background image
el escéptico
74
Portada original (Planeta DeAgostini)
EL CID. HISTORIA,
LEYENDA Y MITO
Francisco Javier Peña Pérez
Editorial Planeta DeAgostini.
Pocos personajes, de cuantos habitan las páginas de
la Historia de España, han alcanzado la popularidad
de Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido por el
sobrenombre del Cid Campeador. Sus andanzas han sido
glosadas, noveladas y fabuladas a través de vehículos
tan diferentes como el mester de juglaría, la poesía épica
medieval, la novela histórica contemporánea, el cine
o el anime. Gracias a ello, no sería aventurado afi rmar
que cualquier ciudadano de a pie sabría decir, al menos,
tres cosas sobre la vida y milagros de este personaje. Sin
embargo ¿cuántas de las afi rmaciones que se obtendrían
serían referencias de acontecimientos históricos y no
elementos provenientes de la leyenda? Esta cuestión
es el punto de partida de este libro. Su autor, Francisco
Javier Peña Pérez lleva a cabo un estudio pormenorizado
del Cid Campeador en sus tres dimensiones principales:
histórica, legendaria y mítica.
Principia el libro haciendo un somero resumen de la
importancia del personaje en la historia, tanto medieval
como contemporánea, española, dejando caer ya desde
ese lugar y momento el hecho de que buena parte de los
acontecimientos que explican la fascinación popular por
la fi gura del Cid resultan de difícil justifi cación fuera
de la leyenda. También se hace repaso de los trabajos
más importantes dentro de la historiografía cidiana,
incidiendo a grandes rasgos en sus virtudes y defectos,
sobre todo a la hora de validar la fi abilidad de las fuentes
más conocidas. Con esto quedan sentadas las bases de lo
que van a ser los tres grandes apartados de la obra.
Empezando por la dimensión histórica, Peña Pérez hace
un análisis bastante pormenorizado de la vida del Cid,
sobre la base de los datos que considera contrastados
y objetivos, al tiempo que apunta diversos elementos
defi nitorios del lugar y de la época en que vivió el
personaje, en la medida en que son relevantes para el
protagonista de la obra. Así, deduce cuál pudo ser la
posición social de Rodrigo Díaz y su familia en el seno
de la nobleza castellana, profundizando hasta en la
anécdota de añadir la coletilla «de Vivar» a su nombre.
A renglón seguido, trata las relaciones del caballero con
los sucesivos monarcas castellanos bajo cuyas órdenes
sirvió durante una parte de su existencia, empezando
por Fernando I, siguiendo por Sancho II y terminando
con Alfonso VI, siendo especialmente tratados los
vínculos con este último, que dieron para caudalosos
ríos de tinta, tanto en lo que a estudios históricos se
refi ere como a obras de fi cción. El Cid se presenta
como un hombre ciertamente adornado con las dotes del
valor, la sagacidad o la visión estratégica, las cuales lo
convertirán sin lugar a dudas en el paradigma de guerrero
de la época: un habitante de frontera, un caballero que,
sin dejar de socorrer a sus sucesivos soberanos a los que
estaba vinculado, supo acrecentar su fortuna propia hasta
el punto de convertirse, de facto, en su propio señor y
soberano de Valencia. Ya en este apartado el autor inicia
su labor de desmitifi cación de ciertos tópicos, como la
condición del Campeador como paladín de la cristiandad
hispánica frente a los taifas de la España musulmana o su
lealtad inquebrantable hacia Alfonso VI. El Cid rara vez
perjudicó directamente los intereses del reino castellano-
leonés y de su soberano, pero veló, sobre todo a raíz del
segundo destierro, por sí y por sus intereses, sin que la
religión fuera impedimento para que sus armas sirvieran
a soberanos islámicos, lo que, todo hay que decirlo,
no era una excepción sino la regla general de aquellos
background image
el escéptico
75
tiempos en los que moros y cristianos combatían y se
aliaban entre sí con gran facilidad.
En segundo lugar, el autor aborda la perspectiva legendaria,
dando repaso a los episodios que fuentes como la Historia
Roderici, Las mocedades del Cid
o El Cantar de Mío Cid
han convertido en parte de la sabiduría popular sobre la
persona que, en este punto, alcanza casi la condición de
personaje de fi cción. Sus virtudes son llevadas hasta el
extremo, mediante la multiplicación y exageración de
anécdotas y sucedidos en los que se intenta siempre dejar
patente la bonhomía del protagonismo. Desde su actitud
para con un leproso hasta su inquebrantable lealtad —que
le lleva, según sus hagiógrafos, no sólo al destierro, sino
también a dar muerte en duelo a su futuro suegro, entre
otros acontecimientos— el Campeador se presenta como
un ejemplo para las generaciones posteriores. Es ahí
donde el autor empieza a dar explicación a la aparición
de episodios puramente legendarios, cuya presencia
acaba convertida en parte de la historia del guerrero, a
consecuencia de una suerte de consenso tácito. La jura
de Santa Gadea o la imagen del Cid como «buen vasallo
que no tiene buen señor» entran claramente dentro de
este apartado.
Por último, se echa mano a la perspectiva mítica, dándose
cumplida cuenta del uso de la imagen del Cid como
instrumento para la obtención de privilegios o enriquecer
la historia de diversas comunidades, empezando por
el monasterio de Cardeña, donde sus restos y los de
su esposa Jimena reposan y pasando por la ciudad de
Burgos y la propia Castilla. Aquí, Rodrigo Díaz es la
representación de una serie de virtudes que unos y otros
intentan magnifi car en su benefi cio, bien explotando su
religiosidad, bien como ejemplo de valores de corte más
laico.
Estatua ecuestre de El Cid en Burgos (Archivo)
La obra, en resumidas cuentas, es una buena aproximación
a la historia de la persona, de la leyenda y del mito, cuyo
valor principal es la explicación de los mecanismos
que mueven a la creación de pasajes pseudohistóricos
dentro de una historia verdadera: motivaciones políticas,
religiosas, económicas y literarias se superponen a la
fi gura de un personaje histórico, el Cid Campeador,
que pese a ello, el autor reconoce como un elemento
excepcional, sin necesidad de adorno alguno.
Luis Javier Capote Pérez
LA ESPECIE ELEGIDA
Juan Luis Arsuaga / Ignacio Martínez
Editorial Temas de Hoy.
Colección Tanto por saber
Uno de los temas científi
cos más populares y
controvertidos, desde el punto de vista social, es el de la
evolución humana. La célebre frase “el hombre desciende
del mono” es la explicación más básica que se puede dar
acerca del asunto por parte de la gente de la calle, lo
que implica que, a grandes rasgos, el conocimiento del
mismo está bien extendido. Sin embargo, ello no quita
para que sigamos recibiendo con particular fascinación
cada nuevo descubrimiento que aparece reseñado en los
distintos medios de comunicación y que contribuye a
enriquecer el cada vez más frondoso árbol de la familia
a la que pertenece nuestra especie. A este panorama ha
contribuido poderosamente la actividad que, desde hace
varios años, viene desarrollándose en las excavaciones
de Atapuerca.
A estas alturas, el nombre de esa serranía burgalesa no
necesita presentación. Tampoco los de los responsables
de la excavación que se desarrolla en la zona, entre los
que se cuenta uno de los autores de este libro, Juan Luis
Arsuaga Ferreras. Los resultados de sus actividades
han acudido puntualmente a su cita con unos medios
de comunicación que siempre están atentos a lo que