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iempre se dice que, para es-
tar al tanto de la actuali-
dad, no hay medio de comuni-
cación como la radio. Y es
cierto... en la mayoría de los
casos.
Viernes, 19 de mayo. Juan
Antonio Cebrián, director de
La Rosa de los Vientos, pro-
grama de Onda Cero, anuncia
que uno de los colaboradores
del espacio va a deleitar a la
audiencia con “la última teo-
ría sobre el triángulo de las
Bermudas”. ¿Cuál será?, me
pregunto. Venciendo al
sueño, espero hasta que, pasa-
das las 4 horas, suena la voz
autorizada de Jesús Callejo. La
teoría es sorprendente: achaca
las desapariciones a violentos
escapes masivos de gas me-
tano contenido en el subsuelo
marino. Cebrián y otro ex-
perto
, Carlos Canales, ratifi-
can que se trata de la última
teoría
y demuestran así una ig-
norancia pareja a la de Ca-
llejo, que, siguiendo la misma
estrategia que las revistas eso-
téricas en las que colabora,
vende al público a través de la
radio descubrimientos de
hace lustros como si se
hubieran realizado hace
cinco días. Porque su
última teoría
es más
vieja que el baúl de la
Piquer, era ya famosa a
principios de los años
90. ¡Casi nada!
Richard McIver,
un geoquímico vin-
culado a la indus-
tria petrolífera, fue
el primero en formu-
larla. Hay depósitos de
hidratos en todos los
océanos del planeta y bajo
ellos se encuentra metano
en estado gaseoso. Los es-
capes de gas a alta presión
han provocado numerosos ac-
cidentes en barcos perforado-
res y plataformas petrolíferas,
ya que las estructuras pierden
gran parte de su capacidad de
mantenerse a flote y pueden
llegar a volcar. En un docu-
mental emitido en 1992 por
Canal Plus, titulado El trián-
gulo de las Bermudas
, Larry
Kuhlman, de Neal Adam Fire-
fighter Inc., indicaba que ha-
bía presenciado gran número
de accidentes de este tipo.
“Las plataformas se hunden
por dos razones: una es la re-
ducción del peso específico
del agua debido a la presencia
de gas, y la otra es que el agua
sube de nivel, llega hasta la
cubierta y se introduce en los
sistemas de conducción in-
terna. El gas asciende hasta la
superficie muy deprisa y, en
algunos casos, las plataformas
se hunden en cuestión de mi-
nutos”, advertía. Y añadía que
los trabajadores que se lanzan
al agua gasificada intentando
salvarse descubren que se
hunden, que ni con chaleco
salvavidas flotan.
Las perforación del sub-
suelo es la manera más habi-
tual de liberar este enorme
poder destructivo de la natu-
raleza; pero no la única. Los
corrimientos de tierra subma-
rinos pueden sacar a la luz de-
pósitos de gas, que, liberado
en grandes cantidades, desen-
cadena una catástrofe locali-
zada. Si no hay tráfico marí-
timo, todo queda en una mera
anécdota; si un barco navega
por las inmediaciones, casi
con toda seguridad acaba en
el fondo del mar. Experimen-
tos llevados a cabo en el Insti-
tuto de Ciencias Oceanográfi-
cas de Gran Bretaña revela-
ron a principios de los años 90
qué ocurre a una embarcación
que navega en una mezcla de
gas y agua. La piscina perma-
nece tranquila hasta que se
produce el escape gaseoso.
Entonces, el agua se convierte
en un auténtico infierno
blanco, la turbulencia atrapa
al navío y éste se hunde. Esto
es lo que, según McIver, ocu-
rre a veces en el triángulo de
las Bermudas: los sedimen-
tos se rompen, el gas queda
libre y, en su camino hacia
la superficie, se traga los
barcos.
La hipótesis es atrac-
tiva y está basada en
hechos reales. Pero
no es nueva. Sólo
puede presentarla
como tal alguien
tan mal informado como el
director y los colaboradores
de La Rosa de los Vientos,
el circo paranormal
Ordenalfabétix en las ondas
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quienes, en sus ansias por ven-
der misterios increíbles, tratan
de disfrazarse de investigado-
res objetivos y críticos, pero
no dudan en achacar a extra-
terrestres desapariciones de
aviadores, en hablar de los
doce triángulos de la muerte o
en volver a repetir la mentira
de que en la zona de las Ber-
mudas desaparecen muchísi-
mos más barcos que en cual-
quier otra región de los océa-
nos terrestres. Por si alguien lo
dudaba, el escape de metano
nocturno del 19 de mayo, que
no hundirá un programa ne-
fasto en el que se intenta equi-
parar ciencia y anticiencia
mezclándolas, deja bien claro
que la fiabilidad de otro de los
colaboradores del espacio –un
Bruno Cardeñosa que, entre
otras lindezas, traduce silicon
por silicona y no por silicio–
no es un accidente, sino la
norma entre los expertos a los
que da pábulo Juan Antonio
Cebrián, quien cualquier día
nos informará de que el hom-
bre ha llegado a la Luna.
Se me olvidaba un detalle.
Tras informarnos de la última
teoría
del triángulo de las Ber-
mudas, La Rosa de los Vientos
dio ese mismo día otra exclu-
siva: el ufólogo Antonio Ri-
bera iba a publicar un nuevo
libro. Me quedé de piedra
cuando me enteré del título de
la obra, algo que nos adelanta-
ban los perspicaces informa-
dores. Se trataba de Cartas de
tres herejes.
Volví a mirar el
calendario: estábamos a 19 de
mayo. Fui a la estantería y lo
comprobé en el propio libro
de Ribera: estaba a la venta
desde diciembre pasado. Está
claro, a pesar de su apestoso
hedor, el género del comercio
de Ordenalfabétix, el pesca-
dero de la aldea gala por exce-
lencia, es bastante más freco
que las últimas noticias de La
Rosa de los Vientos
.
L.A.G.
‘Cucharoquinesia’
H
ay un chiste muy bueno
que no puedo dejar de re-
cordar en estos momentos. En
una función de títeres, una
princesita está echando una
bronca tremenda a un príncipe
mientras la emprende a garro-
tazos con él. Le dice que es un
calzonazos, un vago, un inútil,
y que parece un ...
1
En ese mo-
mento, se levanta un hombre
entre el público, se acerca al
teatrillo y se dirige a la prin-
cesa: “Mira, me has hecho mu-
cho daño, me siento insultado.
Entérate de que soy doctor in-
geniero y abogado, y tengo un
MBA de la Universidad de
Georgetown, así que no tienes
ningún derecho a decir que
seamos tontos o nada pare-
cido”. Uno de los titiriteros
sale de detrás del teatrillo y
pide disculpas al espectador
ofendido, quien le agarra por el
cuello y le grita: “¡Y tú cállate,
imbécil, hablaba con la prince-
sita!”.
Llama la atención la falta de
sentido del humor de los para-
normales
. Como ejemplo, en un
debate televisivo al que asistí
como invitado, un humorista
hizo una divertida parodia de
las artes adivinatorias leyendo
el futuro del presentador en
unos cacahuetes esparcidos so-
bre una mesa y una avellana
infiltrada, cosa que alarmó pro-
fundamente al esforzado pito-
niso–.
Una vez terminado el
número de la frutosecología –di-
vertidísimo, por cierto, el hu-
morista ofreció su mano a una
vidente que se encontraba en
el plató, quien la retiró negán-
dole el saludo, y apartando la
mirada.
Esta vez la demostración de
sentido del humor viene de la
mano de uno de los grandes,
uno de los mitos vivientes: Uri
Geller. En una reciente visita a
Tokio, fue asaltado por un
grupo de niños que quería su
autógrafo en unos cromos de
personajes del videojuego Po-
kémon,
de Nintendo, basado
en los dibujos animados japo-
neses que causan furor en casi
todo el mundo. En estos cro-
mos, aparece un personaje lla-
mado Un-Geller en Japón y
Kadabra en el resto del
mundoque va dejando a su
paso un rastro de cucharillas
dobladas y es capaz de provocar
dolores de cabeza a sus adversa-
rios por telepatía. El famoso
doblador de cucharas mediante
el poder de la mente cuya ca-
pacidad los simples mortales
empleamos solamente en un
10%se ha sentido herido y ha
tomado una drástica decisión:
reclama al fabricante de video-
juegos una indemnización de la
friolera de 100 millones de dó-
lares. Afirma que la casa Nin-
tendo ha creado un personaje
con un notorio parecido a él
–¿será físico el parecido?–, uti-
lizando su nombre y perjudi-
cando su imagen sin su consen-
timiento. El dotado incluso
dice haber recibido llamadas y
cartas en las que admiradores
le felicitan por el dinero que
habrá ganado por derechos de
imagen al haber autorizado a
Nintendo a utilizar su imagen.
Nintendo no es la primeras
víctima de la ira de Geller. Ya
demandó al fabricante de relo-
jes Timex porque en un anun-
cio aparecía un dotado que no
lograba parar un reloj con el
poder de su mente. Los aboga-
dos de Geller afirman, además,
que están estudiando deman-
dar a la cadena de venta de
muebles Ikea por vender un ta-
burete llamado El Uri con las
patas dobladas y retorcidas,
por el evidente parecido con
sus famosas cucharas. Espere-
el circo paranormal
1
Aquí puede ponerse guipuzcoano, bil-
baíno, lepero... Depende de quién
cuente el chiste, hay para todos los
gustos.