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primer contacto
Un estudio científico demuestra el carácter
fraudulento de la imposición de manos
“La imposición de manos tiene
efectos sorprendentes. Yo no veo
el aura, pero la puedo sentir
mientras extiendo las manos so-
bre el enfermo”. Un estudio cien-
tífico, cuyos resultados se publi-
caron el 1 de abril en The Journal
of the American Medical Associa-
tion (JAMA), ha demostrado la
falsedad de esta afirmación del
padre José María Pilón.
1
Las con-
clusiones de la investigación, di-
rigida por la doctora Linda Rosa,
del Consejo Nacional contra el
Fraude Sanitario de Estados
Unidos, no dejan lugar a dudas:
los practicantes del denominado
toque terapéutico, sujetos que
aseguran usar sus manos para
manipular el campo de energía
humano y sanar así enfermos,
son incapaces de detectar ese
presunto campo energético bajo
control científico.
Los experimentadores funda-
mentan su estudio en la necesi-
dad de someter a prueba una
técnica profesionalmente recono-
cida, como lo demuestra el he-
cho de que, de los más 100.000
practicantes de la imposición de
manos que hay en todo el mun-
do, 43.000 son profesionales sa-
nitarios.
2
Y es que el toque tera-
péutico se enseña en más de un
centenar de universidades de 75
países, y en al menos ochenta
hospitales norteamericanos se
ha detectado que hay enferme-
ras que lo aplican sin el conoci-
miento de los médicos en la ma-
yoría de los casos. Por su parte,
el editor de JAMA, George D.
Lundberg, destaca que esta téc-
nica ha dado lugar a un “crecien-
te negocio a escala internacio-
nal”, negocio que encuentra su
más tosca expresión en los lla-
mados sanadores espirituales.
La prueba a la que los auto-
res del informe sometieron a
veintiún profesionales del toque
terapéutico sorprende por la sim-
pleza de su diseño y lo categóri-
co de los resultados. El diseño
fue obra de uno de los firmantes
el escéptico
(Junio 1998)
7
del artículo, Emily Rose, una
niña de nueve años que conci-
bió en principio la investigación
como un proyecto escolar. Con
las barreras visuales oportunas,
la niña ponía una mano a ocho
centímetros de las palmas de las
de los sujetos que se sometían a
la prueba: la colocaba al azar en
la vertical de la mano izquierda
o la derecha del dotado, que de-
bía qué precisar cuál de sus
manos detectaba la energía de la
experimentadora. Los resultados
del estudio fueron concluyentes:
los practicantes del toque tera-
péutico acertaron qué mano po-
día captar el campo energético in-
fantil sólo en el 46% de las oca-
siones, “lo que está muy cerca a
lo que presupuesto por el azar”,
el 50%.
Los investigadores consideran
que ha quedado confirmado que
el toque terapéutico “carece de
fundamento científico y que su
uso por profesionales sanitarios
está injustificado”. El editor de
la revista va más allá y afirma
que, además, el estudio de-
muestra que “no existe” el su-
puesto campo de energía huma-
no del que hablan los partidarios
de la imposición de manos y hace
una llamada a la honestidad de
los profesionales de esta técnica,
a quienes, ingenuamente, invita
a informar a sus clientes de la
realidad para que no malgasten
su dinero en esta técnica “a me-
nos que nuevos experimentos
honestos demuestren un efecto
real”.
En España, sólo La Vanguar-
dia se hizo eco el 4 de abril de
los demoledores resultados de
tan importante y definitivo estu-
dio: el boletín de la Asociación
Médica Americana es una de las
más prestigiosas publicaciones
médicas. Las revistas esotéricas,
con la transparencia y el respe-
to a la verdad que les caracteri-
za, han ignorado la noticia. No
en vano, viven de hacer publici-
dad de ésta y otras estafas.
1
Lamet, Pedro Miguel [1990]: “Creo
en la existencia del demonio co-
mo ser personal”. Diario 16 (Ma-
drid), 4 de Noviembre.
2
Rosa, Linda; Rosa, Emily; Sarner,
Larry; y Barrett, Stephen [1998]:
“A close look at therapeutic
touch”. The Journal of the Ameri-
can Medical Association, Vol. 279
– Nº 13 (1 de Abril), 1005-1010.
Se puede leer en Internet en:
http://www.ama-assn. org/sci-
pubs/journals/archive/jama.
La astrónoma de origen alemán
Maria Reiche, popularmente co-
nocida como la Dama de Nazca,
falleció el pasado 8 de junio en
Lima (Perú) a los 95 años. Desde
hace tiempo en muy precarias
condiciones de salud, gracias a
ella, las llamadas líneas de Naz-
ca se dieron a conocer en todo el
mundo... Reiche defendió siem-
pre que se trataba de geoglifos
que tenían un significado astro-
nómico. Pero, sobre todo, luchó
por la conservación de ese mo-
numento único de las culturas
que habitaron esa región
desértica de Perú y que estable-
cieron allí sus lugares sagrados.
Y defendió también el estudio
científico de las mismas, evitan-
do las interpretaciones, a veces
deshonestas y a veces malicio-
sas, de los vendedores de miste-
rios sin resolver, que solían afir-
mar que esas líneas eran prue-
ba del contacto humano con se-
res extraterrestres.
Declaradas en 1994 Patrimo-
nio de la Humanidad por la
Unesco, el conjunto monumen-
tal de Nazca es impresionantes.
Ubicadas en una planicie desér-
Muere Maria Reiche,
‘la Dama de Nazca’,
a los 95 años
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8
(Junio 1998) el escéptico
tica no lejos de la ciudad de Ica,
está compuesto por un conjun-
to muy variado de líneas, reali-
zadas normalmente eliminando
las piedras de la superficie
desértica, de manera que quede
al descubierto el suelo arenoso
subyacente, más oscuro. Algu-
nas líneas discurren durante ki-
lómetros formando impresionan-
tes rectas. Pero las más conoci-
das son dibujos a gran escala
principalmente zoomórficos
arañas, monos, cóndores,
colibríes...
y alguna represen-
tación humana, aparte de dise-
ños geométricos.
Aunque se ha solido afirmar
que para ver estos dibujos hay
que hacerlo desde el aire, esto es
radicalmente falso: desde algu-
nos cerros cercanos, uno puede
disfrutar de los dibujos sin te-
ner que volar. También algunos
han afirmado que los geoglifos no
se descubrieron hasta que el
hombre voló sobre la zona, algo,
como las hipótesis de
astronautas en la antigüedad,
totalmente falso: existen tratados
de la época de las primeras ex-
ploraciones españolas que men-
cionan éstas y otras líneas. Cier-
tamente, con la popularización
de la aviación se hicieron mucho
más famosas. De hecho, actual-
mente una de las principales
atracciones turísticas de la re-
gión consiste en sobrevolar las
líneas de Nazca a bordo de una
avioneta. La labor de personas
como María Reiche ha consegui-
do que se haya ido suscitando
una preocupación en las autori-
dades por preservar este monu-
mento, aunque demasiado tar-
de: la carretera Panamericana
discurre por la mitad de la pla-
nicie, cortando algunos geoglifos.
La popularización de las lí-
neas llegó de la mano de autores
como Erich von Däniken que
han llegado a decir que sólo ex-
traterrestres podrían haber he-
cho una obra de tal magnitud, y
que posiblemente cumpliría un
papel similar al de un moderno
aeropuerto. Por supuesto, tales
historias carecen de toda lógi-
ca, aunque
como suele pasar
han alcanzado gran popularidad
y aún hoy hay escritores que si-
guen empeñados en vender un
misterio que no es tal.
Porque lo cierto es que pocas
veces se suele contar que real-
mente las líneas de Nazca no son
únicas: existen otros lugares en
Perú y el norte de Chile donde
aparece este tipo de monumen-
tos. Tampoco se suele contar
que, entre los dibujos de Nazca,
hay motivos que permiten fechar
estos diseños en diferentes épo-
cas, correspondientes a las dife-
rentes culturas que han ido
poblando esa región desértica en
los últimos tres mil años: la
Paracas, la Chavin, la Nazca...
Todo ello sólo confirma que
ese lugar fue utilizado durante
mucho tiempo, y que esos dise-
ños responden a lo que conoce-
mos de esas culturas, porque
hay motivos similares en cerá-
micas y tapices que nada tienen
que ver con extraterrestres.
La realidad es que los restos
arqueológicos demuestran que
en el antiguo Perú se desarrolla-
ron culturas muy avanzadas,
con una gran maestría en artes
como la cerámica y la textil, y ex-
pertas en arquitectura o ingenie-
ría civil. Ver a estos pueblos
como primitivos es sencillamen-
te estúpido, y sólo puede ex-
plicarse desde el etnocentrismo
europeo que está en la base de
las afirmaciones de Von Däni-
ken: al ser tan primitivos, habrían
necesitado de la ayuda de seres
extraterrestres para hacer estos
monumentos.
Frente a estos vendedores de
lo absurdo, Maria Reiche, astró-
noma, estudió durante decenios
las líneas, intentando compren-
der la razón por la que se
habrían construido. Encontró en
algunas de ellas una significa-
ción astronómica: indicaban
puntos concretos del horizonte
por donde sale el Sol o la Luna
en determinados momentos es-
peciales del año, como los sols-
ticios y los equinoccios. A partir
de ahí, concluyó que Nazca era
una especie de enorme calcula-
dora astronómica. Sin embargo,
se ha comprobado que hay otras
líneas que nada tienen que ver
con el cielo: a veces las alinea-
ciones son de tipo orográfico, con
cerros y collados más o menos
alejados, y en general se cree que
el conjunto ha ido conformando
un recinto sagrado, quizá rela-
cionado con ceremonias pro-
piciatorias para acercar el agua
a esas regiones el agua. En cual-
quier caso, el que estuviera erra-
da, no quita para reconocer el
gran trabajo de arqueología y
astronomía que realizó a lo largo
de su vida Maria Reiche.
Maria Reiche.
Archivo ARP
Vía Digital crea el
primer canal de
televisión dedicado
al esoterismo
Vía Digital puso en funciona-
miento el martes 13 de enero
Millennium, el primer canal temá-
tico de televisión “dedicado ínte-
gramente a todos aquellos temas
que hagan referencia al esoteris-
mo, los grandes misterios y los
milagros”. La empresa dirigida
por Pedro Pérez justificó su
apuesta por lo irracional en “el
éxito más o menos importante
encada caso, pero síempre con
un probado índice de acepta-
ción”, de los programas pseudo-
científicos que se han emitido en
diferentes épocas en España, y
en el deseo deatender la deman-
da de “la audiencia fiel a estos
temas”, que cifra en unas
250.000 personas. Es decir, Vía
Digital recurre a la demanda de
televisión basura por un sector
del público para justificar su
conversión en el principal sumi-
nistrador del planeta de teleba-
sura paranormal.
Esta iniciativa demuestra,
una vez más, que las televisio-
nes públicas españolas no son