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el esc
é
ptico
(Verano 2000)
no incrementen la credulidad
y no favorezcan a los que yo
llamo
mercaderes de lo abso-
luto.
Eco reconoce que cree que
“es muy difícil derrotar a la
credulidad, porque es una vál-
vula de seguridad para la
mente humana. La gente ne-
cesita creer en algo, y yo
siempre recuerdo aquella frase
de Chesterton: ‘Cuando la
gente ya no cree en Dios, no
es que no crea en nada, es que
cree en todo’. Ésta me parece
una buena definición de lo
que es la Nueva Era”, indica.
L.A.G.
La secta Moon
adquiere la
agencia de
noticias UPI
La secta Moon, conocida po-
pularmente por sus ceremo-
nias nupciales multitudina-
rias, adquirió en mayo la
agencia de noticias United
Press International (UPI)
por una cantidad que no ha
trascendido. El colectivo,
fundado en 1954 por el inge-
niero norcoreano Sun Myung
Moon, realizó la operación a
través de su empresa News
World Communications,
propietaria de las cabeceras
del ultraconservador
The
Washington Times y el sensa-
cionalista
Noticias del
Mundo, entre otras publica-
ciones. UPI, que llegó a con-
tar en su mejor época con
más de 1.500 reporteros, 200
corresponsalías y ganó 10 Pu-
litzer, se encontraba en ma-
nos de empresarios saudíes y
su plantilla se había reducido
a apenas un centenar de pe-
riodistas repartidos entre
Washington y Nueva York,
principalmente.
La Iglesia de la Unificación
–nombre oficial de la secta–
posee en Estados Unidos ho-
teles, periódicos, academias
de baile y artes marciales,
emisoras de televisión, y fábri-
cas de armas, y se ha hecho
con la otrora influyente agen-
cia de noticias con la inten-
ción, según los portavoces de
Moon, de transformarla en un
medio especializado en noti-
cias de Internet. Este colec-
tivo pseudorreligioso, de mar-
cado carácter ultraconserva-
dor y considerado cómo una
de las sectas más peligrosas,
tiene como objetivo arrebatar
todo el dinero que, según
ellos, “está en manos de Sa-
tán” y “devolverlo a las manos
de Dios”. El reverendo Moon,
destinatario de todos esos
bienes, es, según sus adeptos,
“el Mesías encargado” de pro-
piciar “la instauración en la
Tierra del reino celestial”, que
llegará “tras una Tercera Gue-
rra Mundial”.
El golpe a la libertad de
prensa dentro de UPI que su-
pone su inclusión en el entra-
mado mediático moonie lo
dejó claro Helen Thomas, de-
cana de los periodistas desti-
nados en la Casa Blanca,
cuando decidió abandonar la
agencia nada más hacerse pu-
blica la noticia de quién iba a
ser su nuevo patrón. La vete-
rana informadora, de 79 años
y auténtica figura de referen-
cia en el periodismo político,
no especificó las razones de su
renuncia –“No pienso que-
darme”, se limitó a decir–,
pero el consenso fue total en
la lectura del hecho que hicie-
ron sus colegas: Thomas no
quiere estar al servicio de los
intereses de la secta Moon.
JAVIER MARÍ
Más firmantes
del ‘Manifiesto
Humanista
2000’
El
Manifiesto Humanista 2000,
publicado en el número 7 de
EL ESCÉPTICO, ha sido sus-
crito desde entonces por: Ju-
lián Arroyo Pomeda (catedrá-
tico de Filosofía de instituto y
secretario de redacción de
Paideia, Madrid); Lourdes
Gordillo Alvarez-Valdés (pro-
fesora titular de Filosofía de la
Universidad de Murcia);
Francisco Maeso Fernández
(profesor de la Facultad de
Economía en la Universidad
de Murcia); Tulio G. Mejías
A. (ingeniero de sistemas, Va-
lencia, Venezuela); Manuel L.
Royo-Villanova y Pérez (cate-
drático de Medicina. Hospital
Morales Meseguer, Murcia,
España); Agustín Sánchez La-
vega (profesor de la ETS de
Ingenieros Industriales y Te-
lecomunicación de la Univer-
sidad del País Vasco, Bilbao);
Fernando Savater (catedrá-
tico de Filosofía de la Univer-
sidad Complutense de Ma-
drid) y José Antonio Vera
González, (funcionario, Uni-
versidad de Murcia).
Estos apoyos se suman a los
ya recogidos en su momento
en esta revista, entre los que,
por error, fue incluido el de
David Alvargonzález, quien
no ha subscrito el Manifiesto
Humanista 2000.
primer contacto
El reverendo Moon y su esposa.