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el escéptico
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conocer qué es la teoría de la evo-
lución y cuáles son las corrientes
actuales que explican los mecanis-
mos por los que se produce la evo-
lución de las especies. En este sen-
tido, al contrario de los creacionis-
tas, ningún científico serio duda
ya del hecho de la evolución de las
especies, si bien se continúan dis-
cutiendo detalles del proceso evo-
lutivo.
A pesar de todo, las teorías pseu-
docientíficas siguen teniendo
muchos adeptos, y cuando alguno
de éstos alcanza el poder, las con-
secuencias para la educación sue-
len ser desastrosas. Así, hace
poco, vimos la intención del
gobierno de Berlusconi, en Italia,
de eliminar la enseñanza de la evo-
lución en las escuelas italianas,
ahora debemos hacernos eco del
llamamiento de científicos brasile-
ños contra la intención del gobier-
no de su país de imponer la ense-
ñanza del creacionismo en las
escuelas.
J. Vicente Prieto González
BUENOS DÍAS,
SÓCRATES (REFLEXIO-
NES DE UN FILÓSOFO
SIN ESTUDIOS)
Juan Carlos Ortega
Editorial Aguilar. Santillana
Ediciones Generales. Madrid, 2004
El autor de este libro es un perso-
naje peculiar. Juan Carlos Ortega
es un conocido humorista radiofó-
nico, que también colabora habi-
tualmente en televisión en el pro-
grama Crónicas Marcianas. A él
se debe que entre el mes de sep-
tiembre de 2003 y julio de 2004
haya habido un espacio escéptico
en el programa magazine de Pepa
Fernández del sábado por la maña-
na de Radio Nacional de España.
Y además, es un escéptico de pro
(en un medio poco dado a ello)
que cuando tiene tiempo, trata de
poner por escrito sus reflexiones
acerca del mundo de lo cotidiano
que nos rodea, tratándolo de rela-
cionar con alguna frase de algún
personaje encumbrado por su sabi-
duría.
Y es precisamente de ello de lo
que trata Ortega en este libro, con
un sano y divertido espíritu escép-
tico, con el que echa por tierra
algunos de los principales tópicos
que todos escuchamos a diario,
tanto en boca de nuestros amigos
como en los diferentes medios de
comunicación más o menos serios,
relacionándolos, de alguna manera
con la obra o ideas de algún pensa-
dor ilustre (como Einstein o San
Agustín) o de algún otro humoris-
ta (como Woody Allen).
Tras leerlo, gana fuerza en nues-
tras mentes la idea de que vivimos
en un Universo de frases sin senti-
do real, que vemos que suelen
ganar autoridad en la medida en
que las mismas se repiten hasta la
saciedad. Pero no sólo eso,
muchas de nuestras costumbres,
que creemos modernas o rupturis-
tas, podemos observar cómo fre-
cuentemente no son fruto de la
innovación sino del vacío intelec-
tual más profundo.
Fuertemente basado en ese raro
sentido llamado, curiosamente,
común (pese a no serlo en absolu-
to) y sin ser un sesudo libro de
aspiración científica ni académica
(el autor recalca su condición de
“sin estudios” en el subtítulo),
podemos ver en sus páginas cómo
se denuncia, tratando de utilizar el
el humor y, cuando se puede, el
método científico, todos los
embustes y tópicos que suelen
decirse en la vida cotidiana y en
los medios de comunicación.
Los textos incluidos en el volu-
men, estructurados en diferentes
apartados, que parecen una reu-
nión de artículos diversos (alguno
de ellos publicado en esta revista),
se sirven de los grandes genios
admirados por el autor para despe-
dazar los tópicos y frases hechas
que utilizamos para describir el
mundo sin pensar demasiado.
Como afirma Juan Carlos Ortega:
"La decepción no surge cuando
constatamos que el mundo es dis-
tinto al que siempre hemos imagi-
nado. La verdadera decepción
sería descubrir que la realidad es
tal como nos la han explicado. Y,
afortunadamente, las cosas siem-
pre son de otra manera”.
Títulos de algunos capítulos, que
dan cuenta del tono en general,
son “Galileo y los mensajes al
móvil”, “Newton y la gente sim-
pática”, “Carl Sagan y el pene”,
“Aristarco de Samos y las miradas
inocentes”, “Einstein y el teledia-
rio”...
Alfonso López Borgoñoz
DESARROLLO
HISTÓRICO DE LAS
IDEAS Y TEORIAS
EVOLUCIONISTAS
Alberto A. Makinistian
Colección El Aleph
Editorial Prensas Universitarias
de Zaragoza. Zaragoza, 2004
Con este título, la editorial Prensas
Universitarias de Zaragoza, dentro
de la colección El Aleph, publica
un interesantísimo libro cuyo autor
es el antropólogo argentino
Alberto A. Makinistian, que viene
como anillo al dedo para aportar
algo de luz en el sombrío panora-
ma que se le presenta a los profe-
sores de ciencias naturales en
muchos lugares del mundo. Ya son
muchas las veces que hemos
denunciado el avance del creacio-
nismo en países como EE UU,
Brasil, Italia, etc.
El profesor Eustoquio Molina, del
Departamento de Ciencias de la
Tierra de la Universidad de
Zaragoza, afirma en el prólogo que
el autor, con buen criterio, ha evi-
tado el análisis de las implicacio-
nes pseudocientíficas del mal lla-
mado creacionismo “científico”:
“Lamentablemente, en los últimos
veinte años se han reactivado las
más diversas corrientes fundamen-
talistas y pseudocientíficas, entre
las cuales destaca el autodenomi-
nado creacionismo científico
expresión contradictoria y absurda
que confunde creencia con ciencia
y cuyos defensores pretenden,
irracionalmente, que la interpreta-
ción literal del Génesis tenga vali-
dez científica en lugar de conside-
rar a la Biblia como alegórica y
simbólica.”
El gran acierto del profesor
Makinistian es haber logrado sin-
tetizar en menos de 300 páginas
los episodios más importantes de
la historia de las teorías evolucio-
nistas, desde el siglo VI a.C. hasta
la actualidad y hacerlo además de
una manera amena y rigurosa.
Desde los filósofos de Mileto
hasta las modernas teorías evoluti-
vas (puntuacionismo, sintetismo,
neutralismo, sociobiología) el
autor nos va presentando las dis-
tintas ideas y teorías que conduje-
ron a lo que hoy conocemos como
“Teoría de la evolución”, enmar-
cándolas en el momento histórico
en que fueron formuladas y anali-
zando las consecuencias que aca-
rrearon a su autor y el impacto que
tuvieron en la sociedad de su
época: ”Pero como los adelantos
de la ciencia no se producen en el
vacío, sino en relación con la
atmósfera intelectual de la época,
es natural que la aceptación o el
rechazo de las ideas, dependa, en
gran medida del momento históri-
co en que fueron formuladas”
Los grandes nombres como
Darwin, Lamarck, Cuvier, Lyell,
etc. se mezclan con los de una
multitud de autores que no han
logrado tanto reconocimiento y
fama, pero que también han pues-
to su granito de arena y, en muchos
casos, han sido injustamente eclip-
sados. El ejemplo más notorio es
el de Wallace, que había descu-
bierto por su cuenta la selección
natural y escribió a Darwin en
1858 para pedirle opinión sobre su
descubrimiento. Con una honesti-
dad fuera de lo común, y tras ver
los trabajos que presentó Darwin
el 1 de julio de ese año en la Royal
Society
londinense, Wallace no
reclamó nunca su prioridad y no
dejó de alabar el extraordinario
trabajo de Darwin.
En el polo opuesto tenemos el caso
de Lysenko y su “Darwinismo
Michurinista”, que intentó que la
naturaleza se adecuará a la política
del Partido Comunista Soviético:
“Es evidente, entonces, que para
Lysenko y sus partidarios lo verda-
deramente importante era que la
teoría concordase con los esque-
mas ideológicos del partido.”
Como sus teorías no se veían
refrendadas por los experimentos,
hizo lo que cualquier pseudocien-
tífico que se precie haría, falsificar
los datos. El disfrutar del favor de
un dictador como Stalin le permi-
tió amenazar a los directores de las
“granjas modelo” que utilizaban
sus delirantes métodos agrícolas
para que falsificaran sus resultados
y condenó al ostracismo (en el
mejor de los casos) a los científi-
cos que se oponían a sus teorías.
En otros casos, incluso empleó
métodos más contundentes como
deportarlos.
Aunque el autor manifiesta que es
un libro especialmente dirigido a
estudiantes y docentes, la claridad
con que se explican las diferentes
teorías y lo amena que resulta su
lectura, me permiten recomendár-
selo a todos los lectores interesa-
dos en la historia de la ciencia. Y
especialmente a aquellos que deseen