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COBRA usa firmas
falsas de artistas e
intelectuales para
respaldar que el
VIH no existe
Una investigación periodística de
Diario 16 desveló el 13 de mayo
que el Centro Orientativo de Bio-
Regeneración Aplicada (COBRA),
que mantiene que el VIH no exis-
te, ha utilizado falsamente fir-
mas de intelectuales y artistas
como respaldo de sus teorías
[Toro, Victoria: “Conocidos inte-
lectuales firman, sin saberlo,
que el sida no existe”. Diario 16
(Madrid), 13 de mayo de 1999].
La preparación del artículo
que sacó a relucir el montaje em-
pezó como casi siempre empie-
zan estas cosas. Una redactora
del periódico tenía sobre su me-
sa el Manifiesto de intelectuales y
artistas por un debate científico y
público sobre el sida, que
COBRA había colocado en sus
páginas de Internet (http://free-
news.dragonfire.net). En el tex-
to, aparecían más de treinta fir-
mas, algunas de ellas de perso-
nas muy conocidas: Ana Belén y
Víctor Manuel; el antropólogo
Manuel Delgado; los filósofos
Agustín García Calvo, Javier
Sádaba y Eduardo Subirats; los
escritores Antonio Escohotado,
Fernando Arrabal y Fernando
Sánchez Dragó, y el periodista
Raúl del Pozo.
Entre estos nombres, había
algunos cuya adscripción a las
ideas de COBRA es pública, co-
mo Sánchez Dragó, quien ha de-
fendido en alguno de sus artícu-
los que el VIH no existe, una de
las tesis favoritas de esta asocia-
ción. Pero había otros cuya pre-
sencia sorprendía. Sólo había
que hacer una cosa, ponerse en
contacto con ellos y preguntarles
si efectivamente creían que el
VIH no existía y que las muertes
atribuidas al sida son, en reali-
dad, producto de la medicación
con la que se trata a las que se
presentan como víctimas del si-
da, que es otra de las tesis que
defiende COBRA en las páginas
en las que aparece, o mejor, apa-
recía, el citado manifiesto.
Según hemos podido saber, la
redactora de Diario 16 intentó lo-
calizar a Agustín García Calvo
en su despacho de la Universi-
dad Complutense, pero allí le di-
jeron que se había ido a su casa
y que en ésta no tenía teléfono,
ni lo había tenido nunca, por lo
que era imposible localizarle
hasta que no volviera al despa-
cho de la facultad. Después, lle-
gó el turno de Escohotado. El
escritor explicó a la periodista
que era cierto que hacía unos
cinco años le había llamado con
insistencia alguién de esa aso-
ciación desde una localidad an-
daluza y que en algún momento
él podía haber dicho, por teléfo-
no, que apoyaba un manifiesto.
Pero Escohotado se encargó de
dejar muy claro que en forma al-
guna él defiende que el VIH no
exista. De hecho, contó que ha-
bía perdido a varios amigos por
esta enfermedad, y que a lo que
se oponía era a la forma en que,
cuando apareció la enfermedad,
se daban los diagnósticos, que
entonces, no hay que olvidar,
eran una sentencia de muerte
segura. Escohotado también de-
jó muy claro que se desvincula
completamente de las tesis de
COBRA y que no apoya en modo
alguno el manifiesto citado.
Ana Belén y Víctor Manuel es-
taban trabajando
ella en Anda-
lucía y él en Asturias
y en su
oficina no se mostraron muy in-
teresados en localizarles cuando
se les llamó para confirmar su
firma en un manifiesto, hasta
que se les explicó en qué consis-
tía el manifiesto y cuáles eran
las tesis de COBRA, el grupo que
lo había hecho público. Cinco
minutos más tarde, la redactora
de Diario 16 recibió una llamada
de la oficina de los cantantes en
la que le explicaban que Víctor
Manuel negaba tajantemente
que ni él ni su mujer hubieran
firmado tal cosa. Días después,
el cantante aclaró a otra redac-
tora del periódico que no sólo le
parecían aberrantes las ideas de
COBRA, sino que él pertenece a
la junta directiva de una asocia-
ción de ayuda a enfermos de si-
da que lucha por estas personas
y que estimula la investigación
en las terapias contra el VIH.
El antropólogo Manuel Delga-
do fue, quizás, el más indignado
de los consultados. No sólo no
había firmado el manifiesto
no
firma ninguno, explicó a Diario
16
, sino que no sabía qué hacer
para evitar que su nombre se
usara impunemente.
Raúl del Pozo se sorprendió
de lo que había firmado. Si lo ha-
bía hecho, que no lo recordaba,
porque dijo estar convencido de
que lo que había apoyado era un
manifiesto contra la guerra en
Kosovo. Pero también aclaró que
de ninguna forma estaba de
acuerdo con las teorías de
COBRA.
El artículo en el que se expli-
can en profundidad estas con-
versaciones entre presuntos fir-
mantes del manifiesto y la perio-
dista de Diario 16 se publicó el
13 de mayo a doble página, con
llamada en primera y apunte edi-
torial incluido. Pocos días des-
pués, Agustín García Calvo hizo
pública su opinión sobre la
cuestión en el diario La Razón.
Él sí cree lo que dicen “los chicos
de COBRA”.
El Centro Orientativo de Bio-
Regeneración Aplicada retiró el
15 de mayo de Internet “el mani-
fiesto de intelectuales y artistas
por un debate científico y públi-
co sobre el sida hasta que se
aclare la parte inicial de la lista
de signatarios”. Algo significativo
por mucho que esta asociación-
mantenga que “ello no supone
que nos creamos las calumnias
vertidas por Diario 16 en sus ar-
tículos (portada, editorial y pági-
nas centrales) contra COBRA”.
SILVIA ALONSO
La Fundación
Gustavo Bueno
apadrina a EL
ESCÉPTICO en
Asturias
La Fundación Gustavo Bueno
acogió, el pasado 20 de mayo, la
presentación en Oviedo de ARP -
Sociedad para el Avance del Pen-
samiento Crítico y de EL ESCÉP-
TICO. El acto contó con una nu-
trida asistencia de público ante
el que intervinieron Javier Ar-
mentia, director del Planetario
de Pamplona y presidente de
ARP, José María Bello, director
del Museo Arqueológico e Histó-
rico de La Coruña, Luis Alfonso
Gámez, periodista y director de
esta revista, y, finalmente, los
anfitriones, los filósofos de la
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(Primavera 1999)
el escéptico
primer contacto
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el escéptico (Primavera 1999)
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Universidad de Oviedo David Al-
vargonzález y Gustavo Bueno,
ambos miembros de ARP.
Tras desgranar los motivos
que dieron lugar al nacimiento
de ARP, los fines que persigue la
asociación y los planteamientos
de la revista, los intervinientes
hicieron un llamamiento a la
participación activa y militante
ante el avance del pensamiento
irracional, una lacra finisecular
destructiva y peligrosa. Final-
mente, Gustavo Bueno planteó
unas reflexiones en torno al sig-
nificado de los términos racional,
crítica, tolerancia y escepticismo,
señalando su ambigüedad y la
necesidad de perfilar su conteni-
do significante, tal vez mediante
la práctica misma de la asocia-
ción y la revista.
El número y la calidad del pú-
blico asistente, así como su par-
ticipación tanto en el coloquio
del acto como en la animada
charla informal posterior, permi-
ten esperar un rápido y fructífe-
ro crecimiento del movimiento
escéptico en Asturias, una tierra
históricamente caracterizada no
por haber cedido a la seducción
de los endebles planteamientos
irracionales, sino por su com-
portamiento recio y combativo,
propio de gentes que, con los
pies en la tierra, han sabido y
saben extraer vida de sus mis-
mas entrañas.
JOSÉ MARÍA BELLO
550 divulgadores y
científicos abogan
en Granada por
poner freno a
la pseudociencia
“Es urgente incrementar la cul-
tura científica de la población.
La información científica es una
fecundísima semilla para el de-
sarrollo social, económico y polí-
tico de los pueblos. Como se ha
repetido a lo largo del congreso,
el conocimiento debe ser consi-
derado de enorme valor estraté-
gico. La complicidad entre los
científicos y el resto de los ciuda-
danos es una excepcional cele-
bración de la democracia. Pero
es que además esa nueva cultu-
ra contribuiría a frenar las su-
percherías disfrazadas de cien-
cia, aumentaría la capacidad crí-
tica de los ciudadanos, derriba-
ría miedos y supersticiones, ha-
ría a los seres humanos más li-
bres y más audaces. Los enemi-
gos a batir por la ciencia son los
mismos que los de la filosofía, el
arte o la literatura, esto es, la in-
cultura, el oscurantismo, la bar-
barie, la miseria, la explotación
humana”.
Lo anterior es el último párra-
fo de las conclusiones del I Con-
greso sobre Comunicación Social
de la Ciencia, que se celebró en
Granada del 25 al 27 de marzo y
contó con
más de 550
participantes
de quince paí-
ses. El éxito
de la convoca-
toria realizada
por el Parque
de las Cien-
cias, cuya di-
rección corre
a cargo de Er-
nesto Páramo,
se tradujo en
tres días in-
tensos de con-
vivencia entre
científicos, di-
vulgadores y
educadores.
Unas jorna-
das en las que
ARP - Socie-
dad para el
Avance del Pensamiento Crítico
estuvo representada por Félix
Ares, Javier Armentia, David Ga-
ladí, Ramón Núñez, Fernando
Savater, Manuel Toharia y Victo-
ria Toro, entre otros, sin olvidar
al propio Páramo.
Ya desde la sesión inaugural
quedó claro que una de las prin-
cipales preocupaciones de los
congregados en la ciudad de La
Alhambra es el auge de la irra-
cionalidad. Sentencias como la
de Savater advirtiendo que “la
lucha ahora es la cruzada contra
la ignorancia”; gran parte de la
conferencia del académico y es-
critor Antonio Muñoz Molina [ver
entrevista en este mismo núme-
ro]; las agudas intervenciones de
Toharia; y la magnífica recepción
dispensada por los asistentes al
número 3 de EL ESCÉPTICO y a
la ponencia conjunta de Armen-
tia, Toro y el autor de estas lí-
neas evidenciaron que la época
de la pasividad, de dejar hacer a
los embaucadores, lleva camino
de pasar a la historia.
Especialmente significativo
fue el hecho de que la participa-
ción oficial de ARP, concebida
inicialmente como un taller si-
multáneo a otro de Atapuerca,
fue reconvertida sobre la marcha
en una intervención plenaria,
dado que muchos asistentes ma-
nifestaron a la organización su
pesar por tener que elegir entre
un taller dedicado a la exposi-
ción de los hallazgos paleoantro-
pológicos de la sierra burgalesa y
otro centrado en los riesgos del
auge de la pseudociencia. El re-
sultado fue una sesión en la que
tuvimos el placer de compartir
estrado con Eduald Carbonell y
José María Bermúdez de Castro,
bajo la moderación de Melchor
Sainz-Pardo, director de El Ideal.
Pero tan importante como lo
que ocurrió en el salón de actos,
fueron las conversaciones infor-
males en los pasillos o durante
las salidas nocturnas por Gra-
nada. Merecen, asimismo, espe-
cial mención el trabajo de Javier
Medina y Javier Ruiz, que coor-
dinaban una organización que
se desvivió por ponernos todas
las facilidades para hacer nues-
tro trabajo y nos colmó de aten-
ciones, y el apoyo recibido de
Nieves Gordón y Fernando Jáu-
regui, amigos del Planetario de
Pamplona a los que ARP tiene
mucho que agradecer por su
siempre desinteresado respaldo.
L
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A
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G
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primer contacto
Cortesía del Parque de las Ciencias de Granada.
Fernando Savater, Ernesto Páramo y Antonio Fernandez
Rañada, en la sesión de apertura.