
ta por la herencia.
A la pequeña parte de ignorancia que somos capaces de
localizar y clasificar le damos el nombre de Conocimiento.
Se lee con una sonrisa en la boca, porque nada hay mejor
que reírse de la propia condición humana.
Juan Pablo Fuentes
Consideraciones epistémico-
ontológicas para fundamentar la
termodinámica.
Juan Manuel Sánchez Ferrer
Editorial Bubok.
Siempre es una alegría poder reseñar en estas páginas un
libro escrito por uno de nuestros socios. Su tema no es el
escepticismo, pero tampoco podríamos decir que es la di-
vulgación científica, porque requiere un mínimo de nivel
técnico para entenderlo. Así, aunque el autor se explica en
todo momento con claridad y los argumentos son fáciles de
seguir, se incluyen numerosas fórmulas a las que hay que
dedicar atención.
El título es bastante explicativo, pero no está de más traer
aquí la sinopsis:
Se trata de una exposición de carácter filosófico-cientí-
fico orientada a la problemática de la fundamentación de la
termodinámica a partir de la física fundamental, examinan-
do cuestiones candentes de la termodinámica actual. Éstas
son, por ejemplo, el límite entre lo describible macroscópi-
camente y lo no describible macroscópicamente, la supera-
ción de contradicciones presentes entre la teoría termodiná-
mica y la propia física fundamental, entre otras.
Es decir, si las leyes de la física son reversibles ¿Por qué
las leyes de la termodinámica son irreversibles? Este proble-