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“Baba me abrazó de nuevo, apretándome más fuerte... La
pelvis agitada de Baba se detuvo. De pronto una mano abrió
mi bragueta y se metió dentro... Las caderas de Baba empe-
zaron a moverse mientras su mano me apretaba. La respi-
ración de Baba se volvió más rápida y agitada. La agitación
seguía y Baba mostraba todos los signos del deseo...”.
Este breve pasaje, que
bien podría ser un
extracto de un cuento
erótico de los tantos
publicados, no tendría
tanta relevancia si los
protagonistas no fueran
otros que el señor Tal
Brooke y el mismísimo
líder religioso de la
India, Sri Sathya Sai
Baba.
En 1976, el ex-
devoto Tal Brooke, le
contó al mundo en su
libro Lord of the Air
(Señor del Aire), su
experiencia –más carnal
que espiritual– junto a
quien fuera su dios durante muchos meses. Sus lamentos
y desilusión, apenas si hicieron mella en el vertiginoso cre-
cimiento del afianzado movimiento religioso del gran ava-
tar
(encarnación divina).
Todo hubiese quedado en la penumbra del olvido si no
fuera porque decenas de nuevos testimonios comenzaron
a sumarse en el transcurso de estos últimos años. Más gra-
ve aún cuando los co-protagonistas son jóvenes de entre
14 y 18 años de edad.
Pero..., ¿quién es Sai Baba?
DIOS ESTÁ EN TODOS LADOS,
PERO ATIENDE EN LA INDIA
Es lo que sugiere la larga historia de Sathyanarayana Rajú,
un joven indio del pueblo Puttaparthi que, el 23 de mayo
de 1940 y con tan sólo 13 años, con delirio histérico-con-
vulsivo mediante, decidió anunciarse como la reencarna-
ción divina de un santón hindú fallecido ocho años antes
y de nombre Sai Baba de Shirdi. Aun cuando los seguido-
res del Sai Baba original no aceptaron a Sathyanarayana
como la verdadera encarnación, le importó poco y siguió
su ruta con su propia leyenda, sin pagar peaje o copyright
alguno, para transformarse en uno de los líderes religiosos
más importantes del siglo, pero no menos cuestionado.
Su audacia y megalomanía, evidentemente, jugaron un
papel decisivo para alcanzar la cima. Nunca pretendió ser
un intermediario del Todopoderoso, ni un profeta o su hijo
enviado, menos aún un elegido o simple servidor, Él es
–nada más y nada menos– que el propio Dios que todas las
religiones intentan revelar. ¿Para qué andar con rodeos?
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SRI SATHYA
SAI BABA,
¿decadencia y
caída de
un imperio
religioso?
L. ENRIQUE MÁRQUEZ
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Sathya Sai Baba.
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habrá pensado Sathya Sai Baba, si lo hacemos... lo hace-
mos bien, y dijo: “Si hubiera venido como un simple hom-
bre, no hubieran respetado mis enseñanzas ni las hubie-
ran seguido para su propio bien. Así que vine en esta
forma humana, con poderes y sabiduría sobrehumanos.
[...] Ésta es una forma humana en la que toda entidad
divina, todo principio divino, es decir, todas las formas
y nombres atribuidos a Dios por el hombre están mani-
fiestos...”. (Una Historia de Dios como Hombre, M. N.
Rao, p.9-203)
Ahora bien, con la sola afirmación no bastaba, debía
demostrarlo y –para tan presuntuosa condición– tuvo que
desplegar su repertorio de milagrillos que hicieran con-
vincente su credencial de Dios.
“MIS MILAGROS SON
MIS TARJETAS DE PRESENTACIÓN”
En un país como la India, donde las proezas callejeras
de magos y faquires siempre estuvieron a la orden del
día, seguramente no era fácil diferenciarse del común de
los mortales. Menos aún buscar un florilegio de astucias
que sorprendan al público por su originalidad. De todas
maneras, la fascinación por lo místico era un arma de
valioso poder que no se podía descartar. Sai Baba nun-
ca estuvo ajeno a ambas, una buena dosis de trucos y
mensajes religiosos serían la fusión óptima para lograr el
objetivo.
Contaba con la ventaja de provenir de una familia
mantravadins (una especie de curanderos que utilizan
plantas medicinales, sugestión y algunos trucos para
curar). Los mantravadins no sólo saben preparar ungüen-
tos y talismanes con ayuda de fórmulas tradicionales,
sino que también escriben obras musicales que
son dirigidas y representadas en espectáculos.
Cuando Sai Baba era niño, formó parte de una
troupe que entretenía con representaciones en
diferentes pueblos y el programa era bastante
variado: acrobacias, ventriloquia, magia, hipno-
tismo, música, danza, etc.
El pequeño gurú no sólo conocía juegos de
magia, sino también ventriloquia y sombras chi-
nescas. Como si no fuera suficiente, su tío pater-
no era prestidigitador y bien pudo haber apren-
dido también algo de él.
No en vano, los propios devotos cuentan acer-
ca de su líder que “sus compañeros de juegos lo
llamaban ‘gurú’, porque los dirigía en cánticos
devocionales antes de entrar a la escuela y los
fascinaba y divertía extrayendo dulces y juguetes
de una bolsa aparentemente vacía.”
Conforme iba creciendo su número de adep-
tos, las historias fantásticas se multiplicaban pro-
porcionalmente.
Si bien la lista de prodigios no era muy amplia,
el toque mágico que le daba el Swami era lo sufi-
cientemente efectivo como para hacerlos con-
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MATERIALIZACIÓN DE VIBHUTI
Vibhuti es un polvillo blancuzco (puede variar el color)
y volátil que Sai Baba hace aparecer –con un mágico
giro de su mano– y suele entregar a sus fieles con fi-
nes de bendición o curación.
Secreto: consiste en tener sujeta –entre el naci-
miento de los dedos– una pequeña bolita de polvo
compacto que luego se desplazará a la punta de los
mismos con el fin de pulverizarla con una leve pre-
sión. La bolita se puede ocultar ya sea en el pliegue
que forman la unión del pulgar e índice, o en alguno
de los dos pliegues que permiten la unión de los tres
dedos centrales (anular, medio e índice).
El clásico movimiento que realiza Sai Baba es –ex-
tendiendo su brazo con la mano palma hacia abajo y
casi paralela al piso– girar su mano en círculo rápida
y repetidamente. Durante el giro, se traslada la boli-
ta a la punta de los dedos y se deshace entre ellos.
El carácter compacto de la bolita permite tenerla
oculta en cualquier lugar y tomarla en el momento
oportuno. En muchas ocasiones, se puede ver a Sai
Baba cómo pasa la bolita de su mano izquierda hacia
la derecha para luego desintegrarla. Este movimien-
to –a veces– suele ocultarlo con el pretexto de un pa-
pel carta o sobre que lleva en su mano izquierda.
También se pueden ocultar varias bolitas y, mien-
tras la atención del público está dirigida a la mano
que está pulverizando una de ellas, la otra podrá to-
mar libremente una nueva bolita para una segunda
materialización.
La pulverización debe hacerse lenta y paulatina-
mente, de esa forma se acrecentará la ilusión de es-
tar materializando una mayor cantidad de ceniza.
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vincentes. No era necesario ser David Copperfield para dar-
se cuenta de la simpleza de sus trucos, pero la imperiosa
necesidad de creer se sobreponía al sentido común o a la
evidencia en contra.
Durante décadas, científicos e ilusionistas lo vienen
acusando de fraude y revelan –con lujo de detalles– los
milagrillos del dios hecho mago. El que más popular lo ha
hecho y –obviamente por su natural sencillez– ha trascen-
dido las fronteras, es la mágica aparición de una ceniza
sagrada (vibhuti) en su mano (ver recuadro 1º).
Lo que ignoran los visitantes extranjeros, es que este
elemental juego de manos lo puede realizar cualquier niño
y es muy conocido en la India. Pero, ante lo evidente e irre-
futable, Sai Baba se defiende y se jacta diciendo: “Habrán
oído decir a la gente que lo que Yo hago es todo magia.
Pero la manifestación del Poder Divino no se debe inter-
pretar en términos de magia. Los magos hacen sus trucos
para ganar su sustento, fama terrenal y riqueza; se basan
en la falsedad y tienen éxito con el engaño. Pero este cuer-
po nunca podrá rebajarse a un nivel tan bajo” (Recopila-
ción de los mensajes de Sri Stahya Sai Baba
, Grace J.
McMartin, Edit. Errepar, Bs. As. 1991, p. 16)
Esta pseudodefensa, como dirían los psicoanalistas, ¿no
estaría delatando un mecanismo de proyección?, veamos...
FAMA TERRENAL, RIQUEZA,
FALSEDAD Y ÉXITO CON EL ENGAÑO
A la fecha, Sai Baba mantiene un liderazgo religioso que
se ha extendido notablemente en todas partes del mundo.
Según algunas estimaciones, el número total de adheridos
a su credo varía entre 10 y 50 millones. Solamente en la
India funcionan más de 3.000 Centros Sai y otros 400 dis-
persos en el extranjero.
Pero el precio de la fama no lo paga él, sino sus propios
seguidores. Hace un par de años, el máximo experto en tri-
quiñuelas paranormales de gurúes y hombres-dioses de la
India, B. Premanand, calculó la riqueza del imperio Baba
en más de 60.000 millones de rupias (1.714 millones de
dólares). La cifra no excluye el aeropuerto especialmente
construido en Puttaparthi, los varios y costosos automóvi-
les (BMW, Mercedes Benz, Jaguar) del propio
líder y los tres mil departamentos que alquila
a los visitantes y acaudalados extranjeros que
desean ver al avatar.
Para poder acumular semejante riqueza y
seguir recaudando activamente en todo el mun-
do, se dispone de un mecanismo muy efecti-
vo y sutil que muchos desconocen. La principal fuente de
ingresos proviene de donaciones y la organización de muchas
actividades que permita hacerlas efectivas. El sueño de
todo devoto es poder ver a su dios, aunque no sea más que
a distancia y aprovechando las dos salidas diarias que sue-
le hacer en su ashram. Cualquier motivo es bueno para reu-
nir a miles de personas y las muchas celebraciones que se
hacen durante el año no dejan de ser un buen pretexto:
Samithi, Shivarathri, Guru Pournima, Makara Sankranthi,
el cumpleaños de Sai Baba, Rama Navami, Krishna Jayant-
hi, Deepavali, Onam, Visnú, Navidad, Año Nuevo, etc.
Para cumplir con el ansiado objetivo monetario, exis-
ten dos grupos claves de tareas que son una especie de
cuerpo y tentáculos de un gran pulpo (Sathya Sai Central
Trust
) cuya cabeza es el mismísimo swami.
Grupo A: no superan los diez individuos, casi todos indios,
son los más cercanos y de mayor confianza de Baba por
haber permanecido durante décadas junto a él. Es el gru-
po más poderoso, controlan la totalidad de fondos, la inver-
sión del dinero e interactúan con funcionarios del gobier-
no y otras figuras públicas no sólo para lograr un
enlace efectivo en las antesalas del poder y añadir
un aura de respetabilidad a la Organización Sai, sino
también para obtener algunos favores políticos que
–obviamente– benefician a ambas partes. Por ejem-
plo: el Union Bank of India, propiedad del estado,
no cobra impuesto alguno por la transferencia de
dinero al Sathya Sai Central Trust.
Grupo B: lo integran entre doce y veinte personas
que incluye a algunos extranjeros. Por lo general, son
los presidentes de la Organización Sathya Sai en otros
países o en los estados más importantes de la India.
Aun cuando tienen cierta libertad en el manejo de
fondos regionales, su tarea principal es incrementar
las arcas del Central Trust a través del tendido de
redes a potenciales devotos influyentes y adinerados
de sus países. El método más eficaz es la organiza-
ción de actividades y promoción de los “milagros”
de Sai Baba.
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Según estimaciones, el número total
de adheridos a su credo varía entre 10 y 50
millones. Solamente en la India funcionan
más de 3.000 Centros Sai.
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Página oficial en Internet de
Bhagawan Sri Sathya Sai Baba.
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Muchos de ellos son empresarios y designan sus pro-
pios contables, esto les permite ciertas ventajas y tram-
pas de “ingeniería financiera”, la más común es el uso
de los intereses provenientes de las donaciones, apro-
vechar las inversiones como garantía para obtener prés-
tamos para sus propios negocios y recibir favores de
compañías financieras.
Está de más decir que los integrantes de ambos
grupos saben perfectamente los pormenores del gran
fraude que es Sai Baba, no en vano su silencio les ha
permitido gozar de su confianza y ocupar esos pues-
tos, admitir la realidad sería también arruinar sus pro-
pios negocios.
Son muy efectivos en su trabajo, pero no siempre
logran controlar lo impredecible que –paradójicamen-
te– ni su propio dios puede anticipar.
El drama comenzó el 29 de agosto de 1992, duran-
te la inauguración de otro nuevo y ostentoso edificio
del Central Trust, el Satya Sai Kalyana Mandapam.
La ceremonia contaba –entre otros– con la pre-
sencia del primer ministro Narashimha Rao, ministros nacio-
nales y primeros ministros regionales. Se permitió una gran
cobertura periodística que incluía el registro por las cáma-
ras del departamento de informaciones de la Doodarshan.
Lo indeseable ocurrió cuando Sai Baba decidió premiar
al responsable de la obra inaugurada, el arquitecto R. Cha-
krapani,. En el preciso instante que recibía de su fiel ayu-
dante un gran trofeo para entregarle al agasajado, se pro-
dujo un momento de vacilación y, rápidamente, Baba giró
su mano materializando “de la nada” un collar de oro para
asombro del arquitecto.
El milagro hubiese sido tal, si no fuera porque las cáma-
ras registraron todo el proceso en detalle. Cuando los edi-
tores de la Doodarshan se encontraron con lo evidente, se
quedaron estupefactos. Las imágenes revelaban cómo el
“inocente” ayudante que le alcanzaba el trofeo a Baba, le
depositaba –subrepticiamente por debajo de la base del
mismo– el collar en su mano para que luego el hombre-
dios lo hiciera aparecer mágicamente.
Si no lo hubieran advertido, las imágenes hubiesen sali-
do al aire en el segmento informativo nacional sobre la visi-
ta del primer ministro que iba a enviarse a Nueva Delhi
(India). La orden jerárquica fue inmediata, corte de cinta,
edición y destrucción del máster. Así y todo, no se pudo
evitar que alguien conservara esas imágenes que comen-
zaron a viajar por el mundo, ridiculizando –una vez más–
los burdos trucos de Sai Baba.
DEJAD QUE LOS NIÑOS
VENGAN A MÍ
Seguramente son los deseos inconfesables del gran avatar
y que, según confirman las nuevas y graves denuncias, ya
pocos dudan sobre las inclinaciones sexuales de Sai. Des-
pués de todo, él mismo ya lo había advertido, al menos es
lo que indican los panfletos que distribuyen los Centros Sri
Sathya Sai Baba en Argentina: “Sai Baba dice que su nom-
bre es significativo. ‘Sai’ denota el aspecto femenino del
universo y ‘Baba’ el masculino; el nombre completo expre-
sa el enlace de los dos. También ha proclamado que él es
la manifestación tanto de Shiva como de Shakti, fases del
universo y aspectos masculino/femenino de lo divino”.
Si bien la benevolencia puede hacer de esto una metá-
fora, los muchos que hoy se consideran víctimas del aco-
so sexual por parte de Baba, ya entendieron el verdadero
sentido de estas expresiones.
En 1999, el investigador Premanand hizo pública una
extensa carta que recibiera de un ex-alumno de la escue-
la Sai donde cuenta los pormenores de los abusos sexua-
les que sufren los jóvenes en los albergues estudiantiles
de la propia Organización Sai. Sin pérdida de tiempo, Pre-
manand envió una copia de la misma al Vicerrector del Ins-
tituto Sai de Estudios Superiores con una carta introduc-
toria (por correo certificado) en la que solicitaba que se le
informara si esto era verdad o no y que, si no era verdad,
se le permitiera visitar las instalaciones para entrevistar a
los estudiantes y profesores. Nunca recibió respuesta.
Lo notable es que la ola de acusaciones ya no sólo pro-
viene de científicos e ilusionistas que bien podrían ser sos-
pechosos por su escepticismo, ahora la batalla se libra en
el propio terreno de Baba y es de aquellos que –desde un
principio– creyeron en sus atributos divinos.
Entre ellos se encuentra Jeff Young, ex-presidente de
la Organización Sai en la Región Sur Central de los Esta-
dos Unidos, quien sostiene que su hijo Sam de 16 años,
sufrió abusos sexuales por parte de Sai Baba en reiteradas
ocasiones. Orgulloso de que su hijo fuera “bendecido” con
frecuentes entrevistas privadas junto a Sai, nunca sospe-
charon de los entretelones de las mismas. Hasta que un
buen día, el joven Sam se negó a volver a esos encuentros
y los motivos dejaron perplejos a sus padres: “Baba le aca-
riciaba y chupaba el pene a Sam y se enfadaba porque éste
no podía tener una erección”.
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Página en Internet de Bhagawan Sri Sathya Sai Baba,
especialmente dedicada a los “adultos jóvenes”
(entre 16 y 35 años) del movimiento.
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Las revelaciones de David Bailey, músico
inglés que trabajó durante cinco años como pro-
fesor visitante en la escuela Sai, no son menos
escalofriantes. La tarea que desempeñaba y la
confianza que generó entre sus jóvenes alum-
nos, fue clave para pasar a ser un verdadero con-
fesor de los abusos que sufrían los estudiantes
elegidos por Baba. Paulatinamente, fue confir-
mando que los diferentes relatos tenían un hilo
conductor de características semejantes y que
revelaban un patrón de conducta en el modo de
actuar de Sai Baba para estos casos:
◗ Sólo le interesan los varones y, preferente-
mente, que no superen los treinta años de
edad. (“Yo soy un ejemplo y una inspiración,
sea lo que sea que haga u omita. Mi Vida es
un comentario de Mi Mensaje. Por ejemplo, ustedes
deben de haber notado que yo nunca llamo a una mujer
sola a una ‘entrevista’.” Sai Baba).
◗ A sus elegidos les otorga el privilegio de entrevistas pri-
vadas inmediatas y suele hacerles regalos (relojes, ani-
llos, collares, etc.) al concluir las mismas.
◗ Habitualmente, se nutre de jóvenes que cursan estu-
dios en los Institutos de Enseñanza Sai. Entre los estu-
diantes se conoce perfectamente lo que ocurre en esos
encuentros, pero todos temen hacer comentarios por
temor a ser expulsados. A los elegidos se los designa
como “muchachos-en-forma” y se les concede ciertos
privilegios dentro del albergue.
◗ El pretexto para el acercamiento, es “cambiarles el kun-
dalini” frotándole los genitales con aceite o vibhuti mate-
rializado “de la nada”.
◗ El sexo oral y la masturbación son las prácticas más fre-
cuentes, pero no las únicas.
Al menos, los ex-devotos de Holanda encontraron una
explicación (?) para esta conducta, consultaron al Coordi-
nador Espiritual de la Organización Sai: “El Coordinador
Wim Goedbloed no niega que Sai Baba toca los genitales
de los devotos masculinos, pero explica que él sólo hace
eso por gracia y por compasión. ‘Gente sexualmente frus-
trada lo está visitando. Sai Baba está rompiendo la obse-
sión de ellos abriendo un punto de energía entre el ano y
el pene, para que así fluya la energía del Kundalini. Pero
este Sai Baba no espera que le pidan para sanar’”.
Por su parte Joke Broeke, del templo Sai en Lelystad,
no sólo admite que Sai Baba tiene relaciones sexuales con
los jóvenes sino que también ve esto como algo muy posi-
tivo: “Recientemente, vino al templo un joven que tenía
dificultades en la relación con su Padre. Él nunca había
educado al joven en asuntos sexuales. Por lo que Baba lo
hizo. Baba le frotó aceite en su pene y el joven lo experi-
mentó como amor. Él ahora está equilibrado y hasta tiene
una relación amorosa estable.”
Parece que con tanta claridad, todo se oscurece más.
AL AVATAR SE LE VIENE LA NOCHE
Decenas de historias aberrantes están inundando espacios
de Internet y ningún milagro de Sai Baba puede detener
su impacto. Una aplicada y documentada base de datos
(http://www.geocities.com/descubrimientosSB/ y http://www.
saibabaguru.com) está siendo expuesta por ex-devotos que
no piensan dar tregua hasta que vean a su ex-Dios tras las
rejas. Reina el optimismo y el gran esfuerzo ya ha dado sus
frutos:
◗ UNESCO y la Universidad de Flinders, en los Países
Bajos, retiraron su apoyo a la Conferencia sobre la Edu-
cación en el Fortalecimiento de Valores: Enfoques Inno-
vadores para la Educación de Maestros para la Paz y la
Comprensión Internacional, que estaba programada para
co-organizar con el Instituto de Educación Sathya Sai
de Tailandia y a llevarse a cabo en Puttaparthi del 25
al 29 de septiembre del 2000.
◗ El Templo Ghanesa, de Hong Kong (China), una casa
privada en Shatin la cual ha estado abierta durante 10
años para las sesiones de bhajans de los devotos de
Baba, ha cerrado sus puertas, permitiendo sólo su ingre-
so a los adoradores de Buda y los dioses hindúes.
◗ En Connecticut, EE.UU., impidieron que se inaugura-
ra una Escuela Sai.
◗ Ha habido una ola de deserciones de grupos en occi-
dente y renuncias de algunos devotos con cargos muy
representativos en la Organización Sai (ver recuadro 2).
◗ En Suecia el grupo central ha cerrado sus puertas, así
como una escuela basada en la Educación de Valores
Humanos, un programa ideado por educadores en el
colegio universitario de Puttaparthi.
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"Sathya Sai Baba ha dicho a mucha gente que
‘Prashanthi Nilayam no es mi hogar; mi hogar está
en tu corazón’. Sai Baba es Dios entre nosotros,
el alma interior de todos nosotros.
Es omnipresente, en todas partes, al mismo tiempo".
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◗ El Alsagar College, que forma parte de la Universidad
Metropolitana de Manchester (Reino Unido), ha retira-
do el uso de sus instalaciones a los Retiros de la Orga-
nización Sathya Sai.
Importantes publicaciones de todo el mundo (Daily Tele-
graph de Londres; India Today, Deccan Chronicle y The
Hindu
de India; The Age de Australia; The Ottawa Citizen
de Canadá; Sokaren de Suecia; Trouw de Holanda; etc.) se
han hecho eco de estas acusaciones y el imperio de Baba
tambalea.
Mientras que muchos esperan su derrumbe, los altos
mandos de la Organización Sai se escudan en que “todo
lo que Baba hace es una ‘enseñanza’. Aun cuando esté ha-
ciendo algo que luzca como inmoral o malo, lo hace por un
propósito y por lo tanto no puede ser cuestionado. El error
y lo inapropiado es bajar a Dios a un nivel humano, por eso
debemos aceptar a Sai Baba como Dios o no aceptarlo”.
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Síntesis de la carta de renuncia
de la presidenta de la Región Central Norte - Iowa, EE.UU.
28 de Mayo del 2000
Mis queridos hermanos, hermanas y oficiales de la Región Central Norte y del Consejo Central:
Es con gran pena y tristeza que les escribo hoy. Hace una semana renuncié como presidenta de la Re-
gión Central Norte, dándole mi notificación verbal al Coordinador Nacional, William Harvey, Ph. D.
La razón de mi renuncia probablemente les escandalizará y consternará a muchos de ustedes. Hace unas
semanas recibí una información de una compañera devota de muchos años acerca de un correo elec-
trónico que había recibido concerniente a actos de pedofilia por parte de Sathya Sai Baba. Yo le pedí que
me enviara el correo electrónico y personalmente investigué la información que contenía. Hablé perso-
nalmente con varios individuos que habían tenido experiencia directa con el comportamiento inapropia-
do de Sai Baba. Estos individuos son respetables, creíbles e inteligentes y no tienen ningún empeño en
simplemente quejarse.
Estoy apesadumbrada porque he llegado a creer que Sai Baba es un charlatán que ha usado el poder re-
cibido a través del amor y la reverencia de sus seguidores y las verdades de las antiguas Doctrinas Vé-
dicas y las escrituras para molestar sexualmente a niños y jóvenes de la edad de ocho a treinta años. Son
estas alegaciones de un inaudito y aborrecible acoso sexual que me obligan a escribirles esta carta a us-
tedes. Yo he investigado personalmente estas alegaciones y he hablado con varias personas que, o per-
sonalmente tuvieron experiencias sexuales directas o conocen muy bien a alguien que las tuvo, como un
miembro inmediato de la familia que fue abusado.
Dos de estos individuos fueron oficiales regionales que han renunciado a su cargo y que he conocido por
muchos años. Yo confío en ellos, sé que son de un carácter ejemplar y que no mentirían. Además, ellos
no tienen nada que ganar y todo que perder al presentar sus experiencias. Estas experiencias incluyen
numerosos recuentos de Sai Baba frotando con aceite genitales masculinos, masturbación mutua, gra-
tificación mutua de sexo oral, y hasta sexo anal por Sai Baba.
Si Sai Baba fuera simplemente un tramposo despojando a la gente de su dinero, yo preferiría desapare-
cer calladamente de la escena, mantener mi relación con los devotos y no interrumpir la fe de otros. Pero,
como oficial, que ha promovido a Sai Baba como el avatar, yo tengo una obligación legal y moral de po-
ner al tanto a todos los miembros y oficiales de esta región y a los líderes nacionales de que cualquier va-
rón entre las edades de ocho y treinta años, aproximadamente, corre potencialmente el riesgo de ser mo-
lestado sexualmente si van a la India a ver a Sathya Sai Baba y tienen una entrevista personal.
Mi corazón está con todos y cada uno de ustedes y mi amor por ustedes se mantiene inmutable.
Que Dios los bendiga y los llene de paz.
Shirley Pike
Puerta de entrada
a su ashram.
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