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el escéptico
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De Oca a Oca
«Tú has devuelto el misterio a la
televisión»
Ú
ltimamente, de vez en cuando, me despierto a eso
de las cuatro de la mañana y pongo la radio. Por
desgracia, a veces, lo que sale es un programa
«de misterios».
Hace unos días, la frase del principio me sorprendió. El
locutor se la decía a un conocido presentador de televisión
de programas «de misterio». Y después, la conversación
transcurrió más o menos en el sentido de que todos
los programas de misterios habían desaparecido de la
televisión (¿se referían a los de Jiménez del Oso?) y que
gracias al esfuerzo del presentador habían vuelto. El
presentador también se deshacía en alabanzas hacia el
programa de radio.
Ellos defendían que hablar de misterios era absoluta-
mente necesario. Y ahí hubo un diálogo que a mí me
gustó. Hablaron de la necesidad que tiene el ser humano
de resolver misterios. Y que por eso ellos investigaban.
Misterio e investigación. Algo inexplicado y buscar la
explicación.
Más o menos, implícitamente, estaban propalando esta
falacia: «la falta de otra explicación confirma la mía».
¿Y cuál era la suya?
Al principio no estaba claro, pero, en un momento dado,
el de la televisión fue tremendamente claro cuando dijo
que él no creía en la Teoría de la Evolución pues no podía
concebirse que el ser humano fuera tan sólo cuerpo,
procedente de los cambios de animales inferiores. Y que
las psicofonías o la existencia de fantasmas confirmaban
que la Teoría de la Evolución era incorrecta. El ser
humano es algo más que un cuerpo y los misterios lo
confirmaban. Los misterios le hacían sentirse mejor, más
importante, diferente de un chimpancé o de un perro.
No podía estar más claro, el fin de los misteriólogos es
que el misterio se perpetúe. Y la perpetuación del misterio
implica — para ellos — la existencia de algo inmortal
que va más allá de la muerte «del cuerpo».
Eso explica por qué nos odian tanto a los escépticos. Lo
peor que podemos hacer es encontrar una explicación a las
psicofonías, a los fantasmas o a las caras que aparecen en
una pared. La explicación es su mayor fracaso. Y cuantas
LOS MISTERIÓLOGOS
Félix Ares
En aquel momento pensé que aquellos chicos podían ser
válidos. Que lo único que les pasaba era que no sabían
que eso es lo que hacía la ciencia: ante los misterios de
la naturaleza, se investiga y se da una explicación. Por
un momento pensé que tal vez con una buena charla
exponiéndoles lo que es la ciencia fueran recuperables
para el pensamiento racional.
Pero...
Pero la conversación continuó y en ella hablaron del
placer que sentían cuando iban a un castillo o a un viejo
convento y grababan psicofonías y descubrían que allí
no había nada; quiero decir, ninguna explicación. O
perseguían el relato de un fantasma y tampoco encontraban
una explicación natural. La falta de explicación era el
misterio. Y eso era lo importante.
Me quedé de piedra. Lo importante, para ellos, no
era encontrar la explicación del misterio sino la no-
explicación. La no-explicación constituía el misterio.
El fin de los misteriólogos es que el misterio
se perpetúe”
(Corel)
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el escéptico
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más explicaciones encontremos, más nos odiarán, pues
destruimos sus misterios. Y destruir sus misterios es
destruir su fe en el más allá.
En el fondo se trata de un problema de fe. No se trata de
ciencia ni de encontrar explicaciones, sino de pura fe.
La fe en si misma no me parece demasiado grave. Incluso
se puede compatibilizar fe y Evolución sin demasiados
problemas. Lo grave es que se disfrace de ciencia. Que
se disfrace de investigación científica lo que no es nada
más que búsqueda de pruebas que confirmen su fe. Y
todo lo que contradiga la fe previa se rechaza. Por eso
se rechazan las explicaciones de las psicofonías, o de los
fantasmas, o de las caras de Bélmez, o de las luces en un
castillo, o de la ouija, o los mediums, o hablar con los
muertos...
En el fondo se trata de un problema de
fe. No se trata de ciencia ni de encontrar
explicaciones, sino de pura fe...”
La explicación racional les molesta. Les rompe sus
creencias.
Por eso, en ese mundo triunfan los investigadores que no
son capaces de encontrar ninguna explicación racional.
Su mejor investigador, el que más publica, el que más
sale en sus programas de radio y de televisión, es aquel
que va a los sitios donde hay algo misterioso y vuelve sin
explicación, con el misterio intacto. El que va y encuen-
tra una explicación racional es desechado; es malo pues
ha roto el misterio.
La meta de los misteriólogos es perpetuar el misterio.
Insólito... pero cierto
James Randi ha sido vencido
La fundación James Randi —una de las sociedades escépticas más poderosas del mundo— es famosa por un curioso
concurso denominado «el reto del millón de dólares». Se trata simplemente de dar una oportunidad para que una persona
pueda demostrar que posee poderes paranormales en condiciones cuidadosamente estudiadas para evitar las trampas.
Todos estamos deacuerdo en que si la ciencia pudiera demostrar científicamente más allá de cualquier duda de que
realmente existen ciertos poderes «paranormales» éstos deberían someterse al escrutinio científico para beneficio de la
humanidad.
Curiosamente, los más afamados «psiquicos» (por no decir magufos) han reusado llevarse el millón de dólares del premio
declinando una y otra vez participar en el concurso.... ¡hasta ahora!
Aunque parezca mentira el «poder de la mente» de
Matt Blaze pudo hacerse con el millón de dólares resolviendo el acertijo
que James Randi había propuesto.
Los hechos
James Randi escondió un objeto en una caja fuerte de Virginia. El premio al millón de dólares se lo daría a aquel que «con
el poder de su mente» pudiera adivinar lo que contenía dicha caja fuerte.
Además, (no se entiende muy bien para que iba a necesitar un supuesto telépata tener pistas) publicó en la página web
de su fundación un criptograma con datos que apuntaban al contenido.
Matt Blaze, un presigioso criptógrafo (que no telépata) visualizó enseguida el contenido de la caja
fuerte... su mente fue tán poderosa que no necesitó ni siquiera contactar telepáticamente con nadie.
Comprendió que las primeras cifras antes de la barra «0679438866» representaban el código ISBN de
un libro —concretamente el «Random House Webster’s College Dictionary» con ISBN 0-679-43886-
6—. Tras la barra, el criptograma decía simplemente ir a la página 275 y mirar la entrada 14. La
respuesta era «CD-ROM». Esta vez Randi puso las cosas demasiado fácil.
Afortunadamente, Matt Blaze se conformó con la gloria de haber vencido el reto. Además Matt Blaze se confesó admirador
de su obra y renunció al premio que quedará en la fundación a la espera de que alguna persona más pueda demostrar que
tiene una mente o unos poderes como mínimo idénticos a los del criptólogo Blaze.
Más información en:
www.kriptopolis.org/criptologo-resuelve-reto-paranormal
0679
4388
66/27
5 -14
Criptograma de
Randi. (Archivo)