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el escéptico
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Una de las actividades más tempranas de celebración
de 2009 como Año Internacional de la Astronomía
tuvo lugar el pasado mes de noviembre en la Facultad
de Derecho de la Universidad de La Laguna. El Aula
«Tomás y Valiente», que también alberga las sesiones del
curso interdisciplinar Ciencia y pseudociencias, acogió
durante tres días unas jornadas organizadas por la Cátedra
Cultural «Francisco Tomás y Valiente» y por el Grupo de
Observadores Astronómicos de Tenerife (GOAT) donde
se abordó la observación del cielo nocturno desde una
perspectiva poco habitual: la jurídica.
El punto de partida de la iniciativa vino dado por la
exposición fotográfi ca Tenerife, un balcón al universo,
que había sido realizada y comisariada íntegramente
desde el GOAT, contando para ello con fi nanciación
proveniente del Colegio de Ingenieros Industriales
de Canarias. A mediados de 2008, la Cátedra Cultural
«Francisco Tomás y Valiente» planteó a los responsables
de la exposición la posibilidad de que la misma pudiera
ser visitada en la Facultad de Derecho de la Universidad
de La Laguna. Sin embargo, cuando ambas entidades
alcanzaron el acuerdo que habría de llevar las imágenes
estelares al centro académico, se planteó la posibilidad
de hacer algo más: complementar la exposición con
otras actividades que permitieran a quien lo deseara
conocer el valor real que suponía la tenencia de un cielo
nocturno libre de contaminación lumínica. Para ello
se organizaron tres días de conferencias y una serie de
talleres explicativos que incluían la instalación de un
planetario portátil y la introducción a la observación
estelar y la Astrofotografía, actividades estas en las que
los miembros del GOAT contaban con una contrastada
experiencia. Las fechas defi nitivas para la celebración de
todos los eventos se concretaron en la primera quincena
de noviembre. Entre los días 3 y 14 del mismo, la
exposición estaría visible en el pasillo central de acceso
a la biblioteca de la Facultad de Derecho, en tanto que
los últimos tres días tendrían lugar los talleres y las
jornadas propiamente dichas.
Desde el punto de vista astronómico, Canarias cuenta
con un cielo singularmente privilegiado. Según reza en
la página del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC):
La Astrofísica en Canarias empezó (a comienzos de
la década de los sesenta) en un Observatorio, en la
zona de Izaña (Tenerife), a 2.390 m de altitud, en un
paraje donde concurren los términos municipales de
La Orotava, Fasnia y Güímar: el primer telescopio
para realizar estudios de luz zodiacal, la luz
dispersada por la materia interplanetaria, empezó
a funcionar en 1964. Su situación geográfi ca (entre
los observatorios solares del este y del oeste), unida
a la transparencia y excelente calidad astronómica
de su cielo, han contribuido a que el Observatorio
del Teide se reserve preferentemente al estudio del
Sol, concentrándose en él los mejores telescopios
solares europeos
(1)
. A estas primeras instalaciones
seguirían otras, tanto en la propia Izaña como en la
isla vecina de La Palma. Sobre esta última, dice la
página del IAC que en el Observatorio del Roque de
los Muchachos (ORM), al borde del Parque Nacional
de la Caldera de Taburiente, a 2.396 m. de altitud,
en el término municipal de Garafía (La Palma), se
encuentra una de las baterías de telescopios más
completa del mundo
(2)
.
Sin embargo, estos observatorios no podrían realizar
su función si no se mantenía el cielo en condiciones
adecuadas para la misma. Fruto de esta necesidad
es la Ley 31/1988 de 31 de octubre, sobre Protección
de la Calidad Astronómica de los Observatorios del
Instituto de Astrofísica de Canarias. En su exposición
de motivos se justifi ca la pertinencia de la norma: el
gobierno de España debe garantizar la protección de
la actividad investigadora que se realiza en el Instituto
de Astrofísica de Canarias y, en especial, preservar la
calidad astronómica de sus observatorios, procurando
atenerse a las recomendaciones de la Unión Astronómica
Internacional.
Éste y otros párrafos dejan patente la
riqueza que supone un cielo que permita la observación
tanto diurna como nocturna, y la imposición que los
distintos convenios multilaterales que desembocaron
en la creación del IAC, suponía para nuestro país. Sin
embargo, pese a sus más de veinte años de vigencia,
la llamada «ley del cielo» seguía siendo una gran
desconocida, ignorancia que iba en paralelo con otros
aspectos vinculados a la condición de Canarias en general
y La Palma y Tenerife en particular, como lugares ideales
para la observación estelar. Las jornadas intentarían, en
defi nitiva, dar a las personas interesadas y a los futuros
operadores jurídicos un conocimiento básico acerca de la
normativa y del objeto de su aplicación.
PRIMERAS JORNADAS SOBRE LA PROTECCIÓN Y CALIDAD DEL
CIELO
(1) http://www.iac.es/eno.php?op1=3
(2) http://www.iac.es/eno.php?op1=2
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El primer día, tomaron la palabra Federico de Paz González
y Antonia María Varela Pérez, que dieron a los asistentes
una perspectiva técnica en torno a la observación del cielo
y a las características del archipiélago canario. Vinculados
ambos al IAC, realizaron dos charlas amenas en las que
cualquier persona sin conocimientos previos en cuanto al
tema de las mismas, podía salir con unas cuantas noticiones
básicas y, sobre todo, con la conciencia de la importancia
de una actividad que, fuera del impacto mediático que
suponen las inauguraciones de telescopios como el Gran
Telescopio de Canarias
, pasa bastante desapercibida en
el ámbito informativo archipielágico. El segundo día
entraron en juego las perspectivas jurídica y económica,
con la participación de Ángel Lobo Rodrigo y Flora
María Díaz Pérez, profesores ambos de la Universidad de
La Laguna y vinculados a la docencia en la Facultad de
Derecho. El primero abordó la cuestión legal, al plantear
En lo que se refi ere a los talleres, éstos se desarrollaron en
paralelo a las conferencias, ocupando las horas previas a las
mismas y consistieron en una sesión de planetario (a cargo
de Raúl Martínez Morales, responsable de Astrodidáctico,
que montó un planetario portátil en una de las aulas de la
Facultad), otra sobre telescopios y demás instrumentos de
observación estelar (que llevó a cabo Miguel Ángel Pérez
Hernández, de la empresa especializada Alpha Cygni,
S. L.)
y una tercera sobre Astrofotografía (que impartió
Carmelo González Rodríguez, miembro del GOAT.)
Finalizada la experiencia, tanto los responsables de la
Cátedra Cultural «Francisco Tomás y Valiente» como
del Grupo de Observadores Astronómicos de Tenerife,
asumieron el compromiso de hacer una segunda edición
que, previsiblemente, se celebrará en otoño de 2009.
el tratamiento de la protección del cielo, no
sólo en la citada ley del cielo, sino también
en otras normas aledañas vinculadas al
ámbito de las telecomunicaciones. La
segunda trató la importancia de un ámbito
celeste limpio como elemento de referencia
a la hora de vender Canarias como destino
turístico. En ambas perspectivas se
alcanzó la conclusión de que los agentes
políticos y económicos no tenían la
sufi ciente conciencia de las posibilidades
que presentaba el cielo insular, como
se deducía de las difi cultades existentes
para conseguir la plena aplicación de la
normativa vigente (sobre todo a la hora de
sustituir los puntos de luz o luminarias por
otros de bajo consumo y orientados hacia
el suelo), así como del silencio existente en
la publicidad turística en lo referente a la
calidad del cielo. El tercer y último día, el
pasado y el futuro se dieron la mano con
Juan Antonio Belmonte Avilés y Cipriano
Martín Cabrera, dos prestigios científi cos
procedentes también del IAC. El primero
trató las singulares relaciones que unían a
los aborígenes canarios con la imagen de
las estrellas, en tanto que el segundo habló
de la iniciativa Starlight, un proyecto
destinado a plantear y defender la existencia
de un derecho a la observación estelar, de
manera que el cielo nocturno pudiera ser
considerado también patrimonio cultural
de la humanidad.
Cartel ofi cial de las jornadas. (ULL)