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(Verano 2000)
el esc
é
ptico
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“El VIH es la causa del sida, y
puede ser prevenido. Traba-
jando juntos, tenemos la capa-
cidad de invertir la tenden-
cia”. Ésta es la conclusión del
manifiesto firmado por cinco
mil médicos y científicos de
todo el mundo, publicado por
la revista
Nature días antes del
comienzo de la conferencia
muncial sobre el sida cele-
brada en Durban a finales de
junio. Los autores del texto
presentan la alarmante situa-
ción actual, con unos 34 mi-
llones de enfermos en todo el
mundo –24 millones sólo en el
África subsahariana– y 2,6 mi-
llones de muertos el año pa-
sado, hasta el momento la ma-
yor cantidad de víctimas. Si la
tendencia se mantiene, advier-
ten, África, el sur y el sudeste
asiáticos, Sudamérica y algu-
nas regiones de la antigua
Unión Soviética estarán en
una grave situación en los pró-
ximos diez años.
Frente a las voces alternati-
vas que niegan la vinculación
del VIH en sus dos variantes
–VIH-1 y VIH-2– con el sida
o incluso su existencia, el lla-
mado
Manifiesto de Durban re-
cuerda que no sólo está de-
mostrada científicamente la
existencia del virus, sino tam-
bién su vinculación con el
sida, al menos con el mismo
nivel de certeza que en el caso
de otras enfermedades provo-
cadas por virus, como la polio-
mielitis, las paperas o la vi-
ruela. Los autores critican du-
ramente a “personajes públi-
cos que continúan negando la
evidencia, lo que costará nu-
merosas vidas”, y recuerdan
que la investigación, y no los
mitos, permitirán el desarrollo
de nuevos tratamientos más
eficaces.
Mientras tanto, es necesa-
rio que el sida sea considerado
el mayor problema de salud
pública a escala mundial y que
se potencie la comunicación
con el fin de atajar la principal
vía de contagio: la sexual. Los
autores advierten que todo el
mundo debe tener claro que el
enemigo a batir es el sida y que
una misma estrategia de comu-
nicación no tiene por qué ser
eficaz en todos los países. Por
otra parte, señalan que el alto
coste de algunos medicamen-
tos los sitúa fuera del alcance
de la mayoría de los enfermos
de los países pobres, lo que su-
pone un serio problema para el
control de la pandemia. Es ne-
cesario, dicen, desarrollar fár-
macos más fáciles de adminis-
trar, con menos efectos secun-
darios y sobre todo más econó-
micos, de manera que puedan
beneficiarse de ellos práctica-
mente todos los afectados.
El manifiesto concluye con
un llamamiento al sentido co-
mún, a la solidaridad y a la es-
peranza: “No se vislumbra un
final para la pandemia. Sola-
mente trabajando juntos tene-
mos la capacidad de invertir la
marea de esta epidemia. La
ciencia triunfará un día sobre
el sida, de la misma manera
que lo hizo sobre la viruela.
Controlar la propagación del
virus será el primer paso.
Hasta entonces, la razón, la
solidaridad, la voluntad polí-
tica y el coraje deben ser nues-
tros aliados”.
BORJA MARCOS
primer contacto
5.000 científicos responden a los peligrosos disparates
de los ‘disidentes’ sobre el origen del sida
Imagen de tres virus VIH infectando a un linfocito. 160.000 aumentos.